En mi memoria

Capítulo 1

Los derechos ni los personajes me pertenecen son de Naoko Takeuchi.

Caminando por los altos pasillos del Palacio del Milenio de Plata, que daba a uno de los enormes jardines; el clima estaba hermoso. Mercury, se encontraba caminando hacia la biblioteca del jardín principal, en su camino pudo ver a la princesa que se dirigía sola hacia uno de los bosques, definitivamente iba hacia la Tierra, y decidió seguirla sin ser vista, al llegar pudo ver como varios caballeros se encontraban esperándola, y entre ellos esos ojos esmeralda, que la encontraron rápidamente, escuchando su nombre ser gritado con apremio y miedo- ¡¡Mercury!!

Sus ojos se abrieron de par en par, otra vez ese sueño…, su corazón abatido aún palpitaba y le tomó unos minutos tranquilizarse. Al mirar a la ventana los primeros rayos del sol iniciaban a salir, era hora de despertar e iniciar su día.

Caminó hacia su baño y se dio una ducha rápida, tenía varios pendientes que atender en el hospital, y tenía que apurarse a llegar. Se puso su pijama quirúrgica de color azul marino con detalles en celeste en los bordes de las mangas y cuello, peinó un poco su cabello que lo llevaba corto aún, aunque las chicas le dijeran que lo dejara largo, sentía que le estorbaría en sus actividades en la clínica. Se apresuró hacer un café con un sándwich, lavó sus dientes y se dirigió a su trabajo.

Ami, ahora era una mujer de 25 años, quien era reconocida por sus habilidades médicas y analíticas, era muy valorada por sus colegas, ya que tenía la capacidad de llegar a diagnósticos muy específicos y de gran dificultad de manera acertada. A pesar de su corta edad.

Al inicio tuvo muchos problemas porque los médicos con mayor antigüedad ponían en duda sus diagnósticos, y no le daban mucha importancia, pero el tiempo le daba la razón, y los médicos comenzaron a poner más cuidado a su trabajo. Aunque su sencillez siempre estaba presente, dándole su lugar a los médicos con más experiencia, siempre les decía que tenía mucho que aprender de ellos.

Al llegar al hospital, le llegó un mensaje a su celular que decía que debía ir a la oficina general, ya que había un mensaje importante que dar. Al entrar, se encontraba dentro Mamoru Chiba, él era la mano derecha del Director del hospital, se decía que tomaría su lugar ya que obtuviera más experiencia.

—Ami, buenos días pasa toma asiento, disculpa que te moleste – . Ella se dirigió a la silla enfrente de su escritorio —Buenos días Mamoru, no es molestia, en qué puedo ayudarte—

—El día de hoy tengo que salir a un viaje fuera de la ciudad junto con el Director; no lo teníamos contemplado pero es una urgencia que se debe atender, el problema que en la noche llegará un nuevo doctor, él viene del extranjero, y me correspondía a mi ir al aeropuerto, y de ahí llevarlo al lugar donde vivirá; pero debido a este imprevisto no me será posible, confío plenamente en ti, como para pedirte este favor—, Ami lo escuchaba atentamente, no veía ningún inconveniente.

— Claro que sí, cuenta con ello, ¿cómo lo identifico y dónde será el lugar a dónde lo llevaré?— Mamoru, buscó dentro de uno de los cajones de su escritorio, y le entregó un letrero y un juego de llaves. Ami leyó el letrero —Doctor Zac Zoith — Asintiendo Mamoru con la cabeza —su departamento, se encuentra localizado en mi edificio, ya están enterados en la recepción, es el departamento 206, el vuelo viene de Reino Unido por la Terminal B15, a las 8:00pm–

—Entendido, Mamoru cuenta con eso, ve tranquilo a tu viaje, yo me encargo— se puso de pie tomando las cosas sobre el escritorio, y con una sonrisa,—me retiro, que vaya muy bien la emergencia que tienen que atender– iba a hacer la reverencia para despedirse, y sintió el sentimiento de la mañana, recordando el sueño que tiene con recurrencia, pensó comentarle a Mamoru, pero pensó que no tenía caso, era un tema que recordar a sus guardianes también lo ponía triste, además solo era un sueño.

—¿Ocurre algo Ami?— Se apresuró a señalar, pudo percibir cierta melancolía en sus ojos. —No es nada— volvió aparecer esa sonrisa, hizo su reverencia, y salió de la oficina.

