Capítulo 16. Luchando juntos por un mejor mañana.
Eriko ya había tomado su decisión. Esa misma mañana había hablado por teléfono con su agente y le comunicó lo que ella había decidido y ya no había marcha atrás. Ahora, solo faltaba el decírselo a Taro...
- Buena suerte, señorita Eriko.- dijo Mine.- Solo recuerde que el amor verdadero siempre triunfa.
- Gracias, Mine.- sonrió Eriko.
El estadio estaba a reventar. La Selección Japonesa se enfrentaría a la Selección Alemana en un partido amistoso y todos estaban ansiosos por ver qué papel harían los muchachos que el entrenador Minato Gamo había convocado.
- ¿Cómo están tus manos?.- preguntó Misaki a Wakabayashi.
- Mejores.- respondió Genzo, llanamente.
- ¿Estás seguro de que puedes jugar?.- cuestionó Tsubasa.
- Solo mírame.- respondió Genzo.
Los jugadores salieron a la cancha. Schneider miró a Genzo de forma retadora. Genzo le devolvió el gesto. Los capitanes de ambos equipos se dieron la mano y después el partido inició con saque por parte de los alemanes. Schester le pasó el balón a Schneider y él comenzó a burlar a los japoneses.
- ¡Vaya que es rápido!.- comentó Jitto.
- ¡Eso ya lo sabías!.- gritó Genzo.- ¡Márquenlo!
Misaki no pudo quitarle el balón al alemán, pero al menos hizo que disminuyera su ritmo. Hyuga se le enfrentó, pero Schneider lo burló con mucha facilidad.
- Maldito, ya verás.- amenazó Kojiro.
Karl llegó frente a la portería de Genzo, lanzó el balón y... Wakabayashi detuvo el disparo.
- ¡Portero, portero, portero!.- coreó la porra japonesa.
- ¡Bien, Wakabayashi!.- gritaron varias jovencitas emocionadas.
Genzo sabía que la que él quería no se encontraba entre ellas y deseó que Lily, Ken y Paola pudieran llegar a tiempo al partido.
Y mientras tanto, los otros tres aun se encontraban en el tren rumbo a Tokio, el cual había sufrido un retraso por culpa de la incipiente lluvia que comenzó a caer por la madrugada. Incipiente lluvia que después se convirtió en un gran chaparrón (no sé por qué les llaman "chaparrones", de eso no tienen nada). Sin la lluvia, los jóvenes hubiesen podido llegar a tiempo al partido, pero con la lluvia tendrían suerte si conseguían llegar al medio tiempo. Paola estaba poco menos que histérica.
- ¿Te quieres tranquilizar?.- pidió Lily, enfurruñada.- No ganas nada con pasearte como león enjaulado, el tren no va a avanzar más rápido así.
- El partido debe estar a punto de comenzar.- replicó Paola.- ¿No te preocupa?
- Me encantaría el poder ver jugar a Genzo, pero me preocupa más el hecho de que sus manos estén bien.
Ken sonrió, pero no dijo nada. Él también estaba impaciente por llegar.
- Por si no lo recuerdas, es el segundo viaje que hago en menos de 24 horas.- gruñó Paola.
- ¿Y eso qué? Yo venía contigo, ¿lo recuerdas?.- replicó Lily.
- Llegaremos en treinta minutos a Tokio.- anunció el cobrador.- Y disculpen ustedes la tardanza.
- Los jugadores salen a la cancha.- dijo un comentarista a través del radio que llevaba un pasajero.- Por parte de Alemania están los jugadores Dieter Müller y Franz Schester y no se olviden del Káiser, el gran Karl Heinz Schneider...
- Vaya con mi ex.- musitó Paola.- Más le vale a Genzo ponerlo en su lugar.
- Escuché que Schneider ya está interesado en alguien más.- comentó Lily.- No creo que siga interesado en ti.
Paola la miró con cierto enojo y Lily sonrió por lo bajo. Ella esperaba que Genzo no saliera más lesionado... Pero la desgracia era que los disparos de los alemanes estaban amenazando con destrozarle las muñecas a Wakabayashi. Él ya había detenido al menos cuatro tiros potentes de Schneider y otros tantos más de Kaltz y Schester. A Genzo le dolían tanto las muñecas que se esforzaba para que las manos no le temblaran.
- ¿Genzo, están bien?.- preguntó Taro, preocupado.- Te noto pálido.
