Al final el documento fue recuperado antes de lo esperado El capítulo creo que está bastante largo, y aunque no sé si debería decirlo es uno de mis favoritos (algo triste, quizá, reconoceréis la semejanza con uno de los últimos capítulos)…

Por cierto, que ya nos acercamos al final Es tan triste (no el final, sino que llegue). Aún recuerdo el día (¿o fue una semana? XD) de muerta viviente que tuve, yeah -.-

Gracias por los reviews y por habernos acompañado hasta ahora (aunque al principio pasabais bastante, estoy feliz de que ya no sea así, aunque espero que no lo leáis y comentéis por caridad ¬¬ :-p, sea como sea, os lo agradezco, y seguro que Sory también). Es agradable que comenten lo que una escribe…y espero que sigáis visitándonos en nuestras otras historias (tenéis algunas para leer si queréis, jujuju).

¿Se puede saber qué hago escribiendo una despedida si no es el último capítulo?

Perdón, es que me pongo sentimental y pues claro…-.-

¡Que lo disfrutéis mucho, y podéis comentar y criticar TODO lo que queráis!

Disclaimer: ¿todavía con esto? FMA NOOOO nos pertenece.

PD: El título del capítulo parece un vale de descuento :-p

Capítulo 5

Un dos por uno

Es triste ver en la mirada de uno,

Que el cielo se rompe y llora.

Es triste ver en la mirada tierna y amable,

Frialdad que nunca fue esperada.

Un mes más tarde, y en el despacho de Roy, estaban de nuevo Edward, Alphonse, Riza (que aunque estuviera retirada del trabajo, aseguraba que todavía podía luchar a la perfección), Michelle, quien miraba mal al adulto y al hermano de su novio simultáneamente, Katherine, que estaba apoyada en la pared con los brazos cruzados y Dana, quien se había colado en la discusión.

-Y ahora que sabemos dónde están, podríamos ir cuando antes...preparados ya estamos...-comentaba Roy revisando unos papeles donde tenía apuntado todo lo que sabían sobre los homúnculos, sus enemigos. Intentó no mostrar cara de sorpresa, como le había pasado la primera vez que lo leyó, al saber que Sloth era la madre de Edward y Alphonse- Podríamos llamar para que nos ayuden a esos asesinos retirados...tus antiguos compañeros, Kat.

-No los quiero involucrar en más muertes por mi causa-repuso la morena dirigiéndole una significativa mirada al militar. El moreno se levantó y fue hasta donde ella se encontraba, le puso una mano en el hombro.

-Sé que no, pero mientras mas seamos mejor-le dijo sonriéndole cálido como sólo le sonreía a ella y a Riza, con las únicas dos personas que no se había mostrado frívolo jamás. Osiris le devolvió la sonrisa pero algo en sus ojos le decía a Mustang que ésta era fingida, así que lo dejó estar, después hablaría a solas con la muchacha.

-Entonces yo me voy a cambiar-sentenció, queriendo romper el incomodo silencio que se había formado de repente, Michelle-. Mi traje de pelea me espera.

-Dana-dijo de repente, como si se acabara de dar cuenta de que estaba allí, el alquimista de metal. Se volvió hasta la pequeña, que se escondía en un rincón, como cohibida porque era una desconocida entre todos ellos a pesar de llevar tiempo allí, además de que los últimos días había visto muy poco a Edward, y le desagradaba de sobremanera que este durmiera (o lo que fuera que hiciera) con Katherine. El rubio se acercó a ella-. Tú deberás quedarte aquí, le pediremos a algún militar que te vigile y cuide...O aún mejor, podrías ir a Rizenbul...

-¡Pero Ed, yo quiero ir!

-No querrías-Edward tuvo que cerrar la boca al escuchar a la morena-, si supieras lo que te espera, pues lo que hice con el cadáver del otro día no te parecerá nada comparado con lo que allí veras.

-¡¿Y quien eres tú para decirme que hacer!-le espetó la pequeña malcriada empujando a Edward y parándose frente a Osiris-Sólo eres una asesina que no merece estar con MI Edward ¡¡Asesina, asesina! ¡¿Cómo puedes dormir sabiendo que mataste a tanta gente!-le gritó. Katherine se quedó como petrificada ante las palabras de la niña, la miró a los ojos incapaz de objetar o decir nada, simplemente se limitó a sopesar sus palabras, tenía razón...ella no era mas que eso, sonrió triste y plantó su vista en Michelle la cual había bajado la mirada también, después de todo ella era miembro de Westread.

-Vamos a cambiarnos Mich...-dijo caminando hacia la puerta seguida de la pequeña rubia, que cerró de un portazo no sin antes lanzarle una de sus miradas glaciales a Dana.

-Dana, sé que Katherine no te cae lo que se dice demasiado bien, desconozco las razones-mentira, dijeron todos en su interior al escuchar las palabras de Edward-, pero a pesar de eso, lo que acabas de decir es muy cruel. No sabes nada de ella para criticarla. Ya sé que el quedarse viendo cómo mataban gente no está bien, es más, es algo que... me hace temblar de furia cada vez que lo pienso pero...

-Una asesina, Edward, no es más que una asesina-susurró Dana, puños apretados, ojos como dos simples rayas anegados a lágrimas y la furia creciente-. Te estás acostando con una asesina.

