Capítulo XL


El gran día de comprar útiles. Todos el grupo se reunió en el callejón Diagon; allí se repartieron para revisar todos los locales y es que si bien era un libro lo que buscaban, no querían descartar ningún lugar para revisar.

Los dos gemelos, siendo inmunes a la magia, revisaron el callejón Knockturn, de donde salieron una hora después llevando algunas cosas extrañas que les parecieron interesantes y compraron. Sus parejas simplemente rodaron los ojos y les colocaron hechizos protectores a los suvenires.

Cissy y Regulus revisaron tiendas de mascotas y regalos. Severus y Sirius llevando a todos los niños revisaron tiendas de dulces, pastelerías y heladerías... ganaron un volado.

Remus y Lucius junto con Harry y Draco, inspeccionaron librerías de usados y nuevos. Fue allí donde el moreno se encontró con sus amigos y estos lo acribillaron con preguntas de su ausencia.

Draco decidió unirse a su padre y dejar que esos leones exagerados se saludaran.

000

Luego de que permitió que lo revisaran de pies a cabeza, el moreno detuvo las muestras de inquietud más que infundadas.

A grandes rasgos y de acuerdo a lo que podía compartir con sus amigos, Harry les relató lo acaecido con Dobby.

–Si me lo preguntas, yo digo que salió ganando, ahora es libre. –consideró Hermione.

Ron se encogió de hombros y completó:

–No sabía sobre esa costumbre de tener elfos desde tu nacimiento.

Harry no molestó a su amigo, pero consideró que el tener elfos para todos y cada uno de sus hijos no sería posible para los Weasley.

–Vamos a comer un helado, yo invito. –afirmó Harry.

Y es que las bóvedas de Gringotts pertenecientes a los Potter las usaba para sus gustos, pues para todo lo referente a su manutención, Severus y Sirius se encargaban y la bóveda que abrió Severus para él de las ganancias de su negocio farmacéutico, era para su futuro.

000

Remus vio que Draco se reunió con Lucius y caminó hasta ellos:

–¿Y Harry, Draco?

–Encontró a sus lapas, digo amigos, Moony.

–Ya veo. –No regañó el lobo. – Voy a ese lado de la librería.

Informó el lobo y dejó a padre e hijo solos. Estando en Flourish y Blotts era su mejor apuesta para hallar el diario, sin embargo no contaban con el evento que se llevaba a cabo en la librería y les estaba costando mucho revisar los estantes con toda esa gente estorbando.

La firma de libros de Gilderoy Lockhart fue todo un acontecimiento para muchas brujas, pero para los del grupo, un motivo de burla y molestia.

Un encuentro inevitable se dio con Arthur Weasley y Lucius a quien el pelirrojo no creía inocente de su asociación con Voldemort y es que para desagrado del Weasley, Lucius se acercó al caldero de la más joven Weasley, Ginebra; no por malos motivos si no porque Lucius creyó ver un libro parecido al diario en el caldero. Arthur tomó esto como un intento de humillación o provocación de parte del patriarca Malfoy y hasta a los golpes se lanzó, claro que el rubio no se detuvo y respondió igual, eso hasta que Remus y el propio Gilderoy los separaron, al mismo tiempo que Harry y sus amigos llegaban.

Los rumores corrieron como pólvora y poco después los otros del grupo ya estaban igualmente en Flourish y Blotts.

Draco corrió hasta ellos y les susurró que su padre creyó ver el libro. Regulus y Sirius se dedicaron a revisar a la gente de la fila y por eso los dependientes les pidieron amablemente que compraran los libros de Gilderoy Lockhart para poder estar en esa fila.

Los Black rodaron los ojos, pero aceptaron y es que no eran muchos galeones para ellos, para poder buscar ese maldito diario.

El altercado se calmó y Lucius decidió salir acompañado de Cissy; Remus conversaba con los Weasley, pero se notaba muy tenso por ello.

–Molly, Arthur no los había visto desde el año pasado.

–Remus... si, entendemos que tu nuevo matrimonio y familia te impidan socializar con tus antiguos conocidos. –mencionó tranquilamente Molly.

Lupin sonrió con tirantez y agregó muy amablemente.

–Oh no creas, tengo el mismo tiempo que cuando terminó la guerra, ¿recuerdan? En fin, fue un gusto saludarlos, nos veremos.

La pelota fue regresada del mismo modo por el lobo y decidió por reunirse con su esposo e hijos. Los niños pequeños estaban con Lucius, Cissy y Draco afuera de la librería para que no se fastidiaran con tanta gente que había en esta.

Harry vio como los pelirrojos despotricaban en contra de los Malfoy y decidió salir, pero antes Ron le preguntó que si iba a su casa esa tarde.

–Le pediré permiso a mis padres. Aunque sería solo esta tarde, ya que mañana regresamos a Hogwarts.

El niño de pecas asintió y los dos notaron que Hermione se reunió con sus padres para explicarles el motivo del altercado.

El moreno salió y corrió hasta el grupo de adultos y niños, cargó a Teresa y esta lo apretó...

–Hady quedo un libo de hombes lobo.

