Perdonad la tardanza, hubo de nuevo problemas con el fic y tal…Pero aquí os traigo el final definitivo.

He de decir que me emociono al pensar que ya ha acabado ( es que es difícil hacerse a la idea), a pesar de eso, nosotras dos no olvidaremos jamás a Kat, ¿y vosotros? .-

Esperamos que leáis nuestros otros fan fictions, y los que haremos en el futuro (tenemos…tantos…quizá demasiados…planeados…XD), tanto de Full Metal Alchemist, como de Harry Potter, como de otras cosas…Y que los comentéis y sigáis como habéis hecho con este fanfiction.

Queremos que este fic haya sido especial para todos los que lo habéis leído.

(Por cierto, sabemos que la parte del libro fue demasiado rápida y corta, para ser tan importante fue destruido muy fácilmente :-p).

Memoxono TT

Para finalizar, gracias de corazón a las siguientes personas (sin preferencias, eh, por orden de fecha ), si me dejo a alguien o me repito, lo lamento:

Shigumi

SanNeechan

beautifly92

fallen angel

Kamy

Marinlifemetal

shao

maki-1988

Eveline-san

Sligerer

Y si hay personas que lo leyeron, y no dejaron review, tanto si os gustó como si no, sólo por hacer el esfuerzo de entrar…Gracias.

Disclaimer: FMA no nos pertenece.

Epílogo: Por siempre, te amaré.

Todo el fic, por Soraya e Inma

Así, abrazados, juntos, sin que nadie los molestara.

No iban a separarse nunca más, porque un lazo

Más allá de lo visible, más allá de lo terrenal…

Los unía para siempre.

Cuando abrió los ojos maldijo a quien gritara su nombre, hasta que se dio cuenta de que era Edward. Era todavía de noche, así que no debía de hacer mucho desde su desmayo. Se enderezó como pudo, o por lo menos lo intentó pues Roy y Kriket la obligaron a estirarse de nuevo.

-Ni lo intentes.-le dijo el adulto.

-Pe...pero si estoy bien...

-Te has desmayado, Osiris-escupió el nombre Bala, como si así quisiera retarla a que intentara levantarse, y luego, para añadir seguridad a la apuesta la acompañó del sonido del arma cuando se da el paso antes de disparar-. Si intentas levantarte, olvídate de tener intacto el entrecejo.

-¡Ala, bruto!-escuchó a Michelle- Kat, no le hagas caso...

-Aaargh...Michelle...Ahora mismo...no tengo ganas de hacer caso a nadie...-dijo, sintiendo de nuevo el dolor de cabeza, pero no el mareo- Aspirinas...tened bondad

-Nos prohibieron darte algo-dijo Al, Muerte soltó un bufido y examinó la habitación con la mirada, estaba en un hospital, recordó el intenso dolor que había sentido en el vientre, las palabras de Envy. Cerró los ojos de nuevo, aunque el chirrido de la puerta la obligó a abrirlos. Su compañero de lentillas y ojos falsos entró con aire aislado.

-Nos has dado un buen susto-susurró cerrando la puerta tras de sí.

-Lo siento-sonrió Katherine sin mirarlo.

-El doctor dice que salgáis, que la dejéis descansar, mañana salen los resultados de los exámenes y se podrá ir-informó haciéndoles una seña antes de abrir la puerta de nuevo para que se fueran.

Todos abandonaron el cuarto, y Edward aunque no se acercó a decirle nada, se lo transmitió todo con la mirada. Cuando salieron del cuarto, la morena reposó la cabeza sobre la almohada, y entrecerró los ojos en la oscuridad del cuarto.

-No puede...ser verdad...-le tembló la voz cuando lo murmuró, mientras se mordía el labio angustiada. No porque fuera malo, sino porque tenía miedo...

Por la mañana la despertó la enfermera para tomarle unos análisis, y ella la maldijo porque a penas debían de ser las siete de la mañana y ella sentía todo el cuerpo dolorido. A pesar de todo, la dejó hacer y se despidió de la buena mujer con una sonrisa fingida.

Más entrada la mañana la despertaron por segunda vez, pero no una enfermera, sino el doctor encargado de ella, le miró cálido y le pasó un sobre blanco con su nombre mecanografiado aunque había algo mas además de su apellido Katherine Tucker de Elric la morena sonrió para sí, no sonaba nada mal.