El día en el hospital transcurrió sin contratiempos, pronto serían las 6pm, y sería hora de salir, era el tiempo justo para ir a darse un baño y cambiarse de ropa para ir al aeropuerto. Ya de camino a su casa, tomo su coche, y mientras manejaba, recibió una llamada de Rei; contestó con el manos libres del carro — Hola, cómo estás— se escuchó un breve silencio, y un suspiro —Ami, yo estoy bien, pero algo preocupada, sé que no eres de decirlo, pero me apareciste en mi meditación, ¿ocurre algo?—. Ami abrió los ojos de sorpresa— lo siento Rei, no quería preocuparte, últimamente he tenido de manera recurrente el sueño del Milenio de Plata—, se escuchaba de fondo el chirrido del fuego, sabía que se encontraba en el Templo— ya veo, entiendo, lo que me preocupa, es que tu sueño sea repetitivo, cuando eso ocurre, no es coincidencia, sino un mensaje o una señal, pienso que hay que estar atentas— Ami, sentía que podía ser algo así, pero al mismo tiempo temía que algo malo fuera a pasar, pensó que era coincidencia— Entiendo, cualquier cosa me comunico contigo, tengo que colgar, tengo unos pendientes que hacer—

— Cuídate –, colgó el teléfono, y ya había llegado a su casa, estacionó el coche y bajó para dirigirse a su departamento, teniendo en mente su plática de hace un momento. Entró al baño a refrescarse y cambiarse, se vistió con una blusa blanca con cuello en forma de V y mangas holgadas, y una falda en corte A color azul rey, que le llegaba unos 10 centímetros arriba de la rodilla, se puso un poco de brillo labial, y al salir terminó su look con unas lindas sandalias con un poco de tacón color nude.

Rápidamente se dirigió de nuevo a su coche, y se puso en marcha, iba con buen tiempo, pero no le gustaba llegar tarde. Al llegar al lugar, se situó en la sala de espera para los vuelos que llegaban en esa terminal.

Era extraño estar en ese lugar, esperando a una persona que no había visto antes, iniciaron a salir personas por las puertas automáticas ; Ami, alzaba el letrero para que el doctor se acercara, pero nadie lo hacía, y en un instante sintió como un balde de agua helada le caía encima, no podía creerlo, al abrirse las puertas una vez más, no podía ser, cómo era posible – Zoisaito…–, el letrero cayó de sus manos, y vio cómo él se acercaba hacia ella, se agachó a recoger el cartel, y su voz era idéntica — Me parece que usted no es el Doctor Chiba Mamoru, soy el Doctor Zac Zoith, mucho gusto—, extendió su mano en forma de saludo.

¿Qué estaba pasando?, no podía creerlo, él parecía no reconocerla, ¿cómo era posible?, ¿Esto lo sabría Mamoru?, posiblemente no, lo habría comentado, ¿Quién era él?, debía mantener la calma y analizar qué estaba pasando, intentó mantener la compostura lo mejor que pudo, y extendió su mano para corresponder el saludo y con una voz lo más estable que pudo — Soy la doctora Mizuno Ami— al hacerlo sintió como su cuerpo se inundaba de una sensación agradable. Vio como sus ojos se veían un poco sorprendidos.

Al saludarla sintió como una especie de chispa que llenaba su cuerpo, pero no era nada desagradable, observó un poco más y vio como la doctora frente a él se ponía un poco pálida, se sentirá mal pensó, o por un momento recordó que en Japón no era muy adecuado saludar de mano a las personas, era posible que eso la incomodara, paso a soltarse del saludo — estoy un poco agotado por el viaje, Doctora Mizuno, podríamos ir al departamento que me asignó el Hospital— aún podía sentir cierta calidez en la mano que terminaba de haber hecho contacto hace un instante, debía ser cosa del cansancio, pero nunca antes había tenido esa sensación al saludar a una persona.

Mientras se dirigían camino al estacionamiento, Ami, de vez en cuando lo miraba y apartaba la vista, no podía estar equivocada, eran sus ojos esmeralda, su cabello era de la misma tonalidad de rubio, incluso su peinado lo llevaba de la misma manera, largo y sujetado en una coleta baja, su cabello también era un poco ondulado, lo que cambiaba un poco, eran sus rasgos eran más maduros, era cierto que ni el Milenio de Plata, ni la última vez que se vieron en la batalla con Beryl, se habían visto a la edad que tenían en la actualidad, calculaba que ahora tendría la edad de Mamoru unos 28 años. Pero no es posible, no puede ser él. Tenía que seguir observándolo, podría tratarse de un nuevo enemigo.

