Los personajes de Ranma 1/2 no me pertenecen, son obra de la gran Rumiko Takahashi. Escribo sin fines de lucro, solamente con el fin de entretener.
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Me detuve cuando alcancé la entrada del Dojo para observar y admirar el impecable entrenamiento al que se estaba sometiendo.
Con cada elegante movimiento sus trabajados músculos se afirmaban, vistiendo solamente la parte inferior del gi me permitió admirar su ancha y musculosa espalda y como las deliciosas gotas de sudor discurrían en toda su extensión. Mordí mi labio inferior buscando despejar su imagen de mi turbulenta mente y evadir el fuego que iniciaba a crujir en mi interior, evoqué mis recuerdos hacia aquellos días cuando apenas nos soportábamos, los malos entendidos nos rodeaban y los insultos se encontraban a la orden del día.
Finalizando una kata percibió mi presencia por lo que su cuerpo pasó de estar en tensión a relajarse, estiró su cuello de lado a lado, elevó sus manos por encima de su cabeza y se volteó para encontrarme en el umbral.
—Te gusta lo que ves? — sonrió de manera pícara arrastrando sus pasos hasta quedar frente a mí.
Le tendí la botella de agua que cargaba al hablar — creo que continúas siendo un engreído.
Tomó la botella de mi mano logrando que nuestros dedos se rocen provocando aquella chispa que ambos muy bien conocíamos.
De forma inesperada se acercó aún más y me tomó por la cintura arrastrándome con él quedando en íntimo contacto.
—Siempre seré un engreído cuando la que me observa es mi dulce esposa — sus labios tocaron los míos voraces.
Hablé al despegar los labios — Espero ser la única que te observa.
—Así es mi dulce marimacho.
