Capítulo XXIV
Los rayos del sol entraron por la gran pared de vidrio y Reggy se removió buscando escapar de ellos. Al hacerlo sintió como unos brazos lo atraían y se acurrucó en ellos.
William sonrió ante lo poco madrugador que parecía ser su mago. Él ya tenía hambre, mas no deseaba molestar a su compañero o eso intentó de buena fe, pero el rugido de su estómago echó por tierra sus buenas intenciones, Regulus rió divertido y dejó su refugió encarando al pelirrojo.
–Vamos a desayunar.
–Por favor.
Reggy besó ligeramente al otro y se acercó a la orilla del tálamo, colocó los pies en la alfombra, pero al intentar incorporarse no lo logró. Con mejillas rojas, se volteó y llamó a William...
–Creo que necesito ayuda...
–Lo que mi Reggy desee.
Dijo el Corvinus y yendo hasta el lado de su pareja lo alzó cual si pesara como una pluma y lo llevó a la habitación del baño donde entre caricias y besos se asearon.
La pareja se unió a los otros dos Corvinus que ya se encontraban en el gran comedor desayunando. En cuanto se sentaron, William atiborró su plato de todo lo que había en la mesa, sin olvidar poner del mismo modo en el de su pareja.
Con todos enfrascados en la comida, Regulus decidió preguntar lo que rondaba en la cabeza desde el día anterior...
–¿William... sabes algo de mi hermano Sirius?
Marcus miró al mago y se limpió la boca. Tomando la palabra.
–Si. Es el primo de Cissy y Remus nos pidió que investigáramos si lo que hizo era verdad o no.
–Yo no lo creí, sin embargo soy su hermano así que puedo ser parcial.
William dejó de comer un momento y agregó.
–Pues tienes razón, es en parte inocente. Han pasado muchas cosas y está en las manos de las personas que hirió con sus actitudes el que quede libre o no
–¡¿Si?! –cuestionó esperanzado Regulus.
–No obstante la mayor barrera son sus prejuicios. Y supongo que lo entenderás. –opinó Marcus.
–Pues ciertamente nos educaron en costumbres de familias sangre pura y eso incluía el rechazar a todos los que consideramos por debajo de nuestro estatus. Sin embargo él le dio la espalda a todo eso por ser libre para pensar y aceptar las ideas más populares y no clasistas. Yo fui el que después de que él fue, incluso borrado por el tapiz familiar, tuvo que poner en alto las ideas puristas de nuestra familia.
–Algo dedujimos al conocerlo. Y de hecho me pareció extraño que si bien ondea la bandera de tolerancia es tajante enjuiciando a los que considera los malos magos y brujas, para él no hay medias tintas. Si puedo decirlo, creo que por eso se metió en tantos problemas. –consideró Marcus.
–Si. Muchas veces trató de convencerme de unirme al lado de los opositores de Vold... de Él. No hice caso, a lo mejor debí hacerlo, mas cuando vi todo lo que ese maniático hizo, quise poner algo de mi parte para detenerlo; si no hubiera sido por ti –dijo viendo al pelirrojo– bueno a ustedes, hubiera muerto sin que nadie supiera ni donde quedarían mis restos.
–En una guerra no importa en que bando combatas, es seguro que tu vida correrá peligro. La justicia no existe en una guerra; el mejor ejemplo es el pequeño Potter, quedó huérfano y eso por sí solo no fuese una desgracia; los llevaron con sus parientes muggles que ni siquiera lo querían. Sus padres eran de los buenos ¿y eso de que sirvió? –aseguró el vampiro.
–Hemos vividos lo suficiente para saber que si bien el principio de las causas puede tener un sentido bueno o malo, al final si se pelea por ello, habrá perdedores en ambos lados. –aceptó Alexander.
–Como ves Reggy, no somos de los que juzgan, y mucho menos interesados en ello. –concluyó William.
El mago sonrió y continuó comiendo. Esos Corvinus estaban por encima de inmiscuirse en guerras o buscar bandos, pero al verlos a los tres juntos se dio cuenta que la base de su relación era la familia.
La sobremesa se extendió, pues los hermanos le relataron con detalle la relación que tenían con sus parientes y conocidos en el mundo mágico.
–Si quieres y te sientes listo, puedes regresar hoy con nosotros. –ofreció Marcus.
–O puedes traerlos, pues sería mejor que les expliques antes de que vean a Reggy. ¿No hay problema de que vengan? –comentó William viendo a su padre.
–No, claro que no hay problema. –dijo Alexander.
Marcus vio a su hermano y sonrió; tal vez él había estado con Willi todos esos años, pero era muy diferente a que este tuviera a su compañero. De ese modo seguirían juntos, pero con sus respectivos compañeros de vida... y puede que con hijos o más hijos porque Draco ya era uno.
–Bien, es una excelente idea. Yo regreso hoy y les diré a los otros. Si quieres puedes venir conmigo... Padre.
El inmortal confirmó velozmente.
–Por supuesto.
La sobremesa concluyó y los Corvinus mayores se alistaron para partir. William y Regulus aprovecharon el tiempo para conversar y conocerse más, si había algo adicional ya sería otro cuento.
