Capítulo 15. En pos del destino.
Paola y Lily llegaron al atardecer a la prefectura de Saitama. El viaje había sido largo pero aun así las chicas debían buscar todavía la casa del lavacoches. Perdón, de Ken (es lo mismo XD).
- ¿Vive muy lejos?.- preguntó Paola a Lily, algo cansada.
- ¿Quién?.- preguntó Lily, distraída.
- No estaré hablando del Dalai Lama.- gruñó Paola.- Hablo de Ken.
- Ah, el Lavacoches.- murmuró Lily.- No, ya no estamos lejos.
- Ya no lo llames lavacoches.- gruñó Paola.
- ¡Qué mal genio!.- rió Lily.
Las chicas caminaron por las calles de la ciudad. Las personas las miraban al pasar, ya que llamaban mucho la atención un par de chicas como ellas.
- Ojalá lo pueda hacer regresar.- murmuró Paola para sí misma, más que para alguien más.
- Regresará.- afirmó Lily.- Lo sé.
- ¿Cómo estás tan segura?.- cuestionó Paola.
- Porque aunque no lo quiera admitir, Ken y yo nos parecemos más de lo que quisiera reconocer.- suspiró Lily.- Y es por eso que entiendo hasta cierto punto el por qué abandonó la Selección y el que va a regresar con toda seguridad.
- Espero que tengas razón.- musitó Paola.
Mientras tanto, en el dojo, Ken escuchaba la canción que tenía puesta la vecina en el estéreo.
Y solo porque tú...
Me cambiaste por unas monedas...
"Vaya, que deprimente", pensó Ken. "Que la chica que amas te cambie por alguien rico... Como me pasó a mí".
"¿De qué hablas?", protestó una voz en la mente de Ken. "Paola no te cambió por ese futbolista pretencioso. Tú lo diste por hecho, pero si recuerdas, ella lo rechazó".
- ¿Pero qué no es obvio?.- le dijo Ken a la voz de su mente.- Al final terminará por convencerse y aceptará a ese futbolista. Y entonces ellos se convertirán en los nuevos David y Victoria Beckham... Y ahora que lo pienso, los dos tienen el tipo...
"Si Paola te escucha decir eso, muy seguramente te golpeará".
- Valdría la pena el golpe.- murmuró Ken.- Con tal de volverla a ver...
Ken salió a la calle y miró a la gente pasar. De pronto, por la esquina aparecieron las dos personas que menos se imaginó ver por esos rumbos: Paola y Lily. Mentira, las últimas dos personas a quien hubiese esperado ver serían Genzo y el entrenador Gamo, pero de todas maneras Lily y Paola no tenían nada que hacer por ahí.
Y mientras Ken trataba de averiguar qué podían estar haciendo esos dos, Paola llegó hasta él y le dio un buen golpe en la cara.
- ¡Oye!.- protestó Ken, ofendido.- ¿Estás loca o qué?
- ¿Para qué haces preguntas obvias?.- musitó Lily.- Si bien que sabes que está bien loca.
- Loca tu abuela.- replicó Paola.- ¿De parte de quién estás?
- Tuya, supongo.- dijo Lily.
- Bueno, ¿quieren decirme qué rayos hacen aquí y por qué demonios me golpearon?.- cortó Ken, enojado.
- Ah, no, yo no te golpeé.- replicó Lily.- Fue Paola.
- ¡Pero aun así me dolió mucho!.- protestó Ken.
"¿No que no te hubiese molestado que Paola llegara a golpearte siempre y cuando tuvieras el gusto de volver a verla?", preguntó con ironía la voz de su mente.
- Te golpeé porque te lo mereces.- gruñó Paola- ¿Por qué rayos abandonaste a la Selección?
- ¿Cómo te enteraste?.- cuestionó Ken.
- O sea, salió en todos los noticieros.- Lily puso cara de "hello con tu helo".- ¿Crees que el abandono de la Selección por parte de uno de los porteros no iba a ser noticia?
- Supongo que sí.- suspiró Ken.- Pero aun no me dicen qué rayos están haciendo aquí.
- Vinimos por ti.- explicó Paola.- Para llevarte de las orejas al campamento otra vez.
- No pienso regresar.- replicó Ken.- Soy karateca y mi deber es estar en este dojo y hacerme cargo de él, como es mi destino.