–Oh, bueno cuando esa gente se vaya podemos buscar uno con imágenes ¿sí?

–Shi.

Harry vio a Remus y suspiró sin bajar a Teresa...

–Moony, Ron me invitó esta tarde a su casa, pero...

El hombre lobo miró al pequeño pelinegro y dejó de revisar el ya inexistente golpe en la bella –en opinión de Lupin– tez de Lucius para responder:

–No tomes los problemas de otros en tus hombros Harry.

–Pero estoy seguro que me enojaré si hablan mal de ustedes.

–"A palabras necias oídos sordos" –Recitó Lupin – Así que si quieres ir ve y no dejes que sus palabras te hieran, son solo palabras, tú sabes la verdad.

–Así, si podré decirles a Severus y Sirius.

–Yo tengo curiosidad por saber si, sí parece Una Madriguera. –comentó Draco.

El morenito arqueó una ceja y sonrió divertido, encogiéndose de hombros.

–Ya te contaré.

000

Los Corvinus buscaban en los estantes del interior y Marcus le mostraba un libro a William y este rió divertido, así estuvieron un rato hasta que Regulus se acercó a ellos.

–¿Encontraron algo?

–Del diario no, pero si algunos libros de chistes... –respondió William.

El vampiro le enseñó a Regulus y este negó con la cabeza sin poder evitar sonreír un poco. Los Corvinus leían o más bien se burlaban de "Viajes con los vampiros" y "Paseos con los hombres lobo".

–Oh por Merlín este mago es una vergüenza. –se lamentó Regulus sin dejar de sonreír. –Bueno dejen eso y sigan buscando.

Los gemelos obedecieron, pero al seguir con su búsqueda pasaron cerca de la mesa donde el mago aventurero firmaba sus libros y le sonrieron... mostrando sus colmillos, la palidez que apareció en el rostro de Gilderoy mostró que este los vio, más enseguida sus fans lo sacaron de su sobresalto.

Severus dejó el par de libros viejos en el estante y agarró otro de más arriba con cubierta de color cobre, al instante en que sintió unos pequeños brazos en la cintura y al girarse encontró a un lisonjero Harry.

–Sev...

–¿Qué sucede?

–Ron me invitó a su casa, esta tarde ¿puedo ir?

El profesor estaba por negarse, porque los pelirrojos eran leales seguidores de Albus, no obstante no quiso dificultarle esa experiencia a Harry.

–Si quieres, puedes hacerlo, pero tendrás que regresar a las ocho.

–Bien, voy a decirles.

000

Sirius se aburrió al no hallar nada y salió llevando una bolsa empequeñecida en la mano, pero vio a los gemelos Weasley y los llamó.

–Tengan chicos, los compré por una apuesta, y ya la gané.

Los gemelos vieron los dos juegos de libros del Gilderoy Lockhart y agradecieron al antiguo merodeador, uno de sus héroes, aunque no negaban que tenía gustos raros al casarse con Snape. Lo que comprobaron de primera mano ya que el animago salió poco después del negocio, aferrando la mano de su esposo.

Fred y George se reunieron de nuevo con sus padres y les mostraron el obsequio del Black, Molly y Arthur se sonrieron, por ese obsequio podrían comprarle una pequeña lechuza a Ron, una barata, pero que podría ser su mascota ya que este no tenía una.

El grupo se reunió para ir a comer y fue ahí que Harry se despidió para ir con los pelirrojos.

Teresa estaba por hacer una rabieta, pero el moreno la calmó regalándole el libro de Lockhart "Paseo con los hombres lobo" del juego que el mago convenientemente le regaló.

Estando en el restaurante, compartieron experiencias, pero se lamentaron por no poder hallar el diario.

Igualmente Severus les comentó quien sería el nuevo maestro de defesa en Hogwarts...

–Albus solo juega con el aprendizaje, al conseguir a personas como Gilderoy como profesores. –opinó Remus.

–Ya lo creo, ese tipo no ha visto un hombre lobo en su vida. Si ese es su modo de elección hasta yo podría ser profesor de Defensa. –afirmó William.

–Willy y que les vas a enseñar a los magos si no sabes nada de magia. –bromeó Marcus.

–Oh pero sé de arrancarle la cabeza a los enemigos y evitarte tanto trabajo. –aseguró muy campante el pelirrojo.

Los demás rieron por la franqueza del primer hombre lobo.

–Pero seamos sinceros, si Lucius creyó ver el diario con la familia de bermejos, debemos investigar más. –aclaró Marcus comiendo su corte de carne poco cocido.

–Yo puedo hacerlo, por lo menos el tiempo que tenga libre. –informó el pocionista.

El grupo conversó y aceptaron que Lucius podía visitar el colegio en calidad de miembro del consejo de padres, pero sería en contadas ocasiones, sin embargo los otros no veían como poder entrar al lugar sin parecer sospechosos.

–Nosotros podemos ir. –concluyó Marcus. –Las defensas no nos harán nada y podemos entrar por el que llaman bosque prohibido ¿verdad Willy?

El lobo asintió sin dejar de comer y darle bocados a Clare su hija menor.

