Capitulo 8: Creando Lazos de Amistad

Kagome pestañeó varias veces luego de abrir sus ojos, acostumbrándose a la claridad. Se sentó pesadamente en el sofá observando la cobija fijamente, sin prestarle mucha atención, pero luego, abrió sus ojos como platos, agarro la cobija y la observo.

- ¿Qué?- giro la cabeza varias veces, mirando a su alrededor, asegurándose de que no se estaba equivocando y luego al sofá. - ¿Qué hago aquí?- se pregunto y recordó la noche anterior cuando se acostó tarde por estar intentando en vano comprender aquellos difíciles ejercicios que componían su asignación de matemáticas.

Lo que le extrañaba era¿Cómo llego ahí, solo recordó haber dejado caer sobre la mesa su cabeza y según ella, no era sonámbula como para levantarse y acostarse por su propia cuenta en el sofá, además su abuelo padecía de la espalda y… se sonrojo ante ese pensamiento que se cruzo por su mente¿Acaso había sido el, Inuyasha?...

Entre pensamiento y pensamiento, subía las escaleras para comenzar su rutina que hacia a diario, se apoyaba de la pared para avanzar, pero antes de poder colocar su pie sobre el próximo escalón, tropezó con algo que la hizo perder el balance… otro cuerpo que la empujo con fuerza hacia atrás. Cerró los ojos con fuerza esperando el impacto y con ello el dolor, pero nunca sucedió. Abrió sus ojos para ver de quien se trataba, sentía algo que agarraba con fuerza su mano, ya tenia una idea de quien se podía tratar… Entonces fijo sus ojos chocolates en la mirada ambarina, sus ojos expresaban que estaba asustado y estaban abiertos…

Luego de lavarse los dientes y su cara, se la secó y caminó a las escaleras, estrujándose sus ojos que parecían rehusarse a abrirse y no hacia ni el mínimo esfuerzo por abrirlos, tenía mucho sueño, su cabello estaba aun sin peinar, que bueno que Miroku no estaba allí o le formaría una pelea. Comenzó a bajar las escaleras tambaleándose hacia los lados, con su mano sosteniendo el pasamano como lo acostumbraba, sus ojos no muy abiertos, entonces sintió que golpeaba el cuerpo de alguien, por un momento pensó que era el anciano… abrió sus ojos, asustado, y en un momento automático alcanzo la mano delgada de la joven logrando prevenir el accidente. Lo miró y el a ella…

- Inuyasha.- apenas musitó sin ocultar su impresión, el muchacho la impulso ayudándola a erguirse en los escalones, ella no lo miro, estaba avergonzada, todo había sido su culpa y casi ocurre un accidente… pero pensándolo bien lo merecía…

- ¿Te encuentras bien?- preguntó Inuyasha, irrumpiendo en el silencio y mirándola, ella asintió y lo miro tristemente a los ojos¿Por qué esa mirada? Abrió su boca, listo para disculparse, pero ella interrumpió…

- Gomen ne.- se disculpó e hizo una reverencia, otra vez con sus estupideces y esta vez pudo costarle mucho. - ¿Qué nunca aprendes, Kagome?- pensó, se enderezo sin mirarlo y cuando iba a continuar su camino al baño, el habló…

- Fue culpa de ambos…- la corrigió sin mirarla, ahora apoyando su codo en el pasamanos de la escalera, ella si lo vio sorprendida, quiso decir algo… - No mire por donde iba ni tu tampoco, así que es la culpa de ambos…- siguió su camino dejándola atrás.

Por un momento se quedo callada, pensando en las palabras del muchacho. Una sonrisa se dibujo en sus labios, llevo ambas manos a su pecho entrelazándolas y acepto que era la culpa de ambos… se giro y continuó caminando hacia arriba.

El desayuno pasaba en un total silencio que, al parecer, nadie quería interrumpir, todos comiendo en silencio, aunque cierta chica quería pedir la opinión de cierto chico acerca de su comida, pero aun estaba avergonzada por el incidente y solo se limitaba a lanzarle miradas fugaces, que de vez en cuando a veces se cruzaba con los ojos dorados del chico. Inuyasha podía sentirla mirando de vez en cuando como el comía¿Qué le sucedía? Comenzaba a irritarse, odiaba que lo miraran mientras comía… y buscaba una perfecta oportunidad para lanzarle esas miradas de hielo que lograban asustar a Miroku, pero ella rápidamente desviaba sus ojos y no definía de sus expresiones.

