The light and darkness
Ha pasado un largo tiempo en el que no ha visto a ninguno de sus antiguos compañeros, se estableció en medio de un entorno natural, rodeado de árboles, donde se pudieron encontrar paisajes cautivantes, un sitio al que consideró su nuevo "hogar", puesto que ahí encontró respuestas a varias de sus inquietudes, sin embargo, no negó que extraño a sus antiguos compañeros, pese a lo contradictorio, siguió recordando esas vivencias agradables que compartió al lado de ellos, pero, le causó un inmenso dolor presenciar como los humanos sucumbieron a un ciclo repetitivo de muerte y destrucción, ya que su misión consistió en atender asuntos relacionados con los "Deviants", le indicaron que no debió de entrometerse en otros asuntos, solo que llegó a un punto de quiebre, dejando salir la tristeza, frustración e impotencia que ocultó después de tantos años al presenciar la manera en que los conflictos continuaron hasta que iniciaron guerras sangrientas a costa de la vida de otras personas. ¿Acaso fue sencillo alejarse de los "Eternals"? No, en definitiva, los extrañaba, esa amistad cercana con Makkari, las atenciones de Ajak como si fuera una madre cuidando de sus hijos, la amabilidad de Sersi, aunque si pensó en torno a Ikaris, su interacción estuvo lejos de ser la más amena, no obstante, también jugó un papel crucial en esos días, puesto que en parte entendió que fuese tan leal a los mandatos que se supone que debieron cumplir, por otro lado, no pudo dejar en el olvido sus creencias personales. La convivencia durante ese entonces la valoró, pese a que en ocasiones tendió a mostrarse distante hacia sus compañeros, pero, gracias a lo que aprendió de cada uno pudo asimilar en que estuvo fallando, no dejó de lado sus ideales, ya que tuvo claro lo que esperaba conseguir en un futuro, aunque reconoció que lo que más le lastimó era que nadie se esforzó en siquiera a darle la oportunidad de explicar sus razones, claro, en ese momento lleno de tensión, se mostró un tanto alterado a causa del sentir que ocultó en su corazón, dejándose guiar por su convicción, se alejó de quienes alguna vez representaron lo más valioso que tenía. Pasaron los años, varias generaciones que procuró proteger en ese sitio alejado del resto, no les quitó la libertad, optó en ayudarlos a superar momentos difíciles, llevándose consigo los sentimientos negativos, no fue perfecto, por supuesto, puesto que algunas cosas estuvieron fuera de su control, nunca pretendió ser un tipo de Dios, no, buscaba que reinase la paz, presenció actos llenos de bondad, de un amor maternal incondicional que generó cierta melancolía. También vio que de los errores aprendieron, que intentaron mejorar, pese a sus fallas no dudaron en proteger a sus seres queridos, tal vez a partir de ahí entendió su propósito, hallando un nuevo objetivo. Con un semblante serio, en dados instantes sacó a relucir su lado oculto, dejando liberar parte de sus emociones. Luego de atender algunos asuntos pendientes, regresó a su cabaña correspondiente cuando percibió la presencia de alguien del pasado, de inmediato salió, yendo a encararlo de frente, percatándose de quien se trataba, generando confusión al verlo frente suyo.
—¿Qué haces aquí? —preguntó directo, sin rodeos, dudó mucho que fuese de visita o porque quiso tener un reencuentro, no, de seguro algo pasaba, tuvo un presentimiento.
—Necesito pensar bien lo que haré… como los demás han hecho sus propias vidas, tú eras la opción más acertada, Druig.—pese a que antes no tendió a dar explicaciones, su compañero Eternal las dio ahora, brindándole una ligera sensación de extrañeza.
—¿Y por qué crees que voy a estar dispuesto a que te quedes aquí? Que yo recuerde… la última vez que nos vimos no dudaste en amenazarme, Ikaris.—todavía no se negaba a la petición del azabache, pero, esta situación fue un tanto inesperada, no comprendió del todo las razones de que acudió al sitio donde se estableció, por un motivo se alejó, las memorias de esas misiones, la convivencia con sus compañeros lo aturdieron un poco, sin embargo, logró mantener la suficiente compostura.
—Estoy al tanto de que no nos llevamos de la mejor manera, solo que… me encuentro en un gran dilema.—por su parte Druig se percató de ese aire de tristeza que el mayor intentó disimular, no obstante, al parecer no funcionó en su totalidad, suspiró leve entre sus labios, tal vez iba a arrepentirse, pero, sintió que no pudo negarse.
