Capítulo XXXIV
Luego de ese primer día de clases; Remus y Severus constataron con alivio que Harry se acopló a ir al kínder. El Lycano tuvo que dejar que Severus y Sirius se encargaran de todo lo relacionado al colegio del morenito, pues su embarazo llegó a término y luego de que Lucian nació, tuvo que concentrarse en el bebé; sin embargo aún enviaba obsequios para la clase de Harry y en algún evento de la clase de este, Draco iba en su representación, en palabras del rubito.
De ese modo Draco fue conocido entre los niños muggles como el mejor amigo de Harry.
Para la graduación del morenito pudieron estar los dos merodeadores, Severus, Lucius y Draco, sin olvidar al bebé Lucian.
Harry iba vestido con su pequeña túnica y su birrete. En cambio los adultos vestían elegantemente, pero en ropa muggle.
Draco en cuanto llegó con su familia, fue agarrado por Harry y llevado a todos lados con los otros niños. Remus arrulló a Lucian, mientras estaban sentados –en las sillas que el personal docente había colocado en el patio del colegio– viendo al morenito junto con Draco jugando con los otros niños y suspiró...
–Lucius...
–¿Si?
–¿No crees que Draco se ve muy contento?
El patriarca Malfoy vio en dirección de su primogénito, se quedó unos minutos vigilando los movimientos de este y luego de eso, respondió:
–Ciertamente está feliz.
–¿Desde cuándo no has contactado a tus antiguos conocidos?
–Desde que terminó la guerra; no deseábamos ser arrastrados por los que aun creían la demagogia de Él.
–Me alegro, es que la verdad creí que fue por mi culpa.
–¿Por ti?
–Bueno siendo lo que soy, tus conocidos...
–Me importa un moco de troll lo que mis antiguos conocidos piensen sobre mi amado y familia.
–Y estoy muy tranquilo por eso, no querría a magos con ideas tan extremas cerca de mis hijos, sin embargo Draco se quedó sin niños magos de su edad, bueno a excepción de Harry.
–Considero que con esa amistad es suficiente.
–Por supuesto que es muy importante, pero viendo a Harry conviviendo con sus amigos de la escuela; siento que Draco necesita... lo mismo. ¿Tú que crees?
–... Comprendo y sé que deseas lo mejor para mi hi... para nuestro hijo, más ¿una escuela muggle...?
Remus sonrió con serenidad; habían sido años de que Lucius Malfoy hizo y cambió muchas cosas de su forma de vivir, no deseaba obligarlo a más de lo magamente posible.
–No; sé que Draco no podría guardar su naturaleza mágica, eso es inherente en él; por eso quiero buscar un colegio mágico, uno que no sea tan estricto, pero que dé conocimientos reales de ambos mundos.
–¿Por qué de ambos mundos? –inquirió muy curioso el Malfoy.
–¡Me extraña esa pregunta Lucius Malfoy!
–...
–Draco es tu heredero, el primogénito y quien se hará cargo de tus negocios y en ambos mundos; necesita saber todo del mundo muggle.
–Bueno si bien esa fue mi idea antes…, pero con el nacimiento de Lucian podría no ser Draco...
–Oh eso es lo de menos, Draco será quien guie a Lucian, su modelo a seguir, estoy seguro y por lo mismo Draco requiere conocimiento, afortunadamente le gusta buscarlo y obtenerlo.
El mago de cabello rubio platino atrajo a su esposo y lo besó discretamente, pero le susurró al oído:
–Adoro que seas tan inteligente y tan previsor.
–Cariño tú puedes seguir siendo el genio en los negocios, yo dirigiré nuestra familia.
Lucius no contradijo a lo dicho por su esposo, tenerlo era como estar en dos lados a la vez; Remus era su cómplice y socio en todo.
El Malfoy desvió la vista y buscó a ese par de pelinegros y los encontró cerca del escenario.
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Severus fue llamado por la profesora de Harry:
–Señor Snape, ya casi estamos listos ¿puede darme el dibujo de Harry?
Severus Snape se volvió más pálido de lo que era naturalmente y solo balbuceó...
–Yo... eh... si...
El animago se acercó a la maestra y sonrió ampliamente.
–Aquí está Miss Fanny.
La joven mujer sonrió en correspondencia al Black y giró sobre sus talones para reunir a sus alumnos. Severus dejó salir el aire y sintió al mismo tiempo que Sirius palmeaba su espalda:
–No puedo creerlo, me salvaste Black.
–No es nada. Lo dejaste en la mesa cuando arreglabas el birrete de Harry.
–Debo reconocer que durante este año cumpliste cabalmente con tu parte.
–Bueno no tenía idea de esto del kínder muggle, y a decir verdad al principio me pareció una idea extraña, pero luego comprendí que deseabas que Harry viviera un camino parecido al de Lily, en honor a ella.
