Aclaración: Rurouni Kenshin no es mio, es del maestrísimo sensei Nobuhiro Watsuki.
Svo djúp og blá, augun pin.
Capitulo 2: Og hans augu sjá meir- þau sjá heim, falinn þeim
Era increíble lo rápido que pasaba el tiempo… ya habían transcurrido dos años desde la llegada de Shinta a la casa de Hiko, pero el joven sentía que solo ese debía haber sido su hogar desde siempre. Se podía decir que ya era un experto en el manejo de la katana, pero aun Hiko se negaba a enseñarle en Ouji del Hitten.
El muchacho despertó al alba, sobre el pasto fresco de rocío y con el peso sobre su cuerpo de un ser sin alma. No quiero decir que esta mujer no la tuvo, sino que ya no la tiene… ayer mismo en la noche, le arrancó el alma entera… por la boca, por la piel, por el corazón… y por aquellos ojos azules que le cautivaron apenas se hundió en ellos. Es cierto que ya no tiene alma, pero que mas da¡¡, si el ya no tiene vida, ahora era por completo de Kaoru. Lastima que llevaban tanto tiempo así, con ella, abrazados en la hierba hasta el amanecer, pero nunca había pasado de eso. Creían que shishou ya lo suponía, pero aun así, no era lo mismo suponer que realmente saberlo con certeza.
Imposible querer sacar el calor de su cuerpo, imposible querer que aun así, sus ojos necesitaban los suyos… imposible querer que ella se alejara de el.
Esa separación nunca debió ser koishii…si tan solo lo hubiera escuchado alguna vez shishou…
-Kaoru… Kaoru niña, despierta por favor- en muchacho sacudió suavemente el hombro de la joven, mientras sonreía al ver la nueva hermosura que le atribuía la somnolencia en su rostro.
-Iie padre… un momento mas onegai… dígale a Shinta-kun que prepare el desayuno por mi¡¡- la chica casi sollozaba, mientras el sueño la consumía nuevamente.
El chico carcajeaba mudamente mientras tomaba a Kaoru en sus brazos dispuesto a llevarla a casa - Kaoru koi… eres un bebe ¡-
Y emprendió camino a la cabaña de Hiko, dispuesto recibir la reprimenda su vida y, como buen caballero que es, también a recibir la destinada a su Kaoru koishii.
Pero si hubiera sabido que me iba a encontrar con semejante espectáculo, hubiera preferido quedarme en el bosque con mi hana de sol.
Al llegar al claro cerca de la cabaña del youkai, como lo llamaba cariñosamente Kaoru, se podía apreciar un silencio estremecedor, rarísimo, solo por el hecho de que su shishou estuviera allí. Se acerco lentamente hacia la puerta, abriéndola suavemente, teniendo cierta esperanza de que Hiko no los descubriera, de lo contrario ya podía imaginarlo diciéndole cosas como: "baka deshi hentai", o: "tienes solo el rostro de ahou peliteñido"…
-por un demonio¡¡¡, lo que menos deseo ahora es escuchar las estupideces de shishou- el pequeño iba pasando de todos los colores posibles al imaginarse la escenita futura.
Pero lo que menos habia dentro de la humilde morada era ambiente hostil, sino todo lo contrario: en el suelo, rodeado de cojines se encontraba el maestrro del Hitten Mitsurugi, paro no estaba solo, no señor, se encontraba rodeado de 3 hermosas mujeres… por supuesto, esta demás decir que los cuatro se encontraban desnudos, Hiko solo tapado en su parte mas intima. Ante esta imagen, Shinta no pudo mas que encogerse como un bebe y sonrojarse hasta la medula. Después de tanto tiempo aun no se había acostumbrado a esas escenas de su shishou.
