Capítulo 31: Fiesta de cumpleaños

Era día veintiocho de diciembre, el cumpleaños de Hinata. La emoción de sus amigas era bastante latente, pues se habían reunido en el hogar de Ino para preparar todo y ofrecer una fiesta que fuera capaz de tirar la casa por la ventana.

Sakura estaba guardando los adornos importantes del padre de Ino, con ayuda de Sasuke, Matsuri y Tenten, mientras que Ino y Hinata se encontraban en el cuarto de la rubia, ya que ésta había insistido en vestir y peinar a Hinata para su fiesta, aunque ésta se negó muchas veces.

Gaara ayudaba a Sai a mover algunos sillones y mesas de centro hacia los costados de la sala, para que no estorbaran en medio de la fiesta, de verdad Ino se había pasado un poco con la organización, porque Hinata quería algo discreto, pero lamentablemente sus amigas no eran nada discretas.

—Ayúdame con esto —dijo Sai a Gaara, mientras sostenía el sillón más grande de un costado. El pelirrojo tomó el mueble del otro lado y ambos lo movieron hasta que topó la pared, entonces Sai sonrió—. Gracias, y pensar que me caías muy mal —bromeó, aunque por el tono de su voz, no sonaba como una broma, sino más bien como sarcasmo.

Gaara frunció el ceño.

—No le caigo bien a muchos —respondió, cruzándose de brazos—. Pero para ser justos, tampoco me caías bien.

Ambos miraron de reojo a Matsuri, que estaba guardando un jarrón que parecía muy caro dentro de un armario, todo eso quedaría cerrado para que nadie pudiera sacarlo, romperlo o hasta robarlo, o el padre de la rubia la mataría.

—¿Pensaste que te robaría a Matsuri? —Sai preguntó con sorna, notando enseguida que el menor lucía más enojado, era muy fácil de molestar—. Sí me gustaba, pero tranquilo, no hago ese tipo de cosas —añadió, ganándose una mirada de odio de parte de Gaara—. Además, ahora estoy con Ino-chan.

—Como sea —masculló el pelirrojo, entornando los ojos.

No le gustaba mostrarse celoso, pero había veces en las que no podía evitarlo, aunque sabía bien que podía confiar en Matsuri y que no debía preocuparse por otros chicos.

—Hey, todavía faltan algunas cosas —dijo Sai, señalando una pequeña mesa y otros muebles más que necesitaban mover, así que Gaara se puso en ello.

—¿Naruto no ha llegado? —le preguntó Sasuke a Sakura, mientras descolgaba algunos cuadros de la pared, lucían muy caros y era obvio que no podían estar ahí mientras los chicos locos y –seguramente– ebrios andaban por ahí.

La peli rosa negó con la cabeza, estaba un poco preocupada al respecto.

—No, tampoco contesta, es muy raro, dijo Hinata que desde hace días la ha estado evitando —contestó, su expresión no era del todo alentadora—. ¿Crees que vaya a venir?

—Mh… —el azabache finalmente bajó el cuadro y lo sostuvo entre sus manos—. No creo que se atreva a faltar, es el cumpleaños de Hinata, ya sabes cómo es, le gusta hacerse el interesante.

La chica recibió el cuadro entre sus manos y asintió con la cabeza.

—Tienes razón, Sasuke-kun, él es así —contestó, dejando salir una pequeña sonrisa.

Mientras todos estaban ocupados abajo preparando el lugar para la fiesta, Ino estaba con Hinata en su habitación, estaban acompañadas de Tenten, que estaba asistiendo a la rubia con su cambio de look para su amiga, aunque ésta última no se veía del todo emocionada.

—Hinata, tienes un pelo tan bonito —dijo Ino, mientras cepillaba el largo cabello de la Hyûga, la cual estaba sentada frente al tocador.

—Siempre se lo digo, me da envidia —opinó Tenten, que de vez en cuando le aplicaba un poco de agua por medio de un atomizador en el cabello a Hinata.

—Gracias, chicas —contestó la ojiperla, pero no sonrió, su expresión era muy desalentadora, algo no estaba bien con ella.

—¿Qué sucede? —Ino le preguntó, sin dejar de peinarla con mucho cuidado—. Es tu cumpleaños, mujer, sonríe un poco, vamos.

Hinata asintió con la cabeza, mirando de reojo su celular, la pantalla estaba apagada, pero no sonada, no se iluminaba, no había ni rastros de la más mínima respuesta por parte de Naruto desde el día de navidad.

¿Acaso estaba sentido con ella por cancelar su cita?

—Bien, creo que te haré ondas —dijo la Yamanaka, yendo en busca de su rizador de cabello, planeaba dejar deslumbrante a la bella cumpleañera.

En lo que Ino iba por ese articulo al baño, ya que ahí lo había dejado, Tenten se sentó sobre la cama y miró a Hinata, se podía notar que no estaba bien, algo le estaba molestando y ella sabía bien de qué se trataba.

—¿Todavía no te responde Naruto? —cuestionó, observando que Hinata asentía con desánimo—. Vamos, seguro que contestará, tranquila.

—¿Y si no me perdona por cancelar nuestra cita? —a pesar de que Hinata se estaba aguantando las ganas de llorar, Tenten no pudo evitar sentirse conmovida por esa carita dulce y medio berrinchuda de su amiga—. Tenten-san, si Naruto-kun no viene, realmente me sentiré muy triste, lo extraño mucho.

—Dale tiempo —dijo Tenten, cerrando sus ojos, pero justo cuando terminó su frase, el teléfono de Hinata sonó y ésta lo agarró de encima del tocador como un rayo, sonriendo ampliamente al ver que se trataba de su novio, aunque no le estaba contestando a ella, sino a su otro yo, el de internet.

Pero vamos, algo era algo, ¿no?

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El nuevo departamento de Itachi quedaba cerca del centro, lo había elegido porque le era más cómodo para llegar al trabajo y ocuparse mejor de sus asuntos. Por supuesto, todavía no se mudaba, pero ya había llevado casi todas sus cosas y llevaba algunos días acomodando todo con ayuda de sus padres, a veces también Sasuke cooperaba, pero ahora no estaba disponible.

Él estaba entrando al departamento con unas cajas en sus manos, eran dos, apiladas una encima de la otra, las cuales dejó sobre el piso y se estiró para tomar un poco de aire. Su mamá entró después de él y dejó algunos adornos encima de una mesa de centro, parecían algunas cosas para colgar en la pared y unas cuantas cortinas.

—Gracias por toda la ayuda, mamá —dijo el pelinegro, esbozando una suave sonrisa.

—No creas que me hace tan feliz que mi querido hijo se venga a vivir solo, no sé si me acostumbre —dijo Mikoto, frunciendo ligeramente el ceño y abultando las mejillas, como si se tratara de una niña pequeña y no de una mujer adulta—. Ay, no quiero imaginar que Sasuke también haga esto en unos años.

