Capítulo 2

-- Kurama's POV --

Al día siguiente me dirigí al instituto con cansancio, agotado y medio dormido. Después de la pesadilla, no había podido volver a dormirme, y había pasado el resto de la noche haciendo deberes. Ahora iba unos seis temas por delante en cada asignatura.

Suspiré, pasando una mano por mi largo pelo carmesí mientras andaba. Apenas podía mantener los ojos abiertos, y estaba seguro de que tenía que tener un aspecto absolutamente horrible.

"Deja de intentar arreglarte el pelo, zorro. Ya está bien."

Di un brinco, sorprendido de encontrar a Hiei a mi lado. Normalmente no iba al instituto conmigo por las mañanas.

"¿Qué estás haciendo aquí, Hiei?"

Se encogió de hombros y dijo, "Parecías desgraciado." Como si eso lo explicara todo.

"Lo soy," mascullé, arrastrando los pies por el hormigón.

"¿Por qué?"

Hiei estaba siendo excepcionalmente hablador, y me pregunté si debería aprovechar la oportunidad y desahogarme. Pero no. No necesitaba descargar todos mis problemas en Hiei, especialmente cuando era algo estúpido como una pesadilla. Probablemente sólo se reiría de mí, de todos modos.

"No es nada. Sólo una larga noche."

Al decir eso, recordé la presencia que había sentido observándome la noche anterior. "Por cierto,. ¿dormiste en el árbol de delante mi habitación ayer por la noche, Hiei?" Pregunté con indiferencia.

"No," el pequeño demonio contestó, distraído mirando amenazadoramente a un humano que pasaba andando inocentemente por la acera. "Dormí en un árbol del templo de Genkai. ¿Por qué?"

Si Hiei había estado en el templo de Genkai la pasada noche, entonces no podía haber sido él lo que sentí vigilándome. Un escalofrío me recorrió la espalda, pero oculté el malestar y simplemente respondí, "Por nada. Sólo curiosidad."

"Espero que fueras mejor mentiroso en tu otra vida."

Le miré rápidamente, los ojos bien abiertos cuando se encontraron con la viva mirada carmesí de Hiei. "¿Qué?"

"Estás mintiendo," dijo Hiei, sin alterar la voz.

¿Cómo lo hizo? Mi destreza a la hora de mentir era lo que me permitía pasar tan fácilmente por humano en esta vida. ¿Por qué no podía mentirle a Hiei?

Asentí. "Tienes razón." No tenía sentido tratar de negarlo.

"Pero no vas a decirme qué pasa."

No era una pregunta. Estaba simplemente constatando un hecho, pero sentí la necesidad de contestar de todas maneras.

"Te lo diría si pensara que es importante," dije con seriedad.

Hiei no contestó, lo que tomé como una aceptación. Estuvimos en silencio durante un rato, hasta que no pude resistir por más tiempo el impulso de tomarle el pelo sólo un poco.

"¿Qué hace que te preocupes tanto, en todo caso?" Pregunté, con una buena sonrisa mientras le daba un golpecito con el codo.

"Hn," gruñó Hiei, no desconcertado ni lo más mínimo. "Si te tomas eso por preocupación es que eres mucho más idiota de lo que pensaba. Es sólo que no quiero que nada afecte tu forma de luchar. No tendré un aliado que pierde la concentración, especialmente cuando eso podría significar la diferencia entre la vida o la muerte en una batalla."

"¿Tu muerte o la mía?"

"La mía, por supuesto."

"Claro. No estás, evidentemente, preocupado por mí."

"Evidentemente."

Me maravillé de con qué facilidad Hiei ignoraba mis bromas, cuando otro probablemente estaría tirado en el suelo, falto de partes esenciales del cuerpo después de meterse con Hiei del modo en que yo a menudo lo hacía.

Llegamos al instituto demasiado pronto, y Hiei hizo una rápida huida hacia las ramas de un árbol cercano, no queriendo encontrarse con mi club de fans.

"Cobarde," dije en voz baja, antes de abrirme camino con dificultad entre la multitud de chicas para llegar al edificio.

Cuando entré en clase, después de una rápida visita a mi taquilla, me sorprendí al encontrarme un pequeño grupo de chicas reunida alrededor de mi mesa. No era del todo insólito, pero normalmente yo estaba en la mesa cuando ellas estaban agrupadas alrededor de ella, así que estaba con razón confundido.

Cuando me vieron, las chicas se dispersaron hacia un lado, riéndose tontamente y susurrando. Las miré interrogativamente, y una de ellas señaló mi mesa y dijo, "Alguien te ha dejado una carta, Shuichi."

