Capítulo XLIV
Esa noche luego de que los chicos regresaran a salvo y las cosas quedaron más tranquilas.
En la habitación del impostor. Entre algunos murmullos, Severus fue el que habló.
–Albus, esperamos que nos permitas llevar a Harry a casa desde esta noche, este fin de semana y luego de que entregues a este tipo... te invitamos a ti en nuestra casa. Hay cosas que luego de conversarlo, decidimos compartir contigo.
El Director dio el permiso y la familia salió en pleno, era obvio que lo de irse incluía a cierto Dragón que ya iba por delante con Harry y los niños.
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El sonido de una aparición se escuchó y los gemelos se medió incorporaron del sillón. Naly saludó cortés:
–Buenas noches, señores Corvinus. Su señor padre manda a decir que vayan a la casa Black Snape, que allá será la reunión.
Marcus y William, que habían tomado un baño relajante y estaban vestidos con pijama y albornoces no vieron la necesidad de cambiarse y le dieron la mano a la elfina que llamó a Tuno uno de los elfos de Grimmauld place para que le ayudara, pues la resistencia de los gemelos a la magia los hacia naturalmente pesados para moverlos con ella.
Al llegar a su destino vieron que había todo un barullo en la sala de la casa, pero no era extraño cuando ellos se juntaban. Los niños parecían especialmente inquietos y es que sentían la adrenalina de no haber podido morder al falso Moddy.
Así que Remus vio la necesidad de usar su Patronus y dejar que los tres niños lo cazaran en la zona boscosa que pertenecía a la propiedad.
A Harry lo enviaron a dormir luego de un baño y que Severus revisara sus heridas que ya se curaban.
–Pero...
–Te despertaremos cuando venga Dumbledore.
–Sí, debes descansar y si quieres yo te acompaño.
Se ofreció Draco, que le pidió a Ross que le trajera su sillón favorito de su casa para leer un poco en lo que el moreno dormía, ayudado con una poción.
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Severus cerró la puerta de la recamara del morenito, recargando la frente en ella.
Sirius subió y lo encontró de ese modo. Se acercó y acarició la espalda de este.
–Ya está aquí con nosotros y esa herida fue hecha por la araña, no por Él.
–Lo sé, por eso siento el cansancio del alivio, más... ¡¿te imaginas si Marcus y William no hubieran estado allí?! Todo este plan de ponerlo entre los campeones no lo instaron los Corvinus, ese ya estaba en marcha... ¡Merlín solo de imaginarlo!
–Pues no te regodees en lo que pudo pasar si no en lo que sucedió y que no devolvió a Prongsy sin rasguño.
Sirius jaló a su pareja y lo llevó por el pasillo hacia las escaleras; esa noche lo mimaría en ese momento debían ser anfitriones.
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Las explicaciones fueron detalladas, antes de que Dumbledore hiciera acto de presencia, en cuanto este se sentó y lo presentaron formalmente con los Corvinus, estos le expusieron:
–Seguimos al que llaman Peter, durante este tiempo, lo tuvimos vigilado y como creímos fue en busca de su Lord; a este no parecía irle muy bien, pues solo contaba con una serpiente de mascota y...
A grandes rasgos le dijeron a Albus, que Voldemort pensaba usar un hechizo antiguo para tener de nuevo su cuerpo y para eso por vano orgullo quería la sangre de Harry y por ello envió a Barty Jr. Para que guiara todo bajo sus deseos.
–No lo consiguió, pues ya estábamos en el cementerio y digamos que el regresó a ser un fantasma o lo que sea que fuera sin cuerpo. –concluyó Marcus.
–No sé qué decir, esto es totalmente inesperado y afortunado. Incluso sin que nadie saliera herido Voldemort vino y se fue... Es increíble. –caviló el Director.
–Pues muy mágico no fue, pero si divertido. –acotó William.
–Con las explicaciones dadas por mis hijos, solo me toca agregar que no planeamos quedarnos esperando a que este use otro modo de regresar y para eso necesitamos de tu cooperación para buscar los Horrocruxes.
–¿Saben todo eso? Yo solo tenía algunas sospechas... –aceptó sinceramente Albus.
–Somos varios con buenos recursos y todo interesados en la protección de nuestros hijos. Entre ellos Pottercito. Por él nos conocimos, digo si no hubiera sido por las ganas de Remus de quitárselo a sus parientes muggles nada de toda esta familia hubiera iniciado. El amor por nuestra manada es la que nos une y nos hace reaccionar. –concluyó Marcus.