—Mamá, ya soy un adulto —Itachi rio una vez más, su madre lo trataba como si aún fuera su bebé, eso en parte era lindo, pero también quería que lo dejara hacer su propia vida, estaba apenas comenzando con ello, después de dudarlo mucho, no quería echarse para atrás.

Mikoto miró a Itachi, ella sabía que él tenía razón, así que rápidamente borró la expresión berrinchuda y le devolvió una sonrisa a su hijo mayor, por supuesto que le daba gusto que él empezara a hacer las cosas por su cuenta, ella había sido tan apegada a él, que incluso cuando Itachi ya había terminado una carrera, todavía lo tenía viviendo en casa, pero ya era momento de dejarlo volar.

—Lo sé, hijo, estoy muy feliz por ti —aseguró la mujer.

Cuando Itachi le iba a responder, su teléfono empezó a sonar, así que lo sacó de su bolsillo y sonrió al ver que el nombre que aparecía en la pantalla era el de Izumi.

—Oh, ¿es la chica con quien pasaste navidad? —preguntó curiosa Mikoto, provocando que su hijo se avergonzara un poco.

—Madre, por favor —dijo Itachi, haciéndose a un lado para contestar la llamada.

A pesar de que ambos habían acordado llevar las cosas con calma, todo se había acelerado vertiginosamente en noche buena, no sabían si había sido la fecha, el ambiente o qué, pero después de lo que sucedió entre ambos, ya ninguno podía negar lo mucho que se querían el uno al otro y ahora llevaban su relación abierta y oficialmente, a fin de cuentas, era lo que los hacía felices a ambos.

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Temari se encontraba en casa, arreglándose para la fiesta de cumpleaños de Hinata, aunque no eran demasiado cercanas, había sido invitada por su cuñada y no podía perderse la oportunidad de pasar un buen rato con su novio. Todavía no podía creerlo, le causaba un poco de vergüenza reconocer que estaba realmente feliz de tener una relación con Shikamaru, ese chico aburrido y fanfarrón había sabido ganarse su corazón.

—Temari, querida, te buscan —escuchó a su mamá hablar desde el primer piso.

—Ya bajo —contestó ella, terminando de cepillar su cabello rubio frente al espejo de su habitación, lo llevaba suelto y eso no era muy usual en ella, pero le gustaba cómo lucía.

Cuando terminó, bajó las escaleras y se dirigió a la sala, Shikamaru estaba sentado en el sofá, teniendo una incómoda charla con Karura, la cual le preguntaba algunas cosas que parecían tenerlo un poco tenso.

—Entonces, ¿me vas a decir por qué se habían peleado ustedes dos? —interrogó la castaña, frunciendo ligeramente el ceño, pues le molestaba un poco lo mal que lo había pasado su hija.

—Mamá, déjalo —intervino Temari, a lo que Shikamaru se puso rápidamente de pie, apenas escuchó su voz—. Shikamaru, deberíamos irnos, la fiesta estará por empezar.

—Sí, sí —contestó el Nara, que apenas en ese momento se tomó el tiempo para mirarla, sorprendiéndose un poco con lo bonita que se veía—. Oh… llevas el cabello suelto… —se le escapó involuntariamente, lo que causó que Temari se sonrojara un poco.

—Sí, bueno, para variar un poco —dijo ella, agarrando la mano de su novio para jalarlo hacia la salida de la casa—. Mamá, nos vamos, dile a Kankuro que no lo pude esperar porque se tardó demasiado.

Karura solamente se rio al ver lo rápida que fue Temari para salvar a su novio, ahora que se fijaba mejor en ambos, lucían mucho más "tórtolos" que antes, eso debía ser algo bueno, ¿no?

—Sí, yo le digo, cuídense y cuida de tu hermano Gaara —contestó Karura, agitando su mano en modo de despedida hacia la mayor de sus tres hijos.

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A pesar de que la fiesta que estaba por venir era el cumpleaños de su prima, Neji no tenía muchas ganas de ir, ya que sabía que Tenten estaría ahí con su nuevo novio. Realmente le perturbaba la idea de tener que verla compartir con ese chico, pero sabía que era algo que se había ganado, además, Hinata no tenía la culpa y no era justo que no fuera a celebrar con ella.

—Neji nii-san —escuchó la voz de su prima menor, Hanabi, ella todavía era pequeña para ese tipo de fiestas, así que su padre no le había permitido asistir, realizaron una pequeña celebración familiar en el almuerzo, pero todavía ella se sentía un poco ofendida por no poder ir al cumpleaños de su hermana.

—¿Qué sucede, Hanabi? —preguntó el castaño, estaba bajando las escaleras de la gran casa, hacia el recibidor, pues ya se le hacía un poco tarde, debían estar por empezar la celebración en casa de Ino.

La pequeña castaña frunció los labios, un poco molesta.

—Dale mi regalo a Hinata —dijo, estirando un pequeño paquete que mantenía entre sus brazos.

Neji parpadeó.

—¿Por qué no se lo diste en el almuerzo?

—Porque no —contestó la menor, desviando la mirada. A pesar de ser una niña, ella era muy orgullosa y no le gustaba demostrar su afecto frente a los demás, prefería que su hermana recibiera su obsequio de ese modo.

—Bueno —el chico recibió el paquete y lo metió dentro de una bolsa que llevaba en la mano, en donde estaba su regalo para Hinata. Le despeinó el cabello a su prima menor y se marchó hacia la puerta de la casa, pero se detuvo cuando se cruzó con su tío.

—Neji, ¿ya te vas? —dijo el hombre, con su habitual expresión seria—. ¿Me podrías dejar la dirección de la casa de su amiga? Sólo por seguridad.

—Ah, claro, tío —Neji se dirigió hacia un esquinero, en donde tenían el teléfono de la casa, de línea fija, a pesar de que el único que lo usaba era Hiashi, justo al teléfono había una libreta y un lápiz, ahí Neji anotó la dirección de la casa de Ino y luego se despidió de su tío y su prima para marcharse.

Aunque no era el hijo de Hiashi, su tío le había regalado un auto cuando cumplió dieciocho años, Neji no lo usaba muy seguido, prefería viajar en el auto familiar con Hinata, pero ya que ahora iba a solas, era más práctico.

—Ah, sí, debo ir por Lee —murmuró cuando estaba encendiendo el motor, su amigo hiperactivo por supuesto que estaba invitado a la fiesta.

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En casa de Ino, las cosas ya se estaban empezando a animar, los chicos habían terminado de mover todo, habían puesto un poco de comida, más que nada snacks en algunas mesas a los costados y ya había música, los invitados estaban llegando, había muchas personas de la escuela, en realidad, no todos conocían a Hinata, esto había sido obra de Ino y del chisme de boca en boca.

—Veo que esto se pondrá muy animado, qué fastidio —dijo Shikamaru, quien acababa de pasar por la puerta junto a su novia.

—No seas amargado —Temari se rio por lo bajo al decir eso, Shikamaru siempre estaba con su cara de sueño a donde sea que fueran, muchos podían pensar que no tenía ni una pizca de ganas de vivir, pero si lo conocieran como ella lo había estado haciendo en el último tiempo, se darían cuenta de lo equivocados que estaban.

