Capítulo XXXVI
Con Harry en su habitación guardando los recuerdos para sus conocidos; los adultos lo imitaban, pero conversando sobre la próxima entrada del niño en Hogwarts.
–¿Has sabido algo de ellos? –cuestionó Severus.
–Los últimos informes del guardia de Alexander, no me dejó muy tranquilo.
–¿Por qué no me habías dicho?
–Estabas muy ocupado con lo de ese último lote de pastillas para bajar el azúcar en los humanos diabéticos.
–Oh ya ¿Y qué pasó?
–Han Estado muy activos, y eso significa más vigilancia para todos, a excepción de Peter que aseguran es un reo modelo.
–Yo no confiaría ni un poco en esa buena actitud.
–Ninguno de nosotros. No lo sé Sev y ¿si hay algo que no estamos tomando en cuenta?
–¿Cómo qué?
–Esas cosas que Bella cree que estaba haciendo, estamos seguros que los terminó... Y que algo tiene que ver con Harry, pero aparte de eso considero que deberíamos de buscarlos.
–¡¿Para qué?!
–No quiero que estemos con la zozobra de que estos tipos los encuentren, ellos tendrían más posibilidades de hacerlo. Además seamos conscientes, dudo que solo los que están encerrados hayan sido mortífagos.
–Lo he pensado, más esta felicidad que nos ha dado Harry me ha hecho temeroso hasta de hablar del tema; parecería muy extraño en mi...
–Eres un padre, ese temor es por el amor que le tienes a... nuestro niño.
–Pero posees toda la razón. Aprovechemos que Harry estará en Hogwarts y nos organizaremos para buscar indicios de los Horrocruxes y a sus aliados.
Sirius asintió y agarró la mano del profesor y le dio un apretón de apoyo.
–Ahhh Y ese mocosito ni siquiera recuerda que cumpleaños pasado mañana verdad. –dijo divertido Severus.
–Oh ahorita su entrada a Hogwarts es lo más importante para él.
–Afortunadamente Lupin se haría cargo de su fiesta.
Sirius asintió. Los dos magos adultos hicieron pequeñas las maletas en cuanto el niño estuvo listo.
El trio dejó la habitación y se dirigieron hasta la zona de trasladores. El viaje no fue cansado, sin embargo la pequeña familia optó por descansar antes de hacer visitas o llamadas a los Malfoy.
Después de todo, los mayores debían ver si Remus no necesitaba ayuda con los últimos toques de la fiesta de Harry. No es como si no celebraran cada año, pero los once años no eran cualquier cosa y eso lo demostró la fiesta de Draco meses antes en la que hasta hubo pegasos para montar.
000
Albus miraba el paisaje parado en su balcón con las manos cruzadas detrás de la espalda; para él un nuevo año escolar era siempre motivo de alegría y ese año tenía el aliciente de que Harry Potter entraría a su primer año y Albus podría ver y vigilar de primera mano por que este tomara buen camino.
El problema de no saber mucho de la educación que había llevado Harry era porque creciendo con una familia mágica, no pudo ejercer la vigilancia que hubiera podido hacer con los muggles.
En la puerta se escucharon unos toques y Albus dio permiso a la persona. Minerva entró y al ver al Director le informó:
–Hagrid ya está listo.
–¿Listo para qué?
–¿No lo enviaras por Harry?
–Oh. –Fue lo único que respondió el anciano y supo que era hora de permitir que otros de sus cercanos supieran la verdad de la familia de Harry, puesto que las visitas de este con Severus a Hogwarts pasaron como parte de la vigilancia que el elegido requería o eso dejó que pensaran Albus. – Minerva vamos, sentémonos...
La bruja obedeció y el Director relató lo que sucedió desde que Remus les quitó a Harry a sus parientes muggles y del mismo modo tuvo que reconocer que la cercanía de los ex sly. Minerva no pudo estar más consternada, más como Albus, se concentró en la oportunidad que se les presentaba ante la entrada del morenito en el colegio.
