- Chicos, dejen a Konohamaru tranquilo.
- Si papá/hokage
Para el genin fue claro que ese "si" había sido en realidad un "no, nunca". Miro a sus nuevos amigos y vio que sus caras, bueno la del chico raro no, decía claramente que no pensaban hacerle caso al mayor.
- Niños, no molesten a su sensei – volvió a repetir el hokage – Cuando les guste una chica no les gustara que los anden molestando.
Las miradas de los chicos fueron hacia el adulto, quien comía su tercera hamburguesa. El genin vio como, después del comentario del hokage, el amigo de su futuro hijo recibió un codazo. Algo había pasado ahí y él no se había dado cuenta. Miro al adulto quien parecía no haberse dado cuenta.
- Bien, es hora de irse – dijo el séptimo. Se levanto y luego de pagar la cuenta, salieron a la calle.
Al llegar a un cruce conocido por los dos del nuevo equipo 7, mitsuki dijo:
- Aquí me desvio yo. Buenas tardes Septimo, Boruto, mini séptimo.
- Buenas tardes – respondieron padre e hijo y – hmh – agrego el genin, molesto por el "mini septimo"
Los niños vieron alejarse al otro.
- Es extraño.
- Si – dijo Boruto – pero te acostumbras – le respondió, tratando de imitar la rara sonrisa del peliblanco.
- Boruto, Naruto, Vamos – grito el adulto quien había avanzado algo – Hay que llegar a casa – Luego se giro hacia su versión menor – Tendrás la oportunidad de probar de la cocina de Hinata. Es la mejor – miro hacia adelante con un brillo en los ojos.
La aldea era mucho mas activa ahora que aquella que el genin conocía, había mas gente y esta parecía mas feliz. Tambien le llamo la atención que todos lo saludaban y nadie parecía odiarlo. Incluso el mayor se detenia para hablar con alguien y saludar a alguno de los ninja con los que se cruzaban.
- Pfff, siempre es igual. – dijo Boruto – No puede caminar tranquilo.
- "Pero eso es mejor que no poder caminar por ella porque todos te odian" pensó Naruto
El hokage giro un poco la cabeza, para mirar a su versión menor. Puede que al niño le faltaran años de experiencia de combate pero sabia lo que era el odio y el miedo. La mirada de los Naturo se cruzo, y una luz de entendimiento brillo en los dos pares de ojos. El menor hizo un movimiento de asentimiento que fue respondido por el mayor de igual manera.
Mitsuki camino alejándose de los uzumaki para ir a su departamento. Su padre le había dicho que vivir en la aldea seria interesante y tendría la oportunidad de aprender mucho, pero dudaba que aun con su sabiduría pudiera preveer esta situación.
Para llegar a su destino, tenia que pasar por un nuevo barrio comercial que se estba estableciendo en la zona. Y se había desviado para pasar frente a la tienda de mascotas para poder mirar a aquel gatito. Porque a el le gustaban los gatos y estaba buscando al perfecto.
El nuevo barrio comercial tenia de todo. Desde cine hasta clubes. Pequeños restaurantes, cafeterías librerías y mas. Y una florería, justo a la cual iba pasando en ese momento.
- Muchas gracias señora – escucho una voz familiar – espero que tenga razón y le gusten estas flores..
El peliblanco casi choco con el rápido cuerpo que iba saliendo de la florería
- Konohamaru sensei – dijo con una sonrisa, como si fuera habitual que se encontrara con su sensei saliendo de una florería con un ramo, que rápidamente fue escondido tras la espalda del mayor.
- Mitsuki! Pensé que estarías ya en tu casa.
- No, fui a comer con Boruto, Naruto y el séptimo.
- Los Uzumaki están aquí? – miro nervioso a su alrededor.
- No, nos separamos justo después de salir del restaurant.
- Bien – dijo el sensei – ve a tu casa y descansa, te lo has ganado – dijo a la vez que miraba a lo lejos, como si tuviera byakugan y pudiera ubicar a los Uzumaki. – adiós – y se fue rápido por una calle distinta a la por la que había llegado el peli banco.
- Que raro – dijo para si MItzuki. Luego miro en la dirección en que había mirado su sensei - itshiraku – pensó el peliblanco - que raro – volvió a decir mientras miraba por donde se había ido su sensei – hay muchas cosas que aun no entiendo – dijo mientras volvía a caminar rumbo a su departamanento.
Antes de llegar a casa, Naruto decidio pasar a comprar rollitos de canela. Y no habían mejores que aquellos que vendían en la pastelería de la plaza cerca de la casa. Desde años sabia que eran los favorito de su esposa y que siempre eran bienvenidos, y ahora que los genin estaban allí podría darle una ayuda a los niños a acercarse mas.
- Entremos aquí – les dijo a los menores – compraremos unos rollitos par las dos Hinatas y unos dulces para Hima.
