Bien… por donde partir. Creo que primero sería bueno situarnos en el tiempo, aunque, tampoco tengo claridad de los años en los que vivimos, pero puedo decir que ya no hay titanes fuera de las murallas. Fueron erradicados por los miembros de la Legión de Exploración después de que, supiéramos que fuera de las murallas había un mundo entero, personas, vida… Mi nombre es Io Ackerman DeBelair, y esta es parte de mi historia.

Hace casi nueve años, la humanidad tuvo un triste recordatorio. Ese día, había salido con mis hermanos Thoma y Lainno de 18 y 15 años yo, soy la menor, tenía 12 en ese momento junto con nuestro padre, Daniel. Salíamos cada mañana a entrenar temprano. Casi desde que tengo memoria que nuestro padre nos enseñó que debíamos ocultarnos del resto de las personas, jamás dar nuestro apellido, o podrían encontrarnos, torturarnos y asesinarnos. Nos enseñó, a que nuestra habilidad Ackerman jamás debía salir a la luz, porque sería nuestra perdición. Nuestra familia, específicamente, fueron desertores del rey, y se fugaron a las afueras del distrito central, se les maldijo por años, con la promesa de acabar con cada miembro por los próximos 200 años. Sin descendientes.

- Por eso nos ocultamos – Dijo Daniel a sus hijos que miraban sentados en el bosque - ¿Entienden porque es tan importante?

- Si – Dijo Thoma, pasándose una mano por el cabello oscuro

- ¿Por eso el apellido de mamá va primero? – Pregunto Lainno, aunque la respuesta era obvia

- Así es

- ¿Por qué traer hijos… a un mundo así? – Murmuro Io para sí misma, pero, aun así, su padre y sus hermanos la escucharon

- Porque somos egoístas – Respondió su padre

Volvimos poco después a casa. Ese día el entrenamiento había sido cansador, pelear hasta que el otro se rindiera era pan de cada día en nuestras vidas, pero… Lainno me dio un golpe tan fuerte en la cara, que me dejo sangrando. Thoma corrió dentro de casa porque el dolor de cabeza estaba persistiendo cada día más fuerte. Papá dijo, que era porque el principal objetivo de nuestro entrenamiento, era no dejar que la habilidad Ackerman apareciera, entonces, cada vez que se reprimía, el dolor de cabeza aumentaba. Se echo una flor blanca de Jah a la boca y la mastico, aliviando su agonía casi de inmediato.

- Esta cada vez más potente – Dijo Thoma agitado aun por el dolor mirando a su padre

- Qué bueno que fui por flores de Jah ayer – Dijo su madre mirándolo con amor – Hay un frasco lleno

- Es tu habilidad queriendo salir – Comento Daniel – Debes encerrarlo o si no…

- Ya sé… nos encontraran – Suspiro - ¿Por qué Io ni Lainno sufren por esto aun?

- Porque aún no han tenido una experiencia traumática para hacer que la habilidad quiera… proteger a alguien

- Hablas de la muerte de Jo ¿no? – Daniel asintió

Jo fue la novia de Thoma. Murió hace algunos años atrás. En realidad, fue asesinada porque no dejo que un mercader abusara de ella. Desde ese día, el deseo de protección se activó. Thoma no pudo hacer nada por ella porque cuando la encontró, ya era muy tarde. Esa tarde, mientras mi madre fregaba los platos después de haber tenido nuestra última comida todos juntos, sentimos un temblor. Yo estaba leyendo un libro cerca del arroyo, mire al cielo y a lo lejos, por la ciudad, escuche gritos, gritos de horror, se sintió un calor que podía arrasar con todo, como si fuera fuego o lava. Y lo vi. El miedo me invadió y lo único que atine fue salir corriendo a casa

- ¡Papá! – Grito Thoma

Daniel y Rebeka salieron de casa cuando escucharon el grito de su hijo mayor desde afuera después de haber sentido un temblor. Se quedaron mirando al cielo y vieron, como ese titan de 60 metros comenzaba a romper la muralla, en compañía del Titan Acorazado

- Lainno trae el libro – Dijo Daniel sin dejar de mirar arriba y su hijo de en medio corrió casa a dentro

- ¿Dónde está Io? – Pregunto Rebeka

- Fue al arroyo, iré por ella – Dijo Thoma empezando a correr, pero un grito de su padre lo detuvo

- Quédate

- Pero…

- Io sabe cuidarse sola

Thoma asintió despacio aun pensando que debía ir por su hermana menor. Ella llego al rato después, jadeante y justo cuando su familia se estaba preparando para entrar en el sótano