- ¿Y qué hay de tus sueños de ser futbolista?.- cuestionó Lily.- También podría ser tu destino.
- Lo siento, pero ya tomé mi decisión.- negó Ken.- Lamento que hayan venido hasta acá a perder el tiempo.
En ese momento, la madre de Ken hizo acto de presencia.
- Hijo, ¿en dónde quedaron tus modales?.- lo regañó.- ¿Por qué no has invitado a esta par de jovencitas a pasar a la casa a tomar un poco de té? ¡Ah! ¡Lily!
- Hola, señora Wakashimazu.- sonrió la mexicana.- ¡Cuánto tiempo de no verla!
- ¿Cómo has estado?.- la señora abrazó a Lily.- ¡Pero mira cómo has crecido! Ya eres toda una mujer.
- Gracias.- sonrió Lily.
Paola miraba la escena con cierta curiosidad y de repente se puso algo nerviosa. Ken la miraba con disimulo, la chica se veía muy linda, como siempre... Ella se dio cuenta de que él la miraba, lo que la puso más nerviosa todavía.
- ¿Y quién es esta hermosa joven?.- preguntó la madre de Ken, mirando con detenimiento a Paola.
- Ella es Paola Wakabayashi.- presentó Lily.- La prima de mi novio.
- ¡Oh! ¿Tienes novio, Lily?
- No realmente, pero algo así...
- Mucho gusto, señora.- Paola hizo una reverencia de noventa grados, la cual indicaba mucho respeto.- Es un placer.
- Igualmente, querida.- sonrió la señora.- Y se ve que tienes el puño fuerte, a juzgar por la manera en que golpeaste a mi hijo.
- ¿Me vio hacerlo?.- Paola se puso coloradísima y quiso que se la tragara la tierra.- ¡Lo lamento muchísimo!
Se escuchó un ruido ahogado, como si Lily hubiese querido evitar el soltar una risilla. Ken hizo una mueca.
- No tienes por qué disculparte.- sonrió la señora Wakashimazu.- Se lo tenía bien merecido. Yo misma se lo hubiera dado, pero no se habría visto bien por ser mi hijo.
- ¡Mamá!.- protestó Ken.
Y ahora sí, Lily soltó la carcajada.
- Pero pasen por favor.- pidió la mujer.- Pasen a tomar el té.
Todos entraron a la casa. Lily recordó el sitio, el cual era acogedor y estaba amueblado de manera sencilla, cosa que siempre le gustó a ella. La señora sirvió un té que resultó ser un tanto cargado para Paola. La señora Wakashimazu se sospechaba el motivo de la visita de las muchachas, no le pasó desapercibido el apellido Wakabayashi, pero optó por no decir nada. Ella también presentía que no iba a servirle de mucho el intentar convencer a su hijo de animarse a tomar una decisión que quería tomar pero que no se atrevía a hacer. La mujer prefirió dejar que sus dos invitadas se encargaran del caso...
- Es muy tarde ya, ¿tienen en donde dormir?.- preguntó la señora Wakashimazu, después de un rato.
- No.- negó Lily.- Tenemos poco de haber llegado y nos vinimos directamente para acá.
- Ya veo.- asintió la señora.- Entonces lo mejor será que pasen la noche aquí.
- ¿Aquí?.- exclamaron Ken y Paola, sorprendidos.
- Todavía está tu antigua habitación, Lily.- anunció la señora Wakashimazu, ignorando las exclamaciones de los otros dos.- Y puedo mandar poner un futón extra.
- Gracias, señora.- sonrió Lily, al tiempo que los otros dos se miraban de reojo.
El padre de Ken regresó de su visita con el doctor (después de la neumonía, su salud no volvió a ser como la de antes) y se alegró mucho de volver a ver a Lily, aunque seguía preguntándose quién rayos sería la otra joven de los llamativos ojos verdes, pero también optó por no hacer preguntas, sobre todo cuando su señora le dio una patada disimulada. A la hora de acostarse, Lily y Paola miraron los futones que estaban colocados en el piso de la que había sido la habitación de Lily.
- ¿Dormiremos en eso?.- preguntó Paola.- Nunca me han gustado mucho los sacos de dormir.
- No son sacos de dormir, son futones.- replicó Lily.
- ¿Qué diferencia hay?
- Ninguna, la verdad.
Las chicas se prepararon para dormir. Paola se fue a lavarse los dientes y Lily le llamó por teléfono a Genzo.