- Estaré bien.- dijo Genzo, con una mueca.
- Deberías pedir tu cambio.- sugirió Ishizaki.
- De ninguna manera.- se negó Genzo.- Voy a resistir hasta el final.
Schneider siguió atacando, y Genzo se limitó a desviar los tiros. La defensa japonesa estaba dispuesta a proteger a su portero.
- Confíanos el balón a nosotros, Wakabayashi.- dijo Misugi.- Nosotros nos encargaremos de los rebotes.
Pero aun así, a los nipones les estaba costando mucho trabajo mantener el marcador en ceros y las muñecas de Genzo ya no soportarían tanto embate por mucho tiempo...
- No creas que vas a poder desviar los disparos por siempre.- replicó Schnieder.- Te he de anotar un gol.
- Ni lo sueñes.- gruñó Genzo, atrapando el balón en el aire.
Faltaban quince minutos para el medio tiempo. Genzo volteó hacia la banca, en donde Gamo le hizo una seña. Wakabayashi negó con la cabeza y siguió jugando. No iba a dejar el partido tan fácilmente.
- El portero Wakabayashi hace saque de meta.- decía el comentarista.- Taro Misaki se hace con el balón y se combina con Tsubasa Ozhora y Aoi Singo para lanzarse al ataque... Burlan a los alemanes... Misaki le pasa el balón a Tsubasa... Éste tira... ¡Y el disparo es detenido por el gigante arquero alemán!
- Demonios.- gruñó Paola.- Pudo haber sido un gol.
- ¿Desde cuándo estás interesada en el fútbol?.- rió Lily.
- Cállate.- gruñó Paola.
- Karl Heinz Schneider recibe el pase de Müller, el delantero se lanza al ataque, burla a todos los defensas, esquiva la barrida de Tsubasa, esquiva la finta de Hyuga... Schneider y Wakabayashi están frente a frente... ¡Y el portero nipón detiene el tiro potentísimo de Schnieder! ¡Qué atajada! Pero esperen... ¡Parece ser que Wakabayashi se ha lesionado!
- ¡No puede ser!.- gritó Lily.- ¡Genzo!
- Demonios.- gruñó Ken.
- Prepárense.- anunció el cobrador.- Estamos entrando a la estación de Tokio.
Al bajar del tren, Paola, Ken y Lily salieron a todo correr en busca de un taxi. El taxista reconoció a Ken y a Lily, e iba a comenzar a hacer un alboroto cuando Paola lo calló.
- ¡Pero si usted es Lily Del Valle!.- exclamó el taxista.- ¡Y usted es Ken Wakashimazu, el portero que abandonó la...!
- Cállese y llévenos al estadio. ¡Cuanto antes!.- ordenó Paola.
- Sí, señorita.- murmuró aturullado el chofer.
Pero el tráfico estaba insoportable. Los minutos corrían y los jóvenes sentían que no iban a llegar a tiempo. El taxista estaba escuchando el partido y Ken, Paola y Lily contenían el aliento cada vez que Alemania se acercaba a la portería de Japón.
- Ya no lo soporto más.- Lily al fin perdió la paciencia.- Tengo que ver cómo está Genzo.
La chica se bajó del taxi y salió a todo correr rumbo al estadio, el cual ya no se encontraba tan lejos. Ken y Paola se miraron por varios segundos y después se decidieron a imitar a Lily.
- Aquí tiene.- Ken le arrojó un billete al taxista.- Aquí nos bajamos, muchas gracias.
Ken y Paola, a pesar de ser bastante rápidos y de estar en excelentes condiciones físicas, no podían darle alcance a la mexicana. Tal parecía ser que la preocupación por Genzo hacía que la chica corriera como desesperada, aunque al final Lily tuvo que esperar ya que no pudo entrar al estadio por falta de boleto. Sin embargo, cuando Ken llegó y mostró su credencial de integrante de la Selección, los guardias los dejaron pasar a él y a las chicas. Cuando los tres llegaron a la banca (ya, supongo que si Paola y Lily están con Ken podrán pasar hasta allá), Schneider estaba atacando por quien sabe cuanta vez la portería de Genzo. Tsubasa y Hyuga habían intentado perforar la portería de Müller, pero el gigante había rechazado todos los tiros.
- ¡Vamos, Genzo!.- gritó Lily.- ¡Tú puedes!
