Capítulo 26: Festival deportivo parte 2

Mientras la enfermera se encargaba de desinfectar la herida de Naruto, Hinata le sostenía con fuerza de la mano que estaba sana, intentando darle su apoyo, ya que se veía que a él le estaba doliendo mucho.

—Naruto, tienes una ligera dislocación, voy a tener que acomodarte el hueso —le explicó la mujer, que enseguida le pasó algo para que mordiera—. Esto dolerá sólo un poco —advirtió, tomando el brazo del rubio para colocarle el mismo en su lugar.

Por supuesto, Naruto pegó un tremendo grito, el dolor que experimentó fue tal, que hasta apretó de más la mano de su novia, aunque ni siquiera se quejó, a pesar de que el agarre le había dolido.

—Naruto-kun, ya todo está bien —aseguró la ojiperla, abrazándolo.

Él se dejó mimar en ese momento, aunque era un chico valiente, tenía un par de lágrimas rodeando sus ojos azules; el dolor fue bastante intenso, pero había pasado rápido también.

—Voy a vendarte y te podrás ir, pero no debes usar el brazo por unos días, te daré unos antiinflamatorios también —tras su recomendación y sus instrucciones, la enfermera comenzó a vendar el brazo herido del Uzumaki, que ya se sentía algo mejor.

—Naruto-kun, ya vengo, voy al baño —dijo Hinata, soltándolo para alejarse de él, fue en ese momento que el rubio notó que la mano de su novia estaba roja, ¿la había apretado tan fuerte? ¡Pero qué tonto! Tendría que pedirle una disculpa luego.

Hinata ingresó al baño femenino más cercano y se limpió un poco, ya que estaba llena de tierra todavía por la caída, tenía algunos raspones leves en uno de sus brazos, pero no era nada serio, gracias a que Naruto la protegió.

—Pero… ¿realmente imaginé a Toneri-san? —se preguntó confusa, empezaba a pensar que se estaba volviendo loca, tanto le molestaba el que su padre le hubiera sugerido salir con él, que ya lo veía en todos lados.

Se lavó también la cara y las manos, su mano derecha seguía un poco roja, pero ya no le dolía, igual no le importaba, sabía que Naruto no lo había hecho a propósito. Se miró una vez más al espejo y salió para ir en busca del rubio, pero se detuvo de golpe cuando vio a cierta persona, quien le esperaba afuera del baño.

—Hinata-san —dijo él, sonriéndole.

La ojiperla estaba un poco sorprendida, así que parpadeó varias veces, a ver si no lo había imaginado.

—¿Toneri-san?

Cuando él dio un paso hacia ella, se dio cuenta de que no se trataba de ninguna ilusión, realmente estaba ahí, ¿había venido con su padre para verla? Sin siquiera darse cuenta, ella retrocedió, actuaba como si le tuviera miedo, cosa que él notó.

—No fue mi intención sorprenderte, Hinata-san —Toneri se detuvo y sonrió una vez más, de modo que Hinata no se sintiera intimidada ante su presencia—. Tu padre me invitó a venir a verte participar del festival hoy, aunque me preocupé un poco al ver tu accidente, ¿estás bien?

—Sí, gracias —la chica bajó la mirada, no sabía qué decir, nunca sabía de qué hablar con él, no era que no le agradara, sinceramente, le parecía que Toneri era una buena persona, pero sus intenciones con ella eran evidentes y eso era precisamente lo que le incomodaba—. ¿Cómo supiste que estaba aquí? —preguntó, agarrando la tela de su playera de deportes.

Toneri la quedó mirando fijamente, no podía dejar de pensar en lo hermosa que era Hinata y en lo mucho que deseaba que ella también lo mirara, jamás se había sentido de ese modo con nadie, esto era tan inesperado como increíble para él.

—Iba hacia la enfermería cuando te vi pasar hacia el baño, así que decidí esperarte —respondió, ladeando un poco su rostro para poder observar mejor la expresión de la Hyûga—. Hinata-san, te felicito por haber ganado, aunque, ¿está bien tu amigo?

La pregunta la sorprendió un poco, eso le hizo recordar que debía regresar junto a Naruto, así que intentó librarse rápidamente de esta situación, mostrando una sonrisa amable.

—Gracias, Toneri-san —dijo ella—. Sí, él está bien, mi… amigo está siendo atendido ahora —explicó, decidió omitir que, en realidad, Naruto era su novio, pues esto podría fácilmente llegar a oídos de su padre y pasar a ser un gran problema, lo que ella no sabía, era que su inocente omisión no sería bien recibida por cierta persona.

—Me alegra —dijo el albino, que se sintió halagado al ver como Hinata le sonreía—. Bueno, regresaré junto a tu padre, Hinata-san, espero verte en otro juego, oh… sí… —antes de terminar de hablar, recordó algo importante—. Hinata-san, ¿te gustaría ir a comer conmigo después? Si es que no tienes nada que hacer.

La urgencia de Hinata por regresar a donde estaba Naruto, le hizo pensar que lo mejor era decir algo rápido, así podría deshacerse de Toneri, así que asintió con la cabeza.

—Claro, ya tienes mi número, Toneri-san —contestó—. Con tu permiso, debo regresar con mi grupo —tras hacer una leve reverencia, la ojiperla le dio la espalda al chico y caminó de regreso a la enfermería.

Por su parte, Toneri simplemente volvió emocionado hacia donde le esperaba el padre de la chica, aunque le sorprendía un poco que no hubiese venido con él para comprobar el estado de su hija después de tamaño accidente.

Hinata corrió hacia la enfermería mirando hacia el suelo, pero antes de llegar, se dio de bruces contra el pecho de alguien y, al alzar la mirada, se dio cuenta de que se trataba de su novio, quien traía el brazo vendado y parecía un poco serio.

—N-Naruto-kun —dijo sorprendida—. Pensé que seguías en la enfermería, ¿estás bien?

Naruto permaneció callado durante un ar de segundos, estaba serio, cosa muy rara en él, pero después sonrió, lucía tan alegre y vivaz como siempre, así que la chica ni siquiera pensó que algo podía estarle ocurriendo.