Sin nada que decir, el joven solo deseaba un terremoto para huir con una buena excusa del harem ante sus ojos, pero para su desgracia, Kaoru empezó a retozar entre sus brazos como muestra de que estaba pronta a despertar. Cuando abrió en par sus zafiros y vio el rostro de Shinta, no pudo menos que sonreír, pero al ver la imagen de su padre con las geishas soltó una carcajada que hasta el día de hoy retumba en el fondo de la tierra.
-ja,ja,ja,ja… oh por kami-sama¡, padre despierte, esta no es la imagen de familia que debería enseñarle a Shinta-kun- la morena apenas podía contener nuevas carcajadas al ver el rostro de desconcierto de su padre. Mientras Shinta le tapaba los ojos bruscamente con las manos.
-Kaoru-dono, usted no debe ver estas cosas, vamos tápese…- el muchacho realmente estaba preocupado por conservar la pureza de la joven, aunque sea solo la de sus ojos.
- Mou¡¡¡ Shinta-kun, por quien me tomas… acaso no recuerdas que no es primera vez que esto pasa en casa, pues déjame decirte que lo seguiremos viendo por mucho tiempo por aquí… youshi¡¡, larguémonos de aquí¡¡, recuerda que hoy es la feria cerca de laguna, así que pasaremos todo el día en el pueblo, recuerda que prometiste llevarme¡¡- casi grito Kaoru para despertar de la letanía en la que estaba sumido Shinta. Mientras, bajaba de sus brazos, tomaba su mano y lo sacaba casi arrastrando del lugar hasta dejarlo en su habitación para después partir a la suya. Ese día quería deslumbrar a Shinta… y eso tomaría un poco de tiempo.
Al cabo de media hora, Shinta abría suavemente su shoji, completamente vestido de negro, una coleta baja y su fiel daisho al cinto. Al segundo después, Kaoru se mostraba como una aparición del cielo ante sus ojos: vestía un kimono blanco con bordados dorados de flores de sakura y golondrinas, en las mangas y dobleces. El cabello lo llevaba en un medio moño, cayendo sobre sus hombros y adornados con peines dorados en forma de flores, en tanto el maquillaje era sutil, pero le daba un aire de madurez que Shinta jamás había notado en ella antes… pero sus ojos, esos que le perturbaban hasta al alma misma, se veían profundos, misteriosos y sabios. Luego de admirarse ambos en secreto, se tomaron de las manos ante las miradas enternecidas de los presentes y partieron en busca de aquello que sin saberlo, seria el principio del fin de esa inocente historia de amor, dejando atrás a los personajes culpables de perturbarles la mañana y el resto de sus castos recuerdos.
Caminaban a paso lento pero firme con dirección al centro de Kyoto, aun tomados de la mano y mirándose tímidamente, como si el solo hecho de mirarse, les produjera un ardor en el cuerpo. Era muy cierto, sus cuerpos estaban concibiendo pasiones nunca antes sospechadas, que les hacían temblar ante el solo roce del otro…ambos temían lo que era casi cierto… la inocencia se había ido… y para siempre.
Les acongojaba el hecho de que Hiko quisiera verlos como hermanos, pues ellos jamás se vieron ni podrían verse de esa forma. Pero con solo mirarse, sabían que Hiko ni nadie seria un obstáculo para su amor.
Cuantas veces en vida me he equivocado desde que caí en la inocencia de creerme un ser indestructible.
Bajaban ya el último monte desde el cual podían divisar apenas el agresivo movimiento de la ciudad. Lentamente llegaba el mediodía con todo su esplendor, abrazando estrepitosamente los cuerpos, bañándolos en sudor y en ardor. Dos almas caminaban ajenas al pueblerio acelerado, dirigiéndose unidos por las manos, hasta el restaurante en donde solían ir cuando Shinta se encontraba en sus etapas románticas de la juventud.
-Vaya Shinta-kun¡, hace mucho tiempo que no me invitabas por aquí… estaba pronta a conseguirme otro pretendiente- la joven soltó una feroz carcajada que por supuesto no causo gracia alguna al primerizo pretendiente, lanzándole una mirada ámbar capaz de remecer el alma a la mas apacible de las existencias.
