Aclaración: Sip nenas, Rurouni Kenshin no es mio, maldita sea¡¡¡(Monika-dono se golpea contra la pared, dejándose un moretón hermosísimo). no… no se rían¡¡… de que se ríen?... ohhh como las odio kazuko rk¡¡¡ (saben que las amo a todas ne?)
Svó djúp og blá, augun pin. (Tan profundo y azul tus ojos.)
Capitulo 6: Sálvame de la nada en que me he convertido.
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Dame tu mano Shinta-kun¡¡- la joven Kaoru reía, similar al trinar de las aves- pensó Kenshin. Y se odio por ser el que pronto haría que esa risa ya no existiera.
Caminaban por un sendero de tierra, en dirección al jardín de siempre, en el que compartían sueños y esperanzas, miedos y terrores.
Que tibia se siente su piel. Pero que frió esta su corazón- reflexiono la muchacha al sentir la tibia piel del espadachín sobre su mano. De repente se atrevió a…
Shinta… emm eto… tu sabes escribir?. Si no sabes me gustaría poder enseñarte- un pequeño rubor se formo en sus antes pálidas mejillas, pero aun así, se negaba a mirarlo a la cara.
Ante sus palabras, el joven se detuvo, quedándose de piedra, pero mirándola a la cara, frió.
Mi querida Kaoru, no creo que puedas enseñarme… si estas muerta para entonces.- dijo esto con voz fría, mientras desenvainaba su katana y la enterraba en su fértil vientre… al igual como recordaba, lo hizo con su anterior pretendiente.
Shinta¡¡… porque?- pregunto mientras caía desfallecida en los brazos del hombre y una lagrima de desamor corría suplicante por su piel.
Muy simple amor- pronuncio lentamente- porque todo lo que amo, lo destruyo- dijo con un deje de sadismo, mientras dejaba el cuerpo en la hierba y caminaba con dirección al pueblo.
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La mujer miraba confundida por la ventana. Era muy cierto, solo había sido un sueño… una pesadilla, pero había sido tan real. El dolor, la sangre… su voz.
Lo más desconcertante es que en ese momento se encontraba en una habitación, pero no conocía al dueño de ella. Solo esperaba que fuera su Shinta el que la hubiera rescatado de la mansión de Patrick.
Fue entonces cuando unos pasos en el pasillo la sacaron de sus pensamientos. Miro en dirección a la puerta y al sentir el olor agridulce de la sangre, fuertes espasmos asomaron por su garganta, haciéndola encogerse sobre la alfombra.
Aun no notaba que la imagen a ver bajo el umbral de la puerta, seria peor que cualquier olor o sabor antes sentido.
Ante sus ojos se encontraba un Shinta de fríos ojos dorados, coleta alta, un daisho al cinto y una cantidad morbosamente exquisita de sangre bañando su cuerpo.
Ella lo miraba aterrorizada y por primera vez, Kenshin odio su imagen de sanguinario. Podía permitir que muchos lo odiaran y le temieran. Pero que esa mirada zafiro cargada de terror fuera para el, le estaba resultando agobiante.
La sangre goteaba de su traje, la cual no le permitía ver el verdadero color de la tela.
El la miraba con frialdad…
Ella temblaba ante su mirada…
Entonces el camino hacia ella y la besó.
Desesperadamente.
Al terminar el beso la sacudió por los hombros, sin que su mirada ámbar jamás dejara sus zafiros.
-dime que no es cierto. Dime que no lo dejaste… me prometiste que siempre serias mía- entonces la abrazo, la estrujo entre sus brazos de manera tal que Kaoru sentía como el aire abandonaba sus pulmones.
-sabes que siempre seré tuya. Prefería morir antes de que me tocara… yo solo espero por ti, mi Shinta-kun-y sin mas cayeron al piso, aun sujetada por los brazos de Kenshin.
Kaoru lo abrazo igual de fuerte y ambos rodaron por la suave alfombra, ahora roja por la sangre que ambos esparcían. Kenshin de su ropa y Kaoru de sus recientes heridas. Pero reían. Infantil y casi desesperadamente, como no lo hacían en mucho tiempo.
Súbitamente se detuvieron. Kenshin sobre el cuerpo de Kaoru.
En esta ocasión se daría el tiempo para saborear su piel, sus labios, aun vírgenes para el.