—Sí, aunque dolerá por unos días, pero no es nada que no pueda soportar —respondió el rubio, estirando su mano sana hasta tomar con cuidado la de su novia, aquella con la que ella lo había sostenido antes—. Creo que hace rato te lastimé, lo siento —susurró, dándole un pequeño beso sobre el dorso de la mano, gesto que puso completamente roja a la pobre ojiperla.

—N-no pasa nada, Naruto-kun —dijo Hinata, abrazando al chico, quien correspondió sin dudarlo, pero, cuando ella no lo estaba mirando, su sonrisa se borró de su rostro.

¿Quién era ese chico y por qué Hinata le dijo que sólo somos amigos…? —se preguntó mentalmente, le dolía un poco el corazón por eso, pero no quería pensar mal de ella, tenía que haber una razón para que su dulce novia hubiera actuado de esa manera.

Tenía que haberla, ¿no?

—*—*—*—*—*—*—*—

A pesar de lo mucho que tenía que hacer ese día, Itachi se tomó un tiempo para compartir con su inesperada invitada, Izumi. Ambos se habían alejado un poco de la multitud, ya que ella le pidió que le hiciera un pequeño recorrido por la escuela. A decir verdad, se sentía muy extraño cuando estaba con ella, hace no mucho tiempo él había terminado su relación clandestina con Temari, pero ahora su pulso se aceleraba cuando veía sonreír a Izumi, se suponía que no planeaba pensar en tener una relación en un largo tiempo, ¿por qué le pasaba esto ahora?

Simplemente no podía apartar su mirada cuando ella le señalaba lo que le parecía bonito y luego sonreía risueña, parecía una niña en un parque de diversiones.

—Supongo que debe ser muy divertido trabajar aquí, ¿no? —la chica detuvo sus pasos y miró a Itachi, llevándose las dos manos detrás de la espalda—. Siento que eres el tipo de profesor al que todos admiran mucho.

El azabache no sabía qué responder a eso, honestamente, no se sentía merecedor de la admiración de nadie, quizá hace un tiempo no le había importado el hecho de estar saliendo con una alumna, pero después de ver la desazón y la decepción en los ojos de Sasuke, se sentía muy avergonzado al respecto, pues su hermano menor tenía razón, lo que estaba haciendo no estaba bien, no importaba si Temari era mayor de edad, seguía siendo una estudiante en su lugar de trabajo.

—Es divertido —dijo al fin, tratando de mantenerse inmutable—. Aunque no sé si deba ser admirado, yo sólo hago mi trabajo —añadió, mirando en otra dirección.

La respuesta fue un poco inesperada para Izumi, esperaba un simple "Sí" de su parte, pero parecía que había algo que perturbaba un poco a Itachi, por mucho que él se esforzara en disimular.

—Itachi… —la castaña lo nombró, caminando lentamente hacia él, hasta que fue capaz de sostener su mano, captando toda la atención del profesor, que sintió como si una cálida corriente de aire recorriera su espina dorsal—. ¿Está todo bien? —preguntó entonces, notando que el más alto apretaba un poco el agarre, entrelazando sus dedos.

—Claro que sí, ¿por qué lo preguntas? —cuestionó, mirándola a los ojos fijamente, los ojos de Izumi y los suyos eran muy parecidos, aunque los de ella siempre destellaban alegría, ¿tal vez era eso lo que le atraía tanto?

La joven negó con la cabeza enseguida.

—No es nada, sólo pensé que lucías un poco preocupado —dijo, acariciando la mejilla de Itachi con su otra mano. Su corazón empezó a latir con fuerza cuando se dio cuenta de lo que hizo e intentó alejarse, pero fue él mismo quien la obligó a permanecer en dicha posición, provocando un enorme sonrojo en las mejillas de la castaña—. I-Itachi…

—Disculpa, no puedo evitarlo más… —murmuró el Uchiha, rozando suavemente sus labios contra los adversos, fue un impulso que simplemente no logró frenar, algo mucho más fuerte que su voluntad.

Al inicio, Izumi estaba muy sorprendida, había deseado esto por tanto tiempo, que ahora que estaba pasando, ni siquiera podía creerlo, pero pocos segundos le bastaron para mandar de paseo a la parte de sí que aún tenía un poco de raciocinio y, simplemente cerró sus ojos y se dejó llevar, disfrutando de ese beso que tantas veces imaginó recibir, pero que era mucho más perfecto de lo que había pensado.

—*—*—*—*—*—*—*—

Temari suspiró de alivio cuando se dio cuenta de que solamente había una marca en el dichoso test de embarazo, lo que, según la caja, significaba un rotundo y certero negativo.

—¡Es negativo! —exclamó emocionada, no lo podía creer, había estado tan preocupada por esto y ahora la angustia se había esfumado por completo, se sentía totalmente libre—. Shikamaru, no estoy embarazada —volvió a afirmar, abrazándose con fuerza a su acompañante, quien se quedó quieto, pero se sentía igual de aliviado que ella.

—Me alegra, en serio —respondió el Nara, esbozando una suave sonrisa.

La rubia rompió el abrazo y alzó la mirada para verlo, lo había abrazado por impulso, pero ahora que estaban así, tan juntos, no pudo evitar recordar el beso que él le dio, lo que provocó que sus mejillas se sintieran calientes y una enorme vergüenza se apoderó de su cuerpo, así que se alejó de él de golpe.

—B-bueno… gracias por acompañarme y eso… —dijo algo cohibida, mirando hacia el lado contrario.

Shikamaru se sintió de igual modo, ahora que la tensión había bajado, se preguntaba cómo es que había sido capaz de tomar valor para besarla, ¿acaso estaba loco? Era cierto que Temari ya no estaba saliendo con el profesor y que –gracias a dios– ella no estaba esperando un hijo de él, pero, eso no significaba que ella le fuese a hacer caso.

—En fin, deberíamos volver con nuestros grupos, o comenzarán a sospechar.

Temari asintió con la cabeza, mirando la prueba de embarazo que todavía sostenía en su mano, no podía dejarla por ahí y menos arrojarla a la basura, eso podría acarrear un enorme problema para toda la escuela, así que la metió en el bolsillo de su pantalón de deportes, la tiraría a la basura en otro lado, en donde no metiera en líos a nadie.

