Prólogo

Nunca romperías la cadena.

—Entonces, ¿qué te pasa Macockto?

—... ¿Cómo me llamaste?

—Makoto. Te dije "¿qué te pasa Makoto?" —Junko contestó de una forma que parecía una niña regañada por hacer algo que no debía.

El ojo de Makoto se crispo ante ese tono. Le era desagradable... y cuando cayó en cuenta de ello se sintió muy raro.

«No importa, solo es Junko siendo Junko»

—Ah bien, no he dejado de preguntarme... ¿Qué es lo que quiero hacer?

—¿A qué te refieres? ¿Es algo cómo lo que los pubertos o universitarios en crisis se preguntan cuando se dan cuenta que la carrera que eligieron no les garantiza un trabajo?

—¿Qué? No, no es nada de eso —Makoto lo pensó profundamente un momento para encontrar la forma correcta de explicarlo—. Digamos, si tus acciones pueden influir de gran forma en tu entorno, ¿qué hacer? ¿Cómo sobrellevar algo así?

—¿Ah? ¿Dices que lo que haces influye en todos?

—No... no es así. Es lo que quiero lograr, que lo que yo haga, pueda ayudar a todos, incluso a aquellos que no conozca bien, mi duda es, ¿cómo puedo lograr algo así?

Para Makoto fue invisible, pero algo cambió en "Junko" cuando mencionó esas palabras.

Algo para bien

—Estás diciendo... que solo quieres hacer cosas por el bien de otros.

—Hmm... es una forma de decirlo.

Una mueca de preocupación apareció en el rostro de "Junko".

—Esa no es una forma sana de pensar.

—¿Eh?

—Makoto, ¿crees que está mal ser un poco egoísta? ¿Querer que tus acciones y esfuerzos también te beneficien?

—Bu-bueno... no sé cómo responder a eso.

Tal pregunta hizo a Makoto flanquear.

Él... Solo era una persona normal.

Solo quería una vida escolar tranquila.

Makoto tenía una filosofía, algo que aprendió desde infante por obra de esa suerte tan inusual que tenía.

Creía que no tenía ningún sentido quedarse atrapado en las cosas malas, tanto del pasado como del futuro y del presente. Eran cosas que simplemente no le importaban porque sabía que entre más atención se le prestara, más grave se volvería.

Lo mejor era resolver todo con despreocupación, calmar las cosas con la esperanza de que eso llevaría a un día siguiente más tranquilo.

Naegi Makoto era alguien que vivía el presente y nada más.

—Eeeeh... Cómo sea.

—¿Eh? —, el cambio tan brusco en el tono y los gestos de Junko hicieron al chico desafortunado volver a la realidad. Había visto de primera mano lo cambiante que era el estado de ánimo de Junko, pero nunca algo así.

—De todas formas no es como si necesitara una respuesta. Te dejo solo con tu mente culpable, Macockto.

Con una media vuelta muy dramáticas, digna de una diva estadounidense, Junko se alejó de Makoto.

No sin antes hacer algo más para sacar al chico de sus casillas.

Más que sentirse atraído por eso, Makoto retrocedió con terror al ver el balanceo innecesario que Junko había puesto en su andar.

... ... ...
... ... ...

—¡Estúpida!

Un golpe.

—¡Perra!

Dos golpes.

—¡Te odio! ¡Te odio!

Tres golpes.

—¡¿Cómo tienes el atrevimiento de meterte en mi divina cabeza?!

Cuatro, luego cinco, le siguieron seis...

Fueron un total de diez golpes contra la pared antes de que Junko se detuviera.

Podía sentir la sangre bajando por su frente pero no le importaba en lo absoluto, solo quería sacarla de su cabeza.

Ella tenía que-

—Finalmente te encuentro.

Junko detuvo su cabeza en el aire y con ferocidad miró a la fuente de esa voz.

Era un chico alto, delgado y de cabello negro que hacía brillar sus antinaturales pupilas rojas.

La analista conocía a los de su tipo.

Aquellos bañados en sangre ajena ya sea por simple gusto, ambición, poder, etc.

Un asesino.

—Tú... no deberías estar aquí. Je, sabiendo como eres, pensé que estarías viendo el torneo tratando de no mas-

Killer Killer no dejó a Junko terminar.

Envió una patada directa a su estómago y la empujó contra la pared. Para evitar que la Modelo Definitiva tomara represalias, puso cerca de su cuello el cuchillo de acero que llevaba.