- Oye, niña.- dijo harto de las miradas, colocando las manos sobre la mesa con brusquedad.

- ¿Eh?- ella lo miro asustada, dejando en la mesa el vaso de cristal de donde tomaba su jugo favorito, el de china.

- ¿Podrías dejar de mirarme mientras como?- le pregunto sin mirarla, pero igual entonando su molestia en su voz.

- ¿Te molesta?- respondió con otra pregunta, aun mas asustada.

- ¿Qué crees?- aprovecho para mirarla y lanzarle su famosa mirada, sonriendo sarcásticamente.

- Lo siento, es que quería…- se detuvo insegura de seguir, pero sintiendo que sus lágrimas se reunían en sus ojos¿Ahora porque lloraba?

- ¿Qué querías?- levanto una ceja, esperando ansioso la pregunta y cruzo sus brazos.

- Quería…- cerro sus ojos y sus puños con fuerza, decidida a preguntar. - ¡Quería preguntarte si te gusta mi comida!- grito e Inuyasha pudo oír el esfuerzo hecho en esa pregunta que lo sorprendió¿Por eso tanto escándalo?

Un silencio se produjo, solo interrumpido por el anciano que parecía estar más desorientado que otras veces, este se levantó y llevó su plato al fregadero junto con su vaso. Luego de dirigió a la salida dejando atrás a ambos chicos, sin, al parecer, percatarse de la discusión ((xDUU)).

- ¿Por eso tanto escándalo?- pregunto Inuyasha extrañado, mirándola como tal y ella lo miro aun mas avergonzada.

- Me gustaría saberlo, onegai.- le pidió, ignorando la pregunta, inclino un poco su cabeza, cerrando con fuerza sus ojos y trago saliva, con ello tragando también las lagrimas.

- Tu comida esta bien… no se para que te preocupas tanto.- se levanto abandonando el plato sobre la mesa, camino al pasillo aun sin creer que todo ese escándalo fuera por esa estupidez.

Ella sonrió, mirándolo irse, se sentía tan aliviada, como si una carga desvaneciera, suspiro, se levanto y se comenzó a recoger los platos y los vasos, llevándolos al fregadero.

Inuyasha camino al teléfono, puesto sobre una mesa pequeña a un lado de la puerta que dirigía al sótano, se quedo mirándolo indeciso de hacer esa llamada, hasta que lo tomo y marco el numero sin ánimos… pero prometió llamar a Miroku y debía cumplir.

Kagome salio de la cocina ya terminando con su deber de la cocina, por ahora, y fijo sus ojos en el muchacho que ahora esperaba paciente a que contestaran el teléfono, suspiro… lastima… planeaba pedirle que la llevara a la escuela y así trataría de hacerse su amiga, pero pensándolo bien… era demasiado, solo cruzaron unas pocas palabras. Volteo para caminar a la sala, donde tomo su mochila que se apoyaba de la mesa donde estudio la noche anterior, encima estaba el libro y la libreta junto con varios materiales que uso, estaban organizados…

- Ojii-san…- volteo su cabeza, mirando a su abuelo que veía la televisión tranquilo, el la miro y sonrió esperando que ella le dijera lo que quería decirle. – Nos vemos…- se acerco y lo abrazo fuertemente, un abrazo que sorprendió al anciano que luego, le correspondió…

- Nos vemos…- le contesto Myoga, sonriendo…

Ella se separo, observando sus ojos por unos momentos, no sabía porque hizo esto, acostumbraba abrazarlo y expresarle su cariño, pero esta vez se lo expreso con más sentimiento y melancolía. Se giro y camino sosteniendo la mochila en una de sus manos, con la otra se apoyo del pasamano, para impulsarse hacia arriba por las escaleras, caminando sin ánimos. Llego a su cuarto y acomodo todo, los libros, libretas… coloco dentro de una cajita café sus lentes, la cerro y la ubico en un lugar seguro dentro de la mochila… luego camino hasta la puerta y salio corriendo hacia su escuela…

Inuyasha apretó la mandíbula enojado con su amigo, se estaba tardando demasiado, pensó en colgar y dejarlo para otro día, pero escucho la voz de Miroku que finalmente contesto con un "¿Hola?" Sonrió y estallo…

- ¿Qué hacías, imbécil¡Me dejaste esperando mucho tiempo!- le reclamo midiendo su tono, controlando no gritarle como pensaba que era debido.