-Ha tenido mucha suerte-dijo antes de cerrar la puerta. El corazón de Katherine latió con fuerza al abrir el sobre y sacar los exámenes, podía escuchar sus latidos antes de ver el papel y suspirar con una sonrisa en los labios.

-El próximo paso será saber si es niño o niña.-se dijo, dejando que su cabeza rebotara contra la almohada de nuevo.

Edward entró cual revolada de viento, y se lanzó sobre ella, más despierto y animado, al parecer, que la noche anterior, y desde luego Katherine no se lo reprochaba.

-¿Cómo te encuentras?

-Muy bien después de que me llamaron Katherine Tucker de Elric...aunque...yo lo cambiaría por mini Elric...

-¿Estas diciendo que soy...?-comenzó el chico, casi más por tradición que porque de verdad quisiera hacerlo, pero un beso suave, casto y rápido de ella lo calló-Bueno, vale, lo que sea, lo soy...pero dime... ¿qué fue lo que te pasó?

-Nada-movió la mano-, dicen que en mi estado no es bueno hacer tanto 'ejercicio'.

-¿En tu estado?-un brillo cruzó los ojos de la muchacha.

-Ya te contaré. Ahora sal, me dieron el alta pero quiero ducharme y demás antes de marcharme.

-Yo te acompaño-sonrió el rubio con una mirada pícara. Katherine le dio un almohadazo y se levantó de la cama, sintiéndose extraña al hacerlo-¡¡Anda, déjame acompañarte!-pidió el alquimista.

-¡Ya, lárgate enano!-exclamó ella corriendo hacia la puerta del baño. Antes de cerrarla le sacó la lengua al rubio-¡QUE TE VALGA POR DOS!-gritó desde adentro. La chica se miró en el espejo y se percató en que sus ojos estaban distintos, se puso una mano en el vientre y le sonrió a su reflejo-...Al parecer, siempre cumple lo que dice-susurró recordando lo que Acero había dicho antes de que hicieran el amor antes de ir a por Envy.

Fuera del cuarto, Edward se encontró con Dana, que esperaba junto a Alphonse y Michelle. Se levantó de un salto nada más verlo, y él comprendió que ahora que habían acabado con los homúnculos, era hora de hablar en serio con la muchacha. Sintió una punzada muy dolorosa al pensar en los muertos y así en Sloth también.

-Tengo que hablar contigo, Dana.-le comunicó, entre la sonrisa y la seriedad, porque no sabía cuál era la mejor opción.

-¿Que pasó?-preguntó la niña acercándose a él. El alquimista le puso una mano en la cabeza y la despeinó, cariñoso, después de todo ella era la única compañía, además de su padre y Heinderich, ahora muertos, que tenía cuando estaba en Munich.

-Podemos hacer la transmutación para llevarte de regreso a Alemania-le informó. Dana bajó la cabeza, triste.

-La verdad es...que...yo no quiero regresar...-susurró, Edward se agachó para quedar a su altura y dejó caer las manos en sus hombros.

-Me lo imaginé, así que le pedí a John que te buscara el mejor lugar de Central para quedarte, y hay uno muy cerca del cuartel, es todo tuyo-sonrió cuando la niña clavó sus ojos en los suyos.

-¡¿En serio!-exclamó antes de lanzarse a su cuello-Gracias, Ed, Gracias.

Él se sorprendió de que no se quejara por no vivir con él, pero prefirió no retar a la suerte y se soltó de ella en el preciso momento en el que Katherine salía del cuarto.

-Bueno, Ed...ven, voy a contarte lo de mi estado...-el rubio asintió con la cabeza, sintiéndose de repente muy nervioso por si lo de 'su estado' era una enfermedad grabe...pero entonces, la chica no estaría así de tranquila, ¿No?.

-Dime, Kat, te escucho.-comunicó después de cerrar la puerta con suavidad. Ella, sentada a lo indio sobre la cama, dio unos golpes en esta para indicarle que se sentara a su lado. Él titubeó, pero al final lo hizo.

-...Ten...-le tendió el sobre donde ponía Katherine Tucker de Elric.

-¿Para qué me das esto? ¿No íbamos a hablar?-preguntó examinando el sobre, Osiris sonrió ante la inocencia de su novio.

-Tómalo como un regalo de navidad, año nuevo, cumpleaños, entre otros-le dijo sumamente nerviosa, conocía muy bien al rubio, pero era una noticia algo difícil de sopesar, así que no sabía como iba a reaccionar y eso la asustaba, la aterraba mejor dicho, ella había tenido que pensarlo mucho antes de decirle las cosas, pensó tanto lo bueno como lo malo, era un cien por ciento y estaba igual por ambos lados. Deseaba que Edward no reaccionase de la manera que ella temía.

