Aclaración: rurouni kenshin no es mio por supuesto, es del maestrísimo Nobuhiro Watsuki.
Mea culpa: perdónenme si alguien se desoriento en el tiempo, fue mi error, lo admito… por un demonio¡ soy una ahou¡… no habían pasado dos años desde que nuestro ex- Shinta llego donde Hiko, sino cuatro años… no me gusta apartarme mucho de las fechas históricas… gomen nasai…
Las letras oscuras es la letra de una canción de Alejandro Filio llamada Otro Domingo sin Sol, encuentro que les viene como anillo al dedo, Ahh¡¡¡, y por favor… dejen un review, si esta malo, si esta bueno o si sencillamente no esta…
Para los que no recuerdan, Kaoru tiene ahora 19 y Ken-san 20.
Svó djúp og blá, augun pin. (tan profundo y azul, tus ojos)
Capitulo 3: Hann kvaddi mig með tárvotum augun. (El me dejo con lágrimas en los ojos)
La muchacha corría desesperadamente entre los árboles del bosque, mientras las lágrimas le dificultaban la vista y el pensamiento, como una pasmosa angustia que le retorcía las tripas y el alma. La conciencia le estaba jugando una broma cruel…
Que sentido del humor tuvo el destino, nos jugo la broma cruel del desamor, y despertamos vencidos, otro domingo sin sol.
La verdad, es que ni siquiera sabia a donde se dirigía, solo corría, profunda y desesperadamente. Al cabo de un tiempo se encontraba de pie, frente a su cabaña mientras su padre la observaba miserablemente… hasta una bofetada hubiera dolido menos que esa maldita mirada, era como si le estuviera diciendo: te lo dije¡, su partida se veía venir… el nunca fue nuestro hija.
Pero ella no podía sentir más que la inmensa tristeza en la que se hundía su mente y los fuertes brazos de su padre que trataban vanamente de sostenerla en este mundo, y que lo seguirían intentando durante el tiempo en que ella se encontrara sumida en la enajenación de sus ideas y de su espíritu.
Cada mañana, cuando el sol apenas entibiaba egoístamente la tierra fecunda, se podía vislumbrar una tenue silueta, mas parecida a un alma vagabunda, caminando en dirección en donde se encontraba su jardín -… nuestro jardín koi…-, en donde esperaba pacientemente la llegada del amor, sin saber que el amor nunca la abandonaría. Y así, esperaba mirando en dirección al camino, mientras sus zafiros comenzaban lentamente a cerrarse, vencidos por el sueño y la desesperanza.
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Como si desandara el camino, como dos gotas de lluvia en un ciclón, te debo el tiempo perdido, me debes lo que falto.
Las espadas chocaron fuertemente, dirigidas diestramente por sus dueños y la sola fuerza que sus ideales otorgaban a sus cuerpos. El hombre mas joven miraba a los ojos a su contrincante de pelea y política… era la primera vez que se debatía por su vida y al final esta pelea, solo uno podría obtener tan preciado premio. Su cabello como fuego ardía al igual que su sangre, al escuchar el estridente sonido del metal y al sentir el filo abriendo la carne de su oponente, mientras cantidades abominables de sangre caían profanando la tierra dolorosamente húmeda de sangre ajena y de lágrimas.
En un movimiento rápido e inesperado de parte del joven, el hombre se desconcertó estúpidamente, causándole una deshonrosa muerte. El pelirrojo guardo elegantemente su katana, mientras la cabeza de su desafortunado oponente seguía rodando, en búsqueda de una respuesta al porque de su inesperado fin.
En medio de la noche solo se pudo escuchar una frase pronunciada fríamente, como un murmullo…
-Kaoru… todo esto es por ti…- susurro mientras sus malvas ojos lentamente se iban tornando ámbares, tan pujantes como una muralla, que ocultaba amores, vergüenzas, miedos e incertidumbres.
El hombre caminaba lenta pero firmemente por la estrecha calle de tierra, mientras miraba asqueado sus manos vírgenes manchadas de sangre, que otorgaban a su vista una imagen indecentemente maravillosa, lúgubre e indigna., pero que no seria mas que el comienzo de la masacre provocada por su inocente y errónea idea de bienestar y justicia.
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Que pesa mas, la nieve o todo el frió, que dolerá con medio corazón,
como empezar de cero y al vacío, porque jurar que es tan seguro lo que se pacto.
La joven mujer se encontraba cocinando, mientras gruesas lagrimas caían de sus vacíos azules. Estos dos años sin el habían sido como una lenta y dolorosa tortura, que le fue carcomiendo el espíritu y su ideal de futuro con una vida feliz y satisfecha.
