Only Yours
XII. A New Beginning.
Los días nuevamente pasaron cruelmente, Kaede no asistió a clases hasta el lunes siguiente, al igual que Hanamichi.
Como le aconsejó Hanagata, Sakuragi hizo una cita con su medico rápidamente. En su revisión el doctor se alarmó un poco, la tensión acumulada en su punto mas débil era demasiada, por lo que urgentemente le recomendó a Hanamichi un largo descanso, y unas cuantas terapias para disminuir el dolor en su espalda, a lo que el pelirrojo no pudo negarse. Después de todo, un tiempo totalmente lejos del zorro, sin verlo para nada, estaba seguro de que le haría mucho bien, como decía su aniki.
Faltaba poco para su siguiente juego amistoso, Kaede había comenzado a entrenar sin muchas ganas y Hanamichi seguía ausente, cosa que preocupaba de sobremanera al capitán Miyagi, sin el Rey de los rebotes en su equipo, el Rey de hielo no era casi nada.
Su resistencia se redujo, su concentración no era suficiente y aunque intentaba dejar sus problemas fuera del gimnasio, el basketball le recordaba que había perdido lo que mas amaba, por lo tanto su rendimiento se redujo a la mitad.
Durante sus clases intentaba poner atención para olvidarse de Hanamichi, lo que pocas veces lograba, solo esperaba que el tiempo fuera clemente con su humanidad, pues ya estaba cansado de llorar por las noches. Desde que su madre inauguró en su interior nuevamente esa forma de expresar sus emociones mas intensas, no había dejado de hacerlo, y comprobó lo que su madre le dijo, llorar y descargar sus frustraciones a través del llanto le hacia sentir mejor, además de mucho cansancio y le permitía dormir con rapidez.
Un nuevo partido amistoso se acercaba y los jugadores de Shohoku tenían, no solo que prescindir de la participación de Sakuragi, sino también de la casi nula existencia de su jugador más valioso en ese momento.
Las ganas de triunfar de Miyagi no eran suficientes para animar a su equipo, así que en el segundo tiempo se rindió, ni siquiera Ayako estaba siendo una buena entrenadora, solo observaban a Rukawa perder el balón una y otra vez sin reaccionar del todo y sin jugarse el todo por el todo como solía hacerlo al lado del Rey de los rebotes.
Perdieron ese partido que en un principio parecía tan fácil de ganar para el nuevo capitán desde que planeo su alineación, cosa que lo pondría demasiado triste y molesto con el dúo dorado de Shohoku, el cual se había separado según los rumores de algunos chismosos. Cuando todos se fueron a sus respectivos hogares, a Miyagi se le ocurrió provocar a Rukawa, esperaba esa fiereza en sus actos cuando de Basquetball se trataba para tal vez después decirle que todo era una broma y reír con el como antes – sin que él realmente lo hiciera – o como cuando su equipo había sido para su gusto, el mejor.
Se acercó al ex Super Rookie antes de que saliera del gimnasio de la escuela que les presto su explanada para jugar. Deseaba darle un regaño, sermón o enfadar a su jugador estrella con sus palabras pero al entrar a los casilleros, lo vio con la frente recargada sobre el frío muro, con las manos deseando arañar la pared que le daba la oportunidad de descargar la impotencia de haber perdido debido a su debilidad interior.
Durante todo el partido echó de menos a su pelirrojo, lo buscó entre la audiencia pero nunca lo vio, sabía que no jugaría, que no podía por su condición física y ya no lo culpaba por no desear verlo, se había resignado al fin a lidiar con su dolor de la misma manera en que Hanamichi lo hacía, a veces solo, a veces con el apoyo de algún amigo o allegado, pero sin dejar de desear en todo momento que el tiempo no fuera tan cruel y que pasara lo mas rápido posible, para sanar las heridas que el mismo había abierto en el corazón de su torpe favorito.
Respiró profundo unas cuantas veces intentando calmar sus espasmos silenciosos para secar sus lágrimas y salir del lugar lo más pronto posible y así continuar sintiéndose un perdedor en la comodidad de su habitación.
