Misao, una chica en Apuros.

Acto tres.

¡¡¡Seguiré la mentira, pedazo de burro!!!

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Tenshi miraba atento la escena... ¡No le pudo haber resultado mejor! Ahora se sentaría a contemplar cómo se iniciaba el romance... estaba seguro que sería amor a primera vista.

Bueno... Aoshi, en cambio, no sabía ni qué pensar, simplemente porque no estaba pensando. Sólo reaccionando, mientras estrechaba a esa chica contra él.

Misao podía sentir cada uno de los músculos del duro pecho de Aoshi... y ese pensamiento la descolocó un poco... sin embargo Aoshi aún trataba de mantener el equilibrio. No pudo evitar caer hacia atrás cuando la fuerza del salto de Misao y su propia fatiga vencieron su cuerpo.

La joven Makimashi cayó sobre él. Aoshi quedó descolocado un momento, justo cuando Kenshin miraba a su hermana sin poderse creer lo que sucedía y Aoshi quedaba inconsciente.

Misao no se lo pensó demasiado para levantarse de un salto y cubrirse lo que pudo para entrar a su cuarto, cerrando la puerta y metiéndose en el baño para vestirse tan rápido como pudiera.

Cuando la madre y la nana de Aoshi llegaron junto a él, Kenshin trataba de reanimarlo dándole de golpecitos en la cara. Y el chico Misao salía de la habitación, con una enorme gorra sobre la cabeza.

-¿Qué... qué me sucedió?- preguntó Aoshi en cuanto volvió en sí.

-Sufrió un desmayo, señor Aoshi- Mintió Kenshin.- llegó hasta aquí y se desplomó.

-Hijo... te he dicho que no puedes descuidar tu alimentación por el duelo que estamos viviendo... lo importante es que te cuides... yo no soportaría ver morir a otro de mis hijos...- terminó la madre de Aoshi en medio de un sollozo.

-Mamá- dijo el joven, aún confundido.- lo siento... pero... aquí había una chica. Yo la vi.

-¿Una chica?- Preguntó una voz tras Aoshi. Él se volteó y contempló a ese chico Makimashi... Misao.- Yo llevo aquí un rato y no he visto a nadie.

Aoshi contempló a Misao...claro que había una chica... y muy hermosa. Pero evidentemente, mirando bien a Misao, no podía haberse confundido. Misao era muy desgarbado para su edad. Y estaba muy vestido.

-Quizá fue mi imaginación- dijo Aoshi para sí, levantándose con ayuda de Kenshin y su nana. Sentía la frente helada y recordó que no comía nada desde el día anterior. Tenía una buena fatiga.

Sin embargo, antes de recostarse en su cama, sintió nuevamente ese aroma floral invadir el cuarto.

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Esa noche, enfundada en su pijama celeste, Misao se sentó en la cama, con las piernas cruzadas, tratando de desenredar su cabello.

-Te dije que es un cretino... ni siquiera se dio cuenta de que yo soy yo. Pero mejor así. No deseo mostrarme ante él.-

Kenshin trataba de resolver un crucigrama.

-Mira, sin importar lo que digas, tanto él como su madre son muy amables. Y la señora nana también. Aunque según recuerdo, Tenshi hablaba mucho de su padre y una hermana, que no he visto aún.-

-Kenshin, no seas bobo... recuerda que la señora dijo que estaban de viaje y que pronto vendrían.

-Hummm, es cierto. Oye, Misao... y por lo demás... ¿Por qué gritaste hace un rato?

A Misao se le erizaron los pelitos de la nuca al recordar. Miró hacia todos lados y se acomodó junto a Kenshin.

-Es que yo... yo... vi a Tenshi.- confesó la joven, tiritando.- Vi a su fantasma.-

Kenshin dejó de lado el crucigrama. Esto era algo nuevo y... extraño.- ¿Que qué dices, Misao? ¿Fantasma?

Misao abrió al máximo sus expresivos ojos.

-Te lo juro, hermano... lo ví de pie, en esa esquina. Yo lo... -

Misao se puso blanca como el papel mientras Kenshin sentía la habitación enfriarse notoriamente. Volteó la cabeza y también lo vio.

Tenshi.

Pronto el fantasma les sonreía, aunque dudaba que los hermanos le vieran desde debajo de las mantas de la cama.

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Cuando Kenshin se aventuró a mirar hacia fuera, ya llevaban media hora bajo las mantas con Misao. Y del fantasma ni las luces. Sin embargo el no encontrarlo le dio cierta tristeza a Kenshin, porque justo ahora él había reunido el valor para tratar de hablar con él.

Sin embargo, Misao no podía hablar... sólo llorar.

-Ya no está, hermana... no te preocupes... ya se ha ido.-

Misao también dejó el refugio bajo las mantas.

-Me dan miedo los fantasmas, Kenshin.-

-A mi no- respondió una voz tras ellos.

Los hermanos observaron nuevamente a Tenshi ante ellos. Iban a esconderse otra vez, cuando pensaron en algo. Que era maravilloso el que pudieran volver a ver a su amigo. Por eso se incorporaron para abrazarlo con efusividad, siendo recibidos por la dura pared.

-Las incomodidades de no tener un cuerpo material- reflexionó Tenshi, con sentimiento, en tanto Misao y Kenshin se sobaban los brazos y volteaban hacia él.- Lo siento, amigos... pero así están las cosas ahora.

En el cuarto del lado, Aoshi había sentido unos golpes contra la pared... sin duda eran ruidosos esos chicos Makimashi. Mejor le seguiría prestando atención a su libro.

-Pero... por qué... es decir... no comprendo el que tú... y yo no sé...- empezó Misao, incapaz de hilvanar una frase completa y entendible a causa del estupor.