Nadie pudo decir nada, todos con la mirada clavada en el rubio que tenía las pupilas dilatadas y miraba impactado a Dana, sabía que la niña era caprichosa y malcriada pero no se imaginó hasta que punto. Al menor de los hermanos Elric le dio un acceso de tos, él sabía a ciencia cierta que desde que su hermano había regresado que Muerte y Acero tenían una relación mas íntima que lo que muchos pudiesen llegar a imaginar, Roy le lanzó una furtiva mirada a Riza y la ex-teniente primera se la devolvió sumamente extrañada ante el comportamiento de la niña pero más que todo sorprendida por la confesión que acababa de hacer.

El rubio alzó la mano, y el puño quedó suspendido en el aire, como si se pensara si debía de bajar o no, como si meditara qué era lo correcto. Al final suspiró, intentando tranquilizar ese mal genio que tenía, volvió a suspirar mientras bajaba el brazo, y una tercera vez cuando lo juntó de nuevo al cuerpo. Delante de él, temblando cual hoja al caer de un árbol en pleno Otoño, Dana lo miraba con el rostro en alto, desafiante, retándole a que se atreviera a negar lo que decía, y ya el agua en forma de cristales rodando desde sus ojos por las mejillas, rebotando en el suelo o sus zapatos al caer. Indignado, sin querer irse para no darle la razón a la chica, acabó pasándose la mano por la frente, y se apretó los lados de la cabeza como si tuviera migraña.

-Primero, ¿quién dice que ella y yo no mantengamos relaciones…tan íntimas?-estaba entrando en un terreno demasiado sensible, pero prefería ese que no el tema de la antigua vida de Katherine, porque a él tampoco le gustaba la actitud de Osiris, estaba en contra de los asesinatos, pero a pesar de todo no podía hacer nada porque amaba a Katherine tanto como para perdonarla.

-Entonces...no lo niegas...-sollozó la alemana frunciendo el ceño, no quería aceptar que su Edward estuviese con otra, no podía, no debía, si lo hacía lo perdería para siempre y eso era lo menos que la residente de Munich quería, tenía dos opciones en su campo: dejarlo ir o hacer que la usurpadora de Katherine se alejase de él y ella había optado por la segunda. No era nada fácil convencerla ahora de lo contrario. Se abrazó a Edward llorando en el pecho del rubio-No puedo creer...que tú, MI Edward estés teniendo relaciones con esa...maldita asesina...

Intentando mostrarse tranquilo, y entendiendo que el amor a veces puede ofuscar de mala manera a la gente, agarró a la joven de los hombros y la separó de sí con sumo cuidado, sin querer hacerle ningún daño. Le tenía aprecio, y aunque su sangre había bullido cuando había dicho aquello de Katherine, cual losa al caer, sus palabras fueron un ruido tan fuerte como para despertarlo de su enfado.

-Dana, tienes que entenderlo. Yo no soy tuyo, ni lo seré, porque ya estoy atado a ella, y comprendo palabras de siempre estaremos juntos que antes me parecían tonterías, porque así siento que es. Además, cuando la insultas a ella, me insultas a mí...tenlo en cuenta...-y dicho esto, al fin se marchó.

El alquimista de Fuego se acercó a la niña y se detuvo a su lado mirando la puerta por la que el rubio había salido.

-Dana, Katherine no es lo que crees, deberías darle una oportunidad, sé que no le pedirás perdón, pero ella llegó a su vida mucho antes que tú y lo ayudó en momentos más difíciles que tú, y le dio su mano para que cumpliese los sueños que se había pautado en la vida cosa que tú no hiciste, no tienes derecho a juzgarla, si nosotros no lo hicimos ¿Qué te hace especial a ti para hacerlo?-dijo sin apartar la mirada, Riza y Alponshe asintieron con la cabeza, la primera con una mano apoyada en el hombro de su esposo y el segundo con los brazos cruzados sobre el pecho.

-Déjame pedirte Dana que de Kat no digas nada en nuestra presencia o por lo menos en la mía, es mi mejor amiga, casi mi hermana y no te permito que hables así de ella-replicó el castaño, la mujer rubia lo miró con los ojos muy abiertos, nunca se imaginó escuchar salir esas palabras de los labios del dulce y amable Alphonse Elric-Voy a alistarme-añadió antes de dejar solos a las tres personas restantes en la oficina del militar Roy Mustang.

La ex-prometida de Devil, jefe de Westread y Osiris, hija del mismo, caminaban en las calles de Central en busca de los antiguos miembros de la asociación de asesinos mas famosa del momento, iban una al lado de la otra, demasiado amigas como para emitir palabras de aliento, sabían que si hablaban saldrían llorando y no querían que las viesen en ese estado si encontraban a sus compañeros. Cuando cruzaron una esquina Katherine soltó un suspiro y ladeó un poco la cabeza justo a tiempo para esquivar una bala que pasó rozándole la oreja.

-¿¡ME QUIERES MATAR MICHAEL?-gritó al viento mientras Michelle sonreía al ver salir a un exaltado hombre de entre unas arbustos agitando los brazos.

-¡¡QUE TE HE DICHO DE QUE ME LLAMES ASÍ1!-exclamaba. Kriket apareció detrás de su hermana y le dio un beso en la mejilla sin que ella lo notase, lo cual la sobresaltó pensando que podía ser otro en vez de Jonathan.

-A mi no me atrapas hermanita-sonrió el moreno-¿Cómo estás, Michelle?-preguntó.

-No tan bien como tú-respondió la chica poniéndose de puntillas para besar la mejilla de su compañero sobre protector. Bala cargó su pistola, apuntando de nuevo a sus amigos.

-¿Por-qué-nunca-deja-esa-maldita-pistola?-preguntaron ambas chicas, apartándose de su punto de mira. Kriket se encogió de hombros.

