Capítulo XLI


Estaban en Nueva York, y Alexander se paró frente al gran ventanal que era la pared de su oficina en el rascacielos de su propiedad o propiedad de Corvinus. Corp.

El inmortal ya tenía una semana en la ciudad esperando por sus hijos y parejas de estos; ya que sus nietas habían viajado con él.

Sus gemelos se encontraban en la oficina esperando por una respuesta; adoraba a sus hijos, pero cuando se les metía una idea, por muy bizarra que fuera nadie los podía convencer de olvidarla.

–¿Están seguros?

–De hecho... no, pero parece factible. –confeso Marcus.

–Vamos viejo, hazlo y ya veremos, después de todo no los dejaremos a su suerte con las consecuencias.

–William... oh cielos; no debo escucharlos, sin embargo ya hasta me parece la mejor solución. –se sobó las sienes Alexander.

–Obviamente no diremos nada, pero estaremos vigilando todo el tiempo. Necesitaremos a toda tu gente papá. –acotó Marcus.

–¡Oh será tan divertido y demencial! esta vez le ganaremos a ese viejito manipulador. –aseguro exultante William abrazando a su padre y guiñándole un ojo a su gemelo.

Y Alexander Corvinus no era tan diferente a otros padres consentidores, pero si bien cedió a la petición de sus hijitos; su gente y él guiarían toda la operación... "Suelta a los perros"

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Lucian dormía plácidamente al igual que su hermano mayor. Remus revisó a los dos antes de ir con su esposo que aún se encontraba en su oficina revisando algunos pergaminos.

–Lucius, vamos a dormir. Ya es tarde.

–En un momento...

El rubio trigo caminó hasta el rubio platino y lo agarró de la mano, llevándolo con él.

–Nada que no pueda esperar a mañana.

Lucius sonrió y dejó la pluma sobre el tintero. Conocía esa sonrisa de su Moony y no pensaba desaprovecharla.

Al llegar a su habitación, Remus los desnudó con un pase de varita y caminó hacia el gran baño, llamando a su pareja que se unió a él en el agua. Las caricias volaron entre las pieles de ambos y los besos las igualaron. Aun jadeando Lucius gruñó y atrajo en un apretado abrazo a su esposo.

–Aun no entiendo que pretende Dumbledore con ofrecerte ser profesor de DCAO.

–Tenerme vigilado y cerca para influenciarme. Tú ya no lo recuerdas probablemente, pero en mis años en Hogwarts él guardó mi secreto y dejó pasar muchas cosas que mis amigos y yo hicimos.

–Como ahora hace con Harry.

–Exactamente; y te confieso que de todos los Merodeadores yo siempre fui el más propenso a no llevarle la contraria.

–Ese anciano siempre ha sido un manipulador.

–De cierta forma te ayuda, buscando luego un pago... sabes a veces creo que Tom y él solo se diferencian en los métodos que utilizan, más no en los fines que persiguen.

–Los dos buscan seguidores, a su modo. Solo imagina todo lo que Dumbledore sabe y no comparte con nadie.

–El poder de las manipulaciones que podría hacer si no nos hubiéramos alejado de él ¿crees que hubiera ayudado a Sirius a mostrar su inocencia o a mí a buscar una vida más digna?

–No tengo que responder eso cariño, ambos sabemos que lo único que te ayudó en esos momentos difíciles luego de la guerra fueron eso muffin con hierbita. –Bromeó Lucius besando el cuello de su esposo– Sin embargo y aun en contra de mi sentido común, considero que debes aceptar su propuesta.

–¡¿Por qué?!

–Pensamiento Slytherin, acepta caer en la trampa bajo tus condiciones y llevando un escudo que te proteja de sus maquinaciones.

Remus sintió los besos de Lucius y notó que estos se volvían más apasionados, así que antes de que se perdieran de nuevo en la bruma de la pasión, cuestionó:

–¿Y cómo... haré... eso?

–Te recuerdo que tenemos un hijo pequeño que no puede estar lejos de su papi, o sea que si Albus quiere que seas maestro deberá aceptar a Lucian igualmente. Nuestro hijo es un lobito nacido en la manada de William Corvinus, lo que da derecho a su Alfa de revisar periódicamente a los miembros de su grupo...donde quiera que estén. Y del mismo modo, pero en términos mágicos puedo ir regularmente a ver a mi esposo y pequeño hijo.

–Oh... ya veo...

–Y lo más importante, nos enteraremos en nuestros términos, que quiere conseguir Dumbledore.

Lucius detuvo su diatriba, demasiado ocupado besando a su esposo.

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Harry salió corriendo rumbo a la habitación de sus tutores. Estaban ya en la cama; Severus leía un libro y Sirius una revista de Quidditch. Los gritos del niño casi hicieron saltar a la pareja de pelinegros.

–¡Acaba de salir!

Exclamó el niño lanzándose en la gran cama y agitando la revista.

–Harry... si dejas de mover esa cosa y casi golpearnos en la cara con ella, podremos ver el motivo de tu entusiasmo. –mencionó sereno Severus.

Sirius rió y le quitó la revista al morenito que volvió a brincar y se colocó sobre sus rodillas apurando al animago.

–¡Mira, mira Paddy, está en el anuncio central!

El Black observó y dio un suspiro de comprensión.

–Ya veo Prongsy, definitivamente hermosa.

–¿Qué es? –Cuestionó Severus y su esposo le dio la revista– Oh ya, debí imaginármelo. Pero no tiene mucho que estrenaron sus escobas... ¿o no?

Los otros dos casi rodaron los ojos, Severus no estaba muy enterado o interesado en nada referente a Quidditch o escobas para ello.

–Esta es la más nueva tiene un palo de fresno ultra fino y aerodinámico, está numerada a mano con su propia matricula y...

–Sí, si ya entiendo es nueva y moderna. –cortó Severus. – Mira Harry, veo que la deseas mucho, sin embargo tú sabes cómo va esto...

–Yo debo ganármela.

Sirius suspiró y viendo a su esposo como poniéndose de acuerdo, expuso:

–Harry esa escoba cuesta cientos de galeones... –Harry se mordió los labios nervioso– Sí, claro que los tenemos para comprarla, más... es mucho para usarlo en una escoba.

–Y... ¿si la pido para Navidad y ya no pido nada más?

–No se trata del dinero, si no de la motivo para usarlo. Tú mismo posees una cámara de Gringotts exclusivamente tuya, pero lo que deseamos es que conozcas y aprecies el valor de los galeones y el trabajo de ganarlos. –concluyó Sirius.

El morenito se quedó unos momentos en silencio y enseguida explicó.

-Puedo hacer lo que tío Lucius hace. Dar una donación para que mi dinero esté limpio y haya trabajado ayudando a otros.

Los mayores se miraron y sonrieron derrotados, ese niño no era nada tonto y si bien no se notaba, ponía atención a todo lo que los adultos hacían.

–¿Tienes ya una idea? –inquirió Severus cruzándose de brazos.

–Oh sí; dar un premio en alguna revista, para que algún mago o bruja que lo necesite se lo gane.

Sirius ya no aguantó y le echó a reír, luego viendo aun al niño dijo:

–Creo que ya tienes decidido al mago que se ganara el premio ¿no?