—Sí, vamos —dijo la rubia, empezando a caminar con cierta rapidez.

El Nara suspiró al ver que ella se le adelantaba, le daba gusto que Temari no tuviera que enfrentar algo como un embarazo adolescente, pero, al mismo tiempo, también le perturbaba el pensar en si ella seguía o no enamorada del profesor Uchiha, aunque no dijera nada, él era capaz de intuirlo.

—Tsk, espérame, problemática —dijo de mala gana, caminando a pasos largos para darle alcance.

Ambos iban en silencio por las instalaciones de la escuela, hasta que llegaron al patio, Shikamaru notó que, de un momento a otro, Temari detenía abruptamente sus pasos, quedándose estática en su lugar.

—¿Qué sucede? —preguntó confuso, pero no necesitó una respuesta, ya que sus ojos siguieron la dirección de lo que ella miraba, lo cual lo dejó igual de asombrado de lo que lo estaba Temari.

Frente a los dos, el profesor Itachi Uchiha se alejaba lentamente de una chica de cabellera castaña, la misma con la que lo había visto anteriormente; ellos se estaban besando. Al separarse de esa joven, el mayor los divisó a ambos, abriendo los ojos con sorpresa.

—Temari… —murmuró, entonces Izumi se volteó y también vio a la rubia, la que se suponía que era la novia de Itachi, sólo con verla vistiendo el uniforme de la escuela, ella entendió que esa chica era una estudiante, no podía creerlo, no podía creer que Itachi había hecho algo semejante.

Ninguno sabía qué decir o cómo actuar, este encuentro no era el mejor planeado del mundo y, ciertamente, era muy incómodo.

—Vámonos —dijo Temari, agarrando a Shikamaru del brazo con fuerza y jalándolo lejos del lugar, dejando a los otros dos ahí.

Izumi miró a Itachi y él entendió a la perfección lo que ella estaba pensando; era el mismo tipo de decepción que vio en los ojos de Sasuke, ella estaba desilusionada al darse cuenta de la verdad y él no tenía ningún modo de justificarse.

—Izumi, yo…

—Tengo que irme, perdón —lo interrumpió la castaña, que salió corriendo apenas sus piernas le respondieron, había tenido por fin su primer beso con Itachi, sólo para descubrir que él no era lo que ella creía.

Itachi, por su parte, no hizo nada, no la siguió, sabía que no tenía ningún derecho de ir por ninguna de esas dos mujeres.

Llegando hacia donde estaban los demás, Shikamaru detuvo sus pasos de golpe, haciendo que Temari dejara de avanzar. Ella le estaba dando la espalda, así que él no podía verle el rostro, pero estaba casi seguro de que estaba llorando, o al menos había derramado algunas lágrimas.

—Temari… —la nombró, pero ella lo cortó a media frase.

—Estoy bien, te veo luego, me voy con mi grupo —dijo la rubia, soltándolo y corriendo hacia donde estaban sus compañeros, Shikamaru ni siquiera tuvo la oportunidad de ver la expresión de su rostro, así que todo lo que pudo hacer fue suspirar.

Esa mujer no dejaba de hacerlo sentir preocupado.

—*—*—*—*—*—*—*—

Tenten estaba estirando sus brazos y piernas, ya que pronto le tocaría participar en la carrera de relevos, tenía que estar muy lista, pues se iban a enfrentar a las demás clases de tercer año y, obviamente, no pensaba perder contra los presumidos de la clase A, en especial, contra Neji.

—Veo que estás lista para ganar —dijo Kankuro, que no perdía oportunidad alguna para acercarse a hablar con ella.

La castaña sonrió.

—Te patearé el trasero —aseguró, empuñando su mano.

Kankuro dejó escapar una sonora carcajada al oírla, ella realmente era una chica con agallas, eso era algo que le encantaba de Tenten y que nunca había encontrado en nadie más, e incluso si seguía molesto por el mal rato que esa chiquilla de Sari le hizo pasar, el hecho de estar junto a Tenten lo llenaba de buenas vibras y energía, era por eso que había decidido hacer algo radical.

—Tengo una idea —habló el castaño, borrando la sonrisa y observando a la chica con seriedad, cosa que la desconcertó un poco—. Ya que te tienes tanta confianza, vamos a apostar algo.

—¿Apostar? —Tenten lo miró sin entender, ladeando su cabeza a modo de confusión.

Por su parte, el chico sonrió nuevamente, esperaba en serio poder conseguir su meta.

—Si yo gano, tú harás algo que yo quiera, si tú ganas, yo haré algo que quieras, ¿te parece?

Ella parpadeó un par de veces, no es que le pareciera una mala propuesta, seguro que sería divertido ver a Kankuro haciendo lo que ella quisiera, pero tampoco estaba segura de si él no usaría esto para aprovecharse, aunque no lo creía, él siempre había sido amable y amistoso con ella, no había razón para dudar, ¿no?

—Bien… —respondió, frunció ligeramente los labios y el ceño, pero, finalmente, extendió su mano hacia él para cerrar el trato—. Hagámoslo, pero no te quejes luego.

Kankuro estrechó su mano, ensanchando su sonrisa.

—No lo haré porque voy a ganar —aseguró, guiñándole un ojo a Tenten, para luego regresar corriendo hacia donde sus compañeros le esperaban.

La joven sólo lo observó irse, no entendía lo que pretendía Kankuro, pero no podía ser nada malo. Cuando se volteó para buscar con la mirada a sus compañeros de relevos, sintió un ligero escalofrío recorrerle el cuerpo, pero simplemente lo ignoró.

Desde la zona de la clase A, Neji sentía la furia recorriendo sus venas, ¿por qué simplemente no se movía para interponerse entre esos dos?

—¡Date prisa, Neji! —exclamó uno de sus compañeros—. Ya está por comenzar la carrera de relevos.

—Voy —dijo de mala gana, yendo a juntarse con el resto.

La carrera de relevos mixtos consistía en una competencia de cuatro estudiantes por clase, cada uno comenzaba corriendo desde el inicio, para luego pasar su "antorcha" (que en realidad era un palo de color rojo) hacia el otro competidor, que esperaba en un punto específico del camino. Tenten, Neji y Kankuro eran los últimos en la línea de sus respectivas clases, por lo tanto, iba a ser casi una carrera entre los tres.

