Este capitulo esta dedicado especialmente a Carolina, ella sabe quien es y eso me basta por que ella es la que me a alentado a seguir asi que aqui esta otro capitulo de esta historia espero que la disfute.

-Rayos lo que necesitaba…lluvia…tomoyo, no logra venir temprano

Con gran resignación, se acerco a la puerta de su vecina el burdel Yueska, era de lo peor jóvenes que tenían que vender su cuerpo para no pasar hambre, aunque esas mujeres eran pocas, la mayoría disfrutaba de lo que hacían, para ellas era pago por diversión, a Sakura le asqueaba como una mujer podía vender su cuerpo por solo placer, maldición, sino necesitara del aceite nunca hubiera ido a poner un pie en aquel lugar, las puertas del Yueska estaban abiertas de par en par, para recibir a cualquiera…que pudiera pagar, Sakura entro lo más sigilosamente que pudo sabía que si alguien escuchaba que entraba se le lanzarían como lobos sobres carne fresca, pensando claro esta que era un cliente, hasta ahora, lo había logrado, solo faltaban unos pasos para llegar a la puerta de la Sr. Ayanami, pedirle aceite y luego largarse, pero el destino le deparaba un buen susto

-Solo un poco, un poco más –decía en un susurro, para darse animo, pero este fue sustituido por un fuerte grito que llamo a todos, sin importar en que situación se encontraran, los que salieron no se sorprendieron y regresaron a lo que estaban haciendo; pero sakura volvió a gritar al ver que nadie la socorrería, porque si lo que necesitaba era ayuda para quitarse ese borracho de encima

--OH¡ jajaja, así que la pequeña santurrona del lado al fin decidió conseguirse un trabajo de verdad y vino a solicitar trabajo –dijo la señora Ayanami, para luego soltar una estruendosa risa, cargada de desprecio, Sakura al escucharla supo que nadie la ayudaría y mucho menos la arpía que tenía como vecina, ya bastante recuperada del susto Sakura, estrecho su rodilla justo donde mas le dolería a aquel maldito hombre, que a pesar de su semiinconsciencia reacciono ante tal dolor, se retorció y sakura pudo entonces levantarse

Si algún día necesitara disponer de tal trabajo, el último lugar que buscaría ser este

-Lo tomare como un cumplido...todas dicen lo mismo pero siempre terminan aquí...y como ya vi que no vienes a solicitar un cuarto dime a que has venido a mi humilde hogar

Como demonios podía alguien llamar a este lugar hogar, se le ocurría un mejor nombre y ese era un infierno

-Solo quería un poco de aceite, pienso pagárselo

-Si lo que sea-dijo la mujer mientras le daba la espalda para volver a su cuarto- busca en el sótano, una ratilla como tú debe saber exactamente donde esta

Sakura, no pudo hacer mas que gruñir y lanzar una maldición por lo bajo

-Perfecto Sakura me regañara por no llegar a tiempo-su cuerpo se estremeció totalmente por el frió que sentía en todo su cuerpo, ya que la capa no había servido de mucho, más que para mantener el frió en su piel- si no llegó no podrán abrir y no estamos para tales cosas

Se armo de valor para emprender su larga caminata se encontraba en las afueras del pueblo y El Harén estaba hasta la otra punta y pasar a estas horas por todas esas madrigueras de rata y serpientes era muy difícil, y en estos momentos Sakura no la acompañaba para espantar a cualquiera que se quisiera propasar con ella, se resigno y empezó a avanzar primero, con paso lento y nervioso y poco a poco empezó aumentar la velocidad la lluvia arreciaba a cada paso que daba, estaba toda empapada y ni siquiera había llegado a la mitad de camino, los truenos empezaron a caer, la vida era injusta y ella mejor que nadie lo sabía, desde sus cinco años

-TOMOYO...Tomoyo donde estas? -gritaba una mujer de cabellos cortos y un vestido pomposo en colores lavanda

-Aquí estoy mama-decía una pequeña de cinco años, que en esos momentos tenia un sable en su mano derecha

-Tommy toma tus cosas nos vamos…

-A…a donde?- pregunto la pequeña sintiendo la tensión de su madre

- A las americas

-Pe-pero eso queda al otro lado del océano atlántico

-Veo que has estado estudiando

-Si mami-dijo la pequeña sonriéndole a su madre

-Y por qué?

