Capítulo XXXIII


Los días se convirtieron en semanas y luego en meses; la rutina se estableció entre el grupo.

Marcus y Narcissa se decidieron por vivir en Escocia. Draco viajaba cada cierto tiempo a ese lugar, pero desde que Remus anunció su embarazo, el niño ya de casi cinco años deseaba estar todo el tiempo en Wiltshire para esperar a su hermano o hermana.

Por su parte Harry se enamoró de la casa de Severus y le agradaba pasar mucho tiempo en esta, por lo que Severus ya no trabajaba tanto tiempo y se turnaba con el Black para estar con el morenito.

Sirius miraba a Remus y es que se preocupó porque esa inclinación del pequeño Potter lo hiriera, y sin quedarse con la duda se lo preguntó:

–Moony...

–¿Si? –respondió el rubio trigo sin dejar de observar al par de niños jugando con sus escobas.

–¿Estás bien con que Harry no esté contigo todo el tiempo?

El rubio trigo se quedó en silencio unos minutos y luego respondió:

–Amo a Harry y lo he cuidado como a un hijo y como tal deseo que sea feliz. Afortunadamente él no vivió mucho tiempo con los Dursley y por eso no tiene baja autoestima o es tímido. Como tú dijiste una vez; lo educamos como un aristócrata, por lo que el que elija estar con Severus y contigo me llena de orgullo porque está siendo un niño mimado, uno que desea ser el centro de atención; Draco tiene a su madre y a Marcus para eso; y me contento que Harry los tenga a ustedes para ser el bebé consentido.

–Oh ya veo; es por lo de tu embarazo.

–Exacto y debemos estar agradecidos de que no se haya sentido desplazado o celoso.

–Bueno... De cierta forma...

–No Paddy, créeme no hizo berrinche lo conozco bien.

–Pues en ese caso me quedo más tranquilo; creí que estarías triste y él estaba enojado.

–Afortunadamente no y gracias por preocuparte.

–Por ustedes, siempre.

Los dos amigos siguieron conversado sobre otros temas y es que esa ocasión le tocó a Sirius llevar a Harry a Malfoy Manior, pues Severus y Lucius habían ido a su empresa muggle.

–Estoy interesado en ver si Harry se adapta al colegio luego del verano que viene. –confirmó Remus.

–Sí; me dio los horarios Snivellus, pues como las clases de Harry son por la mañana no podrá recogerlo más que el jueves y el viernes.

–Y con eso me imagino que aún no regresaras a tu trabajo como auror.

–La verdad es que extraño las cacerías y persecuciones, pero también ya me preocupa el peligro que se corre.

–No puedo creer que te escuche hablar de ese modo.

–Yo tampoco me lo creo, pero considero que si me interesa más adelante, buscaré regresar; por el momento estoy feliz de cuidar de mi ahijado y no perderme su niñez; además ya viene otro ahijado o ahijada, así que creo que estaré muy ocupado.

–Ciertamente, me costó convencer a Lucius de que eras ya un adulto responsable que no le daría a nuestro bebé malos ejemplos.

–¡Oh vamos, los malos son los mejores!

Remus sonrió rodando los ojos, era agradable saber que la rebeldía de su amigo seguía allí aunque no lo mostrará.

Al término del verano. Severus se aseguró de que Harry entrara al jardín de niños muggle. Solo sería un año y si al morenito le agradaba lo inscribirían a un colegio. Más en opinión de Remus no era necesario que el Potter fuera tanto tiempo al colegio por lo que estaban pensando en un método de estudio más libre.

Esa mañana Severus se levantó y alistó la mochila y lunch de Harry.

Naly veía todo lo que el pocionista hacia con actitud melancólica, por lo que Snape cedió.

–No puedes ir con él, pero te permito vigilarlo un par de veces durante el día y sin ser vista.

–¡Gracias amo!

El profesor agitó la mano. El timbre de la puerta sonó y Naly fue a abrir. Sirius entró y fue hasta la cocina. Severus bufó al ver que el animago se bebía toda la jarra de jugo de calabaza.

–Si estás desvelado y con resaca no hubieras venido.