–Debemos buscar más en los negocios del Callejón y si lo vemos muy necesario, si les pediremos que vayan. –decidió Remus.

000

Visitar La Madriguera fue todo un suceso para recordar y se divirtió mucho con Ron y sus hermanos, empero de sentirse extraño por la actitud de la hermanita de estos.

Molly y Arthur se portaron bien con él y no criticaron mucho a los Malfoy o las elecciones de Remus y Sirius.

Comió con la familia y comprobó que Molly cocinaba sabroso, además de ser muy maternal con él, pero estricta con sus hijos. Desgnomonizó con los gemelos y Ron; conoció los recovecos de la casa y los artefactos muggles del patriarca pelirrojo, a quien le emocionó que Harry conociera y visitara seguido el mundo muggle.

Para la noche, aunque los Weasley se lamentaron lo enviaron a su casa, donde Severus y Sirius lo esperaban para cenar. El morenito relató sus experiencias muy entusiasmado y los pelinegros mayores escucharon joviales.

–Ve a descansar, que mañana no querrás levantarte. –pidió Severus.

Harry obedeció y se retiró a su habitación donde Naly lo arropó antes de que los dos adultos le dieran las buenas noches.

...

Al día siguiente un nuevo año escolar iniciaba y con ello el viaje a Hogwarts.

Ron metía su nueva y pequeña lechuza, más la jaula de esta no estaba bien cerrada y el ave se cayó y voló y el pelirrojo tuvo que ir por ella auxiliado por Harry.

Resultando en que el expresso los dejará y Harry estuviera demasiado nervioso por asustar a sus padres o que se molestaran, estando tan alterados por lo del diario y aceptó la loca idea del pelirrojo para viajar en el carro hechizado del padre de este.

La llegada accidentada se adhirió a que Severus los recibiera muy preocupado de no ver al morenito llegar con los otros, o sea que se encontraba furioso y muy asustado.

Luego de revisar detenidamente a Harry, guió al par de infractores a una salita privada, esperando que Albus no expulsara a los mocosos, aunque se lo merecieran.

Harry vio al profesor y se retorció las manos con nerviosismo:

–Lo siento Sev...

–Oh y debes hacerlo ¡¿En nombre de Morgana como no se te ocurrió mandar una nota o llamar a casa, a cualquiera de tus tíos?!

El niño pelinegro no supo que responder, pues ciertamente no se le ocurrió ninguna de esas ideas. El profesor se sobó las sienes y agregó– Esto es una grave falta, podrían hasta expulsarlos...

–¡No! –chillaron al unísono el par de infantes.

Minerva llegó en ese instante y sacó de sus cavilaciones a Severus que ya estaba pensando en enviar cartas a Dumstrang o pedir un gran favor a Madame Maxin. La profesora MacGonagall creyendo que Severus estaba asustando a los chicos, le pidió que los dejará a solas.

–Yo soy su jefa de Casa, Severus, yo me haré cargo.

El pocionista pudo aceptar, más no le agradó que la bruja decidiera por él y se impuso.

–Discúlpame Minerva, pero Harry es mi hijo adoptivo, así que comprenderás que esto definitivamente me incumbe.

Snape se fue a sentar en una de las sillas y se cruzó de brazos y piernas. Minerva miró con intensidad al profesor más joven, no obstante ya no pudo decir mucho, porque la puerta se abrió y entró Albus por ella.

El viejo Director hizo preguntas y las explicaciones de los infractores le parecieron suficientes y si bien todo el sentido del deber de Severus le gritaba que esas acciones merecían expulsión, ya no dijo nada, pues Albus de nuevo estaba actuando para beneficio de... algún plan que debía tener.

Harry y Ron cenaron un par de emparedados y fueron enviados a su torre. Severus no se quedó, ya que debía recibir a los Slytherin.

Y afortunadamente el profesor de pociones no acompañó a los niños a Gryffindor, porque el recibimiento que tuvieron estos de hurras y aplausos de parte de sus compañeros, lo hubiera enfadado mucho.

Más tarde esa noche, Severus prendió la chimenea y llamó a su pareja, y le relató todo lo sucedido.

–¿Por eso no me dijiste nada?

–No lo supe hasta que llegaron, pero Draco si lo supo y se asustó.

–Ya le avisaste que llegaron.

–Si. Se calmó, pero Harry no puede seguir siendo un imprudente y no recibir castigos adecuados.

–¿Qué debe hacer como castigo?

–Aun no lo sé, pero en la batalla que está montando Albus contra nosotros y nuestra autoridad, claramente será un castigo muy leve.

–Tienes razón. Le enviaré una nota a Harry.

–¡¿Un howler?!

–No, eso no sería algo que le ayudará, sabes que...

–Reacciona mejor a las llamadas de atención hechas con serenidad y explicaciones.

–Exacto cariño. Ahora ve a descansar se nota que has estado con los nervios de punta. Me encantaría estar contigo para abrazarte.

–Y que Merlín me ayude... a mí me gustaría eso igualmente.