Desde la llegada del joven, habían sido innumerables las veces en que Kaoru había sido objeto de esas miradas, cuationandose la profunda precedencia de ellas, aun sabiendo que provenían de una parte del alma de Shinta que el poco a poco empezaba a descubrir, y trataba de ocultarlas de Kaoru. Aun así era casi imposible ocultarlas de Hiko, sobre todo aquella vez en que el maestro del Hitten se le ocurrió la poca inteligente idea de conseguirle un pretendiente normal a su pequeña Kaoru. Por supuesto la respuesta de Shinta no se hizo esperan: primero fulmino con la mirada ámbar al indecoroso pretendiente, haciéndolo huir ante la mirada preocupada de kaoru y el gesto divertido de Hiko. Luego fue el turno de su shishou, el cual fue tomado del fuertemente del brazo en dirección hacia el jardín y dejándole muy en claro que el único en la vida de la joven mujer solo podía ser el, además de casi amenazarlo de una muerte sangrienta si le ocurría volver a traer a otro maldito entrometido ante su Kaoru, casi escupiéndole las palabras, y de un momento a otro recobro sus tranquilos violetas, acotando inocentemente que el se encargaría de hacer la cena. Hiko no podía estar mas que preocupado, ya que generalmente esa parte oculta de su ser aparecía en sus entrenamientos, cuando su orgullo se veía perturbado al perder bochornosamente contra su maestro, pero la ocultada rápidamente si aparecía un extraño en la casa. En la soledad del bosque, mantenía soliloquios desgarradores con la parte nueva de su mente, acerca de las últimas decisiones que empezaba a tomar con respecto al destino de su espada. En esos años, los patriotas habían logrado estremecer el poderío de los shogunes, pero aun así , hacían faltas espadas jóvenes para luchar a favor de los patriotas. El muchachito ya sabia la respuesta de su shishou con respecto a partir a luchar en las filas patriotas, ya que en la cantina habitual en la concurrían, los borrachos empezaban a desvarían fuertemente acerca del patriotismo y la importancia de acabar rápidamente con el shogunado, ante lo cual Hiko respondía que era peor dejan sus familias solas, muriendo lentamente de hambre, soledad y desesperanza, mientras la sangre corría como ríos en los campos de arroz.
Aun así, su decisión ya estaba tomada… hacia meses que estaba intentando ponerse en contacto con los personajes al mando de la prefectura de Choshu, de manera que pudiera alistarse rápidamente en las filas, sin pasar por los trámites tediosos clásicos de los ineficientes funcionarios. El día concertado para la reunión era esa misma noche, al final de feria, llegando al lago. Por supuesto que kaoru no sabia absolutamente nada y ni siquiera quería penar en cual seria su reacción cuando llegara el momento de contarle la situación en la que se encontraba sumido, seguramente ella jamás entendería que este sacrificio solo seria por su bienestar y, para que en un futuro no muy lejano, ello pudieran estar juntos sin ninguna clase de peligros.
-Shinta-kun… koi, en que piensas tanto?- la mirada de la joven havia pensar que hace un tiempo que le estaba tratando de hablar mientras ya la tarde aparecía con su manto lúgubre, dándole un aspecto sombrío y tétrico, como si la suerte de la joven pareja ya estuviera echada con las barajas en la mesa.
-En nada profundo en realidad… esta noche me gustaría hacerte un regalo, el que tu quieras, solo pídemelo koishii- puede que sea el ultimo que recibas de mi. Por mas que el joven trato de parece amable, a Kaoru esto mas le pareció una despedida.
-Vamos Shinta, no me hables así, pareciera que te fueras de viaje- casi ronroneo Kaoru mientras lo codeaba picaramente.
El joven pareció despertar del sopor en el que se encontraba, tratando de no levantar sospechan en su joven acompañante. Es cierto que la despedida le iba a ser muy dolorosa, pero ciertamente prefería que fuera rápida… no era necesario sufrir mas tiempo del requerido por ello.
