Capítulo XII
Marcus tambaleante se detuvo de la camilla y con una mano acarició el rostro de su hermano. El cuerpo de William tiritó. Remus se levantó y agarró la túnica que Lucius se había quitado durante las pruebas.
El licántropo llevó la vestidura y se la puso sobre el cuerpo al pelirrojo.
–Extrañas todo tu pelaje, Willi... –bromeó Marcus.
Los ojos del menor parpadearon y los fue abriendo. Eran de un azul intenso como los de su hermano y puede que más que los de este.
El primer hombre lobo estuvo algunos minutos sin hacer otra cosa más que observar. Marcus se colocó muy cerca de él para trasmitirle seguridad. Los magos se quedaron a cierta distancia recuperándose y dándole espacio al par de hermanos.
–Regresaste William. ¿Me entiendes?
–... –El hombre lobo parpadeó, sin embargo no respondió.
–Willi... –llamó el vampiro, usando el mote cariñoso de su gemelo.
No hubo reacción ninguna. La tensión se sintió crepitar en el aire. Severus pareció olvidar todo su cansancio y se levantó para ir a la parte sellada y rebuscar entre los tubos de ensayo y en sus notas... quería verificar cualquier pista que le informara si la mente del individuo debió ser afectada con el cambio y pacificación de la sangre.
Remus se acercó a Lucius y aferró su mano, pues si William solo recuperó su cuerpo, pero no su mente; todo eso sería más que un fracaso.
Marcus exhaló aire e hizo otro intento:
–William... volviste a tu forma humana...
Hubo más movimiento de ojos y algo de reconocimiento, más respuesta hablada no.
Marcus se levantó y vio a los magos. En la mirada decepcionada de ellos se vio reflejado, no obstante no se quiso rendir.
–Esto no iba a ser fácil. Ha estado como lobo mucho tiempo, por si fuera poco la modernidad le debe parecer extraña o hasta puede que terrorífica. Hay que darle tiempo.
Lucius vio a su pariente y asintió, cuestionando.
–¿Podemos moverlo hasta la habitación estéril?
–Si.
Marcus aceptó, pues si bien deseaba cargar el mismo a su gemelo; que los magos lo hicieran sin moverlo tanto, era la mejor opción. Obviamente Lucius y Remus se enfocarían en la sabana debajo del hombre lobo.
Severus salió y se dirigió al mayor de los Corvinus...
–¿Crees que podría ponerle algunos aparatos para medir sus signos vitales? Tendrían que ser muggles, pues la magia no funcionaría.
–Si nosotros estamos agotados, él también lo está. Lo haremos cuando duerma, temo que si lo intentamos con él despierto, se moleste o asuste y termine de nuevo convertido en su lobo.
–Es una alta posibilidad. –opinó Snape.
Los magos y vampiro fueron con el pelirrojo, quien al sentir el movimiento giró la cabeza buscando a su hermano. Marcus se emparejó con él y le sonrió.
–Te llevamos a... tu alcoba para que duermas.
Los tres magos vieron con curiosidad como el vampiro acompañó sus palabras con movimientos y señas como si le hablara a un niño y de cierto modo era así. William era un niño conociendo ese mundo moderno, recordando el habla y como procesar sus ideas.
Como el castaño lo predijo. William no tardó en quedarse dormido. Marcus lo acomodó bien en la cama y volteó a ver a los otros.
–¿Severus ya quieres colocar esos aparatos?
El pocionista fue por un medidor de ritmo cardiaco y de frecuencias cerebrales. Ambos en una sola máquina y puso unos parches que eran poco intrusivos. Al concluir le comentó al vampiro.
–No es necesario que los tenga por mucho tiempo.
–¿En lo que esté dormido te servirá?
–Si. Con eso será suficiente.
Marcus recorrió con la vista a los magos y dijo:
–De aquí en adelante, nos toca a William y a mí. Vayan a descansar, también tú Severus, según tengo entendido esta máquina da reportes por escrito; no es necesario que te agotes. Yo me quedaré vigilándolo.
–Estaremos en el departamento de Lupin, solo llámanos si necesitas algo. –informó Severus.
–Algo de sangre estaría bien... –informó Marcus.
Lucius se tensó al igual que Remus, temiendo que el primer vampiro quisiera beber de ellos, no que lo hubiera hecho antes, sin embargo podría ser la primera vez. Más Severus comentó:
–Tengo reservas, si no te molesta tomarla fría.