Él se encogió de hombros y sacó un sobre más pequeño de ese, ambos rasgados, así que del mismo sacó un papel, por el cual sus ojos corrieron rápidamente, agrandándose a medida que avanzaban. Ahogó un suspiro.

-Ed...¿Te encuentras bien?-logró preguntarte la chica tras unos segundos. Y allí, un chico que había visto al muerte de frente, que había sentido el dolor de tener que matar la réplica creado por uno mismo de su madre pocas horas antes, un chico que había viajado a otro mundo y había sobrevivido...Sintió que todo se movía alrededor, y unas ganas terribles de agarrarse a algo.

-Kat...es...esto es...-soltó el sobre, el cual cayó, volando con suavidad, sobre el suelo-esto...es...

La morena bajó la mirada, eso no se lo esperaba. El rubio estaba sorprendido, abrumado y asustado, era obvio que se tenía que asustar, ella también lo había hecho, pero se había tranquilizado al recordarse a ella misma que era un ser fruto del amor que se tenían. Pidió con todas sus fuerzas que Acero pensara lo mismo y le demostrase alguna seña, buena, mala, lo que fuese, pero que no se quedara allí, sorprendido, limitándose a murmurar "Esto es...es...".

-Es lo que piensas...recuerda lo que dijo Envy, el 'Dos por uno'-de recordar que estuvo a un paso de perder al bebe su corazón dio un vuelco e instintivamente se pasó una mano alrededor del vientre-A esto se refería.

-Ya...Ya sé...-sus ojos buscaron los de ella, y los encontraron. Se lanzó sobre la chica, rodeándola con sus brazos en un tierno abrazo-Kat...Tienes en tu interior a...nuestro...

-A nuestro pequeño Edsito...O Edsita...

-Ni se te ocurra volver a llamar así a nuestro hijo...-arqueó una ceja el muchacho.

-O hija-sonrió ella-, y seguiré haciéndolo, digas lo que digas.

-Como quieras...Como quieras...-le dijo antes de besarla-Te amo...bueno os amo...-añadió entre beso y beso-Si te falta el aire me avisas...

-Mientras no saque tu altura todo está bien-sonrió la morena siguiéndole el juego al rubio. Edward se separó de ella con una vena palpitante en la sien.

-Aunque sea no seré yo el que tenga leche en mi cuerpo-sonrió contraatacando a Muerte, a la cuál se le abrieron los ojos.

-E-S-T-Ú-P-I-D-O E-N-A-N-O-rugió ella, dándole un golpe en el hombro- Sal de aquí, que voy a recoger mis cosas para marcharnos.

-¿Es que te da vergüenza que te vea hacer hasta eso?

-SAL.-volvió a rugir, y él suspiró mientras salía del cuarto, cerraba la puerta, se apoyaba en la pared de fuera y suspiraba anonado.

-¿Te encuentras bien, hermano?-le preguntó Alphonse, acercándose a él preocupado. Edward lo miró casi sin verlo, le apoyó una mano en el hombro, y le dijo al oído:

-Alphonse, felicidades. Eres tío.

-Sí, sé que soy chico...un momento...estás diciendo...no puede ser...Oh dios mío...oh dios mío...-sus ojos parecían grandes hojas de ping pon a medida que iba dándose cuenta de todo lo que implicaba lo que acababa de decirle su hermano- No puede ser...Ed...Kat...vosotros...

El rubio asintió, si no podía creérselo todavía él mucho menos esperaba que Al lo creyese antes.

-¿¡Es cierto lo que acabo de escuchar?-murmuró Michelle apareciendo tras ellos, espantando a Acero ya que su hermano estaba demasiado consternado para sorprenderse mas.

-Depende que hayas escuchado...si escuchaste que Al por fin sabe a qué sexo pertenece entonces no es cierto-se burló-si escuchaste lo de mi hijo o hija, sí.-añadió sonriendo.

Por la tarde Edward y Katherine se encontraban frente a la casa de Roy y Riza para contarles la buena noticia, y para preguntarles una cosa que habían escuchado sobre ellos y que no acababan de creerse. Así pues, cogidos de la mano y la chica pasándose instintivamente la mano por el vientre, llamaron al timbre y la puerta no tardó en abrirse, dejando paso a una hogareña Riza Hawkeye, cosa que se les hizo muy rara, hasta llegaron a pensar que se habían equivocado de casa.

