En mi memoria

Capítulo 2

Los derechos ni los personajes me pertenecen son de Naoko Takeuchi

Le costo trabajo conciliar el sueño, aunque se encontraba cansado, no podía quitarse de la mente la mirada de la doctora, pensó que debía tranquilizarse y darse el tiempo para irla conociendo, no se dio cuenta en el momento que se quedó dormido.

El día siguiente daba inicio, para ella había pasado mucho tiempo en el que no había podido dormir tan bien, no tuvo ningún tipo de sueño inquietante. Ami, se levantó para ir al Hospital, hoy tendría un curso y consultas, así que tenía que darse el tiempo de poder buscar a Mamoru y analizar más a fondo lo que estaba pasando.

Se vistió con una blusa blanca de botones algo holgada de mangas de tres cuartos, un cinto negro algo ancho a la cintura, una falda negra justa y unas zapatillas negras con un poco de tacón. Sus accesorios solo era una fina cadena de oro con una pequeña piedra verde, que ahora que lo pensaba bien, era zoisita, lo había comprado porque le recordaba a sus ojos. El corazón le dio un salto, quería volverlo a ver. Terminó de alistarse poniendo un poco de máscara de pestañas y un poco de brillo labial, tomó su bata y su maletín y se dirigió de camino a los departamentos del día de ayer.

Eran 25 minutos a las 8, Ami pensó si debía ir hasta su departamento, o esperarlo en el carro; y sí acaso se había quedado dormido por el jetlag, ¿debía llamarlo?. Se decidió por bajarse y subir en el elevador, en un momento ya se encontraba frente al departamento 206, se dispuso a tocar el intercomunicador, en su cuerpo no podía negar un sentimiento genuino de emoción, debía tranquilizarse, tomó aire y en eso se abrió la puerta, estaba él vestido con una camisa negra con el primer botón desabrochado, un pantalón de vestir gris, traía su característico cabello recogido en una coleta baja con un mechón hacía un lado, realmente se veía muy atractivo, Ami se quedó por un momento perdida en esos ojos esmeralda.

—Buenos días Doctora Mizuno, mi suposición fue correcta, llegó antes de lo previsto, por favor acompáñeme a desayunar. Ami volteó a ver que la mesa estaba servida con un desayuno al parecer muy del occidente.

—No quiero importunarlo, además se nos hará tarde.

—No hay problema, tenemos algo de tiempo, pase.

Ami se quito sus zapatillas al entrar y se puso unas sandalias, y ocupo uno de los espacios del comedor. Él hizo un gesto de ponerse detrás de la silla para ayudarla a acomodarse en su lugar, y en un momento puso en la mesa un juego de cubiertos, un plato y una taza de café, le sirvió y se dirigió a su lugar.

—El día de ayer no pude agradecerle adecuadamente sus atenciones Doctora Mizuno, espero le gusten los panqueques.

—Todo se ve muy apetitoso, veo que se le facilita cocinar. Le dio un trago al café y sintió sus papilas gustativas despertar, estaba justo como a ella le gustaba

—Supuse bien, usted gusta del café negro sin azúcar como a mi, es la mejor manera de apreciar su sabor.

—Pienso igual— Era increíble lo sencillo que se sentía al interactuar con él, solo con las chicas podía sentirse así, pero con desconocidos no, le costaba más, y él en teoría era un extraño.

Continuaron desayunando, realmente todo estaba delicioso.

—Doctor Zoith, ¿cómo pudo preparar todo esto?

—Al parecer el Doctor Chiba, me dejo una despensa muy al estilo occidental, creo pensó en todo, eso se lo reconozco y agradezco, gracias a eso pude invitarle este desayuno. Y si me lo permite en otra ocasión podría invitarle otros de mis platillos estrellas–

Los movimientos de él eran muy elegantes y de cierta forma algo felinos, no podía dar crédito a lo que él decía, ¿la estaba invitando a una cita?, no estaba pensando con claridad.

—Sería interesante poder probar sus especialidades—, su sentir había respondido, más que su pensar. Debió haber dicho que no, podría ser un tipo de trampa, pero realmente quería compartir tiempo con él. Miró su reloj de mano— será mejor que nos apresuremos.