Miyagi observó sus lentos movimientos, la forma en que furioso consigo mismo secaba sus lágrimas para después terminar de vestirse con lentitud.
Ya no estaba seguro de lo que debía hacer, solo sabia que su obligación como capitán era conocer los conflictos internos que aquejaban a sus jugadores, para que dieran su 100 por ciento y más de ser posible, en la cancha y en sus estudios.
Se acercó sin conocer la verdadera razón del llanto de Rukawa, jamás lo había visto llorar de esa manera, en realidad jamás lo había visto llorar, así que la curiosidad pudo mas que su prudencia y habló esperando una respuesta a sus dudas.
—Puedo ayudarte en algo Rukawa? – pregunto tocando el hombro de su compañero suavemente, sin poder evitar que el ex rey de hielo lo mirara asustado.
Al mirarlo a los ojos se quedo petrificado, su expresión no solo le provocaba tristeza sino que hacia que su corazón se encogiera y se sintiera culpable por desear llamarle la atención en probablemente, uno de sus peores momentos.
—Lo siento mucho – dijo con la voz quebrada, jamás quiso perder un juego que en su mente ya tenían ganado.
—No te preocupes, solo era un juego amistoso – le sonrió amablemente, esperando que le confesara sus verdaderos motivos para estar tan triste.
—Fue mi culpa!... todo esto... es mi culpa! – golpeo los casilleros con las palmas de sus manos y nuevamente recargo su cabeza sobre ellos.
—De que hablas?
—Hanamichi esta mal por mi y yo estoy peor por el... y todo es mi culpa... – lastimosamente se confesó.
—Quieres decir que es verdad que ustedes ya no son...? – pregunto temeroso.
—No, ya no...
—Estas seguro de que lo que sucedió no tiene arreglo?
—Si... no sé – lo reconsideró por un segundo – Tal vez en unos meses o años...
—Bueno, sé de sobra que el tiempo, todo lo cura – aseguro sonriente.
—Pero yo no soporto estar sin el! – gritó con desesperación.
—Apuesto que para Sakuragi es igual de insoportable la vida sin ti.
—Si, pero... el no tiene la culpa de mi estupidez – bajo el tono de su voz.
—Puedo saber cual fue esa "estupidez" de la que hablas?
Kaede asintió con la cabeza y entre lagrimas de impotencia le contó cada uno de los acontecimientos que había vivido en las ultimas semanas, sintiéndose imposibilitado una vez mas al no poder hacer nada por regresar en el tiempo e impedir que su Hana se separara de él.
—Todo lo cura el tiempo, intenta vivir un día a la vez.
—Un día a la vez? – alguna vez escucho a su tío decirle algo así a su hermana, pero no lo razonó, no hasta ese momento.
—Si, es algo así como pensar positivo, no dejarnos caer por más dolor, pena, infelicidad y desgracia que estemos pasando "solo por hoy", solo por hoy todos los días – sonrió con tristeza, recordando algunos de sus peores momentos.
—Eso es posible? – lo miro con ingenuidad al preguntar.
—Claro que si, solo tienes que intentarlo, vivir un día a la vez, y así cuando pase el tiempo y cuando menos te lo imagines, te darás cuenta de que tu dolor ya no es tan grande y todo tiene solución.
—Eres más sabio de lo que esperaba – acepto cabizbajo, limpiándose la cara nuevamente.
—Si, bueno, los múltiples rechazos que he vivido en mi vida, mas los libros de superación personal que he leído por años, me han hecho un hombre de mundo, je, je – rió contento, orgulloso de su optimismo y sorprendido de haber conversando con quien jamás creyó poder hacerlo, además de darle algunos consejos sobre la vida y sus complicaciones.
—Gracias – fue todo lo que pudo responder Rukawa y nuevamente se sintió mejor, si era verdad lo que Miyagi decía, tal vez podría sobrevivir y comprobarlo. Definitivamente podría en practica su consejo al pie de la letra.
Así como Rukawa decidió recuperar su vida concentrándose en todo momento en sus entrenamientos como antes de conocer al pelirrojo, Sakuragi se concentró en su total recuperación, así como en sus estudios.