Sirius –o la imagen de la cabeza de Sirius– envió un beso y desapareció entre las llamas. Snape se duchó y se dejó caer en su cama, estaba extenuado.

000

Como el animago prometió; a primera hora de la mañana la nota –pergamino extenso– llegó con Harry y este leyó un fragmento para saber de qué iba. La nota cumplió su cometido y es que el moreno dejó de lado las felicitaciones o guiños cómplices por "su hazaña" para centrarse en las sabias palabras de Sirius al saber cómo su travesura puso a sus padres, el miedo inmenso en que tuvo a Severus, la angustia y enojo al final al conocer la verdad de su desaparición, obviamente hubo alivio, pero todas esa emociones negativas no se podían borrar de los corazones que las vivieron.

El Howler que recibió Ron no se sintió tan fuerte como el nudo en la garganta del moreno al imaginar todo lo que el Black le expuso. Escapando por unos momentos buscó a Severus luego del desayuno y corrió a abrazarlo dejando que unas lágrimas silenciosas escurrieran por su rostro.

–Lo siento, ahora entiendo... lamento haberte asustado...

Snape abrazó al menor con una mano, mientras la otra le acariciaba la espalda consolándolo.

–Si entiendes que no estuvo bien, es bastante y me siento mejor por ello. Ahora ve a clases.

Harry asintió, apreciando que el mayor le limpiaba los ojos y mejillas. Al verlo marcharse Snape se congratuló de corroborar que ciertamente Sirius y él eran una gran mancuerna.

Y con eso el curso inició oficialmente. El regalo para los Slytherin no tomó desprevenido a Harry e incluso retó a Draco para medir fuerzas con esas nuevas escobas, en el próximo partido. El rubio aceptó el duelo, después de todo no sería la primera vez que Harry y él competirían.

Algunos insultos se intercambiaron y un "sangre sucia" salió de entre los Sly, Ron juró que fue Draco; Harry no lo creía, no con lo estricto que Moony era sobre no usar nunca esas malas palabras. Hubo un hechizo, pero el único afectado fue el pelirrojo debido a su varita rota.

Esa tarde en casa del guardabosques; Hagrid y Ron le explicaron a Hermione el sentido del insulto, más ella no lo tomó tan seriamente.

...

Al llegar Octubre Severus llamó al Draco y Harry a sus habitaciones y luego de darles algunas golosinas que Sirius y los otros enviaron le advirtió al par de chicos.

–Oh, más esto no es gratuito. –El dúo se vio entre ellos y luego al adulto– Deberán tomar una poción vitamínica, hay una oleada de resfriados en el colegio y no quiero que se contagien.

–Sabe horrible –se quejó el rubio.

–Supongo que podrán quitarse el mal sabor de boca con uno de esos chocolates muggles que Regulus y William enviaron. Y Draco si vas a venderles a tus compañeros, evita que alguien de los profesores se dé cuenta.

El rubio sonrió con picardía, No era culpa suya que al darles algunas de las delicias de las que hizo Moony a sus compañeros, los hiciera adictos a ellas, al grado de que incluso hubo pedidos y al contarle a Remus, este insistió en hornear más galletas y muffins para que Draco los obsequiara, si el lobo no se enteraba de que los vendía era mejor. Claro que las que le mandaban sus tíos de Escocia, no las compartía ni vendía.

Antes de salir, Harry se regresó y le preguntó a Severus:

–¿Debo llevar regalo a un cumpleaños de un fantasma?

Severus arqueó una ceja y Draco regresó sobre sus pasos, muy interesado en como Harry se metió en un lio así.

Luego de conversar sobre ello y bromear. Harry exhaló y soltó:

–No quería decirles para no preocuparlos o que me crean loco...

–Eso ya lo pienso. –se burló el rubio y Harry agradeció que su amigo le quitara seriedad a su confesión, como apoyo.

–Cuando estuve ayudando al profesor Gilderoy escuché algo...

El de ojos verdes relató el suceso y Severus se halló sin saber que pensar.

–Es muy extraño... –comentó el profesor.

Harry lo vio y con ansiedad cuestionó:

–¿Pero me crees?

–Claro que sí. Investigaré, pero por si las dudas no estén fuera de sus salas comunes por la noche y Harry dime si vuelve a ocurrir.

Los dos menores afirmaron con un movimiento de cabeza y salieron de las habitaciones del pocionista. Snape se preguntó ¿Qué podría ser lo que escuchó Harry? Y rogó porque solo hubiera sido el viento o una broma de algún alumno. Por si las dudas, habló con Sirius por chimenea y le reveló lo de la conversación.

Los días de octubre pasaron y los del grupo no lograban hallar una forma mágica de destruir el guardapelo, no usaron la muggle temiendo que el pedazo de alma se salvara o peor aún, se escapara.

En el colegio Harry vio llegar la fecha de ir a la fiesta de Nick casi-decapitado. Y para aprehensión de sus padres, Harry volvió a oír esas terroríficas palabras con ese extraño acento. Esa ocasión Harry constató con horror que hubo algo terrible que acompañó a la voz y eso fue el letrero y la Señora Norris petrificada.