-¡Kat, me alegro de ver que estás bien!-sonrió la mujer, abrazándola- Entrad, venga…entrad. Hoy os quedaréis a comer, ¿a que sí?-iban a decir que no hacía falta, pero vieron la pistola asomando a través del delantal y pensaron que sus cuerpos les gustaban tal y como estaban: sin más agujeros de los necesarios, y vivos.

Al entrar en la casa, bastante lujosa, cosa de esperar siendo la casa del actual Fuher, vieron a Wrath. Había cambiado mucho en sólo un día (y se dieron cuenta de que la duda que tenían, quedaba disipada).

Su cabello enmarañado, negro y sucio era ahora corto y liso, y su ropa tan simple y oscura había sido sustituida por un chándal. Riza sonrió como diciendo que había sido muy difícil convencerlo para que se dejase arreglar, pero que al final había aceptado.

-…Hola…-le dijo Katherine, ante la atenta mirada de Edward que se debatía entre si tenía que decirle algo al humúnculo o no. Optó por no hacerlo. Éste la miró casi con asco, apartó la cara sin responder siquiera y se fue.

-Sigue sin hablar.-respondió con tristeza Riza.

-Tengo una pregunta-habló al fin el joven rubio después de unos minutos-. No entiendo cómo habéis podido adoptar a un…a un…Humúnculo…Come vidas humanas, vosotros envejeceréis y él continuará igual…

-Pero Elric-contestó Hawkeye-, no podíamos matarlo, y tampoco dejarlo abandonado. Es a penas un niño, que no sabe de dónde viene, ni a dónde va. Además, ahora ya no tiene por qué comer vidas humanas, ya está reabastecido. Y sí, él seguirá siempre igual…Es egoísta por nuestra parte dejarlo vivo, sabiendo las ganas que tendrá de suicidarse si nos coge cariño y nos ve morir-en realidad eso no era lo que Edward quería decir, y ella lo sabía a la perfección-, a pesar de eso, como el egoísmo es uno de los pecados humanos, y nunca mejor dicho, vamos a seguir con esta idea.

Poco después, se encontraban todos menos Wrath sentados a la mesa, preparados para comer. Antes de hacerlo, o de que pudieran darles la buena noticia, Roy le preguntó algo a la morena que sorprendió a todos.

-Hay una cosa que siempre he querido saber, Katherine...¿qué ocurrió con Evil?

-¿Con...Devil?-preguntó aún aturdida ante la pregunta del alquimista de la llama, el hombre asintió, la morena buscó los ojos azabaches de su amigo y se encontró con la habitual determinación en ellos, sabía que no tenía escapatoria a la respuesta, así que tomó todo el aire que pudo y su mirada se ensombreció- Recuerdo estaba nublado, un perfecto tiempo para una perfecta muerte-sonrió fría ante el comentario antes de percatarse de la presencia del niño que apareció en el marco de la puerta, lo miró de reojo- Mi hermano usó su alquimia para desaparecer los sistemas de protección de la fortaleza, casi amanecía cuando lo conseguimos...recuerdo sus gritos rogando que no lo motase, que era su hija...y no sé por que me regocijo al recordarlo temblando y asustado ante la muerte, ¿irónico no?

Devil estaba en su habitación cuando lo hallamos, Vermillion lo sedó con una de sus posiciones y Bala lo llevó hasta la celda 66, mientras Mich, Kirket y yo esperábamos algo emocionados, la verdad, que aparecieran. Mi hermano le decía a Michelle que no mirase, cuando él le indicara. Justo en ese momento entraron mis compañeros, lo llevaban arrastrado-rió-me encantó esa imagen también, cuando le encadenaron las muñecas...Katherine Tucker se alejó de mi para que Osiris retornase en todo el odio que había recolectado deseando estar frente al causante de la muerte de Ed, me arrodillé frente a él y lo observé hasta que despertó, cuando abrió los ojos me miró con un terror anormal y su mirada se desplazó así a cada uno de nosotros...'Soy...Soy tu padre' recuerdo que tartamudeó, yo me reí en su cara y negué con la cabeza, luego le dirigió a John las mismas palabras. Creo que eso fue lo que hizo que me decidiera a matarle, hice que se levantara con un poco de alquimia y luego toqué su pecho, justo donde mi maestro me enseñó que sufrían mas mis victimas, él me gritó que me detuviese, que estaba equivocada, que le perdonase la vida, les rogó a cada uno lo mismo, y todos, todos nos partíamos de la risa ante sus palabras: 'Este será nuestro último asesinato, el alumno superó a su maestro y ahora éste muere a su merced. Bendición padre' fue lo último que le dije antes que mi necromancia se activara y viera su cuerpo agitarse mientras soltaba alaridos acallando los rezos de Cruz...luego su estructura ósea quedó en mis manos. Como pudisteis observar, con ese zombie fue algo digno de ser apreciado-sonrió tras esas palabras y bajó la mirada, fría e inexpresiva.

