Capítulo X


Severus fue guiado hasta donde los anfitriones se encontraban. El pocionista usaba ropa de mago elegante y nueva de color azul oscuro. Cuando llegó a la sala. Lucius se levantó y llamó:

–Severus, buenas noches. –El pelinegro avanzó y Lucius le señaló– Marcus Corvinus, debes recordarlo.

–Si, claro. Buenas noches Señor Corvinus...

El mencionado caminó hasta él con los brazos extendidos y palmeó los hombros del pocionista:

–No, no, Severus nada de formalidades. Para mis amigos soy Marcus. Y tú ya lo eres.

–Yo, no sé qué decir...

–Al contrario. Yo soy el que no sabe que decir. Fueron cientos de años sin una sola esperanza; pero ustedes en poco tiempo me han dado más de una.

–Solo respondimos ante lo dado por ti. –aseguró humilde Snape.

–En estos casos el dinero no es suficiente, créeme Severus. Han sido siglos acumulando riquezas, sin embargo eso nunca antes me dio la cura para mi hermano.

–Digamos que esta vez sí sirvió. –opinó Snape sintiéndose avergonzado por el agradecimiento de Marcus.

–Pero no fue el dinero, si no su pericia y la ayuda de Remus Lupin. Eso es muy importante. Así que déjame agradecer como se debe. Ya me dirás que quieres como pago... –Snape estaba por negarse, pero Marcus lo detuvo– Piénsalo, no te niegues.

Los ojos azules de Marcus brillaron. En ese instante Lucius fue avisado de la llegada de Remus.

En lo que el Malfoy salió por el licántropo; los otros tomaron una copa de vino, de uno muy añejo que llevó el Corvinus.

Remus y Harry entraron con Lucius minutos después.

Marcus se levantó y caminó hasta los recién llegados...

–¡Remus Lupin!

El aludido asintió algo cohibido, y saludó.

–Buenas noches.

–¡Oches!

–Oh por supuesto este guapo maguito debe ser Harry Potter. –saludó el vampiro, que se inclinó hasta estar cerca del morenito.

–Si, oy yo. –dijo el de ojos verdes.

–Estoy muy emocionado de conocerlos.

Afirmó Marcus. Remus vio la mano extendida de Marcus y ofreció la suya; más en vez de que el de ojos azul intenso lo saludara; lo jaló y lo abrazó. Harry al ver eso, pidió también un abrazo. Remus fue soltado no sin antes sentir un beso en la mano.

–Gracias Remus Lupin. –acompañó el gesto Marcus; enseguida alzó a Harry en brazos y lo llevó hasta donde estaba sentado antes de que ellos llegaran.

Lupin se descolocó por toda esa actitud; más Lucius lo agarró de la cintura y lo guió a los sillones, susurrando en su oído.

–Es un caballero de hace siglos.

–Pues... que galante.

Lucius sonrió de lado, más atrajo más al licántropo hacía sí. La misma promesa que Marcus le hizo a Severus, se la dirigió al rubio trigo. Con este aun pensando en esa desprevenida oferta. Lucius intervino.

–Pues Marcus yo puedo decir que ellos están muy sorprendidos por lo que les ofreces. Y eso que aún no te han dicho que... –Lucius vio de reojo a Severus y este afirmó con un movimiento de cabeza, dando el permiso de que Lucius continuara– Marcus... Consiguieron desarrollar la cura para tu hermano. Lo consiguieron.

Marcus bajó a Harry que corrió por el lugar y es que el estado de shock en el vampiro duró unos buenos segundos. Antes de que este gritara:

–¡Demonios, lo consiguieron! ¡Estos jodidos magos excepcionales lo hicieron!... –Su sonrisa era enorme, más se cubrió la boca y susurró...– Perdón debo salir...

Marcus fue hasta el ventanal y salió por este; Narcissa le siguió preocupada; más al ver que Marcus se transformó y voló velozmente hasta perderse entre las nubes, se serenó, diciendo...

–Está feliz.