—... d-después de ver luchar a mi hermana...

—¡No te atrevas a decir que es tu hermana!

Los ojos de Killer Killer ardían en odio, no transmitían más que desprecio a la chica conocida como Enoshima Junko.

Como cualquier cosa que pudiera brindarle una avalancha de sentimientos negativos, Junko estaba ansiosa por ver cómo resulta a esto. Poco le importaba el cuchillo contra su cuello.

Pero, esa otra chica temía por su "vida", si es que se le podía llamar así.

—Je, je... ¿Sabes? Me darías miedo de no ser por tu insana adoración hacía un fracaso de ser humano.

Takumi no pudo contenerse más y dirigió su puño, duro como una roca, hacía la mejilla de Junko una vez.

Luego repitió la acción.

Y así hasta que se dio cuenta que la había golpeado 4 veces.

—... Egh.

Al volver en si y darse cuenta de lo que había hecho, no disminuyó su hostilidad pero al menos bajó el puño.

En cuanto a Junko, ella lucía muy tranquila, tanto que daba miedo.

Puede que la Analista Definitiva no fuera muy fuerte físicamente, pero tenía una resistencia extraordinaria. Los brutales golpes del asesino apenas y le habían dejado una marca roja en la mejilla.

—¿Eso es todo? Awww, parece que el famoso Killer Killer no está a la altura de las historias que se cuentan.

«¿Acaso quiere provocarme?», pensó Takumi.

—Si buscas provocarme, ya no lo conseguirás. Tengo un objetivo, y voy a cumplirlo a cualquier costo.

—¿Hmm? ¿Y cuál podría ser ese objetivo, señor Killer?

Una retorcida sonrisa apareció en el rostro de Takumi.

—Matarte a ti y a Naegi Makoto, los obstáculos que impiden a Ikusaba Mukuro ir más allá de lo que es ahora.

—... Ya veo.

Quería que fuera impredecible.

Takumi era inestable, pero no tonto. Estaba al tanto del supuesto talento desconocido de Enoshima Junko así que sabía porque era tan indiferente hacía a las amenazas a su vida.

Ese chico raro del orfanato realmente sabía cómo conseguir información.

—¿Tienes unas últimas palabras?

Cuando Junko miró a Takumi, había sonrisa sincera en ella. Como si fuera la sonrisa de dos personas.

—... Amigo, tu suerte apesta.

—¿Eh?

Un momento después, un borrón de color verde y gris se estrelló con Takumi lanzándolo hacía un montón de cajas.

Parte 1

—Te tomaste tu tiempo.

—Discúlpame Maestro, admito que el torneo era interesante y atrapó toda mi atención.

—No me llames "Maestro", y esta bien, hoy puedes considerarlo tu día libre a partir de este momento.

—Entonces, ¿esta información es lo único que me vas a pedir en todo el día?

—Si. Necesito revisarla a detalle antes de ir rumbo a... solo debes saber que la revisaré a detalle.

Shinobu no era ninguna tonta.

Sabía por lo que Byakuya estaba pasando y como lo estaba guardando.

Quería decirle que a pesar de ser el heredero del Conglomerado Togami, seguía siendo un ser humano. Y que seguir siendo uno conllevaba dejar ir ya sea el dolor o esas sensaciones de vacío emocional que seguramente estaba sintiendo.

Pero no tenía el valor para hacerlo.

Intentar actuar como su hermana en este punto era para lo que no tenía el valor suficiente.

Incluso si sabía —gracias a Aloysius— que Byakuya tenía respeto por ella, no se sentía digna de ello.

Si tan solo pudiera regresar en el tiempo... entonces no lo dudaría.

... ... ...
... ... ...

Hace algunos años.

Togami Shinobu no dejaba de preguntarse sobre su padre durante sus primeros años de vida.

Tanto su abuela como su madre siempre habían sido buenas con ella, la querían mucho, pero cuando tocaba el tema de su padre, siempre respondían lo mismo.

"Lo sabrás en su momento".

Togami Shinobu tenía 10 años cuando supo la verdad completa sobre su padre, su apellido y sus hermanos.

La verdad esperaba que fuera algo peor.

—Pero mamá... ¿Tu aceptaste tener al bebé de él? ¿No fue algo que el abuelo te impuso?

—Je, ¿otra vez estuviste leyendo sobre Ética de Europa y América?

—Un poco...