Harry asintió efusivamente con la cabeza y Snape exigió:

–Explíquense.

–Oh mi amor, nuestro Prongsy quiere darle dinero a los Weasley sin que estos tengan que ofenderse y a la vez quedar bien con nosotros para poder tener esa Saeta de Fuego.

–Oh... ya veo. –terminó Severus. Cerró su libro lo dejó sobre la cómoda y se acomodó las mantas. Un par de ojos lo seguían en todas su acciones, eso hasta que vio a Harry y dejando salir un suspiro y resolvió:

–Ganaste esa escoba para Navidad y no, no será lo único; simplemente trata de no meterte en líos antes de eso o esta Saeta volara muy lejos de ti. Y no saques de tu cámara la compraremos nosotros y... ¡Por Merlín también daremos ese premio a la tribu de pelirrojos!

–¡Gracias!

Chilló Harry aventándose sobre los dos mayores. Luego dijo buenas noches y salió de la recamara.

–Con razón dijiste que no podíamos ser cariñosos antes de la medianoche con Harry en casa. –observó el Black.

–Ese niño no duerme temprano.

–Espero que en estas vacaciones a Japón se canse lo suficiente o tendré un serio caso de abstinencia. –se quejó Sirius.

Severus sonrió de lado y se recostó atrayendo a su esposo para darle un beso.

–Por lo menos estando con Draco se entretendrá y nos dará tiempo a solas.

–Sueña...

El de ojos grises rio bajito; ambos se quejaban, pero adoraban tener a Harry en casa sin tener que vigilar sobre sus espaldas para no defenderse de los rumores maliciosos.

...

Las vacaciones estuvieron bastante activas y para felicidad de los adultos; Draco y Harry estuvieron más que emocionados con la tecnología de los nipones muggles y la ancestral e interesante magia de los magos japoneses.

En cambio los más pequeños se encontraban emocionados por las criaturas mágicas de esa parte del mundo. Desde los Tengu, los kitsune y los kappa.

Visitando un zoológico mágicos fue que Lucian anunció:

–Papi y yo iremos a Hogwarts y conoceré muchas criaturas mágicas.

Los adultos voltearon a ver a Remus y este se explicó:

–Les contaré en la comida.

Y un par de horas después con todo el grupo instalado en un restaurante; Remus relató lo de la invitación de Albus.

–A veces me pregunto los motivos de ese mago para todas las cosas que hace, pero sobre todo para las que no hace.

–Muy de acuerdo Cissy, eso de que no sabía nada de ese Basilisco y luego simplemente mandar o ignorar a ese Fénix. Si no fuera porque han y hemos intervenido, todo eso serían experiencias para el Pottercito, experiencias que lo preparan para una guerra. –concluyó Marcus.

–Quiere un soldado... No. Quiere un héroe. –masculló furioso Severus.

–Así mismo requiere soldados y si no estuviéramos unidos, ustedes lo serían a la perfección. –Expuso Lucius– Debo asegurar que incluso tú, Severus.

William abrazó a su esposo y sonrió ladino:

–Lo que ese hombre y el otro que no tiene cuerpo necesitan es que sus peones dejen de serlo, dirijan sus decisiones y los dejen solos luchando su guerra.

Los magos y bruja no pudieron refutar esa lógica aplastante de William.

Y lo comprobaron al enterarse luego de la fuga de Peter de Azkaban; ahora los dos lados se estaban moviendo atrayendo a los que creían sus recursos.

Ajeno a las preocupaciones de los adultos, Harry recibió las cartas y regalos de sus amigos y notó con agrado que los Weasley habían vacacionado en Egipto gracias al premio que Arthur ganó.

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Con la llegada de la lista de útiles, a sus tutores no les causo gracia que Hagrid pidiera ese libro tan extraño, más con la ayuda de Lucian; Draco lo pudo calmar y le contó a Harry como hacerlo.

Severus tuvo que partir antes a Hogwarts, pues con la fuga de Pettigrew el Ministerio y Fudge colocarían Dementores en Hogwarts*, considerando que el mago buscaría a Harry.

Snape terminó de arreglar su maleta y Sirius la empequeñeció.

–Si me lo preguntas, esa rata no tendrá el valor de ir a Hogwarts y más si ponen Dementores a vigilar.

–Estoy de acuerdo, pero años en Azkaban deben haberlo vuelto loco o bien le teme más a Quien-tú-sabes e irá si se lo ordena.

–También puede ser.

–Por si las dudas y ya que Lupin estará en DCAO le diré que nos pongamos de acuerdo para enseñarles a los chicos como usar un Patronus.

–Efectivamente; si hubiéramos sabido antes nosotros le hubiéramos enseñado a ese par, pero apenas hubo noticias de esto.

–No hay que pensar en el pasado. Vamos.

Harry estaba en la mansión Malfoy por lo que Sirius quiso ir a dejar a su esposo hasta el colegio.

Al arribar a la chimenea del colegio un elfo muy conocido por ambos los recibió y estos solo rodaron los ojos ante lo orgulloso que Dobby se veía de servir en Hogwarts.

Severus pidió que le avisaran de su llegada a Albus y que se encontraría desempacando en sus habitaciones.

–¿No iras a verlo?

–No tengo ganas de verlo tan pronto.

El animago se encogió de hombros y agarró la mano de Severus, el lugar se hallaba casi desierto a excepción de los cuadros y los fantasmas; así que era muy romántico –en su opinión.

El profesor se dio cuenta del gesto de Sirius, pero no lo detuvo ni dijo nada, sabía que el Black a veces necesitaba estar en contacto con él.

Al llegar a las habitaciones Severus desempacó con un pase de varita en lo que el animago se sentaba en la mullida butaca de a salita. Luego el profesor se reunió con él y a base de varita les sirvió una copa de wiski de fuego. Se acomodaron juntos y se abrazaron besándose de vez en cuando.

–¿Puedo pasar la noche contigo?

–¿Y Harry?

–Está con Moony; él y Lucius lo cuidaran. Acepta, que inicia un nuevo curso y a veces no te veo en una semana.

–Yo espero que sea un año más tranquilo.

–¿Y si no lo es?

–Black quejoso. Ven acá y dame un beso.

Los besos siguieron y unos veinte minutos enseguida los magos decidieron pasar a la recamara de Severus para poder entregarse con tranquilidad y más cómodamente.

Cuando Severus cabalgaba a Sirius , poco después, se dijo que tendría buenos recuerdos de su cama, para usarlos en sus noches solitarias.

Por su lado Sirius pensó en definitivamente en pedir un lugar en la junta de padres de Hogwarts, hablaría con Lucius para que lo tramitará.

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Y como los pelinegros pensaron, Harry no los echó de menos, pues ya le contaba a Draco sobre su regalo de Navidad, claramente el rubio quería el mismo trato y ya buscaría que hacer de buena acción para obtener una Saeta de Fuego.

Por lo pronto el rubito se conformaba con disfrutar que Moony y su hermanito estarían en el Colegio también ese año.

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El gran día de regreso a clases llegó y para asombro de Dumbledore; Remus eligió viajar en el expresso con los estudiantes; el lobo no confiaba en esos Dementores como guardias del tren.

