Aclaración: Rurouni Kenshin no es mio, ni en mis mejores sueños ok? Es del maestrísimo sensei Nobuhiro Watsuki.

En el capitulo anterior:

- que te sucedió en el labio?.- apunto con el dedo hacia el leve hinchazón que había en el.

-oh, padre. Fue mientras estaba en el bosque, alguien me golpeo, sin intención, claro.

Hiko noto que lo único diferente ahí, era su inocente hija, que según deducía, ya no era tan inocente. Ese maldito de Shinta, ya tendremos nuestro tiempo para saldar cuentas….

-y… se puede saber quien fue?... lo conocías?- Hiko inspeccionaba ahora la expresión en el rostro de su hija, el cual cambio súbitamente.

-fue… un cazador…- mi cazador…

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Capitulo 8: Dicen que yo me la robe, no saben que ella fue, siempre mía.

Kaoru ya estaba impaciente. Kenshin nunca se demoraba tanto. La noche debía estar rodeando las doce, pero aun así, espero. Como siempre. Como nunca.

Ya iban dos semanas, en las que Kenshin aparecía, al caer el padre sol, y lograba entrar estrepitosamente por la pequeña ventana de la casucha. Kenshin debía besar de forma escandalosa a Kaoru para que parara de reír. Condenada mujer. Riéndose? …ella?… del gran Hitoriki Battousai?. Últimamente esta clase pensamientos eran bastante recurrentes. El grandioso ego masculino.

Ven acá¡¡¡- ordeno el hombre al lograr levantarse del piso. Kaoru solo lo miraba tratando de contener las lagrimas de alegría… y de risa claro estaba.

Ella lo abrazo de un salto que, si no fuera por los rápidos reflejos del asesino, estarían ambos en el piso, riéndose.

Kaoru estrujo las caderas del hombre con sus torneadas piernas, a lo que Kenshin ahogo un grito de placer. Como podía ser que con un movimiento tan brusco, se sintiera terriblemente excitado?.

Ella era capaz de eso y mucho más. Lo único que no dejaría por ella seria el trabajo en el Ishin Shishi, y ella lo sabia muy bien. Ese tema fue el causante de peleas feroces que, casi siempre, terminaban en apasionados juegos en espera de la llegada de Hiko.

-Amor… que ha sucedido?. Te ves terrible- dijo Kaoru mientras acariciaba la suave piel de la mejilla del hombre.

-y tu te ves maravillosa- Dijo mientras tiraba de la mano de ella y la acercaba mas a su cuerpo, besándola. Profunda y ahogadamente.

Esa noche no seria diferente.

-hazme tuya… por favor…-suplicaba mientras tironeaba desesperadamente del gi del pelirrojo.

El, como buen amante, no hizo más que obedecer. La despojo de sus vestidos rápidamente, con la audacia que le entregaba la experiencia.

Ellos ya eran una pareja de aquellas que no necesitan ser delicados. Buscaban más. Siempre más.

Y Kenshin quería dárselo todo. Hasta su miserable alma.

Sin miramientos, penetro en el dulce suplicio de su tormento. En la obsesión de su cuerpo.

Y nuevamente hicieron de la noche, su refugio de amor…

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Ambos se encontraban desnudos, Kaoru con la mitad de su cuerpo sobre el de Kenshin.

Ella suspiraba.

El miraba hacia el cielo.

-que sucede, koi, estas mas serio de lo común- Kaoru ahora lo miraba a los ámbares ojos, creyó distinguir una cuota de inseguridad en ellos.

-Kaoru…yo… no se como decir esto…-Su voz era apenas un susurró, temeroso. El prometió nunca mas dejarla.

-no¡¡- Kaoru se levanto estrepitosamente del futón, paseándose por la habitación, mientras tapaba sus oídos con ambas manos- no¡¡, no quiero escuchar mas¡¡- ahora pequeñas lagrimas osaban caer de sus zafiros.

Esta era una despedida. Temporal, pero una cruel despedida.

Kenshin lanzo un maldito juramento para sus adentros, pero no podía irse sin decir adiós a la mujer que amaba. -escúchame amor¡¡. Sabes muy bien que volveré, es solo que… es una misión muy larga y peligrosa… y yo…- sabia muy bien que nada de lo que dijera iba a convencerla de su partida.

