Los personajes son creación original de J.K. Rowling simplemente los pido prestados sin fines de lucro.

Mención de personajes de Inframundo 2, película que adoro.

Historia basada en el dibujo que la acompaña, realizado por noona-kane, estimada amiga mía; su dibujo me despertó de mi hiatus de años.

La marihuana medicinal (también llamada cannabis medicinal) es un término para los derivados de la planta Cannabis sativa que se utilizan para aliviar síntomas graves y crónicos. Por supuesto todo en exceso hace daño.

Placebo: Sustancia que carece de acción curativa, pero produce un efecto terapéutico si el enfermo la toma convencido de que es un medicamento realmente eficaz; tiene el mismo aspecto, gusto y forma que un medicamento verdadero pero está hecho de productos inertes y sin ningún principio activo.

Esta historia solo pretende entretener y de ningún modo influir para el uso de ninguna droga por muy medicinal que sea; eso solo lo decide un médico.


Placebo

Por Tlacuilo1


La guerra o el estado de terror, en el que Voldemort dejó hundida a la población inglesa y vecinos; no solo cobró vidas, si no economía, paz mental y psique de todos los magos.

Las criaturas mágicas fueron cazadas o exiliadas más que antes y eso llevó a que los que tenía la maldición de ser hombre lobo estuvieran a salto de mata y huyendo de las grandes ciudades mágicas; o incluso, algunos desesperados intentaron cruzar al mundo muggle; sin embargo la División de Bestias del Departamento de Regulación de Criaturas Mágicas del Ministerio no se tentó el corazón –con los que sin investigar, consideró aliados de Voldemort– y prácticamente los cazó sin mucha ceremonia.

Remus logró huir al lado muggle y con el poco oro que –entre Sirius y James-– le consiguieron, hacía lunas, se instaló en un miserable cuartucho dentro de un paupérrimo callejón en la zona más peligrosa de Londres.

Al llegar allí, el de ojos color miel sacó sus pocas pertenencias y las agrandó, después de colocar las barreras que cubrirían sus huellas mágicas para que no lo arrestaran o peor.

Concluyendo con los arreglos, Remus se dejó caer en el sillón –que sería lecho también– y permitió que su alma herida se desgarrara en llanto por la pérdida de a quien consideraba su manada, por la traición de uno de ellos. El llanto liberó la impotencia de no poder ayudar al cachorro de Lily y James; imposible con él perseguido, enfermo y sin recursos.

Remus Lupin estaba a poco de hacer algo para unirse a James, Lily y Peter; más gracias a Merlín la fatiga y la próxima luna llena lo noquearon y adormecieron su dolor. No obstante en el futuro, posiblemente no correría con la misma suerte.

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Al aparecerse y caminar con paso lento hasta la acera más concurrida; el rubio platino se detuvo. Las oficinas no podían ser más elegantes; eso no pudo negarlo –el mago vestido de muggle–; no obstante su rictus de disgusto no se borró por ello.

El otro mago a su lado, bufó con fastidio.

–Busqué a los mejores y más importantes en su rama. No puedes quejarte.

–...

–Ya lo hablamos hasta el cansancio Lucius.

–Lo sé; sin embargo no puedes pedirme que olvide años de costumbres y tradiciones, al igual que creencias.

–No te pido que lo olvides, más sí que lo hagas a un lado por un beneficio monetario. En todo caso el que está más interesado en estos negocios, eres tú

–Lo sé – siseó el rubio– No me recuerdes me gasté más que unos cuantos galeones en la "campaña" del Lord.

–Tómalo como el gasto que hiciste por el seguro de vida de tu familia.

Lucius Malfoy volvió a caminar y Severus se unió a él. Lucius usó todo su autocontrol para no zigzaguear entre los transeúntes muggles y es que como bien le dijo su amigo; por un bien mayor debía adaptarse y sacar ventaja de toda la situación.

Ambos magos estaban en el mundo muggle para vender algunas ideas de Snape sobre medicamentos que sin ser mágicos, si serían muy útiles a los muggles. Claro que el rubio sería quien realizaría todas las negociaciones y Severus sería la mente creativa.