Lupin subió llevando en brazos a Lucian, mientras Lucius los despedía a los dos.

–Los veré en una semana.

–¿No crees que es muy pronto?

–No me importa, ese anciano quería a mi esposo como maestro, sabía que yo no esperare como niño bueno en casa.

Lucian besó a su padre y Remus lo imitó, a pesar de ser observado por alumnos y padres; no se iba a avergonzar de su familia.

Sirius se les unió guiando a Harry del hombro y Draco dejó a sus amigos y también corrió a subirse con ellos.

–¡Draco!

Lucian lo llamó y es que sabía, pues lo aleccionaron su padres, que no podría estar con su hermano mayor llegando al Colegio.

El niño solo estaría una semana con su papi, pues no quería dejar de ir a su escuela por mucho tiempo. Lucian, Teresa y Clare cursaban la primaria en Magia y Humanidades como su primo y hermano mayor. Y si bien solo se llevaban un grado de diferencia, a las gemelas les agradaba estar con Lucian en la hora de descanso.

El rubio platino fue hasta su hermanito y lo agarró de la mano:

–Vamos a buscar un vagón.

El rubito trigo asintió y caminó feliz y orgulloso de la mano del mayor. Hubo cuchicheos y sonrojos entre muchas chicas al ver a ese par, y una que otra se atrevió a sonreírle a Lucian o saludarlo y al recibir una cortés respuesta, hubo muchos sonidos de arrobamiento. Incluso entre algunos leones se comentó que el niño no parecía hermano de Draco. Por lo amable y lindo que era.

Remus iba con Harry y hallaron a los hermanos en uno de los vagones vacíos.

–Si quieren ir con sus amigos, está bien. Lucian y yo estaremos en este vagón.

Harry sonrió:

–Yo voy un rato con ellos y regreso.

Draco no lo imitó, pues prefirió quedarse con Moony y su hermanito. Lucian miraba emocionado el paisaje.

–Por él se vinieron en el expresso verdad.

–Lo adivinaste. Sé que hice trampa y que este recorrido lo hará en tres años, más es divertido pasar la experiencia con él.

–Me imaginé. Y tienes razón ustedes no viajaran con él... yo si espero hacerlo.

–¿Y porque no lo harías?

–Quien sabe, a lo mejor –Draco atrajo a Lucian para un abrazo y este se resistió riendo– Puede que él ya no quiera estar con su hermano mayor.

–Lo dudo... –Moony vio con amor a los dos niños– Eres su héroe.

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Harry se reunió con Ron y Hermione y se pusieron al tanto de sus vacaciones. El pelirrojo fue el que sacó el tema y si preámbulos, le preguntó a Harry:

–¿No temes que ese tipo te esté buscando?

–¡Ron! No estamos seguros de que lo esté haciendo. –regañó Hermione.

El de ojos verdes se quedó cavilando unos momentos y luego negó:

–No, no le temo; solo es un traidor y cobarde no creo que me pueda hacer nada.

El pelirrojo y la castaña se miraron y decidieron cambiar el tema.

La señora del carrito de la comida pasó a los vagones y Harry compró algunas cosas; claro que también le invitó a sus dos amigos.

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Lucian aplaudió cuando la señora llegó hasta su vagón y corrió hasta este.

–¡Oh pero que pequeño tan lindo!... Aunque muy joven para ya ir al colegio.

–Oh no, yo vengo con papi que es maestro. No estudiare en Hogwarts. Gracias por decirme lindo

Y bueno la amabilidad del niño le granjeó un pastel en forma de caldero, gratis.

Remus sonrió y pidió un par de cajas de ranas de chocolate y algunos bocadillos, aparte algo más para Draco, a quien le parecía perfecto que su papá y hermanito fueran lobos y tuvieran ese magnífico metabolismo, pues de ese modo no engordaban ni se enfermaban por todo el chocolate que comían.

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El tren se detuvo y luego las luces se apagaron. En los vagones hubo murmullos asustados de los alumnos.

–¿Qué pasa papi? –cuestionó Lucian.

–Nada cariño, nada que a un hombre lobito pueda asustar.

El rubito trigo asintió muy serio. Remus se giró a ver a Draco y le ordenó:

–No debemos salir de aquí, pero debo ver a Harry...

–Son los Dementores ¿verdad?

–Seguramente. No abrirán aquí, me voy a asomar, veré a Harry si se aparece; para decirle que no salga.

Draco asintió y se acercó a Lucian abrazándolo.

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En donde Harry se encontraba, varios de los otros Gry llegaron para preguntar si sabían algo de lo que sucedía y el moreno decidió ir con su familia para ver si estaban bien, no notó a la figura que se cernía sobre él hasta que fue demasiado tarde.

Remus llamó al ver caer al morenito, corrió hasta donde el Dementor se erguía sobre él. Draco se asomó y Lucian con él. Moony gritó:

–¡Peter no está aquí!

El guardia de Azkaban dudó en retirarse y Moony gruñó...

–Soy Remus Lupin, Omega de la Manada de William Corvinus y si no te vas no solo usaré mi Patronus...

La varita del profesor destelló y el Dementor levitó fuera del tren, al pasar por donde Draco y Lucián se hallaban el niño gruñó guturalmente amenazándolo y protegiendo a su hermano. Y no es que el niño no tuviera miedo de la criatura oscura, si no que aun teniéndolo no dejaría que lastimaran a su familia.

Remus corrió hasta donde quedó Harry desmayado, más este ya despertaba...

–¿Qué sucedió?

–Uno de los Dementores se acercó mucho a ti. ¿Puedes levantarte?

–Creo... que sí.

Los alumnos veían todo con interés y hablando entre susurros. Draco notó esto y bufó...

–Oh Potter ¿te asustó el malvado Dementor?

–No más que tu rostro Malfoy.

Draco sonrió y Harry le guiño un ojo evitando que los otros lo vieran; pues los leones ya gritaban defendiéndolo y los Sly reían y se burlaban.

Harry se levantó y sus amigos lo llevaron con ellos, antes Remus lo obligó a comer un gran pedazo de chocolate. Lupin regresó a su vagón en lo que Draco se unió a sus amigos de su casa.

Moony atrajo a su hijo menor en brazos y le susurró.

–Fuiste un valiente lobito.

–Tú también papi.

–Qué te parece si nos comemos una rana de chocolate y tratamos de dormir un poco.

–¡Si!

El resto del viaje pasó sin sobresaltos, sin embargo Remus se juró que hablaría con Dumbledore, esas cosas no debían estar cerca de los alumnos. Y además debía informarle a Severus sobre lo que pasó con Harry y entre los dos examinarlo a fondo por si estaba lastimado fuera de lo físicamente.

La llegada al castillo y presentación de Remus Lupin como maestro fue todo un éxito y es que hubo varios suspiros entre el alumnado por el rubio trigo y su hijito. Albus comentó que tener un maestro con un hijo en el colegio no era común, sin embargo por Remus se haría una excepción.

Cuando anunciaron que Hagrid sería el maestro de Cuidado de Criaturas Mágicas; Lucian aplaudió efusivamente, tanto que se ganó una gran sonrisa del guardabosques.