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El amanecer encontró a Remus y Lucius enredados en las sabanas y abrazados. Remus fue el primero en abrir los ojos y soltándose a regañadientes de su pareja, se estiró cual felino. Sonrió a escuchar como sus hueso sonaban, pero acompañados de satisfacción. El dolor ya no existió.
Luego de esa rutina se giró y metió la nariz en el cuello del rubio platino que sonrió antes de decir.
–Te iba a preguntar si estabas bien, pero notó que si lo estás.
–Definitivamente lo estoy. De hecho, espero que la despensa esté bien surtida porque tengo un hambre feroz.
–Lo está, no lo dudes. Desde que el señor Pickles fue liberado con una disculpa del Ministerio; nos ha traído solo lo mejor.
Remus se incorporó un poco y miró por la ventana desde su posición.
–Tienes que reconocer que fuera de que es una bruja que no debería existir, su idea no fue tan mala.
–Si tú lo dices. Expongamos que si alguna familia es afecta a consumir mucha carne por simple glotonería, podrían ser molestados por ella y ni al caso.
–Si. Pero le atinó.
–Oh Rem...
Lucius lo atrajo en un abrazo y lo besó. Luego de un baño rápido la pareja bajó a desayunar y los otros miembros de la familia se les unieron poco después.
Snape usó de nuevo el pergamino y vuelapluma, pero no dejó de comer, pues Harry lo veía y no quería que este lo imitara para jugar en vez de desayunar.
El pocionista no se dio cuenta, sin embargo sonreía al anotar –lo que los otros suponían– los pros de la poción; obviamente la que fabricaría no podía llevar sangre de William, o si la usaban solo sería la base o una sola célula para varias porciones. La pura, la original Corvilobos era la que tomó y seguiría consumiendo –si lo requería– Remus Lupin, que se había ganado ese privilegio y a quien autorizó William para ser parte de su manada.
Severus tendría que hacer más investigaciones, pues no todos los licántropos eran inocentes o víctimas, algunos como GreyBack eran asesinos naturales. Por lo que la Corvilobos tampoco debía ser usada por el mal.
Harry terminó y esperó paciente a que su amigo rubio lo hiciera, pues este era algo lento y melindroso con la comida. Así que en lo que el rubito terminaba, se bajó de su silla y buscó que Remus lo alzara en brazos para ver de cerca cómo funcionaba el vuelapluma de Severus –ambos magos estaban sentados juntos.
Remus le explicó amablemente y con paciencia al morenito como funcionaba el artefacto. Narcissa vio esa acción y con un brillo sabihondo en los ojos, opinó:
–Rem eres muy paciente ¿no has pensado en ser profesor? Digo no necesitas ingresos, pero sería una buen actividad. Inclusive hasta podrías serlo de niños de parvulario* como serían estos pequeñuelos si no tuviera tutores privados.
–Mami, shi tío Dem esh maeto, yo quedo id con él. –dijo muy ufano Draco.
Harry miró a Remus lo agarró del rostro y lo besó en la mejilla.
–Yo no quedo etudiad mash.
–¡Oh por Merlín! –se lamentó Severus. Harry lo vio y se puso rojito y nervioso.
El pocionista bufó y cargó al niño.
–¿Si yo fuera tu maestro tampoco querrías estudiar más?
–Shi, shi. –aseveró el pequeño.
–Está bien, Pottercito. –felicitó Severus.
Lucius se limpió la boca y sonriendo comentó:
–Qué bueno es mintiendo.
Los adultos chillaron callando al Malfoy. Harry se recargó en el pelinegro y dejó que olvidaran su falta de entusiasmo por los estudios. Draco aprovechando el barullo, colocó algo de fruta en el plato de su madre y anunció orgulloso...
–Ya teminé.
Harry se bajó del pocionista y corrió hasta su amigo para irse a jugar, en lo que sus profesores llegaban.
–¿Y ustedes que creían que Sirius sería una mala influencia? Pottercito no niega su herencia. –bromeó el Malfoy.
–Bueno... ciertamente James no era muy estudioso... –se desencantó Lupin.
–¡Pero Lily sí! –profirió Severus.
Narcissa le quitó hierro a asunto:
–Oh no exageremos, probablemente lo dice porque su clases interrumpen su juego. Obvio que no va a ser adepto a ellos. Draco, bueno es un mimoso y le gusta que la gente lo adore.
Los varones no estuvieron en desacuerdo con la bruja.
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A mediodía. Los Corvinus llegaron a Wiltshire cuando los infantes se hallaban en clase.
Narcissa bajó a recibirlos y Alexander no pudo dejar de admirar el buen gusto de sus hijos. La rubia saludó y le dio la bienvenida, notando de quien habían aprendido o heredado lo galante esos gemelos. Alexander besó la mano y entregó un presente a su futura nuera. Marcus la tomó de la cintura y llevaron al mayor a la sala de invitados.
Remus y Lucius se presentaron unos minutos más tarde pues se notaba que se arreglaron.
