Aclaración: Todos lo personajes de Rurouni Kenshin no son míos, por décima vez…son de Nobuhiro Watsuki.
Moni-notas: este capitulo esta exclusivamente dedicado a mi imouto Danichan, te quiero mucho hermana y gracias por los ánimos que me otorgas cada día a través de MSN. Mil besotes y estudie mucho, o si no ya sabe lo que no habrá para usted en el verano. A mis reviews… nos leemos abajo juajuajua…. Me encantas mis post-fics.
Capitulo 10: You don't have to speak - I feel. (No tienes que hablar, yo siento.) Jóga, Björk.
-vamos¡¡.- dijo Kaoru casi atorada. La verdad es que estaba muy nerviosa. Era su primera pelea verdadera. No se creía capaz de matar a nadie.
-vamos a donde, si tu no vas a ninguna parte¡¡.- ambos hombres volvieron a hablar al unísono. Se miraron perplejos.
-pues claro que vamos…y vamos los tres¡¡¡.- Kaoru salio de la cabaña dispuesta a vestirse apresuradamente y acabar con esa batalla que llevaba librando hacia mas de cuatro años. Contra Shinta y contra su destino. Esta vez no iba a perder por ningún motivo…ninguna de ambas batallas.
Caminó hacia la cabaña que le había sido asignada, dispuesta a no ver el rostro de Kenshin y el de su padre hasta el momento mas propicio. Kaoru temía que al ver Kenshin su mirada preocupada, descubriera el motivo de su cuidado.
Ya en la cabaña, procedió a quitarse tan sucios ropajes, con los cuales se encontraba hacia más de tres días, quedando así desnuda, a completa merced de la luz del día. Bajó la mirada hacia su privado cuerpo descubriendo su nuevo cuerpo de mujer. Abultadas curvas hicieron estremecer su realidad. No recordaba haber sido nunca tan prominente. Entonces la verdad le dio un duro golpe. Se sintió estúpida y avergonzada. Como no haberlo notado antes?. Cubrió con sus manos su apenas abultado vientre como una forma de protegerse y de protegerlo a él de la dura batalla a la que tendría que enfrentarse ahora. Sería lo correcto?. Un temblor en su nuca la hizo desconectarse de la comunicación con su interior.
Al sentir una energía tan poderosa, supuso de quien se trataba. La última persona a la que deseaba ver en ese momento.
Kenshin la observaba, incrédulo. Por que ella se abrigaba el vientre de esa manera tan peculiar?.
-Al aparentar uno puede encontrar, fantasías y rosas matutinas, frutas prohibidas, mentiras silenciadas; sutilezas en tu desprecio.- susurró Kenshin de manera muy extraña, recibiendo la incomprensible mirada de Kaoru.
-Chocar, despedazarme, porque nadie me ama, es verdad, nadie como lo haces tú.- habló Kaoru con el mismo tono antes utilizado por Kenshin, mientras se acercaba hacia el hombre, rozando casi invisiblemente la pálida mejilla de él.
-¿Qué soy yo y por qué? Porque todo lo que he dejado es el recuerdo del pasado. Oh! El tiempo amargo, porque nadie me ama, es verdad, nadie como lo haces tú.- Kenshin la recibió con los ojos cerrados, aceptando mansamente la caricia de su mujer.
-Después del tiempo, el sabor amargo de una inocencia desintegrada, de semillas esparcidas, de seres enterrados en vida, historias de nuestro simulado renacer, las circunstancias decidirán.-Kaoru pasó su mano por el contorno del cuello de Kenshin, enterrando los dedos en la abundante cabellera, mientras abría los labios, en espera de la invasión de tan anhelado beso. - Porque nadie me ama, es cierto, nadie como lo haces tú.- terminó la frase en un suspiro, al momento en que el pelirrojo hombre capturaba los labios de Kaoru de forma hambrienta.
-te sientes bien, amor?.- pregunto el hombre, mirando a los ojos zafiros.
-me siento tan bien como podría sentirse una mujer que va a ser madre… del hombre que amo, por supuesto.- y esbozó una sensual sonrisa al notar la sorpresa de Kenshin. Al apreciar como las tinieblas en las que se consumía su amante, poco a poco cedían paso a la luz de la nueva vida, yaciente en su terso vientre.