Con el alboroto de Filch se habló de la Cámara de los Secretos y que Harry podía ser el culpable de hacer todo la escena.

Snape presionó con preguntas a Albus, más el anciano no dijo nada en claro.

Luego de lo acaecido, Severus no pudo asombrarse de que Harry y Draco fueran a verlo para que les contara que sabía de la Cámara de los Secretos y acomodando al par de curiosos en un sillón; el pocionista relató la parte que se contaba en los libros de Historia.

–Harry no podría ser el heredero de Slytherin. –dijo muy seguro Draco.

–Claro que no, no lo soy.

Severus calmó a los niños:

–Obviamente y aunque me rompa el corazón, Harry es todo un Gry. En fin hablaré con los otros a ver si saben más detalles y las normas siguen, nada de estar deambulando de noche o a solas.

Esa misma tarde, Severus fue a su casa y le pidió a Sirius que llamara a los otros; Lucius y Remus, pues los Corvinus estaban en Escocia a la espera de como decidirían actuar los magos.

–Mira que me voy a escuchar descarado, pero por lo menos nuestros niños no corren peligro si lo que sea, está persiguiendo... a ya sabes. –expuso algo sonrojado Sirius.

Ninguno de los otros lo dijo, sin embargo estaban de acuerdo. Remus vio que Lucian se mecía contento en uno de los columpios, y enseguida se aclaró la garganta y siguió.

–Tal vez consideren que estoy exagerando, más creo que debemos aceptar la ayuda de William y Marcus. Ninguno de nosotros puede entrar a investigar sin que las barreras del castillo nos noten y nos expulsen o nos ataquen.

–Ciertamente yo no puedo estar investigando sin que descuide mis clases o a los niños. De por si Sirius ha tenido que cubrir muchas de mis tareas en la Farmacéutica Muggle. –expuso Severus.

Lucian entró por un vaso de jugo y salió corriendo de nuevo a los juegos. Remus sonrió amorosamente.

–Llamaré a William, para que avise a su hermano. Si tenemos suerte hallaremos algo que nos sirva para acabar con el guardapelo y también encontrar ese maldito diario. –indicó Sirius.

Severus ordenó que se sirviera la cena, él regresaría a Hogwarts luego de comer con sus amigos y esposo.

En el comedor, deleitándose con el postre; los adultos reían porque el profesor relataba sobre los admiradores de Harry, un pequeño niño llamado Colín y la menor de los Weasley; y la innegable burla de Draco por eso.

000

En la torre de Gryffindor, Hermione se quejaba de no saber más sobre la leyenda de la Cámara de los Secretos y fue que Harry recordó que no les había compartido lo que Severus le dijo, así que lo hizo y en la clase de Historia los ratificó la castaña.

Si bien Harry no deseaba meterse en líos como le pidió Severus, la verdad es que su curiosidad lo instaba a investigar junto con sus amigos. Sin embargo había otras actividades que igualmente disfrutaba.

En el partido de Slytherin contra Gryffindor el grupo recordó que Gilderoy no era más que un mentiroso, así que su victoria sobre Draco no le supo nada al moreno, pues pagó con su brazo por caerse de la escoba buscando la Snitch.

Y en consecuencia, en ese momento en el llamado Club de Duelo, aceptó ese reto de su rubio mejor amigo como todo un hombre, y es que luego de ver como Sev desarmó al farsante de Lockhart, no podía ser menos que su papá...

–¿Asustado? –inquirió Draco.

–Ya quisieras.

Y bueno en una batalla con un Sly siempre estaba la posibilidad de ver serpientes... de ahí a que todo se descontrolara, no pasó mucho. Terminando con Harry siendo acusado de ser el Heredero de Slytherin que si bien no le molestó el título, si los prejuicios que este conllevaban.

Posteriormente todo se puso peor, pues hubo alumnos que fueron petrificados. Para Navidad el de ojos verdes solo deseaba salir del Colegio y refugiarse en la tranquilidad y serenidad que le daba estar con su familia.

Solo se sintió un poco culpable de dejar a sus amigos con ese peligro latente, más consideró que Ron no corría peligro y Hermione no haría nada irresponsable u osado en su ausencia.

El viaje en el expreso fue tan relajante escuchando las platica de Draco y es que este igualmente iba sin sus amigos, pues el par de niños robustos se quedó en el Colegio.

–...A ver si convenzo a tu admirador para que nos saque una foto con los uniformes de Quidditch...

–Draco, él está petrificado.

–Pero no está muerto; todo tiene solución, seguro que en casa ya han pensado en algo.

–Pensé que no te agradaba.

–Es divertido, te sigue como un papara... ¿Cómo se llaman esos reporteros muggles?

Paparazzi y si es cierto. –rió Harry– ¿Tú no crees que yo sea el heredero de Slytherin verdad?

–Obvio no. Si tú posees algo de Sly es solo porque has convivido con nosotros y fuiste criado por Severus, y nada más.

–Pero hablo pársel.

–Ah eso, tengo una teoría, pero ya se lo contaré a los adultos y ellos me la confirmaran o no. Y claro que te la diré.

–Bien. Tengo hambre.