–Te... agradezco tu apoyo.
–Harry ha disfrutado este tiempo. Y yo también me divertí. Lo creas o no, considero que hacemos una buena mancuerna. Severus sonrió un poco y agregó:
–Vamos a nuestros asientos.
Sirius sonrió y siguió al profesor. Harry y su grupo, mostró sus dibujos acerca de lo que más amó de su paso por el kínder. Sirius y Severus vieron con adoración como Harry dibujó a los tres yendo o saliendo de la escuela.
La fiesta de graduación fue individual y la de Harry se celebró con el pequeño grupo o eso se esperaba, más Narcissa y Regulus llegaron con sus respectivas parejas, y se convirtió en una gran fiesta.
...
Como Remus lo planeó, halló ese colegio para Draco, era un lugar moderno, pero a la vez sencillo y como los conocimientos Muggles no eran tan apreciados por muchos magos; los grados se dividían por dos salones de solo cinco a diez niños por grupo.
Eran maguitos y brujitas, pero de diferentes clases sociales y es que Moony no se lo dijo a nadie, pero esa fue otra de las características o una de las más importantes en la búsqueda del colegio: que hubiera niños de todas clases sociales; para que su rubito no diferenciara a las personas por su estatus social.
Un par de semanas antes del inicio de clases, sería el recorrido de las instalaciones al mismo tiempo de la presentación del personal docente y el plan de estudios.
Cuando la familia Malfoy se alistaba para desaparecer hacia el lugar cercano al colegio, se apareció Tiny y anunció:
–Señores Malfoy, amos; los señores Black y Snape junto con el señorito Potter han llegado, amos.
Remus acomodó a Lucian y miró a Lucius, pero este no sabía el motivo de la visita. Los tres pelinegros salieron por el pasillo rumbo a la puerta y llamaron.
–¡Espérenos! –exclamó Sirius corriendo y llevando a Harry de la mano.
–¡También vamos! –gritó Harry.
Severus iba más despacio detrás de ese par, rodando los ojos al escuchar los gritos sin educación de estos.
Al reunirse la incógnita fue resuelta al momento en que Harry mencionó:
–¡Yo también estudiaré en tu escuela Draco! Pero Sev dijo que estaré en otro grupo.
El mencionado se aclaró la garganta y explicó:
–Hablamos y llegamos a la conclusión de que tu idea es muy buena Remus, digo se vea como se vea Harry tendrá que empaparse de lo referente a nuestra empresa al igual que Draco y aunque me moleste aceptarlo..., una parte de él tiene que ver con el mundo muggle.
–Y sabemos que Draco y Harry deben crecer forjando nuevas amistades, por lo que creemos adecuado que estén en diferentes grupos. –mencionó Black.
El lycano sonrió comprensivo y acotó:
–Pues será como si entraran en Hogwarts y el sombrero los colocara en diferentes casas.
–No exageremos, Harry podría ser fácilmente Slytherin.
Opinó Severus e ignoró con toda intención las risitas disimuladas de los ex leones.
Para beneplácito de Remus, el colegio fue aceptado y dado visto bueno por los otros magos y así los dos niños entraron a estudiar en "Magia y Humanidad".
En grupos separados, los pequeños se adaptaron a sus propios compañeros y se convirtieron en líderes, como se esperaba de dos herederos mimados y con carisma.
Creciendo y disfrutando de sus años escolares los niños llegaron a los diez años.
Sus padres tutores y padrinos junto con tíos, tía y abuelo postizo estuvieron presentes, los dos crecieron arropados por un fuerte y amoroso escudo, convirtiéndose en seguros guías de los más pequeños de la familia.
En esa tarde soleada de sábado; dos pequeñas agitaban sus banderines; Teresa apoyando a Draco y Clare apoyando al equipo de Harry, el grupo vitoreaba en un partido de futbol y si bien varios de ellos no sabían gran cosa de las reglas y lo demás; sabían que meter un gol era lo más importante.
Lucian brincaba sobre su asiento aunque él no portaba banderines, aplaudía con entusiasmo; por supuesto que el niño de casi cuatro años tenía puesto un hechizo para que no se cayera de su lugar.
A los vítores del grupo, se unía de vez en cuando un aullido disimulado de William que resultó ser la delicia de los presentes.
Era gracioso ver que los dos Corvinus –respectivamente– se pintaron los colores de los equipos de los niños, parecían unos auténticos guerreros escoceses, bueno... lo eran, pero alentando en un partido y no luchando en una batalla.
El partido fue un empate y como era solo diversión, los niños aceptaron el veredicto. Draco y Harry se unieron a su familia y allí, el de ojos verdes apuntó:
–Jugaste muy bien Draco.
–Lo sé... ¡tú también!
El grupo se fue a festejar mostrando que la rivalidad de ese par se quedaba en la cancha.