Dumbledore comprendió luego de años, que el querer separar a Harry de todos esos hombres y mujeres solo lo haría infeliz e indefenso; Tom así se lo había demostrado, al ni siquiera poder pasar de solo ver al adolescente y le costó la vida.
–Lo siento. Lamento haber dudado del amor que tenían hacia él. –reconoció contrito Albus.
–No queremos la fama o reconocimiento de ser sus padres, simplemente queremos que viva como un mago normal.
–Lo noto Sirius. Por fin la venda cayó de mis ojos. – El anciano mago se levantó y se despidió. – Regrésenlos el lunes y que pasen un buen fin de semana.
Albus se sintió cansado, pero luego de muchos años, también muy tranquilo y confiado en que un futuro mejor se vislumbraba para el mundo mágico; lo irónico era que ese gran porvenir iba de la mano de antiguos mortífagos y unos seres inmunes y ajenos a la magia. Aunque la profecía tenía razón… un niño salvaría al mundo mágico, después de todo, ellos hicieron lo que hicieron por proteger a Pottercito.
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Harry despertó y vio la luz de la luna que se colaba por la ventana, deduciendo que no lo despertaron para la plática, y a decir verdad no le molestó perdérsela.
A lado de su cama, Draco dormía tranquilamente sobre un sillón que se notaba muy cómodo, el rubio estaba cubierto por una mullida manta y descansaba sobre una almohada pequeña. Los ronquidos de Muffin sacaron de trance al de ojos verdes y sintió como su Kneazle despertó y caminaba por la cama rumbo a él. El moreno estiró los brazos y el animal mágico brincó emocionado a ellos, mostrando que extrañaba a su amo, a pesar de ser mimado por Naly y cuanto mago o bruja estaba en la casa.
Harry abrazó a Muffin y recostándose dejó que el ronroneo de este lo arrullara.
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El fin de semana fue de convivencia juegos, comidas y risas; todo lo que requerían para dejar salir los nervios que tuvieron todo el año.
El lapso de relajación concluyó y con ello los que debían regresar a Hogwarts, por lo menos un mes más, lo hicieron.
Entre clases y algunas puyas entre las casas roja y verde, el año escolar concluyó.
De camino a la estación; Harry entregó los galeones del premio a los gemelos que se resistieron un poco, pero cedieron al ver que el moreno no lo necesitaba.
En la estación y con Lucius y Sirius yendo por el dúo. Draco chilló indignado cuando se enteró del exceso de desprendimiento de Harry:
–¡Yo contaba con eso para ir a la semana de estrenos en Japón!
–Draco... son juegos muggles. –intentó convencer el moreno.
–Y qué, yo quería unos cuantos. Me lo debías, parte de ese premio era mío.
–... ¿Por qué?
–Yo arriesgué mi vida en ese horrible lago, fue un trauma.
–Draco estabas sin sentido...
–No me cambies la conversación.
Harry pensó un poco y esa frase del rubio le recordó a alguien y algo más, sonrió; si así discutían sus padres. Y como era muy diestro aprendiendo... si le convenía, acotó:
–Sacaré el doble de mi cámara Potter para que lo gastemos.
–... Bueno.
Sirius vio de reojo a su ahijado sin dejar de sonreír. Lucius se encogió de hombros, no podía hacer mucho por los berrinches de los Malfoy, eran legendarios y... hereditarios.
Los cuatro magos se fueron a la salida. Esa tarde vestían como muggles, pues tenían una cita con sus socios de la farmacéutica y los chicos deseaban acompañarlos.
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El Ministerio no hizo mucho intento de buscar a Peter o siquiera a los otros fugados; sin embargo los equipos de Corvinus Corp. No fueron retirados y al contrario, se agilizaron, ahora que tenían la información de Peter y Barty para seguir a los otros compinches.
En ese verano y debido a alguna peregrina idea, Harry decidió ir a visitar a sus parientes muggles y es que no los recordaba; que en opinión de sus padres y familia era lo mejor; no obstante la curiosidad del moreno se debía a que eran sus únicos parientes de sangre que tenía.
Conversaba sobre la opción de ir ese fin de semana, en el desayuno del jueves con sus padres. Severus lo miraba sin poder creer lo que escuchaba. Sirius dejó su tenedor tragó y se limpió la boca, luego exhaló aire y preguntó.
–¿Por qué quieres verlos Prongsy?
–... Bueno, todos dicen que tengo los ojos como los de mi madre y a ella y a mi padre los he visto en fotografías mágicas, más hay algo que falta, no lo sé, creí que podría unir algunas otras piezas al ver a su hermana.