Al llegar a su carro, abrió la cajuela para que pudiera guardar su maleta, y por un momento sus manos se volvieron a rozar, al intentar subir la tapa, vio como las mejillas de ella se ponían muy sonrojadas, generándole mucha ternura, no cabía duda que lo que decían que era una cultura muy conservadora —Doctora Mizuno, yo me encargo de poner la maleta, no se preocupe—.

Tenía que tranquilizarse, sentía como su corazón estaba muy agitado –está bien–, y sin decir más se dirigió al interior del auto, y respiró lo más profundo que pudo, un momento después él apareció por la puerta del copiloto, solicitando que quitara el seguro para poder abrir la puerta, él entró al coche y no pudo evitar sentirse embriagada de su aroma, no era como tal su perfume que era agradable también, sino su esencia natural, que al entrar en el auto y estar encerrado se percibía aumentado. Trago un poco de saliva y puso en marcha el carro, y ya de camino escuchó como se aclaraba la garganta – Doctora Mizuno—, era extraño ser llamada de esa manera por él, o por lo menos viniendo de esa voz y rostro, — sé que es tarde, y es posible que le esté dando más molestias de lo común, pero podríamos parar a un sitio a comer algo, creo que lo necesito para poder dormir y poder adecuarme al cambio horario— era increíble como dominaba un muy buen nivel de japonés, aunque se podía percibir un acento marcado de inglés británico.

–Sí, está bien de camino hay un restaurant de comida a la carta, o gusta algo en especial Doctor Zoith— él lo pensó por un instante, —me parece bien el que mencionó. – Una parte era verdad, tenía un poco de hambre, sin embargo, no entendía muy bien qué ocurría pero la Doctora Mizuno, le generaba algo, que no podía entender bien, quería seguir viendo esos ojos azules, que le causaban intriga.

Cercano se podía ver el letrero del restaurante Saiseriya, entrando a su estacionamiento, bajaron para ingresar, y vaya sorpresa, todas las chicas y chicos, les dedicaron muchas miradas, claramente eran dirigidas a él, ya había olvidado lo que era sentirse observada y sentir miradas de incredulidad, se podían escuchar murmullos de lo guapo que era, pero al parecer él no parecía inmutarse, era posible que no alcanzara a escucharlos.

Entrando se situaron en una de las mesas que estaba desocupada en uno de los ventanales. En unos momentos se acercó la mesera, visiblemente apenada, posiblemente porque al verlo extranjero pensó que tenía que atenderlo en inglés, por esa razón se dirigió hacia Ami — Bienvenidos a Saiseriya, tomaremos sus pedidos en un momento, regreso– la sorpresa en la cara de la mesera cuando él asintió y le respondió en un muy buen japonés — le agradezco señorita, en un momento le llamamos— ella con la cara un poco roja se dirigió a su puesto a esperar un poco. Él viendo un poco el menú, creyó más confiable la recomendación de su acompañante– ¿Qué me recomienda Doctora Mizuno?–.

–No sé si será de su agrado, pero pediré un set de espagueti a la boloñesa y un poco de té—

–Me parece bien, pediré lo mismo–, hizo un gesto con su mano y la señorita se acercó de nuevo a la mesa – ¿Podría traernos dos sets con té verde? Por favor—

–Sí, claro en un momento se lo haremos llegar– se retiró aún con la cara de asombro.

No sabía porqué, pero él transmitía un aire de frialdad con dejos de una amabilidad sutil.

—Doctora Mizuno, no malinterprete mi pregunta, su presencia es muy agradable, pero tenía entendido que el Doctor Chiba iría por mi, ¿Le ocurrió algún problema?–

–Es verdad, no le he explicado, lo que pasa es que Mamoru, tuvo que salir de emergencia con el Director Tawada, atender unos asuntos al Hospital de Kioto–, la escuchaba atentamente, y no pudo evitar notar, la familiaridad con la que se dirigía hacia el encargado general, eso le generó curiosidad, posiblemente era su pareja, pero no consideró apropiado preguntar, dado el tiempo de conocerse.– Oh, ya entiendo, espero todo se resuelva–.

—Así será, Mamoru y el Director, son muy capaces– En ese momento trajeron sus pedidos, y mientras acomodaban sus platos, él terminó comprobando que el Doctor Chiba y ella tenían una relación cercana.

—Doctor Zoith, ¿usted conoce a Mamoru?‐

—No tengo el gusto, aún–

—¿En verdad?, y cómo fue su comunicación hasta ahora, telefónica, o por mensaje?– Ami, iniciaba a entender la posibilidad de que Mamoru no estuviera enterado.