-Nacería con ella bajo el brazo.-también se apartó.

-Por cierto-comentó Michael, haciendo caso omiso-, ¿qué queríais?

-Pediros un...favor-Katherine dio una mirada circular mientras hablaba, buscando a Vermillion, el cual no encontró-. Nos gustaría que vinieseis a acabar con los homúnculos.-Kriket asintió.

-Nos imaginábamos que lo haríais, en realidad. Cruz y Vermillion están preparando las cosas para la ocasión.

-Vaya ¿Por qué siempre lo saben todo?-le preguntó la rubia a Osiris la cuál cerró los ojos con una sonrisa autosuficiente en los labios-Quien le dio cuerda a la egocéntrica...paga sus culpas

-Lo que pasa Mich, es que tú nunca estuviste en el sistema tan bien estructurado de nuestros...

-Bellos...-le quitó Bala la frase de los labios.

-Y útiles contactos...-sonrió, por último Kriket mientras los otros dos asentían.

-El problema es que no tengan abuela-sonrió Katherine-. Entonces os esperaremos en el parque que hay a tres kilómetros de donde dijisteis que los pecados se ocultaban. Será una batalla difícil.-comentó, además, como quien no quiere la cosa. Su cara se ensombreció cuando lo dijo.

-Todas lo son.-Kriket le pasó una mano por los cabellos, despeinándoselos, y Katherine sonrió.

-Nos vemos, entonces.-y ambas chicas se fueron por donde habían ido. No tardó en asomar por allí una cabeza roja como el fuego, el dueño de la cual no podía dejar de suspirar con resignación.

Katherine golpeó con la pierna el brazo que Edward mantenía en alto, pero él no se movió del sitio, sino que esquivó el golpe y se lo devolvió. Él tampoco logró ni rozarla. La pelea continuó hasta que Roy les avisó porque ya estaban todos reunidos, y la pareja dejó el entrenamiento, ella ajustándose los guantes que se había puesto para no sentir tanto dolor al golpear.

-La casa no es más que una tapadera, todos lo sabemos, así que primero entraremos Riza -la miró con la ceja encarnada- y yo, para buscar el lugar que nos llevará hasta ellos. Tenéis los walkie-talkies, así que estat atentos. Todos asintieron, mas Riza se quedó quieta frente a los hermanos Elric, los ojos clavados en ellos, primero en uno, después en el otro, hermano mayor, hermano menor.

-Chicos…No quería decir nada, pero…-ambos sabían lo que iba a decir, al fin y al cabo Alphonse sabía ya qué era lo que Edward no le había querido decir días atrás-Ella no es vuestra madre de verdad, sé que lo sabéis, pero a pesar de eso, vuestros sentimientos no pueden frenaros, debéis…

-Acabaremos con ella, al igual que con los otros, a la mínima oportunidad, en serio.-la interrumpió Edward, clavándole aquellos ojos brillantes como el oro, sincero como nunca. Sabía lo que a la mujer le había costado decir aquellas palabras que a otros les hubieran sonado frías, pero que ellos agradecían. La mujer sonrió, inclinó la cabeza y junto a su marido se fue al edificio, arma en mano y todos los sentidos a punto. Derribó Roy la puerta con una patada, y se arrastraron por su interior. Al rato, les comunicaron a todos que se acercaran porque habían encontrado una rampilla que seguramente llevaba a un sótano, y a su vez, a los homúnculos. Edward buscó la mano de Dana, quien al final los había acompañado, a pesar de que seguía medio molesto con la niña.

-No te separes de mí.-dijo, sintiéndose responsable de su vida.

Todos juntos fueron corriendo al edificio y se metieron en él, donde por supuesto encontraron a los dos adultos.

Abrieron la trampilla, y vieron unas escaleras que iban hacia abajo. Roy en cabeza, y Riza al final de la cola, comenzaron la bajada. Katherine se sonrojó pues Vermillion se había puesto detrás de ella y como iban todos tan juntos podía notar su aliento sobre la cabeza, y el roze de su piel contra la suya, pero a pesar de eso hizo tripas corazón, sacó valentia de donde la tenía y no dijo nada. No había luz, así que el moreno llevaba el brazo en alto (todo lo que podía al ser el techo bastante bajo), con una llamarada suave en la mano (no era questión de que sus enemigos supiesen que estaban allí antes de tiempo). Cuando llegaron a suelo firme, no pudieron más que lanzar una exclamación ahogada.

Abajo el techo crecía tres metros, y el suelo estaba lleno de agua aunque a los lados había unas 'aceras' por las cuales podían caminar. Las ratas pasaban por su lado a montones y como si no los vieran, y el olor del lugar no era nada agradable. No fue difícil ver que aquello era una alcantarilla.

Michelle se abrazó a Alponshe cuando uno de los animales grises (ratas) le pasó chillando asustado por el lado, el castaño le sonrió tranquilizador y la separó de sí sosteniéndole una mano entre la de él. Riza caminaba junto a Roy con la preocupación de que algo saliese mal, sacudió la cabeza en un intento de sacar esos pensamientos de su cabeza aunque sintió varias veces la mirada del militar sobre ella, seguro pensaba lo mismo. Dana, a pesar del olor y de las ratas, iba caminando feliz de la vida junto a Edward quien no dejaba de mirar de reojo a Osiris que caminaba tras él, la vio llevarse una mano a la cabeza y suspirar como si estuviera cansada.

-¿Estás bien?-le preguntó en un susurro casi inaudible, por tener que estar escondiéndose de los nazis había aprendido a modular el tono de voz al que la situación ameritase.

