Capítulo 1
Una mañana cualquiera (misterio…)
Era una mañana cualquiera, y Hirako se había levantado temprano para ir a clase.
-Qué pereza, madre, mira que tener que volver al instituto sólo para tener que convencer al teñío ese que se una a nosotros… -bosteza abiertamente- Ya podría haber venido Hiyori a hacerse amiga de sus hermanas, que le pega más…
Aún con las greñas en la cara y el pantalón del pijama, se dirigió al lavabo para pegarse una ducha rápida… El baño se llenó rápidamente del vapor del agua caliente, empañando el espejo y los cristales, de manera que no se podía ver desde el exterior… lástima. A los pocos minutos, Hirako cerró el grifo y salió envuelto en una toalla, mientras las gotas aún calientes del agua caían resbalando por su torso desnudo, y su pelo mojado todo despeinado se le pegaba a las mejillas y a la frente. Se quitó la toalla de la cintura y se secó el pelo con un movimiento vigoroso. Aunque está de espaldas a la ventana, se le ve ese culito tan prieto….
Una vez vestido, y con una tostada en la boca, cogió la cartera y salió de casa. El tiempo era muy agradable, y caminar por el paseo entremedio de las sakura…
Esto es una gozada, por lo menos algo bueno tendría que tener haber vuelto a la tierra… A ver si mañana en la fiesta del Hanami convenzo a Ichigo de buenas maneras a que se nos una… Que ya se pone un poco cansino con tanto no…
El solecito tibio de la mañana acariciaba el rostro de Hirako, y con esa sonrisa sádica que tanto irritaba a Ichigo pero que tanto gustaba tantas otras… se pasó una mano por su sedosa melena rubia.
De repente, se paró en seco y se giró. Habían sido imaginaciones suyas, o había alguien que le seguía? Todos los músculos de su cuerpo se tensaron al oír un ruido en unos arbustos cercanos, y volvió a mirar hacia delante. La avenida estaba vacía, así que deberían haber sido imaginaciones suyas. Volvió a echarse la cartera a la espalda, y siguió de camino a la escuela. Lo que no sabía es que estaba planeado que esa mañana no llegara a la escuela...
Hirako volvió a sentir pasos y, ya algo mosqueado, tiró la cartera y, con cara de pocos amigos, gritó:
-Se puede saber quién hay ahí? (Porque esto no es una peli de miedo, porque sino serías el siguiente en morir Hira-kun, que nadie te ha enseñado que esas cosas nunca se preguntan?)
No recibió ninguna respuesta, pero sí oyó unas risitas histéricas provenientes de los mismos arbustos que había creído verse mover antes. Ya dispuesto a sacar todas sus armas contra lo que fuera que se estaba persiguiéndole y acercándose con una media sonrisilla a los arbustos, oyó una voz melosa que le llamaba:
ºHira-kuuuun… Aquí estamos esperándoteeeeee …
Fin del primer capítulo