- ¿Hola?.- respondió el portero.
- Hola, corazón.- dijo Lily, risueña.- ¿Cómo estás?
- Mejor desde que oigo tu voz.- confesó Genzo.- ¿Llegaron bien a Saitama?
- La verdad, te estoy hablando desde Okinawa.- mintió Lily.- No sé como, pero Paola y yo terminamos en un barco pesquero que va rumbo a China...
- ¿QUÉ DICES?.- Genzo se paró de un brinco de la cama.
- ¡Caíste!.- Lily rompió a reír a carcajadas.- Perdóname, no me pude resistir.
- Por eso, te la voy a cobrar caro.- gruñó Genzo, tumbándose nuevamente sobre la cama.
- ¿Ah, sí? ¿Y cómo me la vas a cobrar?.- preguntó Lily, provocativa.
- Ni te diré, pero nada más te advierto que cuando te tenga en mis brazos no te me vas a escapar.- aclaró Genzo.
- Eso lo quiero ver.- rió Lily.- En fin, no te preocupes, estamos en Saitama, en casa de Ken, en la que fue mi antigua habitación.
- ¿Paola está contigo?.- quiso saber Genzo.
- No, se me cayó de la bolsa cuando me bajé del tren.- bufó Lily.- Claro que está conmigo, tonto.
- ¿Me estás diciendo que mi prima y mi rival, los cuales están perdidamente enamorados, están bajo el mismo techo?
- Si no pasó nada en tu casa, no va a pasar nada en la casa de los padres de Ken.- replicó Lily.
- Buen punto.- anotó Genzo.
- Trataremos de hacer que Ken vuelva a la Selección.- dijo Lily.- Trataremos de tardarnos lo menos posible.
- El partido contra Alemania es mañana.- recordó Genzo.
- ¿Sigues muy lastimado?.- preguntó Lily, preocupada.
- No mucho.- mintió Genzo.- Pero tenía la esperanza de que Wakashimazu regresara antes... No te preocupes. Yo puedo solo con Schneider.
Lily sabía que Genzo estaba más lesionado de lo que él quería reconocer, y lo sabía porque lo conocía muy bien. Lástima que ya no habría tiempo de convencer a Ken... O quizás sí...
- Debo colgar.- dijo Genzo.- Aunque no quisiera.
- Iré pronto a verte.- dijo Lily.- Lo prometo.
- Te estaré esperando.- dijo Genzo.- Porque hay algo que debo decirte...
- ¿Qué es?.- preguntó Lily, curiosa.
- Eso debo decírtelo frente a frente.- murmuró Genzo.- No por teléfono... Cuídense mucho, por favor... Te necesito.
- Y yo a ti.- confesó Lily.- Cuídate tu también.
Ella colgó el teléfono. Se preguntó el por qué Paola se tardaba tanto en volver y entonces Lily escuchó pasos en la azotea... Literalmente. Y supuso que Ken y Paola estaban ahí... La mexicana sonrió, apagó las luces y se acostó en su futón, dejando que la germano-japonesa se encargara del caso.
- Solo espero que de verdad se porten bien.- murmuró Lily, antes de quedarse dormida.- No vaya a ser que se les ocurra comerse la torta antes del recreo en la casa de los señores Wakashimazu y entonces me van a dejar mal parada con ellos y con Genzo...
Al salir del baño, Paola miró que Ken salía de su habitación rumbo a quien sabe donde. Paola no aguantó la curiosidad y lo siguió... Ella vio que él subió a la azotea y se decidió a seguirlo. La luna estaba llena, en todo su esplendor, y en el aire se percibía el aroma de los cerezos en flor...
- ¿Vienes a aullarle a la Luna?.- preguntó Paola, en voz baja.
- Ésa es frase de Lily.- rió Ken.- ¿Qué haces aquí?
- Lo mismo te iba a preguntar.- sonrió Paola, sentándose en la azotea a un lado de él.- Hablando en serio, ¿por qué te fuiste de la Selección?
- Porque no vale la pena que esté ahí.- respondió Ken, sin mirarla a ella.- No pude derrotar a Wakabayashi, no demostré mi valía.