—De acuerdo…puedes quedarte, aunque vas a tener que ayudar con las actividades que realizamos por aquí.—en cuanto él obtuvo esa respuesta afirmativa de su parte, no demoró en percibir la sensación de alivio que albergo a su ex-compañero, ¿en verdad era un asunto delicado? Consideró durante unos instantes el intentar leer su mente, pero, se abstuvo de hacerlo, optó en darle privacidad, sin embargo, tarde o temprano daría con la verdad, debido a que luego de siglos se percató que las mentiras y los secretos siempre terminaron en ser descubiertos.
Finalizaron esa conversación, de forma extraña no sucumbieron a ningún conflicto ni a sus típicas discusiones, esto desconcertó a Druig, sin embargo, este día fue algo agotador, por lo que realizó indicaciones al contrario de que pudo establecerse en el mismo sitio donde acostumbró descansar, puesto que requirió desconectarse, sucumbir a un sueño agradable, lejos de leer los pensamientos del resto, una experiencia que le dio tranquilidad, por eso dormir era esencial en su caso a causa de sus poderes que lo distinguieron de los otros "Eternals". Pronto llegó la noche, salió a contemplar el amplio firmamento nocturno, sentándose en la entrada de la casa, tratando de averiguar que haría a partir de ahora al permitir que él se quedase ahí, en ningún momento pudo imaginar que Ikaris estuviera dispuesto a acercarse… recordó que lo miraba con desdén, desprendiendo ese aire de grandeza ante los demás, destacando al mostrar sus habilidades físicas, sin dejar de lado que… en definitiva fue atractivo, ¿cómo negarlo? Atrajo la atención de Sersi, su antigua compañera que quedó encantada con los humanos, disfrutó de convivir al lado de ellos. Comprendió tal sentir, ya que también se encariño con las personas, solo que, por su personalidad, muchas veces fue malinterpretado, creyeron que… quiso controlarlos, que lo vieran como una clase de identidad superior. De hecho, meditó demasiado tiempo que la imagen de cuando el azabache lo amenazó vino de repente, dejándolo con la sensación de tristeza, a pesar de que no estableció una "buena relación" hacia el supuesto líder del equipo en un futuro, lo apreciaba, ¿cómo no hacerlo si consideró a todos ellos parte de su familia? No se arrepintió de su decisión, siguió firme en lo que hizo, logró aprender más de los seres habitantes del planeta Tierra, las memorias de Olympia no significaron nada al no tenerlos presentes, pareciera que alguien borró tales sucesos… daba la impresión de que era una pieza más en el plan de otro, ¿estuvo divagando más de lo pertinente? Sumergido en dichas ideas, no se percató de que él iba acercándose hasta tomar asiento a un lado suyo.
—Te ves pensativo, Druig…—así delató su presencia, enseguida eso lo aturdió de forma leve, dirigió su mirada hacia el mayor, dudando si debió hacerle saber acerca de sus inquietudes, los asuntos que quedaron inconclusos, los motivos de porque se opuso a sus ideales, sonrió de medio lado, esperando que pronto pudiera obtener las respuestas correspondientes al montón de preguntas que formulaba en escasos segundos.
—Porque lo estoy… todavía sigo sin entender porque elegiste venir aquí. ¿Lo recuerdas? Me amenazaste antes de marcharme… y antes de que nos separáramos, cada quien siguiendo su propio camino, tú te oponías a mis acciones, ¿crees que no me dolió? ¿acaso pensabas que iba a olvidar lo acontecido? No te negué mi ayuda, Ikaris, pero, ¿cuándo has intentado conocerme siquiera?—hizo una leve mueca de confusión, lejos de recurrir a las clásicas bromas o utilizando algún tono de voz sarcástico, prefirió decir lo que tanto lo desconcertaba.
—Tus convicciones van en contra de nuestra misión, servimos a Arishem, ¿cómo creías que serían mis reacciones? Aparte, casi todas las ocasiones que interactuábamos, diste a entender que no era de tu agrado, entonces, dime tú a mí, ¿en verdad no me tenías aprecio, Druig? Entiendo que hayamos discutido, el hecho de que te amenacé, bueno… me alteré, no dudabas en objetar lo que yo decía o hacía, si quieres aclarar lo que tanto te cuestiones, ha llegado la hora de enfrentarlo, aquí me tienes enfrente de ti. —sin dudarlo, agarró al menor del brazo, atrayéndolo lo suficiente, clavó su mirada en la ajena, quedándose en una clase de trance durante unos instantes al perderse en medio de ese tono azul de los ojos adversos, ¿por qué no pudo apartar su mirada? Maldición, reconoció que él, quien fue la causa de su malestar continuo, no dejó de parecerle atrayente, su personalidad, esa terquedad de continuar depositando confianza plena en lo que creyó que era mejor para la humanidad, pese a que le daba la contra con suma frecuencia, admiró tal tenacidad. ¿Por qué se sintió así? Ni Sersi desencadenó sensaciones intensas en su ser.