-cuanto?¡¡- pregunto severamente Kaoru, pero negando su mirada.

- tres meses…-añadió como un niño reprendido. Y agradeció que Kaoru estuviera de su lado, ay que si fuera del Shinsen, lo habría derrotado con solo una mirada. Estaba infernalmente enamorado. Suspiro ante este pensamiento.

-tres semanas¡¡¡¡, si no llegas en tres semanas…-hablo amenazadoramente, pero un fuerte apretón sobre su muñeca le hizo callar.

-si no llego.. que, que es lo que me harás niña mala?...castigarme?- ahora el sonreía con sorna ante la mirada solemne de Kaoru.

-si no llegas en tres semanas, juro por mi sangre que iré a buscarte- dijo mientras se soltaba bruscamente del agarre y enredaba sus brazos en el cuello de su hombre.- recuerda que soy tuya ahora, eres parte de mi.

Apoyo con vehemencia su argumento, ósculando salvajemente los labios que ante ella se ofrecían.

Kenshin reprimió un oscuro gemido, gutural.

Esta despedida iba a ser muy buena, pensó Kenshin, mientras sentía las hábiles manos de su amada apretar incitadoramente sus duras carnes del pecho.

-suficiente, pequeña, ya tengo que irme. Si sigues con eso, me temo que no partiré hasta el amanecer- Kenshin estaba rogando.

-esta bien, eres libre de partir. No olvides lo pactado- dijo mientras bajaba su mano. Bajo el vientre.

-oh… amor ten cuidado con lo que haces- dicho esto, beso el reverso de su mano y partió sin mirar atrás. Siempre por la ventana. Así seria más fácil el adiós.

Kaoru no hizo más que quedar estática, mirando en dirección donde la silueta amada desaparecía.

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-maldita sea el demonio¡¡¡- Kenshin maldecía por dentro. La misión estaba durando más de lo inesperado. Ya llevaban un poco mas de tres semanas en ese predio, que le parecía mas similar a un pequeño campo de batalla.

El espectáculo era tremendamente horroroso. Miembros regados por todo el campo, con expresiones temerosas, avergonzadas.

Sangre. Un destripadero humano.

Y el mayor aporte a esa carnicería era nada más que el Hitokiri.

Ahora se encontraba en la base, que no era más que un campamento.

De repente, se escucho la orden de su superior.

-Himura¡¡¡, ven acá un momento… por favor- acoto al final. No era cualquier persona con la que estaba hablando.

Kenshin se acerco, mientras el otro hombre le señalaba una carpa.

Entro agazapado, y sus ámbares apenas pudieron acostumbrarse a la oscuridad.

Cuando pudo centrar su vista, lo que vio lo dejo mas turbado aun.

-Himura, te presento a tu nueva compañera. Es excelente en el manejo de la espada, quizás tan buena como tu. –ante este comentario Kenshin lo miro despiadadamente. Era una advertencia.

-ahh… y te pediría por favor que la trataras bien, tu sabes a lo que me refiero. Por ultimo, su nombre es Kaoru, nunca quiso decirnos su apellido. Los dejo un momento solos para que se conozcan mas- y dicho esto salio apresuradamente de ahí. El rictus de Kenshin hacia demostrar que no estaba en uno de sus mejores días.

-ahora me vas a explicar que mierda estas haciendo en este lugar¡¡¡¡- Kaoru nunca lo había visto así de agresivo con ella. Con un movimiento felino, el hombre la tomo del hombro y la apretó con fuerza. Demasiada, pensó Kaoru.

-idiota- murmuro con sensualidad, mientras ponía una mano sobre el fuerte pecho de su amante y lo besaba con una osadía que bordeaba los límites del descaro y el recato.

-al demonio¡¡- gimió Kenshin contra sus labios. A quien trataba de engañar?. Hacia muchas noches que soñaba ardientemente con ella. Pero el beso que ahora estaba recibiendo mansamente no tenía comparación.

De un brusco movimiento la arrojo sobre los futones que se encontraban desordenados por ahí.

Kenshin ya no podía aguantar la dolorosa pasión que se expandía en su bajo vientre.

Y se ocurrió hacer el comentario menos propicio para el momento.

