Capítulo 6

-- Koenma's POV --

"Botan, dime que esto no está pasando," gemí, con la cabeza entre las manos.

"Me temo que sí, señor."

Levanté la cabeza para mirarla, dándome cuenta de su preocupada expresión. Su constante actitud optimista y llena de vitalidad había sido abandonada por un ceño fruncido que denotaba preocupación.

"Mi padre me advirtió de que no dejara que Youko Kurama se uniera al equipo de Yusuke," dije en voz baja. "Me dijo que el kitsune no podía ser controlado. ¿Pero le escuché?"

"Tal vez deberíamos oír la parte de la historia de Kurama antes de sacar conclusiones precipitadas," dijo Botan, vacilante.

La ignoré, la autocompasión era mucho más consoladora en este momento que el pensar sensatamente. "Olvidé qué era. De lo que era capaz..."

"Están esperando ahí fuera, Koenma."

Repasé las palabras de Botan, y dije, "¿Están?"

"Hiei insistió en venir también. De lo contrario, no me dejaba que me llevara a Kurama." Botan tenía una pequeña sonrisa cuando dijo eso, y me pregunté qué podría hacer que alguien sonriera en un momento como éste.

"¿Cómo está Kurama?" Pregunté.

La sonrisa desapareció en un instante, y la mirada de Botan se centró en el suelo. "Las únicas palabras que ha dicho desde que le encontré han sido que él mató al chico, y que Hiei no tenía nada que ver. No... no parece demasiado él mismo."

Moví la mano. "Bueno, hazlos pasar. Tendré que hacerlo al final."

Botan asintió y salió, sólo para volver un instante después con Hiei y Kurama detrás de ella. Hiei parecía enfadado, e iba mirando con odio los diferentes objetos mientras entraba, pero eso era normal. Fue la actitud de Kurama la que me preocupó. Su expresión era una de fría indiferencia, y no vi ningún rastro de arrepentimiento en sus ojos esmeralda normalmente expresivos.

Se detuvieron delante de mi mesa, Hiei apuntándome con una mirada llena de odio que haría temblar a la mayoría de criaturas, demonios, humanos y quizá dioses. Respondí a la mirada con un suspiro de paciencia, y me puse de pie en la silla para estar a nivel de los ojos con los dos demonios.

Todo se quedó en silencio por un momento, hasta que finalmente me aclaré la garganta, dirigiéndole a Botan un mirada directa.

Ésta dio un salto, luego asintió nerviosamente cuando cayó en la cuenta. "¡Oh, vale!. ¡Yo! Perdón, señor."

Se apresuró a salir de la sala, cerrando de un portazo la puerta detrás de ella. Hice una mueca de dolor ante el retumbante eco que llenó la sala, penetrando en el incómodo silencio.

"Kurama," empecé, mirando fijamente los ojos del zorro y resistiendo obstinadamente el impulso de apartar la mirada. "Necesito que me expliques lo que pasó exactamente."

"Le maté," dijo Kurama, su voz desprovista de toda emoción.

Mis ojos se ensancharon, y le miré impresionado. Éste no era el Kurama que yo conocía. Éste era... otra persona. ¿Youko, quizás?. ¿Estaba utilizando su personalidad demoníaca como un escudo contra las emociones que estaba sintiendo? Era una idea interesante, pero tendría que esperar hasta más tarde.

"Ya sé que lo hiciste. Pero tiene que haber una razón," dije, intentando cogerme a cualquier excusa para dejar a Kurama en libertad. "Una justificación de tus actos."

"No hay ninguna justificación. Me hizo enfadar, así que le maté."

Hiei le lazó a Kurama una severa mirada, y dijo, "¡Había una razón! Esa excusa patética de humano te estaba acosando. Te amenazó, y a tu madre, a Yusuke, a Kuwabara, y a mí. Nos estabas protegiendo."

Asentí. Ahora tenía sentido. Estaba bien al corriente de todo lo que había pasado con respecto al demonio Karasu durante el torneo de hacía unos meses. Kurama había sido empujado hacia una situación de la cual no tenía ningún control, y como youko de mil años que era, estaba acostumbrado a controlar toda situación, esto le había asustado. Estaba proyectando sus emociones del encuentro con Karasu en esta experiencia que era parecida. Sus instintos de youko reaccionaron a la amenaza de la única manera que sabían: matando.

Por no mencionar el hecho de que Kurama era un fiero protector de todos aquellos que le importaban. Si el chico verdaderamente había amenazado a la familia y amigos de Kurama, no era de sorprender que hubiese reaccionado violentamente, aunque nunca habría esperado que matara a un simple humano. Aun así...

"Aunque entiendo tus motivos, Kurama," empecé. "Aun así, no había ninguna razón para matar al chico. Como humano, no suponía ninguna amenaza real para Hiei, Yusuke, Kuwabara, o ti mismo. Y en lo que se refiere a tu madre, por lo que sé, los humanos tienen su propia forma de tratar con amenazas de este tipo. Si sencillamente se lo hubieras dicho a un humano adulto..."