—¿Puedo pasar al tocador?–

—adelante, por ese pasillo, en la puerta de la derecha–, ella fue hacia allá , mientras él recogía el comedor, poniendo los platos y tazas en el lavavajillas, se dirigió al lugar donde había ido ella, porque también quería enjuagarse e ir por su bata, para irse de una vez; toco la puerta ella iba de salida, la miró por un momento, cómo era posible que solo al verla su corazón diera un brinco; pudo ver un resto de pasta dental en la comisura de sus labios, se acercó a ella de manera repentina, y de forma gentil puso su mano en su mejilla, y con su dedo pulgar procedió a quitar el exceso de pasta, le sorprendió la sensaciones que sintió al rosar su piel, y haber puesto su pulgar en sus labios, al tenerla tan cerca, perdió la noción de lugar y tiempo, se perdió en esos labios, quería probarlos con los de él. Ami al tenerlo tan cerca, con su mano en su mejilla y su pulgar en sus labios hizo que su cuerpo se estremeciera, sintió como sus mejillas se pusieron color carmesí, estaban tan cerca. En ese momento sonó el celular de ella, haciéndolos salir del transe en el que estaban, reaccionaron, ambos con las mejillas sonrosadas, Ami se dirigió hacia la entrada del departamento, –lo espero en el auto– dijo, se puso sus zapatillas lo más rápido que pudo. Él intentó recuperar el aliento, observaba la mano que había puesto en su mejilla, y la sensación era tan agradable, a lo lejos escuchó como ella respondía el teléfono, alcanzando a oír el nombre de Mamoru, por un momento olvidó que ella podría estar en una relación. Terminó de enjuagarse, tomó su bata y su maletín, y se dirigió hacia la salida.

—Ami, buenos días, ¿cómo está todo por allá?,¿llegó bien el Doctor Zoith?—. Ami se aclaró un poco la garganta, aún se sentía muy nerviosa.

—Sí Mamoru, él se encuentra bien, deberías verlo cuando llegues al hospital, considero que es importante. Del otro lado de la línea pudo identificar que Ami, no se encontraba bien. Ya iban de regreso a Tokio, en unas horas, sabría a qué se refería, no quiso seguir preguntando ya que el Director, necesitaba que siguieran trabajando en unos asuntos pendientes.—Está bien, nos vemos en un rato más—.

—Que tengas buen viaje—, colgó y se apresuró a subirse a su auto, no podía creer que en menos de las últimas 24 horas, su auto había sido un refugio para poder respirar profundo, fuera de la vista de él. Aún no entendía lo qué iba a pasar hace un momento, estaba segura que estaba a punto de besarla.

En ese momento, vio cómo él se dirigía hacia el auto, se subió en el coche y sin decir nada más, solo escuchando las noticias por la radio pero más ensimismados en sus propios pensamientos, llegaron al hospital.

—Doctor Zoith, lo guiaré al área de recursos humanos, para que le entreguen su gafete, y pueda aclarar dudas que tenga del Hospital. Él asintió con la cabeza, y sin poder quitar una media sonrisa de su rostro, se dispuso a seguirla. Realmente el lugar era un recinto impresionante, el Hospital Central de Tokio Saiseikai, era más impresionante de lo que había visto en internet.

Llegaron a la oficina y le entregaron lo correspondiente,–Doctor Zoith, me retiro, tengo que ir al área de consultas—

–Doctora Mizuno, le agradezco, me pondré en comunicación más tarde, que tenga excelente mañana–, la despidió con una sonrisa sincera. Ella sintió un brinco en su corazón al verlo sonreírle de esa manera, no pudo más que responderle con otra sonrisa y mejillas algo sonrosadas.

La mañana de consultas paso rápidamente, pero de su mente no podía apartar la situación en la que se encontraba, le llegó un mensaje al celular, y vio que Mamoru había llegado al hospital, y le decía que en el momento que estuviera desocupada fuera a su oficina. El horario de consulta terminó y ella se dirigió lo más rápido posible a la oficina con el encargado general, sentía cómo el corazón se le aceleraba.

Pidió entrar, y la voz de adentro le dio el paso, al abrir la puerta, Mamoru pudo ver en los ojos de Ami que algo pasaba, se inquietó y se puso de pie. –¿Qué pasa Ami?–, le preguntó con preocupación. Ami intentando poner en orden sus palabras—Mamoru, no sé bien qué está ocurriendo, pero el Doctor Zoith, es igual que Zoisaito…mi corazón dice qué es él, además últimamente he soñado con el Milenio de Plata y recurrentemente aparece él en mis sueños. Solo tú podrás decirme qué está pasando.