–Oh no, Petunia no se parece en nada a Lily. –aclaró Severus rápidamente.
Harry sonrió y metió otro pedazo de fruta en la boca, dejando que sus padres analizaran su petición.
El desayunó concluyó y Harry se retiró a su habitación a leer algunas revistas. Severus fue hasta su laboratorio y comenzó a meter las cosas que llevaría a su otro laboratorio, el muggle.
Sirius entró y se sentó en la silla del escritorio que estaba en una de las esquinas.
–Creo que de cierto modo lo entiendo. Yo no tengo parientes o ni siquiera he investigado, pero supongo que querría ver si hay algo de ellos que me recuerde a mi madre. –aceptó el pocionista.
–Ciertamente podemos contarle sobre ellos, más no será lo mismo si hay algo físico que pueda comparar.
–Y sigo creyendo que Petunia es la fuente menos indicada para buscar algo de Lily, pero es lo único que hay. Dile que lo llevaras este sábado.
–Si... espera ¡¿Por qué yo?!
–Petunia y yo no nos soportamos, no quiero hacer más intolerable esa visita.
–...
Severus se giró y caminó hasta Sirius besándolo profundamente:
–Gracias.
El animago se resignó a ser el que llevara a cabo esa desagradable misión.
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En su habitación Harry cerró la revista que leía y se tiró sobre su cama. Esa noche en el cementerio, no se percató del lugar que usaron Cedric y él para esconderse, hasta que se sintió a salvo y leyó de pasada el nombre de la tumba bastante antigua; Tom Riddle, supuso que era el padre de Voldemort, pues este nunca fue enterrado. Luego escuchó las explicaciones de Barty Jr. al confesar que asesinó a su padre.
Esas situaciones eran similares, si las investigaciones de los empleados de los Corvinus eran ciertos, Tom mató a su padre y Barty igualmente ¿acaso no había nada que los atara a ellos? Tal vez de Voldemort tuvo explicación, pero ¿lo de Barty? Ellos eran padres e hijos biológicos y verdaderos, sin embargo a ninguno de los hijos les tembló la mano para cometer parricidio. De allí la curiosidad de Harry, el amor que sentía por Severus y Remus como padres, por Sirius como padrino y los otros como familia era muy grande y el solo verlos heridos lo pondría muy mal, por eso no entendía a esos dos y si estaba muy consciente de que eran magos oscuros, y era aterrador que el alma se corrompiera hasta ese punto.
Su familia siempre fue abierta con él y le dieron toda la información que poseían, por eso el moreno estaba al tanto de su probable conexión con Voldemort y por ello deseaba comprobar que por muy desagradables que fueran los Dursley no los querría lastimar, explicarle eso a su padres no era posible sin que se preocuparan y era lo que menos quería el chico. Ese era su principal motivo de ver a sus parientes, corroborar que no estaba infectado de odio.
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Viernes por la noche, Draco salió de la chimenea en la casa Snape Black con Ross llevando su maleta.
–Buenas noches Padrino, tío. –Saludó el rubio– pasaré el fin de semana aquí, es que iré con Harry a ver a los muggles ¿No hay problema verdad?
Los pelinegros no tuvieron ni tiempo de responder, pues el chico pasó muy campante rumbo a la habitación de invitados.
–Ah por cierto, Harry dijo que pedirían pizza para cenar.
Severus regresó a la sala y se dejó caer en su sillón favorito.
–Ni te acomodes, te toca pedir la pizza y pagarla, es tu ahijado.
El pocionista vio con recelo a su esposo, pero esta vez Sirius ni se inmuto y Snape tuvo que ceder.
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Harry escuchó los toques en su puerta y luego que esta se abrió, le extrañó, pues sus padres no pasaban hasta que él les daba permiso.
–Hola Potter.
–Oh Draco. ¿Apenas llegaste?
–Sip.
–¿Cómo convenciste a tus padres?
–Creo que deseaban estar a solas y no pusieron peros. Lucian se fue con mamá.
–Ya. ¿Trajiste ropa adecuada verdad?
–Claro. Y algunos accesorio muggles, ya sabes de los que nos han regalado los tíos.
Harry asintió, pues visitando la comunidad muggle muy seguido conocían los artículos más modernos de estos.
Luego de conversar un poco, los dos adolescentes fueron llamados para cenar. Los adultos no eran fanáticos de esa comida, sin embargo acompañaron a los chicos con un par de rebanadas.
Al terminar de cenar, los menores subieron a la habitación de Harry a jugar Snap explosivo y Severus salió al porche de la casa, donde lo alcanzó Sirius.