No se vieron las caras en mas dos semanas, en las cuales, estuvieron relativamente tranquilos, derramando algunas lagrimas ocasionalmente, sin olvidarse de la existencia del otro pero sanando sus heridas, al no verse.
Ya era hora, se levanto como cada día y llego a la escuela impaciente por verlo, su capitán le había comentado en secreto que Hanamichi estaba a punto de volver a su entrenamiento, por esa razón principalmente deseaba que la hora del entrenamiento llegara para verlo después de siglos según su apreciación.
Hanamichi estaba un poco nervioso, casi se terminaba su ultima clase lo cual le indicaba que pronto vería nuevamente a su ex novio. Lo admitía, se sentía emocionado aunque un poco preocupado por Rukawa, no sabía como estaba, aunque esperaba que mucho mejor en comparación con la ultima vez que se vieron.
El timbre sonó y todos los integrantes del equipo de basketball corrieron a su respectivo casillero para cambiar su atuendo por uno mas deportivo y así llegar a tiempo a su entrenamiento.
Rukawa había llegado muy rápido y se cambio de inmediato y ahora esperaba con impaciencia a que el pelirrojo entrara, claro que para que este no lo viera se encontraba muy alejado del habitual casillero que Sakuragi usaba.
Le parecio que todo sucedía en cámara lenta, pero al fin uno de sus mas grandes deseos desde que terminaron su relación, estaba a punto de acontecer y ya no podía esperar mas.
Sakuragi entró con paso lento, las manos en sus bolsillos y aquel bolso deportivo sobre su espalda, pero con una nervioso sonrisa, esperando una gran bienvenida.
No se equivocó, todos lo saludaron efusivamente y el les garantizo a todos en su pose de tensai que no perderían un partido mas, pues ya estaba perfectamente recuperado y no había ninguna posibilidad de que algún otro equipo les ganara el campeonato nacional. Se rió tan fuerte como siempre, contagiándoles a todos sus ansias por ganar, su amor por la vida y su necesidad de ser "los mejores", pero extrañando como nunca a Rukawa.
Desde lejos lo observó, no perdió ni un detalle, lucía tan hermoso como siempre a su vista y claro que sus palabras como su risa alegre y escandalosa, llegaron a su corazón imprimiéndole toda la calidez y la energía que necesitaba para seguir siendo uno de los mejores jugadores de su equipo.
Casi todos se encontraban en el gimnasio, algunos calentado sus músculos y otros charlando sobre la recuperación de Sakuragi, mientras este cerraba su casillero una vez que había terminado de cambiarse.
No pudo evitar acercarse, se había prometido no hacerlo, pero la presencia del pelirrojo no le permitió cumplir su ultima promesa.
—Hola – dijo a un lado del pelirrojo buscando su mirada con insistencia, cosa que no logró de inmediato – Como estas? – puso su mano sobre la espalda de su ex novio, lo cual causó una reacción en su cuerpo, algo que pudo sentir.
—Hola – respondió un poco nervioso, cerró su casillero y para que el zorro quitara su mano de su espalda volteo a mirarlo – Estoy bien y tu? – le preguntó con una amable sonrisa, un poco mas tranquilo al dejar de sentir ese cálido contacto que le provocaba escalofríos, y no solo en la espalda.
—Bien, supongo – contesto lo de siempre pero muy contento al obtener una linda sonrisa de su adorado torpe y aunque esperaba una charla mas larga, sabía que no sería así.
—Será mejor que vayamos a entrenar, antes de que Ryota se enoje, je... – le sonrió otra vez y bajo la cabeza adelantándose al gimnasio, caminando con rapidez.
—Si... – se culpó por perderlo una vez mas, pero resignado suspiró y lo siguió con lentitud.
Miyagi al igual que todos le dio una gran bienvenida oficial cuando todos se hallaban formados para recibir instrucciones antes de comenzar su entrenamiento, y al igual que todos se sentía nuevo, como si una inyección de energía y vitalidad hubiera sido inyectada al ambiente y en sus sangre.