Los magos al ver la figura real de Marcus, tragaron saliva y se consideraron afortunados de tener el agradecimiento de esa poderosa criatura.

Harry pidió ser alzado por Severus, más no logró ver nada y los adultos estuvieron agradecidos con ello.

Harry buscó a Draco, y Naly le llevó al cuarto de juegos. Los niños no estarían en la cena, pues ellos tendrían su propia pequeña fiesta en el cuarto de juegos.

Los tres magos y la bruja regresaron a sus asientos y comentaron lo sucedido, esperando para que Marcus regresara.

Narcissa sabía que el vampiro no quería que lo vieran llorando de alegría.

Al instante que el de ojos azules arribó; los magos y bruja se levantaron para ir al comedor.

–¡Hoy debemos celebrar! ¡Tengo bastante hambre!

Bromeó Marcus. Y es que si bien se alimentaba de sangre, bien podía disfrutar de los alimentos cuando lo deseaba.

La cena transcurrió entre conversaciones amenas y muchas preguntas al Corvinus y viceversa. Remus vio de primera mano que el vampiro se notaba muy enamorado de Narcissa y que ella correspondía plenamente. No lo habría aceptado en voz alta, no obstante si tuvo sus dudas sobre si su relación con Lucius no hirió a la bruja y esa noche las disipó totalmente. Y cuando Lucius tomó su mano entre la suya, el apretó el agarre y le sonrió a su pareja.

Luego de la cena y al retirarse a una salita más íntima, a beber una copa, té o chocolate según los gustos de los del grupo.

La conversación giró en torno al tema de la última guerra, con Marcus puesto al tanto del motivo de la orfandad de Harry y como llegó con esos tres magos.

–... Ese día en que llegue al laboratorio, no solo fue una oportunidad para ustedes, si no para mí también. –Confirmó Lupin– Esta guerra me quitó a todos mis amigos.

–Pero ya no estás solo Remus. –opinó Marcus.

El rubio trigo vio a Lucius y luego a los otros presentes.

–No, ya no lo estoy.

–Si me causa curiosidad algo... –mencionó el vampiro– ¿Cómo es que si tu amigo era un aliado de ese Lord, nunca lo vieron ni Severus ni Lucius?

Narcissa asintió, agregando:

–Tampoco me dijo nada Bella y a ella le encantaba fanfarronear de tener la confianza del lord.

–Siendo un espía no sería visto por nadie a excepción del Lord. Eso explicaría porque nadie de nosotros lo vio o supo de él. –expuso Snape.

–Muy probable. Solo deseó saber sus motivos... no puedo creer que todos esos años de amistad y camaradería no le importaran nada; dijo tantas veces que no deseaba ser como su familia. Oh lo siento Narcissa. –se disculpó Lupin.

–No te preocupes; conocí muy bien a mi primo y tengo las mismas dudas que tú.

Por el momento solo podemos especular. Acercarnos al Ministerio y hasta con los del Wizengamot no es factible. Aún hay resquemor por parte de muchos de ellos. –aclaró Lucius.

–Lo primordial es tratar a William y con ello, ver si es reciproco el control, Lupin. –termino Severus.

–Definitivamente. William me necesitará para encausar su vida y ponerse al día. Cissy me ayudara. Si luego de ello aún tienen dudas, puedo ir personalmente a Azkaban no es como si algo en ese lugar me pareciera peligroso o me asustara. –sonrió de lado el vampiro.

La velada concluyó; no obstante los invitados se quedaron a dormir en la Mansión. Harry tuvo una pijamada con Draco y simplemente no hubo poder mágico que lo hiciera querer ir al departamento; por si fuera poco se aferró a las piernas de Severus, quien el muy sinvergüenza pequeño, descubrió que casi no le negaba nada y rogó porque lo apoyara.