–Vamos a caminar un rato, la pizza es pesada.
Sirius sonrió y agarró la mano de su esposo para bajar los tres peldaños y seguir por el camino que llevaba al bosque, sabía que a Severus le agradaba la privacidad de su propiedad por ese lado; el frente que colindaba con la carretera la usaban solo cuando iban al pueblo.
El silencio solo era roto por los ruidos de las hojas de los árboles o el sonido de los insectos. Sirius atrajo a Severus y lo abrazó por la cintura besando el cuello de este sin dejar de caminar. Severus no se inclinaba a ser afectuoso frente a otras personas, sin embargo Sirius ya lo conocía y aprovechaba la intimidad de estar a solas para permitirse y permitirle ser todo lo cariñosos que podían.
El de ojos grises guió a su pareja a uno de los grandes árboles y lo recargó en el tronco de este para poder besarlo a su gusto.
Las bocas de los magos se encontraron y los labios se abrieron para darle la bienvenida a la lengua contraria, el abrazo de la pareja era muy estrecho para sentir el calor del cuerpo ajeno mezclarse con el propio.
Las ropas sintieron el asalto de manos inquietas y pronto fueron retiradas solo lo necesario para que partes de piel se tocaran. Sirius bajó el pantalón y ropa interior de Severus para tocar el miembro enhiesto de este, que ya rezumaba gotas de líquido pre seminal. El animago se dejó caer de rodillas y sin detenerse se metió el pene de su esposo a la boca y comenzó a lamerlo y usar su lengua para rodear la cabeza de este. Los gemidos del profesor se dejaron escuchar sin pudor, apoyándose en la lejanía de la casa y donde ellos se hallaban.
Severus gimoteó al sentir que su amante dejaba de trabajar, pero este se irguió y lo volteó.
–Lo siento Sev, pero deseo que te vengas conmigo dentro de ti.
Y así Sirius usó algo de ambos en el orificio del profesor y sin pasar mucho tiempo consideró que este ya se encontraba listo para recibirlo, adentrándose sin dejar de acariciar el pene y besando cuello y espalda de este.
Los embistes fueron rápidos y violentos, más era algo que los dos deseaban y disfrutaron ampliamente.
Más tarde, los dos magos regresaron de su caminata con sendas sonrisas y ganas de dormir hasta tarde el día siguiente, pero antes revisaron a los chicos y se dieron un baño juntos.
En la cama Sirius abrazó a su esposo y le preguntó:
–¿Sev crees que ya es hora de tener un bebé?
–... No lo habían pensado..., pero creo que este tiempo de tranquilidad que nos regalaron los gemelos, podría ser buen momento y solo si Harry lo acepta.
–Obviamente. Ya veremos cómo reacciona mañana.
Con esas palabras, el matrimonio dejó que el sueño los llamara.
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Luego del almuerzo, los cuatro magos salieron rumbo a su cita. Severus se quedaría en un café cercano de la casa de los Dursley.
Pasaron a dejarlo y los otros tres siguieron su camino. Iban en un auto, con chofer, pues a pesar de convivir con los muggles ninguno de los adultos estuvo interesado en aprender a manejar.
Al arribar a Privet Drive Numero 4, Sirius bajó primero seguido de Draco y por ultimo Harry. Vernon Dursley los esperaba, no en vano el secretario de Severus había concertado una cita y Vernon no pudo negarse.
El hombre robusto tuvo que esconder el gesto de asombro al reconocer al niño que vivió con ellos un año. Petunia se asomó por la puerta y ella no pudo evitar fruncir el ceño; el hijo de su hermana era muy parecido al esposo de esta, sin embargo se notaba mas erguido y rebosaba clase, muy a su pesar tuvo que reconocer eso último.
El trio avanzó y Vernon saludó zalamero, invitándolos a entrar. Casi brincó de vanidad al ver que el chofer se paraba fuera de la lujosa y moderna limusina. Esos tipos podían ser todo lo raros que deseaban si poseían tal fortuna. Sin dejar de sonreír, Vernon se imaginó que sus vecinos verían y los envidiarían por rosarse con gente de alcurnia.
Al entrar a la casa, Harry vio el lugar, no era muy grande –comparado con su casa–, pero se notaba limpio y arreglado. La tía Petunia sirvió algunos bocadillos que no estaban mal. Sin embargo lo que admiró al de ojos verdes y a Draco si se tomaba en cuenta lo fija que tenía la mirada en el vástago Duddley, fue el sobrepeso de este; era muy cierto que ellos bromeaban sobre eso, pero solo porque escucharon alguna charla de los adultos, no obstante ya ver en persona semejante espécimen que parecía ballena, eran palabras mayores.
