Capítulo 8

-- Hiei's POV --

Me apoyé incómodamente en el banco del parque, no molestándome en escuchar mientras Yusuke le explicaba los acontecimientos de los últimos días a Kuwabara. Mi mente estaba en una diminuta celda, y un hermoso pelirrojo que no pertenecía allí.

Aunque nunca admitiría tal cosa.

"Bueno,. ¿qué os dijo cuando fuisteis a verle?" Estaba preguntando Kuwabara, pareciendo listo para saltar de su sitio en el banco e ir a aporrear algo.

Yusuke me miró, luego dijo, "Pues, en realidad no dijo mucho..."

"Vale,. ¿qué dijo?" Reclamó Kuwabara.

Yusuke siguió mirándome, y yo miré hacia otro lado.

Por fin, dejando de mirarme fijamente, Yusuke se encogió de hombros, mirando a Kuwabara de nuevo. "No importa. Esperaba que pudieses ir a Koenma y explicarle lo que viste cuando miraste a Nekura ese día fuera del instituto de Kurama. Quizá sea una prueba suficiente de que Kurama estaba reaccionando ante una amenaza."

"Claro," dijo Kuwabara. "Cualquier cosa que pueda hacer para ayudar. Es decir, ese Nekura era monstruo. Aun así... no puedo creer..."

"Lo sé," dijo Yusuke, asintiendo. "Nunca habría imaginado que Kurama..."

Mis ojos se volvieron bruscamente para mirar a Yusuke y al idiota, y Yusuke levantó las manos en señal de defensa, diciendo, "¡No es que hiciese nada mal! Sólo es que Kurama siempre había sido el que mantenía la calma."

Tenía razón. Matar a Nekura era algo que Youko Kurama habría hecho. Nunca lo habría esperado del nuevo y medio humano Kurama. En realidad, todo lo que había esperado que él hiciera era tolerar en silencio la molestia, como siempre hacía. ¿Por qué no fue así?. ¿Qué había pasado para hacer que Kurama volviera, recayera momentáneamente en sus antiguas costumbres?

Tenía el presentimiento que tenía algo que ver con las pesadillas sobre Karasu. Y Kurama obviamente sabía algo que el resto de nosotros no sabíamos. ¿Qué fue lo que dijo?. ¿Revisa las almas recogidas durante el torneo?. ¿Por qué?. ¿Y cómo se suponía que iba a hacerlo?

Sabía que debería decírselo a Yusuke, pero por alguna razón no quería hacerlo. Kurama me lo había susurrado a mí por algún motivo. ¿Quería que hiciera esto yo solo?

Un plan empezó a formarse en mi cabeza, pero lamentablemente no implicaba mutilar, torturar, desmembrar o matar a nadie, así que no estaba muy seguro de qué tenía que hacer.

"¿Vais a volver al Reikai para que Kuwabara pueda hablar con Koenma?" Pregunté de repente, interrumpiendo una animada conversación en la que Yusuke y Kuwabara se habían metido, imaginando lo que parecían diferentes métodos horripilantes que Kurama podría haber utilizado para matar a Nekura.

"Sí," contestó Yusuke. "¿Por qué?"

"Voy con vosotros."

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Cuando llegamos a la oficina de Koenma y nos dejaron entrar, opté por quedarme fuera. Yusuke y Kuwabara parecieron confundidos, pero les ignoré y le hice un gesto a Botan, que estaba de pie dentro de la oficina del niño.

La chica guía con razón estaba sorprendida de encontrarme mirándola. Solía permanecer tan lejos de ella como fuera posible, en mayor parte porque su alegre personalidad me hacía querer matar algo.

Se señaló con el dedo, preguntando en silencio si me estaba refiriendo a ella, después se giró y miró en ambas direcciones detrás de ella, al parecer comprobando si yo estaba llamando a otra persona. Puse los ojos en blanco con frustración, y la bobalicona por fin salió lentamente de la oficina, cerrando la puerta sin hacer ruido y dejando a Yusuke, Kuwabara y Koenma dentro.

"Emm... ¿sí, Hiei?"

"¿El Reikai guarda los registros de todas las almas que recoge?" Pregunté sin rodeos, queriendo terminar esta conversación tan rápido como fuese posible.

"Bueno, sí, en mayor parte es de ahí de donde viene todo el papeleo que Koenma está haciendo constantemente. ¿Por qué?" Preguntó Botan tímidamente, como si tuviera miedo de que fuera a desenvainar mi katana y cortarle el cuello en cualquier momento.

"Quiero examinar los registros de todas las almas recogidas durante el torneo."