El edificio al que iban, tenía grandes paredes de cristal con el logo de la farmacéutica o grupo empresarial en los pisos más altos del mismo: Pfi...er se leía en letras elegantes. Los dos ex Slytherin no eran tan crédulos para no saber que dicha compañía estaría bien informada de su mundo; de ese modo eran todos los conglomerados del mundo; no obstante eran pocos los magos que se acercarían a negociar con estos, algunos por orgullo, otros por miedo y la mayoría por no tener con qué hacerlo.

Y Severus era una mente brillante, pero con pocas ambiciones, afortunadamente tenía a su amigo que poseía ambición por los dos.

Los magos entraron y en el inmenso recibidor, observaron el lugar dándose el tiempo de serenarse. Lucius se acomodó el traje (a medida) que llevaba y llamó a Severus:

–Aquí vamos.

El de cabello oscuro, avanzó no sin antes –igualmente– acomodarse la ropa hecha a medida, pero un poco más informal. Fue una de las decisiones de Malfoy, pues consideró que si bien amaba usar túnicas elegantes de mago, la seriedad con la que debía tratar a los muggles como sus iguales, empezaba desde la ropa que usarían.

Los magos se acercaron a la elegante recepción y la atractiva recepcionista los atendió. Su cita ya estaba hecha con antelación y según pudieron notar en el pequeño gesto de anticipación de la mujer, supieron que era más que esperados. Ya que la mujer salió de su lugar y ella misma los guió hasta los elevadores exclusivos de los últimos pisos del gran edificio.

El lugar era amplio y bien iluminado y fueron recibidos por algunos muggles sonrientes y amables –de aspecto ejecutivo–; que a su vez los llevaron con –los que Lucius reconoció– como las grandes cabezas del conglomerado.

El rubio no se giró, más susurró a su amigo:

–El juego empieza Severus. Déjame esto a mí, venderé tus ideas por cada galeón que valen.

–Está bien Lucius.

Las voces de bienvenidos junto con las manos estiradas los recibieron.

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En una de las salas más íntimas de Malfoy Manior, Narcissa leía un libro; no obstante la página seguía en el mismo lugar desde hacía más de media hora. La rubia miraba el jardín por el gran ventanal, más tampoco su mente estaba en los hermosos rosales. Ella no era tan snob para estar molesta por esa solución que Lucius y Severus consiguieron para que los Malfoy, –como aristócratas que eran– no cayeran en la ruina.

Las negociaciones de los muggles no eran nuevas ni desconocidas, más si raras y algo despreciadas. Pero todo eso se convertía en nimiedad si se podía salvar fortuna, familia y más con ello. Narcissa lo comprendía bien y, por eso estaba nerviosa de que su esposo y el amigo de este no consiguieran su objetivo. Ella olvidaría el estatus de los nuevos socios de Lucius si con ello, salvaba su modo de vivir.

El sonido de una aparición se escuchó y ella volvió a la realidad.

–Ama, Lady Malfoy, el amito Draco despertó y la llama. –informó un elfo.

La rubia mujer se levantó, dejó el libro en la mesita y se encaminó fuera de la sala; todo ello sin responderle a la criatura.

La rubia se encaminó al piso de arriba y a la habitación de su primogénito o su unigénito –en lo que a ella le concernía.

Draco era el hijo que la sociedad y costumbres le exigían tener y fue una suerte o la herencia de los Malfoy quien le dio un varón para seguir con la tradición, suerte para ella. No iba a engañarse ni engañar a nadie, pues su matrimonio era un arreglo entre familias, como la mayoría de los de sangre pura. Por supuesto Lucius era un buen socio y hasta que casi toda su fortuna se fue entre las manos de Lord, le dio todo lo que quiso. Justamente por eso aún no estaban separados, porque si bien los dos se casaron por la presión de sus familias, ninguno de los dos era un mártir que deseara seguir con el otro si no fuera por las conexiones y oportunidades que venían con tener un matrimonio de alcurnia, como el de ellos.

También y la razón más importante, tenían en común el amor por Draco. Narcissa entró a la habitación de su rubio hijo y caminó sonriendo hasta la cuna donde el bebé se sostenía con una mano y estiraba la otra en dirección de ella.

–Oh mi Dragoncito, ya estoy aquí, no llores.