Severus rodó los ojos y se concentró en su cena.

Al término de esta; Harry fue guiado por Moony a las habitaciones que ocuparía y allí ya se encontraba Severus. El profesor caminó hasta el niño y sin aviso lo abrazó.

–Está bien, todo está bien mi niño.

Harry se quedó quieto un momento luego devolvió el abrazo y comenzó a llorar.

Entre hipidos los adultos entendieron que ese ser hizo que el de ojos verdes despertar esos recuerdos dormidos de la muerte de sus padres.

Moony revisó que Lucian estuviera ya dormido y darles espacio a esos dos, más luego se reunió con ellos y se sentó en el sillón dejando a Harry entre Severus y él.

Pidió un servicio de té y les sirvió a todos uno de tila y azahares para los nervios y el susto.

–Sé... que ellos murieron... y ustedes me contaron lo que sabían... pero no es lo mismo recordar cómo fue...

Los adultos se limitaron a apoyar al niño y consolarlo, hasta que este sacara todo lo que ese destructivo encuentro provocó.

–Fue horrible y terrorífico.

–Lo siento Prongsy, debí actuar más rápido.

–Está bien Rem, fuiste veloz. La cuestión es que me asusté y me puso triste, pero... lo lamento.

–¿Por qué? –cuestionó Severus.

–Porque les debo mucho a ellos, mi vida y que la salvaran a cambio de la suya..., pero los amo a ustedes y los veo como mis padres ¿soy malo o malagradecido por ello?

–¡Oh por Merlín jamás! –exclamó Severus.

–¡No claro que no lo eres! –expuso Remus.

–Yo les juro que nunca los olvidaré y honraré su sacrifico, pero mi familia son ustedes, Paddy y los demás.

Los adultos conversaron con el adolescente hasta que este se calmó lo suficiente para regresar a la torre de Gryffindor y Remus lo llevó.

Snape volvió a su estancia y tuvo que beberse una gran copa de Wiski de fuego, pues esa charla lo había dejado exhausto y muy mal anímicamente. El maestro se quedó dormido en su sillón pensando en que esas clases para usar el Patronus serían urgentes y muy necesarias para su niño.

Los pensamientos del pocionista se dirigieron hacia esos seres y como afectaron a Harry y precisamente por ello no se explicaba que Albus no se hubiera opuesto a que estos estuvieran en el Colegio, no con tantos niños en el lugar y no todos con recuerdos felices. Debía pedirle a Lucius y ahora Sirius que el consejo de padres interviniera con Cornelius Fudge y lo convenciera de que esa vigilancia se estaba saliendo de control.

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Al día siguiente Remus llamó a Lucius y le contó lo sucedido. Al terminar el rubio Malfoy estaba por exigir que lo dejaran ir a Hogwarts en ese momento.

–¿Pero Pottercito está bien?

–Creo que sí; lo dejamos más tranquilo ayer.

–¿Cómo están nuestros hijos?

–A ellos no les afectó, esa cosa no se les acercó, sin embargo Lucian... –El lobo narró como el pequeño defendió a su hermano mayor– ¿Lo puedes creer?

–Si. Es un lobo protector como su gestante... y por eso los amo.

–¿Solo por eso?– bromeó Lupin.

–No, por muchas cosas más, que si las digo, de verdad tendré que darme una ducha de agua fría.

–¡Lucius!

–En fin; hablaré con los otros del Consejo, pero estoy seguro de que todos estarán de acuerdo en que Dementores en Hogwarts no es lo mejor.

–Llámame para avisarme como fue.

El lobo se despidió de Lucius o de las llamas que eran este.

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Severus decidió enviar un pergamino a Sirius para contarle lo que pasó, para que estuviera informado. Se encontraba muy seguro de que el animago haría lo que consideraba mejor para ayudar a Harry, lo que podía ser desde enviarle una carta, o hasta visitarlo si lo consideraba.

Así que un par de días luego, que vio a Lucius y Sirius llegar con Fudge no intervino, dejaría que eso dos lidiaran con Albus y Cornelio discutiendo o algo parecido.

Afortunadamente como después se enteraría; se llegó a la decisión de que los Guardias de Azkaban no pasarían de las afueras del castillo.

El Black y el Malfoy solo pudieron ver de lejos a sus respectivas parejas e hijos, más no querían presionar de más a los dos magos de edad.

Harry vio a su padrino y este le guiñó un ojo, corroborando que su familia siempre estaría cuando les necesitara.

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Las clases continuaron y la de Remus fue todo un éxito; para los Slytherin fue todo un suceso que ese maestro fuera padrastro de Draco, y si bien el rubio trigo no tenía preferencias. Los halagos por parte de los de la casa verde y plata no se hicieron esperar, "que si era muy guapo y se veía muy joven", "Sus túnicas son muy finas y elegantes", "La clase es muy interesante, mucho mejor que las de los últimos años", etc.

Y como Lucian se colaba en la clase cada vez que le tocaba a su hermano o a Harry, igualmente era motivo de halagos por estar tranquilo y sin molestar a su papi en sus lecciones.

El niño se entretenía con su libro, uno que le había pedido a sus padres desde que vio el de: El monstruoso libro de los monstruos; cargaba con él a casi todos lados y deseaba ya conocer a Hagrid, o mínimo que su papi lo llevara para ver –aunque sea de lejos– la primera clase que daría el semigigante.

Remus no pudo negar el pedimento de Lucian, pues este se ganó ese privilegio. Y por eso veían desde unas raíces salidas de un árbol en el lindero del Bosque Prohibido el inicio de la clase de Hagrid. Lucian chilló emocionado al ver que el semigigante enseñaría a los alumnos a los Hipogrifos:

–¡Mira Papi, son Hipogrifos como Marte!

Los dos lobos vieron con emoción que Harry fue el valiente que se acercó primero a las magníficas criaturas.

Draco por su parte solo sonreía divertido; el moreno y él –por su hermanito– conocía las costumbres de las criaturas o sea que Harry hacía trampa por donde se viera.

El de ojos verdes pudo subir sobre Buckbeak seguido de los vítores de los de su clase y abucheos de los Sly.

Con ese ejemplo los otros alumnos se animaron a explorar eso de subir en uno de los seres emplumados. Y Draco junto con Goyle y Crabbe escogiesen al que había montado Harry; sin embargo este sin aviso alguno le lanzó un ataque al rubio.

Todo se descontroló y es que al grito del Malfoy, Lucian echó a correr veloz hasta la clase seguido de cerca por Remus que se encontraba muy asustado por su otro hijo. Hagrid trató de controlar a la clase, pero estos estaban atemorizados y no escuchaban las indicaciones.

En cuanto arribó al lugar donde su hermano se encontraba tirado y herido Lucian se colocó frente a él y entre el Hipogrifo y gruñó con todas su fuerzas. Buckbeak retrocedió reconociendo al depredador –no importaba su tamaño– y fue ese instante en que Hagrid le colocó el lazo de nuevo.

Remus se dirigió de inmediato con Draco y lo revisó, más parecía que su brazo si había resultado herido. Lo levitó y llamo a su hijo menor:

–Vamos Lucian.