—Ya van a ver estos dos —murmuró Tenten, que ya estaba esperando en su posición a su compañero de carrera. Kankuro estaba en la pista de al lado y Neji estaba junto a Kankuro, ambos se veían de reojo y la castaña juraba que saltaban chispas entre esos dos.

Los competidores de más atrás ya habían empezado a correr, pasaron el primero y segundo relevo, entonces llegaron al tercero, Neji fue el primero en recibir el suyo y le siguieron Tenten y Kankuro.

—Demonios —masculló el Sabaku No, ya que había empezado con una leve desventaja, por lo que corrió con todas sus fuerzas para superar a los otros dos, realmente no le interesaba ganarle al idiota del Hyûga (aunque se veía que éste tenía toda la intención de dejarlo en ridículo), lo único que a Kankuro le interesaba era vencer a Tenten, para poder pedirle una cita.

Los tres se estaban esforzando demasiado, los espectadores estaban sorprendidos por lo rápido que esos muchachos corrían, aunque no era demasiada distancia.

No pienso perder —pensó Kankuro, que apuró todavía más el paso y, justo cuando parecía que Neji iba a ganar, éste se adelantó y pasó primero la meta, ni siquiera Tenten fue capaz de pasarlo.

—¡Muy bien! —exclamaron los de la clase B, yendo a abrazar a su estrella.

Tenten sólo miró como felicitaban a Kankuro, bufando por haber perdido su pequeña apuesta contra él, aunque ella había llegado segunda, pues logró pasar a Neji. Lo miró de reojo y éste estaba secándose el sudor con una pequeña toalla que una de las chicas de su grupo le había traído. Era la primera vez que Tenten la veía, no solía fijarse mucho en las chicas de otros grupos, pero le llamó bastante la atención que ella veía a Neji con los ojos llenos de brillo, ¿estaba enamorada de él?

—¿Y bien? —la voz de Kankuro la distrajo, haciéndole olvidar aquel pensamiento por un instante—. Yo gané, tendrás que cumplirme un deseo, Tenten.

La chica rodó los ojos, realmente odiaba perder, fuera contra quien fuera.

—Bien —respondió, cruzándose de brazos—. ¿Qué me vas a pedir? Te advierto que no pienso hacer tu tarea por un mes o algo así.

El más alto la miró divertido, Tenten era muy ocurrente, pero apostaba a que no tenía ni la menor idea de lo que le hacía sentir.

—Quiero que tengas una cita conmigo —dijo en voz alta, así que varios de los que estaban alrededor lo pudieron escuchar, incluido Neji, que jamás había volteado en una dirección tan rápido como en ese momento, hasta pensó que se le iba a dislocar el cuello.

Por su parte, Tenten tenía los ojos muy abiertos, pues no sabía qué decir, aunque se sintió sumamente avergonzada cuando sus compañeros y amigos se pusieron a vitorear y a corear que ambos "eran novios", incluso su cara se puso roja. Miró a Kankuro a los ojos, sólo para estar segura de que él no estaba bromeando y pudo darse cuenta de que no, que él hablaba en serio.

—Oh, bueno… —murmuró, bajando la mirada y asintiendo tímidamente con la cabeza, más que nada, porque los demás no dejaban de molestar.

Neji frunció el ceño y se cubrió todo el rostro con la toalla, bajando la mirada, había sentido una terrible punzada en el pecho cuando Tenten aceptó salir con ese idiota, quería correr y decirle que no podía, que ella era suya, pero ahí estaba el dilema, ella no era un objeto y mucho menos de su propiedad.

Eres un idiota, Neji Hyûga —se regañó mentalmente.

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Mientras competían los de tercer año, Matsuri decidió alejarse un poco del resto para comer algo, estaba hambrienta porque apenas había probado su desayuno esta mañana, además, esperaba que sus padres ya hubiesen llegado.

—Me duele un poco el estómago, ¿habré comido mucho? —se preguntó, sobándose el vientre con los labios fruncidos en un gracioso puchero.

Gaara, que la había estado buscando, la vio parada junto a uno de los grandes árboles del patio y corrió hacia ella, tomando con delicadeza su mano derecha.

—Aquí estabas, tus padres llegaron —dijo el chico, notándola un poco inquieta—. ¿Sucede algo?

Ella alzó la mirada para verlo, Gaara lucía preocupado, así que negó rápidamente con la cabeza, abrazándolo al instante, gesto que lo agarró con la guardia baja.

—No pasa nada, Gaara-kun —respondió, escondiendo su rostro contra el pecho de su novio—. Mmm, qué cálido… —murmuró, haciendo que él se sonrojara un poco.

—Oye, ¿segura que no te pasa nada? —insistió el pelirrojo, rodeándola con sus brazos, siempre que estaban así, podía darse cuenta de lo pequeña y frágil que era su novia, aunque eso le gustaba mucho, porque podía abrazarla con facilidad y hasta alzarla sin problemas.

Matsuri negó con la cabeza.

—Solamente quería estar así contigo, nunca estamos realmente solos —dijo la chica, levantando su cabeza, se veía muy graciosa haciendo pucheros de niña, pero era cierto, siempre había gente alrededor de ellos, estar solos era casi un privilegio, no podía desperdiciar el momento.

—Tienes razón —Gaara rio ligeramente, tomándola del mentón—. Tenemos que aprovechar —murmuró contra sus labios, justo antes de besarla. Cuando estaban así, sentían que nada ni nadie podía interponerse entre ellos.

Mientras el pequeño Gaara empujaba el columpio de su amiga, ésta le pedía que aplicara más fuerza, alegremente, él aceptó, empujando una vez más.

El cabello castaño de la niña se meció con el viento, lo traía corto hasta los hombros, pero estaba muy brillante y olía a su champú de flores, su aroma se desprendía con a brisa que lo acariciaba.

—¡Más alto, Gaara-kun! —exclamó ella.

Gaara la volvió a empujar y entonces ella se volteó todo lo que su cuerpo le permitía, logrando mostrarle su sonrisa llena de felicidad a su amigo, fue en ese momento en el cual, Gaara pensó que ella era hermosa, cuando vio su rostro sonriente.