-Shinta… realmente creíste que esto iba a ser lo mejor para mi, que egoísta pudiste llegar a ser. Ahora no me cabe la menor duda de que no tienes ni una vaga idea de lo que es la felicidad, y por tu egoísmo, nunca la conoceremos koi…- la soledad de su casa le otorgaba nuevos ánimos de tristeza y sollozaba fuertemente ante la idea de una vida sin amor.
Su padre se encontraba en el centro de Kyoto, supuestamente, comprando sake, ya que según el, beber era la mejor forma de olvidar el dolor. Pero Kaoru pensaba que para ese caso, terminaría siendo una alcohólica, sin que el endemoniado licor pudiera conseguir ningún tipo de efecto sobre ella.
Lo que ella ignoraba completamente, era que su padre no se encontraba ciertamente de compras, sino que intentando, según el, conseguir el único motivo que le otorgaría una nueva vida a su pequeña sufriente: un esposo…
Ya tenía conversado con un joven extranjero de dudosa procedencia, pero con una cuantiosa suma de dinero en su cuenta, el arreglo de su matrimonio. En realidad dudaba mucho que su hija quisiera aceptar dicho pacto, pero así tuviera que golpearla, con el dolor de su alma, ella dejaría de lamentarse por la jugada cruel que le tenia preparada el destino.
Había escuchado ciertos rumores de su baka deshi, quien ya se había convertido en toda una leyenda dentro de los espadachines de la revolución, y debido a su habilidad y crueldad con la espada, había sido apodado Hitokiri Battousai, nombre que solo al ser pronunciado, producía temor colectivo entre las filas de los hombres del Shinsen-gumi e incluso dentro de las propias filas del Ishin Shishi, entre cuyos hombres se confundía el sentimiento del respeto con el del temor. Por supuesto que estos comentarios se los había comentado deliberada y morbosamente a su hija, con el solo objetivo de que se desilusionara, pero al contrario de sus fines, ella solo parecía entristecer cada día más.
-Lo siento mucho… padre, Shinta… pero mi decisión esta tomada ya…
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El silencio amaneció siempre contigo, o tal vez debo decir que entre los dos,
guarda el secreto conmigo, por si escuchaste mi voz.
El joven se preparaba para dormir en una posición extrañamente cómoda y segura, mientras su daisho descansaba sujeta en su hombro. Esa misma tarde había recibido otro sobre negro, cuyo número ya no podía recordar, en el cual estaba escrito el acta de muerte de su siguiente victima. Al recordarlo, no pudo evitar que un frió atravesara su espalda y una pena le recordara su pasado tranquilo y alegre, en el cual podía disfrutar del amor y la calidez de la plenitud que, afortunadamente, recibió de manos de kami y que desagradecidamente, desechó de sus manos.
Se encontraba lejos de recordar a aquel muchacho inocente y jovial de hace cuatro años atrás, que solo era capaz de mirar felizmente a todo, desde a Kaoru hasta una diminuta flor. Ahora estaba convertido en todo un hombre, capaz de matar a diestra y siniestra a quien osara interponerse entre el y su katana. Su mirada ámbar había tomado tal posesión de el, que sus compañeros comentaban que ese misterioso guerrero provenía del mismísimo infierno y que sus habilidades eran dignas de un dios… vaya que contradicción¡. Por supuesto estos comentarios no tardaron en expandirse, como llevados por la brisa, ante lo cual cada persona que pasaba a su lado, siseaba a sus espaldas con temor y curiosidad. El ya se estaba acostumbrando a su nuevo apodo, a tal grado que ya se estaba creyendo proveniente del infierno.
-Kaoru… solo espero que no creas todo lo que oyes sobre mi, tu sabes de verdad quien soy yo, ne, sabes que volveré por ti¡… lo sabes cierto?... mis ángeles, cuiden de ella mientras voy a su encuentro…- hablo casi para si mismo, como rogando.
La verdad es que el joven ya lo tenía pensado y decidido. Apenas terminaran sus misiones en el Ishin Shishi, el volvería a buscar a su Kaoru, ya que en estos dos años sin ellas, se logro dar cuenta de que su vida sin ella era una aberración, una declarada pesadumbre que le encogía el alma y se la derramaba por los ojos… en definitiva era como estar muerto en vida, y el suponía que lo mismo estaba sufriendo ella. Solo le quedaba la conformidad de que viviendo en la soledad del bosque, estaba alejada de vivir y sentir la sangre y las muertes que el llevaba sobre su cuerpo y su conciencia.
Y con estos tranquilizadores pensamientos y después de tantas noches en vela, logro caer en un ligero sueño… por supuesto, con ella como una luminosa imagen en su mente.
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Desvividos por vivir lo que vivimos, vaya vida la que hicimos del temor,
juras que hay algo encendido, yo no percibo calor.