Draco vio a su amigo despatarrado sobre el sillón de enfrente y negó con un suspiro.

–Tú siempre tienes hambre, por eso ya estás muy repuestito.

–¡¿Me estás diciendo gordo?!

–¡¿Yo?!

–..

–Mira, solo digo que si no tenemos clases de vuelo o Quidditch por lo menos has ejercicio, que lo único que te ayuda a casi parecerte a Ballena Duddley, es tu altura.*

El rubio estuvo serio unos segundo, luego rompió a reír al ver el rostro de asombro de Harry. El moreno se unió a él enseguida.

En la Mansión Malfoy, los adornos brillaban en colores plata y oro. Los niños menores gritaban y corrían emocionados persiguiendo a las haditas que dejaban caer polvo arcoíris sobre ellos.

A recoger a los chicos de doce años, fue Lucius y William, por lo que al llegar fueron recibidos por efusivos abrazos de los otros adultos y de los pequeños.

Severus llegó al atardecer y luego de una comida deliciosa el grupo se reunió para hablar de lo importante. Sentados en cómodas butacas los mayores y los niños y adolescentes desperdigados en la alfombra cerca del fuego. Discutieron lo que pasaba en Hogwarts y la vigilancia que los Corvinus harían en un par de semanas más adelante.

–No podremos avisarles de nuestra llegada o por lo menos no en los métodos ortodoxos. –confirmó William.

Los dos chicos y Snape comprendieron que los gemelos se darían mañas para hacerlo.

Draco vio la oportunidad y expuso su teoría y Remus lo felicitó:

–Efectivamente Draco; esa es nuestra mejor apuesta, Harry habla pársel por lo que le pasó de bebé... lo de Voldemort.

Al ver que el semblante de Harry se vio ensombrecido; Severus intervino:

–No es nada malo, toda la magia es natural y neutral depende de cada mago o bruja utilizarla como son sus intereses.

–El modo de usarla tampoco tiene nada que ver con la casa a la que pertenecemos en la escuela, te lo aseguro y tú lo has visto ¿no? –cuestionó Sirius.

El adolescente de ojos verdes asintió efusivamente, explicando:

Ese amigo de mis padres los traicionó aun siendo un Gryffindor Mi familia está compuesta por Slytherin, Gryffindor y hasta criaturas oscuras y todos me han demostrado siempre todo su amor.

Narcissa sintió los brazos de su esposo a su alrededor y se dejó llevar por el calor de ese gesto, agregando:

–Que nadie te quiera convencer de lo contrario Harry.

Luego de la conversación, los adultos buscaron tener un tiempo de juegos de mesa o mágicos –en lo que los pequeños tomaban su siesta. Draco y Harry salieron a volar un rato.

En el día de Navidad hubo como siempre revuelo, mucha comida, regalos y abrazos, pero sobre todo mimos para los dos chicos que regresarían al colegio.

000

Iniciando el año no hubo muchas cosas, pero todo se descontroló luego de ese desastroso catorce de Febrero y Harry terminó rogando porque sus tíos ya llegaran a Hogwarts.

Y como si sus suplicas fueran escuchadas. En ese instante William llamaba a su hermano desde donde estaba sentado en unas grandes raíces.

–Marcus... Ven mira, hay un unicornio.

–Pues ni siquiera intentes levantarte porque lo asustaras ¿o piensas comértelo?

–¡No!

La exclamación asustó al bello espécimen que salió huyendo y Marcus rió divertido.

–¡Lo espantaste con tu rostro Willy!

El pelirrojo solo gruñó fastidiado. El vampiro palmeó el hombro de su hermano menor y lo instó:

–Vamos, sigamos caminando.

Los Corvinus avanzaron, no iban rápido y es que los dos deseaban dejar saber de su presencia, era algo inherente de su naturaleza de líderes, aunque hicieron lo posible por suprimir la agresividad de su aura.

No obstante notaron como los Centauros los siguieron de lejos, sin atreverse a acercar a ellos.

–Busquemos un lugar por donde entrar al Colegio, no quiero dormir a la intemperie. –aseguró Marcus.

William vio que aun quedaba para llegar al colegio y se giró a ver a su hermano.

–Pues creo que esta noche nos quedaremos aquí. Yo me transformaré, deberías hacer lo mismo.

–Es buena opción.

Los gemelos hicieron lo que decidieron y Marcus voló más allá de las frondosas copas de los árboles. Allí dio un recorrido por el bosque y llegó hasta el límite de este notando que una cabaña se alzaba en una orilla, la que supuso pertenecía a ese guardabosques llamado Hagrid. Al ver el corral con las aves, se convenció de que al hombretón no le afectaría que se llevara un par de pollos para la cena.

Regresó hasta donde William se hallaba estirándose. Le arrojó el par de cuerpos ya sin sangre y si bien recibió un gruñido descontento, él se encogió de hombros.

–La carne es la que te alime... –William ya no tenía ni las plumas en el gran hocico. – Olvídalo.

Los Corvinus buscaron un lugar cómodo donde pasar la noche, más antes de eso.