—Vamos a buscar a los demás —la rubia jaló de la mano a su novio, obligándolo a ingresar a la casa.

Sakura, Sasuke, Gaara, Matsuri y Tenten estaban sentados en una zona de la sala, charlando y bebiendo unas sodas, o eso parecía que eran.

—Hey, chicos —saludó alegremente la rubia—. ¿Y la festejada dónde está? —preguntó curiosa, mientras tomaba asiento a un lado de su amiga Tenten, la cual fue quien le contestó.

—Está arriba con Ino, la estaba maquillando y peinando para que se vea muy hermosa —respondió, sonriendo ampliamente—. ¿Tu hermano no vino contigo? —cuestionó, intentando buscarlo con la mirada.

—Kankuro se atrasó, pero debe venir en camino —contestó Temari, encogiéndose de hombros—. No te preocupes, cuñadita, que tu novio en cualquier momento llegará.

Al escuchar el modo en que Temari la llamaba, Tenten no pudo evitar sonrojarse, sabía que su amiga lo hacía por molestar, pero igual le daba un poquito de pena.

—Ya, boba —se quejó la castaña, riendo nerviosa.

—¡Chicos, hola! —escucharon la animada y alegre voz de Rock Lee, él no era muy allegado al grupo porque todavía estaba recuperándose, pero todos lo apreciaban y lo tenían en buena estima.

—Lee, hola —Tenten lo saludó sonriendo, pero poco duró su mueca de felicidad al ver que Neji estaba acompañando a su amigo, claro, era de esperarse, todavía le incomodaba verlo, así que intentó disimular un poco volteando en otra dirección.

—Iré por algo de beber —dijo Shikamaru, alejándose del grupo.

—Ustedes dos se ven súper enamorados, ¿no, cuñada? —dijo Tenten, dándole pequeños codazos a Temari, cuyo turno le llegó para sonrojarse.

—Pues claro —contestó, aclarándose la garganta.

Neji, que apenas había hecho gestos de saludo cuando apareció, frunció un poco el ceño al no ver a la persona que estaba esperando.

—¿Y mi prima? —cuestionó, su voz causó que Tenten lo mirara de forma casi automática, pero rápidamente disimuló, fingiendo que veía hacia la entrada para buscar a Kankuro.

—Debe estar por bajar —contestó Sakura, sabía que no era apropiado dejar que Tenten diera la respuesta, así que se apresuró a intervenir—. Estaba preparándose con ayuda de Ino.

El Hyûga asintió con la cabeza y se alejó para estar solo, dejando a Lee con el resto de los chicos, pues no quería estar cerca de Tenten, mucho menos cuando vio llegar a Kankuro y éste fue directo a abrazar a la chica. Ver eso se sentía como si alguien le estuviera arrancando una parte de sí mismo, era doloroso, aunque odiara admitirlo, pero sus preocupaciones acabaron cuando vio a Hinata bajar las escaleras, seguida de Ino. Si no supiera que esa chica era su prima, no lo habría creído si alguien se lo contaba, porque estaba realmente hermosa, era totalmente otra persona.

Hinata estaba usando un hermoso vestido de color blanco, ceñido en la parte de arriba y que caía en forma de A hasta sus rodillas, tenía sandalias del mismo color y su pelo iba tomado en una cola de caballo, dejando pocos mechones sueltos sobre su cara. Estaba usando un maquillaje muy suave, en tonos pasteles, que resaltaba sus hermosos ojos, realmente se sintió orgulloso de que esa preciosa joven fuese su querida prima.

—¡Miren todos, ya llegó la cumpleañera! —exclamó Ino, llamando la atención de los presentes.

Todos voltearon a ver a Hinata, haciendo que se pusiera roja. Las amigas de la ojiperla no tardaron en correr para abrazarla y felicitarla por lo bien que se veía, parecía una princesa o un hada de cuentos, Hinata era realmente linda.

—Qué hermosa te ves, vamos a tomarnos una foto —dijo Sakura, sacando su celular para ponerse junto a su amiga, a lo que Matsuri e Ino se colaron a la foto—. ¡Todas salimos muy bien! Aunque… —la peli rosa frunció el ceño, estaba segura de que se veía más frentona de lo normal.

—Hinata-chan, luces preciosa —le dijo Matsuri, sonriéndole.

—G-gracias, chicas —respondió Hinata, volviendo a ponerse roja de la vergüenza, no estaba acostumbrada a recibir tantos halagos.

Una vez que la fiesta comenzó, todos empezaron a acercarse a ella para darle sus regalos, se trataba de un cumpleaños, después de todo, así que era una falta de respeto venir con las manos vacías. Neji felicitó a su prima con un apretado abrazo y le entregó su regalo, junto con el de Hanabi. Como eran bastantes obsequios, Hinata no los abrió enseguida, sino que los fue dejando encima de una mesa que habían acondicionado para ello, como si fueran regalos de boda.

Cuando por fin se vio libre de tantas felicitaciones, se tomó el tiempo para revisar si Naruto estaba por alguna parte, pero no se veían ni sus luces, ¿realmente no iba a venir? Cuando le respondió a su "otro yo" le dijo que tenía algo muy importante que hacer con una persona que quería mucho, pensó que se refería a su cumpleaños, pero ¿quizá no?

Mientras más personas llegaban y la fiesta se empezaba a animar, con todos bailando, charlando y bebiendo, Matsuri se sentó para terminar de beber su soda, ella no bebía alcohol, una vez lo había probado y el sabor le pareció vomitivo, así que prefería evitarlo.

—¿Estás aburrida? —su novio se sentó a su lado, sosteniendo un vaso de cerveza o alguna otra cosa que Matsuri no estaba muy segura de qué era, pero sí sabía que no era soda ni jugo.

—Estoy un poco cansada después de todo lo que movimos —respondió la chica, mirándolo con una mueca de berrinche—. Gaara-kun, no es bueno que bebas esas cosas, le hacen daño a tu cuerpo.

El pelirrojo no pudo evitar sentirse regañado, lo que le hizo aguantar una pequeña risa.

—Sólo es un poco de cerveza, no me va a pasar nada —aseguró, dejando su vaso sobre la mesita que estaba junto a los dos, el mismo era blanco, igual que el de su novia, que dejó el suyo al lado del de él.

—Igual no deberías, el alcohol es malo —insistió ella, frunciendo los labios.

Cada vez que hacía ese gesto, Gaara no podía evitar sentirse sediento de sus besos, ella lo sabía y continuaba provocándolo de forma inconsciente, eso no era nada lindo de su parte.

—No hagas esa expresión o te comeré a besos —advirtió, susurrándole al oído, lo que hizo que Matsuri se pusiera roja hasta las orejas, ¿cómo podía decirle algo como eso en medio de una fiesta llena de gente?

