Ya estoy de vuelta. Y esta vez encantadísima y MUY emocionada con la traducción que os traigo n.n Si no recuerdo mal, fue uno de los primeros fics que leí de esta autora, y aunque me he leído muchos fics hasta ahora, éste sigue siendo uno de mis preferidos. No sé si será cosa mía, pero siempre he tenido la impresión de que hubo un antes y un después de leer este fic.

Imagino que os alegrará saber que éste será por capítulos, nada de capítulos únicos como lo fueron los dos anteriores. Mi intención es publicar un capítulo a la semana, pero bueno, es una intención, dependerá del tiempo que disponga para dedicarme...

ESTE FANFIC NO LO HE ESCRITO YO, TAN SÓLO LO HE TRADUCIDO DEL INGLÉS. ASÍ QUE LAS EXPRESIONES Y EL VOCABULARIO QUE SE UTILIZAN EN ESTE FANFIC NO SON MÍAS, YO TAN SÓLO TRADUZCO.


INOCENCIA FINGIDA

(Feigned Innocence)

Autora: oOKeairaOo


Capítulo 1

-- Kurama's POV --

"Hiei, si me muerdes, te juro que lo lamentarás."

Hiei cerró la boca bruscamente, frunciendo el ceño ante mi expresión deliberadamente calmada y no amenazadora.

"Hn."

Reí un poco entre dientes, nunca apartando la vista de mi tarea mientras vendaba con diligencia una desagradable herida en la parte superior de la pierna de Hiei. Los pantalones del demonio de fuego estaban enrollados casi hasta el punto en el que la gente normal habría sentido vergüenza, pero él no mostraba ningún indicio de haberse dado cuenta de ello.

"Deberías darme las gracias," empecé a decir con un falso tono superior que sabía que le molestaría. Era tan divertido meterse con Hiei.

"¿Darte las gracias?" Hiei reclamó, cambiando de posición en la cama y haciendo que me fuera más difícil alcanzarle desde mi sitio, arrodillado en el suelo al lado de la cama. "¿Por qué? Esa cosa que me estás poniendo escuece horrores, zorro. ¿Qué debería agradecerte?"

"Tú eres el que se presentó en mi ventana y me despertó. Estaba teniendo un sueño muy bonito, para tu información. Y esto no es una cosa. Es una hierba curativa, y ayudará a que tu herida cicatrice más rápido."

Hiei me ignoró, y yo me detuve en mi tarea, alzando la vista para hacerle una advertencia. "Probablemente te escocerá."

"Tú hazlo ya," dijo Hiei, agarrándose con fuerza a mis sábanas, a pesar de su bravuconería.

Volví a mirar la grave herida en la pierna de Hiei, y con cuidado empecé a frotar la hierba en ella. Hiei no hizo ninguna reacción externa, pero sentí una breve llamarada de su youki, y supe que dolía.

"Espera," dije, inclinándome hacia delante un poco para soplar suavemente en la zona dolorida. Sentí los músculos de Hiei relajarse, luego tensarse otra vez, y me di cuenta de que mi pelo estaba haciéndole cosquillas en las piernas. Contuve la risa mientras me levantaba, sonriendo abiertamente. "¿Ayudó?"

"Hn. No malgastes tu aliento."

Metí mi improvisado botiquín de primeros auxilios de vuelta debajo de la cama, sin ofenderme por las palabras de Hiei. Eso era lo más cerca a un gracias que iba a tener del pequeño demonio de fuego. "Listo. Tampoco fue tan malo,. ¿no?"

Hiei resopló. "¿Comparado con qué?"

Le ignoré y me subí a la cama, observando con diversión cómo Hiei bajaba deprisa de ella.

"Después de todo este tiempo,. ¿todavía no te fías de mí, Hiei?" Pregunté, con una chispa en mis ojos.

"Confío en ti como compañero. Nada más. Eres un youko, y los youkos son conocidos por..."

"¿Por qué, Hiei?"

Hiei gruñó ante mi tono inocente y se sentó en un rincón de la habitación, al parecer tratando de estar lo más lejos posible de mí. Apoyó la espalda contra la pared y cerró los ojos, terminando la conversación eficazmente.

"¿Asumo que te quedas esta noche?" Pregunté mientras me inclinaba para apagar la lámpara.

"Estoy todavía aquí,. ¿no?"

"Sí que lo estás." Me hice un ovillo debajo de la colcha, poniéndome cómodo mientras preguntaba, "Así que,. ¿con quién te metiste esta vez, Hiei?"