¿Matsuri? —se preguntó, justo cuando su novia se alejaba de él. No podía ser, ese recuerdo no tenía ningún sentido, ¿cómo es que podía tener una imagen de Matsuri más pequeña en su mente? Quizá su subconsciente le estaba jugando una mala pasada, eso debía ser, aunque no tuvo mucho tiempo de reflexionar sobre eso, cuando el típico dolor de cabeza lo atacó.

—¿Gaara-kun? —la chica lo miró con preocupación cuando él se sostuvo la sien—. ¿Te duele la cabeza? ¿Estás bien?

A pesar de que la punzada que sintió había sido muy fuerte, el dolor se esfumó tan rápido como vino, así que Gaara asintió con la cabeza.

—Creo haber recordado algo y me dio dolor de cabeza, pero ya pasó, no te preocupes, regresemos con los demás, ¿sí?

Matsuri asintió con la cabeza, apretando con fuerza la mano de Gaara, no estaba segura por qué, pero sus latidos se habían acelerado de pronto, estaba muy nerviosa por algún motivo.

—*—*—*—*—*—*—*—

Mientras los estudiantes tomaban un pequeño descanso antes de empezar la última tanda de juegos, Sakura estaba saliendo del baño, se sentía bastante desanimada, todo lo que quería era poder arreglar las cosas con Sasuke, pero lo conocía muy bien y estaba bastante segura de que él no cambiaría su postura respecto a la decisión que había tomado sobre ellos, rogarle sería en vano.

—En fin, Sakura, resígnate, lo arruinaste —se dijo en voz baja, caminando hacia el pasillo principal de la escuela.

Cuando salió hacia el patio, pudo ver que Sasuke estaba ahí, hablaba con una chica que sostenía dos boletos de algo en su mano, ella le sonreía dulcemente y parecía un poco sonrojada. Sasuke, por otro lado, lucía un poco fastidiado, pero en cuanto se dio cuenta de que la peli rosa estaba ahí, su expresión cambió, le sonrió a la joven frente a él y tomó los boletos, parecían ser para el cine o algún parque de diversiones.

—Nos vemos luego —dijo el azabache, a lo que su acompañante asintió y se fue corriendo alegremente.

Sakura, juntando todo el valor que tenía, se dirigió hacia él; era cierto que habían terminado, pero todavía podían dirigirse la palabra, ¿no?

—¿Tienes una cita, Sasuke-kun? —preguntó en tono casual, tratando de poner una sonrisa, aunque se veía demasiado forzada.

El Uchiha, ligeramente ofendido por la pregunta, arqueó una ceja, para luego simplemente asentir con la cabeza.

—Se enteró que estoy libre y me invitó a salir —dijo con normalidad, como si no se lo estuviera contando precisamente a su ex novia. Por la expresión en el rostro de la chica, pudo darse cuenta de que a ella le dolieron sus palabras, pero era tan orgulloso que ni siquiera se dignó a preguntarle algo.

—Ah… —los ojos de la peli rosa se llenaron de tristeza, entonces bajó la mirada, pero hizo su sonrisa un poco más grande—. Me alegro por ti, Sasuke-kun, es bueno que hagas nuevos amigos y… eso…

Sasuke frunció el ceño.

—Oye…

—Disculpa —lo interrumpió Sakura—. Tengo que volver, soy parte de los relevos con Gaara y Matsuri —avisó, corriendo hacia donde las actividades deportivas estaban por reanudarse, a decir verdad, prefería no escuchar lo que Sasuke tenía que decir, sabía que él era una persona que no demostraba sus sentimientos como el resto, que era frío y algo indolente, pero nunca pensó que tanto como para aceptar una cita con otra chica tan rápido.

El chico sólo la vio huir y soltó un suspiro, sacó aquellos boletos que se había guardado en el bolsillo del pantalón y recordó las palabras de esa chica que se las había dado.

Uchiha-san, mi familia tiene una tienda departamental, estamos organizando una posada para el mes de diciembre por navidad, ¿te gustaría ir con tu novia? Me pidieron que invite a tanta gente como pueda.

Volvió a guardar esos boletos y sintió que era un idiota, ¿por qué le había mentido a Sakura? ¿Qué intentaba probar? Era cierto que estaba enojado con ella, pero con lo que acababa de hacer, sólo le estaba dando la razón a ella en no tenerle confianza.

—Maldita sea… —murmuró, estaba molesto consigo mismo por ser tan impulsivo.

—*—*—*—*—*—*—*—

Matsuri Y Gaara llegaron junto al resto de sus amigos, ella le tomaba de la mano con firmeza y continuaba viéndolo preocupada, ya que su novio aun no parecía estar en buen estado, desde que le había dado ese horrible dolor de cabeza.

—¿Seguro que ya te sientes bien? —insistió, deteniéndose junto al grupo para mirar al chico, quien simplemente asintió, dedicándole una suave sonrisa.

—Estoy bien, ya no me duele, tranquila —aseguró, no le gustaba verla así, Matsuri siempre estaba tan pendiente de él, era una chica demasiado dulce, se sentía muy afortunado de tenerla a su lado.

—Está bien, Gaara-kun —la castaña también sonrió, entonces miró de reojo a Sari, ella los estaba observando con rabia, pero decidió ignorarla—. Iré a ver a mis padres antes de que nos toquen los relevos, fíjate si Sakura está lista.

Él asintió con la cabeza.

—Claro, jefa —respondió, provocando que su novia se sonrojara un poquito.

—Bobo —dijo Matsuri, antes de soltar su mano y correr hacia las gradas para saludar a sus padres, quienes se habían sentado junto a los padres de su novio. Parecía que todos se llevaban muy bien, Matsuri no sabía si sentirse feliz o algo incómoda con eso, pero era mejor que no lo pensara tanto.

Gaara, que se quedó solo un momento, miró hacia los del grupo de tercero, ya habían terminado todos de competir, pero no veía a su hermana por ninguna parte, aunque Shikamaru estaba con ellos, así que ella no debía encontrarse con su novio.

—Oye —Gaara llamó al pelinegro, quien se encontraba sentado en el suelo, apoyado contra un poste de luz de la escuela—. ¿Has visto a mi hermana? ¿Estabas con ella?

