Capitulo XIX
El hombre mayor y fino, bebió su taza de café en la terraza de su pent-house en el elegante edificio en Londres mágico, de la misma forma de su propiedad.
El informe que leía, era de su vigilante en el Ministerio. Al concluirlo supo que sus hijos podrían con el problema, ellos eran los principales consumidores y el motivo por el que esa bruja encontró un recoveco para chantajear a los amigos de estos... Aunque no le agradaba que alguien los molestara por ese tipo de nimiedades. Consideró mejor evitarlo desde la raíz, para él sería como quitarle un pelo a un gato; a cambio de lo que daría exigiría total alejamiento del Ministerio hacia sus pequeños. Si mantenía a raya a Viktor y Lucian lejos de ellos, que esos magos no corrieran la misma suerte seria absurdo.
000
La celda se sentía más soleada durante el día o eso le gustaba fingir, pues en una isla llena de neblina ni de lejos podría ser; mas el animago se rió de su propia broma. Ya se había hecho a la idea de que la visita que tuvo fue real y que no lo sintió tan malo como consideró en un principio, pues esos Dementores parecieron huir al mismo tiempo que esos hombres gemelos lo vieron, para él fue un ganar–ganar, se viera como se viera.
000
El callejón estaba lleno de gente y a William le parecieron interesantes todas las tiendas y los diferentes artículos, mas si deseaba saber algo discretamente le preguntaba a Cissy.
Severus vigilaba de cerca al par de niños que admiraban los escaparates. Harry llevaba un gorrito que le cubría la cicatriz y con eso pasaba como hijo del mago pelinegro que iba tras ellos.
El hombre lobo frunció la nariz y buscó el motivo; era una tienda donde vendían animales; él se giró hacia su cuñada:
–Cissy ¿son para comer?
La rubia sonrió un poco y explicó.
–No. Son animales mágicos, las lechuzas son nuestras mensajeras, los Kneazles son gatos mágicos y los crup...
–Oh ya veo, tienen dos colas. –terminó William. Se acercó al lugar para ver mejor a esas criaturas y luego de unos minutos, buscó a Severus. El mago pelinegro se encontraba comprando unas golosinas para los niños. William llegó hasta el trio y preguntó:
–Por cierto Severus ¿ya tienes tu respuesta sobre Sirius Black? –El pocionista asintió sin voltear, porque no quería dejar de ver a los menores, pero William lo llamó. –No te preocupes reconozco su olor, así se alejen yo siempre sabré donde están.
–Oh ya veo. Bueno sobre lo de Black, si ya la tengo. Creo que merece una oportunidad, pero debe pasar una evaluación, ni Remus ni yo, deseamos que ponga en peligro la relación que tenemos con Harry; por eso queríamos ir a verlo. Puedo pedir un permiso de visita en el Ministerio o...
–O los llevo, no me molesta y de hecho, igualmente quiero conocer más a ese mago.
–Pero tampoco debe ser un obstáculo para tu viaje.
–Oh no, realmente me ayudaría tener información antes de mi viaje.
Snape ya no presionó a William sobre el motivo para ello.
El hombre lobo regresó sobre sus pasos y sacó un morral con galeones. Marcus vio con curiosidad como su gemelo volvía a la tienda de animales mágicos y poco después salió con una jaula llevando...
–¡¿Dioses William te gusta cada mascota extraña?! –exclamó Marcus haciendo gestos.
William sonrió divertido mostrando sus colmillos por un segundo.
–Oh no, le compré alimento al futuro Kneazles de Harry.
La rata en la jaula tembló al escuchar ese nombre y ver como su nuevo dueño lo miraba con ojos azules e inquisidores.
000
Con los rubios listos; el grupo salió. Lucius fue por su licántropo, más este ya bajaba por las escaleras. El Malfoy vio a su novio y sonrió. Al encontrarse, el platino, agarró la mano de su novio y le dio una vuelta, disfrutando de la risa divertida de este.
–Remus eres muy atractivo, pero hoy brillas más que siempre.
El mencionado se acercó y besó profundamente a su amante.
–Te amo Lucius Malfoy.
–Pues eres plenamente correspondido Remus Lupin. Vamos.
La pareja se agarró de las manos y se dirigieron a la chimenea. Un elfo apareció frente a ellos.
–Lo siento amo Lucius, señor... Pero en la puerta de la entrada están algunos aurores y dos personas más. Dicen que traen una orden del Ministerio.
Lucius frunció el ceño. Lupin tragó saliva y vio con miedo a su amante...
–¿Lucius...?
–Tranquilo. Yo salgo, pero escóndete en el ala de William y Marcus, por si las dudas. Seguro que podrás salir con ayuda de los elfos, si hay problemas.
–No me iré sin ti.
–Debes de; alguien debe avisar a los otros y créeme yo no corro mucho peligro; tú...
–Si entiendo.
Remus besó rápidamente al rubio platino y corrió hasta el ala opuesta.