El moreno escuchó la conversación insulsa por unos minutos, más tuvo que abordar el tema que lo llevó a ese lugar.
–Yo deseaba saber si hay algo que me puedas contar de mi madre. –inquirió en dirección de Petunia.
La mujer apretó los puños sobre su regazo y no respondió. Sirius tuvo que presionar y afortunadamente Lucius le había dado algunos consejos.
–Agradeceríamos debidamente esa información.
Harry esperó y luego de unos largos minutos, Petunia lo miró:
–No. No sé nada de ella. Desde que se fue a ese lugar deje de hablarle e hice todo lo posible porque eso no cambiara; no quería que su rareza o locura me contagiara.
El silencio se extendió en el lugar y fue roto por Draco que se levantó muy indignado:
–Locura y fealdad la suya, tonta muggle. Ustedes son unos egoístas y envidiosos que espero no volver a ver ni que vean a Harry. – El rubio agarró la mano del Potter y se dirigió a la puerta. – ¡Vámonos!
Sirius se levantó y acomodándose el traje les dio un último vistazo a los Dursley.
–Pudieron tener a un sobrino agradecido, un sobrino millonario cabe decir; y solo les hubiera costado algunas palabras bien intencionadas; mi sobrino tiene razón, son idiotas.
En la limusina, Draco se cruzó de brazos muy enfurruñado.
–Mugrosos muggles.
Harry sonrió y se recargó en el hombro de su amigo.
–Sabía que algo como esto pasaría, pero no quería arrepentirme de no intentarlo. Severus me contó que Petunia siempre envidio a mi madre.
–¿Y entonces por qué venimos?
–Para comprobar que a pesar del odio o desprecio que ellos sienten por mí; yo en cambio no los odio ni quiero hacerles daño.
–... Siempre has sido raro, yo tenía ganas de cruciarlos.
Harry sonrió y abrazó al rubio.
–A mí que me importan ellos y su relación sanguínea conmigo, si ya tengo una familia amorosa y fuerte que me ama a pesar y por mis rarezas.
Sirius entró al auto y exclamó.
–¡Abrazo grupal!
Draco luchó, pero esos dos pelinegros locos no lo soltaron. Aun riendo padrino y ahijado liberaron al Malfoy, que le ordenó al chofer.
–Vamos al café, Jonás.
El auto se movió de regreso al restaurante donde Severus esperaba; este al verlos entrar se sorprendió por la rapidez de su regreso, luego analizó todo y se dijo que era normal, esa vieja envidiosa no les diría nada bueno de Lily ,así la torturaran.
Severus llamó al mesero y pidió la carta del menú. Los tres magos se sentaron y ordenaron comida.
La comida pareció borrar los últimos rescoldos de enojo y molestia, y para el postre, los menores pidieron un par cada uno, aparte de robarles a los adultos de los de ellos. Harry vio a sus padres y sonrió; sus temores eran totalmente infundados, pues nunca sería vengativo al grado de Tom y Barty, después de todo no estaba en su naturaleza, pero tampoco fue educado de ese modo, como los Slytherin decían, todo con sutileza y sin exagerar que no se note tu intervención y con esos leones, era defiéndete y luego investiga; y por todos: no guardes rencor que solo te daña a tu cordura y a ti.
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El verano pasó entre viajes, fiestas y descanso. Albus envió una carta que dejó a los adultos de la familia algo intrigados y molestos. Ese era el primer año que el Ministerio consideró interferir directamente en el colegio y eso para enviar un profesor de DCAO.
Al conversar sobre el asunto. Alexander opinó:
–Parece que ese Ministro no es tan tonto como creían y sabe que hay más que Dumbledore no le dijo, bueno también Harry y el chico Diggory.
–¿Tú crees Alexander? –preguntó intrigado Sirius.
–Probablemente. –afirmó el patriarca Corvinus.
–Pues ya veremos quién es el maestro; sin embargo eso me hace más firme en mi idea de visitar las otras escuelas mágicas por si mis hijas no quieren ir a Hogwarts. –comentó William. Regulus rodó los ojos, su esposo no quería aceptar que las gemelas no pensaban ir a otra escuela que no fuera Hogwarts. Más no contradijo al pelirrojo, ya se desencantaría solo.
–Entonces esperemos que el nuevo profesor sea competente, digo peor que Barty Crouch Jr. No creo que sea ¿no? –mencionó Remus.
...
Muchísimas gracias AnaM1707, Nais24, Xonyaa11 y noona-kane.
