Prólogo
Gas Mask.
Ella le temía a su otra "yo".
Por alguna razón que no lograba comprender, Fukawa estaba comenzando a sentir un miedo todavía más grande de lo habitual y que Komaru no apartara la vista de ella no ayudaba.
Fukawa estaba tan mareada al grado de que juraría que sentía la rotación de la tierra.
—Eh... ¿Te encuentras bien?
Girando la cabeza de manera exagerada, Fukawa centró su vista en Komaru.
—Si... Solo quisiera ir a mi cuarto... —A diferencia de su habitual aptitud paranoica y que algunas personas considerarían "repelente", Touko se mostró neutral, como si algún interruptor a hubiera encendido o apagado.
Komaru asintió lentamente y en un acto de valentía, agarró la mano derecha de la escritora.
—¿Q-qué...?
—Quieres ir a tu habitación, pero no te miras bien —dijo la chica teniendo un gesto que transmitía la sincera preocupación que tenía por la escritora—. Vamos, te acompañaré para estar segura de que llegues bien y que no pude algo como, no sé, que te desmayes a mitad de camino.
Por una breve cantidad de tiempo, Touko juraría haber escuchado esas palabras como si salieran de la boca de Makoto. Le hizo tener la desagradable sensación de estar empalaga.
Tomando el silencio como una respuesta positiva, Komaru esperó pacientemente mientras seguía tomada de la mano con Touko.
Cuando los sentidos de la escritora volvieron a la normalidad y sintió la mano de la chica aferrada a la suya, tuvo un estremecimiento acompañado de un sonrojo que le hizo decidir dirigirse de una vez por todas a su habitación.
No se dijeron nada en todo el camino, solamente el sonido de sus pasos y respiraciones llegaba a oídos de ambas.
Cuando estuvieron frente a la puerta y Komaru soltó su mano, fue cuando Fukawa finalmente habló.
—¿Sabes...? Te pareces a tu hermano...
Viendo lo confundida que estaba la joven Naegi, a Touko no le quedó de otra más que explicarle aunque la idea no fuera de su agrado, pero era lo mínimo que podía hacer después de que ella la acompaño hasta este lugar.
—Ya sea a mi, a Ikusaba que es muy intimidante, a Oogami que igual lo es... A Owada, incluso a los de otras clases... Él trata todos como iguales...
Komaru solo pudo soltar una risa leve al escuchar eso, sonaba exactamente como algo que su hermano haría.
—Aunque nuestra familia es una que siempre se mantiene en el lado positivo de las cosas, Makoto es un caso especial —dijo Komaru recargándose en la pared y tratando de resistir la tentación de ver el interior de la habitación gracias a la puerta entre abierta—. Alguien que se mantenía optimista ante todo a niveles exagerados sin importar la mala suerte, las acciones y todo lo que intente abrumarlo.
—Pero fuera de eso, él me enseñó que no somos tan diferentes en verdad.
—¿A qué te refieres...?
Ya ni siquiera podía negarlo, Touko tenía sincera curiosidad.
—Ya sabes, no somos más personas normales. Digo, no tendré su nivel de optimismo, pero eso no me hace menos que él.
Discretamente, la escritora se llevó una mano a la zona superior de la pierna. Aparte de que lo hizo por la incomodidad de escuchar algo que consideraba tierno, podía sentir como la sangre había dejado de salir de su herida.
Por primera vez, Fukawa Touko había encontrado algo que le evitaba desmayarse al instante por su fobia a la sangre, y era el escuchar a Naegi Komaru.
—Somos hermanos comunes, no es queremos, peleamos y así. Nada más allá de eso.
Parte 1
Chisa salía de la habitación para maestros acompañada de Juzo y Kyosuke. A la distancia, pudo ver a Chiaki hablando con Mioda y Maizono.
La maestra se sintió algo extrañada al ver el inusual sonrojo en el rostro de su alumna amante de la música así como el gesto en blanco de la Idol perteneciente a la Clase 78.
Disimuladamente, Chisa decidió acercarse para ver qué estaba pasando. Mirando lo extraño que estaba actuando, Sakakura y Munakata decidieron seguirla.
—Wow... Nunca había visto una declaración de guerra de este calibre —dijo Sonia que a diferencia de las demás, tenía un brillo inusual en los ojos.
Por su parte, Chiaki entendió a la primera el significado de lo que dijo. No podía ver un escenario positivo entre Ibuki y Maizono.
De cierta forma, le recordaba a su situación en un inicio.
—Que raro, yo pensaba que ella estaba...
Fue muy tarde para Chisa, no se dio cuenta de que la habían escuchado y todas habían volteado a verla.
—¿Yukizome-sensei? Pensé que usted estaba en el gimnasio.
—Ehm, estuve ahí... Es solo que tenía otra cosa que atender en la sala de profesores.
Mientras las chicas bombardeaban a Yukizome con preguntas, Sayaka seguía en blanco a la par que sentía las miradas de todas las integrantes de su grupo sobre ella.
—Vaya... —La primera en hablar fue Arai, la manager—. Así que, a la famosa Mioda Ibuki le gusta el mismo chico que a Maizono Sayaka.
—¿Es tan obvio?
—Si no querías que lo fuera, tendrías que haber disimulado tu reacción cuando te dijo, je.
Todas, incluida la representante, empezaron a darle palmadas a Sayaka en su espalda en un intento por hacerme olvidar la vergüenza.
Todo esto no paso desapercibido para Chisa.
—Por cierto, Sonia. ¿Qué le preguntó Ibuki a Maizono-san? Por un momento pensé que estaban peleando.
—Hm... Era sobre el chico que le gusta.
—¿Eh? ¿Por qué Maizono-san sabría algo sobre Hajime?
Chiaki y Ibuki se encogieron un poco, iban a tratar de irse antes de recibir preguntas al respecto. Lástima que Kyosuke y Sakakura se pusieron en el camino.
—Ustedes dos —El peor temor de la Clase 77-B estaba de regreso, el "modo demonio" de Yukizome Chisa—, ¿acaso hay algo que no me han contado?
La sonrisa en el rostro de la maestra solo infundía un tremendo temor en los corazones de las chicas.
—Pensaba que usted ya sabía... —dijo Chiaki mientras se rascaba la mejilla derecha con algo de pena.
«Esto nos pasa por confiar en que Nagito le diría», pensó Mioda.
Las chicas no podían culpar a su maestra por reaccionar de esa forma, ya lo había hecho una vez.
Yukizome Chisa siempre fue una gran seguidora de los escándalos amorosos pero solo cuando era entre conocidos de su edad, cuando algo así ocurría entre sus queridos alumnos, ella realmente se sentía mal.
Sus razones eran lógicas, los escándalos amorosos entre adolescentes casi nunca terminaban bien, Chisa sabía que había algunos que si tenían un buen final, pero como ella nunca vio uno así, no podía fiarse de que todo saldría bien si simplemente lo dejaba pasar.