Shikamaru, encogiéndose de hombros, asintió.

—Estábamos hablando, pero ella ya se fue con su grupo —contestó, no muy convencido, pues él tampoco la veía desde que se separaron, estaba un poco preocupado, sobre todo, por lo sucedido con el profesor.

El pelirrojo simplemente frunció el ceño, Temari continuaba estando esquiva con él y con Kankuro, ¿qué estaba pasando con ella?

Como sea, iré a lo que me pidió Matsuri —pensó, un poco consternado.

—*—*—*—*—*—*—*—

El baño más apartado en donde siempre Temari solía verse con Itachi, aquel mismo en donde se había realizado ese test, ahora estaba siendo ocupado por la alumna y el profesor, ambos se mantenían en silencio y ninguno de los dos era capaz de ver el rostro del otro, a pesar de que Temari no quería verlo ni hablar con él, pensaba que se merecía al menos una disculpa después de todo lo que había pasado.

—Entonces… —quien habló fue ella, se mantenía apoyada contra la puerta cerrada de uno de los cubículos—. ¿Esa chica es tu novia? —se atrevió a interrogar.

El mayor negó con la cabeza.

—Ella es mi amiga —respondió, notando la sonrisa de sarcasmo que aparecía en los labios de la rubia.

—Claro, si andabas conmigo, ¿por qué no besarías a tus amigas?

Aunque lo que Temari dijo era cierto, a Itachi no le cayó nada bien el comentario, así que frunció el ceño.

—¿Eso era todo lo que querías preguntar?

Temari lo miró como si lo fuera a matar, estaba sintiéndose realmente estúpida por haber salido con alguien como él, no porque Itachi fuese malo, sino porque no sabía lo que quería y, aunque ella fue quien lo sedujo primero, también era cierto que él pudo haberla rechazado.

—No, sólo quería que fueras honesto conmigo y me dijeras si acaso me abandonaste porque te enamoraste de otra —dijo la rubia, mirándolo a los ojos con seguridad esta vez, no pensaba seguir comportándose como una niña asustada, podía ser aún muy joven, pero no era ninguna cobarde.

Itachi se mantuvo en silencio durante un momento que pareció eterno, hasta que finalmente negó con la cabeza y soltó un suspiro.

—A decir verdad, mi hermano nos descubrió y me amenazó —confesó, para sorpresa de la estudiante, que abrió bastante sus ojos—. Pero no solamente lo hice por eso, Temari, el hecho de que Sasuke nos haya visto me hizo abrir los ojos, lo que estábamos haciendo no estaba bien, tú eres una estudiante.

—Realmente eres un estúpido —increpó Temari, le daba igual que ese hombre fuera su maestro o que fuera mayor que ella, en este momento no era más que un gallina ante sus ojos—. Podrías haberme confiado la verdad en lugar de actuar así, ¿abriste los ojos? —la sonrisa sarcástica se hizo más notoria en su rostro—. Bueno, pues yo también.

—Mira, no te ofendas por lo que te digo, eres demasiado joven para perder tu tiempo conmigo —esta vez, el azabache se cruzó de brazos, esa chica tenía un carácter realmente duro, ni siquiera él era indiferente a ello—. Te pido una disculpa por no haber sido sincero, pero creo que lo mejor para ti es buscar a un chico de tu edad, con quien puedas estar sin preocupaciones de nada.

Temari inhaló un poco de oxígeno y trató de calmarse, respirando profundo, estaba muy enojada, pero ahora que su mayor preocupación se había esfumado, podía ver las cosas desde el punto de vista de Itachi y sí, tal vez era más sano para los dos que continuaran siendo sólo un profesor y una alumna, aunque, sin poderlo evitar, al escucharlo decir que ella podría conocer a alguien de su edad con quien no tuviera problemas, su mente imaginó el beso que hace rato le había dado Shikamaru, haciendo que se sintiera un poco inquieta y acalorada.

—Bien… —la chica suspiró—. Entiendo, al menos esta vez me lo dijiste todo… —añadió, ahora su expresión se suavizó un poco, no se sentía tan dolida como antes, saber la verdad era lo que realmente necesitaba—. Todavía estoy molesta por todo esto, pero entiendo que tienes razón.

—Temari… —Itachi se sintió aliviado, había pensado que las cosas irían mucho peor, pero debió suponer que Temari era realmente madura y que, si le hablaba con la verdad, ella comprendería—. Realmente eres una gran chica, pero yo no soy la persona indicada para ti.

Ella asintió, dirigiéndose a la puerta, pero se detuvo un momento antes de salir.

—No te menosprecies, tú eres un buen hombre, pero deberías ser más directo con lo que quieres para tu vida —dijo antes de marcharse, dejando al Uchiha algo asombrado, no podía creer que una estudiante le diera lecciones de cómo actuar, lo peor de todo era que ella tenía razón.

—Esta chica… —murmuró, esbozando una suave sonrisa.

Afuera del baño, Temari estuvo apunto de derrumbarse contra la pared de su costado, había sido muy difícil para ella actuar de ese modo, pero si de algo estaba segura, era que ella podría superarlo y que nadie se merecía sus lágrimas, así que no lloró.

—*—*—*—*—*—*—*—

Mientras la carrera de relevos de los de segundo año estaba por empezar, Naruto observaba como Hinata les daba ánimos a sus amigos, los cuales ya se habían ubicado en sus posiciones. Estaba un poco alejado de ella, ya que había estado charlando con Sasuke, pero no lograba dejar de voltear hacia ella. Todavía se preguntaba quién era ese chico con el que la vio hablar y cuál era la razón de Hinata para negarle su relación a él, no lo entendía, pero tampoco se atrevía a preguntarle, por estúpido que pareciera, se sentía cohibido.

—Hinata… —murmuró, mirando al suelo.

La carrera comenzó, la que estaba en la base de partida era Sakura, ella era bastante buena en deportes y corría con mucha rapidez, no le fue difícil llegar a la segunda base, en donde Gaara le esperaba. Mientras la peli rosa le pasaba el relevo a su compañero, Sasuke no apartaba la vista de ella, pensando en lo que había pasado hace un rato entre los dos.