Vi un breve destello rojo en la oscuridad cuando abrió un poco un ojo y dijo, "Eso no es asunto tuyo. Y ellos empezaron."

Intentando no reírme de la frase infantil que Hiei había dicho sin querer, me di la vuelta, luego me senté y olí el aire con indecisión. "Creo que me has manchado la cama de sangre. Puedo olerla."

Dos ojos carmesíes me miraron ferozmente a través del oscuro dormitorio. "Estoy intentando dormir, kitsune, te sugiero que hagas lo mismo."

Resoplando con desdén ante el brusco tono de Hiei, me volví a estirar, la inquietud inundando mi mente al preguntarme cómo iba a explicarle a mi madre otra mancha de sangre.

Di otra vuelta en la cama, y me sorprendí al escuchar una constante y rítmica respiración que venía del rincón que Hiei ocupaba. ¿Ya estaba dormido?

Entornando los ojos, traté de ver a través de la oscuridad y encontré a Hiei apoyado contra la pared, los ojos cerrados y el pecho subiendo y bajando suavemente.

Sonreí un poco ante su inconsciente muestra de confianza. Después de años viviendo en el Makai, Hiei, como la mayoría de demonios, era muy prudente en cuanto cuándo y dónde dormía. Durante el sueño era cuando un youkai era más vulnerable, y dormir en el sitio equivocado, o en la compañía equivocada, fácilmente podría haber resultado mortal. El simple hecho de que Hiei estuviera dispuesto a bajar la guardia lo suficiente para descansar en mi presencia demostraba que se fiaba de mí más de lo que decía, por lo que estaba agradecido. La confianza era algo que raras veces había recibido en mi vida anterior y me era, por tanto, muy preciada en ésta.

En mayor parte ésa era la razón por la cual, a pesar de esporádicos coqueteos, no tenía ninguna intención de quebrantar la confianza de Hiei. A pesar del hecho que de yo era, por naturaleza, una criatura muy sensual, tenía suficiente control para resistir mis más básicos impulsos de youko.

Además, no estaba seguro de que Hiei supiera cómo reaccionar ante una proposición, y valoraba nuestra amistad demasiado como para arriesgarme haciendo que se sintiera incómodo conmigo. Naturalmente, después de cómo había sido su vida, no podía culparle.

Más que otra cosa, Hiei necesitaba un amigo, y yo sería eso para él.

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Me desperté a la mañana siguiente en una habitación vacía. Hiei se había ido hacía rato, el único indicio de su paso era la ventana abierta que había al lado mi escritorio. Su ausencia era de esperar. Mientras que a menudo se quedaba a pasar la noche cuando el tiempo era menos que favorable, nunca se quedaba lo suficiente para que mi madre le encontrara.

Me levanté y emprendí mi habitual rutina: ducha, vestirse, desayuno, y un rápido paseo hacia el instituto.

Ese día, el instituto fue todavía más aburrido de lo normal, en mayor parte debido al hecho de que era incapaz de centrarme en ninguna de mis clases. Me iba distrayendo el familiar youki de Hiei, que me esperaba fuera. Era una presencia reconfortante en el fondo, si bien hacía que estuviera ansioso de que las clases se acabaran.

Después de que mi última clase terminara, me apresuré hacia mi taquilla, sabiendo que probablemente Hiei se estaría impacientando. A menudo me esperaba después del instituto, pero siempre tenía alguna queja cuando nos encontrábamos, haciendo que pareciera menos como si me hubiese esperado todo el día muerto de aburrimiento, y más como si hubiese llegado tarde a un encuentro importante, y hubiera malgastado su tiempo. Era, de hecho, gracioso en cierto modo.

Metí mis libros en la taquilla, la precipitación haciendo que abandonara mi habitual cuidada organización. Precisamente cuando casi había terminado hice una mueca, notando que alguien estaba de pie justo detrás de mí. Probablemente otra chica que quería pedirme para salir. ¡No tenía tiempo para eso!

No mostrando ninguna señal de que me había percatado de esta nueva molestia, acabé de hacer lo que estaba haciendo con calma antes de darme la vuelta, el sonido metálico de mi taquilla al cerrarse todavía resonando por los vestíbulos.

Al darme la vuelta, me sorprendí al encontrarme mirando no a una adolescente llena de hormonas, sino a un joven. Lo reconocí vagamente de algunas de mis clases, pero no podía recordar haber hablado alguna vez con él. Normalmente se sentaba al final del aula, dibujando muy concentrado.

