Capítulo XXIII
William atrajo en un abrazo a Regulus y sintió como este suspiraba satisfecho y feliz. Los cuerpos de ambos gritaban por conocerse sin ropa, sin embargo el pelirrojo deseaba que Regulus tomara la iniciativa, pues no quería presionarlo, aunque cierta parte de su compañero que sentía dura y presionada sobre su pierna, le enviaba señales interesantes.
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Alexander le dio un resumen de las actividades de los aquelarres de América y Europa a su hijo mayor y notó como este parecía poco feliz.
–Están causando problemas. Y todo por esnobismo, si siguen mostrándose sin recato, pronto tendré descendientes muy poco dignos entre las filas.
–¿Qué quieres hacer? –preguntó Alexander.
–Una purga. Se suponía que Amelia estaba a cargo este siglo; sin embargo veo que al igual que Viktor en su tiempo, están muy interesados en ellos mismos.
–Viktor sentenció a muerte a su propia hija... –recordó el mayor.
–Si. Algo desagradable, me enteré después de que despertara. Por eso decidí ya no dormir.
–Ya veo.
–Como mencionaste hace un rato, la inmortalidad no es algo que todo el mundo pueda manejar sin volverse loco. Por si fuera poco no quiero que mi futura esposa se entere de los errores de estos vampiros.
–Me gustaría conocerla, si lo permites
–... No veo porque no. ¿Y qué sabes de los lycanos? –cuestionó Marcus.
Alexander sacó otro sobre y se lo dio al menor. – Todo esto está en mis archivos electrónicos, pero se imprimió lo más importante.
Marcus asintió y leyó el contenido de los papeles. Al terminar sonrió divertido.
–No puedo creerlo, siendo descendientes de nuestro Willi exhibicionista y se han mantenido en el anonimato, incluso mejor que los vampiros.
–Pues sí; pero me temo que son como un rio arrastrando piedras, tranquilo por encima, pero revuelto por dentro.
–¿Por qué?
–Han estado siguiendo a los Corvin...
–¿Los de la línea de Michael?
–Si. He investigado y el resultado es que Lucian desea crear o hacerse hibrido.
–Hibrido... interesante y fuerte si lo logra.
–Fuerte, pero no tanto como una mezcla de ustedes o de sus hijos biológicos. No es algo de que debamos preocuparnos, cuando llegue el momento nos encargaremos.
–No lo sé... padre –Alexander disfrutó escuchar esa palabra en los labios de su renuente hijo– No quiero que todo se salga de control y ¡demonios! si William y yo somos gemelos ¿Por qué nuestras razas se quieren acabar entre ellas?
–Los que iniciaron la guerra fueron Viktor y Lucian.
Marcus gruñó mostrando sus colmillos:
–Y ellos la terminaran, de eso me encargaré.
–Me parece bien.
–Ahora debo enviar un mensaje a mi prometida; para que no nos esperen.
Marcus salió a una de las cubiertas y allí silbó y como le dijo Narcissa poco después llegó una lechuza, el vampiro se sorprendió ante lo veloz de la respuesta y el hecho en sí.
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Remus se bebió la otra dosis de la Corvilobos y siguió viendo con entusiasmo como el profesor dibujaba lo que Harry le había pedido. El niño deseaba conocer a su padrino y como supo que Severus lo conocía y lo vio recientemente le pidió que lo dibujara.
Cuando el profesor concluyó y entregó el dibujo a un par de niños curiosos estos rieron divertidos, pero el morenito añadió:
–Shev este no es mi panino, eshte esh un perro...
Remus se acercó a la mesa donde el adulto y los niños se encontraban y vio sobre el par de cabecitas. Y en el pergamino se hallaba, efectivamente la silueta de un perro algo desaliñado. Lupin vio feo al pocionista y este se encogió de hombros, respondiendo:
–No soy dibujante.
Harry se volteó hacia el licántropo y afirmó:
–Rem eshte no esh panino.
–No lo es cariño, Severus solo está jugando.
Draco vio de nuevo el dibujo y sonrió.
–Esh bonito. Yo quedo un panino crupp.
Remus negó sonriendo y con eso, los niños se levantaron de la mesa y se fueron a jugar. Remus los vigiló hasta que vio que Nally iba tras ellos. Luego se sentó.