Sentía su piel dulce ante el contacto con la suya. Mil veces más suave. Su mirada angustiosamente inocente. Ahí supo con certeza que sin ella, el no era nada.
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Hiko aun se encontraba en su cabaña, pensando, más que nada meditando. Entonces como un rayo la realidad lo golpeo fuertemente y se sintió estúpido por no haberlo notado. Kenshin, el hitokiri Battousai había ido en búsqueda de su hija y nadie más que ello sabían lo que había sucedido ahí. Suponía que no era nada bueno. Entonces partió en búsqueda de kaoru.
Sabía que ellos estaban destinados a estar juntos, a pesar de las circunstancias. Lo supo desde el momento en que noto la mirada de ambos en el momento en que se conocieron.
Ella lo amaba, eso estaba claro. El era un asesino de los revolucionaros y estaba dispuesto a matar por ella, también lo sabia.
Pero el aun deseaba ponerlos a prueba y, mas que nada, poner a prueba al destino.
Por su hija el era capaz de eso y mucho mas.
Y caminó en dirección al pueblo…
Solo esperaba llegar a tiempo para decirle un par de verdades a ese joven capaz de robar el corazón de su hija. Aun así, tenía el presentimiento de que lo que iba a encontrar no le iba a gustar para nada.
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El se encontraba de espaldas, mirando hacia el techo o mejor dicho, hacia la nada.
Estaba dispuesto a todo esa tarde, pero ella no. Quería esperar, ya que estaba segura de que los problemas sucedidos no serian nada en comparación con los que creía, pronto vendrían.
La amaba, eso era ciertísimo, por eso esperaría hasta cuando ella lo quisiese, hasta la muerte misma.
Kaoru?- pregunto al aire trémulamente, como dudando que ella se encontrase realmente ahí, con el.
Era como un sueño.
Ella se encontraba recostada sobre un futón, con sus heridas ya vendadas, pero con las huellas de la masacre y la brutalidad en el tatami y en las ropas.
Kenshin… tu me amas?- pregunto Kaoru con el miedo reflejado en su voz, por lo cual decidió que era mejor no mirarlo a los ojos.
El joven se incorporo apoyándose en sus codos, mirándola fría y casi letalmente.
Ella tembló al recordar su reciente sueño.
Kaoru… y tu, me temes?- pregunto roncamente, mientras se acercaba a ella. Como un felino. Ante ese juego, ella bajó aún más su mirada. Eso era una afirmativa, lo cual le enfureció.
Mírame¡¡- ordenó con un grito animal, hambriento de ella.
Ella subió la mirada, pero el sintió que hubiera sido mejor que no lo hiciera, ya que estaba vacía.
Apretó su débil cuello con su mano, fuertemente y la besó. Pero ya no era un beso lleno de amor, era puro y maldito deseo.
De amarla.
De besarla.
De poseer de ella hasta el alma misma.
Entonces sintió el filo de una espada en su cuello, por lo que debió dejar el dulce sabor de los labios de ella para buscar el causante de tal suplicio.
Mi querido baka deshi, este es un buen motivo para acabar contigo. A mi hija nadie la toca… vas a pagar por cada uno de sus golpes.- su tono era casi irónico, pero sus ojos eran de la muerte misma…
Y ahora fue el turno de Kenshin para temblar.
Estaba en grandes problemas.
Continuará…
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ay ay ay ay, que relajación nenas… estas si que son vacaciones.
Se que me demoré, pero créanme, fueron por causas nobles.
Ese hombre me robó el corazón, jijijijji pero solo lo tuvo por una semana…
Fue lindo mientras duro.
Ahora paso a los reviews, son pocos pero hermosos y valen por mil cada uno (dijo el picado):
CiNtHiA: gracias y te amo (no piense mal)
gabyhyatt: sabes que nunca la mataria nena, gracias por tu apoyo.
Kaoru-luna: es cierto que soy mala, pero nunca tanto po´amiguis. Un besote.
Arcasdrea: ayyyy guacha pela´es que me gustan los capitulos cortos tu sabes po amiga (arreglala¡¡) nos vemos en msn.
Cisne.negro: tienes alma de revolucionaria, por eso creo que votaste Michelle,ajajaja un abraso y nos leemos.