- Es el Colosal y el Acorazado, deben ser ellos – Comento Lainno

- El Colosal es el único capaz de atravesar las murallas – Dijo Thoma

- Y el Acorazado de romperlas – Dijo Io uniéndoseles

En un parpadeo que nadie noto, los titanes comenzaron a llegar al sector. Tanto Io como Lainno, después de los años solo tuvieron fragmentos de ese momento. La puerta del sótano se cerró con ellos dos dentro. Pudieron escuchar los gritos de desesperación y como la casa en la que habían vivido desde siempre, se hacía pedazos. Sintieron un fuerte dolor de cabeza y después, todo se apagó. Io abrio los ojos despacio, tratando de conectar rápidamente en su cabeza todo lo que recordaba de la última vez que había visto a sus padres y a su hermano mayor. Levanto la cabeza cuando vio la cabellera rubia de su hermano que estaba tratando de salir del sótano, sin lograrlo, y siguieron allí, por dos días más.

Al tercer día, después del ataque del Titan Colosal, escucharon las primeras voces de personas

- Deben ser de la milicia – Dijo Io mirando insegura a su hermano - ¿Qué hacemos?

Lainno se puso de pie, se acercó a la salida del sótano y comenzó a meter bulla, golpeo con los puños la puerta y comenzó a gritar

- ¡Aquí! ¡Estamos atrapados! ¡Hey! ¡Aquí abajo!

- Espera – toco su brazo y él la miro de inmediato – Pueden descubrirnos

- Solo me interesa salir de aquí- Lainno la tomo de ambos brazos - Io, podemos morir si nos quedamos más tiempo encerrados. Ya veremos que hacer después. Dudo que toda la Policía Militar del Interior sepan que justamente nosotros somos los Ackerman que buscan

Io asintió despacio al cabo de unos segundos que se quedó pensando lo que él decía, y se unió a los gritos después. Dos militares de la Policía Militar los encontraron, sacaron los escombros que habían caído en la puerta de entrada y salida del sótano, y al cabo de casi tres horas, Io y Lainno pudieron salir. La belleza del lugar a la que estaban acostumbrados a ver desde niños, estaba completamente fracturada. No quedaba, absolutamente nada allí.

- ¿Están bien? – Pregunto uno de los militares

- S… sí, gracias – Respondió Lainno incomodo y un tanto temeroso - ¿Por qué debían ser de la policía militar? – Pensó

- ¿Este era su hogar?

- Si – Dijo Io

- ¿Solo ustedes dos? – Pregunto el segundo militar

- No, vivíamos con nuestro otro hermano y nuestros padres, pero… solo nosotros logramos entrar al sótano

Los llamaron un poco después para reconocer los cuerpos de Thoma y Rebeka. Habían perecido en el derrumbe, mientras que, a su padre, Daniel, al no encontrarlo después de una semana, lo dieron por muerto, o, mejor dicho, devorado por un titan. Y la verdad eso, era lo más probable

Meses más tarde, una noche después de cenar en el refugio, y en un ataque de "no saber que hacer para subsistir" Lainno decidió meterse en la milicia.

- Nos meteremos en el lugar en donde, si saben quiénes somos, nos mataran – Dijo Io, sentada en una silla en el comedor grupal, con el cabello negro, largo y lacio tomado en un coleta, intentando de alguna forma razonar con él

- ¿Crees que no lo sé? – Contesto Lainno de pie - Estamos viviendo en un refugio con un montón de personas que no conocemos, eso ya es arriesgado

- No tenemos más opciones

- Claro que sí

Io suspiro y cerró los ojos, cansada. Sabía que era inútil tratar de razonar con su hermano y era una completa pérdida de tiempo de su parte.

Hemos sobrevivido por años. Podemos hacer esto – Dijo Lainno completamente seguro de su plan, tanto, que su hermana, termino aceptando

Así, ambos llegaron al Ejercito de las murallas. Se enlistaron como cadetes en la tropa de nuevos reclutas y fueron aceptados de inmediato, con varios chicos más, todos demasiado jóvenes. Io miraba a su alrededor al resto que estaban allí. Temerosos, sudando, temblando con el uniforme compuesto por unos pantalones blancos adornados con arnés y una chaquea corta café, que llevaba la insignia de dos espadas cruzando. Un hombre mayor, calvo y de ojos saltones apareció de repente, irrumpiendo la "tranquilidad"

- ¡Tú imbécil! – Grito, quienes ambos hermanos pensaron, era un instructor y la mirada de los dos se dirigió a un chico rubio de cabello hasta los hombros.

- ¡Si, señor!

El hombre siguió gritando un buen rato, preguntándole solamente a algunos reclutas sus nombres y de dónde venían, y entremedio, insultándolos un poco, diciéndoles que ellos ahora, solo servían de carne de cañón o que solamente eran comida para titanes. Después de un rato, el hombre paso por al frente de ambos hermanos, les dio una mirada rápida y paso de largo, pero se devolvió de inmediato.