—G-Gaara-kun, ¿qué? —nerviosa y un poco alterada, la castaña agarró el vaso que había dejado sobre la mesita, para beberse el resto del contenido de un solo sorbo, pero se puso a toser apenas el líquido acabó de bajar por su garganta, ya que el sabor no era lo que esperaba—. ¿Qué es esto? Sabe a vómito —dijo, mirando el vaso, pero se sintió muy mareada.

Gaara abrió un poco sus ojos, ella se acababa de tomar su vaso de cerveza, y esa era una con bastantes grados de alcohol, ya que era artesanal, Ino la había conseguido especialmente para aquellos que gustaban de beber ese tipo de cosas.

—Matsuri, te confundiste de vaso —dijo preocupado al observar que la chica hacía gestos de querer vomitar, realmente era nueva en esto, pues no tenía ni un poquito de tolerancia—. ¿Estás bien?

Ella no lo miraba, solamente mantenía la vista gacha, cubriéndose la boca con una de sus manos, hasta que las arcadas se terminaron, solamente entonces alzó la cabeza para ver a Gaara, quien inmediatamente notó sus mejillas enrojecidas y el extraño brillo pícaro en su mirada.

—Gaara-kun, vamos a bailar —dijo de pronto, tomándolo del brazo para jalarlo hacia la pista que ellos mismos habían preparado.

—Matsuri, no me gusta bailar —se quejó Gaara, pero igualmente fue llevado hasta ahí por obligación. Cuando iba a decirle a su novia que pretendía volver para buscar otro vaso de cerveza, viendo que ella no parecía afectada más allá de lo normal, se tuvo que tragar sus palabras cuando Matsuri empezó a contonearse muy, pero muy cerca de su cuerpo.

La música no era precisamente romántica ni nada parecido, era electrónica, perfecta para bailar al estilo libre, así que ¿por qué ella elegía pegársele tanto? ¿Acaso estaba ebria?

—Oye… —él arrugó un poco la nariz—. ¿Qué haces? —cuestionó, mientras la castaña le daba la espalda y movía sus caderas a un ritmo que lentamente lo empezaba a hipnotizar. Se dio cuenta de que algunos chicos que estaban cerca no paraban de mirarle las piernas, a Matsuri se le había ocurrido usar una falda muy corta ese día y mientras bailaba, no paraba de llamar la atención, así que él no dudó en apoyar sus dos manos sobre el vientre de ella para juntar la espalda femenina contra su torso—. Todos te están viendo, parece que estás un poco ebria después de media cerveza —se rio, susurrándole al oído.

Matsuri dejó de bailar y se quedó quieta, un poco sonrojada al sentir el cuerpo de su novio con tanta claridad y firmeza, incluso si estaba un poco alterada porque había bebido sin querer, su mente continuaba estando consciente y sabía bien que tener así de cerca a Gaara no era algo con lo que pudiera lidiar fácilmente.

—No estoy ebria —dijo con enfado, pudo sentir que los dedos de Gaara se deslizaron sobre su vientre, seguramente no fue algo intencional, pero una corriente eléctrica la recorrió de pies a cabeza con ese gesto nada decoroso.

—¿No? —Gaara se rio una vez más, ajeno a las sensaciones que le provocaba a su chica, la cual comenzaba a sentir que se derretía por mantener ese tipo de contacto con él—. Bueno, pero entonces deja de bailar de ese modo, no me gusta que todos te miren.

—¿Te dan celos? —cuestionó Matsuri, dándose la vuelta para mirarlo, al hacerlo, observó a Gaara fruncir un poco el ceño.

—Sí, muchos —admitió él, acariciándole la mejilla a Matsuri—. Si realmente quieres bailar, lo haremos, pero que les quede claro a esos idiotas que eres mía.

Antes de que ella pudiera preguntar a qué se refería con esas palabras, Gaara simplemente la besó, lo hizo de forma bastante intensa, invadiendo su boca con la lengua y causando que todo su cuerpo se estremeciera, ninguno de los dos era consciente del espectáculo que le brindaban a sus amigos, que los miraban con bastante sorpresa al descubrir lo apasionados que eran, pues lucían como una parejita tímida y tierna; igualmente, a ninguno de los dos les importaba que los viera medio mundo.

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Afuera de la casa de Ino, un desanimado rubio miraba la entrada, veía a personas ingresar y salir, algunos estaban fumando en el patio delantero, o charlando para pasar el rato. La música se podía escuchar hasta afuera, parecía que realmente lo estaban pasando bien.

En su mano derecha llevaba una bolsa con el regalo que había traído para Hinata, a pesar de que estaba seguro de que las cosas no acabarían bien esa noche, pues pensaba exigirle a su novia que le dijera la verdad sobre quién era el chico con el que ya la había visto un par de veces, ya no quería escuchar una mentira de su parte y, dependiendo de lo que ella le dijera, tomaría una decisión al respecto.

—Bien, vamos a entrar —se dijo, tomando una gran bocanada de aire.

Cuando estuvo en el interior, notó que la fiesta estaba de lo más prendida, todos bailaban y la pasaban bien, pero no veía a Hinata por ningún lado, tuvo que buscar mucho con la mirada entre los asistentes, hasta que por fin la vio, ella estaba con Sakura y con Ino, hablando. Se sorprendió un poco al darse cuenta de lo hermosa que estaba, Hinata era como una princesa, a veces se preguntaba si ella era una persona real.

—Hinata —la nombró, justo cuando se paró frente a ella.

Los ojos de la chica se clavaron inmediatamente sobre su persona al escuchar su voz, la sonrisa en el rostro de Hinata no se hizo esperar, levantándose de su asiento como un resorte.

—Naruto-kun, al fin llegaste —dijo emocionada, estirando su mano derecha para tomar las del rubio, pero éste dio un paso hacia atrás, evadiéndola.

—Hola, Naruto, ¿por qué tardaste tanto? —le dijo Sakura, mirando de reojo a su amiga rubia—. Bueno, justo Ino y yo íbamos a buscar el pastel, deberías acompañar a Hinata mientras.

—Pero es temprano para el pastel —se quejó Ino, quien fue jalada a la fuerza para ser llevada de ahí y poder dejar a la pareja –relativamente– a solas.

Cuando ambas se retiraron, Naruto volvió a mirar a Hinata, había un ligero atisbo de desazón en los ojos de la chica, como si se sintiera dolida, pues así era.

—Feliz cumpleaños, Hinata —dijo entonces, extendiéndole la bolsa con su regalo dentro, la cual ella tomó, manteniendo su cabeza gacha—. Espero que todos tus deseos se cumplan y eso… —comentó, su tono de voz era sutilmente amargado.

—G-gracias, Naruto-kun —ella sonrió de forma tenue, tenía muchísimas ganas de abrazarlo, pero parecía como si Naruto le rehuyera, ella no entendía esa actitud—. Naruto-kun… esto… ¿pasa algo? —se atrevió a preguntar, con cierto miedo—. ¿Estás enfadado conmigo?