–Me siento esperanzado.
–Es muy bueno saberlo, pero ¿Por?
–Todo, la poción, lo bien que me siento al tomarla; por lo de Sirius...
–Ese perro no dio muestras de querer escuchar.
–Yo sé que lo hará, estoy confiando en que sus deseos de libertad hagan el trabajo.
–Si tú lo dices Lupin.
Lucius y Narcissa entraron a la sala en ese minuto y saludaron a los dos magos allí. Los rubios llegaban de Gringotts pues ambos revisaban sus cuentas y la que tenía Draco. Aprovechando la salida, Narcissa cambió algunos galeones por libras y dólares para su próximo viaje.
Lucius besó al licántropo en la mejilla y se sentó junto a él. La rubia optó por ir a descansar en lo que la cena se servía, y antes pasaría a ver a los niños. Severus guardó con un pase de varita todos los colores y pergaminos y mientras la hacía, preguntó:
–¿Ya está lista la habitación para Lupin, Lucius?
–Se le darán los últimos toques, aunque dijiste que nada de cadenas.
–No. Yo planeo que ni siquiera los barrotes sean necesarios. Confío en esa poción.
–Si tú lo haces, igualmente nosotros. –aseguró Lupin.
No pasó mucho tiempo luego de la cena para que el mensaje de Marcus llegara y los magos se alistaran para esa noche de luna llena. Narcissa se encargaría de estar cerca de los menores y llevárselos si fuera necesario; a pesar de confiar, Severus no deseaba escatimar en precauciones.
La recamara que se preparó para la transformación de Remus se hallaba lejos de las instalaciones habitadas y en el sitio donde se encontraban las antigüedades y artículos de los antepasados Malfoy. Un lugar solitario, pero que esa noche atestiguaría un triunfo o derrota por sobre la maldición de Remus Lupin.
Severus y Lucius acompañaron al rubio trigo. Entraron en la habitación y Remus al ver la luna desde el ventanal con barrotes, se alegró...
–No tengo ansiedad.
Severus apareció un pergamino y vuelapluma para anotar todo. Lucius no perdía de vista a su pareja.
Las nubes se movieron y la luna brilló en todo su esplendor, iluminando a Remus en su totalidad.
Para sorpresa de Severus y Lucius; el rubio trigo se removió, mas no cambió, de hecho se giró en su dirección y les informó.
–Siento el cambio venir, pero al mismo tiempo percibo que tengo todo el control... ¿Qué debo hacer?
El profesor exhaló y explicó:
–Si no cambias, no sabremos si hubo una permutación o avance alguno.
–En ese caso lo haré, sé que es mucho pedir, pero no teman, estoy totalmente consciente.
Remus se movió y el Malfoy sin dejar de verlo, murmuró a su amigo.
–No tienes que quedarte. Yo tengo la responsabilidad.
–Es tu pareja, pero también es mi paciente.
El cambió surgió... Uno a uno los huesos y piel se fueron acomodando y los dos magos no pudieron dejar de ver deslumbrados todo el proceso.
Remus aun con su mente despejada se removió y miró sus grandes garras. Su antiguo licántropo ya no existía, ahora en su lugar nació un Lycano uno incluso diferente a los machos de esa especie, pues Remus poseía pelo lustroso y muy similar al color de su cabello humano.
Abrió el gran hocico solo para medir la fuerza de este.
El Lycano vio a los magos y sin saber qué otra cosa hacer para mostrarles que estaba muy sensato, alzó su garra derecha y la agitó en un saludo.
Snape y el Malfoy dejaron salir el aire aliviados y en un movimiento valeroso, el rubio platino avanzó hasta estar cerca de los dos metros y medio que medía Remus. El Lycano se movió ligeramente y con su brazo alzó al mago rubio y lo atrajo en un abrazo restregando su gran cabeza en la de Lucius, siendo totalmente cuidadoso para no lastimar a su muñequito rubio.
Lupin caminó para ir con Severus sin soltar a Lucius que si bien se sintió un poco humillado, lo dejó de lado al saber que su amante lo había conseguido, era un Lycano con mente humana.
Severus se aclaró la garganta y muy profesionalmente preguntó:
–No veo que puedas hablar, pero respóndeme si comprendes.