–Pensemos que aquí aprenderá muchas cosas... aunque me alegra que haya estado con gente que lo estima.
–Eso no se puede dudar. Pero aún me preocupa que no conozca bien la historia de la muerte de sus padres.
–¡¿No la sabe?!
–Según Sirius, si le han contado sobre esa noche, pero me abstengo de estar seguro si lo hicieron sin quitar culpas.
–Ya veo. Cuenta conmigo para estar al pendiente de él.
–Gracias Minerva, sabía que me apoyarías.
La bruja se levantó y estaba por retirarse cuando Albus le dijo:
–De todos modos debo enviar a Hagrid al Callejón Diagon, puedes decirle.
La bruja asintió y salió del lugar. Albus se quedó cavilando, pues lo viera como lo viera que Tom solo había desaparecido y no sabían nada de él pues ni su cuerpo encontraron, era cierto.
000
Era de noche cuando los pelinegros arribaron a Malfoy Manior y allí; Harry saludó velozmente a todos yendo hasta su gran amigo agitando el sobre frente a él:
–¡Ya llegó!
Draco sonrió de lado y se burló un poco: –Te lo dije, pero eres un desesperado.
–Es que hace tiempo te llegó a ti.
–Porque cumplo años antes que tú dhu.
Harry codeó al rubio y este rió divertido, luego agregó:
–Vamos al jardín antes de que oscurezca por completo.
–Oh, podemos volar un rato.
–Sí, debemos practicar para cuando nos compren la nueva Nimbus 2.000...
Lucius bufó y Sirius se rio. Esos chiquillos eran unos manipuladores. Lucian se bajó de los brazos de su papi y caminó veloz para reunirse con los niños mayores.
Remus suspiró y explicó mientras los invitaba con un ademan de mano hacia la sala.
–Está muy apegado a Draco desde que sabe que se va Hogwarts.
–Pobre, es la primera vez que se separa de su hermano mayor. –comentó Sirius.
–Por lo menos, William nos llamó y dijo que vendrán al cumpleaños de Harry y se quedaran un par de meses, Teresa y Clare serán de gran ayuda para mi bebé.
–Pues no solo para mi pequeño ahijado, también para mí. –reconoció Sirius.
Severus asintió y es que no sería lo mismo estar cerca de Harry, pero no poder mimarlo o hablar libremente con él; aparte...
–Yo tampoco estoy muy tranquilo con que inicie Hogwarts; hemos hablado con Harry y no tiene mucho que pudimos relatarle más detalladamente como quedó huérfano. Nadie sabe cómo vivió antes de esto, temo que los rumores lo pongan nervioso o hasta... en nuestra contra. –reconoció Severus dejándose caer en un sillón.
El animago se acomodó a su lado y puso un brazo sobre los hombros del profesor.
–Él ha vivido años con nosotros, eso no se borra fácilmente.
–Pero sabes cómo son los niños de impresionables. –sugirió Snape.
–No. Creo que Harry sabe que los extraños tendrán sus propias ideas, pero son ajenas a todos nosotros.
Afirmó Lupin y Lucius agregó:
–Somos su familia. Y eso está sobre rumores malintencionados.
Severus se incorporó y exhaló aire. Sirius se levantó y sirvió una copa, llevándosela a Severus.
–No quiero... –rechazaba Severus.
–Tómalo es licor dulce. Te calmara, sabes que Harry es sensible a tu molestia. –El profesor bebió y el de ojos grises miró a la otra pareja– Pasemos a algo más alegre. Mañana podemos ir al callejón Diagon, pero solo si ya no hay más detalles de la fiesta de Harry ¿Moony?
–No, todo está listo. Tendremos todo el día.
–Muchas gracias Remus. –mencionó Severus.
–No digas nada, ambos somos responsables de él.