—Eso es muy bueno. Pero para responderte, no, te sorprendería saber que tu abuelo se oponía... Ugh, incluso estaba dispuesto a enviarme a Estados Unidos para una inseminación artificial...

—¿Qué fue eso último?

—¡Na-nada!

Desde ese entonces, era consciente.

No quería hacerle daño a sus hermanos.

Pero nunca tuvo el valor para decirlo en voz alta.

Y así continúa hasta el día de hoy.

... ... ...
... ... ...

—... Hpmh, demasiado blanda para esto —dijo Byakuya al acomodarse los lentes mientras Shinobu se alejaba.

¿Ella creía que era la única que podía jugar a este juego?

Byakuya ya sabía de las miradas empáticas y preocupadas de Shinobu y por supuesto era obvio saber por qué lo estaba haciendo.

«Noquieropensarenello, noquieroquemedistraiga... peroesmásdifícilsabiendoquehoytendréqueir a esehospital»

Tal vez era por esa visita al hospital que había pedido este tipo de información.

Era un informe policial vago, pero altamente confidencial. Ni siquiera en la Oficina de Detectives Nacional sabían de él.

Dudaba que hasta el reconocido Kirigiri Fuhito tuviera conocimiento al respecto.

Todo lo que había en el informe se derivaba de la investigación sobre la desaparición de un alto mando de la Academia Pico de Esperanza.

Parte 2

—Me pregunto a dónde se fueron...

«Je, al fin nos dan privacidad», pensó Chiaki.

Hace un año, ella no lo habría notado. Probablemente se hubiera quedado dormida antes de verlo.

Alguien estaba tratando de estropear sus planes.

Sus amigas no podían ser, ellas le habían dado todo su apoyo y Nanami agradecía eso desde el fondo de su corazón, aunque eso no quitaba un sentimiento de culpabilidad inconsciente.

Ella sabía parcialmente sobre los sentimientos que ellas tenían hacía cierto chico pero por algún motivo que aún no podía comprender del todo, decidieron hacerse a un lado aún si eso las hería.

Tarde o temprano descubrí por qué lo hicieron.

—Oh bueno, pueden cuidarse solas.

Hajime se encogió de hombros y decidió seguir su camino junto a Chiaki.

Pudieron ver a el jefe de seguridad dirigirse rápidamente al almacén del gimnasio más no le prestaron a atención.

Era cursi pero en ese momento, pero todo lo que existía en la mente de ambos era el tiempo que estaban pasando juntos.

—Uhm... —Nanami estaba buscando las palabras correctas para expresarse sin ser tan obvia—... Entonces, Hajime, ¿tienes planes para la semana libre del mes que viene?

—¿Eh? Ah, eso...

Lo había olvidado.

La elección que hiciera el próximo lunes definiría su destino el mes que venía, así como lo que sería su vida de ahora en adelante.

Cuando se ofreció como candidato, solo tenía en mente llegar a un lugar más alto, destacar entre una multitud de siluetas grises sin nada especial.

Solo quería tener un color propio, dejar atrás ese gris que tanto le agobiaba.

... Hajime ya no quería eso tan desesperadamente como antes.

Al asistir a clases casi cada día, Hajime solo era un cascarón de si, se ponía en una clase de piloto automático para solo sobrevivir mientras anhelaba descubrir algo especial en su ser.

Ese pensamiento quedó atrás cuando los conoció.

Cuando la conoció.

No fueron las mejores circunstancias, pero la situación había llevado al Curso de Reserva y a la Clase 1-B (en ese entonces) a cooperar.

Una parte de él... No quería ser especial, solo quería estar tan relajado como la vida se lo permitiera estar mientras pasaba el día a día con las personas que le habían hecho ver todo bajo una diferente perspectiva.

Esa parte de él quería estar al lado de Nanami Chiaki, decirle todo lo que significaba para él.

—La verdad es que no. ¿Tienes algo en mente Chiaki?

Una radiante sonrisa apareció en el rostro de la amante de los videojuegos con problemas en su ciclo de sueño.

—Bueno, Yukizome-sensei quería llevarnos a Okinawa...

Solo quería decirle cuánto la amaba.

Hajime Hinata ya había decidido...

Una pena que ellos solo le dieran la ilusión de tener aún su libre albedrío.

Parte 3

Mukuro estaba en los vestidores femeninos, acostada de forma incómoda sobre una banca en un intento por reducir la sensación asfixiante en su cuerpo.