Harry estaba por unírseles, más el licántropo lo detuvo.

–Ayuda a Hagrid a tranquilizar a los otros, nosotros llevaremos a Draco.

–Pero...

–Por favor Prongsy.

Entre los estudiantes se acrecentaron los cuchicheos y los Sly se quedaron muy descontentos y culpaban al semigigante que no tenía idea del motivo del ataque al Malfoy.

La clase concluyó, y el trio dorado se quedó con Hagrid para acompañarlo.

–Es que no comprendo que sucedió. –se lamentó el grandulón.

–Para mí que Malfoy no siguió las indicaciones. –comentó a regañadientes Ron.

–Es muy posible, pues... –decía la castaña.

–Los Malfoy poseen terrenos salvajes en Irlanda, para que algunas manadas de hipogrifos, abraxan y unicornios vivan. Moony los compró para que Lucian pueda estudiar a estas criaturas; es por él que Draco y yo ya sabíamos cómo tratar con ellos. Así que no, Draco no pudo equivocarse.

Los dos leones se removieron algo avergonzados por hacer enojar a su amigo, sin embargo este lo obvió y comentó:

–Voy a la enfermería para averiguar qué pasó con Draco, veré si Rem o él saben que pasó. No te preocupes Hagrid esperemos que no sea nada grave.

Ron, Hermione y Hagrid vieron estupefactos que Harry corrió al colegio sin mirar atrás o esperarlos.

–Vaya... sí que el chico Malfoy es importante para él. Bueno debo ir también, pero antes debo guardar a los Hipogrifos.

Los dos leones decidieron ayudar al guardabosque en su tarea.

Cuando regresaban al colegio, acompañados de Hagrid, Hermione comentó:

–¿Vieron cómo Buckbeak le tuvo miedo al hijo del profesor Lupin?

–Si. Fue muy extraño y aterrador ese gruñido que dio. –opinó Ron.

–No lo vi.

Se lamentó el profesor de barba. La castaña no agregó nada más, pero creyó pertinente investigar más.

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En la enfermería Pomfrey trató la herida de Draco, desafortunadamente si tuvo una fractura. Y si bien se curaría el rubio tendría que tener en reposo ese brazo. Al quedarse a solas, Remus permitió que Lucian se subiera a la cama con su hermano:

–Nada más ten cuidado con su bracito ¿sí?

El niño asintió. El rubio platino se recostó y esperó que la poción para dolor hiciera su trabajo:

–Draco cariño ¿Qué sucedió?

–No lo sé Moony, de verdad que solo me acerqué a ese loco hipogrifo y se puso violento.

–... ¿No hiciste nada antes de tu clase?

–No que yo recuerde desayuné con ustedes y fui a clase.

–Ya... creo que sé que pasó.

–¿Si? –cuestionó Draco sintiendo los brazos de Lucian alrededor de su brazo sano, quedándose dormido.

Moony vio la escena y sonrió con ternura

–Se asustó mucho de verte herido.

–Lo sé. –afirmó Draco viendo a su hermanito. –Ese Buckbeak se asustó más de él.

–Y ese es el meollo del asunto.

–¿Qué?

–Lucian y yo estuvimos contigo esta mañana y él te abrazó varias veces, nuestro olor se quedó en ti, y por eso el Hipogrifo te confundió con un depredador, por eso te atacó. Probablemente si fuéramos licántropos normales Buckbeak no se hubiera asustado.

–Oh... entiendo, aun así fue malvado.

Se quejó dramáticamente Draco. En eso estaban cuando Harry llegó resollando al lugar. Remus le narró lo que creyeron sucedió y es que Draco se quedó dormido y tuvieron que dejarlo para que descansara. Remus llevaba en brazos a Lucian.

–Escuché el gruñido feroz de este mocosito, espero que los otros no.

–Igual yo, pero de todos modos él regresa a la casa en un par de días.

–Lo voy a extrañar.

El trio llegó hasta las habitaciones de Remus y este dejó a su hijo menor al cuidado de su elfina Mini. Luego Harry y él regresaron a clases.

El incidente requirió de una llamada de atención a Hagrid por parte de Albus, que no fue muy grave, pues Remus le explicó al Director lo que descubrió –no sobre su hijo- si no dijo que fue él y que fue la posible causa del suceso; más Hagrid perdió la confianza y ya no quiso enseñar a mas criaturas mágicas peligrosas.

El pobre semigigante nunca supo que esa lesión le ganó una Saeta de Fuego a un dolido Draquito.

Lucius llegó por su hijo menor hasta la estación del expresso y allí ya lo esperaban Remus y Lucian.

En cuanto a Lucian no pudo hablar con Hagrid, pero se dijo que cuando fuera al colegio, sería uno de sus mejores alumnos.

Moony se tomó un par de días de asueto para regresar con su esposo e hijo así que Severus cubrió sus clases.

Los que sufrieron por ello, fueron los Gryffindor y es que al notar el tema de estudio del lobo, Severus pensaba seguir con él, más...

–Profesor que nos puede decir de los licántropos. ¿Es cierto que la enfermedad se hereda a pesar de que el otro padre no sea un licántropo?

Snape no tuvo que voltear para ver de quien surgió la pregunta y la intención de esta, no obstante era un adulto y esquivar ese tema diplomáticamente era su especialidad. –No se ha estudiado a fondo lo que menciona Granger, pero ya que esta tan interesada, harán un trabajo de que abarcara todo lo que se ha sabido de la licantropía, y no olviden incluir los ciclos lunares, como defenderse, pero sobre todo como se podría reconocer a un licántropo en un el Mundo mágico. El pergamino debe ser de...

Algunos gemidos de dolor se escucharon en el aula acompañadas de miradas nada agradables en dirección de Granger.

Fuera del aula y estando a solas, Ron cuestionó fastidiado:

–¿Por qué preguntaste eso?

–¿No te parece importante saber?

–La verdad no. Ya veremos eso más adelante con el profesor Lupin y apuesto a que será más interesante que escribir y escribir de ello.

–¿Tampoco a ti te interesa Harry?

–Pues no, como dice Ron ya lo estudiaremos luego.

Hermione no insistió, pero supo que el moreno sabía más sobre el tema, de lo que aparentaba y es que estaba muy segura de que Remus Lupin y el hijo de este tenían todo que ver.

000

Al día siguiente que Remus regresó de su asueto, Severus fue a su encuentro y le comentó:

–Creo que ya deberemos iniciar con esas clases ¿no crees?

–¿Tú crees? ¿Por qué?

–No quiero que haya otro incidente como el del tren.

–Tienes razón. Voy a enseñarles en clase sobre los Boggart y conforme a lo que vea, iniciaremos con ellos en los descansos.

–Bien. Oh por cierto en tu clase de leones, la sabelotodo...

–¡Severus!

–Bueno, la señorita Granger preguntó casualmente sobre licántropos.

–Ya decía que alguien notaría a mi hijito gruñéndole al Hipogrifo.

–Pues era lógico que quisiera proteger a su hermano, a quien por cierto aun le dura el dolor.

–Oh ya imagino, déjalo, se merece unos pocos mimos.