-... ¿Kat, te encuentras bien?-logró al fin preguntar Edward, bastante sorprendido por su reacción. Ella se sonrojó, alzó la cabeza, negó para aclararse las ideas y enseguida sonrió.

-Perdonad…Yo…-intentó decir, pero Roy la interrumpió.

-No pasa nada, fui yo el que preguntó. Ahora a comer…

-Oh, pero antes…nosotros vinimos para dar una noticia. Sonrió el rubio, buscando la mano de la morena para entrelazarla con la suya.

-Ahí va el enano a hablar antes de comer. Acerito, das tu noticia después, me muero del hambre.-le espetó el Alquimista de la Llama- ¿O es que tu estómago es tan pequeño que con sólo el aire te llenas?- Edward se levantó de golpe espantando a su novia y a la esposa del Fuher. Roy, siguiéndole el juego, lo imitó.

-¿Quieres decir que soy tan enano que las únicas que escuchan mis noticias son las hormigas?

-Gracias por quitarme el inmenso placer de no decirlo yo.-sonrió el moreno.

-Tú, maldit…-antes de que Edward se lanzara sobre Roy para golpearlo, Catherine lo agarró de la cintura y lo jalo hacia atrás. Al sentir el contacto de ella, cual manso perro, y nunca mejor dicho, se tranquilizó y se sentó de nuevo. Riza sacó la pistola y apuntó a su marido.

-S-i-é-n-t-a-t-e- ordenó al que por tanto tiempo había sido su superior, y quien obedeció asustado-. La noticia podéis darla o ahora, o después de comer, como queráis. Ambos 'hombres' se miraban recelosos y de vez en cuando uno le hacía muecas al otro. Riza y Catherine se limitaron a verlos divertidas. Osiris dejó caer una mano sobre su vientre y sonrió ante el contacto. Quién lo creería Supongo que la vida sí se origina de la muerte después de todo , pensó. La mano de Edward sobre la suya la sacó de sus pensamientos.

-Acero…Estoy esperando tu noticia…-canturreó el Fuher jugando con sus cubiertos.

-Creo que será mejor que la dé Katherine…-ella se sonrojó.

-No, hazlo tú.

-No, tú.

-Tú.

-¡¡Oh, por favor! Ya hace un par de años que dejasteis de ser quinceañeros babosos.-gruñó el hombre, ahora moviendo el tenedor en su mano, pasándolo por todos y cada uno de los dedos.

-Venga, los dos-sonrió la morena, aferrándose más a la mano del chico. Cogieron aire, miraron a ambos adultos, buscaron a ver si encontraban la de Wrath (estaba allí, escondido en un rincón, observándolos desde el silencio y la oscuridad).- Estamos esperando un bebé.-y se escuchó un grito de dolor cuando Roy se clavó el tenedor de la sorpresa.

-¿¡Qué le has hecho a mi Katherine, tú, pequeño pervertido?-exclamó Rot sobándose la mano pinchada por el utensilio de comida. Riza se echó a reír unos segundos tras sospesar la sorpresa.

-¡Vaya, Mustang, creo que Ed fue más rápido que tú!-se burló la rubia balaceándose en la silla, Roy la miró y tras sonreírle volvió su mirada a Acero, con el ceño fruncido.

-¿Quien te crees que eres para dejar embarazada a mi Kat?-preguntó de nuevo cruzándose de brazos ante la diversión de su esposa, siempre había sido un padre sobre protector para Osiris aunque a la primera la chica había creído estar enamorada de él.

-Oh, bueno, siempre puedes ser el segundo-respondió Katherine con total tranquilidad, entrecerrando los ojos y poniendo la palma de las manos hacia arriba, como si aquello fuera lo más normal del mundo.- Seguro que haces un bebé mucho más hábilmente que el enano este de aquí…A que me lo prestarías, Riza.-sonrió hacia la mujer. Esta asintió con la cabeza, y seguidamente todos estallaron en carcajadas al oír los gritos de protesta del pequeño Alquimista de Acero, incluido Wrath.