El cuarteto continuó conversando sobre el viaje; eso hasta la hora de la cena. Los niños se despidieron con la promesa de verse al otro día para ir de compras.
En su casa Severus vio que su nueva habitación de matrimonio era más grande y con camas separadas.
–Aun no entiendo porque debemos compartir cuarto.
El animago levantó las mantas de su propia cama y sonrió socarrón.
–Obviamente porque de la vista nace el amor.
Severus arqueó una ceja y optó por ignorar al otro sobre ese asunto, más abordó otro:
–¿Crees que Harry debe llevar glamour o ya no?
–... Creo que es hora de que el mundo mágico sepa que es nuestro niño y que como dijo Lucius, somos su familia.
Severus asintió con un movimiento de cabeza y se acomodó en su cama.
000
En su habitación Harry ya dormía arrullado por el ronroneo de Muffin, tenía sueños agradables de lo divertido que sería entrar a Hogwarts.
Naly su nana, acomodó las mantas del niño, ella era de los que lo extrañaría mucho; pero le prometió a este que cuidaría de su Kneazle quien no iría tampoco al colegio, pues era un animal muy mimado como para querer estar entre maguitos y brujas escandalosos.
000
El día inició con cierto morenito gritando para despertar a los dos magos pelinegros que solo gruñeron.
–Por merlín, apenas son la seis de la mañana. –se quejó el Black.
Severus decidió levantarse y unirse a su niño en lo que Sirius dormía otro rato.
En la mansión Malfoy, los rubios mayores fueron los que tuvieron que despertar a un lirón Draco que refunfuñó antes de recordar que día era.
Las dos familias se reunieron en el Caldero Chorreante y allí Harry fue reconocido, no así abordado, no con todos esos magos a su alrededor. Severus saludó cortés y de lejos al profesor Quirrel. Al contar sobre su miedo a los vampiros, se escucharon risitas venidas del par de niños, y la vocecita de Lucian opinar:
–Yo no tengo medo a tío Madcus.
Remus lo felicitó y Sirius le besó sus regordetas mejillas.
Harry sintió un leve escozor en la cicatriz y si bien solo la rozó, sus padres notaron el gesto y Severus inquirió:
–¿Te molesta Harry?
El niño no respondió de inmediato, pero solo porque olvidó la molestia, rememoró y respondió:
–Solo fue una leve agitación.
Sirius vio a Severus y este lo imitó. Era muy extraño que la cicatriz le causara cualquier escozor a Harry. Debían estar al pendiente de cualquier detalle.
Al entrar al callejón Draco y Harry corrieron hasta la tienda de escobas. La gente que pasaba cerca del dúo de pequeños se fijaba en la cicatriz del morenito, más este no pareció notarlo o si lo hizo no le importó. Casi a rastras Lucius y Severus se llevaron a los niños y comenzó el recorrido. Como Draco y Harry querían terminar pronto con lo molesto, decidieron ir a la tienda de túnicas y Madame Malkin abrió la boca antes de sonreír:
–Oh vaya, así que eras tú todo el tiempo.
Harry guiñó un ojo y Draco le hizo burla agitando sus largas pestañas.
–Es que hay de magos a magos.
Harry golpeó a su amigo y así terminó la broma, los niños dejaron que la bruja les midiera y al terminar salieron corriendo, tanto que no vieron y chocaron contra una pared o más bien...
–¡Aquí están!
–Hola Hagrid. –Saludó Harry y Draco alzó la mano imitando un saludo.
–Qué bueno que te veo, deseaba darte tu regalo de cumpleaños, pero no sabía tu dirección... y...
El semi-gigante no dijo que le temía un poco a Severus y no quiso preguntarle. Sirius y Remus llegaron y Hagrid pidió permiso para darle un regalo a Harry, lo que claramente se le otorgó. De hecho una lechuza fue lo que eligió Hagrid.
El mago grande se despidió, pero alcanzó a ver como Harry seguía conviviendo con los Malfoy y esperó que eso no fuera algo malo.