- Tú… ¿Quién eres? – Dijo fuerte, pero al mismo tiempo más calmado que antes. Lainno hizo el saludo de los reclutas, poniendo su mano derecha en el lugar donde va su corazón

- Lainno DeBelair, señor

- ¿De dónde vienes?

- Interior del muro María, señor, por las montañas del norte – silencio, y el instructor siguió mirándolo – Había un pequeño pueblo allí, señor

- Bien – dijo Shadis satisfecho, para que su mirada se posara en Io - ¿y tú?

- Io DeBelair, señor – Respondió ella haciendo lo mismo que su hermano

- ¿Parientes?

- Somos hermanos

El instructor siguió caminando, le dio un cabezazo a un recluta que dijo que quería ser parte de la Policía Militar para vivir cómodo, levanto a otro chico por la cabeza porque había hecho el saludo al revés. Io intento con todas sus fuerzas contener una risa cuando el instructor vio a una chica, comiéndose una papa y la interacción que tuvo con ella. Su nombre era Sasha. Más tarde esa misma noche, ambos hermanos le dieron parte de su cena a Sasha que había estado corriendo todo el día como castigo. Sin saberlo, Io compartía habitación con ella y dos chicas más.

Al día siguiente el entrenamiento comenzó y ambos dieron las gracias en silencio a su padre por haberles enseñado desde pequeños variadas tácticas de pelea. Sin duda, esa experiencia en entrenamientos, a ambos, les servía. Aprender a usar el equipo de maniobras 3D no les resulto complejo. Ambos, miraron con una mueca en el rostro, a un chico de cabello oscuro y ojos verdes, como no era capaz de mantenerse en la posición adecuada con el artefacto, pero finalmente se alejaron de él. Lo menos que querían era levantar sospechas de quienes eran en realidad. Pero esa misma noche…

Habían terminado de cenar hace poco, Io estaba sentada en el pasto leyendo un poco y Lainno estaba a su lado jugando cartas. Él levanto la vista cuando sintió que alguien se acercaba y alcanzo a divisar a dos personas: una de ellas era el chico de cabello oscuro que más temprano no había podido mantenerse en la posición con el equipo 3D, y el otro, era un chico rubio de su misma edad.

- Disculpen… Mi nombre es Eren – Dijo el chico presentándose. Io levanto la mirada apática. No quería tener a nadie más cerca – Él es Armin – el rubio les sonrió

- Hola, soy Lainno y ella es mi hermana, Io – soltó las cartas - ¿Les podemos ayudar en algo?

- Si. Me dijeron que ustedes dos son muy buenos para manipular el equipo 3D, entonces, me preguntaba si…

- Lo siento, pero no hay ningún truco en eso – Respondió Io de forma seca esperando que con eso se fueran

- Si, ya me dijeron, pero quería saber cómo ustedes lo habían logrado – insistió Eren

- Es difícil de explicar, pero… nosotros llevamos años de entrenamiento – Dijo Lainno e Io abrio los ojos

- ¡Lainno! – lo llamo, él la miro de inmediato. Io le pidió en silencio que se callara. Su hermano le sonrío y le guiño un ojo

- Supongo que mi hermana tiene razón, no hay un truco – Lainno se puso de pie – Pero intentare ayudarte, Eren

Los cuatro salieron al campo de entrenamiento más adentrada la noche. En el trayecto, y en el momento en que Eren y Armin iban más adelante, Io tomo a Lainno del brazo, deteniendo su andar. Lo miro con furia y miedo en los ojos que él supo interpretar de inmediato.

- ¿Qué demonios haces, Lainno? – Hablo ella despacio

- Ayudare a ese chico, Io. Aunque tú no quieras

- ¿Por qué? ¿No se supone que debemos pasar desapercibidos?

Lainno evito rodar los ojos en frustración, y miro a su hermana menor con autoridad y dulzura al mismo tiempo

- ¿No crees que al tener tú actitud es más probable que nos descubran? – silencio. Io miro a otro sitio pensando un poco, y volvió a mirar a su hermano cuando él puso una de sus manos en su hombro – Escucha, pasamos años escondiéndonos. Papá no nos dejaba tener amigos, ni a nadie, pero ya no podemos vivir así

Io suspiro. Entendía a Lainno a la perfección porque de cierta forma, su hermano tenía razón. Habían vivido escondidos de toda la sociedad por años. El único que había conocido a alguien, había sido Thoma y que al final, termino en tragedia de igual forma. Así que, aunque estaba aterrada, ayudo a Eren con Lainno, para después, cuando Lainno la dejo en las afueras de su habitación, ella volvió a escabullirse, se adentró a la oficina del instructor Shadis, sigilosa y silenciosa igual que un ratón y saco de allí, sus expedientes.