—¿Saber qué cosa? —Por cada segundo que pasaba, la sonrisa de la maestra se volvía mucho más espeluznante.
—Que a Ibuki no le gusta Hajimeme, eso —dijo la propia Mioda con su habitual modo de referirse a si misma en tercera persona.
La expresión de Chisa fue reemplazada por una severa confusión, lo mismo fue para Sonia.
—Wow, felicidades por no estar entre las enamoradas de ese idiota.
Todos le dirigieron miradas amenazantes a Sakakura, en especial Chiaki. Ella al igual que las chicas y chicos de la Clase 77-B tenían cierto rencor contra el boxeador, rencor ganado una vez se enteraron de la paliza que esté le había dado a Hajime.
Para Sakakura, solo había una mirada severa que realmente desearía no haber provocado, y era la de Munakata.
—Tch, no me voy a disculpar...
Hubo algunos suspiros de derrota por parte de más estudiantes mientras que los amigos del boxeador solamente pudieron hacer un gesto de negación con la cabeza.
Retomando lo que le interesaba, Yukizome se acercó a Chiaki y Ibuki con un tono entre burlón y picaron.
—Entonces, Mioda-chaaan —la musica se entremecío cuando el brazo de su maestra se puso sobre su cuello—, ¿quién es el chico que ha captado tu interés?
Tanto la princesa como la gamer miraron hacía otro lado. Conocían bien a su maestra y ya podían deducir cuál sería la reacción que tendría.
—¿No es obvio? ¡Ibuki ama a su querido compañero de banda, Makoto-chan! ¡Y todo se lo debo a Nanami-chan!
—... ¿Eh...?
No muy lejos de donde estaban Yukizome y sus alumnas, el grupo de Sayaka se encontraba mirando con pena y empatía a la Idol Definitiva.
Maizono tenía un ojo a medio cerrar mientras que en su boca se encontraba una sonrisa torcida. Tales gestos eran el producto de la impresión por escuchar la declaración de Ibuki, su superior en el tema de la música a ojos de ella.
Puede que manejaran distintos géneros dentro de la música, pero si había algo que ambas usaban, eran las notas musicales y Sayaka consideraba a Mioda como alguien superior en ese ámbito.
No por nada, Mioda Ibuki era la Música Definitiva.
—Okey chicas, ¿estamos de acuerdo en lo que ocasionó este desastre? —dijo Arai al resto del grupo.
Todas asintieron con, ¿entusiasmo?
—Je, yo ya sabía que Sayaka tenía un enamoramiento desde que no dejaba de mencionar que se reencontró con un chico de su antigua escuela en esta academia —reveló Hanako siendo la que mas entendimiento tenía con Maizono, después de todo ella también tenía un enamoramiento.
Lo que el grupo de idols decía no pasada desapercibido para la maestra pero si no decía nada era porque aún estaba procesando las palabras de Mioda.
—Asi que, Naegi Makoto...
Megumi, Shoko y Haruka estaban pensativas ante el nombre, más que nada por todas las veces que Sayaka había hablado sobre él pero sin decir su nombre real.
—Naegi... Makoto...
Yukizome recordaba no haber interactuado tanto con el chico, tenía que agradecer los comentarios de Kizakura y Hajime porque fue gracias a ellos que se armó una opinión sobre el chico.
Antes de poder pensarlo mucho mejor, la maestra vio como la representante del grupo de idols se iba acercando.
Una vez Arai estuvo lo suficientemente cerca, cambió de dirección a donde estaba Ibuki.
La música no pudo decir nada antes de que la representante pusiera una mano sobre su cabello, más específicamente, sobre sus extravagantes cuernos.
Sus cuernos característicos no eran una diadema, al menos no todo el tiempo.
—Oh chica, ¿te das cuenta de que le acabas de declarar la guerra?
—¿Qué...?
De nueva cuenta, Mioda no pudo decir nada, pero está vez porque se quedó muda por lo que vio.
Sayaka solo le dio un pulgar hacia arriba en señal de que todo estaba bien. Pensando sobre su situación de forma lógica, Ibuki interpretó ese pulgar hacía arriba como una señal de que nada estaba bien.
—Eggh, ¿por qué tiene que ser tan difícil? —habló mientras ponía dos dedos en sus sienes—. Ibuki solo quiere estar al lado de su compañero de banda al que le tiene mucho cariño y también quiere hacer muchas cosas junto a él.
—¿Qué... clase cosas? —Sonia se arrepentiría por hacer esa pregunta.
—Ya sabes, tomarnos de las manos, compartir instrumentos o que nuestros rostros se toquen.
Aunque no se refería a "eso", era fácil interpretar la última línea como "besarse".
Para desgracia de Mioda, todos los que lograron escucharla lo interpretaron así, y no todos los tomaron muy bien.
Escucharon algo caer al suelo y al dirigirle la mirada, vieron a una pálida Sayaka en ese lugar.
—Besar a Nae...
—... Enserio, ¿Ibuki dijo algo malo?
Mioda ignoró a los demás, se encogió de hombros y decidió acercarse a Maizono para verla mejor así como ayudarle a ponerse de pie.
—No... —A duras penas, Sayaka le dirigió unas palabras a la chica amante de la música—. No tiene nada de malo... Solo es impactante...
Esas palabras bastaron para hacerle entender que, para su desgracia, la situación era igual que hace un año. Y ella odiaba que fuera así.
—Pueda que en este momento no pueda actuar, Mioda-senpai —Recobrando su vitalidad, Maizono se puso frente a frente con Ibuki—, pero eso no significa que me dé por vencida.
No era como hace un año.
Cuando aquello sucedió, ella se dio por vencida sin decirle a nadie. Había hecho eso más que nada por el bien de sus amigas y porque no comprendía del todo los sentimientos que llegaba a sentir.
Guardarse las cosas de esa manera habría dañado a Ibuki de no ser por la intervención de sus mejores amigos, Nanami Chiaki, Hinata Hajime y Tsumiki Mikan, pero tampoco iba a negar la intervención de la mayoría en su clase.
Al final, de una u otra forma, consiguió superar lo que sentía, y por eso se sintió mejor que antes. Estaba liberada de una innecesaria presión.
Ahora, las cosas eran demasiado diferentes.
Frente a la Musica Definitiva, la Idol Definitiva se estaba declarando su rival al descubrir que tenían sentimientos románticos por la misma persona.
—Ya veo... Pero que seas su rival no impide que seas amiga de Ibuki, ¿verdad? —cuestionó con cierta preocupación.
La seriedad de Sayaka decayó un momento, posteriormente inhaló en señal de derrota y le devolvió una sonrisa casual a la musica.
—Claro, Mioda-senpai. Podemos seguir siendo amigas.
... ... ...
... ... ...
Ya estando sentados en una gran banca, Akane y sus hermanos parecían estar en alguna clase de picnic donde el único tipo de comida que había eran dulces.
Los niños y niñas no eran tan diferentes a su hermana a pesar de que no todos tenían la misma madre ni el mismo padre. Si había algo que todo compartían entre si, era el gran apetito que la hermana más grande tenía.