William trepó por un gran árbol y al llegar a las gruesas ramas de arriba, aulló con todos sus pulmones.

En el castillo muchos alumnos gritaron espantados, pero uno de Slytherin y otro de Gryffindor sonrieron tranquilos, ellos ya habían llegado.

000

La vigilancia o la paciencia que eso conllevaba no era algo que a alguno de los dos Corvinus le agradara, sin embargo pusieron todo de su parte para realizarla o simplemente tuvieron suerte y vieron quien fue la culpable de matar a los gallos del guardabosques.

–Si no tuviera pecas, pasaría por ser tu pariente.

–No lo creo, su cabello es más tipo anaranjado zanahoria, y el mío es más carmín.

–...Aha. –Marcus no quiso ahondar en el asunto. Y agregó– Creo que ella es sospechosa, sigámosla.

Los gemelos caminaron para llegar al castillo, ya tenían un lugar por donde entrar, sin embargo al seguir a la niña notaron que esta iba por un túnel que no habían notado antes.

000

Harry perdió el diario de nuevo y eso lo molestó, pues si en vez de haberlo usado se lo hubiera entregado a Severus ya tendrían una preocupación menos y ahora se lo habían robado de su habitación. Por lo menos sabía que el poseedor del objeto maldito era de Gryffindor.

Al buscar alguna pista se le ocurrió ir al lavabo de Mirttle y al no encontrarla, el moreno se quedó escuchando...

Y si algo venía de las tuberías y juraba que conocía ese sonido.

–¡Tío William!

En el túnel el oído desarrollado del mencionado lo escuchó:

– ¿Harry?... ¡Harry! –gritó el pelirrojo.

El de ojos verdes puso atención y sonrió, iba a responder, pero un chillido lo interrumpió.

–¡Así que los conoces! ¡Conoces a esos malvados monstruos que corren y gruñen dentro de las paredes!

–... Si ¿los has visto?

–No, pero no es necesario; además seguro que se burlan de mí o algo peor no quiero verlos.

Y el fantasma comenzó a llorar. Harry optó por ignorarla, mejor trató de buscar algún pasadizo secreto lo que lo llevó a decir en voz alta...

–¡Ábrete Sésamo! –Y se rió de su propia broma, pero la repitió y no notó que también usó pársel... Y el túnel apareció.

Y sabiendo que sus tíos se hallaban al final de ese túnel, el moreno se lanzó sin pensarlo dos veces.

William escuchó los sonidos de caída y mencionó:

–Alístate, viene el Pottercito.

–Ese niño...

Y efectivamente Marcus alcanzó a sostener a Harry antes de que este diera con toda su magicidad en el suelo. El vampiro lo paró en el suelo y lo sacudió:

–Pottercito ¿Qué haces aquí? ¿Y cómo llegaste? –inquirió el castaño.

–Es que recordé donde encontré el diario...

–¡¿Ya lo encontraste?! –profirió el pelirrojo.

–Sí, pero lo perdí de nuevo. El caso es que...

El de ojos verdes contaba su historia, cuando el sonido de arrastre y la voz que antecedía a los ataques, fue escuchado por Harry. El trio vio con asombró como una gigantesca serpiente reptaba por ese gran lugar con dirección a ellos.

–¡¿Qué demonios es eso?! –indagó asombrado William.

–Una anaconda sobre desarrollada... ¿creo? –aportó Marcus.

–Un basilisco, leí de ellos en uno de los libros de Sev.

–Lo que sea, debemos matarlo o nos matara a nosotros.

–Concuerdo Willy. Harry colócate lejos. Que no te vea.

–Pues precisamente es capaz de matar con la mirada. –mencionó el niño.

Los Corvinus se miraron y cambiaron a sus formas oscuras.

William no esperó y saltó sobre el basilisco corriendo inclinado sobre este para hacer surcos con sus garras; la piel del monstruo podía ser muy dura, pero no tanto para las zarpas del primer hombre lobo.

El basilisco al sentir las heridas se retorció para atacar de una mordida al lobo, dejando a Marcus sin vigilancia y este usó esa ventaja cayendo en picada y clavando sus manos sobre un ojo de la criatura; esta se revolvió y ambos hermano huyeron para evitar ser aplastados, más se notaba en sus sonrisas ferales que estaban lejos de estar asustados.

El movimiento que hizo el basilisco provocó temblores en cierta parte del colegio y varias personas sospecharon que algo referente a los ataques estaba ocurriendo.

Todo aconteció casi del mismo modo y es que los hermanos unidos eran una fuerza de temer, para cuando el animal monstruoso ya no se movió con demasiadas heridas por donde la sangre manaba, Harry salió de su escondite y el fénix de Albus llegó volando.

Harry recibió al viejo sombrero y lo que este portaba dentro, pero al sacar la espada la movió sin usarla.

–¿Pottercito quieres un colmillo de recuerdo?

–... Uh, ¡Estaría genial Tío Marcus!

William señaló el filo...

–Podemos usar eso para cortarlo.

El ave mágica vio al trio trabajado y decidió que se iría, pues no le gustaba el aura de esos mayores.