El rubio desvió la mirada, aunque estaba dispuesto a decirle a Hinata que la había visto con otro chico, en ese momento, cuando observó sus ojos tristes, no se atrevió a hacerlo, no fue capaz de cuestionarla, solamente quería estrecharla entre sus brazos y besar sus labios, su dulce Hinata estaba ahí, frente a él y él estaba actuando como un idiota.

—No, Hinata, claro que no —respondió, sonriendo suavemente, antes de abrazarla con fuerza, acariciando su espalda con cuidado—. Todo está bien, no me mires así.

Sin saber muy bien por qué, los ojos de Hinata se llenaron de lágrimas, ahora que podía sentir nuevamente el calor del cuerpo de su novio, las emociones la estaban embargando.

—Te extrañé mucho, Naruto-kun —dijo Hinata, rodeándolo con sus brazos, a lo que sintió que él le daba un beso sobre su cabeza.

—Y yo a ti —le contestó Naruto.

No, no iba a arruinar su cumpleaños, en otro momento le hablaría de lo que había visto, eso fue lo que pensó en ese momento, eso fue lo que creyó que pasaría, que todo iba a estar bien.

En la cocina de la casa, Ino y Sakura estaban revisando el pastel que acababan de sacar de la nevera, era muy grande y bonito, repleto de crema y flores de azúcar, parecía una verdadera explosión de sabores, seguro que no alcanzaría para todos los asistentes, pero bueno, lo importante era la cumpleañera.

—Así que Naruto ha estado actuando raro, con razón los dejaste solos —comentó la rubia, echándole una probadita con el dedo a la crema del pastel—. Esto sabe increíble —dijo sonriente.

—No te lo comas, Ino —la regañó Sakura, dándole un golpecito en la mano a su amiga—. Oye, por cierto… —entrecerró la mirada—. ¿Desde cuándo sales con Sai?

Al escuchar la pregunta, la Yamanaka se sonrojó levemente, ella no lo había contado, pero sólo bastaba con verla al lado de Sai para darse cuenta de que tenían una relación, el modo en que ambos se miraban y se sonreían no era una broma.

—Desde hace un par de días —confesó, abriendo un paquete de velitas de cumpleaños de colores—. No me mires con cara de "yo sabía que te gustaba", tú tenías razón, ¿de acuerdo? Me gusta —admitió, empezando a acomodar las velas sobre el pastel.

La peli rosa tomó también algunas velas y las fue poniendo, mientras la sonrisa de su rostro se acrecentaba un poco.

—No pretendía hacerme la sabionda ni nada, pero me da gusto por ti, ambos se ven muy bien juntos —aseguró, lo decía con sinceridad, le alegraba que Ino al fin hubiera encontrado a un chico por quien en serio tenía sentimientos—. Qué bueno que dejaste de fijarte en chicos ajenos, Ino cerda —dijo a modo de broma, haciendo referencia al interés de Ino en Sasuke y en Gaara.

—Oye, frente de marquesina, será mejor que te calles —contestó la Yamanaka, mientras una venita se le marcaba en la frente.

Cuando terminaron de poner todas las velas, escucharon que alguien golpeaba suavemente la puerta de la cocina, la cual se abrió, dejando ver a su compañero de clases pelirrojo, acompañado de una medio dormida Matsuri.

—Aquí estabas —dijo Gaara, soltando un suspiro.

—¿Qué le pasó? —cuestionó Sakura, que corrió hacia su amiga para comprobar que estuviera bien, por suerte, sólo parecía un poco mareada.

—Se bebió mi cerveza por error —respondió el chico, relatando brevemente lo ocurrido—. Al principio parecía bien, pero después de bailar un poco empezó a marearse y ahora está así, es evidente que no puede tolerar el alcohol.

Ino se rio en voz baja.

—Qué prima tan débil tengo —comentó, divertida ante la situación—. Llévala a mi cuarto para que duerma un poco, seguro con un descanso se le pasará.

—Sí, gracias —respondió Gaara, levantando a Matsuri entre sus brazos, ella todavía estaba consciente, pero casi parecía más del lado de Morfeo que en el mundo de los conscientes.

—Es la tercera puerta a la derecha, subiendo las escaleras —indicó la rubia, a lo que Gaara asintió y se marchó con la castaña entre los brazos, a modo de princesa—. Pobrecita, mañana le dolerá la cabeza, la primera resaca es un infierno.

—Pobre Matsuri, eso le pasa por inocente —comentó la Haruno, encogiéndose de hombros—. Bueno, vamos a sacar este pastel.

—Vamos —respondió Ino.

De regreso en la fiesta, Sakura e Ino notaron que Hinata y Naruto parecían haber arreglado sus diferencias, porque los dos estaban charlando y sonriéndose mutuamente, así que ambas chicas se miraron entre sí con alivio.

—¡Aquí viene el pastel! —exclamó la rubia anfitriona, llamando la atención de los asistentes, que se fueron reuniendo a su alrededor.

Como cargaban el gran pastel entre las dos, lo dejaron con cuidado sobre una mesa y Sakura le hizo gestos a Hinata para que se acercara, así que ésta se alejó un momento de Naruto, dejando sin querer su teléfono sobre el sofá en donde estaban los dos. El rubio se quedó en su sitio, le daba un poco de pena meterse entre todos esos "niños ricos", así que cantaría desde su lugar.

—Muy bien, vamos a cantarle a nuestra hermosa cumpleañera —dijo la peli rosa.

Sai, que estaba cerca del interruptor, apagó la luz y los demás empezaron a cantar, no todos se acercaron, algunos seguían en sus mismos sitios, en sus grupos, pero viendo el acontecimiento.

—Ah, debería aprovechar de responderle —murmuró Naruto para sí mismo, tomando su teléfono para contestarle a su amiga del internet, todo esto mientras los demás le cantaban a Hinata en voz alta y al unísono. Cuando él envió el mensaje, escuchó el sonido de una notificación, justo cuando la canción terminó—. ¿Eh? —se preguntó, mirando para todos lados.

Observó el teléfono de Hinata sobre el sofá y, sin saber por qué, decidió enviar otro mensaje, de inmediato éste volvió a sonar, pero no tenía sentido, así que lo tomó, estaba bloqueado, pero podía leer las notificaciones y sí, estaba el mensaje que él acababa de enviarle a su amiga de internet.

—Hinata… —murmuró, buscando con la mirada a su novia.

—¡Felicidades, Hinata! —exclamó Sakura, emocionada y feliz por su amiga—. Ahora pide un deseo, vamos.

—S-sí —la chica cerró sus ojos y pidió su deseo, soplando con toda su fuerza las velitas de su pastel, entonces varios aplausos se volvieron a escuchar.

—Felicidades, Hinata-san —escuchó una voz masculina conocida que la sorprendió. Abrió los ojos rápidamente y vio frente a ella a Toneri, quien le sonreía amablemente. Abrió un poco sus ojos, buscando a su primo Neji, quien desde su lugar le hizo un gesto de no saber qué estaba haciendo ese chico ahí, pero no tuvo que pensar mucho para saberlo, seguramente había sido su tío quien le dio la dirección a Toneri.