–Y es hora de... ¡Ir por las varitas!
Exclamó el animago. El grupo avanzó hacia Ollivander. Draco eligió su varita o esta lo eligió a él relativamente rápido, pero Harry fue algo más difícil y a los adultos casi se les cayó la boca al instante en que Ollivander relató sobre la otra única varita de esas plumas de fénix.
Harry retrocedió al escuchar aquello y Draco vio feo al viejo vendedor. Severus no se quedó quieto y avanzó veloz a tocar al morenito.
–No pasa nada, aquí estamos.
Harry se giró y se abrazó al profesor. Sirius se unió a ellos y alzó al pequeño.
–Tu varita es tuya y la guiaras con los conocimientos que tu familia te ha dado. Todo está bien peque.
Harry exhaló y asintió. Sirius lo bajó y salieron veloces del lugar, dejando que Remus pagara la factura.
Draco no pudo dejar que el día se arruinara y comentó:
–Vamos a comer, tengo hambre ¿tú no Harry?
–Definitivamente.
Respondió este sonriendo. Las dos familias buscaron un restaurant y luego a petición de Lucian hubo helados.
Cansados y medio dormidos –a pesar de que aún no era tan tarde– los menores de la familia ya bostezaban. Sirius alzó con trabajo a Harry y Remus a Draco, pues Lucius ya tenía Lucian dormido en sus brazos.
–Nos lo permitieron porque ya nadie los puede ver. –dijo divertido Sirius.
–Y puede que sea la última vez. –admitió con nostalgia Remus.
Severus guardó las cosas en su bolsa y se despidió de los Malfoy. Remus lo imitó prometiendo que estaría temprano para terminar de arreglar la fiesta de Harry.
...
Para orgullo de Remus la celebración fue todo un éxito para el festejado y es que incluso hubo un equipo de Quiditch –no profesional– que dio un partido de exhibición y permitió que los invitados y festejado se unieran a ellos.
Los regalos no faltaron y hubo uno muy especial de parte de... James Potter.
Muchos y bonitos recuerdos les trajeron ese regalo a Remus y Sirius; y los dos desearon que Harry viviera su porción de aventuras con la capa.
Severus sospechó de parte de parte de quien era ese obsequio, pero lo dejó pasar, pues Draco y Harry ya jugaban con los niños más pequeños usando el regalo.
...
Un mes pasó y para tristeza de los adultos y de Lucian, llevaron a los dos niños de once años a la estación Kings Cross.
La emoción de ambos era contagiosa. Sirius y Lucius levitaban los respectivos baúles con todo lo necesario. Severus se despidió de Harry antes de que cruzaran el portal, pues los alumnos podrían hacer muchas preguntas.
–Te veré allá.
Harry asintió y vio irse a Severus. Después los demás y él cruzaron hasta la plataforma 9 ¾.
Los murmullos se escucharon en cuanto la cicatriz del moreno se notó, pero este trató de ignorarlos. Draco fue de gran ayuda al ir conversando con él como siempre.
Narcissa miró con nostalgia el andén y los grupos de familias. Marcus simplemente buscó una banca que estuviera en la sombra.
Una familia de pelirrojos salió por el cruce y la madre saludó cortes a Remus y Sirius ignorando a Lucius. Harry vio que Draco frunció el ceño y ante eso, le susurró...
–No lo tomes en serio.
–No lo haré; son los Weasley y el patriarca nunca se ha llevado bien con padre, dice que es sospechoso que dejara el lado de Él luego de que lo vencieran.
–Ya veo, pero nosotros sabemos la verdad. –Harry escaneo a la familia y mencionó– ¿No tienen mucho dinero verdad?
Draco negó categóricamente, pero se colocó un dedo sobre los labios.
–A Rem no le gusta que hablemos de ello.
–Oh.
–Por cierto, mis papás hablaron conmigo...
–¿Todos?