Botan parpadeó. "Esos registros no están abiertos al público, Hiei. No pueden ser mostrados a nadie, la muerte de la gente es muy personal, y no estaría bien--"

Apreté los puños y dije otra vez, más despacio, "Quiero examinar los registros de todas las almas recogidas durante el torneo."

Botan estaba de pie muy tiesa, mirándome con los ojos bien abiertos, y después de un largo rato dijo, "De acuerdo. Bien, entonces, sígueme."

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Seguí a la chica guía a través de los serpenteantes pasillos del palacio del Reikai durante un largo rato antes de que nos detuviéramos por fin delante de una sencilla puerta blanca.

La mano de Botan estaba en el pomo, pero no lo giró. En lugar de eso se detuvo, y me miró con solemnidad. "Tienes que prometer que no le dirás a nadie que te he traído aquí."

Puse los ojos en blanco, y dije, "Claro. Lo que tú digas. ¿Podemos entrar ahora?"

Botan suspiró, mascullando algo sobre demonios de fuego testarudos haciendo que perdiese su trabajo, y giró el pomo, después empujó la puerta y entró. La seguí, sólo para pararme en seco un poco más adelante.

La habitación era enorme, y estaba llena de filas y filas de archivadores. Había centenares de ellos.

"Vale," empezó Botan, enredando un mechón de pelo azul en su dedo mientras miraba los archivadores pensativamente. "Están ordenados por fecha." Señaló a varias filas. "Esas deberían ser aproximadamente de la época en la que el torneo se estaba celebrando."

Me quedé mirando las filas que Botan había indicado. Tenía que haber más de cincuenta archivadores allí, todos llenos a rebosar de archivos y registros entre los que tendría que buscar.

Oh, Kurama iba a deberme una de bien grande por esto.

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Habían pasado horas desde que Botan se había ido, deseándome suerte y ofreciéndose a decir a Yusuke y Kuwabara que ya había vuelto al mundo humano, para que así pudiera buscar entre los archivos sin que me molestaran.

Mientras pasaba el tiempo, mi mente divagaba mientras miraba archivo tras archivo. Desafortunadamente, pensaba en Kurama, y estaba tratando desesperadamente de mantener mi mente alejada de ese zorro. Pensar en él llevaba a pensar en esa maldita cárcel en la que él estaba preso, y lo que pasaría si se quedaba allí por mucho tiempo. Y eso sólo me devolvía esa molesta presión en mi pecho.

Por supuesto, no todos los pensamientos sobre Kurama generaban tales lúgubres sentimientos. Mis pensamientos seguían regresando a ese suave beso que me había dado justo antes de ser arrestado, lo que sólo hacía que me sintiese más frustrado.

¿Por qué había hecho eso?. ¿Y por qué... por qué me había gustado tanto?

No podía negar que me había gustado. Ya he dicho que no soy de los que niegan la evidencia, y el hecho de que había disfrutado con ese beso, no importaba cuán breve, era muy evidente. Pero eso no significaba que lo entendiera.

Kurama era un youko, una criatura hermosa y sensual por naturaleza. Podía tener a cualquiera que quisiese. ¿Por qué mostrar un interés en mí? Era bien consciente de lo que era yo, cómo de indeseable mi herencia me hacía. Nadie que conociera y comprendiera la historia del Niño Prohibido querría tocarme. Lo sabía desde hacía años, y ya hacía mucho tiempo que lo había aceptado. De todos modos, estaba mejor solo.

Y entonces, con un beso estúpido e insignificante, Kurama había despertado dentro de mí cosas que pensaba que habían muerto hacía tiempo.

Eso me asustaba.

Sacudí la cabeza, intentando despejar de mi mente esos pensamientos, y vagamente me di cuenta de que ya casi estaba acabando de revisar los archivos, y todavía no había encontrado lo que estaba buscando.

El expediente de Karasu. Si no tenía un expediente aquí, entonces eso podía significar una de dos cosas: que en realidad nunca murió en el torneo, o que sí murió, pero su alma nunca fue recogida.

Y si su alma nunca se recogió, tuvo que ir a algún sitio.

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"¡Kurama!"

El pelirrojo movió un poco, murmurando cosas inteligibles en sus sueños. Eché un vistazo con nerviosismo al largo pasillo, esperando que ninguno de los prisioneros se hubiese despertado. Había sido facilísimo colarse en la cárcel, pero claro, alguien colándose en una cárcel no era algo que se esperara normalmente.

El guardia yacía inconsciente en el suelo. No lo había matado, pero no iba a despertarse pronto.