Suspiré y me senté, recogiendo y examinando el pequeño sobre blanco que habían dejado allí. Mi nombre humano estaba escrito con letra clara en la parte delantera.

Lo abrí con cuidado, y desdoblé el papel que encontré dentro.

Sentí otro escalofrío cuando estiré el papel y me encontré... a mí. Era un cuidadoso dibujo de mí, sentado en mi mesa, escribiendo. La mesa de mi habitación.

--------

"Zorro,. ¿pero qué te pasa?"

"¡Lo siento muchísimo, Hiei!" Dije mientras corría a mi cuarto de baño a coger una toalla para el empapado demonio de fuego.

"¿Sabes cuánto rato he estado esperando allí fuera?. ¿Desde cuándo cierras la ventana?" Hiei gritó desde mi habitación, me apresuré en volver, haciéndole callar.

"¡Despertarás a mi madre!"

Hiei me dirigió una feroz mirada, no parecía ni un poco arrepentido cuando le di la toalla, la cual arrebató de mis manos.

"¡Lo siento!" Dije otra vez.

Había cerrado la ventana y bajado la persiana tan pronto como llegué a casa del instituto, el dibujo que había recibido esa mañana y sus implicaciones todavía frescas en mi mente. No me gustaba la idea de nadie excepto Hiei vigilándome, y sólo él porque sabía que lo hacía por un sentido de protección hacia el único verdadero amigo que había tenido, no porque obtuviese de ello algún tipo de placer morboso.

Estaba en la ducha cuando Hiei había llegado, buscando refugiarse de la tormenta desatándose fuera. Por lo visto, había estado golpeando en la ventana durante varios minutos antes de que yo regresara a mi habitación.

Hiei se secó, todavía viéndose muy molesto, y yo me senté en mi escritorio.

"¿Qué te pasa últimamente?" Preguntó Hiei mientras se secaba el pelo bruscamente con la toalla. "Nunca cierras la ventana."

Me pregunté si debería contárselo. Quienquiera que fuera mi acechador, era evidentemente humano, así que no tenía de qué preocuparme,. ¿no? Pero sin embargo estaba dejando que me afectara por alguna razón.

"Es sólo que... bueno, por lo visto tengo un acosador."

"¿Y?. ¿No eres acosado por niñas ningen cada día?"

Casi me reí ante eso, pero asentí. "Bueno, sí, pero..."

Abrí el cajón de mi escritorio y saqué el dibujo, apenas echándole un vistazo antes de dárselo a Hiei. No quería mirarlo otra vez.

Hiei lo desdobló lentamente, no pareciendo muy interesado hasta que vio lo que representaba. "Quienquiera que dibujara esto estaba mirando por tu ventana," dijo en voz baja, un poco de enfado filtrándose en su voz.

"Eso es lo que pensé yo también. Ésa es la razón por la que cerré la ventana."

"¿Es por eso que no pudiste dormir la pasada noche?. ¿Pudiste sentirlo?"

Miré al suelo, recordando lo que había sucedido durante mi conversación con Hiei esa mañana, y el hecho de que por lo visto, no podía mentirle.

"En cierto modo, sí."

No era una mentira, por lo menos. Pero él también sabría que no era toda la verdad.

Hiei se me quedó mirando escépticamente durante unos instantes antes de perder interés. Volvió a doblar el dibujo y me lo lanzó.

"Deja de preocuparte, zorro estúpido. Probablemente es sólo un patético humano con nada mejor que hacer. Y puedo vivir contigo teniendo la ventana cerrada durante un tiempo."

Sonreí aliviado. Hiei estaba intentando tranquilizarme a su manera, incluso si estaba cuidadosamente oculto detrás de un insulto.

"Gracias."

--------

"¡Zorro!"

Mis ojos se abrieron de golpe, y me incorporé rápidamente para sentarme, las sombras de la pesadilla desvaneciéndose para dejarme ver mi oscura habitación, y Hiei de pie junto a mi cama, su expresión entre preocupada y molesta.

Estaba jadeando, y cerré fuertemente los ojos, intentando apartar de mi mente el recuerdo de mi último sueño. Desafortunadamente, eso sólo hizo que las imágenes volvieran a mi imaginación con más facilidad.

"Estabas gritando," Hiei dijo con severidad. "Me despertaste. ¿Qué estabas soñando?"

Parpadeé otra vez y, soñolientamente, centré mi atención en Hiei.

Estaba soñando con un cuervo psicótico que quería matarme... entre otras cosas.