-Sólo un poco mareada, debe ser el olor, cállate y camina-ordenó la morena con una sonrisa y en el mismo tono, después de todo Westread la había entrenado para todo eso.

Al fin se acabó el alcantarillado, desembocando en otro lugar a través de unas rejas, y ellos subieron por unas escaleras que los llevarían al exterior. La luna iluminó la copa de los árboles del bosque que había al lado de Central, y no tardaron en escuchar unas voces no muy lejos. Con cuidado y en silencio, se acercaron lo que supusieron más conveniente.

-Gluttony, vas a acabar con todos los conejos en kilómetros a la redonda...-reconocieron el suspiro incrédulo de Lust. Katherine reconoció a Envy subido en la rama dormitando o eso creyó hasta que el ser, medio hermano de su novio, soltó un profundo suspiro.

-Sloth...ya no quiero estar aquí, quiero visitar a mis queridos medios hermanos y sacarles los lindos ojos que tienen ¿Sabes? Hiciste un buen trabajo con esos ojos, si se los sacó me los comeré para futuras transformaciones-sonrió con los ojos cerrados al tiempo que una mujer castaña, con un niño de cabello negro sentado en las piernas, lo miraba con profunda lástima.

-...Ahora mismo no tengo ganas...-respondió ella, acariciando el revuelto cabello del niño, Wrath, mientras este movía brazos y piernas como si jugase.

-Puedo ir yo solo...-sonrió, saltando de la rama al suelo, se quedó quieto-Huele a humano...conocido.-dijo, sonriendo ampliamente. En su escondite, los humanos que olía retorcieron las manos, preocupados. Katherine apoyó una en el brazo de Edward al ver cómo miraba a Sloth y temblaba, mientras Michelle hacia lo propio con Alphonse, a quien las lágrimas le asomaban a través de los ojos.

El chico cabello de palmera se acercó de puntillas donde ellos estaban, pero todos se marcharon menos Edward, que tenía unas ganas increíbles de machacarle la cara a ese tipejo que en su aspecto real era igualito a su padre. Se arremangó, esperándolo, y cuando el homúnculo apareció no le dio tiempo a decir esta boca es mía y le atestó un golpe 'a lo humano' que fue esquivado.

-¿El enano de Metal está alterado? ¿Es porque maté a tu padre, o porque me escapé de vuestras zarpas?

-Es porque tu cara me da ganas de vomitar.-gruñó como toda respuesta el rubio.

El intento fallido de transmutación rió a carcajadas antes de lanzarse sobre él y agarrarlo por el cuello. Los dos cayeron sobre el suelo, y aunque Katherine quiso ir a socorrer a su novio, su encargo era pelear contra Lust junto con Michelle. Vermillion y Cruz se encargarían de Gluttony, Kriket y Bala de avaricia, Roy de Gluttony y Riza de Wrath, aunque al verlo con forma de niño algo la carcomía por dentro. Alphonse debía ayudar a su hermano contra envidia, pero quería ser el factor sorpresa. Cuando acabaran con este, se encargarían de Sloth.

Estirado sobre la hierba, con una mano Edward agarró el brazo de su enemigo con ambas manos después de haberlas juntado y soltado rápidamente. Envy se separó de él antes de que el rubio consiguiera que su miembro explotara en miles de pedazos.

-Eres un enano de metal muy malo.-sonrió de forma maliciosa el homúnculo, mientras saltaba hacia atrás para esquivar una mano gigante salida de debajo de tierra. El alquimista no respondió mientras se retiraba el cabello que le molestaba en la cara y volvía a atacar.

-¿¡Por qué no te callas de una buena vez?-le gritó Edward esquivando un golpe que iba directo a su estómago. El pecado sonrió de medio lado, arrogante como solía ser.

-¿Qué pasa?-preguntó acercándose a Edward y convirtiendo su mano en una lanza, tal como la envidia transforma las cosas a su antojo-El niño de mami no ha aprendido su lección ¿Necesitas que tu madre te la enseñe de nuevo? ahí la tienes, eterna, como deseabas-añadió señalando al homúnculo que descansaba perezosamente sobre un árbol caído.

-El caso es que ella no es mi madre, sino la que Wrath tanto esperaba-entornó los ojos-. Además, es demasiado tranquila...Nunca lucha, nunca hace nada de nada...sólo se dedica a cuidar de él. A mí me gusta más la acción.-seguía hablando, esquivando todos los golpes que el chico le mandaba y riéndose así de todas sus habilidades. Se sorprendió, sin embargo, cuando el rubio sonrió y algo lo atrapó por las piernas, subiendo por todo su cuerpo. Se volteó lo que pudo para ver a Alphonse Elric haciendo alquimia y creando así una enredadera de metal rodeándole todo el cuerpo.

-Los dos hermanos humanos trabajan juntitos...qué cosa tan bonita...Si me dais un minuto, quizás hasta lloro de emoción.-se mofó, a pesar de estar en la situación que se encontraba.

-Eres muuuy, pero que muuuy molesto, ¿sabías, homúnculo?

-Me partes el corazón con esas palabras Alphonse…-murmuró el ser clavando una mirada despectiva en los ojos plateados del castaño. Sonriendo burlón de nuevo se convirtió en cucaracha y se zafó de la enredadera metálica, con las manos a cada lado de las caderas, en forma de jarra, se acercó a los hermanos Elric, Edward conocía esos movimientos, cuatro años antes había muerto a manos del homúnculo y en esos momentos repetía cada uno de los gestos que hizo cuando lo asesinó, mantuvo sus ojos dorados puestos en los del pecado. El ser ensanchó la sonrisa que se formaba en sus labios y se abalanzó sobre Edward convirtiendo su brazo en lanza, pero milímetros antes de tocarlo, desvió su ataque hacia el menor.