Después de todo aquel teatro, comenzaron a cenar, tan felices que se les hacía difícil pensar que al fin tendrían tranquilidad en su vida, que no era todo un efímero sueño que se acabaría tan deprisa como dura el aleteo de una mariposa. Así que estaban dispuestos a atesorar aquellos momentos por el resto de su vida, no querían, rogaban más bien, para que no acabaran.

Dos días después, se dirigían junto a Alponshe y Michelle a darles la buena noticia a tía Pinako y Winry, pues no creían que fuese adecuado decírselo a ellas, su familia más preciada, en último lugar.

Cuando llegaron aquella preciosa mañana, la rubia los esperaba para guiarlos hasta la casa, hablando todos de tonterías que a ninguno, en realidad, importaba mucho.

-Oh, vamos chicos, ¿por qué estáis tan callados?-preguntó sin voltear, la verdad le importaba poco si la morena o la pequeña hablaban o no, pero quería escuchar a los hermanos, al menor por siempre estar con ella y al mayor por amarlo con una fuerza increíble.

-¡No es que estemos callados, es que mareas, Winry!- le espetó Edward caminando con el automail alrededor del cuello de la madre de su hijo o hija. Rockbell bajó la cabeza con una sonrisa triste.

-Ya ni siquiera tienes la decencia de tratarme como a tu hermana.-susurró esperando sentir la mano de Alponshe sobre su hombro , contacto que no llegó. El castaño le había tomado aversión por lo que había hecho aquella noche con su hermano.

Todo es culpa de ellas, si no hubieran aparecido en nuestra vida todo estaría bien y Edward estaría con Al y conmigo felizmente… , pensó.

Cuando llegaron a la casa y salió a recibirlos tía Pinako, los hermanos Elric supieron de repente que aunque lo hubieran negado por toda una vida, allí tenían una casa, un hogar donde siempre serían bien recibidos. Y también en Central. Pero también sabían que desde hacía tiempo, su mejor refugio eran los brazos de sus respectivas amadas.

Tía Pinako y Edward se pusieron de repente a discutir por un comentario de la mujer sobre la estatura del Rubio, y pronto estuvieron todos, menos Winry, riendo a carcajadas.

Pasó la tarde y ante la tranquilidad habitual del lugar, Edward y Katherine decidieron no decir nada hasta la cena y dedicarse a disfrutar junto a Alponshe y Michelle. Los cuatro se percataron de la ausencia de Winry y aunque las chicas sabían por qué, los Elric tenían sus dudas, se sentían mal por tratarla tan fríamente pero se lo había ganado.

Entró la noche y Pinako le pidió a Muerte que fuera a avisar a la rubia que bajase a comer ya que esta había pasado todo el día encerrada en su cuarto. Cuando Katherine llegó arriba y llamó a la puerta, no recibió respuesta alguna, a pesar de eso escuchó unos sollozos amortiguados por la puerta y se decidió a entrar. La luz estaba apagada, peor logró ver a la chica estirada boca abajo sobre la cama. Se acercó a ella después de cerrar la puerta intentando no hacer ruido, y se sentó sobre la cama. Alargó un brazo e intentó ponerle la mano en la cabeza, pero Winry la rechazó con violencia, dándole un manotazo. Katherine no se lo tomó a mal. En realidad, la morena creía que el enfado de los Elricy la Rockbell era más culpa suya que de la rubia.

-Winry…puede que no quieras verme, hablarme, escucharme, lo que sea, pero realmente siento mucho lo que está pasando con Ed y Al, sé que es mi culpa y no me gusta que perdáis vuestra amistad por una idiotez y mucho menos si esa idiotez me involucra. Tienes más derecho que yo a hablarme, a mirarle y a amarle, puedes odiarme por estar en medio, si eso quieres, pero déjame decirte que eso no es razón para perder todo lo que tenéis.-dijo Osiris levantándose de la cama algo triste. Winry no alzó la mirada por lo cual Catherine no pudo saber si había asimilado bien o mal lo que le había dicho, la única respuesta que tuvo de parte de la muchacha fue una disminución en los sollozos-. Dice Pinako que bajes a cenar…-añadió antes de salir de la habitación cerrando la puerta tras de sí.

Katherine pensó que la chica no saldría de su habitación, pero cuando se dio la vuelta la encontró mirándola tímidamente y le tendió la mano para que la acompañara hacia abajo como si fueran tan amigas. Cuando llegaron, se encontraron con Edward en la escalera.