–¿Más que una escoba de cientos de galeones para Navidad?

–Pero si es lo mismo con Harry.

–... Cierto, olvídalo.

Como advirtió, Remus dio las clases sobre los Boggart y para fastidio de Severus la historia de Boggart y en Riddíkulus de Longbottom se extendió entre el alumnado... y no solo entre ellos.

Pues una noche que llegó a su casa, Sirius lo recibió con un beso y en una mano escondido... un sombrero con un buitre disecado.

–Que gracioso Black.

–Oh mi amor, reconócelo si lo es.

El profesor no dijo nada en un unos segundo, luego sonrió de lado.

–Oh debe serlo así que como tus risas no me dejaran descansar, dormirás en otra habitación con Muffin.

–¡¿Qué?! ¡No!

–Oh si... amorcito.

Y bueno, la broma no fue tan divertida para Sirius después de todo.

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La visita a Hogsmeade fue muy importante y divertida para los adolescentes Draco y Harry, y si bien los dos habían visitado muchos lugares del mundo mágico y muggles, la emoción de estar en el pequeño poblado mágico fue tan especial como para los otros estudiantes. Harry gastó mucho en Honeyducks, pero Draco gastó más, pues quería enviarle muchas cosas a su hermanito. Para las gemelas Corvinus, Severus le dio galeones a Remus –para no tener que ir– y el lobo hizo las compras necesarias. De ese modo los niños en casa tendrían la misma cantidad de dulces y chucherías.

Al regreso de los estudiantes hubo un problema y es que La Dama Gorda juraba que una rata trató de colarse con algunos niños de segundo año. Por si solo era un rumor o verdad lo cierto es que Albus decidió que los estudiantes pernoctaran en el gran comedor.

Severus y Remus tuvieron que unirse al profesorado para revisar el castillo, sin embargo daban sus vueltas para vigilar a sus niños.

Los adultos se encontraron en uno de los pasillos solitarios y Remus se quejó:

–En esta situación el Mapa de los Merodeadores nos hubiera servido mucho.

–¿De qué hablas?

El rostro de Moony se puso pálido y vio al pocionista:

–Oh no. ¿No te dijo Sirius?

–No, pero lo harás tú Lupin.

Y bueno luego de esa metedura de pata, el rubio trigo le confesó todo a Snape.

–Son unos...

–Oh vamos Severus, eso fue hace tiempo y ya nos perdonaste.

–Supongo... pero si esa cosa aparece, espero que Harry no lo use.

–Aha.

El dúo de maestros regresó al Gran Comedor y se turnaron para dormir.

Remus sonrió avergonzado, sabía que Paddy tendría un problemita con su esposo por culpa suya.

Afortunada o desafortunadamente no hubo tal pelea, pues un incidente de Harry con los Dementores tuvo a los adultos en vilo y a Sirius a punto de demandar al Ministerio.

Dumbledore no pudo evitar que el Black visitara a Harry y este se presentó al día siguiente del incidente.

Harry estaba aún en la enfermería y Sirius entró cual tromba al lugar. El moreno tuvo que soportar que lo revisaran de pies a cabeza y acribillara a preguntas a Madame Pomfrey, y luego de eso despotricara furioso en contra de la ineptitud y negligencia del Ministerio. Severus tuvo que ser avisado para ir a calmar a su esposo.

–¡¿Lo puedes creer Sev?!

–Lo sé, fue muy peligroso, pero Harry está bien, gracias a Merlín.

–¡¿Y si no fuera así?! –exclamó el de ojos grises.

–No quiero pensar en ello.

Confesó el pocionista y arregló las mantas sobre el morenito, que veía todo sin decir palabra.

Sirius miró al adolescente y se inclinó sobre él acariciando su cabello.

–Todo está bien Prongsy. –Harry asintió con un movimiento de cabeza. – ¿Sev de verdad no podemos demandar al Ministerio?

–Si podemos, pero no debemos ¿Qué ganaríamos?

–Galeones y que eso idiotas paguen el susto de nuestro pequeño.

Harry se sonrojo y vio de reojo si los otros enfermos no escucharon a su padrino.

–Suena tentador. Pero mira los gemelos ya quieren dejar a Azkaban sin guardias, Draco quiere dejar el colegio y llevarse a Harry para estudiar en casa, así que es mejor que no azucemos el fuego.

–Mi sobrino tiene buenas ideas.

Harry y Severus solo rodaron los ojos. La visita se extendió hasta el atardecer y Sirius se tuvo que retirar a regañadientes; Severus lo acompañó. Draco los encontró en la salida de la enfermería y de ese modo pudo pasar a ver a Harry a pesar del ceño fruncido de la enfermera.

El rubio se sentó en la silla cercana y vi al moreno.

–Me diste un gran susto.

–No fue mi intención.

–Ya lo sé tonto. Sabes he aprendido de las conversaciones de nuestra familia, que esas cosas se alimentan del dolor o miedo; así que nunca olvides que desde que nos conocimos siendo bebés siempre estaremos juntos, así que cuando esas cosas te quieran quitar algo de felicidad, recuérdame y diles que nunca me podrán arrancar de tu lado, así que... tu felicidad está asegurada.

–Eres un presumido.

–Si.

El rubio sonrió y el moreno le correspondió; probablemente era algo extraña la confesión, más siendo tan jóvenes tampoco comprendía mucho sobre la relación que los unía, pero sabían que era fuerte y muy importante.

Harry salió un par de días más tarde, sin secuelas de su enfrentamiento con el Dementor.

Los rumores entre el alumnado sobre ver al prófugo continuaron, no obstante ninguno de ellos se confirmó.

En el aula de DCAO; una semana más tarde del incidente; Remus se encargó de enseñarles a Draco y Harry los primeros pasos para usar un Patronus.

Los dos consiguieron crear una pequeña esfera de luz y eso fue un gran paso. Severus buscó tiempo en su agenda tan ocupada –estaba por sacar por fin a la venta la Corvilobos diluida– para estar en esas clases y con orgullo vio que su Pottercito tenía muchos momentos felices de los cuales echar mano, y para que negarlo gracias a este, él también los poseía desde hace once años.

El Boggart que usaron para las clases le hizo pasar momentos duros al moreno, y en cada una de ellas escuchaba el único momento que recordaba de dolor y miedo.

Draco era quien practicaba deteniendo al Dementor en los casos que Harry no lo lograba y de ese modo terminaban los dos exhaustos.

Lo bueno de esa fatiga es que era recompensada por chocolates especial, o sea traídos desde su natal Oaxaca México** hechos a mano y con el cacao casi puro. Claramente enviados a Remus por pedido especial.

Las clases continuaron, deteniéndose en Navidad cuando los cuatro regresaron a sus hogares para pasa las fiestas con los otros. Las Saetas de Fuego fueron solo uno de los regalos que esos adolescentes mimados obtuvieron.

Los chicos disfrutaron de ver correr a ciertos lobitos entre la nieve y mordiéndose entre ellos, luego se les unieron William y Remus, este último agradecido de poder dejar un rato a su lobo salir, ya que en el colegio no debía hacerlo.