Para ese gran apetito había un motivo, no era cosa de nacimiento. Por supuesto, era producto de una precaria situación.
En todo país, existe un índice de pobreza por más que los mismo gobiernos traten de blanquear la situación para hacer al mismo país más llamativo para los turistas.
Los hermanos de Akane estaban dentro de ese índice debido a la precaria situación en la que vivían.
La atleta participaba en eventos deportivos con una intención mucho más allá de la adrenalina que sentía por hacer actividades de esa clase, y la intención era el obtener dinero para que sus hermanos pudieran comer sin restricciones, llevar la vida que ella no tuvo.
No solo obtenerles comida, si no que también ahorrar lo suficiente como para comprar una casa donde pudieran vivir en condiciones. Por suerte, no tendría que esperarse a la mayoría de edad para poder realizar una compra de esa clase, todo gracias a su asistencia a la academia y estatus como Estudiante Definitiva.
—Onee-chan, ¿pelearas con Nekomaru-san? —Le cuestionó Owari Mitsu, la mayor de las hermanas después de Akane.
—No tengo ni idea, van a revelar las peleas justo antes del inicio del torneo.
—Je, pues para eso no falta mucho.
Akane pudo escuchar unos pasos acercándose y al levantar el rostro, pudo ver que eran Nidai, Oogami Sakura, una chica de gran moño verde que era acompañada por una pelirroja que jugaba con un sombrero de mago.
—Tenko, este sombrero está hecho de materiales de dudosa calidad...
—Oh vamos, ya te dije que cuando salgamos el próximo fin de semana te compraré uno bueno.
Sakura fue la primera en notar a Akane y sus hermanos, ella fue quien le señalo a Nidai en donde estaban.
—Debí de suponerlo, je. Aunque como tu entrenador, no te recomendaría ingerir dulces antes de peleas que seguramente serán brutales.
—¿Ah? ¿Pues cuánto falta para que inicie el torneo?
Todos compartieron cierta preocupación, siendo Tenko la que ser acercó a la banca para decirle.
—Por eso estamos aquí, porque falta nada para que dé inicio y no te veías por ningún lado, así que el Gran Gozu nos envió a buscarte.
Akane sintió que el suelo debajo de la banca desaparecía. Toda la mañana, estuvo por los alrededores del gimnasio con tal de no perderse ni el más mínimo detalle para cuando iniciara el torneo.
—¡¿Por iniciar?! ¡Maldita sea!
Saltando desde donde estaba sentada, Akane les hizo indicaciones a sus hermanos usando las manos.
Las había dicho que fueran al gimnasio junto a Nidai, allá se volverían a encontrar.
Ella misma los llevaría, pero si ya faltaba poco tiempo para el inicio, entonces no tendría tiempo suficiente como para prepararse si decidía llevarlos.
—¡Abran paso! —La escucharon gritar, hacía tiempo que desapareció detrás de unos puestos.
—He de admitir que admiro la emoción que tiene, espero eso sea suficiente como para que pueda llegar lejos... —dijo Sakura, prosiguió a dar un paso al frente y seguir con su propio camino.
—Onee-chan puede ganar, ¡ella es invencible! —clamó con entusiasmo el menor de los hermanos.
Nidai soltó una risa. Akane era fuerte, el entrenador no tenía duda alguna de eso, pero ni siquiera el sabía si podría dar batalla a personas como Oogami Sakura, Ikusaba Mukuro o a Pekoyama Peko, aunque la última no participaría, era un buen punto de referencia para medir la fuerza de la Atleta Definitiva.
Había algo más.
Justo como en sus otras participaciones, Akane tenía un motivo mucho más allá de la adrenalina para participar en el torneo.
... ... ...
... ... ...
—Dejarme aquí para "convivir con otros jóvenes"...
Harukawa Maki estaba pasando por el recién cerrado puesto de dulces llevándose una decepción, tendría que esperar hasta después del torneo para poder entrar y obtener unos cuantos dulces para los niños del orfanato.
¿Por qué solo ella se había quedado? Eso se debía a que cuando Bianchi escuchó sobre la extraña interacción que Kaito tuvo con Maki —ella no mencionó el nombre del chico—, se le ocurrió que tal vez la chica debería quedarse para disfrutar del resto de cosas que el festival tenía por ofrecer.
En cuanto a Bianchi, ella ya había logrado su cometido de hablar con Tsumiki Mikan sobre Otonashi Ryoko, la niña pérdida hace años cuando ocurrió el incendio del orfanato, así que ya no tenía nada que hacer en los terrenos de la academia.
—Tú también podrías haberte quedado a disfrutar de este lugar —declaró con pesar en su voz.
Los niños y niñas del orfanato ya estaban acostumbrados a la habitual frialdad de Harukawa pero lo tomaban a juego, si hacían eso era porque no solo Bianchi, si no también las otras cuidadoras del orfanato les decían que Maki si les tenía un gran aprecio pero si se portaba tan fría, era para guardar apariencias.
Ellas no decían ninguna mentira.
El pasado de Maki no era ningún secreto, mucho menos lo era para las cuidadoras del orfanato.
Aquellos vendidos a la mafia no solían tener un buen final, las cosas que por las que llegaban a pasar eran tan inhumanas que perfectamente podrían estar sacadas de una pesadilla más retorcida de lo común. El motivo por el que Harukawa Maki nunca tuvo que pasar por cosas así, estaba en la necesidad de integrantes de la misma mafia.
Es más que sabido que a nivel global, el crimen organizado suele comprar o arrebatar niños de familias en una situación de extrema pobreza, aunque esto era más resaltado en América, pero no por eso Japón era una excepción.
Harukawa Maki fue uno de estos niños.
Desde durante 4 años, fue entrenada para ser nada más que un arma viviente que siguiera órdenes sin rechistar.
Si puedo escapar de caer en ese estilo de vida, fue gracias a las conductas autodestructivas de aquellos que la entrenaron así como de un operativo.
Al final, el gobierno la asignó a un orfanato debido a que no se le pudo encontrar registro familiar alguno.
De esa forma se lleva al presente, en donde ella, debido a que su edad tengo de ingreso como actual, nunca fue adoptada y para poder mantenerse así como devolver la gratitud que las mujeres del orfanato le mostraron durante todo esté tiempo, trabajaba en el mismo.
—¿Hm...?
Notó como el flujo de personas parecía disminuir del lugar donde estaba, puede que fuese por el alboroto que había estado sonando hace rato en el casino o que los puestos de la zona tenían un típico cartel de "cerrado temporalmente".
—Así que ya va a iniciar —Miro a su reloj y efectivamente, faltaban solo 15 minutos para el inicio del torneo—. No me vendría mal mirar por mero entretenimiento y todo estará bien siempre y cuando no le encuentre con ese chico... Ergh.
Parte 2
—Y eso es todo.
El grupo de Mahiru suspiró con alivio, finalmente habían cerrado el puesto de fotos, al menos por el momento.