El Lycano movió la cabeza afirmativamente.
–¿Sabes quien eres? –inquirió el pocionista.
El lobo movió de nuevo la cabeza asintiendo.
–... ¿Sientes alguna intención de ser violento?
Remus negó y en cambio rosó de nuevo a Lucius con su cabeza.
–Ya veo, solo quieres ser cariñoso con tu pareja y... ¿tu cachorro?
El movimiento feliz de la cola del Lycano dio la respuesta. Snape anotó todo, sin dejar de sonreír satisfecho.
–Creo que los dejaré a solas. Remus puedes cambiar a voluntad, así que suelta a Lucius y pasa esta noche de celebración con él.
Terminando Severus salió. Lupin dejó en el suelo al rubio platino y como el pocionista informó pudo cambiar a su forma humana sin sentir ese traumante dolor de antes, ese con el que vivió la mayor parte de su vida, el que tuvo que adormecer varias veces con placebos.
–Es maravilloso Rem, lo lograron. –felicitó Lucius.
Remus estaba desnudo y el Malfoy lo atrajo para besarlo...
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Regulus vio a los ojos azules de William y se alzó de puntillas para besarlo. Al alejarse sus ojos brillaban y William se permitió creer que de lujuria.
–Por Marlín... eres tan caliente... –informó Reggy.
William abrió los ojos asombrados y rió exultante.
–Vaya, gracias. ¿Puedo tomar eso como una invitación a poder mostrarte una habitación o sería...?
Regulus no respondió, en cambio agarró la mano del más alto y lo guió a la zona de habitaciones para invitados, antes ya había investigado cual sería la que usaría William si se quedaba en el barco.
Cruzaron la puerta y el mago volvió a pedir un beso, lo que claramente no fue negado.
–Oh cielos ya quiero tenerte. –afirmó en un gruñido William.
No fue exactamente romántico, pero fue honesto. Todo su cuerpo se sintió en llamas con lo mucho que quería a Reggy. No sabía si era la experiencia cercana a casi perderlo o el hecho de que luego de siglos tenía a su compañero, pero admiró cada parte de este.
William besó a Reggy de nuevo, disfrutando de la forma en que el mago se dejó llevar.
Regulus le dejó claro lo que deseaba y el pelirrojo se lo daría. El hombre lobo enganchó sus pulgares en la cintura de los pantalones del mago. Lo requería sin nada de prendas.
Desnudo y con el pene de Regulus libre, William gruñó y alejándose del beso se bajó un poco, otro poco y más.
Regulus no era un hombre corpulento, pero si poseía un cuerpo delgado y marcado.
William besó el pedazo de carne rodeado de rizos negros y sintió como el dueño de este daba un brinco. El pelirrojo se concentró en su tarea y con satisfacción sintió las manos del mago en su cabello. Regulus acarició las suaves hebras rojas y a pesar de querer resistirse, las jaló un poco al sentir como William lo chupaba.
William dejó que su lengua se deslizara contra la parte inferior de ese eje, lamiéndolo desde la raíz hasta la cabeza.
Para William era su primera vez atendiendo a un hombre, pues su experiencia había sido con mujeres y si hubo varones no les dio tanto cuidado. Claramente el que Reggy fuera su compañero lo hacía muy disfrutable.
Regulus se quedó sin aliento, trató de hablar con el hombre lobo, pero no lo consiguió, así que su orgasmo llegó y se vino en la boca de este.
Aun con la respiración desigual, los pensamientos de Reggy eran caóticos y llenos de William, deseaba muchísimo al pelirrojo.
Y William no se quedó atrás, pues se alineó con el pelinegro para que sus penes se restregaran uno contra el otro.
Regulus se preguntó si sería arbitraria su forma de pensar al considerar que todo eso era lo más erótico que había vivido y es que no poseía mucha experiencia en esos menesteres.
William se susurró al oído...
–¿Quieres que te penetre?
¡¿Qué clase de pregunta fue esa?! Se dijo el mago; claramente la respuesta sería afirmativa. El Corvinus le sonrió. Era completamente depredador. De la mejor manera posible.