Los otros magos y bruja se reunieron para seguir a la manada, más iban muy abrigados. Marcus se acercó a Draco y lo abrazó por lo hombros.

–Supe lo de ese Hipogrifo ¿lo quieres como cena?

–No; de cierto modo solo se defendió. –aceptó el rubito, aunque se vio tentado a aceptar.

–Pues eso es cierto, reconoció el olor de un depredador.

–Eso es lo extraño, ¿que acaso no hay hombres lobo en el Bosque Prohibido? –Inquirió Harry. – Debe estar acostumbrado a ellos y no temerles ¿no?

–Todo es cierto Pottercito, sin embargo recuerda que Remus ni Lucian son hombres lobo normales, pertenecen a la manada del Alfa, del primero; eso quiere decir... Que reconoció a un depredador muy poderoso. –reveló Marcus.

–¿Luc? –dijo el rubio platino.

–Lucian es joven, pero nació del primer miembro oficial de la manada de William y un Omega o gestante es el licántropo que lo dio a luz, solo debajo de Teresa y Clare –que son herederas del poder del primero–, Lucian es el primer lobo nacido más puramente.

–Entonces ese pollo gigante tuvo razón en asustarse. –concluyó Draco.

Harry asintió con la cabeza y Marcus sonrió de lado. El vampiro dejó a los chicos y regresó con su esposa. Draco lo vio y le contó al moreno.

–Lo he decidido, seré un vampiro como Marcus.

–Oh...

–¿Por qué?

–¿No crees que mi apariencia se vería genial con aura de vampiro?

–Creo... si podría ser. –Cedió el moreno y agregó– ¿Estrenamos nuestras Saetas?

–¡Oh sí!

Y las fiestas dejaron con más energía maestros y estudiantes de esa familia, y era mejor, pues aún les faltaba medio año escolar.

000

Crookshanks era el gato mascota de Hermione, pero al parecer no era muy afectó a Ron y hacia cualquier cosa para molestar a este; así que cuando quiso cenarse a la lechuza del pelirrojo, cuando llevó en mensaje para este, hubo una pelea entre Hermione y Ron.

Harry evitó inmiscuirse y decidió que los problemas de esos dos, era como estar entre un matrimonio y sus peleas, más en sus clases exclusivas con Moony se lo contó a Draco:

–Pues el lógico que la comadreja se enojé.

–¿Comadreja?

–Si Weasley, pero también es muy natural que un Kneazle cace, ve a Muffin...

–Mi Muffin no caza ni en defensa propia.

–De eso tú tienes la culpa, lo mimas mucho.

–Es mi niño.

–Yap... El caso es que estuvo bien que no te metieras entre se par.

Harry lo pensó y asintió, exactamente discutiendo se la pasaban alguna veces Sirius y Sev cuando aún era pequeño y resultaron casados... quien sabe que sucedería con sus amigos en el futuro.

–¿Te dejaran usar la Saeta en el colegio? –preguntó Draco.

–Mira, que debería de haberte preguntado eso.

–¿Qué?

–Sev dijo que tú deberías de opinar sobre eso; Sirius pareció extrañado, pero cedió también y entonces... ¿Qué opinas?

–... Sería una clara ventaja, y ya de por si Dumbledore te da muchas...

–¡No es mi intención te lo juro!

–Tranquilo, lo sé. Déjame pensar mi negocio de chocolates y postres ya no es tan productivo desde que vamos a Honeyducks así...

–¡¿Me vas a cobrar?!

–No es como si fueras pobre.

–¡Draco!

–¡Harry! –se burló el rubio.

Los ojos verdes brillaron divertidos y atrajo a su amigo en un abrazo por lo hombros:

–Eres todo un caso ¿no te importa si Gryffindor gana la copa de Quidditch?

–Déjame ver... Te recuerdo que el año pasado ganamos la de las Casas y vamos de nuevo por ello; de hecho tengo un As bajo la manga.

–¿Me dirás que es?

–No, pero es sobre uno de tus amiguitos.

–Oh... ya... me imagino.

–¡¿Lo sabes?!

–Sí, lo sospeché, la verdad es que me surgieron dudas e investigué.

–O sea le preguntaste a Moony o a Sev.

–Sip. Digo yo no tomé las mismas materias que Ron y ella está en el grupo de los dos, o lo que es lo mismo en todas las clases. Fue Sev quien me dijo que ese método está prohibido, y si es solapada por un profesor solo por arrogancia, es peor; más yo no me meteré si decides usar ese As.

–Entonces puedes usar tu Saeta.

Los dos chicos llegaron al aula de sus clases y tocaron, estando como siempre en buenos términos.

Y eso no cambió a pesar del triunfo de Gryffindor sobre Slytherin en ese gran juego de la copa de Quidditch.

Draco tuvo que ser consolado por Moony en una merienda con pastelillos y delicias iguales, Harry casi fue golpeado por una galleta de chocolate con nuez de macadamia cuando se unió a la reunión, para fortuna del Potter, el Malfoy decidió que mejor se comía la galleta y no la desperdiciaba.

...

En los lindes del bosque William llamó a su hermano.

–Vamos Marcus. La vi arrastrarse por esos árboles.

–¿Aun me pregunto por qué hacemos esto nosotros? Podíamos enviar a un par de soldados magos.

–Diviértete.

–Huy que emoción, y divertido es perseguir a un roedor.

–Debemos obligarlos a ir con su amo; así sabremos donde está y podremos vigilarlo. Y si enviábamos a soldados podrían terminar siendo comida de hombres lobos, tarántulas o hasta trolls, sin olvidar que el viejito se hubiera dado cuenta.

Marcus gruñó, él era consciente de todo eso, pero no evitó que su fastidio fuera mucho.

El par de intrusos siguieron su camino aprovechándose de la oscuridad de la noche. Peter poseía la ventaja de su tamaño pequeño, más para los instintos de los gemelos no era problema ubicarlo y al hallarlo cerca de la orilla del bosque y con dirección al colegio, William cambio y corrió persiguiendo al roedor. Marcus cambió de la misma manera y usando el método de acecho de una lechuza fue en pos del animago que solo halló una salida al correr hacia la cabaña de Hagrid. William frenó velozmente y Marcus bajó a reunirse con él.

–Ahora que sabe que lo perseguimos no saldrá a menos que lo obliguemos. –caviló Marcus.

William vio en los arbustos del colegio algunas formas y le señaló a su hermano mayor:

–¿Cómo te llevas con los felinos?

–Buenas criaturas, obedecen si les interesa o les ofreces algo a cambio y son inteligentes.

–Entonces ya tenemos a nuestros acosadores.

–Bien, creo que no debimos dejarlo libre sin ponerle un rastreador.

William se encogió de hombros, ya era tarde para eso o demasiado trabajoso.

000

Estaban casi a final del curso cuando Crookshanks, la mascota de Hermione dejó de acosar a las lechuzas –incluida la de Ron– y se la pasaba vagando en las afueras del castillo; lo que llevó a la castaña a preocuparse por este y pedir ayuda a sus amigos para ir por él, luego de una estadía afuera más larga que las otras.

El trio salió y para alivió de los dos chicos el Kneazle no estaba muy lejos de la cabaña de Hagrid; de hecho acechaba a lo que, cuando se acercaron– descubrieron era una rata esmirriada y casi pelona.