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Pasaron algunos días en los que Snape junto con su equipo crearon la dosis exacta del tratamiento y la colocaron en ampolletas listas para ser inyectadas por un mecanismo sencillo. Marcus visitó el laboratorio y estuvo presente durante el procedimiento, pues su fascinación por todos los pasos, era muy grande. Con la cura guardada en un frigorífico en la zona cerrada. Severus llamó al vampiro:

–Ya estamos listos. Mi gente es muggle y este es su último día en esta ala. De aquí en adelante; lo haré yo, con ayuda de Remus y la tuya.

–Claro.

–Es hora. Debes traerlo.

–Pero... podría inyectarlo yo en su celda...

–Para mí tranquilidad prefiero que sea en un ambiente higiénico y hacerlo yo; si no te molesta. Evidentemente que si esto te supone mucho trabajo o peligro, podemos hacerlo como dices...

–No. No; yo lo traeré; más por mera precaución estaría bien que Harry no esté aquí; de hecho nadie que no sea necesario que esté.

–Bien. Solo seremos Remus, tú y yo. Remus para que su presencia serene a tu hermano.

–Comprendo, pero dudo que Lucius lo deje solo.

–Oh eso es cierto. Entonces seremos nosotros cuatro.

Marcus asintió; Exhaló y profirió:

–¡Y aquí estamos ya! –El vampiro tomó desprevenido a Severus cuando lo atrajo en un fuerte abrazó– Gracias Severus. Ahora me voy. Debo alistar a William.

–Te daría algún tranquilizante; pero prefiero que William esté libre de cualquier medicamento en su cuerpo.

–Estaré bien, no quiero arriesgar para nada todo esto. Además soy lo suficientemente fuerte para encadenar a mi hermanito, ¡y carajo espero que sea la última vez!

–Lo será.

Marcus asintió con una sonrisa enmarcando sus facciones y se giró para salir del lugar. Snape le dio un último chequeo a todo e igualmente salió, rumbo al departamento de Remus y Harry.

Entró y vio a ese par ya listos.

–Bueno, pero si ya están más que listos.

Remus rodó los ojos.

–Y como no, si a cierto mago se le ocurrió prometerle a Harry que...

–¡Amo a Zoogico!

Y Remus vio al pocionista con los ojos entrecerrados; pues el morenito no dejó de repetir (gritar) todo el día y parte de la noche anterior que y a donde iría de paseo. Tanto así que Naly y el licántropo se vieron tentados a lanzarle un Desmaius para que por fin se durmiera.

–Todo tuyo Severus. No pienso lidiar con un maguito con exceso de energía y emoción.

Aseguró Remus enviando al hiperactivo Harry con el pocionista que lo agarró de la mano y se dirigió al pasillo; no sin antes decir:

–Que exagerado eres Lupin.

Ajeno y feliz; el morenito corrió dando brincos sin soltarse de la mano del adulto. En su escasa experiencia; si bien Severus no le negaba nada, igualmente le agradaba que fuera un niño obediente.

Naly no iba con ellos; pues el paseo sería en el mundo muggle; más los dos magos consideraron darle el día libre, aunque sospecharon que ella no comprendió mucho de esa petición.

Con una gorra de dinosaurios, la cicatriz de Harry fue oculta y para los magos no hubo necesidad de disfraz, en Londres muggle no los reconocerían.

Entre chillidos y carreras emocionadas del pequeño que tuvieron que convencer de detener un momento el paseo para comer; en una mesa que llenaron con los muñecos, globos y souvenirs que el pequeño Potter pidió, con trabajo cupieron los alimentos. Lupin se dio por vencido de objetar que Snape le comprara tantas cosas al niño, supuso que de ese modo deseaba compensar que no estuviera mucho tiempo con este. En su opinión ese Harry ya le había tomado la medida, sin embargo, no abusaba… mucho.

–¿A Daco lo taeremo depes? –cuestionó Harry.

Remus dejó su hamburguesa y se limpio la boca antes de responder:

–Si quiere venir; pero no te preocupes ya le llevas un par de regalos.

Harry asintió entusiasmado. Draco había ido con sus padres a una fiesta de los Crabbe.