Después de estar algunos minutos dentro del local, salieron rumbo a la plaza y así cruzarla y en pocos minutos después llegar a la casa. La plaza estaba llena de gente que comenzaba adisfrutar de la tarde. Según le había contado Shikamaru en la noche habrían artistas itinerantes y él había pensado en traer a su hija a verlos. Mientras imaginaba la carita de Hima viendo a los malabarista, magos y otros, vio entre los puesto a su pupilo caminado decididamente en dirección hacia el centro de la plaza. Y en su mano llevaba un ramo de flores.
- Vaya – pensó Naruto – Veo que ha seguido mi consejo – Sabia a Konohamaru le gustaba una chica, era obvio por lo que habían hablado los últimos días….. y también porque Moegi y Udon no paraban de molestarlo. Tambien sabia que Hanabi le diría sin dudar que si.
En otra parte de la ciudad venían avanzando las Hinata. Habian pasado por un mercado a comprar algunos ingredientes para la cena de la noche. La menor recordó su conversación anterior.
- Bueno Hinata, es hora de volver a casa.
- Volveremos al clan?
- Que? …. No, por supuesto que no. A nuestra casa.
- Nuestra casa – repitió la menor – Podre conocer a tu hijo?
- Si. Ya deben haber llegado.
Siguieron caminado en silencio, uno cómodo para ambas Hinatas. – Has escuchado eso de que a un hombre se le llega a través del estomago – la menor asintió – Bueno tenemos suerte. Naruto es un glotón, sea la edad que tenga.
La cara de la genin se volvió roja y casi perdió la conciencia. La mayor sonrio con ternura recordando aquella sensación. Quizas ya no se ponía asi de roja, pero las mariposas aun aparecianen el estomago cada vez que Naruto la besaba… y eran verdaderos pajaros enormes cuando tenían sus actividades maritales. Ni siquiera quería sabia que pasaría con la menor si siquiera imaginara las cosas que hacían cuando estaban solos.
- Te gustaría que te enseñara a hacer ramen?
- Ramen? – pensó la menor, luego imagino al genin comiendo de su ramen y asintió fuertemente.
Y ahora las dos venían saliendo del mercado con los ingredientes que necesitaría.
- Quien te enseño?
- Ayame. Llego un día al clan. Dijo que era su regalo de para su futura cuñada – dijo sonriendo – Naruto siempre ha pensado que estaba solo, pero nunca lo ha estado. Por lo menos siempre estuvieron el señor Teuchi y Ayame, y en tu ahora están al menos Sakura y Sasuke…. Y en poco tiempo mas todos el resto de los novatos.
- Sakura – dijo tristemente la menor.
- Si, Sakura. Es una buena cuñada – dijo la mayor mirando a la menor – y una mejor amiga. Confía en ella.
- Pero … -fue interrumpida.
- No te preocupes. Cuando vuelvas solo desarrolla tu persona. Deja que él y todos vea quien eres
Las dos Hinatas caminaba tranquilamente por la calle hasta que llegaron a una plaza de la aldea, una cercana a la casa. Una hermosa plaza con puestos de juegos y comida, mucha gente. Parejas caminado, niños jugando y familias paseando.
La Hinata menor vio que entre la gente venia avanzando su hermana junto a Himawari. El corazón de la niña dio un brinco de felicidad, uno que la niña solo sentía cuando veía a Naruto brillar entre ellos. Ella se lo señalo a la Hinata mayor que no las había visto, sino al pupilo de su marido, quien venia caminado en dirección hacia el par de usuarias de Byakugan, con una ramo de flores en la mano. La mayor se llevo una mano a la boca para esconder su sorpresa, pues había esperado que llegara este momento.
- Konphamaru! – se escucho una voz femenina. Pronto su dueña surgió de entre la gente para brincar y colgarse del cuello del Sarutobi.
- Quien es esa? – pregunto Naruto genin.
- Lemon – Respondió Boruto, entre sorprendido y desilusionado.
- Oh, mierda! – dijo el Hokage.
Ambos niños miraron extrañados al Séptimo. El, al ser mas alto que la mayoría estaban ahí, podía ver a mas lejos.
- Maldito traidor – dijo Boruto – Tía Hanabi va a estar furiosa cuando lo sepa.
- Ya lo sabe – dijo asustado el hokage, tragando ruidosamente saliva.
A solo unos diez metros estaba la actual heredera de los Hyuga. Sus ojos estaban rodeados por venas gruesas y enormes, las cejas estaban casi juntas y los puños estaban rígidamente apretados. Y una solitaria lagrima corría por la mejilla.
A su lado, otro par de ojos azules miraba la escena asombrados, pero al notar lo rígida que se puso su tía volteo a verla, y solo pudo ver esa lagrima que ya llegaba al borde de la mandíbula. Volvió a mirar a Konohamaru, y ahora un nuevo par de ojos furiosos y con venas rodeándolos lo miraban.