-Permítanme hablar a mi, por favor...- empezó Tenshi, sentándose sobre una de las camas.- Sucede que soy su fantasma amigo y estoy aquí para ayudarles. El cielo me ha dado un plazo de seis meses para estar con ustedes y nadie más puede verme u oírme. Considérense afortunados. ¿Preguntas?-

Misao empezó.

-¿En qué vas a ayudarnos? Ya has hecho demasiado. Kenshin entrará a estudiar apadrinado por tu familia y estamos juntos. Y yo encontraré pronto un empleo.

Tenshi iba a responder la pregunta de Misao cuando Kenshin se le adelantó.

-Y sobre todo... nos sorprendió mucho el conocer a Aoshi... es igualito a ti. Lo confundimos contigo.-

-¡Eso fue cruel!- saltó Misao, empezando a pasearse por la habitación, enfadada nuevamente. Alguien decía "Aoshi" y a ella le saltaban chispitas de los ojos.- Ese cretino es un idiota que no puede distinguir a una mujer de un hombre. Además, es un pesado, un tarado y un... y un... ¡un feo!-

Tenshi alzó una ceja divertido y Kenshin miraba a su hermana ofender apasionadamente al gemelo de su mejor amigo.

-Misao, debes darle tiempo a mi hermano para conocerlo mejor. Es una gran persona en el fondo. Ya lo querrás tanto como si fuera yo.-

-¡Eso nunca, Tenshi, porque él no es tú!... y eso, eso... lo hace odioso.- terminó la chica que se limpiaba los ojos discretamente. Tenshi se acercó a ella y lamentó no tener sus manos materiales para consolarla limpiando su mejilla, al menos, si bien le agradó saber que ella pensaba así de él, aún.

-Misao... no seas así con mi hermano, él es un gran tipo.-

-Pues no se le nota- porfió Misao.

Tenshi contó hasta diez. Y optó por cambiar el tema.

-Bueno, de todos modos, yo venía a decirte que le contaras la verdad sobre tu identidad a mi hermano. Convivirán seis meses y no es bueno basar en mentiras una relación.-

-¿Relación? ¿Con Aoshi?... jajajajaja... primero chofer de carro que amiga de Aoshi.-

Tenshi ignoró el comentario de Misao.

-Aoshi odia las mentiras, así que cuéntenle la verdad. Además, no tiene sentido hacerse pasar por chico, Misao. Es algo infantil. Y a veces hasta peligroso.-

Kenshin al principio apoyaba a su hermana en la idea, pero escuchando los argumentos del fantasma, debía reconocer que eran válidos. Abrió la boca para apoyar a Tenshi, pero la mirada de Misao lo enmudeció.

-Bueno, por ahora debo retirarme, amigos míos- anunció Tenshi.-mañana podremos estar otro momento. Pero por ahora, les dejo la inquietud. Misao, dile la verdad a Aoshi. Y trata de conocerlo mejor. Verás que si es una buena persona.-

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Aoshi se levantó temprano para partir al trabajo. Le había costado quedarse dormido, pues a cada rato evocaba a esa joven mujer que creía haber visto. Decidió levantarse cuando supo que ya no dormiría más. Y llegaría temprano a ponerse al día en sus labores descuidadas tras el fallecimiento de Tenshi.

Sin embargo al tratar de poner su auto en funcionamiento, este sonó de manera extraña y se negó a partir.

Kenshin, quien iba a conocer colegios para inscribirse, también estaba en pie y no dudó en ofrecer su ayuda a Aoshi.

-Lo que sucede que nuestro padre era mecánico automotriz y algo aprendí yo también. Pero Misao es mejor que yo... - dijo el pelirrojito, tratando de llevarse bien con Aoshi como le había recomendado Tenshi la noche anterior.-... él aprendió el oficio mejor que yo.- Kenshin tenía casi medio cuerpo encima del auto de Aoshi, examinándolo. Entonces movió algo con la llave francesa y el auto arrancó estupendamente.- Ya está. Era una falla pequeña, pero creo que debería revisarla Misao más tarde. – Luego Kenshin recordó una frase de su hermana la noche anterior y sonrió- de hecho... Misao es un excelente chofer y tiene licencia. Sólo por si llegara a necesitar de sus servicios, señor Aoshi.-

-Gracias, Kenshin... ya no llegaré tarde al trabajo. Y sobre lo de tu hermano, parece una buena idea... yo... a veces pierdo tiempo conduciendo, pudiendo emplearlo en estudiar las propuestas de las empresas para las cuales trabajo. Además, así le doy trabajo y la asistente social tendrá menos motivos para separarlos, ¿verdad? Bueno, me retiro. Te prometo que pensaré en Misao durante el día.- Aoshi se subió al auto y partió a trabajar. Kenshin en tanto, sonreía.

Tenshi tenía razón. Aunque fuese muy serio, Aoshi era un gran tipo.

Y Aoshi claro que pensaba en Misao, aunque sin saber que esa imagen grabada en su mente era de ella. De lo que menos se acordó era del chofer.

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Fin capítulo tres.

Otro capítulo muy corto... uf... bueno, en realidad, es así. Les escribo falta de tiempo, para variar, pero la culpa es mía. Me entretuve mucho escribiendo la continuación de "por siempre mía" y olvidé que tenía que subir este. Y mañana salgo de la región...

Bueno, al menos ese capítulo está listo y lo subiré el domingo. Por ahora, les dejo este y agradezco a todos quienes dejaron review.

Bueno, saludos y besos a todos. Los quiero un montón y disculpen el corto capítulo.

Blankaoru.