Él alcanzó a escuchar el grito de Lily, volteó hacia la banca y al verla a ella, sonrió... Y también se dio cuenta de que Paola y Ken estaban ahí, cosa que mejoraba todo.
- ¡Ahora verás, Wakabayashi!.- gritó Karl.- ¡Te anotaré con mi Non Fire Shoot!
El alemán disparó. Genzo se lanzó con todo y... Por primera vez, él consiguió detener el tiro de Schneider, aunque sus manos comenzaron a sangrar. Ni Schneider ni el resto de los jugadores ni los aficionados se lo podían creer. ¡Wakabayashi había detenido el mejor tiro del gran Káiser!
- ¡Genzo!.- gritó Lily, angustiada, ya que él estaba malherido.
El primer tiempo llegó a su fin. Los jugadores regresaron a la banca y Lily se le dejó ir a Genzo.
- ¿Estás bien?.- preguntó ella, muy preocupada.
- No del todo.- tuvo que admitir Genzo, con una mueca de dolor.
- No creo que puedas continuar.- anunció Gamo.- Tendré que reemplazarte.
- Pero solo yo puedo detener a Schneider.- replicó Genzo.
- Déjame intentarlo.- pidió Ken, en esos momentos.
Los jugadores y el entrenador, sorprendidos, voltearon a ver al muchacho. Éste los confrontó a todos con la sinceridad reflejada en sus ojos.
- Les pido a todos que me perdonen por haberlos abandonado.- pidió Ken.- Me comporté como un cobarde y un idiota. Pero un ángel me ha hecho ver que éste también es mi sueño y que quiero cumplirlo al lado de ustedes. Les pido que me dejen jugar el segundo tiempo en el lugar de Wakabayashi, entrenador, compañeros...
Gamo caló a Ken con la mirada.
- Bienvenido.- dijo él, después de un rato.
- Más te vale que acabes con Schneider.- dijo Genzo, al tiempo que Lily le envolvía las manos con vendas.
- Así será.- asintió Ken.
El segundo tiempo comenzó. Esta vez, los japoneses no lo pensaron mucho y se lanzaron al ataque. Tsubasa y Taro no estaban dispuestos a permitir que los alemanes ganaran el partido. Tsubasa se enfrentó a Schester y le robó el balón.
- ¡Misaki!.- gritó Tsubasa.- ¡Es todo tuyo!
Taro se lanzó al ataque y esquivó a cuanto alemán pudo. Le regresó el balón a Tsubasa, quien se lo pasó a Hyuga. Müller no sabía qué esperar, así que se lanzó para detener un posible disparo de Kojiro, pero éste le pasó a Misaki el balón, quien agarró descolocado al portero alemán y anotó un estupendo gol.
- ¡Bien hecho, Taro!.- gritó Eriko, muy emocionada.- ¡Te amo!
Misaki festejó con sus compañeros y desde la banca, Genzo, Paola y Lily festejaron también.
- Creí que no te gustaba el sóccer.- le comentó Genzo a Paola, sorprendido.
- Cállate tú también.- gruñó Paola.
- ¿Cómo es que ustedes dos están aquí?.- preguntó Tamotsu a las dos intrusas.- ¿Quién las dejó entrar?
Lily y Paola fingieron que estaban tan interesadas en el partido como para no escuchar la pregunta. Mientras tanto Schneider recibió el balón de parte de Müller y se dispuso a anotarle a Ken. El alemán corría tan rápido que nadie lo podía alcanzar. Karl burló a todos los defensas, se perfiló y disparó, y aunque Ken se lanzó no pudo detener el disparo. Los alemanes festejaron el gol, pero Schneider estaba eufórico.
Genzo le hizo una pregunta con la mirada a Lily y ésta le respondió con un movimiento afirmativo de cabeza. Genzo suspiró, resignado. El partido se reinició. Para no hacérselas tan larga, porque creo que ya extendí y se me acaba el tiempo reglamentario para escribir, Schneider siguió atacando la portería defendida por Ken, pero conseguía desviar los disparos, aunque con mucho esfuerzo. Cuando faltaban siete minutos para el final, el alemán volvió a tomar el balón e intentó un último ataque. Wakashimazu se la jugó cuando Schneider disparó, se aventó contra los postes de la portería, como ya era una costumbre en él, y se lanzó a atrapar el balón... Ken lo detuvo, pero el tiro tenía mucha potencia y amenazaba con meterlo a la portería... Pero Ken se agarró del poste superior y se detuvo justo en la línea del gol.