—T-Toneri-san, g-gracias —dijo ella, sin saber cómo actuar, no esperaba verlo en su fiesta de cumpleaños, incluso sus amigas la veían con dudas, ya que no sabían de quién se trataba.

Por su parte, desde su lugar, Naruto solamente borró su sonrisa, Hinata no sólo le había mentido sobre ese chico, que ahora estaba aquí, sino que fingió ser alguien más, todo esto se estaba saliendo de control.

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—Creo que por ahora me detendré, estoy cansado —suspiró Itachi, observando el trabajo que había realizado en el departamento, ya había acomodado varios muebles y todo parecía un poco más ordenado, aunque aún había varias cajas con cosas repartidas por el piso.

Su madre ya se había retirado, así que estaba solo, o eso pensó, pues en ese momento alguien tocó la puerta, aunque ésta estaba abierta.

—Hola, ¿interrumpo? —dijo Izumi, sonriente.

El azabache se dio la vuelta y vio a su novia en la puerta, así que sonrió y caminó hacia ella, tomándole la mano.

—Estaba por tomar un descanso, llegas justo a tiempo —respondió, dándole un corto beso sobre los labios, gesto que hizo sonrojar a la joven, no estaba acostumbrada aún a la evolución que había experimentado su relación, aunque no podía negar que estaba muy feliz.

—Yo esperaba ayudarte un poco —Izumi rodeó el cuello de Itachi y éste la jaló un poco hacia el interior del departamento, cerrando la puerta detrás de ella y acorralándola contra la misma.

—Me ayudarías mucho si me ayudas a estrenar mi nueva cama —dijo él, susurrando al oído de la castaña, cuyo rostro estaba ahora mucho más rojo que antes, no esperaba que Itachi fuese tan atrevido e intenso, siempre pensó que era un poco frío estando en una relación, pero ahora se daba cuenta de que era todo lo contrario.

—Tonto —contestó ella, robándole un beso suave, que él mismo se encargó de prolongar.

Antes, cuando salía con Temari, siempre se sentía mal, porque sabía que estaba haciendo algo que no era debido, pero ahora que estaba con Izumi, simplemente se sentía como si todo estuviera en su lugar, como si fuera algo que había estado esperando hacer desde hace mucho tiempo, algo que realmente lo hacía feliz.

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—¡Achú!

—Salud —dijo Shikamaru, dándole una pequeña probada a su cigarrillo. Estaba acuclillado en el patio de la casa de Ino, Temari se encontraba a su lado, mirándolo con el ceño fruncido, mientras también sostenía un cigarrillo en su mano derecha.

—Gracias —contestó, entrecerrando la mirada—. Hace un poco de frío —murmuró, abrazándose a sí misma.

—Tsk, eres problemática —Shikamaru la miró de reojo y suspiró, apagando el cigarrillo que ya se había fumado y miró a su novia—. Vamos a entrar —dijo, señalando la puerta.

Temari frunció sus labios.

—Eres un idiota —contestó, poniéndose de pie de golpe, si había dicho que tenía frío, era para que su novio la abrazara, pero parecía que él realmente no captaba las indirectas. Le dio la espalda y se dispuso a volver a la fiesta, cuando de pronto sintió que los brazos del menor la rodeaban desde atrás.

—Solamente di que quieres un abrazo —dijo Shikamaru, su voz sonó tan suave, que Temari tembló ligeramente, honestamente aún no entendía cómo es que ese chico había conseguido conmoverla de ese modo, antes le parecía un imbécil y ahora no podía dejar de pensar en él.

—Hueles a cigarrillo —se quejó la rubia, fingiendo estar enojada, pero Shikamaru sólo la abrazó más fuerte.

—Tú también —respondió el Nara—. Y no me estoy quejando.

Temari solamente sonrió, echando su cabeza para atrás, de ese modo pudo apoyarla sobre el pecho de Shikamaru.

—No sé que has hecho para gustarme tanto, no eres nada lindo —dijo, cerrando sus ojos y disfrutando del pequeño momento, sus palabras, aunque ella no lo supiera, hacían realmente feliz al chico.

—Es que soy bastante genial —bromeó él, no era muy común que se halagara a sí mismo, pero tenía que admitir que tenía una alta autoestima.

—Tal vez —contestó Temari, dejando salir una pequeña carcajada.

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Mientras Gaara escuchaba a los demás cantándole a Hinata en el piso de abajo, él abrió la puerta de la habitación de Ino, ésta era curiosamente morada, desde el edredón de la cama hasta la mayoría de los muebles y adornos. Con cuidado, recostó a su novia sobre el colchón, parecía que Matsuri ya estaba completamente inconsciente, pero supo que no cuando intentó levantarse y ésta le rodeó el cuello con sus brazos.

—Matsuri —Gaara la miró con el ceño fruncido, notando enseguida que ella tenía los ojos entrecerrados y el rostro un poco rojo—. Oye, déjame ir, tienes que descansar un rato.

—Gaara-kun —ella lo miró con reproche, estaba totalmente embriagada y tenía más fuerza de la normal, ya que él no conseguía librarse—. ¿Por qué quieres alejarte de mí? No quiero que te vayas —dijo con voz aniñada y con los labios ligeramente abultados.

Abajo se escuchaban aplausos, parecía que Hinata ya había soplado las velas.

—No voy a irme a ninguna parte, boba —respondió el pelirrojo, acariciándole el cabello suavemente con una mano, mientras con la otra sostenía su propio peso sobre la cama, procurando no caerle encima a Matsuri—. Pero es obvio que no estás bien, duerme un rato, yo me quedaré a tu lado.

—No, no quiero dormir —dijo Matsuri, parecía como si hiciera una pataleta en ese momento—. Quiero que me abraces.

Gaara no pudo evitar sonreír, no creyó que Matsuri fuese de esas "ebrias cariñosas", aunque debía admitir que era muy linda, no importaba si ella le hacía un berrinche, realmente le gustaba mucho.

—Si me dejas levantarme te daré un abrazo —aseguró, así que ella descruzó sus brazos y le permitió erguirse.

Al estar libre, Gaara la jaló de la muñeca y la hizo sentarse a su lado, abrazándola —Hoy estás siendo realmente mañosa, ¿eh?

La castaña se separó un par de centímetros y acunó el rostro de su novio entre sus manos, mirándolo fijamente a los ojos, incluso si estaba un poco mareada y fuera de sus sentidos en ese instante, todo lo que tenía en su mente era estar junto a él.

—Te amo, Gaara-kun —le dijo, tomándolo con la guardia tan baja, que él se sorprendió y se sonrojó a la vez, pues no esperaba una declaración tan directa en un momento como ese—. No quiero que te alejes de mí nunca, nunca.

—¿Por qué dices eso? —cuestionó él, copiando el gesto de ella y acunando su rostro también entre las manos—. Nunca me alejaría de ti, Matsuri, siempre voy a estar a tu lado.