De todas las preguntas que la baronesa Daidoji estaba dispuesta a contestar esta era la única que con la cual no podía ser totalmente sincera que su pequeña y única hija, solo eso

-Mami la llamo la pequeña jalando de su hermoso vestido

-Cuando estemos en el barco te explicare, pero ahorra ve por tus cosas salimos en media hora-dijo con voz seria y sombría de tal manera de hacer saber a su hija que no la cuestionara más

La pequeña salio a toda prisa, mientras que la baronesa se disponía a ir por su protegida, a una casa cercana al palacio, en la cual a nadie se le ocurriría buscar a una princesa real, a la última de los Kinomoto, ya cerca de aquella pequeña casa se escucho un disparo y un grito, la baronesa no lo pensó dos veces y salio corriendo a ver la causa de aquel disparo, pero cuando llego era demasiado tarde…la niñera de la pequeña estaba, tirada en el suelo que estaba manchada con la sangre de la joven e ignorante muchacha, la baronesa se acerco y cerro sus ojos –que tu ángel te guié en este largo trayecto- luego toma a la bebe que no lloraba al no haber sentido nada, por estar tranquilamente dormida

-Pequeña tienes mucha suerte- la tomo y la cubrió con una manta y luego salió corriendo ya que corría mucho peligro si permanecía unos minutos más en aquel lugar, era muy posible que la persona que intentara el asesinato de aquella pequeña, quisiera rectificar su error e ir tras ellas

-TOMOYO…TOMOYO

-Mamá ya estoy lista

-Perfecto toma tus cosas nos marchamos ya

-Que es eso-dijo la pequeña que veía el pequeño bulto entre los brazos de su madre

-no es momento solo toma tus maletas y vamonos

La pequeña corrió gradas arriba y en menos de dos minutos regresaba con dos maletas

-bien ve al carruaje y espérame sentada

-y tú

-en un momento te alcanzó

Ambas tomaron distintas direcciones, la baronesa puso en un como sillón de color marrón a su pequeña invitada, mientras tomaba papel y una pluma para dejar una nota, al hombre que le había dado la misión de proteger a aquel bebe

Mí querido benefactor:

La presentes líneas, son para confirmar mi ida, y avisarle que ha vuelto a suceder un desastroso suceso, e informarle que ambas nos encontramos bien, y pedirle que cuando volvamos, tenga todo preparado para la boda de mi pequeña, por que algo me dice que talvez yo me quedare y solo ella volverá, mantendré la comunicación a mi llegada y cuando sea necesario.

F. Baronesa Daidoji

La baronesa tomo un sobre, metió la carta y luego cerro el sobre para luego estampar el logo de los Daidoji, luego corrió hacia el carruaje, donde le esperaba su pequeña hija…

Ambas viajaron durante 7 días en alta mar, sin ningún disturbio, al llegar

-Mama te sientes bien-preguntaba Tomoyo a su madre, que parecía más pálida de lo normal

-Si…si querida camina debemos hospedarnos, la noche ya cae y no quiero que tu enfermes

Como su madre dijo la noche cayo rápidamente, dejando a las tres viajeras sin hospedaje ya que los hostales se habían llenado por el abordaje del barco en el que venían ellas, pero parecía que alguien las estaba cuidando desde los cielos…

-que hago…que hago? Se preguntaba la baronesa, la cual a pesar que cargaba bastante dinero no podía encontrar un lugar donde hospedarse

-shhhshhhshhh…-se escuchaba entre las sombras de un callejón- veo que necesita un lugar donde pasar la noche

La baronesa sintió una gran alegría al ver que sus suplicas por un techo se habían cumplido- si buen hombre necesito un lugar donde dormir con mis dos hijas…y pienso pagar bien-sacó un pequeño cobre con muchos doblones de oro, y eso fue su perdición

Sin previo aviso aparecieron de todos lados muchos hombres, que la atacaron al mismo tiempo dejándola sin ningún centavo, la baronesa no atino mas que a lanzar el cofre con dinero y proteger a las dos criaturas que rompieron a llorar cuando todo acabo.