El inmortal reconoció el color de ojos en Lucius parecido al de su esposa; habían pasado centurias, pero no olvidaba a la mujer que le dio a su familia y su amor incondicional. Indudablemente hubo otras parejas, mas nunca una o uno que borrara la huella de su único amor. Por eso sonrió al ver a su sobrino lejano.
–Lucius Malfoy.
–Bienvenido... –dijo el rubio platino. –Remus vio el saludo y como su pareja lo llamó:– Mi prometido Remus Lupin.
–Y el hombre que fue la clave para que mi hijo menor esté bien. –acotó Alexander.
–Solo ayudé un poco. El mérito lo tienen Lucius y Severus. –expuso Remus.
–Yo diría que mi amigo Severus. Yo nada más fui el contacto entre todos. –señaló Lucius.
Alexander se sentó y opinó:
–Todo fue un trabajo en equipo, empezando por la tenacidad de Marcus. Y por cierto ¿Dónde está Severus Snape? Pensé que lo vería, ya hasta me estaba alistando para todas las preguntas que me querría hacer.
–Fue al colegio para estar presente en el recibimiento de los alumnos. –explicó Narcissa. – Se toma muy en serio todas sus actividades y no descuida ninguna.
–Eficiencia y cumplimiento son dos de las muchas cualidades que hacen a un gran científico... en su caso ¿inefable? –inquirió Alexander.
–Oh... pues sí, de algún modo, son estos los que investigan los misterios en el mundo mágico. Pero Severus puede ser llamado científico porque trabaja asimismo en el mundo muggle –discernió Lucius.
–No hay duda que le apasiona los inventos, pociones y curas. –exteriorizó Remus.
–Espero que tenga la ocasión de conocerlo antes de que mi buque deje las costas de Inglaterra. –mencionó el inmortal.
Narcissa lo vio con interés y como Marcus tampoco parecía saber, preguntó:
–¿Cuándo se va?
El hombre mayor sonrió y contestó.
–Cuando mis hijos dejen el país.
El grupo comprendió, al mismo tiempo que lo hizo Marcus. Alexander iba a donde sus hijos lo hacían por lo que vivió cerca de Escocia desde que William fue encerrado, solo dejando ese lugar si Marcus se movía a otro punto del hemisferio.
Cissy aferró la mano de su pareja y este la vio con adoración, ella lo entendía sin palabras. El vampiro sonrió como siempre y vio a su padre.
–En ese caso papá, haremos que Severus te vea antes de irnos; tenemos tiempo, si bien no mucho será el suficiente. Y bueno les tenemos más noticias. William no regresó conmigo, ya que...
Hubo sonrisas, algunos llantos silenciosos y alegría de saber que Regulus estaba vivo y todo gracias a esos benefactores, que de cierta forma lo fueron mucho antes de conocerlos personalmente.
Y si bien fue una sorpresa que era la pareja de William, se recibió gratamente y con felicitaciones.
Para esa tarde el grupo completo viajó a Londres mágico y rumbo al muelle donde ya había arribado el buque Corvinus.
En la cubierta que se hallaba enseguida del larguero de abordaje. Regulus y William los recibieron. El Black apenas si soportó no correr y esperar por ellos.
Hubo abrazos apretados entre los primos y disculpas susurradas entre Lucius y el Black. Con Remus que llevaba de la mano a Harry, fue un saludo amable.
–Me alegra que estés bien.
–Tuve una segunda oportunidad y no cualquiera la tiene; yo honraré eso. Y me ha contado Willi todo acerca de mi hermano; espero poder visitarlo... ¿crees que se pueda?
–Yo creo que sí. Aunque si me permites opinar, sería mejor que te viera cuando esté fuera. Podría trastornarle o inquietarle verte estando él allí.
–No creas también lo pensé, pero al confirmármelo tú. Me decisión es más firme.
Remus sonrió y cargó a Harry, indicando:
–Mira cachorro él es Regulus Black, hermano de tu padrino Sirius.
–Hola.
Regulus sonrió y acarició el cabello rebelde del niño.
–Eres muy guapo.
Harry rió avergonzado. Draco asimismo fue presentado a su tío. Con todos ya más tranquilos; Alexander anunció:
–Entremos. Quiero salir de nuevo a altamar para que disfruten un paseo corto. –aseguró Alexander Corvinus.
William se aseguró de que los soldados de su padre no se vieran tan fieros frente a sus invitados, por eso les pidió que no estuvieran cerca y si eran necesarios que buscaran ropa de civiles.
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Severus recibió la nota con las novedades, esa tarde, antes de la ceremonia de inicio de clases y sin bien tuvo ganas de dejar el colegio y reunirse con los otros, su deber se lo impidió y en cambio arregló una cita para el día siguiente a Azkaban; sería perfecto encarar al Black con posibles buenas armas para convencerlo, no obstante no pensando en el beneficio de Sirius si no en Regulus y los otros que estimaban al Fido ese.
...
*En mi país kínder o jardín de niños. Allá en Inglaterra no sé cómo les dirán, pero solo tómenlo como un sinónimo.
...
Muchísimas gracias noona-kane, sakura1402, giulianacontesso y AnaM1707.