Finalmente, cuando todos pudieron utilizar de forma correcta el equipo de maniobras 3D, el entrenamiento comenzó.

2 años pasaron…

- Reiner Braun, es un cadete con gran fortaleza física y mental, sus compañeros confían mucho en él. Armin Arlet, carece de fortaleza física, sin embargo, lo compensa con su intelecto. Io DeBelair, tiene habilidades excepcionales en combate y su manejo con el equipo es magnífico, pero no es buena trabajando en equipo. Lainno DeBelair, el mayor del grupo, al igual que su hermana sus habilidades son grandiosas y es más fácil tratar con él. Jean Kirstein, buen dominio espacial y físico, pero su actitud genera fricción en sus compañeros. Sasha Braus, tiene buena intención poco convencional, pero no es apta para actividades organizadas. Connie Springer, experto en movimientos rápidos, pero no es muy bueno en razonamiento lógico. Mikasa Ackerman, ella es ejemplar en todos los sentidos. Eren Jaeger, aunque no es muy talentoso ha mejorado con perseverancia, además, posee una determinación excepcional.

Io abrio los ojos con dolor cuando Lainno la aterrizo en el suelo, aun con su brazo agarrado. El entrenamiento de combate cuerpo a cuerpo, no era diferente a lo que solían hacer en casa. Soltó la cuchilla de madera que tenía, simulando que era un asaltante, supuso ella.

- ¿Estás bien? – Lainno le ofreció su mano para que se pusiera de pie

- Si… - la acepto y se levanto

- Es tu turno

Ahora él tenía la cuchilla de madera y él debía acercarse a atacarla, ella solo debía defenderse.

Un poco más allá, Eren y Reiner se quedaron mirando como Io, pese a ser más baja que Lainno (él le sacaba casi 20 cm de diferencia y como 20 kilos), era capaz de derribarlo. lo azoto en el suelo cuando, de un salto enrollo sus piernas en el cuello de su hermano, se dejó caer y él perdió el equilibrio, y engancho, cuando él ya estaba en el suelo, uno de sus brazos. Lainno soltó la cuchilla.

- La viste – Dijo Reiner

- Si, la conozco. Son los hermanos DeBelair, Io y Lainno – Respondió Eren

- Vamos

Se acercaron a los hermanos que seguían practicando, y de alguna forma ahora, Eren estaba a punto de atacarla. No entendía cómo había pasado.

- ¡No seas tan ruda con él! – Grito Lainno al lado de Reiner

Io le dio una patada en el estómago y Eren se cayó de cara al suelo, aun con la cuchilla de madera en su mano. Cuando Eren intento atacarla una segunda vez, ella lo derribo, tomo su mano y con ayuda de su cadera, Eren ya estaba en el suelo. Miro al frente y Lainno sonreía. Io le tiro la cuchilla a Reiner en las manos.

- Bueno… ahora es tu turno – Dijo Lainno mirando al otro rubio

- ¿Qué…? Es que yo… - Dijo Reiner mirando a Lainno

- ¿Acaso tienes miedo? – Pregunto Io y la mirada de Reiner se fue donde ella que sonreía con autosuficiencia.

- Hazlo, Reiner. Muéstrale de lo que estás hecho – Dijo Eren con las rodillas tocándole la nariz, aun en el suelo

El resultado fue el mismo, e Io dejo a Reiner en la misma posición en la que Eren venía recién levantándose.

- Que técnica tan asombrosa ¿Quién les enseño a luchar así? – Pregunto Eren

- Nuestro padre – Respondió Lainno

- Pero eso no importa – Interrumpió Io – El combate cuerpo a cuerpo no influye en nuestra evaluación, por eso todos se lo toman con calma

- Para ser parte de la Policía Militar, debes estar en los 10 mejores – Dijo Lainno

- ¿No te has preguntando, porque los más capaces de enfrentar a los titanes, tienen el privilegio de evitarlos? – Dijo Io mirando a Eren. Miro a Lainno – Ya vamos

Ambos caminaron dejando a Eren con una duda inmensa en su cabeza ahora.

Cuando lograron graduarse, los 10 mejores reclutas fueron los siguientes: Mikasa Ackerman, Reiner Braun, Lainno DeBelair, Io DeBelair, Eren Jaeger, Jean Kirstein, Marco Bott, Connie Springer, Sasha Braus y Annie Leonhart. Podían escoger a que tropa servir de ahora en adelante. Pero al día siguiente de la graduación, todo se complicó…