-¡¡Al!-gritó el rubio alquimista dándose la vuelta para ver en el suelo un esqueleto hecho pedazos. Envy retrocedió nervioso, aterrado. El homúnculo sintió como algo filoso detenía su retirada y cuando volteó a investigar de qué se trataba, se fijó en los ojos azules que lo miraban entornados y en la espada que tenía rozándole la espalda.

-¿Qué ocurre Envy, le temes a un montón de huesos putrefactos?-preguntó Osiris. El error alquímico se percató de que tanto Gluttony como Lust estaban colgados en árboles con una cuchilla atravesándole a ambos la secuencia infinita, el orubus: Lust justo en el pecho y Gluttony con su larga lengua clavada en el tronco.

Al ver la cara que el homúnculo ponía al ver a sus compañeros, pura sorpresa, la morena chasqueó la lengua divertida y jugueteó con otra daga en la mano.

-Ha sido verdaderamente fácil...Por cierto, que esta te la tengo reservada a ti... ¿Sabías?

-¿Te crees que será tan fácil matarme? No soy un recién nacido incompetente, Katherine.

-Pero si te corto la lengua, no se te ocurrirá jamás volver a llamarme por el nombre.

-Está bien, mi querida Osiris, pero sabes muy bien que si te mato son dos los que se van contigo, bueno tres, dos en cuerpo y uno en alma-sonrió mirando a Edward, el cual apretó los puños-, te tengo en mis manos, hija de Devil-añadió. Wrath se soltó del abrazo de Sloth pero antes de que pudiese auxiliar a Envy, la mujer lo agarró del brazo atrayéndolo de nuevo hacia ella.

-¡¡Suéltame!-rugió Wrath, aunque a pesar de ser la ira con Sloth era con la única que no podía enfadarse, pues al no saber quién era su verdadera madre, la había 'adoptado' a ella como tal- ¿Por qué no me dejas ir a socorrerlo?

-Es peligroso.-fue lo único que ella dijo, con un extraño brillo en los ojos, y algo removiéndose en su interior que no acertaba a saber qué era.

Envy sonrió descarado y luego se echó a reír como si Katherine fuese una niña que lo estuviese apuntándolo con una pistola de agua. Se giró para quedar frente a ella con las manos en alto una vez que dejó de burlarse.

-¡Me atrapó una perra de los militares!-de nuevo se partió de la risa, aunque se calló cuando la morena de ojos azules siguió su ejemplo soltando una risita leve pero fría como solía hacer cuando era Osiris, justo antes de ver morir a sus víctimas.

-¿Sabes el refrán de quien ríe último, ríe mejor? No sabes cuán cierto es-dejó al fin la daga en una de sus manos, la miró, la pesó, como si fuera una espada- Tú te mereces una muerte digna, Envy, porque fuiste un rival merecedor de pelar, si señor. Ah, es divertido encontrar gente como tú...Bueno, gente, tú me entiendes-sonrió irónica-. El caso es que reces lo que sepas, porque tus últimas horas se están acercando...Poco a poco.

El homúnculo se acercó tanto a ella que Muerte podía sentir el aliento de la envidia mezclándose con el tuyo.

-Recuerda, que tengo en mis manos un dos por uno, no sabes cómo me gusta matar así y no creo que tú puedas acabar conmigo.

Edward miró a Alponshe, la maniobra de Katherine para distraer al pecado iba a la perfección, ambos hermanos se arrodillaron y palmearon silenciosamente sus manos rodeando a Envy y a Katherine en un círculo de transmutación gigante, el castaño acercó los huesos del anterior cuerpo de su medio hermano mediante alquimia al círculo mientras Edward lo activaba.

Katherine, habilidosa como su padre la había enseñado a ser, saltó fuera del círculo cayendo sobre una de las ramas bajas del árbol en la que se sentó, sonriente al ver cómo el cuerpo del homúnculo se agitaba y vomitaba fragmentos de piedra roja, Envy apoyó sus manos en el suelo al caer de rodillas, destrozado por las convulsiones, negándose a tumbarse por completo en la tierra. Edward gozó tanto la escena que casi se le olvida dar el golpe final, se sentía algo sádico al disfrutar de aquella manera del dolor del pecado pero cuando recordaba los años que tuvo que vivir lejos de su hermano y de la morena la sangre le quemaba las venas y hacía que se sintiera mas dichoso de ver el gesto de angustia en el que se transformaba la cara de Envy y de escuchar los gritos del homúnculo. Sintió los ojos de Alponshe sobre él y volteó a mirarlo, sin pretenderlo, una sonrisa se había formado en los labios de los hermanos Elric y ambos se acercaron al ser una vez el círculo quedó inactivo.

Edward se puso de cuclillas junto a Envy y palmeando sus manos sacó de la tierra dos lanzas exactamente iguales, le alargó una a Al. Dana hizo un intento de correr hacia donde estaba el rubio alquimista pero se percató de los dos pares ojos azules que tenía sobre ella, Michelle y Katherine la miraban y cuando sus miradas se cruzaron ambas chicas negaron con la cabeza.

-Ed…-susurró la pequeña.

-¿Quieres el honor de ser el primero hermano?-preguntó Alponshe dándole vueltas a su lanza y apuntando e Envy con ella-Creo que lo mereces más que yo.