—No sé quién tiene peor cara, si tú o yo —bromeó Naruto, notando la expresión en el rostro de su amigo—. ¿Sigues peleado con Sakura-chan?

El azabache, que no disfrutaba de hablar de sus problemas con nadie, frunció el ceño.

—Eso no te incumbe —respondió, se sentía bastante invadido por aquella pregunta y no deseaba tocar el tema, aunque, al ver la cara de Naruto, pudo darse cuenta de que algo no estaba bien con el rubio—. ¿A ti qué te pasa?

Naruto, quien era todo lo contrario de él, no podía ocultar fácilmente su molestia, así que su rostro reflejó perfectamente su preocupación.

—No es nada —contestó—. Sólo me duele bastante el brazo —añadió, echando una mirada fugaz al vendaje y el cabestrillo que llevaba puestos.

—Eres un torpe —dijo el Uchiha, soltando un suspiro—. Y tampoco sabes mentir.

El rubio no respondió, prefirió seguir mirando la carrera, Gaara ya le había pasado el relevo a Matsuri y ella junto a una chica de la clase B se estaban disputando el primer lugar, pero la castaña se esforzó en llegar primero y, sólo por un segundo de diferencia, su clase fue la ganadora, así que no tardaron en oírse los festejos. Todos estaban emocionados, ya que la clase con mayor puntaje conseguiría un viaje como premio.

Gaara corrió hacia la línea de meta para abrazar a su novia y felicitarla por haber ganado, la levantó del suelo y le dio algunas vueltas, mientras ella le reclamaba que la dejara bajar.

—¡Gaara-kun! —exclamaba la chica, que finalmente logró volver a tocar el suelo—. Todos están viendo —murmuró, poniéndose un poco roja.

—Lo hiciste muy bien —dijo Gaara, ignorando cualquier reclamo—. Creo que hemos ganado todo, ¿no?

Matsuri asintió.

—Sí, Gaara-kun.

Sakura llegó corriendo donde ellos y se colgó de los hombros de ambos.

—¡Bien hecho! —decía emocionada—. Supongo que esto significa que iremos a ese viaje, somos la única clase que ha ganado todo.

—Eso espero —la castaña sonrió alegremente y divisó en las gradas a sus padres, que no dejaban de aplaudirle emocionados, estaban orgullosos del logro de su hija, lo mismo que con los padres de su novio, que tampoco dejaban de vitorear, bueno, en realidad, sólo su madre lo hacía, ya que Rasa simplemente estaba sonriendo—. Gaara-kun —llamó al chico—. Vamos con nuestros padres.

—Claro —asintió el pelirrojo, alejándose junto a ella.

La Haruno se quedó en su lugar, notando como esos dos se iban tomados de la mano, al ver aquello, no pudo más que soltar un suspiro.

—Qué envidia… —susurró, le daba gusto por su amiga, se notaba que ella y Gaara se querían mucho, pero también extrañaba muchísimo a Sasuke, ahora más que nunca—. Ah, Sasuke-kun… —pensó con melancolía.

La madre de Matsuri bajó de su lugar en las gradas y abrazó muy feliz a su hija y al novio de ella, no conocía tan bien a Gaara, sólo lo poco que convivían como vecinos, pero le parecía una buena persona, estaba feliz de que Matsuri tuviera a alguien como él a su lado, ya que siempre cuidaba de ella y se preocupaba por su hija.

—Ambos son muy buenos deportistas —dijo Ayako, sonriéndoles—. Deberíamos ir a cenar a algún lado todos juntos para celebrar.

—¡Esa me parece una idea excelente! —dijo Karura, que apareció detrás de ellos, tomada del brazo de su esposo—. Ha pasado un tiempo desde que lo pasamos todos juntos, ahora somos prácticamente familia —al decir aquello, los dos jóvenes no pudieron evitar sentirse avergonzados.

—¿Verdad que sí, Karura-san?

A Matsuri le rodó una gotita de sudor por la frente debido al comportamiento de su madre y "su suegra", ambas parecían ser muy buenas amigas, pero su papá –que acababa de llegar– y el señor Rasa, por otro lado, lucían muy serios. Ryu no dejaba de mirar a Gaara como si se tratara de un ladrón rompe hogares y el señor Sabaku No la veía a ella con mucha intriga, como si sospechara algo malo de ella.

—Cariño —la llamó el hombre castaño—. Lo hiciste muy bien, estoy orgulloso de ti.

—Gracias, papá —Matsuri soltó a Gaara para poder abrazar a su padre, entonces, cuando ella no estaba mirando, él clavó los ojos en la figura del pelirrojo y luego los entrecerró, como avisándole que lo estaba vigilando, cosa que hizo temblar un poco al joven.

—Gaara, me alegra que te hayas integrado bien a esta escuela —dijo Rasa, mientras que su esposa y la vecina no dejaban de charlar animadas, como dos mejores amigas de toda la vida—. Supongo que realmente has madurado.

El menor, a pesar de saber que eso no era un regaño, no pudo evitar sentirse un poco molesto, así que miró en otra dirección.

—Gracias, supongo —respondió de mala gana, mirando como el padre de su novia le lloraba exageradamente con orgullo mientras la abrazaba, si había una razón por la cual ahora Gaara finalmente sentía que encajaba en un lugar, esa era ella, porque había sido por Matsuri que él empezó a abrirse más hacia las personas, ahora incluso tenía a su amiga de la infancia junto a él.

Y hablando de ella, desde hace un rato no veía a Sari, ¿en dónde se había metido?

—*—*—*—*—*—*—*—

—La friendzone, estúpida Matsuri… —mascullaba la chica, se había alejado del ajetreo de los ganadores del dichoso festival, ya que no le interesaba ver como Gaara y Matsuri desbordaban amor.

Si se ponía a pensarlo, ella no estaba haciendo todo aquello por el simple hecho de estar enamorada de Gaara, ni siquiera creía estarlo, simplemente no quería perder, estaba harta de ser siempre la que se quedaba sin nada, la patética chica que sólo podía mirar de lejos como los demás eran felices.

Le dio una fuerte patada a una lata de refresco que estaba tirada en el suelo, tratando de descargar su rabia en ello, pero a los pocos segundos escuchó un grito de dolor, proveniente de una voz masculina.