A Remus le recorrió un escalofrió ante el pedido de Severus, más comprendió que este deseaba mostrárselas a Harry; así que se internaron en la zona de reptiles del zoo. El profesor alzó en brazos al niño y se internaron en el Serpentario seguidos de un saturado de cosas, Remus.

Severus le iba diciendo al niño, –que contrario a lo que el ex león creyó, no tuvo miedo o rechazo por esas criaturas– las características de cada una de las especies de víboras y que tan venenosas era en caso de serlo.

–Pero, a pesar de que pueden ser peligrosos sus venenos, también se pueden curar con antídotos.

–¡Tu pedes! Gritó el niño

–Exactamente.

Cuando llegaron al lado de las serpientes la Boa constrictor llamó la atención del niño, pues su tamaño era impresionante y su impresión aumento ante lo que Severus le explicó de la fuerza de la serpiente.

–¡Ella es ferte!

–Lo es. –Aseguró el pocionista.

El morenito, pidió ser acercado al cubículo de vidrió y lo tocó con una manita, antes de que Severus le pidiera que no.

La serpiente siseó y Harry rio divertido; girándose luego en dirección de Severus:

–Ella dice que no noja.

–¡¿Dice?! –cuestionó asombrado Severus, mirando de reojo a Remus que se quedó en las mismas condiciones.

–Shi, ella me haba… ¿No haba tú? –preguntó algo desconcertado el de ojos esmeralda.

Remus se acercó y le dijo al pequeño en un susurro:

–No cariño, pero que bueno que a ti sí.

El licántropo vio a Severus y notó el ceño fruncido y preocupado de este; ninguno de los dos pudo obviar que el hablar con las serpientes o hablar pársel era algo que solo Voldemort podía hacer y claro Zalazar Slytherin. Afortunadamente Harry no se percató de las miradas intranquilas de los dos adultos y claro que pidió un juguete parecido a su nueva amiga.

Con un niño algo cansado y bostezando; el trio dejó el zoológico. Rumbo al departamento hubo silencio, pues los dos adultos tenían sus propios pensamientos.

Al arribar al hogar de dos de ellos. Naly recibió a un Harry ya medio dormido para que lo alistara para dormir. En la sala, Remus sirvió un poco de té y se sentó frente a Severus.

–¿Crees que hubo más que Dumbledore no nos dijo sobre como murió Él?

–Estoy seguro. Y que Harry tenga esa habilidad confirma que algo del Lord, se quedó con él. Espero que solo sea ese idioma y no algo más.

–Debemos investigar…

–Definitivamente.

Los dos magos bebieron su infusión y poco después Severus se retiró y conociéndolo, Remus estuvo seguro de que iría a Hogwarts a ver que averiguaba. Él no podía hacer mucho, más estar al pendiente de Harry sí que lo haría.

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El lugar no estaba del todo seco, más ya no era importante. Ese día William y él saldrían de esas ruinas y no regresarían.

Sobre los hombros llevaba las cadenas; al recorrer la gran loza de piedra saludó a su gemelo…

–Es hora hermanito. Vamos a tu nueva vida, no pongas resistencia es por tu bien.

El gruñido cavernoso y muy feroz salió del enorme hombre lobo, no obstante, para Marcus sonaba como una aceptación y si bien William se removió furioso al ver las cadenas, el vampiro no cedió:

–He dicho basta William. Tranquilízate.

Marcus empezó a coloocar las cadenas alrededor del otro y arrancó las que lo ataban a la gran pared de piedra.

Luego aferró las que ató a su hermano y avanzó; William al ver que lo iban a sacar se calmó, claro que la voz de su hermano tuvo mucho que ver…

–Vamos, Willi; todo estará mejor, te lo prometo.

Con el sol detrás de ellos, pues el ocaso ya llegaba; los gemelos Corvinus salieron fuera de las ruinas de ese castillo, de la que fue la celda del menor de ellos.


Mil gracias a Axkaterine Sonyusha, giulianacontesso, Eimi Romane, noona-kane, sakura1402 y AnaM1707. ¡Abrazos gatunos a todas!