La sonrisa sádica en el rostro de Edward, que lo hacía verse extraño y salvaje a la vez, se hizo más grande a medida que alzaba la mano, dispuesto a descargar un golpe certero lleno de ira en todo el homúnculo. Antes de eso, saboreó la casi victoria unos instantes y antes de lo que se dice alquimia, clavó la punta en toda la espalda de su enemigo cabeza de palmera. Alphonse lo imitó no mucho después, y se mancharon de sangre los pies pero no les importó mientras veían cómo se convulsionaba el homúnculo antes de caer desmayado y de repente, cual vampiro, desaparecer en una voluta de polvo.

-Del polvo nacemos...y al polvo vamos.-suspiró el Elric mayor, haciendo desaparecer la sangre de las armas por si las necesitaban otra vez.

El rubio se volteó y buscó con la mirada a su pecado, clavando los ojos en ella y en su hijo, le hizo una seña a su hermano para que avanzaran, Wrath se soltó del abrazo de Sloth y se lanzó contra ellos, centímetros antes de que los tocase un zombie lleno de gusanos le dio un empujón y lo mandó contra el tronco de uno de los árboles cercanos.

-Niño, tu pelea es con nosotras-la voz de Katherine y Michelle (olvidaron que en realidad, era con Riza) resonaron en el lugar, y mientras sus excompañeros de Westread rodeaban al error ellas se le acercaron amenazadoramente.

-¡Dejad en paz a mi madre!-rugió el niño, acabando con el ser de un golpe y lanzándose de nuevo hacia los rubios-¡¡OS MATARÉ!-pero de nuevo algo le impidió el paso: dos patadas, una de cada una de las chicas humanas.

-Aunque tengas cuerpo de niño...No pienso tener piedad contigo...-murmuró Katherine, pero cuando fue a atacarlo un repentino dolor en el bajo vientre la detuvo, haciendo que momentáneamente se inclinara hacia adelante. Wrath aprovechó eso, y que el gesto de su compañera había sorprendido a Michelle hasta detenerla, para golpearla con todas sus fuerzas, haciendo que cayera varios metros atrás.

Edward quiso girarse e ir a ayudarla, pero sabía que no debía hacerlo y se centró en quien tenía delante: ataviada con un traje verde oscuro, que casi parecía negro, Sloth lo observaba como si tuviera pena. Después sonrió con dulzura, y alzó los brazos hacia a ellos como si quisiera que se acercaran y la abrazaran.

-Edward...Alphonse...os he echado en falta...

Los hermanos se quedaron mirándola, el mayor con algo de odio y culpabilidad mientras que en los ojos del menor la confusión no se hizo esperar, si la atacaba sería como matar a su madre, miró a su hermano, parecía seguro de lo que iban a hacer así que siguiendo su ejemplo entornó la mirada y apretó la lanza en su mano.

-¿Qué os ocurre?-preguntó el homúnculo poniéndose de pie con un gesto de fastidio- ¿No era esto lo que queríais? Aquí estoy, eterna e inmortal, nunca más os abandonaré-sonrió.

-Te pareces a ella...demasiado exactas, hasta tienes la misma voz, la misma risa...pero careces de algo que a mamá la caracterizaba mas que cualquier otra cosa-susurró Edward sin quitarle los ojos de enzima por si atacaba. La mujer sonrió aburrida-, ella luchaba por lo que deseaba, no se echaba a dormir todo el día-añadió haciéndole una seña a Roy para que dibujara él el círculo de transmutación en el suelo.

-Ed, hermano...yo...-Las lágrimas empachaban cada vez más rápido los ojos de Alphonse, quien no sabía qué hacer ante tal circunstancia. El cabello castaño y largo de su madre, sus ojos...era ella...no cabía duda... ¿y debía jugar de nuevo con su vida, la cual nunca le había pertenecido y a pesar de eso, junto a su hermano, había intentado moldear?-yo...

-¡No titubees, Al!-rugió Edward, casi como lo haría un león-¡No es más que una mala copia!-repitió las mismas palabras que intentaba hacer resonar en su mente- ¡¡NO ES MÁS QUE UNA MALA COPIA!-se hizo escuchar por encima de el ruido de las demás batallas, asustando a los pocos animales despistados que se habían quedado allí sin oler el terror que por allí se expandía.

Vermilion le lanzó varias cuchillas a Wrath, una de ellas le dio justo en el Orubus que tenía en el pie por lo cuál cayó al suelo, dándole tiempo a Osiris de echar una ojeada a lo que estaba pasando del otro lado, de nuevo una punzada de dolor la hizo encogerse, escuchaba como el niño sollozaba y gritaba que no le hicieran daño a su madre, que la amaba, que la dejasen en paz, le partía el alma, respiró hondo para recobrar la compostura, quería correr junto a Edward para que el alquimista sintiese su apoyo, pero sabía que lo apoyaba mas quedándose donde estaba.

-No lo matéis...esperad que los chicos terminen-pidió Michelle poniéndose de cuclillas junto a Wrath, deseando y sabiendo lo mismo que su amiga-, todo estará bien-añadió con una sonrisa, mientras el niño de ojos morados ocultaba el rostro entre los brazos, llorando.

-No digas esas cosas tan malas, Edward...-sonrió Sloth, bajando las manos y caminando como si flotara hacia él. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, se detuvo- Creí haberte educado mejor, hijo mío...-se volvió hacia Alphonse y alargó una mano que era fría como el hielo, pero que él sintió opuesta, cálida, cuando le tocó la mejilla- Mi niño pequeño...cuánto debes de haber sufrido...

