Through thick and thin

Thena era una guerrera dedicada, llamada la diosa de la guerra, una Eternal digna de temer, con quien nunca desearías tener problemas, pese a sus grandes habilidades en el combate físico nunca creyó sentir tanto temor como cuando hace unos días atrás un Deviant intentó asesinar a Gilgamesh, fue demasiado el impacto emocional que logró superar el trance ocasionado por Mahd Wy'ry, verlo en tales condiciones la hizo estremecer, estuvo a punto de perderlo a causa de los ataques certeros de sus enemigos, lágrimas en los ojos, gritos desesperados, ya no se encontraba Ajak quien podía curarlo, pero, agradeció que se halló a salvo, fuera del inminente peligro, durante ese lapso de tiempo se encargó de cuidarlo, brindándole los cuidados requeridos. Herida en el abdomen, otra cerca de la yugular, maldijo su condición inestable desencadena de la enfermedad que padeció, poseer esos recuerdos de las misiones anteriores en distintos planetas que fueron destruidos conllevó un precio que no estuvo dispuesta a seguir pagando. Realizó la solemne promesa que a pesar de las complicaciones se encargaría de estar en las buenas y malas al lado del hombre que la enamoró. Claro, también se preocupó por el bienestar de Druig, el menor tampoco la tuvo nada fácil luego de esa emboscada, después de que solucionaron el asunto de Tiamut, permanecieron dentro de la nave, mientras iban recuperando sus fuerzas. Lo que sí le llamó la atención consistió en la cercanía entre Ikaris y Druig, pudo percibir un lazo distinto al de hace años atrás, no era uno de inconformidad, molestia o desagrado, mejor dicho, detectó un cariño, un apoyo que de seguro no pasó desapercibido para el resto de sus compañeros, menos a ella, ya que consideró al contrario bajo su protección. Si hay un rasgo distintivo de la fémina radicó en su afán de proteger a quienes apreciaba, si Ikaris se atrevió a hacerlo sufrir, se aseguraría de torturarlo, ante tal pensamiento, una sonrisa apareció en sus facciones. En estos instantes yació recostada al lado de su pareja en espera de que despertarás, a la vez que acarició con ternura sus cabellos, esa faceta cariñosa salió a flote cuando estuvieron a solas. En cuanto él comenzó a despertar, suspiró leve, pensó que descansaría más, pero, ya vio que no era el caso, tal vez deseaba cocinar algo, había desarrollado un gran gusto por la cocina, empeñando a preparar todo tipo de platillos, sobresaliendo por sus habilidades culinarias.

—¿Ya te sientes mejor?

—Por supuesto que sí, no podría quedarme todo el tiempo sin hacer nada, mi querida, Thena, ¿qué hay de ti? Aunque no lo digas, sé que te esmeraste en las peleas, tú también deberías descansar.

—Lo sé… tienes razón, pero, estaba preocupada, te lastimaste de gravedad y…

Guardó silencio al incapaz de continuar con su contestación, en teoría los Eternals eran inmortales, pero, luego de la muerte de Ajak, su antigua líder una angustia paulatina comenzó a jugarle en contra, los peligros que enfrentaron no eran cualquier cosa, lidiaron ante grandes adversidades, sin embargo, antes de verse envuelta en medio de una paranoia recibió unas agradables caricias en su mejilla que buscaron reconfortarla. Sí que el hombre supo como brindarle tranquilidad sin necesidad de recurrir a grandes proezas, su tacto fue más que suficiente.

—Sé que te preocupaste, agradezco que me hayas cuidado, ya no te preocupes, el peligro por ahora ha pasado. Por cierto… ¿sabes qué sucede con Ikaris y Druig? En los últimos días los he notado más apegados de lo normal.

Pareció que el contrario pudo leerle la mente, se conocieron a la perfección que él vino sacando el mismo tema de conversación que planeó abordar, algo inusual estuvo sucediendo con ese par, no se consideró alguien curiosa, sin embargo, la intriga la albergaba, teniendo que afirmar la seguridad del menor como objetivo principal, ya que le tuvo aprecio al igual que el resto de los Eternals, pero, Druig era un chico especial, que mereció ser tratado como merecía, esto era de la mejor forma posible, ya que fue un Eternal invaluable, parte de su querida familia.

—Justo quería hablar de eso, al parecer estamos en perfecta sincronía. Bien, sí, los he notado demasiado cerca de un tiempo para acá… yo creo que iniciaron una clase de relación similar a la que tenemos tú y yo, ¿qué piensas, Gilgamesh?

—No es de extrañar después de todo lo que hemos pasado juntos y… en efecto, pienso igual que tú, esos dos al parecer comenzaron un tipo de noviazgo, lo que es inusual es que esos dos hayan terminado como pareja, en el pasado recuerdo que no paraban de discutir, realizándose bromas…

—Bueno, ¿qué puedo decir? No soy una experta en el asunto del romance, supongo que luego de convivir luego de reencontrarse, surgió un sentimiento especial y no lo dejaron pasar, Gilgamesh.

—Espero que sean felices, aunque tengo el presentimiento de que si Ikaris lastima a Druig, vas a golpearlo, ¿cierto?

—Oh sí, tenlo por seguro.

Soltó una pequeña risa entre sus labios, ese tema quedó zanjado, transcurrieron las semanas, en las cuales la fémina recibió la propuesta de matrimonio de parte del hombre, claro que aceptó por lo que organizaron los preparativos correspondientes de la boda, ya todos supieron de la relación del par de Eternals, esos dos eran una peculiar combinación, pero, que funcionó, se complementaron. Hoy había llegado el día, habían unido sus vidas para toda la eternidad. Cuando lanzó el ramo, este fue a parar en las manos de Druig, a quien le hizo señas de que sería el próximo en casarse.