- Lo siento, Inuyasha… me quede dormido… jeje… hoy era mi día libre.- se disculpo y dejo escapar un suspiro de resignación, acostumbraba ser así en sus días libres. – Las cosas han mejorado aquí¿sabes?- comento ignorando el regaño, de cierta forma Inuyasha se molestó por esto, pero decidió prestar atención…

- ¿De que forma?- preguntó intentando no sonar interesado, pero la verdad estaba interesado en saber como había seguido todo…

- Pues…- se quedó callado y ahora, otro suspiro salio de sus labios, pero esta vez era diferente y escalofriante, al menos para Inuyasha. -…Sango acepto salir conmigo cuando descubrí que vivía sola, ella le teme a esto y yo comencé a acercarme a ella, aun es distante, pero ayer…- se quedo callado, pero su tono se volvió mas emocionado¿acaso estaba… enamorado? Quiso reír ante este pensamiento, pero se quedo callado esperando la respuesta.

- ¿Pero ayer…?- repitió luego de un silencio, que Inuyasha considero una perdida de tiempo, aunque Miroku se quedo callado a propósito para invitar a su amigo a unirse a su dicha.

- ¡La bese!- exclamó aun mas emocionado, prácticamente grito de la alegría, el muchacho tuvo que alejar el teléfono de su oreja pues diciéndolo de forma exagerada, podría dejarlo sordo.

- Ah…- musitó sin ánimos¿Qué le veía a eso? No era el fin del mundo… ¿o si?

- Amigo… creo que estoy enamorado.- continuo sin percatarse que a Inuyasha no le importaba en lo mas mínimo eso del enamoramiento, pero bueno… si le importaba que su amigo fuera feliz. - ¡Hoy le pediré que sea mi novia!- agrego aun mas emocionado.

- Oh…-

- Pero bueno… supongo que te estoy aburriendo.- dijo, Inuyasha se sorprendió y de alguna forma se sentía culpable por no poder sentirse feliz por la dicha de su amigo.

- Lo lamento, pero… ando un poco distraído.- se disculpo, hablando seriamente, pero claro… Miroku no lo era…

- Uhhhh¿acaso te llego la primavera¿Eh¿Eh?- pregunto divertido¿Qué no había otra cosa de que hablar que no fuera el amor? Inuyasha bajo la cabeza rendido, sin decir nada a lo que Miroku pensó que si había acertado por lo que prosiguió con su pequeño juego. - ¡Te agarre¿Quién es?- agrego, Inuyasha se sintió incomodo, no había nadie.

- No es eso.- giro su visto, muy incómodo y a simple vista se veía afligido, le molestaba mucho todo lo que tuviera que ver con el amor y creía saber porque. – Es solo que… me siento incomodo…- dijo sinceramente, agregando un tono preocupado a su voz.

- Te escucho.- le dijo Miroku, ahora serio, por el tono de voz en su amigo, podía distinguir que realmente estaba preocupado, con ese "Te escucho" le quería transmitir que estaba ahí como un gran par de orejas con las que te podías desahogar y si era posible, le diría un consejo.

Cada vez que ese tono era usado por Miroku, no podía evitar sorprenderse. Su amigo podía parecer alguien no muy serio, pero en realidad lo era… sonrió levemente, sabia que podía confiar en el y comenzó a contarle todo… absolutamente todo, en especial, como era que se sentía en ese nuevo ambiente…

Kagome se detuvo, luego de una larga carrera, en la entrada de la escuela, reponiéndose y respirando agitado, se enderezo y camino hacia al interior, ahora reflexionando en lo mucho que había sucedido en esa mañana, pero se vio interrumpida, cuando sus ojos captaron un grupo de jóvenes que hablaba amenamente, los reconocía y les tenia miedo, eran ellos… los de aquel día, había logrado siempre esquivarlos con ayuda de Houjo, y en el tiempo que no se topo con ellos se decidió defenderse por si sola, pero siempre el miedo la invadía cuando los veía y olvidaba lo que se propuso. Camino lo más rápido posible al interior de la escuela, rogando porque llegara Houjo a su rescate, pero luego se reprendió por ser tan egoísta y termino por ser detenida por el agarre de su mano que la hizo detenerse de golpe.