–Está bien. Debe ser de la mejor calidad si la guardabas en tu laboratorio.
Aceptó Marcus. Severus fue y regresó en poco tiempo, y trajo un par de bolsas.
–Universal y muy saludable. –informó Snape.
Marcus agradeció y Remus transformó una silla en un sofá individual, pero de aspecto muy cómodo. Al ver que Marcus se dejó caer en este, el licántropo se acercó a la cama individual y acomodó las mantas sobre el cuerpo de William. Al verlo de cerca y alzar la vista hacia el otro Corvinus, sonrió:
–De verdad son como dos gotas de agua, pero él es de cabello rojo. ¿Puedo conjurarle un pijama cómodo?
Marcus asintió:
–Tal vez no esté acostumbrado a la ropa, pero si siente calidez descansara mejor. Y ciertamente nuestras nanas nos distinguían por el color de cabello, si no hubiera sido ese el caso; nadie podría diferenciarnos, ni nuestro... – El castaño se detuvo para terminar su frase y optó por cambiarla– ni Alexander Corvinus hubiera podido hacerlo.
La conversación cesó y los magos se retiraron, dejando a solas y con las luces bajas al dúo.
Caminando lentamente por el pasillo.
–Voy a enviarle una nota a Cissy. Tomaré prestada tu lechuza Remus.
–Hazlo, la pobre ya desea hacer un viaje, yo nunca la uso.
Severus y Remus siguieron su andar, hasta el apartamento. Entraron y Severus se dejó caer en el sillón grande. Remus ocupó el individual.
–¿Crees que su mente se logre salvar?
–Pongo todas mis esperanzas y conocimientos en que sí. Estoy de acuerdo con Marcus, no es fácil para William despertar de pronto en un lugar y tiempo totalmente diferentes, puede que solo está impactado por el hecho y que cuando se acostumbre comprenda y recuerde quien es y lo que puede hacer en este tiempo.
–La verdad es que si me da un poco de miedo que la ferocidad del lobo siga ahí y solo haya cambiado de piel.
–¡¿No puedo creer que precisamente tú creas eso, Lupin?!
–Sé que estoy siendo prejuicioso como los que me juzgan a mí; por eso lo confieso, porque comprendo que a veces nuestro lobo es más fuerte que nuestra mente humana.
Snape se levantó y estiró sus extremidades antes de transformar el sillón y conjurar mantas para él.
–Yo confío plenamente en el autocontrol de William, no en vano es el primero de su raza.
Remus se incorporó, pues escuchó la puerta y vio que Lucius ya llegaba. –Quiero imitarte y confiar igualmente. –confirmó Lupin.
Lucius no preguntó, pues ya le diría Remus de que hablaban o mejor aún, agarró la mano del rubio trigo y los guió hacia la recámara de este. Todos necesitaban descasar y dejar que sus sueños les dieran un poco de claridad.
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En la Mansión Malfoy. Narcissa recibió la nota de Lucius y si bien no hacía alarde del logro que hicieron; ella así lo consideró. Después de todo con su apariencia humana William podía ser enseñado o hacerle recordar sin temer a que su deseo de sangre fuera un obstáculo. La rubia volvió a revisar a los niños en el cuarto de Draco, estos seguían durmiendo pacíficamente custodiados por sus nanas elfinas.
Cissy dejó el lugar con mucho silencio para no interrumpir el descanso de los menores.
Marcus le pidió ayuda con su hermano para introducir a este con los modales y cosas relacionadas con el mundo mágico, que si bien no era el mundo en el que los hermanos Corvinus vivían, tampoco estaban tan ignorantes de él; de hecho Marcus bromeaba con haber escuchado hacía siglos, de ese hombre loco que aseguraba usar magia y crear reyes –Merlín–, más ni a su padre ni a ellos les pareció tan importante como para acercarse a él o a sus experimentos. Marcus aseguraba ¿Quién iba a decir que no estaba loco y que de verdad descubrió o fue fundador de un mundo ajeno al de los humanos? Por todo ello, el mayor de los Corvinus deseaba que su hermano conociera y se actualizará en conocimientos de todos los mundos.
Pero para eso; primero que nada, los Corvinus debían pasar un tiempo a solas y con el mayor de ellos ayudando a regresar por completo a William.