Lucius ordenó a Tiny.
–Hazlos pasar a la entrada y solo hasta allí.
–Si amo.
El Malfoy se cambió la ropa muggle por túnicas y salió hacia el camino de la entrada principal. Su gesto se volvió totalmente osco al ver quien iba con el grupo de aurores, después de todo esos colores estridentes de vestimenta solo podían pertenecer a Dolores Umbridge, lo que igualmente le daba una idea a Lucius de quien era la presa por la que iban, sin embargo estaban muy locos si creían que él lo permitiría.
El patriarca Malfoy avanzó y saludó.
–Señores, señora, ¿a qué debo su visita?
Dolores casi corrió hasta el rubio, no obstante Tiny la detuvo.
–El amo Lucius no ha dicho que puede pasar.
Dolores frunció el ceño en claro gesto de asco y exclamó:
–¡No me hables de ese modo, criatura sucia!
El platino arremetió, ya harto del atrevimiento de esa bruja:
–Soy yo el que te exige que no le des órdenes a mi servidumbre Dolores y te recuerdo que estoy en mi propiedad y si no me dices de inmediato el asunto que los trae aquí, lo echaré sin miramientos.
La bruja se irguió y mostró un pergamino; el cual Tiny agarró y llevó a su amo.
–Lucius Malfoy traemos una orden de cateo para su casa porque posiblemente tiene a una criatura oscura viviendo en su propiedad.
–¡¿De qué hablas y en base a que dicen eso?!
Respondió molesto Lucius.
–Hemos hablado con el señor Pickles y él nos ha asegurado que la ingesta de carnes de todo tipo ha aumentado exponencialmente de poco tiempo para acá, en esta Mansión.
El rubio se quedó un momento en silencio; de las cosas del hogar se encargaban Tiny, obviamente no dudaba nada de lo que Dolores afirmaba, pues con los gemelos y Remus eran gran fuente de consumo de carne, sin embargo; eso de cuestionar hasta lo que se comía en su casa ya bordeaba en el acoso.
–¡¿Por una simple sospecha de lo que comemos se han atrevido a venir a molestar?!
El jefe del grupo de aurores se removió nervioso sobre sus pies, más Dolores no se amedrentó.
–Lucius, eres consciente de que esta clase de cosas no deben tomarse a la ligera, no luego de esta triste guerra que hemos tenido... comprenderás que todo rumor debe ser investigado y tu cooperación sería tomada como muy buena voluntad.
El Malfoy reconocía una amenaza por muy velada que esta fuera y apretando los puños estaba a punto de permitir la entrada del grupo, pero un sonido de aparición lo detuvo.
Un mensajero del Ministerio llegó jadeando y corrió hasta el jefe de los de túnica azul, entregándole un pergamino. El mago leyó velozmente y llamó a la bruja.
–Señora han enviado una orden de los miembros del Wizengamot; debemos regresar y ya no importunar al señor Malfoy.
–¡¿Qué?!
Chilló la bruja, regresó sobre sus pasos y arrebató el pergamino para leerlo. Su rostro se volvió lívido y aclarándose masculló una despedida y salió de Malfoy Manior. Sin mirar atrás.
Lucius miró con asombró la escena, más se dijo que a caballo regalado no se le veía el colmillo y aceptó ese golpe de suerte...
Golpe de suerte que no fue otra cosa que una donación bastante generosa anónima (de Alexander Corvinus) al Wizengamot, con órdenes estrictas de no molestar a los Malfoy y cercanos de estos –entiéndase a sus niños– aunque los magos no supieran de ellos.
Lucius regresó al interior de la mansión y vio con agrado y alivio que Remus ya lo esperaba.
–Naly me informó. Se fueron rápido ¿a que vinieron?
El rubio atrajo a su amante en un abrazo para calmarlo y calmarse al mismo tiempo.
–Vinieron porque hicieron una investigación, tratando de pescar a un licántropo o algo más.
–¡¿Cómo?!
El Malfoy explicó lo que esa bruja les dijo y como llegó a esa conclusión...
–De verdad deben estar desesperados por conseguir dinero.
–Precisamente; si eso es lo que buscan no me asustan; sé cómo jugar ese juego y pagar por favores. Más en esta ocasión no sucedió de ese modo y eso es lo que me intriga.
–Pues ciertamente si hubo alguna ayuda debemos investigar.
–Pero muy discretamente.
Remus asintió sin dejar la seguridad de los brazos de Lucius. El rubio platino se sentía bien al tener a su novio en brazos, sin embargo no iba a permitir que esa indeseable visita les arruinara los planes; así que besó a su pareja y lo guió a la chimenea.
000
El viaje de regreso al Ministerio para Umbridge fue para mascullar su enojo, porque si bien el objetivo se cumplió al conseguir recursos económicos para los Departamentos del Ministerio; no como ella anhelaba: haciendo pagar a esos engreídos por esconder una criatura oscura, de eso estaba segura. Más no era tan impulsiva para ir en contra de una orden de los consejeros... por el momento.