No solo era el hecho de que Killer Killer estaba aquí, lo cual ya era malo por si solo. El latente conflicto en su corazón no había parado de crecer desde el primer momento en que vio a esa persona hoy.

Como si no fuera suficiente, el tiempo que habían pasado juntos más el hecho de haber notado ciertas "interacciones" era algo que recorría su mente una y otra vez.

«... Entonces, ¿esto es a lo que llaman celos?»

Mukuro había escuchado que la adolescencia "normal" era difícil, pero no esperaba que tanto.

Al menos no era como en la exageraciones de su hermana.

Con gruñido, Mukuro se sentó en la banca, estirando su cuerpo para hacer crujir sus huesos en un intento de liberar estrés.

No funcionó.

«Todo está bien Mukuro, solo debes asegurarte que tu hermana no se vuelva loca, ganar un torneo donde participa la artista marcial más fuerte del mundo, adelantarte a tus rivales, confesarle tus sentimientos a Makoto y lidiar con un tipo turbio que tiene una obsesión contigo... ¿Así se siente tener 16?»

A excepción de lo relacionado a Takumi, Mukuro... se sentía extrañamente tranquila en el resto situaciones. ¿Y por qué? ¿Cómo esa niña que creció para ser nada más que un arma letal, marcada con la forma de un lobo y que hasta hace un año no conocía nada más que el campo de batalla, se sentía tan bien en estas cosas?

La respuesta era simple: estaba viviendo.

Por primera vez, Ikusaba Mukuro podía sentir que estaba viviendo de la forma que ella quería.

Incluso... sin la mala influencia de su hermana.

«Yo... solo quiero que todo vuelva a ser como fue»

Había un lejano y borroso recuerdo.

Dos niñas, una pelinegra con el rostro lleno de pecas y una pelirroja algo gordita, jugando en la playa mientras una mujer las cuidaba a lo lejos.

Mukuro... tenía una idea de dónde venía ese recuerdo, pero no quería
la aceptarla.

Aceptar ese recuerdo seria contradecir la propia existencia de la chica a la que llamaba hermana. Pero Mukuro... Tampoco quería negar la existencia de esa otra persona.

—Ugh, odio pensar en estás cosas en un día así.

Poniéndose de pie, la soldado dejó escapar un pesado suspiro y se dirigió al lavamanos que estaba en la parte de atrás para empaparse un poco el rostro.

Y fue entonces que escuchó el sonido de cajas cayendo en el almacén aledaño.

... ... ...
... ... ...

No era la intención de Makoto seguir a Junko, él solo quería regresar a las gradas y en lugar de eso terminó en el almacén donde se encontró con una escena desconcertante.

Un chico tenía a Junko contra la pared con un cuchillo de acero balanceándose sobre el cuello de la joven modelo.

El instinto fue más rápido que la racionalidad y cuando volvió en si, Makoto había golpeado al misterioso agresor con una caja de madera que encontró. Puede que no fuera tan fuerte, pero sumada la inercia y el peso de la caja, fue suficiente para hacer al agresor perder su centro y caer hacía otro montón de cajas.

—Wow... Parece que ese cuerpo afeminado tuyo finalmente inició su producción de testosterona.

—¿Eh?

Makoto decidió que era mejor no pensar en lo que Junko dijo, sabía de forma inconsciente que la fashionista no le daría más que dolores de cabeza.

Por supuesto, Makoto no aceptaría algo así.

«Espera... ¡¿Qué?!», la mente de Makoto se estropeó al notar lo tranquilo que había sido el tono de Junko, tanto que le hizo pasar por alto algunos de los rasguños que tenía así como la sangre seca en su frente.

—Hijo de... Y pensar que te ves tan escuálido —dijo Killer Killer al levantarse del montón de cajas—. Parece que tenía que actualizar mi información sobre ti, eh.

—¿Por qué estás aquí? ¿Por qué estabas atacando a Enoshima-san?

—No tengo nada que responderte a ti, estorbo —haciéndolo parecer lo más normal del mundo, Killer Killer lanzó una navaja sin mango que pasó al lado de Makoto hasta darle a la pared. Por supuesto, no hizo tal cosa como cortar la mejilla de Naegi como amenaza, Takumi no era alguien tan talentoso.

El desafortunado chico se quedo quieto a sabiendas de que si no tenia cuidado, Killer Killer buscaría hacer una tajada fulminante con el cuchillo que seguramente que estaba escondiendo.

