Sakura genin entro a la amplia recepción mirando impresionada la gran colección de rollos y pergaminos que habían en una de las paredes.
- Impresionante no? – dijo la mujer peli castaña – es la colección medica de lady Tsunade
- Lady Tsunade?, Tsunade como la sanin? – respondió la pelirosa
- Así es pequeña – respondió la rubia mientras se acercaba a la niña – Tsunade, la sanin de las babosa, la, en tu tiempo, mejor ninja médico del mundo, quinta hokage y más importante, tu maestra.
- Me va a entrenar una sanin? Si!... por eso eres tan fuerte – dijo girándose para ver a su yo mayor – espera a que le cuente a Ino cerda.
- Bueno. respondió la mayor – ella también es pupila de lady Tsunade.
La Sakura menor la miro como si le hubieran robado el último dulce de la última dulcería del mundo, para volver a sonreír. Igual era un gran logro que un sanin te entrenara.
- Pero – dijo la pelicastaña – tu eres su sempai.
La niña la miro, parpadeo un par de veces, y una gran sonrisa, algo malvada, surgió en la cara de la pelirosa.
- La hiciste sufrir? – le pregunto a la pelirosa menor. La pelirosa mayor solo sonrió, y agrego la misma sonrisa malvada pero perfeccionada con el tiempo, la cual los medinija es formación temían tanto.
- Vaya vaya – de repente sintió una pesada mano caer sobre la cabeza – esto sí que es raro – dijo la sanin – y también me trae tantos recuerdos – dijo mientras miraba a la mayor y a la vez giraba de un lado a otro la cabeza de la menor, examinándola – definitivamente eres tu, puedo sentir tu patrón de chacra en ella.
- Oiga! – dijo la niña, sacándose de un manotazo la mano de la sanin de la cabeza.
- Desde chiquita con tu mal genio eh? – le dijo a la pelirosa mayor.
- Bueno, me he aprendido a controlar – respondió.
- Cof Cof casa – dijo Shizume. Cuando las tres se giraron a mirarla la pelicastaña continuo – mejor traeré algo para beber.
- Bueno Sakura, a que se debe tu visita. Porque no creo que hayas venido solo a recordarme lo tierna que eras de niña
- Bien lo que ….. como que "cuando eras niña"?
La rubia solo le respondió con aquella mirada que decía "aquí mando yo y se hace lo que yo diga". Aquel conjunto de mirada y sonrisa que dejaba helado al más fuerte de los jounin en su tiempo de hokage
- Bueno lo que quería pedirle es que mantuvieras controlada nuestra salud mientras los chicos estén acá.
- Está bien, pero por qué no lo haces tu?
- A los chicos y Hinata los puedo controlar yo, pero a mi misma no y quiero que ella me ayude con algo.
La Sakura menor la miro con extrañeza. Casi en forma natural los cuatro se habían unido a sus otros yo. Ahora la adulta le decía que, quizás, tenía algo en que la podría ayudar.
- Quiero que me ayudes con Sarada – comenzó la mayor – voy a comenzar su entrenamiento con el control de chacra. Ella es buena, mucho de hecho, pero puede ser mejor y que la ayude una chica de su misma edad podría hacerla mejorar. Y a ti – le dijo a la menor – entrenar conmigo y Sarada te ayudara a estar preparada para los entrenamientos de ella. En tu condición actual lo pasarías muy mal.
La menor se mostró molesta con su yo mayor. Ella sabía que no era la más fuerte de las kunoichis del mundo pero que ella misma se lo recordara no era algo muy bueno.
- mmm – se escuchó decir a la rubia.
- Que? – dijeron las dos pelirosas.
- Bueno… siempre me llamo la atención que no te desmayaras en nuestros primeros entrenamientos – les respondió a las dos Sakura, ambas con una gotita corriendo por su frente – Siempre pensé que había sido por tu control de chacra, pero podría ser esta la razón.
La Sakura mayor recordó con nostalgia aquellos agotadores entrenamiento con la Hokage, y la menor se asustaba pensando en que tan brutales podrían ser si esperaba que se desmayara. Las reflexiones de las pelirosas fue interrumpido por la rubia.
- Bueno pequeña Sakura, que te ha parecido el futuro?
Y antes que la pelirosa comenzara a contarle lo que había visto, entro Shizume con una bandeja donde traía una botella con sake, tres vaso y otro con jugo. LA niña miro mientras las otras tres se tomaban el primer vaso servido por la pelicastaña, tomándose todo de una sola vez.
- Otra de las cualidades de toda pupila de Lady Tsunade – dijo Shizume – es la gran tolerancia al alcohol.
- Estas viendo a la campeona – dijo la Sakura mayor, señalando a Tsunade – de los diferentes campeonatos de sake a lo largo de las diferentes tierras, y a los puestos segundo y tercer, y cuarto cuando nos acompaña Ino. Entre las tres nos rotamos los puestos pero aun no podemos derrotarla.
- Como acabe con estas dos? – se escuchó un murmullo desde la pelirosa. Las otras tres se giraron a mirarla – Se escuchó? – pregunto asustada. Solo la menor le respondió un si con la cabeza – aa si tengo que irme a casa – se colocó rápidamente de pie – Lady Tsunade, Sakura – luego miro a la niña – Sakura chan, tienes un camino bien duro por delante – se giró para mirar a la mayor – pero te agradezco que me hayas permitido acompañarte en él, estoy orgullosa de ti.
La Sakura menor solo atino a levantarse y hacer una pequeña reverencia – Gracias sempai.
Las otras dos que quedaron continuaron tomando sake y hablando, mientras la niña examinaba la pared llena de libros y pergaminos, notando que la mayoría eran de medicina, asombrándose que en un par de ellos su nombre salía como la autora.
- Y dime pequeña Sakura, que te ha parecido este viaje?
- Ha sido lo más asombroso de la vida. Me casé con Sasuke kun… - y comenzó a contarle lo que había visto durante el día más raro que había tenido.
Cuando termino de contarle, noto que habían tres botellas más de sake sobre la mesa, no se había dado cuenta cuando habían aparecido, ni cuál de las dos había tomado más.
- Y entonces…..pum!... la figura humanoide desapareció y ella estaba curando a Sasuke kun.
- Así que venciste dos veces al Uchiha? – Dijo la rubia, mientras la pelirosa sonreía y le mostraba dos dedos a la sanin.
- Maldición! – La rubia se levantó y se acercó a una pared vacía. Lego de hacer una rápida secuencia de manos y colocar la palma sobre la pared, una puerta pequeña apareció en ella. La sanin la abrió y de su interior saco algo.
- Maldición! – dijo de nuevo – Aquí tienes niña, mi última botella de sake de la tierra de arroz. Disfrútala.
- No dude que Ino y yo la disfrutaremos – le respondió, agregando una sonrisa.
La niña no entendía lo que pasaba. La rubia estaba de brazos cruzados mirando hacia otro lado, mientras la mayor miraba con ojos brillante su nueva botella.
- Lo que pasa – dijo Sakura – es que a lady Tsunade se le conoce por otro nombre, uno que a ella no le gusta… la legendaria perdedora – se escuchó un resoplido viniendo de la rubia.