Era un palmo más alto que yo, con un sedoso y corto pelo negro. Sus ojos eran de un gélido azul, y se veían más fríos que los de la mayoría de humanos.

"Hola, Shuichi," el chico dijo, con voz despreocupada, como si hablara con un amigo en vez de con alguien que probablemente sólo conocía por reputación.

Ese tono amistoso me llevó a registrar mi memoria otra vez, pero todavía no recordaba haber hablado alguna vez con este chico, mucho menos lo relacionaba con haber hablado con regularidad, como su tono sugería.

"Hola..." dije indeciso. "Lo siento,. ¿pero te conozco?"

Los ojos del chico parecieron endurecerse un poco ante eso, pero su voz era tan calmada como antes cuando dijo, "Me llamo Nekura."

Asentí y forcé una sonrisa, pero Nekura no me ofreció ninguna información más, simplemente se quedó allí de pie, mirándome fijamente de un modo que me ponía claramente incómodo.

Después de unos instantes de silencio, dije, "Bueno, me alegro de conocerte, Nekura, pero la verdad es que me tengo que ir. Montones de deberes."

No esperé una respuesta, y salí hacia el vestíbulo. Por desgracia, Nekura me siguió.

"Me preguntaba," dijo mientras caminaba a mi lado, "si tienes planes para este viernes por la noche."

Me detuve, sólo a muy pocos pasos de las puertas que llevaban fuera. Sólo podía imaginar la expresión de total sorpresa en mi cara al pensar en sus palabras.

¿Me estaba invitando a salir? .¿Una cita? Durante mi tiempo en el Ningenkai, me había llovido el cariño de muchas hembras, pero ningún macho se había atrevido nunca a expresar un interés por mí. Los humanos eran muy diferentes a los demonios en lo que a las relaciones sexuales se refería, lo sabía, y a menudo las consideraban incorrectas. Yo realmente no tenía opinión en el asunto. Los youkai apenas se distinguían entre géneros, mucho menos expresaban una preferencia por unos u otros. Yo sabía cuál era mi postura en la cuestión, así que los ningens podían hacer lo que quisieran, por lo que a mí respetaba.

Abandoné mi reflexión cuando me di cuenta de que Nekura estaba todavía observándome, esperando pacientemente una respuesta. "Lo... siento," dije despacio. "Estoy ocupado esa noche. Quizá en otro momento."

Aunque mis palabras fueron educadas, mi tono era definitivo. Estaba, del modo más amable posible, dejando claro que no estaba interesado. Ya había decidido hace mucho tiempo que no me involucraría sentimentalmente con ningún humano, y tenía intención de cumplir esa decisión.

Los ojos de Nekura volvieron a endurecerse, pero pareció forzar una sonrisa, y asintió. "Claro," dijo, antes de girarse y marchándose en dirección por donde habíamos venido. Me quedé con la incómoda impresión de que acababa de hacer un enemigo.

Suspirando, empujé las puertas del instituto, mis preocupaciones abandonándome cuando sentí el aire fresco en mi cara. Era más fácil sentir el youki de Hiei una vez que estaba fuera, y corrí por el patio de recreo hacia el árbol que él estaba ocupando.

"¿Qué te ha hecho tardar tanto?" Exigió Hiei mientras yo echaba un vistazo entre las espesas ramas, tratando de distinguir su oscura forma.

Me encogí de hombros. "Nada importante."

Hiei bajó de un salto del árbol con un movimiento demasiado rápido para que lo pudieran ver la mayoría de humanos, y le sonreí.

"¿Más de esas niñas ningens, entonces?" Preguntó, intentando esconder su diversión frunciendo el ceño. Siempre dejó bastante claro que encontraba divertido mi club de fans, aunque sólo fuera porque me molestaban.

Empecé a andar, y Hiei me siguió el paso fácilmente. "De hecho, no," dije, pasando mis manos por el pelo distraídamente cuando el viento lo lanzó hacia mi cara y mis hombros. "Fue un chico."

Hiei no contestó, obviamente no pensando nada raro sobre eso. Naturalmente, él estaba acostumbrado a cómo funcionaban las cosas en el Makai, y no estaba familiarizado con las normas sociales de los humanos como lo estaba yo. Dejé estar el tema.

Nos dirigimos hacia mi casa en nuestro habitual silencio, hasta que Hiei dijo, con tono ligero, "Nos están siguiendo, lo sabes,. ¿no?"