Narcissa no negaba que cumplió con las costumbres que su familia le inculcó, pero la de dejar la crianza de su hijo a los elfos, no deseó seguirla, y afortunadamente Lucius la imitó.

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Como se propuso el patriarca Malfoy logró su cometido y las negociaciones fueron todo un éxito. Hubo un contrato millonario y la promesa de nuevos negocios en un futuro con sus respectivas utilidades.

Los dos magos fueron agasajados con una invitación al más elegante restaurant de la ciudad y ahí se acordó la próxima visita a la planta productora en la que Severus tomaría control de su laboratorio para desarrollar el producto.

Cuando los dos magos dejaron a sus nuevos socios y se dirigieron a la zona de apariciones. Lucius comentó:

–Lo conseguimos; más este proyecto se llevará mucho de nuestro tiempo...

–Lo sé.

–¿Y? ¿Tomaste tu decisión ya?

–Le pedí que la salvara... que los salvara...

–De algún modo lo hizo. –opinó Lucius.

–No, no lo hizo.

–Bien entonces no lo hizo, más tú le diste por ello, tu lealtad o tu alma que es lo mismo. No te pido que no honres tu promesa, todos tuvimos que hacer cosas de las que no nos sentimos orgullosos estando el Lord vivo, pero tampoco debes ser su sombra, su crup fiel. No desperdicies todo tu futuro por esa promesa y si de verdad quieres hacer algo por... ella; créale un buen futuro a su hijo.

–¿Creárselo?

–Con dinero se compra seguridad y muchas cosas para proteger a las personas. Si los rumores son ciertos; nuestros viejos conocidos querrán hacerle algo al infante.

–...

–Aunque entiendo si no deseas ni verlo, pues al fin y al cabo, igualmente es hijo de Potter.

–...

–Si es de ese modo, no importa mucho que los ex colegas hagan algo más que solo buscarlo y...

–¡No lo permitiré!

–Por eso Severus. –continuó el rubio triunfante de arrancar una verdadera reacción de Severus– Para cuidar de él, se necesitan galeones y muchos.

–Puedo hacerlo... –Se decidió el moreno– Para ser leal a Dumbledore no es necesario estar pegado a él.

Lucius sonrió; por fin su amigo había abierto los ojos. Esperaba que Severus le dejara claro al viejo senil que no sería solo un simple maestro mal pagado en Hogwarts.

Ambos magos sobrevivieron al reinado de Lord con cicatrices y muchos galeones menos; sin embargo los dos creyeron que era un precio justo por caer en la demagogia de semejante demente.

Severus perdió a su gran amor y por culpa hizo otro pacto a cambio de su alma, más Lucius no deseaba que el pocionista desperdiciara su talento y vida sepultándose en Hogwarts a las órdenes de Dumbledore, por lo menos no todo el tiempo. Por si fuera poco, esos negocios que realizaron serían la inyección de galeones que requerían sus otras empresas y Severus –igualmente por camaradería– deseaba ayudarle.

El mundo mágico los recibió y ambos se encaminaron a Malfoy Manior donde los estaban esperando, Draco –ahijado de Severus– y Narcissa.

El grupo celebró su prometedor porvenir con algunas pastas y un té de frutos rojos enviado desde América por un pariente lejano de Lucius: Marcus Corvinus* para los Malfoy siempre fue un enigma, pero si los antepasados de Lucius lo respetaban, la costumbre se quedaría.

El rubio bebió de su taza y disfruto el sabor en su lengua, luego de esto comentó:

–Por cierto Severus, Marcus me preguntó si ¿podríamos hacer una investigación?

–¿Sobre qué? –preguntó el moreno.

Narcissa miró a su esposo y pregunto intrigada.

–¡¿Lo viste?!

–Oh no querida –sonrió de lado el rubio al notar el rubor en las mejillas de su esposa al hablar de Marcus–, desde el día de nuestra boda no lo he visto, sabes que no le gusta viajar si no es necesario. Aunque... en fin. Me envió una carta, con la pregunta, si la respuesta es afirmativa ya me dirá de qué se trata.

Severus acarició le cabello rubio de Draco –que se encontraba sobre sus piernas– y respondió –No veo porque negarnos.