El entrenamiento comenzó como siempre, el capitán advirtió a todos que debían ser cuidadosos con Sakuragi, lo cual no le gustó mucho al pelirrojo, por lo que se negó a ser tratado como si fuera de vidrio, así que todos accedieron a tratarlo como uno mas del equipo, claro que cuando comenzaron, cada vez que algún integrante del equipo se acercaba con la intención de quitarle el balón, Rukawa aparecía de la nada a su lado y evitaba cualquier contacto por mas inofensivo que fuera.
Todo fue increíble, el entrenamiento de sus sueños, no hubieron peleas entre sus jugadores estrellas, no hubo desgano en su equipo y todos dieron lo mejor de sí, incluyendo al recién llegado y él mismo, Miyagi estaba muy feliz.
Al final del día todo fue vitalidad y armonía, y agradecido de verlo nuevamente se despidió de él conteniendo con dificultad sus ganas de tenerlo en sus brazos, conformándose con verlo y hablarle.
Sakuragi se sentía muy extraño, Youhei lo esperaba a la salida preocupado por su integridad física y al verlo también se sorprendió. Rukawa se despedía solo de Hanamichi y su amigo sonrojado le sonreía con la mano en alto, ondeándola y diciéndole "hasta mañana" con una graciosa timidez.
Le preguntó que había sucedido y el pelirrojo le contó muy emocionado de inmediato. La sensación que sentía en su corazón era grata, ya no sentía odio, ya no recordaba con tanta rapidez lo que los había separado y verlo le causo una gran alegría sin turbar su actual tranquilidad. Estaba feliz y tranquilo de volver a jugar y de ver a Kaede Rukawa.
Cuando llegó a su casa, sus compañeros y amigos también le preguntaron todo acerca de su primer día cerca de Rukawa y él les respondió contento y satisfecho con su desempeño en el juego y en su actitud hacia el zorro.
Kaede no esperaba una comitiva de bienvenida en la puerta de su casa y mucho menos en su habitación, pero su madre, su hermana y su hermano mayor lo esperaban sentados en su cama impacientes por saber todo sobre su primer día, cerca de su ex novio.
Los tres quedaron satisfechos con su desempeño como ex novio cerca del pelirrojo, aunque al principio no les gusto mucho que no pudiera mantenerse lejos de él, pero segundos después conforme el relato de Kaede avanzó, quedaron sorprendidos ya que gracias a que se atrevió a saludarlo, logro obtener una graciosa despedida de Sakuragi.
Kana y su madre se emocionaron al escuchar lo que su hijo muy contento les decía, pues veían que estaba recuperado y no solo él, sino también el pelirrojo. Estaban felices por el mas joven de los Rukawa y celebraron hasta que llegó la hora de ir a la cama.
Esa noche se recostó con una sonrisa en su rostro, le encanto ver a Kaede tan repuesto pero aun deseoso de recuperar su amor, lo cual también Hanamichi deseaba con toda su alma. Estaba seguro de que ahora todo estaría mejor y que tal vez con el tiempo podrían a ser amigos, y después... ese pensamiento lo hacia sonreír, y aunque lo intento, los planes de su nuevo futuro no lo dejaron dormir hasta muy tarde, aun así, esperaba ansioso el inicio del siguiente día y particularmente, la hora del entrenamiento.
A Kaede no le costó mucho conciliar el sueño por primera vez, y se durmió con una ligera sonrisa dibujada en su rostro, ansioso de ver la luz de "su sol" una y mil veces mas.
N/A: Hello, pues bien, como ya se dieron cuenta seguramente, la actualización de este mes llego mas pronto, me hubiera encantado hacer algo especial para el cumple de mi adorado pelirrojo, pero no pude, así que por lo menos quise actualizar mis fics. Espero no haber hecho llorar a nadie con la escenita de Ru casi al principio del capi, pero era necesario je, je, je, solo espero que les haya gustado y que les guste el final para el cual no falta casi nada. No estoy segura pero tal vez sea el siguiente capitulo el ultimo. Muchas gracias por sus reviews, me han hecho super mega feliz, y si me dicen que si, le pondré lemon al final del fic je, je, je. Hasta muy pronto!