—¿Quién está ahí? —cuestionó, mirando para todos lados, hasta que encontró a la persona a quien había atacado sin quererlo—. Sólo eres tú, idiota —dijo con fastidio al ver su cara de enojo.

—¿A quién le dices idiota, mocosa? —Kankuro esbozó una sonrisa forzada, estaba claramente furioso—. No te basta con acusarme de falsedades frente a mi hermano, todavía me atacas salvajemente.

Sari arqueó una ceja.

—Qué delicado —dijo—. ¿De qué te sirve estar tan grande si lloras por un golpecito?

Kankuro, que no le tenía nada de paciencia a esa chica, la agarró con fuerza por la muñeca, no le importaba asustarla o hacerle daño.

—Ve ahora mismo a decirle la verdad a Gaara, o te juro que…

—¿Qué? —lo interrumpió ella, viéndolo con enfado—. ¿Me vas a pegar de verdad? —cuestionó, tratando de zafarse de la atadura—. A ver, golpéame si te atreves.

En ese momento, Kankuro la miró a los ojos, había una emoción ahí que intentaba salir, era algo extraño, como miedo, mezclado con ira, con tristeza y, al mismo tiempo, con tormento. ¿Qué significaba todo eso?

—Yo no soy así —dijo soltándola, pudo notar que le había dejado la piel marcada, pero no había logrado controlar su rabia en esa situación—. No soy alguien que le haría daño a una chica, pero tú me colmas la paciencia, ¿por qué estás tan obsesionada con mi hermano?

Sari se sobó la muñeca, Kankuro no la había lastimado, pero aplicó demasiada presión sobre su piel, que era delicada y se inflamaba fácilmente.

—Deja de meterte en mi vida, si no fueras tan entrometido, yo no tendría que decirle mentiras a Gaara.

El mayor rodó los ojos.

—Tu vida me importa un cacahuate —ironizó con fastidio—. Pero estás engañando a mi hermano, Gaara es el único que me importa, mocosa.

Esta vez, ella bajó la mirada, no sabía por qué, pero sentía ganas de llorar, así que sus ojos se llenaron de lágrimas.

—Yo no le haría daño —murmuró.

Gaara, quien estaba buscando a su hermano mayor para hablar sobre la dichosa cena que había planeado su mamá junto a la madre de Matsuri, vio que Kankuro estaba hablando con Sari y que ésta estaba llorando, ¿nuevamente él le había hecho algo?

—¡Kankuro! —gritó, corriendo hacia los dos implicados y parándose junto a ellos—. ¿Qué le estás haciendo a Sari de nuevo? ¿Por qué está llorando?

—¿Qué? —cuestionó el castaño—. Yo no le hice nada, Gaara, ella empezó a llorar sola.

—¡Mentira! —dijo Sari, cubriéndose el rostro con ambas manos para dramatizar un poco las cosas, tenía que aprovechar la situación y hacer que Gaara perdiera toda la confianza en su hermano mayor—. Me dijo que se iba a vengar de mí por haberlo acusado, Gaara, además me apretó muy fuerte la muñeca, tengo mucho miedo —añadió, arrojándose a llorar a los brazos del pelirrojo.

—No puedes creerle —Kankuro miró a su hermano menor con seriedad, pero podía ver la decepción en sus ojos, él no le creía nada—. Gaara, por favor, soy tu hermano, ¿cómo confías más en ella que en mí?

Gaara estrechó a Sari, quien no paraba de llorar, sin quitarle la vista de encima al mayor.

—Kankuro, ya es el colmo, no sé qué está pasando contigo, pero mejor vete, mamá y papá te buscan, Temari está allá también —sus ojos eran tan serios y tan intimidantes, que al mayor no le quedó más remedio que hacerle caso, sabía que cualquier cosa que dijera sería desmentida por esa arpía y, sinceramente, no creía salir bien librado, hablaría con Gaara cuando esa chica no estuviera cerca.

—Bien —fue todo lo que dijo antes de marcharse.

Por su parte, Gaara continuaba abrazando a Sari, que no paraba de llorar, estrechándolo cada vez con más fuerza.

—Está bien, ya se fue —dijo el chico, que le acarició el cabello castaño a la joven, la cual, al sentir eso, se separó ligeramente de él para poder mirarlo—. ¿Por qué estaban discutiendo ahora?

—Ya te dije… —Sari se secó las lágrimas con el dorso de la mano, tratando de calmarse—. No sé por qué, pero tu hermano me odia y siempre se encarga de hacérmelo saber.

—Lo lamento… —Gaara suspiró—. Hablaré con él, esto no puede seguir así, no debería ponerse violento contigo.

La castaña asintió con la cabeza, volviendo a abrazarlo, incluso si Gaara estaba a su lado y la apoyaba debido a sus mentiras, todavía se sentía bien que él estuviera allí, era una sensación cálida y reconfortante, quizá fue por eso que estaba deseando mucho más que ser sólo su falsa amiga.

—Gaara… —lo llamó, separándose nuevamente de él.

—Dime.

Sin decirle nada y, sin que él pudiera decir algo tampoco, la chica unió sus labios a los del más alto, quien abrió sus ojos, ligeramente asombrado, ya que no esperaba tal actuar. Quiso alejarse de inmediato, pero ella lo agarró con fuerza de la tela de su remera, aún así, Gaara la apartó con cuidado.

—¿Qué haces? —cuestionó, frunciendo el ceño, estaba enojado, pero sintió que se le salía el corazón cuando miró justo detrás de Sari y vio a su novia, que parecía que había ido por él, pero sólo llegó para ser testigo de la escena—. Matsuri…

Sari también se dio la vuelta al escuchar que Gaara nombraba a Matsuri, sorprendida de verla ahí, con los ojos vidriosos y el corazón roto. Apenas movió los labios para decir algo, pero su ex amiga simplemente se fue corriendo.

—¡Matsuri! —la llamó Gaara—. Perdona, Sari —dijo antes de salir corriendo detrás de la chica, dejándola ahí, completamente sola, como siempre, todo lo que a él le importaba era Matsuri, como a todas las personas, todos la preferían.

Por eso la odiaba.

Continuará…