-yo… no se que decir…- apenas habló el hombre, soltando una nerviosa y tonta risotada. La verdad es que desebaba decirlo todo. Un poema, una canción, un lamento, una carcajada y un grito desgarrador. Pero se sentía débil, débil de amor.
-solo basta con que me digas que me amas…que nos amas.- agregó posando sus manos en su tripa.
-te amo…los amo… y los amaré por siempre.- dijo, dando respuesta inmediata a la necesidad de Kaoru y a su propia necesidad.-ahora, es necesario que vayas a descansar, no quiero que mi hijo llegue a sentirse mal, ni tu tampoco amor.- Kenshin ahora se soltaba del amarre creado en la cintura femenina.
-no Kenshin, yo iré a luchar contigo y con mi padre. Por mi país y por el futuro de nuestro hijo.- discutió Kaoru, y no se detuvo en su idea, ni aun sintiendo la mirada ámbar sobre su ser.
-ahhh no mujer, quien demonios te has creído para poner en riesgo la vida de mi hijo?¡¡¡.- ahora Battousai se encontraba casi histérico, dando vueltas por la habitación, tratando de buscar en ella, una idea para dejar a Kaoru en el campamento. Hiko¡¡¡¡, el es mi solución. Kaoru lo miraba de manera fría. Ella no se dejaría amedrentar por los ardientes gritos de su hombre.
Kenshin caminó hacia la puerta de la cabaña, y sacando solo su cabeza, gritó el nombre del que seguramente seria su carta de salvación.
Hiko Seijuro se encontraba afuera de la cabaña, apoyando todo su peso en la pared frontal.
-me buscabas, baka deshi?.- pregunto serena e inocentemente.
-ven acá¡¡.- rugió Kenshin, tomando severamente el fornido brazo de su maestro. Lo metió de malas maneras al inmueble, apuntando hacia la delgada figura de Kaoru, más bien dicho, hacia su vientre.
-háblale a tu hija, dile que no puede ir a pelear con nosotros. Ella esta muy delicada¡¡¡.- Kenshin miraba furioso el impecable rostro de Hiko, mientras este miraba a Kaoru. Kaoru repartía su refulgente mirada entre Kenshin y su padre, mientras se cruzaba de brazos. Se sentía como una niña con dos padres. Y con padres como aquellos, era más deseable ser una miserable huérfana.
-pues déjame decirte, Battousai no baka, que mi hija ya es una mujer capaz de tomar sus propias decisiones, cierto hija?.- Kaoru le sonrió a ambos de manera triunfal. Hiko sabia muy bien a lo que se refería Kenshin, ni loco dejaría a su hija y a su nieto ir a morir a una guerra. Solo lo hacía por sacarle una par de canas verdes más a su estupido pupilo.
-ahh si, y pensarías lo mismo si te dijera que tu hija lleva dentro de su vientre a mi hijo?...a tu nieto?.- ahora era Kenshin quien sonreía triunfal, Kaoru solo lo miraba derrotada.
-ya basta¡¡¡, iré y no hay mas que discutir, si no me dejan ir, les juro que me iré muy lejos y ustedes no sabrán mas de mi en toda su desgraciada existencia.- Kaoru se sentía desesperada, y la desesperación la llevaba a decir una cantidad incierta de estupideces. Kenshin y Hiko solo la miraban. Hiko se acerco a ella, mientras Kaoru no paraba de gritar cosas extravagantes, que iban desde la huida hasta el seppuku. Su padre ya harto, la golpeo en la coyuntura del hombro con el cuello, cayendo ella desmayada al instante.
Kenshin le sonrió como muestra de aceptación. Tomó a Kaoru delicadamente, siempre observando su rostro y la recostó en un futón, rogando a kami-sama que ella no despertara antes de que ellos terminaran la batalla.
Sin más palabras, los hombres salieron de la cabaña con dirección a la espesura del bosque.
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Cinco horas después, Kaoru despertaba con un agobiante dolor de cabeza, apenas podía recordar lo sucedido esa misma tarde. Su padre¡¡¡. Claro que si. En ese mismo, momento su padre y kenshin se encontraban peleando una batalla mortal… y sin ella¡¡¡.