- ¡Eso es todo, Wakashimazu!.- gritó Genzo.
- Yo te dije que tú podías.- sonrió Paola, feliz.
- Muy bien hecho, hijo.- dijo el señor Wakashimazu, quien veía el partido con su esposa desde su casa.
- Estamos orgullosos de ti.- comentó la señora Wakashimazu.
El karateca le dio el balón a Hyuga. Los japoneses se fueron al ataque y justo cuando estaba por acabarse el partido, Tsubasa consiguió burlar a Schneider (quien había regresado para defender) y a Müller y anotó el gol que decidió el partido. Algarabía general en todas partes. Los japoneses se abrazaron, bailaron, festejaron. Una chica saltó a la cancha, burlando la seguridad, y se lanzó a besar a Genzo en la comisura de la boca. Lily, enojadísima, se acercó a ellos, separó a la chica con violencia, abrazó a Genzo y le dio un beso tan apasionado que dejó al portero viendo estrellas. Cuando Lily lo soltó, ella volteó a ver a la chica con una sonrisa de satisfacción. La muchacha le lanzó una mirada de profundo odio a la mexicana.
Por su parte, Eriko también consiguió llegar a la cancha, usando sus influencias. Taro estaba abrazado de Tsubasa, así que no la vio venir, pero Tsubasa sí...
- Misaki, creo que te buscan.- comentó Tsubasa.
Taro soltó a su amigo y, sorprendido, vio a Eriko acercarse a él.
- Solo quiero decirte algo antes de que me arrepienta.- pidió Eriko.- Por favor, escúchame.
- Adelante.- invitó Taro.
- Te amo.- dijo Eriko.- Siempre te he amado y soy una idiota por haber puesto mi carrera antes que a ti. Eres lo mejor que me ha pasado, lo más increíble, y quiero que sepas que rechacé un papel muy importante para mi carrera porque estoy dispuesta a dejarlo todo con tal de estar contigo.
Taro contempló a Eriko sin decir nada. Ella estaba temblando de miedo, la gran Eriko, la que nunca se había sentido intimidada por nada...
- Perdóname, fue una estupidez, yo no debí... .- comenzó a decir Eriko, pero antes de que ella pudiese terminar, Taro la abrazó y la besó dulcemente.
- Tienes mucho que corregir.- murmuró Taro, bromeando, cuando la soltó.- Pero para que veas que soy muy bueno, te daré otra oportunidad.
Ambos rieron, felices, para después volverse a abrazar y besar. Y por parte de Ken... Bueno, pues cuando él regresó a la banca, lo esperaba una Paola muy sonriente.
- Jugaste muy bien.- dijo ella.
- Gracias.- asintió Ken.- Pero aun no sé si logré vencer a Schneider en lo que más me interesa ganar...
- ¿Y tú qué crees?.- murmuró Paola, mirándolo a los ojos.- Y de todos modos lo mío con Schneider está más que muerto, de hecho nunca hubo amor real entre nosotros, sólo fue un pasatiempo de niños. Aunque te advierto que yo no soy un trofeo por el cual puedas competir, ¿eh?
- Eso me queda muy claro.- sonrió Ken.
Ambos se besaron por largo rato, hasta que Genzo los interrumpió.
- ¡Ey, Wakashimazu!.- gritó Genzo.- ¡Más te vale que trates bien a mi prima!
- Lo haré.- dijo Ken, muy serio y esperando alguna especie de pelea por parte de Genzo.- No te preocupes, Wakabayashi, la voy a hacer muy feliz.
- Más te vale.- gruñó Genzo.- Y otra cosa más...
- ¿Qué cosa?
Genzo y Ken se miraron fijamente. Lily los miraba, sonriente. Paola estaba a la expectativa.
- Bienvenido de vuelta, amigo.- Genzo le extendió la mano.- Es momento de que pelemos hombro a hombro por nuestros sueños.
Ken, sonriendo también, le estrechó la mano a Genzo, mientras que el estadio entero celebraba la victoria del equipo del mañana.
Fin.
Notas:
- Bueno, pues al fin terminé, lo siento si fui algo directa en algunas partes, pero sentí que ya estaba dándole demasiadas vueltas al asunto.
- Pero aun falta el epílogo, falta algo muy importante que Ken debe descubrir todavía.