Si algo querían, era ser de las primeras personas en llegar al gimnasio con tal de obtener asientos en primera fila.
En un inicio, Maiya y Mikan fueron reacias a la idea de sentarse en ese lugar debido al latente miedo por la fuerza de los participantes, pero al final terminaron cediendo.
—Ehj, ¿crees que Hanamura y Souda si vayan a usar los carteles y camisetas en apoyo a Nidai? —preguntó Saioinji a Mahiru con cierto asco, tan solo tener la imagen mental era perturbador.
—Conociéndolos, no lo dudo, je.
—Hmm...
—¿Pasa algo, Sato? —Maiya había notado que la chica parecía tener algo en mente.
—No es nada, es solo... —Con los brazos, acercó a las chicas para formar un círculo asegurándose de que nadie los escuchara—. ¿Qué hubiera pasado si Hajime fuera tan imprudente como para meterse al torneo?
—Hubiera golpeado al rival con sus pechos —respondió Saioinji sin tomarse enserio la pregunta.
—Chiaki lo hubiera forzado a salirse —dijo Mahiru
—La hubieran dado una paliza —Maiya y Natsumi respondieron a la vez.
—Y entonces yo lo hubiera curado...
Todas se quedaron viendo a Mikan.
—¿Qué?
—¿Ves que no mentía cuando dije que a veces sus respuestas eran perturbadoras? —reclamó Saioinji.
—Eso ya se sabía, y aún así la queremos —Dejando de lado su timidez, Maiya se acercó a Tsumiki y puso su mano sobre la cabeza de la enfermera.
Lo cierto era que la terapeuta se estaba muriendo de vergüenza pero el sonrojo que era la prueba se estaba ocultando a la perfección por la bufanda que llevaba.
—¿Podemos dejarnos de tonterías? —Natsumi estaba a nada comenzar a empujarlas—. Si queremos asientos en primera fila, ¡tenemos que llegar ya!
... ... ...
... ... ...
Togami se ajustó las gafas una vez más solo por la manía de hacerlo. No podía comprender porqué se sentía como hace años, como aquel niño que alguna vez fue y que no se creía capaz de llegar lejos.
Ganar, arrebatar y valores similares fueron los que tuvo que grabarse en un pasado si quería llegar a la grandeza, si quería hacerle honor al apellido que le presidía.
Gracias a inculcarse con dichos valores, Byakuya sabía que no tenía que esperar por nada, si tenía que hacer algo, entonces solo lo hacía para subir cuanto escalón quisiera en su escalada a ser el mejor de todos los líderes de la familia Togami que existieron y existirán después de él.
Era por eso que odiaba lo que estaba pasando, porque tenía que esperar.
Byakuya nunca fue un ignorante sobre las cosas que no podía controlar tales como el enfermarse, el estado de salud y muchas otras cosas relacionadas. Aún sabiéndolo, no dejaba de fastidiarle y... lastimarle.
Él seguía siendo un ser humano y como tal, tenía sentimientos. En este caso eran la tristeza, el enojo, todo lo que completaba a la impotencia que le estaba haciendo bajar la guardia, pero no podía evitarlo, quien estaba pasando por un muy mal momento era la persona más importante para él en todo el mundo.
De no ser por hombre, no estaría en donde se encuentra actualmente. Byakuya lo admitiría sin pena, lo haría hasta con orgullo.
Era alguien que podría considerar como su verdadero padre si se dejara llevar por, como el decía, "banalidades".
—Hhpm, culpo de todo a esa enfermera. Por su culpa estoy pensando en estás cosas sin sentido.
Determinado a dejar de sobre pensar las cosas, Byakuya decidió retirarse a su habitación por el resto del día, no tenía interés por el torneo o el concierto que ocurriría entre el atardecer y anochecer.
Mientras seguía su rumbo, pudo notar a Fukawa siendo guiada por una chica dentro del pasillo especial que habían montado para que los estudiantes pudieran ir a sus habitaciones cuando quisieran o en caso de una emergencia.
Fue desconcertante para Byakuya ver como aquella escritura obsesionada con el heredero de la familia Togami, estaba interactuado tan normalmente con otra persona. Apenas y le prestaba atención, pero cuando lo hacía, podía notar como los otros alumnos de la Clase 78 la incluían en lo que hacían con la intención de hablarle como a cualquier otra persona, aunque había quienes tenían difícil eso como Celestia, Mukuro y Leon.
Con quienes más se solía llevar, eran Makoto, Sakura y Ishimaru que le tenía una excepcional paciencia ya que en un inicio, cuando trató de acercarse, Touko no dejaba de burlarse de las cejas del prefecto.
«Es inaudito, tengo que admitirlo»
Desconocía que clase de estilo de vida pudo llevar a Fukawa a ser tan retraída así como hacer comentarios con la completa intención de herir, pero había algo de lo que tenía absoluta certeza.
Ella había cambiado.
Dos meses de estar rodeada por personas que le ofrecían amistad sincera había cambiado su forma de ser en comparación a cuando ingresaron a la academia.
¿Él también cambiaría?, no paraba de cuestionarse a si mismo.
Aunque esa persona sobreviviera, Byakuya sabía que las cosas no serían iguales, incluso estaba considerando decirle que era hora de que se retirara. Pero esa persona era testaruda, él recordaba que cuando era niño, le había dicho que serviría a la familia Togami hasta el final de sus días.
—Y otra vez, pensando que está estupidez... —Llamar de esa forma a lo que estaba sucediendo le hería, lo hacía sentir enojado consigo mismo, pero hacía todo un poco más digerible.
Estando a nada de ingresar al pasillo y tener el rumbo libre a su habitación, cuatro personas pasaron cercar de él llamándole.
—Oh, Togami —El primero en llamarle fue Leon—, ¿tan pronto vas a dormir?
—Yo creía que te gustaría ver como Oogami le daba una paliza a todos —confesó Mondo.
El heredero solamente se quedó en silencio sin quitar la mirada de los recién llegados, esa misma mirada estaba intimidando a Fujisaki mientras que Ishimaru estaba listo para contradecir cualquier comentario cortante que pudiera soltar.
—... Si les soy honesto, las cosas de fuerza bruta me parecen poco atractivas. Aunque no les negaré mi curiosidad por saber quién es el Estudiante Definitivo con mayor habilidad de lucha.
De nueva cuenta, hubo un terrible silencio entre los chicos pero este tenía un motivo completamente distinto.
—¿Este es Togami? ¿Están seguros de que no es el Impostor Definitivo? —Les murmuró Mondo.
—Te escuché. Para que sepas, soy el auténtico Togami Byakuya, ese impostor perdió el derecho de personificarme después de aquel juego de ajedrez.
Internamente, se estaba regañando. Volvió a bajar la guardia justo como cuando encaró a Tsumiki Mikan.
—Bueno, ya que estás de buen humor, ¿qué te parece ir con nosotros? No creo que quieras desperdiciar todo el día encerrado en tu cuarto, no eres tan antisocial.