—Supongo que era la intención de Thena, ¿qué dices? Sería el siguiente paso en nuestro noviazgo, mi pequeño, Druig.

—No me opongo a la idea mi querido, Ikaris.

—De seguro te verías hermoso con un vestido de novia.

Claro, ese fue su afán de joderlo, pese al cambio de sus interacciones fue de su agrado molestarlo en ciertas ocasiones, eso no pasó desapercibido por el lector de mentes, quien le dio un golpe en el estómago, sintiéndose un tanto avergonzado a causa de ese comentario, pero, de cualquier manera, se acercó lo suficiente hasta rodear los brazos alrededor del cuello ajeno.

—Tal vez deberíamos irnos a la casa que compramos para nosotros, ¿no te parece? No me gustaría armar una escena en público, puede ser posible que te lleves una sorpresa, Ikaris.

—Lo considero justo, vayamos a nuestro hogar, Druig.

Se marcharon no sin antes despedirse de los recién casados, tampoco pensaron en ser groseros, después de todo era su celebración, en su caso harían la suya propia a solas sin que nadie los interrumpiese en plena faena. El mayor lo cargó entre sus brazos, emprendiendo vuelo hacia el lugar pertinente, en cuanto llegaron, fue tanta la desesperación que tan solo al cerrar la puerta lo estampó contra la pared, devorando sus labios con fervor, sobra decir que no tardaron en adentrarse a su habitación, mientras las prendas de ropa terminaron esparcidas en el suelo, quedando ambos desnudos por completo, sin más reparo, Ikaris recostó a Druig en la cama, colocándose encima suyo, dedicándose a admirar su belleza, en verdad que era afortunado al tenerlo a su lado, a su completa disposición.

—Eres hermoso, digno de ser admirado incontables veces, me tientas demasiado que quiero poseerte, Druig.

—Entonces… hazlo, no me niego que vuelvas a hacerme tuyo, Ikaris.

El de pelo oscuro hizo algo que lo tomó por sorpresa, pensó que primero iba a estimular la zona de su pecho, pero, no, se equivocó, ya que pronto sintió su lengua recorriendo su miembro, no tuvo previsto que le diera una felación, aunque, demonios, se sintió tan bien, que no pudo evitar tener unos cuantos espasmos, notando que sus recorridos iban de la base hasta su glande. En unos cuantos minutos liberó su esencia, sintiéndose extasiado, algo apenado observó como él se tragó la sustancia, relamiéndose los labios, saboreando los restos que quedaron en sus labios a causa de su eyaculación.

—No tenías que tragártelo, Ikaris…

—¿Bromeas? Todo de ti es delicioso.

—Que directo… ven, acércate, sé que los dos queremos lo…

No acabó de finalizar su respuesta cuando su pareja volvió a besarlo de manera apasionada, mientras que posicionó su miembro en su entrada, abriéndose paso en su interior, cada vez la sensación lo abrumaba al igual que la primera ocasión en la que se entregó en su totalidad a Ikaris. Hundió su rostro en el pecho adverso, no demoraron en comenzar los movimientos desenfrenados, en lugar de comenzar despacio, lento, las embestidas adquirieron un ritmo errático, dando en ese punto dulce que lograba hacerlo gritar de inmenso placer y satisfacción, por su parte, Druig no quiso quedarse atrás, por lo que realizó un provocativo vaivén con sus caderas de arriba hacia abajo con el fin de sentirlo cada vez más profundo.

—Como siempre… tan apretado, me encantas, Druig.

—I-Ikaris, dices cosas vergonzosas, tú me enloqueces…

Pronunció en medio de gemidos que denotaron su disfrute, ese gozo de pertenecerle, de ser suyo a través de ese encuentro donde salieron a flote su deseo el uno por el otro, estremeciéndose de escuchar los gruñidos roncos de su novio en su oído, con quien anhelo permanecer a lo largo de su existencia eterna. Las estocadas fueron certeras, la temperatura corporal iba en aumento, a la vez que se escucharon de fondo el eco de sus pieles chocando, ese roce entre sus cuerpos húmedos. Ikaris se sintió complacido al verlo derretirse ante su tacto, en serio que era precioso verlo en ese estado sumergido en el placer. Los movimientos rápidos, fuertes, llegando a tocar zonas sensibles… continuaron con su unión intima hasta que alcanzaron el clímax. El mayor gimió roncamente, mientras llenó de semen en su lindo novio, a la vez que el menor manchó de esa sustancia blanquecina sus vientres, con la respiración agitada, lo miró con suma ternura, acariciando su espalda.

—Nunca dejas de sorprenderme mi querido, Ikaris, ¿cómo sabes la manera exacta en cautivarme, desearte y enamorarme más de ti?

—Será más bien porque estamos hecho el uno para el otro, ya que no puedo imaginarme la vida sin ti, Druig.

Unieron sus labios de nueva cuenta, solo que, en un beso cariñoso, afectuoso, mientras Druig se acurrucó en su pecho, suspirando por la calidez que los rodeaba, sin más, cayeron dormidos en un plácido sueño. Así el par de tortolos siguieron inmersos en su enamoramiento, perdiéndose en esa conexión amor única, no demoraron en enlazarse a través de un lazo matrimonial, estuvieron formando su propia familia, incluso adoptaron a un cachorro de Husky siberiano, quien les hizo compañía en esta travesía, pues, a pesar de las adversidades, al encontrarse juntos, supieron que nada ni nadie los iba a separar, debido a que su historia la fueron formando ellos mismos, viviendo su amor en medio de la luz y oscuridad.