Asentí, manteniendo con facilidad mi expresión tranquila y despreocupada. "Sí, me he dado cuenta. Desde que salimos del instituto, de hecho."

"Nada de lo que preocuparse," Hiei dijo unos segundos después, dándole una patada a una piedra que tenía a los pies. "Quienquiera que sea no posee nada de youki que yo pueda detectar, ni siquiera reiki. Seguramente será una de tus patéticas admiradoras."

Habría respondido al perspicaz insulto, pero Hiei probablemente tenía razón, así que no tenía sentido. Podía sentir aún un par de ojos clavados en mi espalda, pero como Hiei había dicho, no había ningún youki cercano, además del mío y el de Hiei. Quienquiera que fuera que estaba siguiéndonos era humano.

Caramba. Tenía un acechador.

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Esa noche, mientras hacía los deberes, todavía abrigaba la incómoda sensación de estar siendo observado. Sabía que era imposible, mi habitación estaba en el segundo piso de la casa. Supuse que estaba sintiendo a Hiei en el árbol de fuera, aunque no podía notar su youki, lo que debería haber significado que estaba a varios quilómetros de distancia. Quizá lo estaba ocultando.

Después de varios incómodos minutos, me di por vencido con los deberes y me fui a la cama.

-.-.-

El vestíbulo estaba oscuro y desértico. Caminé deprisa, incómodo ante el espeluznante silencio, y mi mente en otra parte por completo. Y entonces, allí estaban.

Debería haber sido capaz de detectarlos, por lo menos un poco, incluso si estaban ocultando su youki. A menos que fueran increíblemente poderosos. Lo que, por supuesto, sí eran.

Dos miembros del Equipo Toguro. Reconocí a ambos, pero sólo sabía el nombre de uno de ellos. Karasu. Me era más conocido porque fue el que más me preocupaba, además de los hermanos Toguro. Sus habilidades en la lucha me sobrepasaban, y en un combate contra él, sabía que no tendría ninguna posibilidad.

Se pusieron delante de mí, bloqueando el paso por el vestíbulo. Di un paso hacia atrás y me coloqué en posición de lucha, seguro de que tenían intención de luchar. Sabía que no tenía ninguna esperanza de ganar, especialmente contra ambos al mismo tiempo, pero no me hundiría sin luchar.

Me sorprendí cuando ninguno de los dos youkai atacó. En lugar de eso, Karasu empezó a hablarme, casi en un modo relajado y amistoso, excepto, por supuesto, por las partes de mis amigos y yo muriendo.

Inmóvil, conservé mi posición, preparado y dispuesto a luchar si fuese necesario. Y sin embargo, cuando lo fue, pasó demasiado deprisa, y estaba demasiado conmocionado para reaccionar.

El otro youkai que acompañaba a Karasu golpeó con el puño la pared de repente, y yo desvié mi sobresaltada mirada hacia él. ¿Para qué golpeaba la pared? Pero cuando mis ojos volvieron a mirar a Karasu de nuevo, éste ya no estaba.

Oh. Para eso golpeaba la pared.

¡Maldita sea! .¡Una distracción! Y ahora no tenía ni idea de dónde estaba Karasu. Mi mirada fue de izquierda a derecha, luego de derecha a izquierda, y escaneé la zona detenidamente con mi youki. No podía sentirlo, cosa que no era ninguna sorpresa, pero no entendía por qué no podía encontrarle. No podía haber desaparecido.

Entonces me quedé inmóvil cuando sentí unas esbeltas manos apenas rozando mi cuello desde detrás. Mi cuerpo entero se tensó, y no podía moverme. Karasu estaba detrás de mí. Eso ya habría sido malo de por sí, pero con su capacidad de hacer explotar lo que tocaba, la situación se estaba poniendo crítica. Sus manos apenas estaban tocando mi cuello, roces suaves como plumas que hacían que me encogiera, a pesar de su suave naturaleza. Tenerlo tocándome ya era repugnante, pero cada roce de sus dedos podía significar mi muerte.

Y entonces estaba pasando sus manos por mi pelo, dejando que se deslizara entre sus dedos, y aun así era incapaz de moverme. Cualquier cosa podía provocarle, y no sobreviviría a una explosión desde tan cerca. ¿Pero por qué me estaba tocando así?

"Tu pelo está un poco dañado, Kurama. Los cuerpos humanos son tan frágiles."

