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Después de que se separaron de los demás, las tres Hyuga fueron caminando hacia la residencia del clan.
- Hermana, que hiciste para distraer así a Naruto - La Hyuga mayor bien roja se acercó a susurrarle algo a su hermana y así no escuchara la menor. Hanabi se tuvo que detener de la impresión para luego alcanzarla y enlazarla del brazo – que guardado te lo tenías, eres toda una pervertida.
- Sabía que tenía que desenfocarlo de alguna manera para poder ganar. Y no es que sea una pervertida, es que soy una buena esposa que tiene que relajar a su marido después de un día estresante – contesto, mirando hacia el frente con las mejillas coloradas y una mirada de orgullo y picardía.
- Pervertida. No te molesta si copio tu técnica super especial para distraer al Sarutobi escurridizo cierto?
- Hermana! Eres la líder del clan. Debes dar el ejemplo.
- Que? Puedo ser la líder y también una chica….. además me gusta y creo que le gusto pero no se atreve a dar el paso. Tal vez si lo incentivo un poco, a mí también la genética Hyuga me favoreció con grandes mgmghn …. Que? – mientras retiraba las manos de su hermana de la boca.
La Hinata menor estaba toda roja. Si bien se alegraba ver que la relación con su hermana había mejorado, el tema la incomodaba mucho.
Al llegar a la casa Hyuga, Hanabi entro saludando amablemente a los guardias, los que llamo mucho la atención de la menor.
- Los guardias son de la rama principal? – pregunto la genin.
- No – respondió Hanabi – El clan ha cambiado mucho en estos años. Después de asumir el liderazgo del clan tome algunas decisiones. Lo primero que hice fue eliminas las ramas, ya no hay ni principales ni secundaria y como la rama secundaria ya no existe tampoco lo hace el sello. Hubo bastante resistencia de los ancianos del consejo, pero ser la cuñada del hokage tiene sus beneficios – sonrió pícaramente.
Una lagrima de alegría corría por la menor – Neji debe estar muy feliz con ello – recordando lo que le dijo en su pelea hace solo unos días.
Las dos mayores se miraron tristemente y le dijeron – Ven, acompáñanos. Tienes que ver algo.
Caminaron por los pasillos hasta llegar a una habitación cerrada, junto al patio central. En su interior se podía ver varias fotos de Hyugas. Justo en frente de la entrada había una foto más grande, flanqueada por dos palitos de incienso quemándose. La foto era de Neji Hyuga.
- En la cuarta guerra él fue el comandante de las fuerzas Hyugas. Luchábamos contra un enemigo casi invencible. Estábamos todos luchando, y cuando te digo todos es porque éramos todos, la hoja, la arena, la roca, la neblina y rayo, y sin embargo estábamos siendo derrotados. Papá, Neji y yo estábamos designados a cuidar a Naruto, pero fuimos sorprendidos por un ataque. Yo solo lo protegí con mi cuerpo y estaba decidida a morir por él, pero Neji me protegió a mi….. siempre he pensado que si hubiera sido más fuerte no hubiera sido necesario que el me protegiera, el podría seguir vivo.
El PAF de una cachetada se escuchó muy fuerte por el eco de la habitación.
- Nunca digas eso. Neji murió feliz protegiéndote porque te amaba. Eras más valioso para él que su propia vida.
Hinata genin no podía entender eso. Para ella solo había pasado unos pocos días desde la paliza que su primo le había dado, donde casi la había matado. Hanabi se dio cuenta y le dijo
- Cuando fueron tus primeros exámenes chunin, papá me llevo a ver los combates. El primer combate fue entre Neji y Naruto, el prodigio vs el bocón. El resultado era más que obvio. Durante el combate Naruto le prometió que el cambiaría el destino del clan. Y realmente lo hizo. Después de que papá fue a verlo a la enfermería, Neji cambio y cada vez fue más cercano a ti, pasaron de ser solo primos a más cercanos que hermanos
- Espera, dijiste enfermería?
- Si, Naruto le gano. Que yo recuerde, solo lo golpeo un par de veces pero fue suficiente para dejarlo fuera de combate. Desde entonces Neji y tu se acercaron cada vez más. De hecho yo los envidiaba un poco, siempre entrenaban juntos siempre juntos. En cambio yo me fui quedando sola y….
Hinata mayor abrazo a su hermana. Un abrazo necesario para sanar las heridas que aun existían. La menor solo era una espectadora involuntaria.
- Discúlpame hermana nunca me imaginé que mi decisión pudiera afectar tanto nuestras vidas.
- Que decisión? De que estas hablando
- El día que padre nos hizo enfrentar, el día que me reemplazaste como heredera….. yo te deje ganar – dijo la mayor mientras la menor asentía silenciosamente.
Hanabi no sabía cómo reaccionar y contesto molesta - este no es lugar para hablar de eso - y salió hacia el patio. Ambas Hinatas se miraron y silenciosamente se pusieron de acuerdo para seguirla. La encontraron sentada junto a una de las fuentes. Hinata menor se colocó junto a ella y le tomo la mano, mientras la mayor permaneció de pie frente a ella.
- Porque? Porque lo hiciste?
- La verdad es que en ese momento no lo pensé. Solo sabía que no quería lastimarte, eres mi hermana y tenía que protegerte. Nunca me imaginé lo que iba a pasar – decía la mayor mirando al cielo.
- Además creo que desde ese día Neji comenzó a odiarme aún más. Destinado a cuidar a la inútil ex heredera – dijo la genin
- No digas eso, sabes que no es verdad.
- Es verdad – dijo la menor – tu no estuviste en los exámenes con él. De verdad me odia.
Las dos mayores se miraron y se dieron cuenta, o más bien, recordaron cuanto sufría Hinata por el odio de Neji
- Él no te odia, odiaba lo que cree que era su destino.
- Pero él se sacrificó por mí.
- Es verdad, pero si pudiéramos preguntarle te aseguro que él te diría que está feliz por ello, que lo haría de nuevo sin dudar y que está feliz que hayas hecho familia con Naruto, y seguro que te agradecería por contarles tu historia a Boruto y Himawari.
La menor escucho la respuesta y aun así respondió – Aun le tengo miedo.
Las dos hermanas se sentaron a cada lado de la menor para ofrecerle todo su amor y respaldo.
- Bueno, siempre fue de temer – contesto la mayor – Después que terminaron los exámenes y él se recuperara de sus heridas, comenzamos a entrenar juntos. Lo hicimos muy duro, juntos llegamos a nuestros límites y juntos los superamos, muchas veces me dejo bien destruida, pero gracias a él mejore – empuñando su mano para formar la cabeza de un león azul con su chacra.
- Recuerdo cuando entrenaban juntos, lo hacían por horas y después se sentaban junto a la sombra de un muro a conversar y descansar. Cuando te recuperabas le tomabas la mano y lo llevabas a la cocina, a prepararle alguno de los dulces que le gustaban
- Si – respondió la mayor, con una sonrisa al recordar a su primo – Aun lo extraño.
- Yo también.
La menor las miraba mientras ellas lo recordaban y se hizo una promesa "voy a conocerlo mejor".
- Sabes, siempre pensé que si se casaban hubieran tenido hijos muy lindos y fuertes….. auch no me pegues – le dijo a la mayor, mientras veía que se ponía roja.
A pesar del vergonzoso momento la mayor lo agradecía, había logrado romper el triste ambiente.