Se levantó apresuradamente, tomó su daisho colocándolo aseguradamente en su cinto y corrió ágilmente hacia el interior del bosque.
No se detuvo hasta ver la masacre frente a ella. Al menos un centenar de hombres de encontraban librando una ardiente guerra. El escenario no era más que sangre y cuerpos desmembrados. Movió su mirada, buscando la imagen del hombre que pertenecía al de sus sueños, encontrándolo muy cerca de si, luchando con su katana en contra de una persona que se lograba vislumbrar más alto que el pelirrojo, pero casi igual de poderoso. Ambas miradas doradas se cruzaban, mientras sus katanas se encargaban de demostrar el poderío de cada uno.
Kenshin estaba tan ensimismado con su pelea, que no noto en ningún momento al bastardo que se acercaba por la espalda, dispuesto a atravesarlo con el filo que portaba en sus manos. Pero Kaoru fue más rápida, y lo derrumbó de una sola estocada en el pecho. Se sintió inmensurablemente sucia e indigna al ver la sangre salpicando sus ropas. Kenshin se dio vuelta cuando su reciente adversario huyó al sentir un sonido de retirada, encontrándose cara a cara con Kaoru.
-por un demonio Kaoru, que maldita sea tengo que hacer para que por una vez me obedezcas?¡¡¡¡.- gritó Kenshin furioso, pero al ver la sonrisa seductora de su mujer, sucumbió nuevamente a el placer de su cuerpo. Y se besaron de la manera en la que solo ellos podían hacerlo. Kaoru se separó de improviso de los labios de Kenshin, eliminando fulminantemente a los hombres que se acercaban a ellos, desobedeciendo la orden de retirarse del campo de batalla. Kenshin también se viró, de malas ganas, aniquilando a otros más.
Kaoru se observaba. Pasaba desde su pecho, hacia sus manos, todo horriblemente cubierto de sangre. Por que los había eliminado?. Quien era ella para juzgar y condenar, si ella misma era la condenada ahora?. La condenada a sufrir la persecución de los muertos que cargaba su inmunda katana.
Y lloro desconsoladamente, tomando su cara con ambas manos, como una forma de ocultar su avergonzado rostro. Kenshin notó su miedo y su tristeza, maldiciéndose por no haber sido capaz de mantener la inocencia de su mujer.
-déjame abrazarte, mi pequeña….- murmuró Kenshin, atrayendo hacia su amplio pecho, el húmedo rostro de Kaoru. Ella no se resistió, se entrego a la tibieza y confort que le otorgaba Kenshin, aferrándose violentamente al gi del pelirrojo.
El la sostuvo con mas fuerza, intentando a la vez, que el perfecto mundo creado por Kaoru, no la derrumbara hacia la profundidad de la tinieblas, tinieblas en las que el se encontraba y que no deseaba compartir con ella. Era todo tan oscuro y frió allá abajo…
-bésame Shinta…no dejes que me caiga, que me hunda…no lo permitas…-ella anuló la distancia entre sus labios, juntándolos con los de su amor. Se entregaron consuelo y amor en un beso arrebatador, que les quitaba el aire, el alma y el temor, llevándolos a un mundo pacífico, suave, claro y perfumado. Kenshin se convenció de que ese mundo era la piel de Kaoru, la piel de cuyo sabor deseaba arrebatar hasta la esencia.
Se separaron del beso, notando con asombro que se encontraban totalmente solo en medio del bosque, más aun, acompañados solo por las partes de quienes algunas vez fueron hombres. Ahora convertidos en un amasijo de carne, sangre y terror.
Kaoru sufrió un repentino ataque de arcadas, intentando que el vomito no se asomara por su garganta. Kenshin la sostuvo de la cintura, impidiendo que ella cayera de rodillas.
-déjame desearte esta tarde.- habló Kenshin en el nacimiento de oído de Kaoru, acompañado de una jadeo incitador.