Si algo esperaban todos, era el rechazo de parte del heredero y que prosiguiera a irse.
—... Por una vez, te concederé la razón.
... ... ...
... ... ...
—Vamoos, cierra ya está pocilga. ¡Quiero ver como se hacen daño unos a otros!
Siguiendo la corriente de todos los puestos, Matsuda junto a los niños estaban cerrando temporalmente la casa de los sustos.
Leon se había ido a algún lado y Yasuhiro dijo que tenía que hacer algo importante, así que fueron los niños quienes tuvieron que ayudar a administrar el lugar.
En cuanto a Junko, ella estaba triste porque nunca vio a Mukuro acercarse al lugar y de esa forma forzarla a entrar y ver si podía asustarla.
—¿Quieres dejar de ser tan impactante? Si sigues así, voy a arrojarte jugo de tomate al cabello.
—Ugh, no. Amo la desesperación, pero incluso para mi es mucha la que ocurre al tener que soportar teñirme el cabello, ni hablar de conseguir nuevas extensiones.
—¡Tatarara, he llegado!
Detrás de Matsuda y Junko, se encontraba una recién llegada niña de inconfundible cabello rosa.
—Ah, Kotoko. ¿Ya terminaron con el puesto de dulces?
—Yep, Ruruka-chan tuvo que acudir al auxilio de su amiga, escuché que tuvieron un percance en el casino...
Matsuda negó con la cabeza. Conocía bien a Seiko, así que ya suponía que se terminaría metiendo en una situación se esa clase.
—Gracias, es muy útil para saber en dónde están.
Una persona más llegó, era un chico vestido con un abrigo rojo que tenía un cinturón lleno de kunais.
—Sonosuke, ¿te estás preparando?—preguntó el neurólogo.
—Ya hice el entrenamiento suficiente, todo se decidirá en cuestión de minutos.
Antes de que dijera algo, Junko ya había notado que alguien se estaba acercando y estaba apunto de hablar, el problema era que iba a saltar sobre Yasuke.
—¡Mira, ¿qué es eso?!
Discretamente, empujó al chico hacía un lado.
A la misma brevedad proceso lo que había hecho preguntándose porqué no había dejado que la persona le cayera encima a Matsuda, ver algo así le daría la sensación de desesperación momentánea que necesitaba en su día a día.
Sin poder pensarlo más, alguien aterrizó en donde estuvo el neurólogo. Era un joven de largo cabello negro y sucio junto a ojos color miel como de serpiente, una larga lengua que solo le hacía tener mucho más una imagen de serpiente y pálida piel que parecía hinchada por sus músculos.
—Madarai...—gruñó Sonosuke.
Kotoko, Monaca, Damon, Utsugi y Jataro se escondieron detrás de Junko al sentirse asustados por la presencia del guardaespaldas.
—Jajkaj, veo que te has preparado. Genial, así tú humillación será mucho más satisfactoria.
—Mejor cállate, cara de reptil —declaro Yasuke con total desinterés en las vacías amenazas de Madarai—. Sonosuke no es el único que se te opone, es por eso que él no perderá ante papanatas como tú.
—Jo, ¿y quién más se me opone? ¿El mocoso que estaba con ustedes aquella vez? No me querían hacer reír.
Haciendo una serie de movimientos extraños con los dedos, el guardaespaldas se acercó al herrero y al neurólogo.
—Cuando te derrote frente a todos, no solo Kimura deberá dejar que sea intimidada, oh no... Aumentaré la apuesta.
—Ruruka y ese mocoso.
Un kunai voló a una velocidad sobre humana dejando un enorme rasguño en el torso de Isshiki. El kunai no solo le había rasgado el traje, si no que también tuvo contacto con la piel y la línea roja que ahora tenía sobre su pálida piel era la prueba.
—Vuelve a decir otra sandez como esa y te juro que te partiré la cara en este mismo instante.
—Shja, no eres divertido.
Junko, Monaca y Damon soltaron una pequeña risa cuando escucharon a Madarai hacer ruidos de serpiente, ahora la comparación era 100% correcta.
Dando media vuelta, Madarai se fue por donde vino si mirar hacía atrás. Le tenía rencor a Sonosuke y Yasuke, pero no era tan imbécil como para provocarlos en el momento en que estaban más enojados. Incluso con sus habilidades como Guardaespaldas Definitivo, estaba seguro de que perdería.
—Ese imbécil no se saldrá con la suya.
Entre todo lo que acababa de ocurrir, había una cosa en específico que desconcertó a Junko. Ella conocía a Matsuda como la palma de su mano y aún así, está era una de las pocas ocasiones en que le veía realmente enojado.
De cierta forma, le daba miedo.
—Como precaución, iré a buscar a Ando y Seiko. Nos vemos en el torneo —dijo Izayoi a modo de despedida.
—¡Aguarda, voy contigo! —Kotoko se fue corriendo detrás de él—. ¡Siempre quise conocer a la Confitera Definitiva y Monaca ya tuvo el privilegio!
Calmándose, Yasuke se giró para ver a Junko, se encontró con que ella también lo estaba mirando.
Los dos se encogieron de hombros y decidieron iniciar su camino hacía el gimnasio.
Parte 3
Kirigiri Jin siguió mirando con escepticismo a Fuhito.
Una cantidad abrumadora de preguntas estaba en su mente, esas mismas preguntas se volvían borrosas por culpa de que a cada segundo su enojo de ver a ese hombre estaba por sobrepasarlo.
Quería golpearlo, quería que creer que era solo una alucinación producto del tratamiento que recibía contra el veneno en su sistema.
Para Jin, Kirigiri Fuhito era un hombre que había muerto hacer muchos años.
—El viejo vaquero vuelve al pueblo para tratar asuntos con el hijo que abandonó.
Los dos se quedaron viendo a Kizakura con un ceño fruncido, lo que menos querían era comentarios fuera de lugar.
—No me miren así, no estoy ebrio, solo lo dije por decirlo.
—Si, se nota. Así como este vejestorio solo ha venido a fastidiarme.
Fuhito no podía ni sentirse enojado ni ofendido por la manera en que si hijo se refería a él, lo comprendía totalmente al igual que sentía que merecía ser tratado de esa forma.
Esto ni siquiera era la superficie de lo que tenía que pagar por sus errores, tanto como padre como siendo esposo, suegro y abuelo.
—... Todo esto es tan pintoresco, tan animado...
—Si —dijo extrañado al contemplar la inusual calma de su "padre"—. Todo esto fue posible por lo comprometidos que estaba los alumnos.
—... ¿Qué hay de Kyoko...?
El enojo de Jin no pudo aumentar, no pudo hacerlo al escuchar el breve momento en que la voz del viejo se quebró al mencionar el nombre de su nieta.
—Ella se mantuvo alejada, Kizakura dice que sigue aferrada a la idea de cortar todo lazo conmigo y después darse de baja.
Los ojos de Fuhito se cerraron fuertemente, sabía que todo esto era su culpa y de nadie mal.