El rubito asintió, y es que Harry se refería a las dos parejas de sus papás biológicos y a estos.
–Y bueno me convencieron que Hogwarts podría ser como Magia y Humanidad...
–¿Si?
–Sí, que podemos no quedar en la misma casa, pero no por eso dejaremos de ser amigos.
–Ohhh sobre eso; si eso mismo dijeron Sev y Paddy. Estoy de acuerdo, perooo ¿nunca dejaré de ser tu mejor amigo verdad?
–Claro que no.
Las despedidas fueron lacrimosas, sobre todo con los ex leones y sin olvidar a Lucian. Cuando finalmente el par de niños subió al tren fueron interceptados por la pelirroja mujer...
–Eres Harry Potter verdad... ten cuidado con quien te juntas pequeño.
Harry frunció el ceño y estaba por responder, más Sirius llegó veloz hasta allí y apresuró.
–Ya suban chicos.
Los niños tuvieron que obedecer. Y en el andén el animago guió a Molly Weasley hasta donde su pequeña hija esperaba.
–Molly querida, agradecería que de ahora en adelante si quieres decirle algo a mi ahijado o si tienes alguna duda me lo digas a mí, a Remus o a Severus ya que somos sus tutores.
El animago sonrió, más la bruja supo que estaba muy lejos de estar feliz. Así que asintió y se retiró.
Sirius se unió a la familia Malfoy y los instó.
–Vámonos. Es hora de comer y mi hermano nos estará esperando.
–¿Todo bien Sirius? –preguntó a bruja rubia, pero el de ojos grises le sonrió para calmarla.
–Si Cissy.
El grupo siguió su camino.
–Por cierto Marcus sobre el robo a Gringotts...
Lucius continuó conversando con el vampiro. Los otros les siguieron para dejar el lugar.
000
En el tren Draco y Harry buscaron un vagón vacío. El par de niños se acomodaron y se dispusieron a ver el paisaje sin dejar de platicar. El carrito de golosinas hizo una parada con ellos, pero decidieron comprar suficiente si los rumores de que en Hogwarts no había máquinas dispensadoras como en las oficinas muggles de sus papás, eran verdad.
Estaban comiendo cuando la puerta se abrió y por ella se asomaron un chico pelirrojo y otro algo gordito buscando un sapo; al negar haberlo visto, el niño castaño se retiró en cambio el pelirrojo aun veía con asombro a Harry. El moreno se removió inquieto y presentó al rubio y a él.
Para ninguno de los dos pasó desapercibida la risita nada discreta del pelirrojo al escuchar el nombre del Malfoy y este pareció hervir de rabia, intuyendo que eso se saldría de control, Harry intervino.
–Draco es el nombre de una constelación como lo es Sirius. Mi amigo y mi padrino son Black y es costumbre de esa familia ese tipo de nombres y... ¿tú eres?
–Por la apariencia debe ser un Weasley... –ya destilaba escarnio el rubito.
–Draco... –rogó el moreno.
–Si, soy Ronald Weasley.
El rubio bufó, se cruzó de brazos y se dispuso a ignorar a ese par. Harry agarró un puñado de golosinas y se las dio a Ronald.
–Ten Ron, por el gusto de conocernos.
–No yo...
Ron estaba por negarse, pero terminó aceptando; estaba agradeciendo cuando una niña castaña apareció y comenzó una verborrea que terminó por fastidiar a los chicos. Ronald se retiró velozmente de ahí. Y Draco vio con alivio que la castaña igualmente se fue.
–Ese Weasley...
–Lo sé, seguro que es Gryffindor como toda su familia.
–Lo siento por ti si quedas en esa casa.
Los ojos verdes brillaron y el dueño de estos respondió:
–No es tan malo, por lo menos me admira.
–Payaso.
Se burló Draco sonriendo, Harry le enseñó la lengua.
...
Gracias, gracias, gracias por sus comentarios Ana M1707 y Sweetvioleth.