"Nada."

Aquella expresión escéptica reapareció en la cara de Hiei, y dijo, "Qué raro."

"¿Por qué?" Pregunté, algo nervioso.

"Has hecho un buen escándalo gritando para no estar soñando nada."

Dirigí una mirada airada al pequeño y fisgón demonio y dije, "Bueno, evidentemente estaba teniendo una pesadilla. Sólo quise decir que no era sobre nada importante."

"En un momento gritaste 'Karasu'."

Sus palabras fueron directas, pero llenas con furia apenas contenida. No estaba seguro de hacia dónde estaba dirigida esa ira, pero esperaba que no fuera hacia mí.

Asintiendo, hice todo lo posible por esconder mi inquietud mientras decía, "Eso tiene mucho sentido, ya que la pesadilla era sobre Karasu, si es que tienes que saberlo."

No pretendía sonar tan brusco como lo hice, pero el Hiei entrometido empezaba a molestarme. En otro momento, disfrutaría de la preocupación apenas disimulada del youkai, pero ésta era una ocasión en la que no la apreciaba. El tema con Karasu lo sentía muy personal, incluso ahora, y me sentía avergonzado de una manera extraña. Que atraiga a un demonio porque éste quiera matarme era una cosa, pero tener a uno que estaba tan obsesionado conmigo, y que había querido matarme por los pervertidos motivos que Karasu tuvo, era... embarazoso. Y el modo en que me hizo parecer la pobre víctima de toda la situación no había ayudado nada. El hecho de que le hubiese matado era apenas consolador.

Hiei todavía estaba observándome, cubriendo su preocupación con una máscara de fastidio. "El cuervo está muerto, Kurama."

"Ya sé que está muerto," dije con brusquedad. "Pero trata de decírselo a mi subconsciente."

Por suerte, sí que conseguí volver a dormirme, aunque tardé un rato. Me desperté para encontrarme que Hiei ya se había ido otra vez, y sonreí al recordar sus débiles intentos de consolarme la noche anterior.

"Olvídalo y vuélvete a dormir, zorro."

Eso era lo más cerca de reconfortante que Hiei nunca había estado, pero le estaba agradecido por el esfuerzo.

El día pasó con normalidad, no recibí nuevos dibujos en el instituto. Sentí mi tensión suavizarse al volver a casa, empezando a pensar que quizá todo esto se calmaría. En una semana o dos incluso sería capaz de abrir la ventana de nuevo.

Subí alegremente las escaleras hacia mi habitación, diciéndole a mi madre que estaría listo para cenar en un momento. Abrí la puerta de la habitación y dejé mis libros en el escritorio antes de dirigirme hacia el armario para sacar ropa cómoda que ponerme. Estaba a punto de empezar a desvestirme cuando me di cuenta de algo.

Había un pequeño sobre blanco en mi almohada.

Me dirigí hacia la cama y cogí el sobre, mis manos temblando un poco a pesar de esforzarme todo lo posible para permanecer tranquilo mientras lo abría.

Era otro dibujo, esta vez de mí durmiendo en mi cama.

Una suave brisa entró a través de mi ventana abierta mientras yo estaba de pie, con la mirada fija en el dibujo.

Un momento...

¿Mi ventana abierta?

Fui apresuradamente hacia la ventana y la cerré de golpe, sintiéndome mareado de repente. Cerré esa ventana ayer, tan pronto como llegué a casa. ¡La cerré!

"¿Shuichi?"

Me puse tenso cuando la voz de mi madre llegó desde las escaleras. Metí apresuradamente el dibujo debajo de la almohada antes de darme prisa en salir de la habitación, cerrando de golpe la puerta detrás de mí.

--------

Mi madre estaba preocupada por mí. No comí mucho esa noche. Naturalmente, es difícil conservar el apetito cuando tenía otro acechador misterioso, y mis pesadillas sobre Karasu estaban empezando a volver.

Esa noche, tuve otra pesadilla. Y cuando me desperté, mi ventana estaba otra vez abierta.


Dio la casualidad que me puse a traducir este capítulo por la noche. Os aseguro que se me pusieron los pelos de punta cuando llegué a lo de los dibujos... Imaginaos ahora mismo que estáis tan tranquilas en vuestra habitación, haciendo cualquier cosa y hay alguien que os está observando... Qué mal rollo, ugh.

Quiero agradecer desde aquí todos vuestros reviews. Me hicieron mucha ilusión y me puse con más ganas con este capítulo nn

¡Hasta la semana que viene!