-Que tonta soy…como pensar que aquí abría un alma caritativa que me ayudara

-Ma..Mamá te encuentras bien-decía una atemorizada Tomoyo la cual ahora cargaba a la pequeña bebe

-OH! Por DIOS que a sucedido-se escucho que alguien decía a sus espaldas

-MÁRCHESE no tengo ningún centavo en cima así que marches

-Señora permítame ayudarla-dijo una mujer de unos 40 años- no pienso lastimarla, por favor permítame que la ayude

La baronesa vio en los ojos de aquella mujer la sinceridad de su propuesta, pero no importaba eso sino que debía de proteger a ambas crías

Pasaron esa noche y otras tres más en la casa de la señora Iyama, pero el cuarto día la baronesa cayó enferma de

-Por Dios tiene fiebre amarilla-dijo la señora Iyama

-debo de irme de aquí

-no..No puede debe quedarse, deben atenderla

-usted no comprende-sin mas palabras se marcho del lugar

Tras tres horas de deambular por las calles del puerto, al fin encontró la forma de marcharse

-así que señora…

-Daidoji, mi nombre es Sonomi Daidoji

-bien señora Dai..do..y

-mejor llámame Sonomi

-bueno sonomi, me podrías decir la razón por la que viajas

-deseo sacar a mis protegidas de este lugar

-quieres decir a tus hijas

-se podría decir que si

-entonces no dirigimos a la casa de la señora Iyama por ellas

-si exacto

Al llegar a la casa de la Señora Iyami

-NO LE PERMITIRE QUE SE MARCHE CON ESA MUJER

-que esta diciendo…acaso desea que mis…pequeñas perezcan aquí, incumpliría mi promesa, el rey me…

-REY…dios mió la fiebre la esta haciendo decir incoherencias, si desea marcharse déjeme a las pequeñas yo cuidare de ambas

-no, me marco con ambas…TOMOYO BAJA CON LA BEBE

Tomoyo bajo las gradas de la casa con gran rapidez

-nos marchamos, gracias por su hospitalidad pero no arriesgare a las niñas

Las cuatro, partieron, pero solo tres llegaron a su destino…

Luego los recuerdos de Tomoyo eran muy vagos, gracias a que ella también se vio enferma por la fiebre amarilla, solo recordaba la voz de su madre repitiéndole

-mi pequeña princesa, al otro lado de este gran océano te espera un gran palacio y muchas riquezas así que cuídate, y cuida de la pequeña Sakura, espera que algún día vendrán por ti

Esas fueron las últimas palabras de la baronesa

-Debo apresurarme-Tomoyo empezó a correr y al girar en una cuadra tropezó con un muro o algo parecido, ya que reboto en eso y cayo directamente en un charco de lodo- rayos lo que necesitaba

-Discúlpeme señorita, no fue mi intensión –dijo una voz serena y misteriosa, Tomoyo levanto el rostro para ver a su interlocutor, el cual le sonrió, Tomoyo no supo que hacer y se quedo paralizada, mientras veía como aquel hombre de ojos violáceos a su parecer le extendía la mano- permítame ayudarla –de un solo movimiento logro que tomoyo se levantara- le pido bella doncella que me perdone

A…si…si, no hay ningún problema-bajo su mirada al no poder soportar la intensidad de aquella mirada, y en ese momento lo noto- rayos, el aceite-la botella que contenía el aceite, se encontraba rota en mil pedazos y su contenido desperdigado por todo el lodoso piso

Se a quebrado su botella…permítame pagarla

No…no se preocupe, solo tengo que ir por más, solo espero que no hayan cerrado-dijo esto mas para ella que para su interlocutor

Permítame acompañarla, es muy peligroso que ande por estos lugares usted sola

No, no, no como cree, con su permiso me retiro-pero no logró ni dar dos pasos, antes de ser detenida por una fuerte pero delicada mano, Tomoyo, sintió una calidez que no había sentido hace mucho tiempo- Quien eres? –Tomoyo volteo rápidamente, sin notar que el joven desconocido se había acercado a ella así que quedaron, muy cerca uno del otro, el le sacaba una cabeza de alto, pero se inclino, para pedir mas que una simple disculpa…


Cualquier queja, sugerencia y felicitacion dejar reviews, y no se preocupen empezare a retomar mis historias, porque ya sali de parciales y tengo un poquito de tiempo para escribir asi que esperen porque pronto subire mis actualizaciones de mis otras obras asi que cuidense bye