-Kat…-sonrió el chico, pero esta en vez de ir a sus brazos pasó de él y se fue, dejando a los dos amigos solos, al rato de un silencio se sorprendieron al ver que Alponshe llegaba diciendo que Katherine lo había mandado allí.

-¿Qué sucede aquí, y qué le pasa a esa loca de Kat?- preguntó Edward, mirando por donde había aparecido su hermano, quien se encogía de hombros.

-Ah sido…por mí…-llamó su atención la rubia.

-¿Qué le hiciste ahora?- la frialdad que afloraba en las palabras del menor de los hermanos se le clavaron como una daga en el centro del corazón a la rubia, que tenía la mirada baja.

-No le he hecho nada y…no me gusta que me trates así, Al.-repuso sin mirarlo.

-¿Crees que te mereces que te trate igual que antes, eh, Winry?-preguntó Edward recostándose en la pared mientras su hermano se remangaba la camisa. La mecánica negó con la cabeza- Katherine es la mujer más increíble de este mundo, después de lo que hiciste, te perdona y además pretende que nosotros lo hagamos también, ¿Ves por qué la amo tanto? ¿Ves por qué la escogí como madre de mis hijos?- añadió buscando los ojos azules de su amiga.

-Yo lo sé Ed…sé que es maravillosa…Muy buena chica…Pero tenéis que escucharme, por favor.- rogó la chica. Edward iba a replicar, pero intentó guardarse su mal genio: amaba con toda el alma a Katherine, pero Winry era su amiga de la infancia.

-Somos todo oídos.- dijo, al fin.

-Quiero disculparme…Sé que hice fatal, pero siempre te he…-se sonrojó- siempre te he querido, y de repente, en tan poco tiempo, esa chica consiguió todo de ti. Estaba…Estoy muy celosa.

-Disculpa aceptada.-musitó, como el diputado que lee un discurso falso y barato, Edward, dándose la vuelta para marcharse. Winry lo agarró del brazo haciendo que el rubio se girase y clavara sus ojos en ella, pero en vez de responder él fue su hermano quien tomó la palabra, separando a la mecánica de Acero.

-Te perdonamos, Winry, pero danos tiempo para que todo sea más o menos como antes, no presiones.-ambos chicos le dieron la espalda y salieron de la casa.

-Por lo menos-escuchó que decía la voz de Katherine, apareciendo de repente por la escalera (¿habría llegado allí mediante la alquimia?)-, has logrado que te perdonen. Dale tiempo al tiempo, y ahora a cenar que seguro que tienes hambre…Y tenemos que daros una noticia, aunque…-se puso seria-. Creo que no te gustará demasiado, Winry.

-…

La hija de los doctores asesinados a manos de Roy soltó un suspiro y, acompañada de Katherine, se encaminó a la cocina, cuando llegaron y se sentaron la puerta de la casa rechinó y los hermanos Elric se sentaron junto a sus respectivas novias. Edward entrelazó sus dedos con los de Osiris y le sonrió de medio lado, mientras que su hermano y Michelle esperaban impacientes la reacción de Winry cuando se enterase de la noticia.

Ya todos en su sitio, Katherine tragó aire.

-Esta vez lo dices tú, Ed. Eres el que tiene más relación con ellas…

-Pero tú eres la madre…-Edward soltó la mano que le había cogido para taparse la boca, ojos como platos.

-Estúpido, soltaste la noticia de mala manera.-le replicó Katherine, arqueando una ceja enfuruñada. Cuando se volvió, pudo ver las lágrimas de felicidad de tía Pinako, que le comentaba de manera muy deprisa lo enano que iba a nacer el niño, que le hiciera bber mucha leche. Por su parte, parecía que el corazón de Winry hubiese dejado de bombear, de lo blanca que se había quedado.

-En vez de insultarnos, tía Pinako-acabó gruñendo Edward-, podrías darnos la enhorabuena.

Winry se excusó diciendo que no tenía hambre y subió de nuevo a encerrarse en su habitación donde rompió a llorar por segunda vez en el día.

¿Cómo no hubiese deseado ser ella la que llevar en su vientre el primer hijo de Ed, el que le daría felicidad plena, el que iba a remediar todos los daños, curar todas las heridas? ¿ Por qué Kat, una completa extraña, tenía ese privilegio y no ella que lo había acompañado siempre? Se le tornó hipócrita, bajo, sin escrúpulos que la morena hubiese ido a entablar una conversación segundos antes de apuñalarle la espalda.