La entrada de la feria se mostraba majestuosa frente a ellos y la joven no pudo evitar una mueca de felicidad ante el barullo y la luminosidad provocada por la gente, los puestos de los comerciantes y la alegría que emergía de cada persona presente.
Caminaron tomados del brazo sonriendo alegremente, como en la ultima paz que te entrega la agonía antes de la muerte, Kaoru imaginando un futuro radiante junto a Shinta y este imaginando la tortura de un futuro sin ella, mientras la luna los seguía en un vano intento de iluminarles las ideas y el alma entera.
-Kaoru koishi, espérame aquí un momento por favor… acabo de ver a un amigo con el cual debo arreglar un asunto. Prometo que volveré pronto, esta bien?- le hablo mientras la sentaba delicadamente en una banca bajo un árbol de sakura. El sonreía tratando de otorgarle un tranquilidad que tardaría años en llegar llegaría.
-No te preocupes koi, aquí te esperare, pero no demores mucho- la muchacha le devolvió la sonrisa haciéndole creer que la había engañado por completo. Amigo, desde cuando Shinta tiene algún amigo que yo no le conozca?. Esto definitivamente no esta bien¡.
Shinta caminaba a paso rápido a través de la feria, esquivando personas, carros con comidas y su futuro, sin darse cuenta de que una delgada sombra lo seguía escondiéndose entre los árboles, caminando en su misma dirección: hacia el lago.
Cuando al fin Kaoru llego a la orilla del lago, se escondió rápidamente entre unos matorrales para apreciar de mejor manera la siguiente imagen: dos hombres se encontraban junto a Shinta conversando en voz baja acerca de un nuevo ataque en las afueras de Kyoto. Al mayor de ellos le llamaban Katsura-san mientras que el otro no era más que un niño, que observaba impasible la conversación entre los mayores. Toda la conversación se escuchaba bastante normal hasta que llegaron a la parte en la que hablaban de partir esta noche hacia el campamento que estaba afuera de la ciudad para organizar una emboscada al shinsen-gumi.
Fue entonces cuando ella, sin darse cuenta se puso de pie dejándose ver por los presentes y, caminando lentamente en dirección a Shinta, pronunciaba como una letanía frases entrecortadas que eran apenas audibles para los otros, pero que Shinta lograba oír perfectamente.
-Por favor no me dejes sola… me dijiste que te pidiera un regalo cierto, bueno, pues solo te pido que te quedes conmigo…regálame tu cuerpo y tu alma… por favor- la mujer apenas murmuraba, mientras las lagrimas caían derramándole el alma, las alegrías y las ganas de vivir, mientras el joven la miraba sin saber que diablos responder sin herir sus frágiles sentimientos. Fue entonces cuando escucho la voz a sus espaldas, como el llamado de la muerte.
-Himura Kenshin, es hora de marcharnos- el hombre moreno hablo seriamente, llamando la atención de los presentes.
-Himura Kenshin, en que momento dejaste de ser mi Shinta...?- la mujer pregunto desconcertada ante la actitud tranquila de su acompañante.
-Simplemente nunca fui tuyo, muchachita- le dijo mientras se daba media vuelta y caminaba en dirección a los dos hombres, sin voltear nunca hacia atrás.
Y Kaoru no supo mas de este mundo, porque desde ese instante se sumió en el mundo de la tristeza y la locura, del cual no saldría hasta tiempo después, cuando se volviera a encontrar con su primer amor.
Continuara…
Ok cabras otro capitulo terminado, espero haber mejorado aunque sea un poquito.
Gracias a Skaevan, Gabyhyatt, Kaoru- luna y Arcasdrea. Mis saludos a mi estimadisima Lazara.
El titulo del capitulo es por supuesto de bjork y significa: (y sus ojos ven mas- ellos ven un mundo, un mundo secreto)