Ella ni siquiera tuvo que responder, se entrego a las bestiales caricias que le entregaba su amante. Se besaron nuevamente, pero esta vez Kenshin saboreo de los labios de Kaoru, la sangre de quien habían muerto bajo la hábil katana de su mujer. Un golpe de orgullo le arranco una sonrisa ladina.
Kaoru se soltó de los posesivos brazos de Kenshin, acostándose se espaldas a la tierra, inmediatamente se empapó la ropa de sangre. Kenshin se permitió observarla un momento, parecía una diosa de la muerte, entregándose en medio de una masacre. La tierra sobre la cual estaba recostada, más parecía un charco mortal. A su lado izquierdo una cabeza sin cuerpo miraba con expresión aterrorizada a Kaoru, él pensó que lo hacia de manera lujuriosa, sintiendo una fugaz arranque de celos. Sacó su katana y se un solo movimiento, partió la extremidad en miles de secciones, mirándolo Kaoru divertida.
El también le sonrió como respuesta y empezó a agazaparse sobre el provocador cuerpo de su mujer, entregándole todo su peso, que para ella resultaba excitante.
Se desnudaron sin muchos miramientos, se necesitaban de manera urgente. No era necesaria la delicadeza y la lentitud.
Solo querían sentir las pieles tibias acariciándose entre si.
Kaoru se revolcó entre la sangre del piso, ahogadamente. Estaba siendo sometida a la más mortífera de las torturas: las caricias insinuantes de Kenshin. Este tocaba las zonas mas cercanas a su pubis, mas sin tocas nunca su centro. Rodeaba son dedos mansos las curvatura de los senos, sin rozas el pezón. Kaoru gemía suplicante, necesitaba de más presión, de más fuerza, siéndole esta negada. Kenshin viró el rostro, mirando a su alrededor. Todo era muerte. Los miembros anhelantes de vida de encontraban rodeando el cuerpo de Kaoru, provocándole una idea de lo que seria estar con ella en el infierno. Su mujer tenia el pelo de un color burdeo, mezcla provocada por la cantidad abominable de sangre en su cabello, su cabeza de encontraba levemente alzada, por el hecho de tenerla posada en un torso sin extremidades. Pero ella no parecía notarlo. Manos mendigas estiraban sus esqueléticos dedos en espera de una limosna de compasión, la cual nunca les fue otorgada. Más cabezas con los ojos abiertos descomunalmente, parecían observar horrorizados a la pareja de amantes. Quien podría amarse en un escenario como ese, le estaban reprochando su falta de tacto al Hitokiri Battousai.
-váyanse todos al infierno¡¡¡.- gritó enfurecido Kenshin a todos las almas que parecían prolongarse a través de los desmembramientos, antes de penetrar en la profundidad de su mujer, quien lanzo un gritó ahogado, siendo este insonorizado por los labios de Kenshin. Las caderas de Kaoru se sumían en la fatigante danza del amor, intentado seguir el ritmo de su acompañante. Kenshin se mecía dentro del cuerpo de Kaoru de una forma avasalladora, enseñándole así la capacidad en la que podía dominar su cuerpo, tomando conciencia ella de la forma en la que estaba siendo profanada.
Siguieron embistiéndose brutalmente, acompañando cada unión, por gritos, gemidos y susurros, hasta que Kaoru tembló en señal de clímax alcanzado. Segundos después la siguió Kenshin, cayendo rígido sobre los pechos abultados de su mujer. Se abrazo a su cintura tiernamente al sentir llorar nuevamente a Kaoru. De vergüenza, de miedo y de arrepentimiento. La muerte era una carga mas pesada de la que ella podía soportar. Tarde se daría cuenta Kenshin, solo unas horas mas adelante, en cuanto despertara y no encontrara a Kaoru entre sus brazos.
Continuara…
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Concepción, Chile. 10:55, en la practica…juajua que bolsera¡¡¡¡
Para el que interesa, me encuentro mas que resfriada, que hay peor que un resfriado de verano?. Nada¡¡¡ solo creo que pisar caca antes de entrar a la casa de tu pololo…eso si que es vergonzoso.
Otra cosa mas o menos importante: en dialogo mas bizarro entre ken y kao no es mío, es un extracto de la traducción de la canción Sour Time de Portishead.