Lucius ya no agregó más y la reunión siguió enfocándose en temas banales.

...

La última luna llena se tuvo que encadenar a los barrotes de su pequeña ventana. Con bozal y cadenas pasó lamentando la pérdida de su manada, pero esa vez como lobo.

Antes de eso; Remus se alistó, pues requeriría un calmante, uno al alcance de sus casi inexistentes recursos; más no en vano el hombre lobo desde que se convirtió en ello, buscó y viajó para saber algunas cosas que lo podrían ayudar para pasar ese tortuoso trance.

Con pocas ganas, pero decidido, el rubio arena buscó a un proveedor que no le hiciera preguntas o le pidiese receta alguna; no fue difícil en ese lugar de mala muerte, que era su vecindario.

Anteriormente de esa luna llena. Lupin sacó de una bolsa de papel el cannabis que llevaría la masa ya preparada, no era la primera vez que el hombre lobo cocinó esos brownies calmantes, ya que eran económicos y a lo que podía acceder con su poco dinero, aunque era poco dinero en el mundo mágico, si era suficiente en el muggle.

Esos pastelillos, no le hacían tanto efecto como a los muggles, sin embargo eran suficientes para adormecer un poco el dolor que le dejaban las transformaciones.

Y a pesar de todo, el licántropo estaba a poco de no tener ni para ese placebo. Con desesperación se dijo que pronto tendría que salir a buscar un trabajo o alguna actividad que le diera dinero; pero lo suficientemente anónima para no ser capturado.

...

El pocionista observó el pequeño frasco antes de meterlo de nuevo en su estuche de preservación.

–¿Y que desea hacer con esto? ¿O que hagamos nosotros?

Lucius caminó hasta una fina cantina de ébano y se sirvió un trago. Severus rechazó el que le ofreció con un gesto.

–¿No preguntaras si es real?

–No soy tan ingenuo o incrédulo Lucius, a tu pariente incluso el Lord le temía.

–Bueno... eso es verdad. Estuvo solo un día hospedado aquí en mi casa y créeme deseé salir huyendo, pero sé que no nos dañará, por ese supuesto parentesco lejano que tenemos. Y bueno, William su gemelo, de la misma manera es también mi pariente.

Snape exhaló y se sentó en uno de los sillones frente al fuego.

–Sigo sin saber que desea que hagamos.

–William no está en sus cabales... bueno no es muy consciente de su lado humano... –comenzó a exponer el rubio platino, más Snape lo detuvo abruptamente.

–Espera... ¡¿Qué demonios son tus parientes?!

–Severus... conociste a Marcus en la boda ¿dime tú que crees que sea?

–Oh... –Snape se quedó en silencio un instante y volvió a mirar al rubio Malfoy– Una criatura oscura. Sin embargo si me dices que es un demonio, te creeré.

Malfoy bebió lo último de su vaso y agregó:

–Esto debe ser un total secreto ¿lo entiendes verdad? –acotó seriamente Lucius.

–Por supuesto.

El patriarca Malfoy se acomodó en el sillón y comenzó a relatar.

–Son gemelos, unos muy particulares; Marcus es el padre de los vampiros y William el padre de los Lycanos.

–¡Oh por merlín!... –Severus trató de serenarse y cuestionó aun un poco alterado– ¿Y que pretende Marcus...?

Lucius agitó la mano, intentando sonar despreocupado:

–Nada, por lo menos no están interesados en el mundo mágico. Lo que Marcus (a quien le relaté tu pericia en pociones y demás) le importa, es que busques algo que le devuelva la razón a su gemelo, o que se acerque un poco a ello. Claramente pagará todos y cada uno de los experimentos y gastos.

–Oh...

Lucius se inclinó hacia el de cabello negro:

–No quiero menospreciarte, ni lo hace Marcus, más él ya ha buscado solución con otros magos a través de... los siglos. No te sientas presionado si no consigues nada.

Snape se irguió y asintió, mirando el estuche de preservación de la sangre de William.

–Pero no me conoció a mí, hasta hoy.

El Malfoy sonrió de lado; conocía bien el orgullo de su amigo y la tozudez de este. Sabía que para Severus sería todo un reto alcanzar su objetivo.

...