- De nuevo nos vemos, Higurashi.- dijo aquello voz conocida, que la atemorizaba, giro lentamente la cabeza sin mover su cuerpo y fijo sus ojos temerosos en los desafiantes del chico.

- K-Konnichi wa…- saludo débilmente y sonrió, queriéndole seguir el juego creyendo que así ellos la dejarían en paz, pero antes de darse cuenta… se vio rodeada por el grupo completo a los que observo uno por uno sin subir demasiado su cabeza.

- Que bueno que mantengas tus modales.- la dejo ir, pensando que no podría escapar siendo rodeada por todos ellos.

- Jeje…- rió nerviosa y se enderezo, manteniéndose cabizbaja… sin poder imaginar lo que sucedería.

- Me gustas, Higurashi…- le susurro con sensualidad, pero lo que le parecía mucho mas escalofriante a ella, se quedo callada y sintió que el se acercaba a su oído, su aliento respirando sobre ella, lo que la obligo a alejarse un poco, sin que el se diera cuenta. – Mejor cuídate… no vaya a ser que no pueda controlarme para la próxima…- le susurro manteniendo el tono sensual, pero ahora amenazador… se alejo y camino de largo, seguido por el resto dejando atrás a una Kagome que se reprendía nuevamente.

- Tonta, tonta…- se repitió miles de veces, las lagrimas cayendo libremente por sus mejillas rosadas, estática donde fue amenazada y cerrando los puños con fuerza… ¿Cuándo aprendería a defenderse por si sola?

- Kagome¿Qué te sucede?- le pregunto preocupada su amiga de cabello un poco largo y ondulado, posando sobre su hombro una mano.

- Ayumi…- susurro triste, pero a la vez feliz… agradeciendo a Kami no tener que estar sola en ese día, temiendo que la amenaza de aquel muchacho se hiciera realidad, pensaba que serian golpes, pero esto no era así… era mas otra cosa que ella no se imaginaba.

Inuyasha termino de relatar todo lo que le había pasado en menos de una semana, dio un suspiro de resignación, esperando paciente que su amigo le dijera un consejo o algo que le ayudara en esta situación, pues realmente necesitaba un consejo. Un silencio incomodo, al menos para Inuyasha, se produjo, logrando hacerle perder la poca paciencia que tenia.

- ¡Miro…!- iba a gritarle para demandar algún comentario de su relato, pero justo en ese instante… Miroku…

- ¡Baka!- lo regaño el joven doctor, avergonzado de tener tal amigo que estaba alejando la oportunidad que se le estaba presentando. – ¡La vida te da una oportunidad muy importante y tu la rechazas!- continuo, aquel regaño dejo a un Inuyasha callado, escuchando atento como un niño chiquito y obediente, sin oportunidad de reaccionar, pues estaba sorprendido, nunca Miroku se digno a regañarlo. - ¡No quiero excusas, hoy mismo, le hablas a Kagome-chan y si es posible, la enamoras!- agrego sin medir sus ultimas palabras, que sin ellas eran un perfecto consejo…

Instantáneamente su cara completa se puso colorada, podía sentirlo y se pregunto si era por el enojo o la vergüenza al oír las últimas dos palabras, alejo un poco el teléfono sin creer en lo que sus oídos le decían. Miroku abrió su boca, listo para continuar, aun sin darse cuenta de lo que había dicho, pero Inuyasha hablo primero… listo para regañarlo por aquel comentario tan vergonzoso.

- ¡Detente ahí, Miroku!- le ordeno, siendo obedecido al instante. - ¿Cómo que enamorarla¿¡Te has vuelto loco!- le pregunto molesto, gritando con todas sus fuerzas, olvidando por unos momentos que no esa casa no era suya.

- Jeje…- rió nervioso, sobando la parte trasera de su cuello. – Gomen, me deje llevar…- respondió y se rasco la mejilla con su dedo, aun nervioso, seguramente Inuyasha lo mataría para la próxima… de solo imaginarlo le daban los escalofríos… no quería morir joven ((xDu)).