Me encontraba justo delante de la puerta de la celda de Kurama, intentando desesperadamente captar su atención sin despertar a nadie. Desafortunadamente, los sellos le tenían tan aturdido que esta tarea estaba resultando muy difícil.

"¡Kurama!" Siseé otra vez, tratando de mantener mi voz baja. "¡Necesito hablar contigo!. ¡Despierta, zorro estúpido!"

Se movió de nuevo, pero esta vez se sentó un poco, girando la cabeza y mirándome mientras parpadeaba perezosamente. "¿Hiei?"

"Sí, soy yo. Necesito que vengas aquí a la puerta para que pueda hablar contigo."

Podría haber entrado en la celda, pero la puerta era tan vieja y estaba tan oxidada que al abrirla seguramente habría despertado a media cárcel.

Poco a poco, Kurama bajó de la cama, luego dio un traspié hacia la puerta y se apoyó pesadamente contra la sucia pared que había al lado, dejándose caer lentamente hacia el suelo y quedando sentado.

"Has venido de visita otra vez, Hiei..."

"Esto no es una visita, Kurama," susurré discretamente. "Necesito preguntarte algo."

Se veía todavía más débil que la última vez, los sellos evidentemente le estaban absorbiendo su energía. Estaba sólo medio despierto. Pasó un brazo entre las barras de la celda y suavemente pasó un dedo por mi mejilla. Me estremecí, pero por alguna razón no me aparté.

"Kurama... ¿qué estás haciendo?"

La mano del zorro se apartó de mi cara, y sentí que me recorría una ola de decepción antes de que consiguiera recuperar el control.

"Lo siento," dijo Kurama, mirando hacia abajo.

No sabía qué decir a eso, así que cambié de tema. "Revisé los registros de todas las almas recogidas durante el torneo, Kurama, y no había el registro de Karasu."

"Lo sé," contestó Kurama, asintiendo gravemente.

"Pero eso significa que o bien nunca murió en realidad, o que su alma nunca fue recogida."

Kurama simplemente asintió de nuevo.

"Pero..." empecé, tratando de reconstruir lo que Kurama aparentemente ya sabía. "Creo que murió en el torneo. No hay forma de que pudiera haber sobrevivido a tu planta succionadora de sangre."

Kurama no contestó, pero había una nueva luz en sus ojos.

"Así que estaba pensando que quizá su alma, de alguna manera, evitó ser recogida por una de las chicas guía, y encontró una forma de entrar en el cuerpo de Nekura, muy parecido a lo que hiciste tú cuando te escapaste del Makai. Pero Nekura era demasiado mayor para que sus almas se fusionaran, como hicieron la tuya y la de Shuichi, o tal vez el alma de Karasu estaba demasiado débil... Estaba pensando que tanto si el alma de Karasu fue absorbida por la de Nekura, o Karasu poseyó a Nekura; tú sabrías más sobre este tipo de cosas que yo, así que necesitaba preguntarte."

Kurama me estaba observando, sonriendo con tristeza. "¿Por qué te preocupas, Hiei?"

"¿Qué?" Pregunté, confundido por el cambio de tema.

Volvió a bajar la mirada. "Nada."

Me lo quedé mirando un momento antes de decir, "Debería ir a contarle todo esto a Koenma. Puede que sea suficiente para sacarte de aquí."

"¡Espera!" Dijo Kurama, su voz un poco demasiado alta, haciendo que yo hiciera una mueca y echara con nerviosismo un vistazo por el pasillo otra vez. Estiró el brazo y agarró mi muñeca, yo le miré con curiosidad.

"No te... no te vayas aún. Por favor, quédate conmigo. Sólo un rato..."

Odiaba ver a Kurama tan débil. Normalmente nunca me habría pedido a mí o a nadie algo así. Maldito Koenma. Malditos esos sellos que cubrían todo el cuerpo de Kurama. Maldito Karasu.

Pero me acomodé a su lado, mascullando en voz baja, "Me quedaré un rato."

No podía negarle nada, y eso me asustaba.


Aysh, qué majo que es Hiei,. ¿no? n.n

Ale, para acabar bien el fin de semana y afrontar el comienzo de otra semana más, aquí habéis tenido otra ración más.

Lunaire Pierrot, te envié un mail con la respuesta a tu review, pero me lo devolvieron. No sé si fue porque tienes el correo lleno o porque la dirección que me diste está equivocada.

Muchísimas gracias a todo el mundo, una vez más, por seguir leyendo :D

¡Hasta la semana que viene!