000
El grupo de adultos y par de niños se acercaron a un restaurante para comer. Los infantes jugaban con el roedor en la jaula y es que estaba advertido –por una mirada azul y feroz– que si no quería terminar aplastado se comportaría y no sería violento o molesto con los pequeños, que a pesar de haber dicho que la mascota del tío William era algo fea, seguían centrando su atención en ella.
Narcissa miró a los dos maguitos y a la mascota, luego le preguntó al pelirrojo:
–¿Por qué compraste... eso William?
El mencionado sonrió y aseguró:
–Oh es muy seguro que será de utilidad, ya lo verán.
Severus vio al animal y algo en sus recuerdos se removió, pero dejó eso de lado porque la comida llegó.
000
En el mundo Muggle, Lucius y Remus visitaban una galería, observando las pinturas de la exhibición. Al licántropo le agradaron, pues eran de paisajes naturales. Lucius le obsequió una a su amante y este estuvo muy conmovido. Como una pareja recorrieron un parque y comieron en un lugar elegante, pero intimo; su recorrido terminó en uno de los hoteles más famosos de Londres, donde tenían reservación gracias a la secretaria muggle del rubio platino.
Esperando que Rem saliera de la bañera, Lucius colocó una cajita sobre la mesa que tenía el servicio de vino y bocadillos. Cuando el rubio trigo se reunió con el otro mago este le ofreció la cajita; tal vez era un mero trámite, sin embargo para Remus fue un detalle muy romántico. Obviamente la respuesta fue afirmativa.
Ellos celebraron ese día quedándose toda la noche en la habitación
000
El paseo del grupo terminó en la Mansión con dos niños dormidos en brazos de Severus y Marcus respectivamente. Los infantes fueron entregados a sus nanas para que los llevaran a descansar en sus respectivas habitaciones. Marcus y Narcissa se retiraron a la suya, pero William invitó a Severus a tomar una copa.
Como el clima lo ameritaba; el pelirrojo y el pelinegro se fueron a sentar en las sillas de jardín. Severus vio con intriga que William colocó a su nueva adquisición en la mesa frente a ellos.
–No te preocupes Severus, no me lo comeré.
–Oh no lo consideré, no se ve ni remotamente apetitoso.
–Si. –Afirmó William, que agarró su copa y bebió un sorbo– Deseaba contarte a ti, quien es...
–...
–¿No lo reconoces?
–No. –contestó muy seguro, Severus.
El primer hombre lobo movió el líquido de su copa y sonrió de lado.
–Lo vi en la tienda y lo supe de inmediato; para Marcus puede serle un poco más lento que reconozca a los que ustedes llaman animagos, para mí por mi instinto, olfato y lugar en la cadena alimenticia me es muy fácil hacerlo... Te presento a Peter Pettigrew.
–¡¿En serio es él?!
William asintió y bebió de nuevo, sin dejar de observar al roedor que se pegaba al fondo de la jaula temiendo por su vida. Severus igualmente lo observó por largos segundos, y enseguida mencionó:
-–Eso explicaría el motivo de que el Lord lo tuviera escondido como espía, por eso nunca lo vimos. También explicaría porque Él sabía si nosotros le éramos totalmente fieles o veíamos a los de la Orden.
–Me imagino, esa forma animaga es muy útil para esas desagradables tareas. No soy ajeno a un buen combate y a enfrentar a mis enemigos, pero detesto los juegos y recovecos, me gusta luchar de frente; Marcus es más de estrategias; por eso parecería que para mí Peter no es importante. Mas tú fuiste el que decidió su destino, le diste una oportunidad a Black y con ello necesitaremos a esta rata para probar su inocencia cuando llegue el tiempo. Por el momento que esto quede entre nosotros tres.
–Entiendo.
–Y ahora cuéntame; sentí que tú conociste más de cerca a Regulus Black.
–Oh... si, lo hice, era solo un par de años más joven que yo y me agradó siempre. Amaba a su hermano, pero hubo una separación por la diferencia de ideas; supongo que Black cree que yo lo remplacé como hermano mayor...
Severus relató algunas historias de Regulus, cuando estudiaron en Hogwarts y notó con simpatía que William disfrutó escucharlas.
Y eso era verdad, pues con cada relato el pelirrojo consideró que conocía otro poco a su futuro compañero.
...
Los tramites como todo en la burocracia del Ministerio, no fueron obstáculo cuando los engranajes se aceitaban con algunos galeones. Y para la tarde del día siguiente, Severus ya tenía el permiso de visita para ver a Sirius Black. Remus iría de polizonte con William y se encontrarían en Azkaban; pues cuando todos se enteraron de la visita de Dolores, optaron por no arriesgarse a que alguien supiera de Lupin.
...
Muchísimas gracias por esos comentarios que me animan a seguir este fic: Sakura1402, Eimi Romane, noona-kane, AnaM1707 y Giulianacontesso.