William agarró de la cintura a un desprevenido Regulus y lo giró. Un gritó salió de la boca de Regulus. El pelirrojo lo dejó y se alejó rumbo al baño, por unos segundos el mago se sintió desconcertado, sin embargo vio que el hombre lobo regresó rápidamente con un pequeño frasco en la mano.
William vio a su compañero y caminó veloz para subirse al lecho, aferrarlo del rostro y besarlo. Enseguida acomodó de nuevo a Reggy en cuatro puntos.
El pelirrojo notó el nerviosismo en su pareja y pasando una mano por sobre la columna de este, le susurró...
–No te preocupes seré cuidadoso y prometo no morderte... si no me lo pides.
Regulus rio quedito y recibió un beso en el cuello como recompensa. Finalmente los dedos del Corvinus presionaron en el orificio del Black extendiéndolo buscando no lastimarlo de ningún modo.
Regulus se inclinó y por entre su piernas se vio asimismo, pero también a William y casi exclamó ante ese pedazo de carne que tenía entre las piernas su hombre lobo. El mago se dijo que el que esa parte encajara dentro de él sería casi imposible, pero de cierto modo deseó probarlo enseguida.
Los dedos del Corvinus siguieron trabajando en el interior del pelinegro y es que estaba muy consciente de que esa primera vez para su pareja no sería nada fácil.
Hubo besos en la espalda de Reggy por parte de William sin que este dejara su segunda tarea de lado, poco a poco midió las reacciones del mago y es que en una de esas intrusiones, el Corvinus halló ese punto de placer de Regulus y lo estimuló para disponerlo cada vez más.
Cundo el mago corcoveó ante las caricias interiores de las falanges; William retiró los dedos. Su cuerpo latía con calor y deseo. Dolía por la necesidad de poseer a su amante.
William apenas si se contuvo, pues su anhelo era mucho; así que vertió una generosa porción de lubricante sobre su miembro y sobre el esfínter de su mago.
Hubo un pensamiento en la mente de William de usar protección, sin embargo lo desechó, si bien su Reggy poseía genes de hembra, aun no lo mordía para activarlos y por eso no habría peligro de que gestaran... todavía.
Tomando su pene en la mano, William se dirigió hacia donde necesitaba ir. Agregó solo un toque de presión, y parecía que eso era todo lo que hacía falta antes de que el cuerpo de Regulus lo acomodara. El miembro del hombre lobo atravesó el anillo de músculos y la presión casi lo hizo llegar, pero se calmó todo lo que pudo para no hacer una penosa escena.
Obviamente el lobo no se movió y es que no quería lastimar a su compañero; a pesar de desear empujar con todas sus fuerzas, William espero la señal de Reggy apretando los dientes hasta casi hacerse sangrar, pero aguantando estoicamente.
Regulus por fin se movió y el Corvinus dejó salir un satisfecho suspiro. William sonrió, y luego se echó hacia atrás y empujó una y otra vez. Gruñó un ruido bajo en su garganta. Tan perfecto. Luego de siglos William había hallado a su alma gemela, había llegado a su hogar. Los movimientos no se detuvieron y es que los gemidos de Reggy animaban a William a seguir hasta que el mago lo deseara.
William salió de su compañero y lo giró...
–Quiero verte a los ojos...
Regulus estuvo de acuerdo y lo mostró abriendo los brazos para que el pelirrojo se hundiera en ellos, al mismo tiempo que las embestidas continuaron.
La cama era grande y nueva, eso lo notó el pelirrojo desde que llegaron. Su padre tuvo listo todo imaginando que eso sucedería, pues en el baño había toallas y batas para dos personas, al igual que lubricante y condones y es que si bien el lobo agradeció la buena disposición, también sintió un poco de vergüenza de que su padre se enterara de lo que su amante y él harían.
A pesar de eso, William olvidó todo al colar la mano entre sus cuerpos unidos y acariciar el pene de su amante; luego de eso, los movimientos se volvieron lentos para hacer durar ese placer todo lo que aguantaran... Lo que no fue mucho, pues al llegar Reggy apretó sus músculos y con eso catapultó el orgasmo de William.
...
Mil gracias por sus bonitos comentarios, algunos de verdad me hacen reír y otro son muy tiernos. Gracias noona-kane, sakura1402, AnaM1707, Eime Romane y Giulianacontesso.