-Ma...Ma...Mamá...-sollozó el joven. Había prometido que no dudaría, sabía que todo era falso, que aquella mujer no era Trisha, su querida madre, sino un humúnculo que debía morir, pero...Alzó la mano y rozó la de su madre, entrelazando los dedos con ella-Mamá...

-¡No, Al, ella no es mamá!-Edward intentó separarlos, pero Sloth aferraba ahora a Alphonse entre brazos de agua.

-¡¡ALPHONSE!-gritó Michelle, pero al igual que su amiga, sabía que debía mantenerse al margen, allí quieta. Sin embargo, su voz había roto el embrujo y ahora Alphonse se debatía, a medias, pues sabía que ella no era real, que había muerto y después se había convertido en un monstruo, ese para especificar; mas incluso su olor se asemejaba ligeramente al de Trisha, y eso provocaba que una bestia escondida se moviera dentro de él impulsándolo a devolverle el abrazo, decirle sonriendo que después de tantos años había recuperado su cuerpo, decirle como si fuera un crío: ¡Mira, mamá, vuelvo a ser humano...y tú también!

¡¡Pero maldita sea, ella no era su madre de verdad!

Por otro lado, Edward no quería intentar acertar el Orubus de Sloth por miedo a que utilizara a Alphonse de escudo, así que esperaba pacientemente a que Roy acabara el círculo, intentando que la homúnculo no se diese cuenta. Wrath intentaba advertirla, pero Katherine le tapaba la boca con uno de sus zombies, y si conseguía deshacerse de él, enseguida aparecía otro para suplantarlo.

-Ed...-suspiró la morena, auto abrazándose, como si sintiera todo el dolor que Edward estaba escondiendo, los temblores casi imprescindibles lo delataban ante los ojos azules de ella. De veras quería ir a su lado, rodearlo con un brazo y decirle que faltaba poco, que podía apartar la mirada si quería, pues nadie lo llamaría cobarde. Pero sabía que si lo hacía, quizás Edward jamás se lo perdonaría. Porque él, dentro de su ser, se decía que aquel era su pecado, y que él debía arreglarlo, aún a pesar de romper de nuevo su, a vista de otros, fuerte corazón- Edward...-dijo su nombre completo, intentando que el viento arrastrase las palabras hasta oídos del rubio y así este las escuchase y se sintiese un poco más fuerte.

-¡¡AHORA, FULL METALL!-el grito de Roy hizo que Sloth se volteara a ver qué ocurría, y Edward en ese preciso momento le lanzó algo envuelto que, cuando hizo contacto con ella, la debilitó, haciendo que soltara a Alphonse pues se había convertido en un gran charco de agua. Su cabeza asomó hacia arriba, esta vez más pálida y demacrada que antes.

-Hijos...míos...-intentó hacerles creer que era ella, la de verdad, a la desesperada, pero no lo consiguió. Edward palmeó las manos, dispuesto a ponerlas sobre el suelo para acabar con ella de una vez. Pero, aunque no podía, se permitió detenerse un momento, para observarla y preguntarse si de veras era ella aquella persona que junto a Alphonse y Katherine, más había amado en su vida. A su memoria acudían, golpeándolo con tal furia que sentía desfallecer, las imágenes de su madre postrada en cama, y luego muerta. La imagen de ella cuando intentaron revivirla, un monstruo que se curvaba hacia arriba, haciendo un puente con su cuerpo. Pero lo peor fueron los ojos, que se quedaron clavados en él como dos pequeñas joyas embrujadas, haciéndolo delirar una noche y la otra también. Le dolían en lo más profundo de su alma, cual martillo intentando matarlo, porque sabía que antes habían sido marrones, simples, sí, pero llenos de cariño y amor hacia Alphonse y él...Pero, se decía, había sido un maldito estúpido que había tenido que estropearlo.

-E...d...w...a...r...d...-alzó la cabeza, y se dio cuenta de que mientras divagaba, ella había salido del círculo y se encontraba frente a él, recompuesta pero algo decaída porque había perdido también los fragmentos de piedra con los que la habían alimentado.

-...Voy a matarte...-había intentado sonar fuerte, imponente, mas fue en vano, porque al escucharse se dio cuenta de que su voz sonaba como la de un niño ante el padre que le riñe, mientras intenta defenderse aunque sabe que no hay manera- Eres mi pecado y voy...a matarte...-sintió un extraño sentimiento que lo invadía desde el estómago, pasando por el corazón, hasta la garganta. Los ojos le ardían, y él se esforzaba en retener las malditas lágrimas que no debía dejar salir si no quería parecer débil ante su...'enemigo'.

-Edward...Alphonse...-sintió la piel de gallina, y levantó el rostro, encontrándose con algo que ya no había esperado volver a ver nunca. Eran de color gris, sí, pero los miraban de una manera idéntica...pero eso era mentira, falso...no podía ser...verdad...no...-ahí...fragmentos de mi vida humana me han invadido...-el homúnculo cerró los ojos y los volvió a abrir, mientras sonreía-Yo no soy vuestra madre-Edward, reaccionando ante sus palabras, transmutó su brazo de metal- No os cogeré en mis brazos.-Edward clavó su brazo transformado en el pecho de Sloth, y de repente su cabeza se alzó, y sus cabellos también. Y esta vez, toda ella era de agua, no de carne ni de huesos como cabría esperar.

-He reestructurado todas las moléculas de tu cuerpo en etano. Te vas a evaporar ahora.-y, en contra de lo que él esperaba, Sloth sonrió con dulzura.

-Lo habéis hecho...muy bien...Los dos...Os quiero...-y de repente se fue haciendo más transparente, y más...y más...y más...hasta desvanecerse.