—Realmente, todos los trámites fueron realizados por los Hospitales, a mi solo me dieron los boletos y me comentaron que tendrían todo solucionado acá, que iría por mi el Doctor Chiba, y su número telefónico, fue todo–.

—Ya veo–, ahora entendía mejor, debía esperar antes de alertar a las chicas, tenía que esperar a que Mamoru regresara y lo viera, era el único que podía decir qué podría estar pasando.

—Por cierto, ¿Cuándo podré conocer al Doctor Chiba?–

—Él regresará mañana durante el turno, no estoy segura de la hora, es posible que mañana lo conozca–

—No puedo esperar—, en verdad se sentía extraño, quería conocer a quién era nombrado con tanta familiaridad por ella. La cena continúo, y al terminar pasaron a pagar la cuenta.

Entraron nuevamente al carro, con dirección a los departamentos de Mamoru, en el camino algunos comentarios de la ciudad de Tokio de noche surgieron de parte de él, Ami solo atinaba asentir con monosílabos confirmando o negando lo que el doctor Zoith comentaba. A los pocos minutos estaban bajando del auto, y en la entrada los recibió en la recepción el encargado. A él le pareció otra pista de la cercanía que podría tener ella con el doctor Chiba, por la familiaridad que la trataba el encargado, alcanzó a escuchar como decía el recepcionista, departamento 206.

Realmente cayó en cuenta de que no estaba entendiendo porqué dentro de él le surgía tanta curiosidad hacia ella, le parecía una mujer hermosa, y sus ojos le generaban sentimientos que aún no podía poner en ideas o palabras claras; pero no podía negar que estaba acostumbrado a tener muchas admiradoras y admiradores con perfiles de modelos, pero nadie había logrado causarle tanto interés como la persona que tenía en frente y no tenía más de una hora de conocerla, eso lo intrigaba demasiado. Caminaron dentro del elevador, y en cuestión de instantes ya se encontraban frente a una puerta que tenía en ella una placa con el número 206. —Aquí es–, se animó a decir Ami. –Estas son sus llaves, que descanse– No sabía por qué, normalmente tenía la cabeza más fría y acostumbraba a tomar decisiones de forma tranquila, pero la opresión en su pecho no le permitía pensar con claridad, tenía que concentrar todas sus energías en descubrir quién era él; porque si obedecía a lo que su cuerpo le dictaba en ese momento, hubiera saltado hacia sus brazos. Y de ser su enemigo lo perdería todo y pondría en riego a las chicas, sí fuera otra persona se asustaría demasiado. Además siendo realistas, él no había demostrado ningún tipo de interés hacia ella, tenía muy poco de conocerlo y pondría en aprietos a Mamoru en el hospital si actuaba así.

–Doctora Mizuno, le agradezco que me haya traído hasta aquí, antes de que se vaya quiero solicitarle que pase por mi mañana para ir al hospital, aún no conozco la ciudad, claro si no la importuno–

Ami, abrió los ojos un poco, su plan inicial consistía en evitarlo hasta hablar con Mamoru, pero no contaba con esa solicitud. Aunque por otra parte si era un enemigo, valía más tenerlo bajo vigilancia.

—No es ningún problema Doctor Zoith, pasaré a las 8 de la mañana por aquí.

–Por cierto, creo necesario tener su número, por cualquier situación. Ami no contaba tampoco con esa petición, pero accedió, le generaba mucha curiosidad.

Se retiró y al llegar a su casa se puso la pijama, y pensó que no podría dormir, tenía aún el corazón muy agitado y la mente girando en teorías que podrían ser la razón de lo que estaba ocurriendo, en ese instante le llego un mensaje, decía descansa, gracias. Esas dos simples palabras hicieron que un calor brotará de su corazón. Se recostó, y pensó que tardaría mucho en dormir, pero una tranquilidad la rodeo y al poner la cabeza en la almohada pudo dormir profundamente.

Fin del capítulo 1.

Espero les haya gustado. Me harían muy feliz con sus comentarios.

Amo esta pareja, y así pienso que podría seguir su historia. Porque quedé muy a disgusto con la original, jeje lo siento Naoko jeje.

Ya estoy trabajando en la siguiente parte, aún no estoy segura si quedará de 2 o 3 capítulos.

Una disculpa, si no manejo bien la temática de hospital, jeje, no estoy muy familiarizada.

¡Que se encuentren muy bien, les deseo salud y amor!