–Ni por un ataque de Voldemort me perdería su primer día de clases.

Snape se encogió de hombros:

–Lupin nos verá allá.

–¿Con un glamour, verdad?

–Seguramente. Si no igual podríamos decir que tiene hidropesía.

–…

El Black optó por no responder. Los dos magos escucharon los pasitos que bajaban y vieron a Harry llevando a Muffin en brazos.

–Harry, Muffin no puede ir contigo al kinder.

Advirtió Severus. El niño vio a su kneazle, lo bajó y suspiró resignado.

–¿Prometes que lo cuidaras Sev?

El profesor asintió solemnemente. Con los tres listos. Salieron, irían caminando pues el pueblo estaba a menos de quince minutos y era mejor no usar magia si no era necesario. Como el pocionista comentó, Remus estaba en la puerta de la escuelita esperándolos. El niño corrió a abrazar al Lycano y sonrió al sentir al bebé de este moverse.

–Mira cachorrito te traje algunas galletas para que se las des a tu maestra y las reparta entre tus nuevos compañeros.

–¡Gracias Moony!

Los tres magos fueron motivo de interés entre los otros padres y es que el trío llevó al niño hasta su aula.

Harry no parecía tímido para saludar a los otros niños y es que también tenía curiosidad por esos niños que no conocían ni hacían magia, deseaba aprender muchas cosas y contárselas a su gran amigo Draco después.

Los tres adultos salieron, y esperaron un poco afuera del kinder, por si Harry los necesitaba.

Sirius se rió viendo a su amigo.

–Moony sospecho que eres de esas mamás que quieren que su hijo sea de los preferidos de su clase.

–Por supuesto que sí.

Los tres magos rieron cómplices, todos eran de ese tipo.

Por eso en adelante Sirius iba muy arreglado para recoger a su ahijado y siempre era todo un caballero con maestras y otras mamás.

La educación de Draco y Harry siguió con algunas diferencias y separaciones, pero el lazo que los unía no desapareció.

Por eso Harry viajaba en moto con su padrino por el mundo muggle y conoció a algunas novias o novios del animago sin que Remus permitiera que conviviera con ninguno de ellos, no hasta que Sirius le presentara a la persona con quien se casaría.

Draco conoció un aquelarre y una manada de lycanos, pero a pesar de la apariencia de muchos de ellos, aprendió que lo más feroz podía ser lo más bonito.

Un sábado de Junio nació en la Mansión Malfoy; Lucian Malfoy Lupin. Draco fue el primero en cargar a su hermanito y orgulloso anunció que sería un lobito muy bonito. William que se hallaba en la habitación se rió un poco, pues el rubito no estaba muy errado. El recién nacido tenía sangre lupina, ya verían más adelante que tanta era esta.

Draco no se veía celoso si no muy orgulloso, contrario a lo que se imaginaron Remus y Lucius. Después supieron el motivo al escuchar al rubito conversar con Harry...

–Ahora ya soy grande, Harry...

–¿Si?

–Claro, ya soy un hermano mayor, debes mostrarme respeto.

El morenito se rascó la cabeza y asintió encogiéndose de hombros.

El nacimiento de Lucian llamó la atención del Ministerio y es que su certificado de nacimiento apareció en el lugar. Claro que los abogados de los Malfoy o lo que es lo mismo el buffet que usaba Alexander Corvinus, ya tenían listos los documentos del permiso para el tratamiento y desarrollo del "bebé de caldero" que el matrimonio Malfoy Lupin había solicitado. Los pergaminos contaban con las respectivas firmas de un medimago especializado, de un sicomago y de las autoridades correspondientes; si hubo problemas o discusiones porque los diferentes departamentos no avisaron y claramente tampoco compartieron los galeones cobrados, eso ya no fue problema de los Malfoy Lupin.

Lucian era un bebé muy tranquilo y era el mayor punto para que Draco estuviera encantado de cuidarlo. Remus consideró que Harry debió tener muchas dudas y en una de las visitas de este, llamó al niño a sentarse con él y buscó como explicarle, sin embargo se llevó una grata sorpresa al escuchar al morenito:

–Harry sobre Lucian...