- Idiota…- susurro molesto, audible para Miroku y colocando la cara casi asesina, que a pesar de que el joven doctor no podía ver, casi podía sentirla… - Ya cumplí mi palabra con llamarte… creo que nunca debí hacerlo.- comento hiriendo a Miroku.

- Ya te pedi perdón.- se excuso el muchacho.

- Si, si… lo que sea, adiós.- se despidió y no le dejo tiempo a que su amigo se despidiera, colgó el teléfono y lo observo por unos momentos, recordando el regaño de Miroku antes de las ultimas dos palabras¿Tan enfermo era?

Bueno, tal vez tenia razón, claro no en lo de enamorarla, pero si en aceptar su amistad… así no estaría tan solo, suspiro y salio de la casa, con las manos dentro de sus bolsillos y la cabeza inclinada, su mirada dorada pegada al suelo…

- Veré que sucede en el futuro…- musito sin dejar de caminar, dispuesto a dar un paseo alrededor de la ciudad.

Aquel incidente de la mañana fue suficiente para que alejara su mente de las clases, quería irse pronto, no… quería que llegara el fin de semana, para reponerse pronto de aquel suceso ((Por cierto, es miércoles)). Hoy no vino Houjo, llamaría a ver que sucedía… no se quiso separar de sus amigas en ningún instante, aunque, afortunadamente, aquellos chicos no le hicieron caso en el receso, actuaron como si nada existiera, pero no podía confiarse. Ahora se encontraba escribiendo el resumen que preparo la profesora de Ingles sobre una información a la que no se entrara en detalles ((xDU)), miraba con frecuencia el reloj sobre el pizarrón que ahora marcaba cinco minutos restantes para salir pronto de la escuela… ya casi terminaba de copiar la información, la escribía, pero no la captaba… sus pensamientos se dirigían a otra parte, suspiro una vez termino y cerro la libreta. Acomodo todo dentro de su mochila y espero que se esfumaran los 2 minutos restantes…

¡Riiing! Finalmente el timbre que indicaba la salida toco, sonrió aliviada y levanto la cabeza que estaba acostada hasta el momento sobre el escritorio, casi a punto de dormirse. Rápidamente se levanto, colocando la mochila en sus hombros y se apresuro a la salida, deseando irse muy pronto… pero tendría que esperar por la multitud de estudiantes frente a ella…

Estuvo caminando sin rumbo alguno por casi toda la ciudad, reflexionando las palabras de Miroku hasta que se detuvo y miro al edificio a su lado, edificio que reconoció de inmediato, arrugo el ceño molesto, que ironía… era aquella escuela donde se enfrento a ese niño… por culpa de esa escuela estaba desempleado. Entonces… su mirada se desvió mas adentro y pudo apreciar una escena que no le agrado en lo mas mínimo. Aquel chico que lo insulto junto a su pandilla estaba hablando como un grupito de amigos normal, pero cuando paso una chica de cabellera negra corriendo, el niño corrió hacia a ella e intervino en su camino, los demás se unieron después rodeando a la muchacha…

- ¿Acaso se dedican a molestar a personas inocentes?- se pregunto, observando la escena molesto ignorando a los estudiantes que pasaban a su lado y lo miraban extrañados, algunos lo reconocían… otros no.

Finalmente llego a las puertas de su escuela, ahora tendría que correr rápidamente hacia la salida y estaría a salvo, normalmente ese pequeño grupo estaban siempre afuera… tendría que correr muy rápido…

- Muy bien, Kagome… tu puedes.- se dijo, confiando en si misma y avanzo a correr.

En su carrera, sus ojos logrando ver al grupo, paso por el lado desapercibida y sonrió… estaba a salvo, pero sus ilusiones se vieron destruidas cuando una figura reconocible se interpuso en su camino, se detuvo y observo su rostro asustada, este la miraba maliciosamente y sonreía cínicamente, quiso retroceder, pero unos pasos se detuvieron tras ella y adivino correctamente… ya estaba rodeada…

- ¿A dónde vas, cariño?- le pregunto el chico, divertido… los demás rieron discretamente y ella solo lo miro asustada…

- Houjo…- pensó, estaba sola y ahora nadie podría ayudarla… si sus amigas intervenían, de seguro se meterían en problemas…

- No tengas miedo…- se acerco el joven a Kagome que quiso retroceder, pero lamentablemente estaba acorralada… el muchacho se acerco demasiado, haciéndola sentir pequeña, acaricio su rostro, pálido del susto… y se acerco… deseando besarla…

- ¿Qué haces?- le pregunto, sintiendo el aliento, que le resultaba desagradable, muy pronto sobre su rostro… temía a la respuesta.