Tal vez si hubiera sido más atento, hubiera disfrutado el tiempo que paso junto a su esposa y Kyoko.
Tal vez si hubiera sido mejor suegro, la madre de Kyoko seguiría con vida y la estructura familiar de los Kirigiri no se hubiera venido abajo.
Todo se podía resumir a un "tal vez" porque no podía retroceder las manecillas del reloj. No podría volver atrás con la sabiduría de no desperdiciar su vida, de disfrutar cada segundo junto a los seres que amó y que lo amaron, al menos durante un tiempo.
—Todo esto es mi culpa... ¡Por querer hacer que fuera como yo, que siguiera nuestra estúpida tradición familiar! ¡Nunca debí alejarte, nunca debí separarlos!
Desde el momento en que salió de casa, las emociones de envejecido detective ya estaban tambaleándose, llegando al punto de quiebre. Y, cuando vio a su hijo, el mismo que por su propia culpa le odiaba, rebasó ese punto.
—Era muy terco como para ver el daño que le estaba haciendo a mi familia, lo único que realmente tenía sentido en mi vida.
Jin ya no estaba sintiendo enojo, pero tampoco pena.
No iba a perdonarlo de la noche a la mañana por lo que había hecho, pero, tenía que reconocer que el hecho de que estuviera aceptando sus errores era el primer paso a recibir el perdón.
Perdón que no tenía que venir de él.
—Todo lo que paso... Fue terrible para mí, no te lo negaré —dijo dándole la mano, no quería venir en esa posición de hincado—, pero si hay alguien con quien debes disculparte, es con Kyoko.
Alzando la mirada, Fuhito se encontró con un Kizakura que le mirada con confusión y a Jin que estaba mirando hacia otro lado, si lo hacía por pena o por alguna otra razón, solo el director lo sabía.
—Vamos señores, no hay porque montar un alboroto.
Kazou Tengan se acercó desde las gradas acompañado de Gozu y de otro fornido hombre de piel morena, rostro infantil y ropas simples. Él era Daisuke Bandai, el Granjero Definitivo y gran amigo de Gozu así como asesor habitual de Tengan.
—Soy consciente del porqué de su roce —dijo el antiguo director—, pero por hoy, vean si pueden avanzar.
—... Ya lo dije, no es conmigo con quien debe disculparse...
—Y no te pido eso, Jin. Es solo... Si aún tienes dudas de que la culpa que siente es fidedigna, ponlo aprueba y, ¿qué mejor momento para hacerlo que en este día?
Jin estaba inseguro sobre si seguir lo que las palabras de Kazou estaba indicando, sentía que era ir demasiado rápido. Sin embargo, ver las imágenes y recordar el sonido del momento en que las emociones de Fuhito se desbordaron le hacía sentir que realmente estaba arrepentido de todo el daño que hizo.
Dando un reojo, pudo ver que Gozu, Daisuke y Kizakura levantaban un pulgar dirigido a él queriéndole decir que todo saldría bien. Negó con la cabeza, no sabía si lo hacían solo como un gesto a modo de burla o era de forma sería.
«Conociéndolos, puede que ambas», pensó.
—Disfruta del torneo, te estaré observando —Fue todo lo que dijo.
Una vez más, un torrente de emociones no pocas veces a lo largo de su vida sintió, llegó a Fuhito.
Seguía teniendo que recorrer un largo camino si quería enmendar todo lo que hizo mal, pero por lo menos ya había dado el primer paso.
... ... ...
... ... ...
Ella lo había visto todo, lo había escuchado todo.
No pudo resistir, las lágrimas bajaban por sus mejillas sin parar. Toda su fachada de "fría y calculadora" se había ido por la borda.
Su abuelo aceptaba hacer hecho mal, su padre también.
Ahora ella se cuestionaba, ¿estaba haciendo mal en tan solo pensar en cortar lazos con ese hombre? Ya no sabía la respuesta.
La pregunta nació de una mentira, de una suposición hecha por ella misma de que su papá la había abandonado a ella y a la familia Kirigiri con tal de volverse el director de la Academia Pico de Esperanza.
Quería dejarlo todo porque ya no le encontraba el sentido.
Por más que lo intentaba, no podía recuperar el control sobre sus pensamientos y mucho menos sobre las lágrimas que descendían por sus mejillas. Ver a Kyoko llorar sería una imagen difícil de imaginar para cualquier persona, pero es algo que estaba ocurriendo en ese mismo momento.
—Si tan solo Yui estuviera aquí...
Era más que obvio que Kyoko nunca fue alguien que tuviera de prioridad su lado emocional, he de ahí que le fuera tan difícil lidiar con este cuando salía a flote.
Había alguien que le ayuda a sobrellevarlo de la mejor manera posible y esa era su amiga, Samidare Yui. Para la desgracia de la detective, ella no había podido asistir al festival por razones personales.
¿Esto quería decir que Kirigiri Kyoko estaba sola? Para nada.
Estaban ella y la pesadez sobre su pecho, una enorme presión que empezó a aparecer desde el momento en que vio a su abuelo acercarse a su padre.
Toda su energía se estaba acabando en tratar de lidiar con esto pero ni aún asi era suficiente, estaba siendo sobrepasada por la verdad revelada.
—Si él no hubiera... Si ellos no...
Antes de decir algo de lo que podría arrepentirse, Kyoko se detuvo.
Notó como estaba mordiéndose el labio al punto de que ya le sangraba y que el guante de su mano derecha estaba desarreglado, puede que hasta rasgado.
Finalmente, volvió a su lado racional refugiándose en la idea de lo malo que sería que alguien la viera sin su máscara de fría detective.
—¿Por qué me preocupo...?
Retirándose del lugar con una paz fingida, estuvo fue concentrada como para notar a las dos personas que la vieron solo en momento en que estaba por decir algo de lo que se arrepentiría.
Parte 4
—... Quiero creer que lo que paso por aquí fue un huracán.
Debajo del marco de la entrada del casino, Kaede mirada el caos ocasionado por la "celebración" que tuvo lugar debido al empate que Makoto tuvo con Celestia.
—Bro, me hieres... ¡¿Cómo pudiste olvidarte de invitarme?! —Le reclamó Kaito a Shuichi con una voz llorosa.
—Seiko-chan, ¿estás segura de que no necesitas ningún parche de cafeína?
—Para nada Ando, solo uso esas cosas la época del examen...
Kaito y Kaede no estaban solos. Al poco tiempo de que llegaron, les siguió Ruruka Ando que había llegado buscando a Kimura.
—No hay porque preocuparse, yo misma me encargué de nivelar los niveles de energía que gastaron con tal de que puedan disfrutar el torneo que iniciará en breves, es lo que el maestro Naegi hubiera querido —informó Kirumi con orgullo.
—"Maestro Naegi"... Espero nunca volver escuchar eso.
Hajime ayudaba a Peko a juntar un montón de espadas de madera que fueron esparcidas por el piso por Shinobu, aunque no fue apropósito.