Se encontraba observándose frente al espejo, como si fuera la ultima ocasión en que lograría hacerlo, y con dos fuertes y certeros golpes, corto las venas yacientes en sus muñecas y mientras todo se nublaba frente a sus ojos, lograba sentir el goteo lento y violento de sus sangre que manchaba persistentemente el suave tatami, como una fuente de vida que dejaba la marca de su existencia , en una mancha grotesca y cínica en la que se le iba su miserable ser.
Lo ultimo que vio antes de caer al suelo inconsciente, fue la imagen de su amado… sonriéndole como antaño, provocándole una satisfacción impropia a la muerte que abrazaba su ya débil cuerpecito de mujer insatisfecha de amor y felicidad…
-Shinta-koi… te estaré esperando por siempre… perdóname, pero yo no pude dejar de amarte…- y se sumió en una oscuridad y frió mas profundo y estremecedor del que había sentido en la soledad de su desamor…
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Que pesa mas la nieve o todo el frió, que dolerá con medio corazón,
Como empezar de cero y al vacío, porque jurar que es tan seguro lo que se pacto.
Una brisa extraña y desconsiderada se coló por la ventana que se abrió estrepitosamente, haciendo que despertara de su amable y conciliador sueño, provocándole una sensación de mal presagio. Se puso de pie bruscamente, buscando su daisho… pero para cuando se dio cuenta de que no había nadie en la habitación, supo con certeza lo que había sucedido.
-Kaoru¡, maldita sea¡… que es lo que haz hecho koishii?- rápidamente puso su daisho al cinto y salio desesperadamente en dirección al bosque, temeroso de la escena que allí encontraría.
Ya fuera de la casa que le servia como guarida, se encontró con una figura que al principio no pudo reconocer, no en vano habían pasado dos años sin verle.
-Shishou… yo… no se que decir…- y no pudo seguir hablando, ya un fuerte golpe fue puesto en su rostro… golpe que hace dos años había estado esperando pacientemente.
-Tú también lo sentiste, no es cierto… Kenshin Himura?- le dijo mientras su mirada se tornaba sombría.
-Hai shishou ¡… Kaoru… parece que cometió una locura, se que todo es culpa mía, pero ahora debemos apresurarnos, antes de que sea tarde.- La desesperación de saber que ella se encontraba bien y a salvo, poco a poco fue haciendo que Battousai renaciera. Desde el fondo de su alma.
-Cállate ahou¡, ni loco voy a dejar que te acerques de nuevo a mi Kaoru-chan… ya bastante has hecho por ella no crees?- el sarcasmo parecía veneno en cada una de sus palabras.
-Creo que lo que a Kaoru le suceda también es asunto mio no crees?- ahora era el quien escupía las palabras llenas de rencor y frialdad y Hiko no pudo dejar de notar que en todo ese tiempo de ausencia, Shinta nunca había olvidado a Kaoru.
-Esta bien… pero vamos rápido baka¡- dijo esto mientras ambos se daban vuelta en dirección a la cabaña.
Pero lo que encontraron no fue precisamente una calle vacía como debería serlo a esas horas de la noche, sino todo lo contrario: alrededor de cincuenta soldados con el traje distintivo del grupo Shinsen se encontraban katana en mano, listos para atacar ante la señal de su capitán de dorados y sádicos ojos.
-Vaya, vaya… pero que sorpresa¡, me parece que no vas a poder llegar a tiempo a tu diligencia… Hitokiri Battousai- acotó mientras lamía sus labios sonrientes, cínicos, como saboreando ya el sabor de la sangre tibia.
Y a Kenshin se le detuvo el corazón y el alma se le suspendió en el tiempo, mientras se maldecía interiormente por ser siempre un baka, incapaz de salvar a los suyos… y con un grito desesperado, se lanzo a una nueva masacre que, nunca imagino, lamentaría haber cometido en toda su vida.
Que sentido del humor tuvo el destino, nos jugo la broma cruel del desamor,
y despertamos vencidos, otro domingo sin sol.
Continuara…
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Hola¡¡¡ a todas las ociosas lectoras que no tienen nada mejor que hacer que leer mi fic… de todas maneras, se les agradece de corazón.
Se que en este capitulo me sobrepase con la angustia… aunque podría haber puesto un poquito mas no creen?
Bueno solo espero su review, lo que sea que quieran decirme… y si necesitan hablar con alguien ya saben mi correo para el msn: No es que yo sea una jugosa perdida… pero estoy casi todo el día ahí… cierto Lazara y Arcasdrea?
Ok¡¡ chikas nos vemos en la siguiente entrega, que espero sea prontito…
Mis agradecimientos a: Gabyhyatt, Ghia-Hikari, Skaevan, Lazara(ojala que tu abuela este bien), Cisne.Negro y DaniHimura... espero sus reviews claro esta.
Besos y cariños para todas… y recuerden: ... y es que no importa que digan, que esta trillado, hablar de amor que maldigan, si no han probado la noche en sus brazos de sol... (Alejandro Filio)