Druig permaneció quieto, estuvo a punto de responder, sin embargo, ese agarre lo tomó desprevenido, el cruce de sus miradas, las palabras que pronunció el sujeto responsable de su gran frustración, la cercanía que los dos mantuvieron en esos instantes, no fue capaz de formular bien una idea concreta, mordió leve su labio inferior, sintiéndose extraño, ¿por qué le hacía esto, Ikaris?—Nunca me diste a entender que querías entenderme, ¿para qué serviría que te dijese mis motivos? Y sí, te aprecio, me encariñé con cada uno de ustedes, era inevitable, eramos unidos, yo... no niego que nuestra interacción haya sido en base a discusiones, pero, ¿por qué acudiste a mí? Pudiste irte con Sersi… la amabas, ¿no? —lo último era cierto, todos supieron acerca del lazo que unió a la mujer con él, ese cariño que surgió desde el primer día que llegaron a este planeta, los sentimientos no desaparecieron con suma rapidez, menos cuando ese par daba la percepción de que iban a seguir juntos hasta el final de sus vidas.
—No soy el mejor expresándome, sé que puedes entender eso porque te pasaba algo similar, ¿no es así? En cuanto a porque vine aquí contigo… ni yo mismo encuentro una respuesta definitiva, nunca te odié, sólo que no sabía como reaccionar cada ocasión en la que te molestabas conmigo, tus burlas, esa tendencia tuya a ignorarme. En torno a Sersi, no negaré que la amé… ella se convirtió en mi principal razón para ser mejor, pero, al final me di cuenta de que ese amor terminó en desvanecerse, además, ella tiene una relación, ante lo cual no pienso interponerme. Lo que trato de decir es que… es entendible que no olvides las veces en las que mostré un comportamiento inadecuado contigo, pero, podemos cambiar eso, ¿no lo crees? —en contadas situaciones se sinceraba, no obstante, deseó comunicarse de la mejor forma posible con él, era innegable a éstas alturas que su sentir hacia el otro Eternal empezó a cambiar o fue posible que haya tenido sentimientos arraigados de hace años atrás, solo que no se dio cuenta de eso al enfocarse en otros temas.
—Sé a lo que te refieres, pocos llegan a comprenderme. Tampoco te he odiado, admito que era divertido sacarte de quicio, dejabas ver esa faceta gruñona, era parte de mi entretenimiento personal. Seré honesto… no esperaba esa contestación en torno a Sersi, era evidente que la amaste, ella representó todo para ti cuando todavía éramos un equipo junto al resto, la conexión entre los dos fue visible a la vista de cualquiera. Y en cuanto a lo último, bien, intentemos cambiar eso, vayamos conociendo a un nivel más profundo, Ikaris, aunque te advierto que es tan probable que no vayas a salvarte de una que otra broma, por lo que espero que estés listo para tal panorama.—dijo con una pequeña sonrisa en sus facciones, a la vez que no ocultó que ese acercamiento que persistió lograba ponerlo un poco nervioso, no estuvo molesto, sin embargo, no pudo explicar sus reacciones, ¿por qué él causó tal desconcierto?
—Bien, que así sea, ya que he aclarado parte de tus dudas, supongo que debemos descansar lo suficiente, mañana procuraré ayudar en lo que hagan por aquí… sin más que agregar a lo anterior que hemos comentado, buenas noches, espero que descanses, Druig y sí, suponía que no dejarías de lado tus bromas… no tengo inconveniente con ello, aunque tú tampoco te salvarás de ellas.—a punto de guardar una distancia prudente, eligió en hacer algo que tomase con la guardia baja al otro, por lo que se acercó al oído ajeno, susurrando lo siguiente.—ni creas que te librarás de mí tan fácilmente, querido, Druig.—sonrió de medio lado, satisfecho de su actuar, procedió a levantarse, adentrándose en la cabaña, dejando perplejo a su antiguo aliado, quien intentó ocultar el tenue tinte rojizo que apareció en sus mejillas por el atrevimiento que tuvo Ikaris al pronunciar aquello, invadiendo su espacio personal.