Pude ver la cólera de Hiei, y decidí dejarlo antes de que tuviera que hacer entrar unas cuantas docenas de onis para contener al youkai de fuego. "Por favor," dije con desesperación. "Debe haber algo más. Una razón legítima para lo que hiciste. No quiero tener que..."

Kurama sólo se me quedó mirando.

"Muy bien," dije, serenándome, a pesar de mi reticencia a hacer lo que ahora estaba siendo forzado a hacer. "Después de considerar cuidadosamente tus acciones, por la presente te sentencio a cien años en una cárcel del Reikai, bajo el cargo de asesinato demoníaco no provocado de un humano."

El youki de Hiei aparentemente explotó, y, como si fuera a cámara lenta, pude ver sus músculos tensarse mientras se preparaba para abalanzarse sobre mi escritorio y agarrarme, pero Kurama le detuvo simplemente tocándole en el hombro.

Segundos después, varios onis abrieron de un empujón la puerta y aparecieron en la sala, con sellos para demonios en sus manos y avanzaron hacia Kurama. Hiei se giró para enfrentarse a ellos, su mano yendo a por su katana, pero Kurama se inclinó hacia abajo y le susurró algo en el oído, luego le condujo hacia la puerta, y empujó hacia al pasillo al sorprendido Hiei, cerrando la puerta detrás de él.

--Yusuke's POV --

Corrí por los serpenteantes pasillos del palacio del Reikai, tratando desesperadamente de recordar el camino a la oficina de Koenma. En el momento en el que Botan me había encontrado y explicado lo que había pasado, le había ordenado que me llevara directamente al Reikai. Koenma no metería a Kurama en la cárcel, no si yo tenía algo que decir al respecto.

"Giro a la izquierda aquí... espera, no..."

Eso, si alguna vez encontraba el camino a la oficina del estúpido niño. Había perdido a Botan ya hacía mucho rato, ya que iba demasiado deprisa para que ella pudiera seguir mi ritmo, y ya no podía con su orientación a través de los serpenteantes pasadizos.

Estaba a punto de darme por vencido y pedir indicaciones a un oni cuando empecé a oír unos fuertes gritos que venían de un poco más lejos en ese pasillo. También había muchos golpes, y una grave y familiar voz soltando obscenidades en japonés, además de en otros varios idiomas que yo ni siquiera podía entender lo más mínimo. Sin embargo, el significado general se interpretaba fácilmente por el tono de voz utilizado.

Seguí el sonido de la voz que ahora había reconocido como la de Hiei, y finalmente llegué a la gran puerta que llevaba a la oficina de Koenma. Lo sorprendente es que Hiei estaba en la puerta, aparentemente teniendo una rabieta. Estaba golpeando enfurismado la puerta, sus puños, de hecho, ardían. Varios onis estaban pidiéndole que parara, pero prudentemente manteniendo distancias con el alborotado demonio.

"¡Dejadme ENTRAR, maldita sea!. ¡Quemaré este sitio hasta que no quede nada, lo juro!"

Dejé de escuchar las palabras de Hiei cuando éste, una vez más, volvió al idioma demoníaco que no tenía ninguna esperanza de entender. La puerta que estaba aporreando debía tener algún tipo de barrera invisible en ella, porque los esfuerzos de Hiei ni siquiera la estaban abollando.

"¡Hiei!" Grité, esperando captar su atención. Dejó de aporrear y se giró para mirarme enfurecido. "¡.¿Qué pasa?.!" Pregunté.

"¡Le han cogido!" Hiei bramó, señalando con ira la puerta que estaba intentando derribar. "¡Ese bastardo de Koenma!. ¡Ha sentenciado a Kurama a cien años! Debe haber una salida oculta de su oficina, porque han pasado horas desde que me echaron fuera."

Digerí todo eso, observando a Hiei detenidamente mientras consideraba mis opciones, tratando de proponer el mejor plan de actuación.

"¡Koenma, semidiós canijo!. ¡Te juro que como no nos dejes entrar, ayudaré a Hiei a hacer añicos este sitio!" Grité, uniéndome a Hiei a aporrear la puerta.


Parece que las cosas no van muy bien... Kurama, cien años en prisión. ¿Se salvará?. ¿Conseguirán entrar Hiei y Yusuke en la oficina de Koenma?

Esto y mucho más, la próxima semana n.n Sí, sí, sé que éste no ha sido muy largo, pero es lo que hay... no puedo hacer nada.

Muchas gracias a quienes leen (dejen o no review), estoy muy contenta de saber que está gustando la historia :D

Pero antes y dejándolo para lo último... Necesito vuestra ayuda. Me he pasado horas pensando e investigando cómo sería exactamente la traducción de una palabra al castellano. Sé que existe, sólo que por lo visto mi memoria se resiste a soltarla para que me acuerde de ella. Por eso, os agradecería muchísimo que si alguien sabe cómo es "wards" en castellano, me lo dijera, por favor. Os doy un trozo de la frase, para que tengáis contexto: "several onis pushed open the door and emerged into the room, demon wards in their hands..."

Es de este mismo capítulo, yo al final lo he dejado como "sellos", pero no me convence. ¿Qué me proponéis? Os construiré un altar y os veneraré cada día, si me dais la solución ;P

Atentamente,

Traductora Espesa.