Agradeciendo a mis reviews:
Diez chicas se encontraban de pie, en la entrada de un gran edificio en cuyo patio había un letrero gigante que decía: "CENTRO DE AYUDA A LAS ANIME-MANIATICAS". Las chicas se miraron entre si y suspiraron. Era necesario entrar allí.
La recepcionista se encontraba ensimismada leyendo una revista de adolescentes, mientras las jóvenes tosían para llamar su atención. La mujer bajo la revista revelando así su identidad: Kaoru Kamiya.
-que quieren?¡¡¡, no ven que estoy acupadísima?¡¡¡.-casi gritó Kaoru. A las jóvenes les salio una enorme gota en la cabeza.
-bueno SEÑORAAAAA, nosotras venimos a terapia colectiva con la señorita MONIKA-DONO, nos podría decir donde se encuentra ella?.- pregunto severamente Arcasdrea. A ella nadie la venia a pisotear, no señor¡¡¡¡¡. Las demás chicas solo rieron ante el tono usado por su amiga.
-esta bien, esta bien…ella se encuentras en la sala de recuperación, pero ya debe estar por despertar.- dijo Kaoru con un tono de indiferencia.
-sala de recuperación, es que le paso algo SEÑORAAA?.- pregunto preocupada Danichan-KRK.
-recuperación de la caña, señorita¡¡¡, es que acaso no sabe lo que es una caña?.- Danichan-KRK, se rió. Arcasdrea se sonrojo, le iban a decir a ella lo que era una buena caña? Mou¡¡¡
-esta bien ya entendimos¡¡¡¡¡¡¡¡, nos podría decir donde esperarla SEÑORAAA?.- pregunto exasperada Ane himura. Esa mujer le sacaba de quicio.
-pasen a la habitación nº 666, allí la esperara ella. Y otra cosa¡¡¡¡¡…no soy SEÑORAAA por si no lo saben…..- dijo Kaoru mirando reprochadora.
-y a nosotras que nos importa, mejor para nosotras¡¡¡¡¡¡.- agregaron las fanáticas de Kenshin, y huyeron rápidamente hacia el interior del pasillo.
Entraron en la sala asignada, encontrando once sillas ubicadas formando un círculo.
Las diez chicas se sentaron, esperando a MONIKA-DONO.
A los cinco minutos entro una joven con notorias ojeras, una aguja en su vena que la conectaba con el "suero", que en este caso decía "agua soda".
Las chicas rieron ante la imagen.
-se puede saber de que se ríen, envidiosas?- pregunto la mujer con voz ronca, producto del cigarrillo que traía fumando.
LaS chicas prefirieron callar, parecía que ese no era uno de los mejores días de MONIKA-DONO.
-muy bien, muy bien… empecemos por ti!.- dijo apuntando acusadoramente a una de las jóvenes.- tu nombre es Satsuki Haru no, cuéntame cual es tu problema?.
-lo q…que…que suced….sucede es que soy….una…..HENTAI!1.- gritó ella logrando que la respuesta saliera de la manera más vergonzosa. Bajo la cabeza, sonrojadísima.
-ok, ok no hay de que avergonzarse…ja……ja… jajajajajajaajajajajajajajaja., ejem ,ejem. Perdona el pequeño desliz. Haber, hagamos una prueba. Battousai entra aquí¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡.
En ese momento un Battousai de ámbares ojos entro solo con una bata de dormir, bailando al ritmo de la música de Chayanne, bailándole sensualmente a nuestra amiga Satsuki, quien nada de tonta, agarro firmemente el trasero de Battousai.
-altoooooooo¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡, Battousai vete de acá¡¡¡¡¡¡¡¡.- la música se detuvo y a Satsuki le salio una lagrima de felicidad, siendo abrazada por Kaoru-luna.
-Satsuki Haru, mi diagnostico es que eres una hentai sin remedio, no hay nada que yo pueda hacer por ti. Solo déjame decirte que tus lemons son de los mejores que he leído. Ahora….vete de aquí hentai!.- al decir esto MONIKA-DONO apretó un botón con el cual se abrió una compuerta en el piso, cayendo Satsuki en un poso negro gritando: te amo Battousaiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii.