Mamoru, no daba crédito a lo que ella decía, pero tenía razón últimamente él también soñaba con sus guardianes, pero tampoco estaba seguro de lo que pasaba, debía conocerlo para tratar de comprender qué ocurría.

—¿En dónde se encontrará él en este momento?

—Posiblemente entrará al curso que tenemos programado en un rato más, ahí podrías observarlo.

—¿Él te hizo dar alguna pista de qué es Zoisaito?

—No, pero él físicamente es idéntico.

—Esta bien Ami, vamos al curso.

Iban de camino al salón destinado al curso, y más adelante a lo lejos Mamoru pudo verlo, sintió cómo todo a su alrededor desaparecía, como una especie de transe, él volteo a verlos, y se acercó a ellos. –Doctora Mizuno, que bien que también tomará está clase–, su mirada paso al acompañante con el que venía ella. Dándose cuenta ella los presentó

–Doctor Zoith, le presento al Doctor Chiba Mamoru–, al verlo, no entendió bien lo que pasaba, al sujeto que tenía enfrente le transmitía mucha familiaridad, cómo si lo hubiera conocido, pero la parte racional sabía que eso no era posible.

Mamoru le extendió la mano, y al estrecharla, lo pudo confirmar, pudo percibir su esencia espiritual, no cabía duda era su guardián. Pero al parecer él no parecía reconocerlo, debía investigar qué era lo que estaba pasando. Reprimió las ganas de abrazar a su guardián podría ser contraproducente, él debía recordarlo por cuenta propia.

—Doctor Chiba, un gusto conocerlo por fin, he escuchado cosas muy buenas de su persona, confié en mi que haré con dedicación y pasión mi trabajo—

—Sé que así será, confió plenamente en ti—, le sorprendió escuchar tanta confianza hacia su persona, de alguien que lo veía por primera vez, pero no podía negar que eso le daba mucha satisfacción, sentir la aprobación de él, aunque lo acabara de conocer.

—Será mejor que nos apresuremos a entrar el curso está apunto de iniciar— Los dos acompañantes asintieron, y caminaron dentro. Ami, moría de curiosidad, pero Mamoru se mantenía estoico. Durante la clase, le llegó un mensaje del pelinegro que decía: yo le avisaré a Usagi, tú a las chicas para la noche en nuestra casa, necesitamos hablar.

Al salir del curso, el Doctor Zoith se acerco a Ami y le preguntó, su horario de salida –es a las 6, ¿ocupa que lo lleve a su departamento?—, él negó con su cabeza, — le agradezco pero hoy saldré más tarde, no la quiero importunar, ahora sé el camino de regreso. Se despidieron, y ella se dirigió a los departamentos que eran de Mamoru y Usagi, pero ahora también eran de él, era increíble como las personas cambiaban el significado de los lugares.

Entró al elevador pero ahora se dirigió al departamento 601, al abrir la puerta una cara muy querida para ella la recibió, —¡Usagi!,— se dieron un fuerte abrazo, ella seguía igual de hermosa, pero ahora resplandecía, su vientre se veía un poco abultado, estaba embarazada, todos se encontraban muy emocionados, ellos llevaban varios años de casados y ella tenía más de 6 años viviendo con Mamoru, eran una hermosa familia.

Paso un rato y las chicas, Luna y Artemis, llegaron, ellas también se veían hermosas, Rei actualmente se hacía cargo del Templo de la familia, Minako estaba despegando en su carrera como cantante profesional y actualmente se encontraba participando en un dorama como actriz, y Makoto tenía una hermosa tienda donde vendía postres deliciosos y vendía hermosos arreglos florales, todas se encontraban trabajando arduamente en sus sueños

Todos se sentaron en la sala, sabían que algo pasaba, solo esperaron a que Mamoru iniciará a hablar:

—Aún no sé con certeza qué está pasando, pero creo importante que estemos alertas para dar con la posible respuesta, al Hospital ha llegado un nuevo doctor, he confirmado que se trata de Zoisaito.

Al decir esto Ami sintió que el corazón se le paralizó, estaba confirmando lo que sentía cada parte de su cuerpo. Todas las chicas se quedaron inmutadas, lo que estaba diciendo Mamoru.

A Rei sin pensarlo dijo arrastrando cada silaba—¿quiere decir que tus guardianes han regresado?—

—Es posible, en este momento solo puedo confirmar que Zoisaito está de regreso, pero al parecer él no recuerda nada. Debemos ser prudentes.