- Quiero besarte.- le respondió y sonrió, a punto de besarla… ella intento retroceder, pero el la tomo de la cintura y la atrajo a el, Kagome quiso separarse, pero era inútil.

- Ayúdame Kami…- pensó, las lagrimas muy pronto comenzando a reunirse en sus ojos asustados…

- ¡Oye!- grito una voz masculina que interrumpió, afortunadamente, el momento… Kagome de inmediato pensó que era Houjo, miro a su salvador sobre los hombros del niño y creyó verlo, pero su imagen cambio… era el…

- Inuyasha…- susurro sorprendida, preguntándose que hacia allí y poco a poco fue liberada por el chico que ahora estaba concentrado en el dorado mirar de su ahora enemigo.

- Vaya, vaya… el chico perro¿planeas ser súper perro?- comento en un tono burlón, caminando hacia a el y sonriéndole. – No te metas en esto… no es tu problema.- le dijo, queriendo intimidarlo con sus palabras, pero no… Inuyasha sonrió, cerro su puño con fuerza y luego lo miro.

- Claro que lo es… tu… me debes una…- le dijo señalando con su dedo la cara del niño, como solía llamarlo, este lo miro e hizo una mueca de disgusto.

- Pfft…- se volteo sin quitar sus ojos de los de Inuyasha, los que miro por unos momentos antes de alejarse, pasando entre el grupo y continuando de largo, los demás lo siguieron, dejando atrás a Kagome e Inuyasha…

Luego de verlos alejarse, lentamente volteo su cabeza, para enfrentarse a los ojos dorados que miraban con profundidad a los chicos, destellando ira. Inuyasha sonrió satisfactorio, todo había salido como creyó, aquellos chicos eran unos cobardes, por algo se dedicaban a molestar, solo a los inocentes y no a personas con destreza.

- Arigato.- le agradeció, hizo una reverencia sin dejar de verlo agradecida, sonriendo aliviada.

- Me debían una… de todas formas…- comento girando su cuerpo hacia la salida, queriendo excusar su acción, la miro sin voltear mucho la cabeza. – Vamos… te llevare a tu casa…- le dijo, de todas formas… ambos iban para allá, pero no se pudo explicar la sonrisa que ella le dio cuando dijo eso…

Kagome sonrió, aun más que la vez anterior, su deseo de caminar junto a el e intentar ser su amiga, se estaba haciendo ahora realidad, se acerco a el, apresuradamente, no podía permitir quedarse atrás¿no? En el camino, intento entablar una conversación, hizo preguntas, comentarios, quejas había pensado una vez que seria difícil, pero no… no era difícil, mas bien cuando realmente deseas sinceramente la amistad de alguien, no es complicado hablar de cosas y aunque pareciera extraño, se sentía en confianza al lado del muchacho… Inuyasha solo escucho atento, de vez en cuando comentando sin darse cuenta, lo que lo extrañaba… no creyó que seria fácil hablar con alguien como ella, aquel caparazón que normalmente lo separaba de la sociedad, parecía no haber existido nunca en estos momentos… en algunas ocasiones el pensamiento de que parecían amigos de toda la vida, se vino a su mente y ella, de igual forma, lo pensó. La felicidad invadió su alma cuando la gente veía sin creer la escena, haciendo comentarios sobre la escena y otros sobre la apariencia del muchacho, esos comentarios en lugar de entristecerlo lo alegraron a Inuyasha… porque por primera vez en mucho tiempo sentía que no estaba solo…


Hola! Espero que les guste este capitulo... cualquier error que encuentren, lo lamento... ahora mismo ando con fiebre y un dolor de cabeza que me impide pensar... x.x asi que no me veran hasta que termine este resfriado que tengo. Bueno... encontre la oportunidad de que Kagome fuera defendida de los chicos xD realmente queria algo asi... pero weno, me despido y dejen reviews... x-x

Lucid K. Nightmare