–¡Oh yo sé! Lucian es tu hijo Rem y del señor Lucius; Draco es su hermano. También es mi primo. Mi papis ya no están por eso no puedo tener un hermanos como Draco, pero Sev y mi padrino prometieron que si se casan y tienen hijos, ellos serán mis hermano si yo quiero, si no serán también mis primos... Y me gusta.

–¿De vedad, cariño?

–Sipi. Estoy contento viviendo con Sev y que mi padrino me visite.

Remus abrió los brazos y Harry se aventó en ellos:

–Para mí siempre serás mi niño especial.

El niño sonrió y luego de un tiempo el Lycano lo dejó ir; pues Severus había llegado y Harry corrió a su encuentro. Al ver el amor incondicional con que el pocionista veía al morenito; Remus se sintió tranquilo, pues Harry nunca carecería de amor a manos llenas.

...

El grupo que se unió por la necesidad de sacar adelante a su familia de Lucius Malfoy, el genio de Severus Snape y la valentía de Remus Lupin; no se separó a los largo de los años; pues Narcissa no quiso tener hijos hasta que Draco fuera mayor y siendo que se convirtió en la esposa y compañera eterna del primer vampiro, tiempo es lo que le sobraba.

Los que no los imitaron fueron Regulus y William más por error de cálculo que por otra cosa, simplemente que contrario a lo que el pelirrojo creyó, si bien la línea de sangre de hombre lobo en Regulus no era mucha sin que requiriera una confirmación de la de William, fue la suficiente para provocar el embarazo.

Los Corvinus les dieron la bienvenida a las primeras féminas de la familia, un par de gemelas de hermoso cabello rojo y negro respectivamente, pero con idénticos ojos azules tan brillantes como zafiros. Teresa Corvinus la mayor y la de cabello negro como obsidiana y Clare Corvinus de cabello rojo como fuego*. La noticia se convirtió en rumores entre los lycanos, pero no hubo intentos de acercarse a las herederas, al fin y al cabo estar cerca de las niñas sería pasar sobre su poderoso padre, tío y... abuelo con todas sus tropas. Y bueno sin contar a un papi y tío magos.

Sirius visitaba a su hermano y familia en Escocia, no obstante era más feliz de tenerlos en Grimmauld Place y es que William aprovechaba que su cuñado seguía felizmente soltero y le dejaba a las niñas, escapando a citas con su Reggy.

Sentado en la banca que él mismo colocó en el porche desde que Harry adoraba jugar en su pequeño parque con juegos. Severus bebió su jugo y vio de reojo al animago:

–¿No tenías una cita hoy?

–... ¿Si?

–Eso me dijiste hace ocho días.

–Bueno, lo olvidé, además ni ganas de salir con mis chicas de visita.

–Y aquí en mi casa.

–Si. –Dijo muy tranquilo y sin vergüenza el animago– a Harry le gusta verlas y jugar con ellas.

–Vaya y yo que creí que por no cuidarlas solo las traías con nosotros... bueno conmigo.

–Oh vamos Snivellus.

–Fido.

–Bueno Severus, ya son años de criar a Prongsy, entre los dos...

–Pues te diré que no eres de gran ayuda en lo de educar.

–Bueno hago lo que puedo y estoy cuando tú no puedes. –se defendió Sirius.

Severus exhaló y dejó salir el aire, resignado:

–Lo acepto.

–Ahí lo tienes; por eso las traigo, sé que evitaras que haga algo que no deba... aunque sea divertido.

–¿O sea que soy el cuidador aguafiestas?

–Obviamente.

Severus optó por no responder, a pesar de todo, ese sinvergüenza y él hacían una buena mancuerna para cuidar de Harry y de vez en cuando de Draco o las gemelas Corvinus. La gran prueba de ello, era que Dumbledore ya no los vigilaba o por lo menos eso es lo que aparentaba.

...


*Claramente las chicas de Claymore.

...


Mil gracias AnaM1707 y giulianacontesso.

Ya estamos al final de este fic y estoy muy contenta de saber que hubo personitas que les gusto como para dejar su comentario siempre.