—¿No será que le tienes envidia?
—... Cállate Nagito.
El Estudiante Afortunado de la Clase 77-B había llegado al casino por motivos para similares a los de Ruruka, solo que él estaba planeando algo en secreto para su amigo del Curso de Reserva y ese algo involucraba a la representante de su clase.
—No saben cuánto agradezco que mi hermana no esté aquí —confesó una adolorida Mukuro, al parecer se había tropezado con una las espadas de madera que Shinobu tiró—, se burlaron de mi sin parar... ¡...!
La soldado no tuvo que pensar demasiado la razón de porqué había dicho eso, eran más que obvias. Era la influencia que ese chico tenía sobre ella, sacaba a la luz su lado independiente, un lado que no se construía a base de alabar a su hermana menor.
«... No, ya no soy así desde que entablamos una buena amistad...»
Mukuro estaba más que agradecida por no ser así, ya no más.
—¿No pueden ser más rápidos? Si no nos apuramos, tendremos que sentarnos en la última grada. Oh, y si no recuerdo mal, tú vas a participar, así que deberías ser de las primeras en llegar —Fuyuhiko señaló a Mukuro.
—Cierto... Lo olvidaba...
Con mucha pena, la soldado de puso de pie y salió del casino con la cabeza baja. No la tenía baja porque estuviera desanimada, era para ocultar el sonrojo que tenía.
Antes de que saliera por completo, pudo ver como Kirumi y Seiko le dirigían una sonrisa, no iba a negar que fue agradable pasar el rato con ellas y que con gusto lo repetiría.
La única persona que no estaba haciendo absolutamente nada, era Celestia.
Sus condiciones en el juego de Blackjack contra Makoto habían sido claras y las del chico igual. El que perdiera, tendría que cumplir con las condiciones del ganador.
Dependiendo de como fuera visto, el empate que tuvieron podía ser visto como una victoria o derrota para ambos y siendo el tipo de persona que era, Celestia estaba más inclinada al primer punto de vista.
«Tengo que llegar a un acuerdo con él. Si no lo hago, mi paz mental no volverá pronto»
Levantando la visita, la apostadora se dio cuenta de que tanto sus compañeros en el casino, las chicas llegaron con Naegi y quienes aparecieron por alguna razón, estaba por tomar camino.
—Debes estar bromeando... ¡¿Como que no se puede apostar por tu luchador favorito?! —le gritó Kaito a Shinobu que le miraba con disgusto.
—Primero: ¿quién te has creído para gritarme así? Y segundo: no realizaremos esa clase de cosas, tenemos nuestros motivos.
—¿Ah? ¿Y cuáles podrían ser?
—Que en este torneo, todos tienen las mismas probabilidades de ganar.
Acompañado por una niña de llamativo cabello rosa atado en colas gemelas, el Herrero Definitivo de la Clase 76 ingresó al casino para sorpresa de Kimura y Ruruka.
—Yoi-chan, ¿qué haces aquí? ¿No deberías estar ya en el gimnasio?
—Asi es, solo quería asegurarme de que ustedes dos estuvieran bien...
El tono de voz y la mirada sombría de Izayoi hicieron que Seiko y Ruruka compartieran preocupación, sabían que él solo se ponía así cuando su camino, lamentablemente, se cruzaba con el de Madarai Isshiki.
—Bueno, ya te aseguraste de que lo están —dijo Shinobu mientras amenazaba a Kaito con una de las espadas de madera mientras el mismo era sostenido por Shuichi y Hajime—, ¿qué estamos esperando?
Apesar de que les disgustaba el tono engreído de la Secretaria Definitiva, tenía razón.
—"Sigh", espero que no me hagan usar camisetas en apoyo a Nidai —dijo Hajime aparentemente a nadie, pero Nagito alcanzó a escucharlo y responderle.
—Estas siendo demasiado optimista, Hajime.
... ... ...
... ... ...
—Teruteru.
—¿Si?
—¿Por qué Kazuichi y esa chica que grita puras obscenidades están llevando una enorme caja al gimnasio?
—No tengo ni idea y no quiero saberlo, lo que la chica grita es demasiado hasta para mí.
«Hay cosas peores en tu historial de internet», pensó Gundham a la par que rodaba los ojos.
Cuando se alejaron de sus respectivos puestos, Gundham y Teruteru se separaron de Nagito ya que este mismo decía que debía hacer cosas en otro lugar.
Ellos siguieron el rumbo al gimnasio como si nada.
Debido a la ubicación de sus puestos, llegarían desde la parte de atrás donde esperaban no tener ningún problema con algún guardia o los trabajadores que estaba descansando.
Corrieron la suerte de no tenerlos, lo único que podían considerar "malo", fue encontrarse con que Souda y su "asistente" estaban sacando algo de una caja pero no parecía estarles yendo muy bien
—¡Vamos bebé, no puedes hacer que mami quedé como una payasa! —Miu, en lugar de estar ayudando a Souda, estaba abrazando la caja murmurándole muchas cosas que parecían volverse sonidos incomprensibles.
—¿Quieres dejar de hablarle? —Le rogó Kazuichi—. K1-B0 ni siquiera ha sido activado, no entenderá nada de lo que dices.
—¡¡¡¿¿¿Eeeeh???!!! ¡¿Cómo te atreves a insultar a mi bebé?! ¡Estás no se desgastaron durante meses como para que digas esas barbaridades! —Innecesariamente, Iruma puso sus dos brazos debajo de sus pechos para que así se vieran más abultados.
Souda tuvo que resistir el impulso de golpear su cabeza contra la caja una y otra vez, pasar días junto a ella le hizo ganar cierta resistencia a los sin sentidos que Miu decía habitualmente.
—¿Sabes? Antes pensaba que eras una mentirosa compulsiva con algún fetiche extraño con el bondage —Muy a su pesar, la imagen de Iruma envuelta en cables cuando entró al taller donde creaban las partes de K1-B0 seguía siendo muy impactante—, ahora veo que solamente lo haces por fastidiar...
Miu se encogió de hombros ante las quejas de Souda, su única respuesta fue sacarle la lengua y levantar el dedo central de su mano izquierda. Volviéndolo a ignorar, la amante de la robótica inicio de nueva cuenta sus incomprensibles murmuros a la caja.
—Mamá, ¿en qué momento consideré que era buena trabajar junto a ella? —dijo Souda, una única lágrima se estaba escapando de su ojo derecho.
... ... ...
... ... ...
—Uhhu, no saben cuánto me alegra que estén aquí.
Los ojos de Hifumi estaban llorosos. A ojos de sus compañeros, él era alguien sentimental y apasionado para todo lo que tuviera que ver con anime, manga, etc. Pero una parte de este lado también iba dirigido hacía su familia, quienes más apoyo le llegaron a mostrar.
Si bien su hermana estaba bien informado sobre los gustos de su hermano así como lo que escribía y dibujaba, su madre era alguien bastante alejada de ese mundo, pero eso no le impidió mostrarle apoyo a sus dos hijos que tenían el deseo de crear grandes historias.