Remus se apretujó en su deshilachado suéter. A pesar del frio, siguió caminando sin dejar que la pequeña esperanza muriera en él. Escuchó un rumor de un lugar donde pagaban por ser conejillos de indias, por supuesto que todo era ilegal y por eso totalmente anónimo; el trabajo perfecto para un paria como él.

El licántropo no estaba para cuestionar la moralidad de toda la situación, ni de los encargados de ello; consideraba que los que irían serían solo adictos para tener para sus dosis, así que todos ganaban. La empresa con no tener demandas y ellos al no ser cuestionados por lo que eran o la vida que llevaban.

Las calles se veían desiertas o eso le pareció a él. Continuó su camino y al llegar a donde los rumores indicaron; se internó al callejón. Segundos más tarde, casi salió huyendo al sentir una leve barrera mágica, más notó que ya había una extensa fila de personas esperando, en la única puerta del callejón y olvidó sus precauciones. Dudaba que un mago trabajando con la ley estuviera involucrado en esa situación. Y lo más importante llevaba algunos días tomando solo ciertas hierbas de algún té y comiendo algún pedazo de pan duro. A ese paso no resistiría otra luna llena.

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Severus revisó de nuevo los materiales y asintió hacia su asistente; si bien en un principio le costó trabajo acomodarse a esos laboratorios iluminados, sin color, junto con el personal que esperaban y obedecían cada una de sus indicaciones; el tiempo de adaptación fue realmente corto en cuanto dejó claro a Dumbledore que si bien podría ser profesor si se lo requería, no lo sería a tiempo completo, pues su empresa necesitaba mucha de su atención.

Habían pasado algunos meses y sus primeras creaciones ya estaban a la venta, porque pasaron con excelentes calificaciones las pruebas de los expertos en los países en las que se distribuirían y con eso la sociedad Malfoy/Snape ya contaba con un par de cámaras en Gringotts.

Por lo seguro que el pocionista estaba sobre sus inventos y creaciones, se permitió buscar sujetos de prueba humanos, y si bien esto era solo de conocimiento de Lucius, él y dos colaboradores de su confianza, sus experimentos no eran peligrosos.

En ese momento las alertas mágicas se activaron y por ello Severus se apresuró en su camino; pasaron meses antes de que una criatura mágica se presentara, vaya que siendo realistas estaba seguro de que eso jamás pasaría, no obstante estuvo feliz de equivocarse. No creyó que su socio se tardara en llegar, pues las alarmas estaban conectadas también al despacho de este.

Severus dejó a su equipo limando detalles de sus proyectos y se retiró a la zona exclusiva. Ahí esperó a que Lucius llegara.

El pocionista no tuvo que aguardar mucho, pues Lucius arribó y sin detenerse de caminar cuestionó:

–¡¿Es cierto?! ¡¿Tenemos un espécimen?!

–Así lo indicaron nuestras señales.

–No puedo creerlo...

–Ni yo. Somos muy afortunados.

–Debe ser el único que logró salir del mundo mágico.

–O el único que no tiene ni en que caerse muerto.

–No lo sé. Con esa fuerza que pueden poseer.

–... Crueldad, querrás decir. Por si las dudas les dije a los otros que lo guíen al cubículo especial.

–¿Y si no quiere?

–Que lo dejaran ir.

–Pero perderíamos la oportunidad de probar todo lo que has creado.

–Es mejor no arriesgarnos.

–Los dos somos magos capacitados para lidiar con un hombre lobo.

–Lucius, no podemos obligarlo u obligarla.

Mientras los magos discutían las medidas que tomarían. No dejaron de andar y de ese modo cruzaron la puerta mágica que unía su laboratorio en la exclusiva metrópoli y el pequeño y secreto que se hallaba en la zona marginal de Londres.

...


*Marcus Corvinus y William Corvinus, hijos gemelos de Alexander Corvinus (inmortal). Marcus: el primer vampiro y William: el primer hombre lobo.

...


Debería terminar mi otro fic, pero surgió esta idea y tuve que darle vida, me disculpo por ello.

Como siempre creí que sería un solo capítulo, pero me pase. Espero que los entretenga un rato y Noona-Kane deseó que te agradé un poquito.