–Por cierto Pottercito, dimos con este lugar siguiendo a una niña de cabello rojo, me parece haberla visto en la librería aquella vez. –reveló Marcus.

–¡Oh claro fue Ginny, ella debe tener el diario! Lucius tenía razón.

–¿Necesitaras ayuda? Porque nosotros nos vamos, nos llevaremos tu suvenir. –concluyó el bermejo.

–Está bien yo le contaré todo a Severus y le quitaremos el diario a Ginny.

–Bien. Entonces nos vemos en casa, esperamos que esta víbora haya sido el problema y que todo siga mejorando. –mencionó Marcus colocando el colmillo en una pedazo de tela que encontró por allí.

Harry fue auxiliado por William para que subiera por el pasadizo y al salir al baño de Mirttle vio con asombro que Ron ya lo esperaba, pero no se encontraba solo si no que igualmente estaba el profesor Gilderoy Lockhart con él. Ron se encogió de hombros y se disculpó:

–Estaba a la mano y me dio un poco de miedo ir a molestar al profesor de pociones.

El mago mayor vio con ojos brillantes al adolescente de cabello negro e instó excitado saber lo sucedido. Harry adornó la verdad y fue algo vago, ya que no podía decir quien acabó con el basilisco. Al concluir Gilderoy exclamó.

–¡Vamos a verificar a la criatura Harry!

–Pues si usted quiere bajar profesor, a mí ya no me apetece.

Gilderoy pareció obtener un tinte de voz más serio al agregar:

–Pero debo tener testigos de mi hazaña, ¡Maté a un Basilisco!

–¡Usted no fue! –se molestó el pelirrojo.

–Nunca soy yo, pero alguien guapo y carismático debe ser el héroe ¿no creen?

Los dos chicos vieron con recelo al mayor y este se encogió de hombros.

–Bueno solo debo sacar algunas imágenes así que vamos...

El mago obligó al par de chicos a lanzarse por el túnel y al llegar vio al basilisco y casi lloró de felicidad, o de terror, pues los Corvinus aún no salían del lugar y William cambió al reconocer al hombre que escribía mentiras. Lockhart fue perseguido y zarandeado por los hermanos, porque al querer usar su varita en ellos, William se la arrebató con las fauces y la usó de mondadientes.

Gilderoy se arrastró hacia los Gry que miraban divertidos y algo aterrados –Ron– el show y le quitó su varita a Ron, mas al usarla esta explotó y dejó inconsciente al maestro. Los Corvinus cambiaron y colocándose un dedo en los labios se retiraron.

–¿Ellos son...?

–Mis tíos y los de Draco.

–Oh por ¡Merlín!

–Es un secreto Ron.

–Nadie me creería si lo dijera, que no lo voy a hacer... deberíamos de pedir ayuda, con ese Lockhart allí tirado.

–Si.

Albus y Severus fueron los que sacaron al trio de magos; más si Dumbledore se dio cuenta de lo destrozado que estaba el cadáver del Basilisco, como para ser imposible que una espada portada por un casi niño lo hubiera matado no dijo nada.

Más si se tomó el tiempo de explicarle a Harry porque Tom se volvió malvado y era un Slytherin, algo casi natural en estos.

Harry hizo caso omiso y mejor concluyó que para ser Director, Albus tenía muchos prejuicios.

000

Ginny fue cuestionada por el trio y ella entregó el diario que el moreno llevó de inmediato con Severus. Al saber cómo funcionaba este; el profesor lo envió con un elfo a Grimmauld Place donde esperaron al final de curso para que Harry hiciera los honores y usara el colmillo del basilisco como una prueba para ver si funcionaba en el objeto... lo que efectivamente funcionó.

Con todo lo bueno y divertido que vivió el de ojos verdes no se enfurruñó porque Gryffindor perdiera la copa de las casa, no podía negar que los Sly eran estudiosos cuando querían y esos puntos los llevaron a la victoria.

Ciertamente él se ganó muchos puntos de parte de Dumbledore debido a su hazaña, pero esta vez no fueron suficientes.

...

Sirius sirvió una copa y se acercó al gran ventanal los menores jugaban en el jardín.

–Mira que solo eran sus recuerdos y que lata dieron.

–Yo digo que deberíamos revivirlo para poder matarlo de nuevo. –opinó muy campante Marcus.

–No es mala idea. –acotó Regulus.

–Hay que ver los efectos del vino en algunos. –regañó Cissy.

Marcus la besó y ella se calmó. A pesar de lo extraño y bizarro de la idea, los otros magos se pusieron a pensar ¿qué tan beneficioso sería eso?

Al final de todo, el mayor motivo era que Harry no tuviera que estarse cuidando constantemente de lo que Voldemort, su gente o recuerdos le pudieran hacer.

...


*Vamos que Harry era pequeño y escuálido por lo mal que la pasó con los Dursley, y aquí ha sido más que bien cuidado desde peque, así que es más alto y recio, no gordo como le dice Draco jejeje.

...


Mil gracias por tu comentario giulianacontesso y disculpa la demora es que trato de cortar los capítulos, pero nunca puedo.