Takumi pensaba que había engañado a Naegi, pero nada mas lejos de la verdad. El Estudiante Afortunado Definitivo recordaba que en el momento de haberlo atacado con la caja, el asesino todavía sostenía un cuchillo de cacería. Era demasiado curioso que este desapareciera justo cuando se levanto.

—Ahora que lo pienso con la cabeza mas fría, esta situación es perfecta. Puedo deshacerme de los dos obstáculos principales en el camino de Ikusaba al mismo tiempo.

—¿Qué...? Todo lo que dices son puros desvaríos —dijo Naegi de forma tajante—. Es enfermo que hables como si tuvieras algún derecho sobre la vida de otros, en especial de... Mukuro.

La mirada que Takumi tuvo hacia Junko y Makoto todo este tiempo ya era una afilada, como si en su mente ya los hubiera apuñalado incontables veces. Con lo que dijo Naegi, esta se volvió peor.

—Vaya, con que tienes labia, eh. Y yo que pensaba que lo tuyo era ser un caballero blanco cuyo fuerte era la oratoria, aunque, ¿por qué no puedes ser ambos? —sus palabras se sincronizaron cuando desenfundo su cuchillo, oculto este tiempo en el interior de su chaqueta—. De esa forma será mas satisfactorio sacarte del camino de Ikusaba, mucho más que a la cínica que se esconde detrás de ti como si lo necesitara.

Makoto volteo a ver a Enoshima que se había colocado detrás.

Había un sentimiento contradictorio en su interior, en su corazón.

Sentía el miedo de Junko algo genuino, pero a la vez no. Como si ese miedo fuera de otra persona.

«Pero... ¿por qué pienso algo así en este momento? He tenido estos pensamientos raros todo el día, como si fuera un instinto, una influencia o algo así, algo que pienso por... las ideas que Monoegi y Monoinata me han dado. Yo creo que es el momento de elegir lo que quiero creer, lo que quiero pensar respecto a las personas, y eso es...»

—Enoshima-san... puede ser molesta a veces, e imprudente de formas que no puedo comprender, pero es mi compañera, la considero mi amiga y es la hermana de alguien a quien aprecio mucho. Je, y bueno, yo quiero volver a ver a mi familia, a mis compañeros y a quien le tengo mucho aprecio, así que tenemos un lugar a donde ir, y tú no vas a quitarnos eso.

—Ya veo...

Junko, que no había dicho nada en este tiempo, vio algo que la sorprendió, tanto a ella como a la otra persona en su mente.

Naegi Makoto estaba enojado.

Conclusión
Ø

Fue un completo error tener conexión 24/7 con los servidores seguros de la academia.

Lamentablemente ni Monoegi ni Monoinata tenían ese conocimiento.

Los dos robots con los recuerdos de esos chicos que vivieron otra línea de tiempo no estaban solos, eso sí lo sabían.

En el núcleo de ambos, vivía una tercera inteligencia que se había creado a si misma.

Algo que surgió en base a glitches, crasheos, bugs en el sistema de los robots y los archivos corruptos en las memorias de ambos

Era el ERROR=93¿... ¿O tal vez debería cambiarse el nombre?

Había considerado varios como Junko, Konju, Ø o simplemente ERROR, pero al final ninguno le convencía.

Seguro que la mezcla 4 personalidades retorcidas nunca encontraría algo con lo que estuviera satisfecha, ni siquiera en algo como un nombre.

Ese mismo día, en la fábrica abandonada donde Monoinata fue encontrado, alguien más se puso en marcha.

Más bien "algo".

—Upupu... ¡Jajajaja! Nada mejor que una risa psicótica nada más nacer.

Palabras Finales.

Fun Fact: allá por 2018, cuando empezaba a crear está historia, el desarrollo de Makoto lo trace después de ver Blade Runner 2049. Y para Takumi, digamos que Heathers tuvo cierta influencia.

Bien, antes que nada, quisiera hacer una disculpa por el retraso de este capitulo.

Aparte de ciertas cosas delicadas que pasaron en mi vida, regrese a estudiar y mi vicio por los videojuegos se renovó. Eso más la suma de mi intención de revivir mi canal de YT a la par que empezar en Twitch, pues hizo que me llevara unos meses poner todo en orden. Incluso ahora hay cosas que aun estoy poniendo en orden, pero al menos ya tengo mas tiempo.

Se podría decir que ahora estoy de vuelta al 100%, así que prepárense.

Nos veremos muy pronto.

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