–Que fea cosa. –dijo el pecoso.

Hermione llamó a su mascota.

–Vámonos Crookshanks no vaya a morderte y te de rabia.

–¿Rabia? ¿Qué es eso? –cuestionó interesado el pelirrojo.

–Si llevaras Estudios Muggles sabrías que...

Harry rodó los ojos y decidió responderle a su amigo:

–Una enfermedad que pueden conseguir los animales muggles, y no Hermione nuestros Kneazles no la pueden padecer.

–Eso yo lo sé Harry, pero Crookshanks no y debo convencerlo.

Los dos chicos se vieron entre sí; en eso el felino dio el zarpazo y el roedor logró evitarlo por muy poco corriendo veloz lejos de allí seguido por su cazador y los tres adolescentes.

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En el castillo, Lupin dio una última revisión para ver que los estudiantes ya se encontraban en sus salas comunes y que solo los prefectos asignados estuvieran de vigilancia en los pasillos. El lobo dobló uno de los caminos y se encontró con Severus que hacía la misma labor que él.

–Todo tranquilo en Hufflepuff y Slytherin. –informó Snape.

–Y Ravenclaw, voy a Gryffindor a...

–Profesor –llegó Percy corriendo y sin aliento– Tres de los alumnos no están.

–Oh por Merlín, no me digas que... – se lamentó el pelinegro. Y el chico pelirrojo solo movió la cabeza afirmando.

–No podemos esperar, vamos a buscarlos, Severus.

El pocionista ordenó al prefecto pelirrojo que se reintegrara a sus actividades y ellos se encargarían de esos desastres.

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Al llegar al lago, Peter se detuvo, más por cansancio que por otra cosa, esperó debajo de una raíz, para que sus perseguidores no dieran con él.

Pero el animago no tuvo tanta suerte, pues a Crookshanks se unieron otros dos Kneazles y lo acecharon metiendo sus patas tratando de aferrarlo con sus garras.

–¡Crookshanks no! –chilló la castaña llegando al lugar.

Los dos magos que la seguían miraron extrañados al grupo de felinos.

–Para ser una rata delgaducha debe oler muy sabroso si se pelean por atraparla. –opinó dudoso Ron.

–Sí que extraño... O...

Harry sintió el frio y oscuridad que antecedía a los Dementores y ese pensamiento que nació en ese instante en su mente se cristalizó: ¡Esa rata era Peter! ¡¿Cómo no había recordado las conversaciones con su familia?!

–¡Chicos salgamos de aquí!

Hermione y Ron voltearon a donde miraba su amigo, al ver y gritos gemelos salieron de sus gargantas. Los mismos que alertaron a Remus y apuró a Severus:

–¡Están por el lago!

Snape siguió corriendo y casi se infartó al notar que los Dementores se dirigían al mismo lugar que ellos.

–¡Mi niño!

La velocidad que les dio la desesperación hizo que los dos magos adultos llegaran a tiempo y ambos lanzaron:

–¡Expecto patronum!

Un gran perro de luz y un lobito gigante avanzaron arremetiendo contra los girones de oscuridad. Los maestros eran diestros, más los guardianes no dejarían a su presa fácilmente y se reunieron todos.

Los tres adolescentes se apiñaron para protegerse. Harry vio que Moony empezó a cambiar y sin soltar su varita aulló ferozmente. Los Dementores retrocedieron un poco y es que el lobo arañó a los que llegaban hasta su perímetro. Estas acciones hicieron que el Patronus de Remus disminuyera un poco y la carga cayó en Snape que sudoroso sostenía aun su Patronus, el gran perro atacaba dentellada tras dentellada, pero igualmente estaba empequeñeciendo.

Harry corrió y al ver a sus dos padres peligrando profirió con todas sus fuerzas...

–¡Expecto patronum!

El León se fue formando y al hacerlo acometió contra los atacantes.

Los Dementores se alejaban, más no desistían demasiado molestos y hambrientos. Ron y Hermione veían todo sin dejar de temblar, pero igualmente impresionados. A los Patronus ya combatiendo se unió una gran cobra real naciendo desde la varita de Draco Malfoy, detrás de él y protegiéndolo aparecieron un enorme hombre lobo y un vampiro.

Los dos adolescentes se acurrucaron en uno de los árboles y desde allí vieron con asombro y terror mezclados.

William saltó desgarrando a los Dementores que alcanzó y Marcus acorraló a los que huían de los Patronus, si esa noche Azkaban se quedó sin Dementores a ninguno de ellos le importó.

Con el grupo a salvo Severus consideró lanzarles un Obliviate a Hermione y Ron. Harry le aseguraba que sus amigos no dirían nada, así que los dos se salvaron, pero con la condición de guardar el secreto, Ron por lo menos ya conocía a los Corvinus.

Draco era defendido por los Corvinus, pues si este salió fue porque escuchó aullar a Remus. Lupin tuvo que ceder y terminó abrazando al rubito:

–Estoy orgulloso de ti, tu Patronus es hermoso.

–Y el tuyo también, Lucian se ve genial.

William discretamente pateó a la rata fuera del agujero y lo instó a huir, los Kneazles esta vez no lo persiguieron, ya no era necesario. Marcus siguió al roedor y desde el aire le lanzó un proyectil... un pequeño microchip de seguimiento. Con eso los gemelos salieron de los terrenos de Hogwarts.

Draco bostezó y regresó al castillo, jurando que estaba fatigado. Harry y los otros no le dieron importancia, no hasta que Dumbledore llegó y vio a los maestros llevando de regreso a los tres prófugos que a su vez cargaban a Crookshanks.

Y por mucho que el Director deseara premiar la habilidad de Harry al convocar un Patronus, no se igualó a la perdida de puntos porque este y sus amigos dejaron el castillo sin permiso y a regañadientes la copa de las casa fue otorgada de nuevo a los Slytherin, si hubo alguna nota anónima con amenazas de divulgar sobre un giratiempo dado a una alumna ilegalmente, no se confirmó nada.

Harry quiso ser optimista y dejar de pensar en ese Peter libre y buscando a Voldemort, para él había sido un año divertido a pesar de todo.

Ya viajando en el expresso, Draco lo llamó a un pasillo vacío y lo codeó juguetonamente.

–No te enojes, este año será el mundial de Quidditch, seguro que podremos ir.

–Cierto, lo había olvidado.

Sonrió Harry y sin pensarlo rozó sus labios en la nariz respingona del rubio, luego los dos se separaron y se reunieron con sus propios amigos.

...


*Se considera peligroso, tanto como Sirius en la historia original, pues a fin de cuentas fue Peter el que hizo todo lo que le colgaron a Paddy.

**Yo echándole porras a mi país, sin embargo sin mentir el chocolate es originario de mi México, y los del estado de Oaxaca son deliciosos y definitivamente hechos a mano.

Nota. No creo que el Patronus de Harry fuera un ciervo, pues su situación en la historia es muy diferente a la del libro y no hay lazo nostálgico con James.

...

Muchísimas gracias AnaM1707, giulianacontesso y noona-kane.