Sin previo aviso, ella se acercó un poco y unió sus labios en un beso, al principio fue suave y dulce, pero poco a poco éste fue tomando intensidad, cuando ella misma –por primera vez– invadió la cavidad bucal de su novio con su lengua. Gaara estaba atónito, ese tipo de movimiento tan atrevido no era algo que Matsuri haría, fue ahí que supo que ella estaba actuando bajo el efecto de la ebriedad y, aunque quiso parar justo ahí, no fue capaz; antes de darse cuenta, ambos se estaban besando sobre la cama.

Pudo sentir las manos de Matsuri deslizándose desde su cabello hasta sus hombros y su cuello, los dedos largos y delgados de la chica hicieron contacto con su piel y se sintió estremecer.

—Matsuri, no… —intentó hablar entre besos, pero ella rápidamente volvió a tomar sus labios con intensidad, acariciándole la espalda por encima de la tela de la camisa que llevaba puesta.

Muy a pesar de que Gaara intentaba resistirse, el hecho de que ella lo tocara de ese modo empezaba a encender algo dentro de él, por lo que también se atrevió a tocarla, recorriendo con su mano izquierda la pierna derecha de su novia, desde la rodilla hasta el muslo, por debajo de la corta minifalda que hace rato tanto le estaba molestando, cuando los demás la estaban viendo.

—Gaara-kun… —Matsuri lo nombró entre besos, susurrando—. Quiero estar contigo… quiero que mi primera vez sea contigo.

Al escuchar eso, Gaara sintió que se le apretaba el pecho, por supuesto que esa petición le hacía hervir la sangre y estaba comenzando a ponerlo incómodo ahí abajo, dentro de sus pantalones, pero también sabía que su novia no se encontraba en su mejor estado.

—No podemos —respondió, dándole un beso sobre la frente a Matsuri, que lo miró como si se sintiera realmente herida.

—¿No quieres estar conmigo? ¿No me quieres? —le preguntó, sintiendo deseos de llorar, pero Gaara rápidamente negó con la cabeza.

—Por supuesto que quiero estar contigo —respondió, dibujando caricias suaves sobre los labios de la chica con su dedo pulgar—. No tienes idea de cuánto lo deseo, Matsuri, pero estás ebria y no es justo que lo haga de esta manera contigo, realmente te amo y no quiero hacer algo de lo que luego puedas arrepentirte.

Aún en su estado ligeramente fuera de sus cabales, Matsuri sintió la calidez y el estremecimiento de las palabras y el amor con el que su novio le hablaba y le explicaba sus motivos.

—Entonces… —ella se aferró a la tela de la camisa de Gaara, mirándolo a los ojos—. ¿Cuándo no esté ebria sí vas a querer estar conmigo?

—Si así tú lo quieres, por supuesto que sí —dijo Gaara, dándole un beso corto sobre los labios—. Sólo quiero que estés realmente segura y que no sea un impulso.

Las mejillas de Matsuri tomaron un suave color sonrosado, mientras la confusión del alcohol lentamente abandonaba su cuerpo y su mente, se daba cuenta de que la razón por la que le había pedido a Gaara hacer esto, era porque tenía miedo, porque estaba aterrada de llegar a perderlo y, aunque realmente anhelaba estar con él en cuerpo y alma, era cierto que todavía le asustaba la idea.

—Te amo, Gaara-kun —volvió a decir, abrazándolo—. Te amo mucho.

—Y yo te amo a ti —contestó el pelirrojo, dejándose abrazar y acariciando el cabello de la chica, quien se separó un poco nuevamente y lo miró con una sonrisa dulce e inocente.

—Tengo sueño —dijo Matsuri—. ¿Te quedarás a mi lado?

—Siempre —aseguró Gaara, sin ningún rastro de duda en su mirada o en el tono de su voz.

Después de eso, ambos se recostaron abrazados y Matsuri se durmió, Gaara la siguió un rato después, se suponía que estaban en una fiesta, pero a ninguno le importó en ese momento, solamente querían estar juntos.

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Neji había bebido bastante para tratar de disimular lo mal que se lo estaba pasando en esa fiesta, así que fue al baño para descargar un poco todo lo que había consumido, sin embargo, al tocar el pomo de la puerta, ésta se abrió, dejando ver a Tenten justo frente a su persona.

—Así que aquí estás —dijo el castaño, arrastrando ligeramente las palabras, porque evidentemente no estaba totalmente sobrio—. ¿Y tu noviecito por casualidad no anda por ahí?

La chica frunció el ceño, era la primera vez en toda su vida que veía a Neji estando ebrio, esto era un acontecimiento tan atípico, que debería ser guardado para la posteridad.

—Kankuro está esperándome en la fiesta —contestó Tenten, intentando pasarlo de largo, pero Neji le impidió el paso con su brazo.

—Me superaste rápido, ¿no? —dijo con sarcasmo, normalmente se habría quedado callado y se habría guardado todas sus quejas para no hacer el ridículo, pero este no era un momento normal para él, no cuando se había bebido más de ocho cervezas.

Al sentir el brazo de Neji haciendo contacto con su vientre y la mano que se posó sobre su cintura, Tenten tembló ligeramente, fue algo totalmente involuntario de su parte, pues ese toque le había hecho recordar las veces que él la abrazaba o la besaba, aunque nunca pasaron de caricias subidas de tono, tenía que admitir que eso era un poco decepcionante, aún así, Neji continuaba despertando todo tipo de sensaciones en su cuerpo.

—Eso no es algo que te importe —la chica lo miró a los ojos con enojo, aunque era obvio que Neji estaba ebrio, era difícil creer que él le dijera ese tipo de cosas—. Tú solamente jugaste conmigo, así que el hecho de que yo salga con alguien más no te debería interesar.

Neji frunció el ceño, todavía impidiéndole el paso.

—¿Por qué demonios asumes que sólo jugué? —cuestionó, se sentía furioso porque odiaba admitir sus sentimientos ante los demás, no le gustaba abrirse ante nadie, sabiendo que eso era un grave error, que eso lo había alejado de ella—. Es cierto que salí contigo por una apuesta estúpida con Lee, pero ni siquiera me dejaste explicar.

—¿Y qué me vas a explicar? ¿Lo que ganaste? —Tenten rodó los ojos—. Sinceramente no me molesta de Lee, él es inocente y seguro que no lo hizo con una mala intención, pero tú, Neji, pensé que eras más sincero, sólo resultaste ser un cínico y un mentiroso.

Un poco cabreado por la situación, el Hyûga empujó a la chica hacia el interior del baño y cerró la puerta, manteniéndola prisionera entre su cuerpo y la madera detrás de ella, cosa que sorprendió un poco a Tenten, ya que él jamás era tan impulsivo.

—¿Sabes qué es lo que aposté con Lee? Simplemente fue un "apuesto a que no te atreves a declararte a Tenten", él lo hizo para animarme, porque sabía que me gustabas —dijo, su tono de voz era claro, a pesar de que seguía bajo los efectos de lo que había bebido—. Quería decirte que me declaré por algo tonto, pero me daba miedo que lo malinterpretaras, así que empecé a posponerlo.