Harry se unió a ellos y se colocó entre Severus y Sirius diciéndole a este último:
– ¡Qué bueno que pudiste llegar Paddy!
–¡Claro, ni un grupo de Dementores lo hubieran impedido!
Harry rió y dejó a ese par, para reunirse nuevamente con Draco que llevaba de la mano a Lucian.
Severus rió y le dijo al animago:
–¿Grupo de Dementores eh?, pues si dejaste plantada a cierta señorita... si será como ser perseguido por Dementores.
–Probablemente. Aceptaré las consecuencias y es que ni para ti ni para mi hay alguien más importante que Harry. Solo tú me entiendes sobre ello y yo a ti.
Severus se encogió de hombros.
–Obviamente.
–Y lo gracioso es que eso no me parece mal.
–Te alentaría a seguir buscando una pareja, sin embargo creo que solo te has divertido sin ser serio.
–Hubo unos meses que de verdad lo intenté, fue cuando tú saliste con esa laboratorista muggle.
–¿Salí? A una aventura cualquiera le llamas salir.
–Bueno en tu caso es lo más serio que has sido y me asusté.
–¿Y eso?
–Oye, me preocupé porque me ganarías en casarme y tener hermanitos para Harry.
–Eres un idiota.
Sirius se rió sin disimulo y enseguida agregó:
–Severus casémonos.
Snape casi se atragantó con su saliva y luego usó todo su autocontrol para no hechizar al Black.
–¡Estás loco!
–No lo digo por decir, lo he estado pensando durante un tiempo, los dos adoramos a Harry como hijo, los dos somos solteros y parece que no hay nadie allá fuera que entienda nuestra manías y locuras, el secreto de nuestro grupo no es algo a quien le confiarías a cualquiera, y por ultimo aun no sabemos bien si Harry corre peligro y cuando ese loco regrese, si logra hacerlo, nos necesitará a los dos.
–Nunca he salido con un hombre...
–Eso no importa, nuestro matrimonio no tiene que ser tan íntimo, aunque confió en que te enamores de mí irremediablemente.
–Que adorable de tu parte. –Dijo burlón Severus– Por otro lado lo pensaré... te daré mi respuesta el lunes.
Sirius se encogió de hombros, mientras el profesor fue abordado por Lucius y como era su mejor amigo le contó la propuesta del animago. Para sorpresa de Severus, Lucius estuvo de acuerdo con el Black sobre el arreglo tan civilizado.
–Solo estén de acuerdo que si uno de ustedes encuentra a su persona especial se separaran sin problemas.
–Si tú lo dices.
–Puede ser... bueno, solo háganlo.
El rubio Malfoy siguió conversando con su amigo y socio.
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En el restaurante, William sentó a Clare sobre sus rodillas y ella preguntó:
– ¿Papá yo podé jugad fudbol?
El pelirrojo sonrió y besó la cabecita roja símil a la suya.
–Mi niña podrá hacer lo que quiera.
Regulus rodó los ojos, sus hijas estaban muy consentidas, solo agradeció que Teresa parecía más inclinada al carácter de alcurnia de los Black y era muy tranquila.
–Hey esta noche es luna llena y quería pasarla en el campo de Malfoy Manior para que los chicos jueguen un rato ¿podemos Lucius? –preguntó William.
–Claro, Remus y Lucian estarán felices de compartir su diversión.
Draco y Harry se sonrieron con complicidad, les encantaba cuando los hombres lobo y lobitas se transformaban.
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Alexander llegó esa noche y luego de darles un obsequio a los dos ganadores se unió al grupo para ver a su hijo y nietas correr con Remus y el pequeño Lucian.
A la luz de la luna llena, más por estética que por necesidad; los licántropos y hombres lobo cambiaron. La enorme figura plateada de William aulló, a cada uno de sus lados las dos lobitas con pelaje rojo y negro que brillaba con los rayos de la luna, se unieron a su aullido. El hombre lobo de la propiedad avanzó hasta donde el trio se hallaba, sin separarse de su cría del mismo hermoso color dorado, acoplándose al himno a la noche.
En el claro cerca de la pequeña colina donde William aullaba, los otros admiraban el espectáculo. Regulus lo veía seguido y aun así brillaba de orgullo, solo comparado con el de Lucius.
Narcissa sintió que su esposo la acercaba y ella le susurró:
–¿Estás bien?
–Por supuesto, amo a mis sobrinas y disfruto ver crecer a los niños. Ellos son esta generación el nuestro o nuestra será de la siguiente, una donde estos pequeños lo verán y cuidaran, porque serán mayores.
Narcissa besó a Marcus, porque lo amaba y ella se sentía orgullosa de ser su esposa.
La vida era muy tranquila y buena, claro que cada uno de ellos se esforzaba día con día para crear ese paraiso.
...
Muchísimas gracias giulianacontesso, AnaM1707 y Eimi Romane.