Al día siguiente, sin hacer mucho caso a la reacción de Winry (y la actitud que ahora tenía con Katherine) porque ya todos, incluida tía Pinako, sabían qué ocurría, los jóvenes volvieron a Central. Roy le había dado la baja a Katherine, pero esta le dijo que hasta los seis meses podría trabajar en condiciones. Él le dijo que había mujeres a las cuales el embarazo las dejaba muy mal, y con ella ya había visto que no era bueno trabajar. A pesar de todo, ella consiguió convencerlo de que iba a estar bien.

Cuando llegaron a Central, Jonathan fue a buscarlos a la estación de trenes con los demás miembros del WeastRead que les pudieron a Edward, Alponshe y Katherine que quemaran el libro que habían encontrado en el árbol y que se llevaran a la tumba el secreto de la transmutación humana y el de abrir dimensiones. Les explicaron que si no podían utilizarlo para crear más homúnculos y dañar las corrientes del tiempo. Se fueron a la sala insonora de los militares y allí, con algo de pesadumbre, Edward y Alponshe utilizaron alquimia para destruir por completo la herencia que su padre les había dejado.

Días después de su regreso, la morena se desabrochó las botas después de un duro día de papeles (pocas veces Roy iba a dejarla entrar en 'acción', ella lo sabía), y los dejó a un lado moviendo los dedos de los pies para relajarlos y luego fue a por ropa, quería ducharse. Cuando la tuvo, abrió la puerta del baño en el preciso momento que el grifo se habría, y tuvo una visión maravillosa (que en realidad, ya había tenido) ante sus ojos. A pesar de las veces que lo había visto desnudo, se sonrojó hasta la raíz del cabello: era verdaderamente excitante ver el agua reccorindo el bien formado cuerpo del rubio, a pesar de su altura (para ella ideal). Este, por su parte, recuperado de la sorpresa, le sonrió con dulzura y le tendió una mano para que se acercara. Katherine dejó caer toda la ropa al suelo, el corazón le latía deprisa, como la vez en la que se dio cuenta de que lo amaba, como en su primer beso…Las mariposas revoloteaban en su estómago, y no, no era cosa del bebé. Un tres parecía apoderarse de su interior, y hacía que la cabeza le fuese a mil por hora. Quería ser abrazada por Edward por toda la eternidad, lo amaba, lo amaba demasiado, y dolía tantísimo que pensaba romperse en cualquier momento. Cuando llegó hasta él, el chico se aseguro de que no resbalara por culpa del agua, que seguía cayendo, ahora no sólo sobre el cuerpo desnudo del chico, sino sobre ella, que iba vestida.

-Entiendo a la perfección- dijo, rompiendo en sollozos, mientras él la abrazaba más fuerte todavía-, la frase llorar de felicidad.

-Llora todo lo que quieras, Kat. Y llora de lo que quieras, porque en mis brazos siempre hallarás la protección. Pase lo que pase, suceda lo que nos suceda, no pienso abandonarte. No soy adivino, pero sé que mis sentimientos por ti no cambiaran por mucho que lo haga el mundo. Si acaso, crecerán.

-Yo también Ed…Yo también.- el rubio le pasó una mano por la mejilla y la besó con avidez mientras la pegaba contra la pare de la ducha desabrochándole uno de los botones de la camisa que llevaba puesta con toda la habilidad de un experto y tras eso comenzó a besarle el cuello, le encantaba hacerla suya y se lo demostraba cada vez que tenía una oportunidad, pero en ese momento, se veía tan deseable con la ropa pegada a su cuerpo, moldeando su figura por el agua que corría por ella.

Y allí, queriéndose más que nunca, los dos jóvenes hicieron el amor una y otra vez, hasta que quedaron cansados, y no de amarse precisamente. Disfrutaban del contacto mutuo, tanto que de lo que se abrazaban, nadie podría decir dónde acababa uno y empezaba el otro. Edward cerró el grifo de la ducha, y sin dejar de contemplarse se dirigieron a al cama, donde se estiraron, mirándose mientras la luna se reflejaba en sus cuerpos húmedos, y así se durmieron, deseando y sabiendo que así sería, verse al despertar.

FIN

PD: Al final tuvieron una niña, llamada Trisha

PD2: El título de este capítulo, es como si lo dijeran tanto Edward como Katherine. Y Alponshe, y Michelle, y Roy, y Riza…