Narcissa era muy consciente de que si la prioridad de Marcus en ese momento era su gemelo, no por eso le restaba amor por ella, ser posesiva con el tiempo del vampiro sería muy inmaduro y egoísta, claro que ella no era de ese modo; por eso rogó a... Merlín porque William lo hubiera logrado y que volviera pleno.
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Aseguraban los guardias que después de algunos pocos años, la mayoría dejaba de gritar de terror ante la presencia de los Dementores. El reo en esa celda dudaba que eso fuera a suceder en algún momento del fututo; no importaba cuánto tiempo pasara, juraba que jamás podría dejar de gritar hasta quedarse ronco, al sentir a esos seres fuera de su celda y muy cerca de la pequeña ventana con barrotes, alimentándose de sus peores miedos y todo porque erró al confiar; ahora sus prejuicios se burlaron de él, en su locura se gritó que siempre consideró que solo las serpientes eran traidores y la realidad le dio un revés que lo hizo tambalear y caer en un abismo sin fin. Peter fue el epítome de la traición flagrante y ellos los crédulos que cayeron en su trampa, perdiendo vida o libertad por eso.
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Era un nuevo día y el anciano se levantó para desayunar, vio la fecha, hizo cuentas y consideró que esa visita a su protegido debía ser en un par de días. Estaba considerando si avisar a Severus antes o no hacerlo y ver al natural y sin poses ensayadas, la convivencia de Harry con los de su entorno. Como no le ocultó a Severus, confiaba en Remus y en él de cierto modo; más los Malfoy eran otra historia y es que estos podían darle la apariencia contraria a Harry y hacer que confiara en ellos o hasta en alguno de sus conocidos y eso no estaba bien. Pues sabía que alguno de los seguidores de Tom sería quien lo ayudara a regresar; desgraciadamente no sabían quién podría ser. Y si Harry siguiera cerca de los Malfoy hasta podrían ser estos y tendrían en sus manos la llave para lograrlo, con solo estirar su mano.
Dumbledore terminó su desayuno con la idea exacta de hacer esa visita lo más pronto posible.
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Los magos se levantaron y después de asearse y cambiarse con ropa que uno de los elfos de la mansión llevó, por órdenes de Cissy, se alistaron y luego de desayunar se unieron al par de hermanos.
Marcus igualmente se había aseado y con una esponja y la ayuda de un elfo algo asustado, limpió a William. El vampiro parecía muy curioso con la criatura mágica y como este era tan diligente con sus tareas de limpieza a pesar de que claramente les temía a ellos dos. William en cuanto llegó el elfo olisqueó a la criatura y eso fue un gran avance en opinión de Marcus, pues si su hermano no reaccionó con molestia o enojo, cabía la remota posibilidad de que William hubiera conocido algún elfo en el pasado y que lo recordara o que en ese momento su mente racional no lo catalogó como una amenaza. Las dos opciones eran muy buenas y esperanzadoras.
Snape entró el lugar haciendo todo lo posible por no molestar al hombre lobo que de nuevo dormía, lo que le pareció normal al pocionista, más preguntó con voz queda:
–¿Comió algo?
Marcus asintió y mostró una bandeja que se hallaba en la esquina cubierta con una servilleta.
–El elfo trajo algunos cortes de carne poco cocidos, según comprendí de su explicación y es que habla algo extraño; bueno que lo envió mi Cissy, igualmente me envió algo de sangre. –El elfo le pidió permiso a Lucius para retirarse y este se lo dio. Marcus sonrió y confesó cuando la criatura se fue– Lo siento es que si bien los he visto en tu mansión y me han servido; siempre me causan curiosidad, tal vez se sintió temeroso con mi atención, y no solo la mía, parece que Willi también se halló interesado en él.
Snape agarró los informes y los leyó descifrando su contenido. Al concluir informó:
–Sus niveles son normales. Todo parece bien. A excepción de su ritmo cardiaco que estaba elevado al principio, pero se fue calmando hasta ser relativamente normal o lo que se llamaría normal en un hombre lobo, si lo comparo con el de Lupin.
El grupo decidió salir y dejar que William siguiera durmiendo. De ese modo entre comer y volver a dormir, pero moviéndose un poco entre sueños, William pasó tres días; más si se ponía atención se notaba que la mirada azul estaba más enfocada e inteligente.