Hifumi estaba orgulloso por quien era, aunque no negaría que el tiempo que pasaba junto a sus compañeros de la Clase 78 le hicieron darse cuenta de que había aptitudes que debía cambiar.
—Si, pero lamentamos haber llegado tarde —Se disculpó su madre—, no pudimos ver como empiezas vendiendo ese manga del que tan orgulloso estás.
—No hay nada de malo, podremos disfrutar del torneo ahora mismo. Ya reanudaremos las ventas en la tarde.
Parte 5
—Creo que empezamos con el pie izquierdo, ¿qué te parece si nos volvemos a presentar?
—Si te acercas a mi, voy a golpearte.
El ánimo de Yasuhiro cayó al ver la hostilidad que tenía en su contra. No la culpaba, se había tropezado con ella y luego su madre le dijo quién sabe que cosas que al parecer la habían dejado muy afectada.
—Oh vamos, ¿cuántas veces vas a querer que me disculpe? Hasta te ofrecí una soda...
—Hpmh, sin vergüenza.
—Hombre, realmente me odias —dijo el clarividente a la par que acomodaba sus rastas—. Esto no es lo mío, apuesto que Kuwata-chi Owada-chi o hasta Naegi-chi lo llevarían mejor que yo.
Kanon se quedó petrificada desde el momento en que escuchó el primer apellido dicho por Yasuhiro.
«Este tipo... ¡¿Conoce a Leon?!»
Si quería acercarse a él, tenía que analizar todas las opciones disponibles.
Kanon tenía un plan improvisado que consistía en ir con su primo al concierto que se llevaría acabo más tarde y en ese lugar, hacer su confesión definitiva. Estaba totalmente segura de que hoy sería su día especial.
El principal detalle de muchos otros en su plan, era que no sabía cómo interactuar con él en este lugar. Interactuar como familia era una cosa, pero desconocía como el trato que le daría ahora que asistía a la prestigiosa Academia Pico de Esperanza.
Cuando se dio cuenta de tremendo bache en su plan, pensó que lo más lógico sería acercarse a uno de los amigos de Leon y seguir los consejos que esté pudiera darle.
Ahora esa oportunidad estaba justo frente a ella, aunque no como hubiera querido.
«Debo disimular, no puedo simplemente decirle 'oye, ¿puedes decirme cómo conquisto plenamente el corazón de Leon?'»
Kanon Nakajima estaba por descubrir que Hagakure Yasuhiro era bueno el ciertas cosas, pero no en los consejos amorosos.
—Oye, ¿estás bien? Has estado golpeando el tronco de ese pobre árbol indiscriminadamente...
Parte 6
Fue sobrepasada.
Tan solo le quitó la vista de encima por un segundo y para cuando volvió a verla, Komaru se encontró con que Touko se había desmayado.
—¿Fukawa-san? Oye, ¿estás bien?
La preocupación de la chica era genuina, más que nada por la serie de espasmos que la escritora empezaba a tener.
—¡Mejor que nunca, mocosa!
De golpe, Fukawa se puso de pie pero actuando completamente opuesta a si misma.
Komaru retrocedió al ver los rojos y enloquecidos ojos de la escritora, así como se vio intimidada y algo asqueada por la larga lengua que mostraba sin descaro alguna.
—¿F-Fukawa-san? ¿Qué te paso? —La chica estaba haciendo el mejor de los esfuerzos para que sus ojos no se pusieran llorosos.
—Tch, la señorita depresiones debe haber visto la sangre saliendo de aquí —señaló el rasguño que tenía en la pierna—. ¡Mejor para mí! De todas formas, debía ser libre si quería tener oportunidad en la sangrienta contienda.
—¿Eh? ¿Q-quién eres tú...?
—¡Jya, ja, ja, ja, ja, ja! ¿No me reconoces? ¡Soy la famosa y mortalmente atractiva asesina por amor, Genocida Syo!
—... ¿Quién?
El ánimo errático de Syo disminuyó a medida que recordó el hecho de que la policía mantenía en secreto los asesinatos que había cometido para mí alamar al público.
—Tch, que pena. La gorda no sabe quién soy.
«¡¿Me dijo gorda?!», sintiéndose atacada y ofendida, Komaru llevó una de sus manos a su estómago mientras giraba la cara ignorando a Syo.
—Como sea, más te vale acompañarme —dijo la otra personalidad de la escritora mientras se ponía una máscara con forma de calabaza, muy similar al Jack O'Lantern típico que representaba al Halloween en América.
—¿Acompañarte? ¿A dónde?
—¿No es obvio? ¡Debo ir al gimnasio y prepararle si quiero patearle el trasero a todos, así obtendré el respeto de mi príncipe!
Conclusión
Everything you'eve ever dreamed.
—Auch... Creo que me falta una costilla.
Naegi se puso de pie haciendo un esfuerzo tremendo, el golpe que recibió había puesto borrosa su vista.
Buscando la razón del golpe, encontró a una persona acostada a su lado boca abajo.
No pudo más que suspirar en alivio, era muy probable que la persona hubiera estado sobre él hasta que se empezó a mover. Si no hubiera sido él quien se despertó primero, no quería imaginar la reacción de la persona al ver que había caído sobre alguien.
—Oooahg, ¿alguien anotó las placas del camión?
La otra persona se sentó en el césped y Naegi pudo tener una vista completa de su rostro.
—H-hola... ¿Estás bien? —intentó preguntar con total normalidad aunque su voz lo estuviera traicionando.
Hiroko miró de arriba a abajo a Makoto y de no haber sido por el pin con el logo de la academia que tenía cocido a si chaqueta, lo pudo haber confundido con algún visitante.
—Oh, un alumno de aquí.
—S-si... Mucho gusto, soy Naegi Makoto.
—Hagakure Hiroko.
Ignorando la expresión de shock en Naegi, Hiroko se sacudió las cenizas de cigarro que habían caído sobre su camisa, vaya que tenía la suerte de que el cigarro se había apagado cuando impactó con el césped.
—¿A-acaso eres pariente de Hagakure Yasuhiro? —Aunque seguía intentando sonar calmado, la impresión de Makoto no pudo evitar salir a flote con esa pregunta.
—Niño, soy su madre.
«... Pero se ve demasiado joven, por un momento creí que tenía la misma edad que la maestra de la Clase 77-B...»
Naegi no se consideraba un experto en la vida privada de sus amigo, pero a lo que él recordaba, Yasuhiro siempre decía de su mamá más que de nadie.
Ya fueran anécdotas o lo nervioso que estaba porque ella empezaría a trabajar como asistente de la Terapeuta Definitiva, todo eso hizo que en cierto punto Makoto se preguntara que tipo de persona era.
Bueno, ahora era la oportunidad para saberlo.
Nota especial.
Wow, esto es publicado el 29 de agosto, mismo día del final de temporada de The Owl House. Aún sigo en shock.