Usagi podía ver a sus queridas amigas, estaban en shock, las entendía, el amor había sido una asignatura pendiente para ellas, sabía en el fondo aunque no lo dijeran que era por no haber superado el amor de los guardianes. Sus rostros se encontraban ensombrecidos, un momento de silencio se hizo en el lugar. Todas sintieron una esperanza en sus corazones, si Zoisaito había regresado, el resto debería estar en alguna parte.

La voz de Luna se hizo presente,— es importante no perder de vista que él no recuerda nada, es cómo cuándo ustedes regresaron y no tenían recuerdos, es posible que como para ustedes el cristal de plata les regresó la memoria, para él en este caso sea el cristal dorado de Mamoru, o posiblemente él al estar cerca de nosotros, vengan más recuerdos. Habrá que seguir investigando en dónde se encuentran los demás, y sin lastimar a Zoisaito, estar en vigilancia.

Artemis continuo— como Mamoru y Ami se encuentra más cerca de él, por el Hospital, creo mejor estrategia que ellos estén bajo alerta, en caso de que lo que esté detrás sea un enemigo.

Todos asintieron, y aunque sus semblantes estaban más tranquilos, la sensación de encontrar a la persona amada, estaba latente en todas, no era necesario que lo pusieran en palabras, al verse pudieron saberlo, y con miradas de esperanza, se despidieron.

Ami fue la última en salir del departamento, habían pasado unos 20 minutos, y bajando en el elevador al abrirse las puertas, estaba él sorprendido de verla ahí, justamente estaba pensando en ella, dio un paso adentro del elevador, las puertas se cerraron; y vio como su cara se encontraba ensombrecida sin poder reaccionar, sintió como ella se lanzaba en un abrazo hacia él, por un momento pensó que estaba dormido, o era su imaginación, la escuchaba sollozar y decir unas palabras poco audibles —estás bien…estás con vida…–.

Las puertas del elevador se volvieron abrir, frente a su departamento, y con su afán de protegerla, la vio tan vulnerable, no la podía dejar así, sin soltar el abrazo pero con delicadeza dio unos pasos hacia su puerta para abrirla, pensó que un poco de agua le ayudaría.

Realmente no quería romper ese abrazo, sentía su corazón tan pleno, pero decidió mirarla, y apartándose un poco de ella, pudo ver lagrimas en sus ojos y muchas emociones en ellos, veía emoción, tristeza, remordimiento, dolor.

No supo cómo pero dentro de él la necesidad de tranquilizarla, y siguiendo sus sentimientos, acercó sus labios a los de ella. En un inicio al rosarlos, sintió reconocerlos, inició suavemente intentando tranquilizar sus sollozos, puso su mano derecha en su mejilla, dejó de pensar, sintió al besarla como si una sed desesperada se fuera tranquilizando, ella en un inicio estaba sorprendida, pero sentía como su cuerpo lo necesitaba; acallo su conciencia, y se dejó llevar por las sensaciones y sentimientos de ese momento, sus labios se necesitaban. El beso fue creciendo de intensidad, ella rodeo su cuello, metiendo sus dedos en su cabellera, esto hizo que él perdiera más el control, haciendo más profundo el beso, y acercando con la mano izquierda la cintura de ella hacia él. El aroma de ambos, hacía que se sintieran embriagados, un murmullo salió de entre el beso.

—Zoisaito…

Él se desconcertó al escucharla, hizo que su conciencia regresara poco a poco

—¿Quién es Zoisaito?, dijo con la voz un poco entrecortada aún por la emoción del beso.

Ella regresando a la realidad de golpe, puso sus manos en la cara solo dejando sus ojos al descubierto, y negando con la cabeza—lo siento… tengo que irme. Se dirigía hacia la puerta, pero él la sujetó de una de sus muñecas.

—Espera, no te vayas así, es peligroso que manejes así…

Ella sin voltearlo a ver, y sintiendo su cara arder, se soltó de su agarre, y salió de su departamento, en un momento ya estaba dentro de su auto, más de forma automática, llegó a su casa, y sin cambiarse se tiro a su cama a llorar.

Fin del capítulo 2

Espero les haya gustado este capítulo, el siguiente estará más subidito de tono, aviso de antemano.

Sanda 07, gracias por tu comentario, pienso igual que tú, ellas también merecen ser felices y amadas.

Me ayudarían mucho con sus reviews, les mando un fuerte abrazo, y les deseo mucho amor y salud