La demás chicas tragaron saliva.
-ahora tu…cuéntame cual es tu problema?.- habló la loquera inocentemente.
-lo que sucede señorita es que tengo un ff sin actualizar hace mas de un mes, se me ha ido la inspiración.- contesto Verito S con pena.
-JUAJUAJUA, pero eso es muy fácil de solucionar amiga por kami-sama¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡. Enishi…Kenshin vengan acá¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡.
Dicho esto aparecieron ambos hombres, poniéndose en posición de batalla. Empezaron el ataque con un grito ensordecedor, mientras a las chicas se les caía la baba.
Kenshin estaba a punto de vencer, mientras Verito S. tomaba nota en una libreta sobre los movimientos realizados por ambos combatientes.
-altoooooooooooooooooooo¡¡¡¡¡¡¡.-grito MONIKA-DONO mientras las mujeres la miraban con expresiones asesinas.- ahora mis niños, llévense a Verito S. al privado, a ver si le pueden hacer nacer la inspiración. Los hombres obedecieron tomando cada uno un brazo de Verito S, quien les sacaba la lengua a las demás mujeres que la miraban con envidia.
-per-fec-to…. Ahora tu mi niña linda…dime que es lo que te sucede?.- pregunto nuevamente MONIKA-DONO, sobándose las manos.
-lo que sucede es que quede traumada con la escena en que Hiko descubre a Kenshin en el "acto mismo". De solo imaginármelo me dan escalofríos.- dijo gabyhyatt tomándose los brazos como si tuviera frió.
-bueno pues mi querida amiga…no es lo mismo imaginárselo que vivirlo ne?.- dijo MONIKA-DONO con una sonrisa picara. –Kenshinnnnnnnnn¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ven acá por favor¡¡¡¡¡¡.- Kenshin entro con una sonrisa avergonzada al sentir los chiflidos que le hacían varias chikas.- llévate a Gabyhyatt..y ejem tu sabes el resto no?. Yo me encargo de llamar a tu padre Gabyhyatt, para que los pille justo a tiempo.
-nooooooooooooooooo¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡.- gritó Gabyhyatt, pero al notar la mirada sensual del pelirrojo gritó: siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!.
Las demás chicas rieron ante la escena.
-ahora es tu turno, vamos no seas vergonzosa¡¡¡¡.- gritó sonriente MONIKA-DONO. Parece que el final no resulto ser tan inútil la mujer.
-MONIKA-DONO, lo que pasa es que tengo unas ganas terribles de salir a carretear, pero no tengo dinero, además estoy enamorada de…Sanosuke Sagara………- Tanuki miro a las demás chicas, buscando una mirada reprobatoria, pero las demás solo reían ,mientras no fuera Kenshin su amor platónico todo estaría bien…
-muy bien Nuki-chan, creo tener la solución para ese problema…Tori-Atama, ven aquí¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡- Sanosuke entro a la estancia con una espina de pescado en la boca, haciendo que las demás chikas suspiraran.
-sanooooooooooooooo¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡, mi amor¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡.- grito eufórica Nuki-chan, lanzándosele a los brazos.
-Sanosuke, por favor, acompaña a la señorita a la sala de juegos y por favor…procura perder dinero, además dale después su regalo sorpresa.- Sanosuke sonrió traviesamente, mientras Auki lo miraba embobada. Sanosuke la cargo en su hombro y ambos de marcharon.
-ohhh por kami-sama¡¡¡¡¡¡¡¡¡ miren la hora que es¡¡¡¡. Lo siento chikas, pero es resto de ustedes tendrá que esperar hasta la siguiente actualización, perdón…sesión.- arreglo la joven.- ahora, se puede saber quien mil demonios me va a pagar la sesión?¡¡¡¡¡.- gritó casi histérica. Las demás chicas solo se miraron, se rieron y a la cuenta de tres corrieron hacia la ventana que estaba abierta, haciendo perro muerto a la pobre loquera, quien maldijo por dentro y se fue hacia el privado. En una de esas, Kenshin y Enishi aun le podían realizar un masaje relajador.
Continuara…..(sorry chicas es que o si no me iba a que dar muy largooooo)