La confirmación de su muerte fue el grito ahogado por la mano de un zombie que Wrath dio, luchando esta vez con más fuerza para zafarse.

Y esta vez, cuando lo vio resbalar en el aire hasta caer de rodillas en el suelo, Katherine se dio el lujo de ir corriendo hasta Edward para rodearlo con cariño entre sus brazos. Él no conseguía reaccionar. Estaba conmocionado. Había sido...tan...y tan duro...

Por su lado, Alphonse cayó sentado al suelo, agarrándose la nuca con ambas manos y hundiendo la cabeza entre las piernas, balanceándose de delante hacia atrás. Michelle se mordió el labio inferior y se acercó a él, abrazándolo también.

-Maldita sea...Kat...-sollozó Acero, dejando, por fin, que las lágrimas salieran de sus ojos y corrieran por sus mejillas, para quedar atrapadas en el cuello y en los hombros de Muerte. La morena lo apretó mas a ella-La maté, le destruí la vida de nuevo...lo volví a hacer...la regresé a la vida y la asesiné...Cuando creo que las cosas no pueden ir mejor, todo se echa a perder, Dios si es que de verdad existe, me odia tanto que no me deja ser feliz, si ya pagué todas mis culpas ¿Por qué demonios no me deja en paz?-Katherine no hizo más que abrazarlo y decirle que todo había terminado, que se tranquilizara, que todo estaba bien, se aferró más a él cuando otra punzada de dolor la golpeó de lleno en el vientre, se sintió mareada, desvalida, pero no diría nada, no quería preocupar más al rubio de lo que ya estaba. ...Tengo un dos por uno... Las palabras de Envy no dejaban de resonar en sus oídos.

-Edward...pero ella...te sonrió...-se separó de él, y le agarró su cara entre ambas manos- Nada de lo que te vaya a decir te va a liberar del dolor, o te la va a devolver, pero quiero que entiendas que ella te perdona, nunca te ha odiado, ni tan siquiera cuando era Sloth. Os amaba, a Al y a ti. Y seguro que, a pesar de todo, se sentía dichosa de que por ella estudiaseis tan de valiente la alquimia, que os esforzaseis por encima de vuestras fuerzas. Puedes llorar, Ed, pero, escúchame...Estoy segura de que ella no quiere que te martirices más de lo que es debido...-su voz se apagó poco a poco, tanto por las lágrimas que le acudían al ver al chico tan desvalido, como por las nauseas que la invadían y acallaba.

-Al...-Michelle se acercó al chico antes armadura y lo rodeó con los brazos, apoyando la cabeza del castaño en su pecho y acariciándole el cabello como una madre hace con su hijo-Tranquilo...todo está bien...-susurró en su oído para calmarlo, no podía verlo así, no aguantaba verlo así.

-Mamá...Mamá...Ella era lo que yo más amaba en este mundo...antes de que aparecieras, la amaba incluso más que a mi hermano-sollozaba.

-A ella no le gustaría que estés así, ella te amó y murió haciéndolo, nunca os reprochó a ti y a tu hermano algo, ni como homúnculo, ¿que te hace pensar que tu eres digno de hacerlo si ella no lo hizo?-tal vez fue muy dura o eso le pareció pero cuando sintió que los sollozos de su novio paraban se dio cuenta de que dijo justamente lo que debía, Alphonse se levantó y la abrazó con fuerza, los dos arrodillados en el suelo, todo en el silencio que sólo el llanto de Wrath rompía.

-Gracias...-murmuró Alponshe al oído de la rubia a la cual una sonrisa se le dibujó en los labios.

-¿Por qué?

-Por existir...y por no dejarme solo

-No hay de que-sonrió abrazándolo con fuerza.

-¡Cuidado!-el grito de Roy no fue lo suficientemente rápido, pero sí los reflejos de Riza. Ya no quedaban más homúnculos, habían acabado con todos, y ahora tanto la mujer como su marido habían visto cómo Wrath se liberaba del zombie y se abalanzaba sobre las dos parejas, pero la mujer rubia había saltado como una gata sobre él y lo había aferrado entre sus brazos-¡¡RIZA!

-¡Te mataré! ¡TE MATARÉ, TE MATARÉ, TE MATARÉ!-era como una terrible y rallante canción, que se elevaba sobre la copa de los árboles, hiriendo los tímpanos de cualquier oyente. Y Riza, a pesar de estar tan cerca y tener que soportar los golpes del homúnculo en forma de niño, resistió con una fuerza envidiable por el más fuerte de los hombres-¡¡TE MATARÉ!

-Pequeño...-le susurró- Cálmate...Pequeño...-un nuevo berrinche de Wrath se hizo escuchar, pero esta vez el homúnculo se volvió y se aferró con todas sus fuerzas a la ropa de la rubia, sorprendiéndoles a todos menos a ella-Sssh...Cálmate...muy bien pequeño...

-¡¡Mamá, ha matado a mamá!-Riza apretó más, y él también la agarró con más fuerza, sin dejar de llorar y llamar a la que de verdad él creía su madre. Katherine se separó de Edward, a pesar del dolor y las nauseas, caminó hacia Riza y Wrath arrodillándose al llegar junto a él, con un aire maternal, al igual que la rubia le acarició la cabeza.

-Todo estará bien...-sonrió pero después de unos segundos la sonrisa fue desapareciendo mientras sus ojos se iban cerrando, fue el dolor casi insoportable, lo que hizo que la morena perdiese el conocimiento y cayera a los pies de la esposa de Roy y el niño.