- Mira, tu valía no la vas a demostrar con una sola prueba.- replicó Paola.- ¿Y qué si Genzo te derrotó? Fue solo una prueba, pero no por eso debes dejarte vencer. Mira, te he visto entrenar, sé que tienes cualidades y a juzgar por el entusiasmo que pusiste, sé también que te gusta mucho el sóccer. Se nota que es tu sueño.
- Quizás lo sea.- admitió Ken.- Pero ahora mi lugar está aquí, con mi padre. Él desea que me quede aquí a hacerme cargo del dojo.
- Mira, si tu padre te quiere, como muy seguramente así es, querrá que cumplas tus sueños. Si le explicas que deseas regresar a la Selección, él va a comprender y te dará su aprobación. La Selección te necesita y lo sabes. Y sabes también que tu destino está allá.
Ken miró a Paola por algunos momentos y después sonrió.
- ¿Por qué estás haciendo esto?.- preguntó él.
- ¿Haciendo qué cosa?.- ella fingió demencia.
- ¿Por qué viniste hasta acá desde Tokio con el único propósito de convencerme de volver?
- Porque sé que puedes llegar a convertirte en un buen portero si te lo propones.- respondió Paola.
- O quizás es por otra cosa... .- aventuró Ken.
- Quizás.- aceptó Paola, mirando a Ken con una ternura que nunca se había visto en ella.- Pero eso tendrás que descubrirlo tú.
Ken se acercó lentamente a Paola, con temor de que ella lo volviera a rechazar, pero esta vez ella no se apartó. Paola dejó que Ken la besara, al principio con timidez y después con más intensidad.
- Voy a regresar a Tokio.- anunció Ken.- El partido contra Alemania es mañana y quiero enfrentarme a los alemanes.
- ¿Y cómo vamos a llegar a tiempo?.- cuestionó Paola, con una sonrisa.
- Sale un tren a la medianoche.- dijo Ken.- Tenemos tiempo.
Ken y Paola despertaron a Lily, la cual casi los manda a freír espárragos al queque, hasta que Ken gritó, emocionado, que iba a volver a la Selección. Los jóvenes se prepararon para partir. Ken dejó una carta a sus padres, pero justo cuando ellos iban saliendo de la casa, el padre de Ken apareció en la puerta.
- Hijo mío.- dijo el señor Wakashimazu.- ¿A dónde vas?
- Perdóname, padre.- dijo Ken.- Pero debo regresar con la Selección. Ahí está mi sueño y debo ir tras él. Sé que deseas que me haga cargo del dojo, y lo haré, quiero hacerlo, pero antes de eso deseo conquistar mi otra pasión: el fútbol. Te prometo, padre, que volveré para hacerte sentir orgulloso.
El señor Wakashimazu no dijo nada, se limitó a mirar a su hijo por largo rato.
- Hijo mío, deseé por muchos años el que volvieras.- dijo el señor, después de un rato.- Durante mucho tiempo no supe por qué te habías ido, hasta que por fin comprendí que tu verdadero motivo de fuga fue la búsqueda de tu sueño... Pero de eso acabo de darme cuenta ahora, que te he visto cómo anhelas regresar a Tokio. Hijo, de verdad deseé que volvieras a mí y que no te fueras nunca, pero me he dado cuenta de que no puedo apartarte de tus sueños... Ve a Tokio, regresa a la Selección y hazme sentir mucho más orgulloso de lo que ya me siento por ti ahora.
Ken abrazó con fuerza a su padre.
- Gracias, papá.- dijo Ken, muy conmovido.- Volveré.
- Y te estaré esperando.- dijo el señor Ken, con una sonrisa.
- Te estaremos esperando.- apoyó la señora Wakashimazu, quien había estado escuchando todo.
Ken abrazó a su madre, antes de salir de la casa con Paola y Lily. La señora Wakashimazu se acercó a Paola y la abrazó.
- Bienvenida a la familia.- le murmuró la señora al oído.
Paola se puso muy roja. Ella, Ken y Lily partieron por la solitaria calle, en pos del destino.
Notas:
- La canción que escuchó Ken la canta Pepe Aguilar y se llama "Directo al Corazón".
- Un futón es ese tipo de saco dormir o de cama especial que usan los japoneses.
- Bueno, ahora sí, si los cálculos no me fallan, el próximo capítulo será el último... Si no me fallan los cálculos...
- ¿Se han dado cuenta de que la madre de Ken es un tanto chismosa? XD.
- No se pueden quejar, no he tratado tan mal a Ken…ne.