Incluso William ya reconocía a los magos, aunque tenía predilección por la compañía de Remus y este trataba de estar mucho tiempo con él sin descuidar a Harry que seguía en Malfoy Manior. Casualmente, igualmente Lucius casi no dejaba a solas a su pareja con el primer hombre lobo, más el Corvinus tampoco lo rechazaba, parecía que lo veía como un mal menor.
Severus por otra parte fue reconocido como doctor lo que equivalía a hechicero en la mente del pelirrojo.
Marcus casi no se separaba de su hermano, por lo que William tuvo que ser cambiado a una habitación más grande y amueblada.
Un elfo fue llevado para atender a los Corvinus, pero fue el que al principio les temió, pero que con el trato se acostumbró a ese par de monstruos amigables. Y en ese instante anunciaba...
–Amo Lucius, señor; hay una visita en la entrada señor.
–¿Visita? –preguntó el rubio.
–Amo, dice que viene a ver al señorito Harry Potter, amo Lucius.
Snape se giró a ver a la criatura y cuestionó:
–¿Es un hombre mayor?
–Si señor Snape.
Remus se levantó presuroso y su nerviosismo incomodó a William. Marcus lo calmó, pero vio con curiosidad a Snape y Remus. El par de magos, salió. Lucius le relató al vampiro.
–Debe ser Dumbledore haciendo una de sus visitas a Harry. Pero él esta...
–En tu mansión. Ve. No saldré ni dejaré que ese mago nos detecte.
Los gemelos se quedaron a solas y el castaño, cerró las cortinas de la habitación.
Marcus se quedó estático cuando escuchó una serie de gruñidos parecidos palabras. Se giró lentamente hacia su hermano en la cama; este lo miraba, pero hubo silencio de nuevo.
–¿Fuiste tú William?
–...
No hubo respuesta.
–Siento haber tardado tanto, no me justifico, pero tuvieron que pasar muchísimos años para que hubiera alguien que logrará liberarte.
Los labios del pelirrojo se contrajeron al dejar salir unos gruñidos de nueva cuenta. Marcus casi lloró de frustración al creer que su hermano no había recuperado la razón o no del todo y que seguía convertido en su lobo.
–Lo siento hermano... –Se lamentó el vampiro hincándose en la orilla de la cama del otro.
–...–De nuevo no se escuchó nada..., por unos minutos, hasta que– ¡Pues sí que tardaste Marcus, gran hijo de put...!
–¡William! –gritó el vampiro y abrazó a su hermano menor. Este no lo alejó, pero masculló.
–¿Dónde demonios estamos?
El vampiro soltó a su hermano y ayudó a este a medio incorporarse. El pelirrojo vio el lugar con cosas muy extrañas y dentro de todo esto señaló en dirección de donde habían estado los magos.
–¿Humanos?... No; parecen humanos, pero hay más en ellos algo que no comprendo... uno de ellos huele a... ¿hembra de mi clan? A pesar de no tener apariencia femenina..., pero no me molesta ¿Qué sucede Marcus?
–Te lo explicaré, pero para comenzar te informó que han pasado centurias.
–Imagino que así lo es, digamos que uno de los beneficios de estar encerrado en mi mente de lobo fue que el tiempo era relativo...
–Afortunadamente... –suspiró Marcus. William vio a su hermano y aferró el brazo de este.
–Entiendo que no pudiste ayudarme antes; no debes sentirte culpable.
–Dejé que te apresaran. –confesó el castaño.
El menor de los Corvinus gruñó; luego agregó:
–Si estoy hablando con raciocinio y pensando es gracias a ti. Siempre estuviste allí conmigo en esa... celda, hablaste conmigo, me contaste cosas, no dejaste que mi mente se perdiera. Y por si fuera poco lograste hallar a estas personas que me ayudaron... –gruñó de nuevo– No voy a dejar tan rápido mi lobo o mis reacciones como uno, pero estar con ellos y contigo, escuchando, me ayudó a acomodar mis ideas y ponerlas en palabras... –un nuevo gruñido.
Marcus no pudo evitarlo y se carcajeó. William mostró los colmillos. Pero luego se unió a su hermano.
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Ese Willi mejor que no hable, es muy grosero jajaja
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Millones de gracias por sus comentarios noona-kane, Ana M1707, Eimi Romane, Sweetvioleth, giulianacontesso y sakura1402.