Su voz hizo subir escalofríos por mi espalda, y la sensación de su cálida respiración en mi oído me daba asco. Sabía que sus palabras tenían un significado escondido. Yo tenía un cuerpo humano. Por lo tanto, era débil. Se estaba burlando de mí. Sólo el pensarlo me llenaba de rabia. ¡El maldito cuervo se estaba burlando de mí!

"Sé que temes lo que pueda hacerte al tocarte, y sin embargo... tal vez también quieras saberlo."

¿Qué?

De repente me di cuenta de lo que estaba haciendo exactamente. No sólo estaba tratando de asustarme. Estaba...

Sentí mi estómago revolverse con todavía más rabia y repugnancia, y me giré, estirando el brazo, esperando dar con su estómago, su pecho, cualquier cosa para hacer que se alejara de mí.

Saltó y evitó el golpe fácilmente, pareciendo flotar por encima de mí antes de aterrizar al lado de su compañero.

Me giré y le miré enfurecido, haciendo mis emociones muy claras. No quería, de ningún modo, "saber lo que podía hacer al tocarme". Me volví a colocar en mi posición defensiva, listo para luchar por todo lo que valía, aunque por dentro el miedo me consumía. Si él decidía hacer un movimiento, no sería lo suficientemente fuerte para detenerle. Lucharía con todo lo que tuviera, pero perdería. Y cuando lo hiciese, quedaría vulnerable, y podía asegurar por cómo había actuado hasta ahora que la violación no era algo que desaprobara.

Personalmente, preferiría morir. Oh por favor, Inari, no me hagas sufrir eso. Mi orgullo de youko no sobreviviría.

Sentí náuseas.

Me sentía impotente, completamente impotente, y esa sensación desconocida me atormentaba. Sentí más miedo inundando mi cuerpo mientras Karasu hablaba, sus fríos ojos recorriendo mi cuerpo despiadadamente.

Y en ese tormentoso momento de auténtico y total miedo, fui vagamente consciente de un pensamiento atravesar mi torturada mente.

Ojalá Hiei estuviera aquí.

-.-.-

Desperté de mi pesadilla, jadeando y cubierto de sudor. Cuando el ritmo de mi corazón regresó a un nivel normal, tomé una profunda y tranquilizadora bocanada de aire, y cerré los ojos fuertemente, incorporándome y sosteniendo la cabeza entre mis manos.

Jamás, en ninguna de mis otras vidas, me había sentido tan violado. Karasu nunca me hizo nada más que tocarme brevemente, además de intentar matarme, y aun así, le temía más que a ninguna otra cosa. Era esa sensación de impotencia que me dio. Que podía hacerme lo que quisiera, y yo sería incapaz de detenerle. Siempre había sido una criatura fuerte, temida por muchos. No estaba acostumbrado a la impotencia.

Había tenido muchos acechadores y similares en el Makai. Los admiradores me habían seguido implacablemente, hasta que yo cedía a sus avances o les mataba por pesados. Las cosas eran muy parecidas para mí en el Ningenkai, aunque de un modo menos agresivo.

Pero Karasu había sido diferente a todos los demás. Había estado completamente obsesionado conmigo, y había deseado retorcidamente que muriera, mientras que ésa era la última cosa que mis otros admiradores querían. Había temido a Karasu como nunca había temido a ninguna otra criatura.

Durante meses después del torneo, tuve pesadillas sobre él. Algunas eran recuerdos, como lo había sido ésta, y otras eran sueños horrendos, imágenes que todavía me atormentaban.

Pero finalmente las pesadillas terminaron, y mis noches volvieron a ser normales. Entonces,. ¿por qué estaba soñando otra vez con Karasu?


Bien. Hasta aquí el primer capítulo. Espero que de momento os haya gustado... No os podéis ni imaginar lo interesante que se pondrá en próximos capítulos n.n

Ah, quería comentaros una cosa. Como los de Fanfiction han puesto una nueva herramienta para que se pueda responder directamente a los reviews sin tener que hacerlo en la siguiente actualización, pues he decidido que la utilizaré. Así pues, en el fic NO contestaré a ningún review, a no ser que alguien pregunte algo y yo considere que los demás lectores también deban saber ese algo. Si queréis que os responda, pero no sois miembros registrados, dejad vuestro e-mail. Me comprometo a contestar TODOS vuestros reviews.

¡Hasta la próxima!

PS: Argh, estoy harta de tener que poner puntitos para evitar que los signos de exclamación y de interrogación desaparezcan cuando hay una coma delante... ¿Alguien sabe cómo puedo solucionarlo? Si es que hay solución, claro... Ya me quejé, pero no me han hecho caso u.u