-escúchame muy bien, gatita. Has venido a cazarme y te complaceré. Pero después de devores tu presa, te vas a largar inmediatamente, entendido?- ahora empezaba a posicionarse en el sexo de su mujer. Murmuraba su nombre ronca y desesperadamente. En ninguna de las otras ocasiones la había deseado tanto como ahora, respiraba profunda y descontroladamente, mientras sentía que su piel animal, clamaba por la de su hembra.

De repente, toda esa pasión contenida de desvaneció. Un golpe de rodilla había sido firmemente situado en su entrepierna.

-entonces, vamos a tener que esperar para ir de cacería, mi amor- hablo con un tono de sarcasmo, mientras miraba divertida al gran Hitokiri Battousai revolcarse en el piso con ambas manos tratando de contener su dolor.

Kaoru soltó una pequeña carcajada mientras salía victoriosa de la pequeña estancia.

Kenshin la vio salir mientras sonreía ladinamente. Esa mujer si que lograba siempre lo que quería de el.

Sonreía hasta cuando, mirándose, se dio cuenta de que se encontraba total y absolutamente. Y con aun mas deseo que antes por ella.

-me lleva el diablo…Kaoru¡¡¡- era un puro grito de deseo insatisfecho…

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Talcahuano, 16:27 hrs. En el trabajo (para variar)

Hola lokas perritas, les cuento que ya no queda nada para el final. Ustedes entenderán que es mi primer ff, y por lo tanto me da una pena tremenda tener que terminarlo. Pero bueno, todo lo que empieza debe terminar.

Una forma de agradecer lo reviews:

Hitokiri Battousai se encontraba caminando por el bosque. Maldita sea¡¡¡ estaba perdido. No recordaba en que momento se había alejado de sus compañeros.

La verdad es que eso no era problema. El problema es que no había comido desde el día anterior.

Podía cazar un par de conejos para alimentarse.

Empezó a agazaparse cuando de repente todo el Battousai lo abandono en ese mismo instante.

-oro?¡¡¡- grito mientras caía de espalda. Por Kami-sama, eran los conejos mas grandes que jamás hubiera visto antes.

Eran ocho conejos del tamaño de un humano. Todos se encontraban se espaldas hasta que…

Se dieron vuelta y….

Eran humanas, mujeres disfrazadas de conejas¡¡¡¡

-orororororororor?¡¡¡¡¡¡- ya el ex Battousai se encontraba con ojos de espiral.

La conejas se pusieron en posición: la mano se una pasaba por la espalda de la de al lado y la colocaba en su cintura…

Y empezó el show… con la cancion You can leave your hat on" de Joe Cocker.

La conejitas bailaban descaradamente al pelirrojo, mientras pensaba que no fue tan malo haberse perdido en el bosque.

Eso fue hasta cuando las ocho conejitas se lanzaron sobre el apuesto espadachín, hablando como cotorras.

CiNtHiA: vamos battou-chan cazame prontito, no ves que soy una chika buena y me tengo que acostar temprano. Y le acariciaba la mejilla.

kaoru-luna: Kenshin kawaii devórame que tengo que ir con monika-dono a escribir nuestro ff de corta duración… dijo mientras le besaba el pelo.

Kitaniaryu : Kenshin amor… de verdad vas a matar a hiko? Dijo mientras le preguntaba al oido si le habia gustado el lemon en que lo metio monika-dono.

kryn himura: vamos Kenshin amor no te hagas el inocente ahora, todas sabemos lo que sucedió en la cabaña con kao, que no te de vergüenza, la muy aprovechadora empezó a masajear los hombros del sexualmente estresado Kenshin.

ane himura: oro-chan¡¡¡ te gustaría repetir ese lemon conmigo ah? La mas osada mordio sensualmente el lóbulo de nuestro Kenshin.

Verito.S: jijijijijij, quédate conmigo ya? Y te dejare cazarme cuando quieras Ho (con orejas de zorro)

Mei Fanel: Kenshin kawaii no me quedo muy claro el lemon de monika-dono, que tal si me lo aclaras en mi departamento?

Ya Kenshin sangraba a mares por la nariz, hasta que el Hitokiri desperto de nuevo.

-ya suéltenme¡¡¡¡ yaguassss¡¡¡¡- dijo mientras empezó a correr como alma que se lleva el diablo y se perdía en la espesura del bosque.

Atrás quedaron las ocho conejitas, algunas llorando con cara de cachorro, otras apretándose el estomago de tanto reírse.

Fin