—¿Miedo? ¿Tú? —ella se rio con sarcasmo, a pesar de haber escuchado la explicación, no se lo creía, no podía creer que ella realmente sí le había gustado a Neji—. Déjame ir ya, Neji, no me interesan tus excusas a estas alturas.

Neji apoyó una mano sobre la puerta y con la otra atrajo a Tenten hacia él, sosteniéndola por la cintura.

—¿Te gusta ese chico más que yo? ¿Realmente ya me olvidaste? —interrogó, estaba cansado de fingir que nada le dolía, que nada le afectaba, ya estaba harto de actuar como la persona sensata que se suponía que era, necesitaba escuchar de los labios de la propia Tenten que ella ya no sentía nada por él, de ese modo, podría finalmente superarla.

Con las piernas temblando, la respiración agitada y el corazón a punto de ser escupido por la boca, Tenten lo miró fijamente, pero desafiante.

—¿Qué es lo que cambiaría mi respuesta? Nosotros ya terminamos y yo estoy con Kankuro, deja de retenerme y suéltame.

—Si no me respondes por las buenas, será por las malas —fue todo lo que dijo Neji, que seguía totalmente arrebatado por la ebriedad y, sin que Tenten tuviera oportunidad de preguntar a qué se refería, éste tomó sus labios con impaciencia y posesividad, dejándola totalmente absorta y sin aliento.

Tenten intentó resistirse, pero cuando menos se dio cuenta, se encontraba correspondiéndole a Neji con bastante intensidad, tanta, que lo sintió apretarse contra ella y contra la puerta cerrada. Poco bastó para que el calor inundara la pequeña habitación, Tenten no recordaba que los besos de Neji fuesen tan apasionados, hasta el punto de hacerla perder la razón por un segundo.

—Todavía te mueres por mí —susurró Neji al separarse, sonriendo de forma egocéntrica.

Por su parte, la chica lo miró en silencio durante un par de segundos, para luego simplemente estamparle una palmada en la mejilla, dejándosela roja.

—Imbécil —fue todo lo que dijo, empujándolo para apartarlo y poder abrir la puerta y salir corriendo de ahí, aunque su corazón no dejaba de latir con fuerza.

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Naruto, a pesar de lo enojado y herido que se sentía, no quería arruinar el cumpleaños de Hinata, todos se lo estaban pasando realmente bien, en especial ella, así que después de pensarlo un rato, decidió que simplemente se iría sin decirle nada, pero la ojiperla lo vio mientras se escabullía entre la gente, hacia la salida, así que lo siguió.

—¡Naruto-kun! —lo llamó cuando ambos estuvieron afuera, donde ya no había ruido, así que él escuchó perfectamente su voz, los que habían salido a fumar y a beber ya habían entrado, así que no había nadie más que ellos dos.

El rubio detuvo sus pasos, dándole la espalda a Hinata.

—Naruto-kun —lo volvió a nombrar la chica—. ¿Por qué te vas? ¿Ya te aburriste? ¿Estás cansado? —preguntó, dando pasos cortos hacia él, pero cuando estaba por tocar su hombro, él se volteó y la miró con sus ojos totalmente vacíos.

—No, simplemente ya no quiero estar aquí —contestó, se sentía tan molesto, era como si Hinata se hubiera estado burlando de él todo el tiempo, ni siquiera podía describir la magnitud de su molestia en ese instante.

La chica, por supuesto, se sorprendió con la respuesta, sintiéndose también un poco lastimada debido al tono tan frío e indiferente con el que Naruto se dirigió a ella.

—¿P-por qué? ¿Pasó algo? —intentó saber, asustada, presentía que algo estaba muy, muy mal.

Él la miró con ese enojo que no podía contener, jamás pensó sentirse de ese modo con Hinata, pero era inevitable, después de todas sus mentiras, no había otro modo de expresarse para él.

—Hinata, ¿hasta cuándo vas a fingir? —dijo con sarcasmo—. El día que me dijiste que no podías verme, te vi con ese chico de pelo blanco que vino a la fiesta, ¿quién es? ¿Acaso es tu novio rico?

Los ojos de Hinata se abrieron como platos, su corazón se apretó y sintió que su boca se ponía seca, no sabía ni qué decir, ¿cómo que Naruto la había visto con Toneri? Y no sólo eso, estaba malinterpretando todo.

—N-no, Naruto-kun, yo…

—Y encima resulta que eres "Perla de la luna", ¿Hikari es el nombre falso que me inventaste?

Ahora sí que Hinata estaba absorta, las piernas le temblaban y creía que se iba a desmayar, ¿cómo demonios Naruto se había enterado de eso?

—¿Fue entretenido escuchar todas mis penas y actuar como si no supieras nada? —cuestionó el rubio, era evidente que estaba cada vez más furioso—. Hasta te dije lo de mis padres, sí, fue estúpido decirle todo eso a alguien de internet, pero precisamente por eso lo hice, pensé que era una persona a la que nunca iba a conocer, que nadie de mis conocidos tendría que aguantar escucharme decir todas esas cosas tristes, porque se supone que soy el que siempre sonríe —tras lo último, él simplemente bajó la mirada—. Pero tú me engañaste, Hinata…

—No es así, Naruto-kun —a esas alturas y tras las duras y solitarias palabras de Naruto, la ojiperla ya había comenzado a llorar—. Yo nunca quise engañarte, yo sólo quería acercarme a ti…

—¿Para qué?

—Porque te quiero —rápidamente, tomó las manos de Naruto y buscó su mirada con desesperación, pero él simplemente la esquivó, soltándose también de su agarre—. Naruto-kun, por favor, créeme.

—No, Hinata —respondió el Uzumaki, mirándola por fin—. Pensé que podía fingir que no sabía nada, que no te había visto con otro, que no sabía que me habías mentido, pero no puedo, sé que parezco estúpido, pero no lo soy… esto se terminó.

—N-no, no, Naruto-kun —rogó la chica, tratando inútilmente de detener los pasos del rubio, que empezaba a alejarse de ella lentamente.

—Déjame en paz —dijo fríamente él—. Que pases un feliz cumpleaños, Hinata, espero que ya no vuelvas a hablarme —terminó, marchándose a pasos largos y seguros, como si realmente no se arrepintiera de nada.

Hinata no se atrevió a seguirlo, no podía explicarle nada, Naruto estaba furioso con ella, la había dejado, terminó su relación sin dejarla hablar, pero en el fondo sabía que se lo merecía, ella le había mentido a la persona que más quería en el mundo, era apenas razonable que él no quisiera oírla; era una tonta, así que todo lo que hizo fue llorar, arruinando su maquillaje, aunque eso no le importaba en lo más mínimo.

Lejos de la casa de Ino, bajo la luz de un foco de la calle, Naruto también había dejado que algunas lágrimas corrieran por sus mejillas, Hinata lo había traicionado, no había ninguna razón para que siguiera queriéndola, no había ningún motivo para seguir a su lado.

Todo se había terminado.

Continuará…