Capitulo 9: Inuyasha-sensei

Miroku echaba el champagne dentro de la delicada copa de cristal, sin poder evitar dibujar una sonrisa en sus labios, estaba feliz, Sango había aceptado ser su novia y le era difícil creerlo, pues al principio, siempre lo criticaba por ser tan mujeriego y no dejaba de restregarle en la cara lo mucho que le asqueaba su actitud, pero ahora… aquí estaba ella en su casa. Tomo las dos copas en sus manos, llenas hasta la mitad y camino a la sala donde la silueta se sentaba en el sofá, con las piernas abrazándolas, una cobija cubría su cuerpo, las noches se hacían mas frías y eso significaba una sola cosa: Invierno. El se acerco cautelosamente a ella, pretendiendo darle un pequeño susto…

Estaba metida en la televisión, observando las caricaturas que ya hace tiempo no veía, mientras creció olvido su infancia y como dijo su madre: 'Era hora de madurar'. No oyó cuando la figura masculina se aproximo a ella… mejor era para el doctor.

- Toma.- le dijo muy cerca al oído, arrancándole un grito muy leve que pudo oír y luego retrocedió para verlo, desorientada… el sonrió y aproximo una copa hacia a ella. – Brindemos…-

- A-Arigato.- musito muy bajito, formándose un rubor que su novio no logro ver, pero que ella pudo sentir… no acostumbraba a ser tan tímida, pero el era la excepción, era un nuevo sentimiento para ella… y pensar que le asqueaba su actitud de mujeriego. Tomo la copa y la acerco a su pecho, reteniéndola con ambas manos… - ¿Para que brindaremos?- pregunto curiosa, arrinconándose al otro lado del sofá casi tomando una pose fetal y el se sentó en el otro lado, moviendo en círculos la copa.

- Por nosotros.- le respondió sonriendo, ella desvió la mirada sin saber porque ahora se sonrojaba.

Antes de chocar las copas, el momento se vio interrumpido por varios toques a la puerta, rápidos y fuertes. Miroku dejo sobre la mesa frente al sofá su copa y camino hacia la puerta que nuevamente fue tocada cuando estaba a mitad de camino, tomo la manija y finalmente abrió, pero no pudo reconocer la silueta que le sonreía de manera maliciosa, estaba junto a otros hombres. Lo observo extrañado, intentando reconocerlo, pero la verdad no se le hacia familiar… Su cabello oscuro largo y rizado y sus ojos rojos… ¿Quién era?

- Disculpe pero… ¿Quién es usted?- le pregunto perturbado, sin soltar la manija de la puerta en caso de cualquier emergencia.

- ¿Sucede algo…?- consulto Sango que aun sostenía la copa, estaba preocupada y solo podía ver la espalda de Miroku, pero no al hombre.

- Soy Naraku…- respondió el hombre.

No reconoció de inmediato el nombre, pero le resultaba familiar… pero cuando recordó, abrió sus ojos inmensamente recordando la conversación que tuvo con Inuyasha cuando estuvo herido. Quiso cerrar la puerta, pero sus hombres lo detuvieron y el sonrió…

- No trates de escapar.- le advirtió, mirándolo amenazante, hizo una seña con la cabeza y sus hombres entraron a la casa. – Si no intentes nada y me dices lo que quiero saber, todo resultara bien.- le dijo sin borrar su sonrisa y Miroku apretó la mandíbula… estaba en aprietos.

Miroku abrazaba a Sango que no entendía nada y le decía que todo iba a salir bien, ambos sentados en el sofá. Naraku estaba a un lado de ellos, esperando noticias de sus hombres que registraban por todo el lugar. Entonces uno de ellos se acerco y le susurro algo al oído, Miroku no dejaba de abrazar a Sango, pero fijo sus ojos en ambas siluetas. Naraku arrugo el ceño y apretó la mandíbula, luego miro a Miroku que observo desafiante. Se acerco rápidamente y tomo el cabello de la muchacha que emitió un leve quejido y la separo de el.

- ¿Qué hace?- pregunto e intento ayudarla, pero los hombres de Naraku lo tomaron de los brazos e evitaron que llegara a el.

- Dime… ¿Dónde esta Inuyasha?- pregunto y Miroku abrió los ojos, comprendiendo el porque de la visita, hizo una mueca de disgusto y bajo la cabeza, indispuesto a responder.

- ¿No me dirás?- pregunto y sonrió, era valiente, pero no por mucho tiempo… sin soltar a Sango, saco de su bolsillo una navaja… y la acerco al cuello de la muchacha, Miroku observo la escena asustado… - Si no me dices, la mato aquí mismo.- amenazo furioso, pegando peligrosamente la navaja al cuello.

Sango cerró los ojos, sentía la navaja y esperaba el corte, no quería mirarlo, no era capaz de pedirle que salvara su vida… Inuyasha era su amigo y cual fuera su decisión la apoyaría…

- El…- cerró el puño, en sus adentros le pedía perdón al muchacho, pero no podía permitir la muerte de ella. -…esta en Osaka… en el Templo Higurashi, vive con Myoga…- musito esperando que Naraku no escuchara, pero no fue así… entonces sintió un cuerpo que caía sobre el suyo y supo que era Sango, la abrazo… ella sollozaba en silencio, sonrió aliviado y luego miro con odio a Naraku que sonrió cínicamente.

- Se te agradece la información.- dijo e hizo una reverencia, camino hacia la puerta seguido por sus hombres, pero antes recordó una ultima advertencia. – Si le dices a Inuyasha que vinimos aquí… tu noviecita puede que sufra un… pequeño percance…- menciono divertido y salio.

Miroku abrazo con mas fuerza el cuerpo de Sango y ella se abrazo aun mas a el, algo así nunca le había pasado…

- Ya… todo paso…- susurro sonriendo, esperando calmarla y no se hizo esperar, ella poco a poco se quedo en silencio abrazándose a el, y su rostro se puso serio, la sonrisa desapareció y recordó a Inuyasha… quería advertirle… pero no podía… - Kami… ayuda a Inuyasha…- rogó cerrando con fuerza sus ojos, esperando que nada llegara a consecuencias graves.

Volvemos a Osaka, en el templo Higurashi, donde Kagome, vestida en su pijama se sentaba en el suelo de la sala, escribiendo en los papeles de práctica que estaban sobre los libros de matemáticas y estos sobre la mesa. A su lado, Inuyasha esperaba paciente que ella terminara sus ejercicios para corregirlos y continuar con las tutorías, apoyaba su codo en la mesa y su cara descansaba en su mano, mientras miraba la nada. Kagome se estrujo un poco los ojos, no tenia sus lentes puestos, le daba dolor de cabeza esforzar la vista, pero no quería usar los lentes frente a Inuyasha, no sabia porque… pero no quería, le daba vergüenza.

- Oye… ¿estas cansada?- le pregunto, pues de hace rato veía que hacia un esfuerzo por ver los pequeños numeritos en el libro.

- No…- respondió sin mirarlo, ahora esforzándose de nuevo en ver esos numeritos que eran borrosos, luego escribió e Inuyasha checo que todo estuviera bien…

- Se supone que esto sea un seis…- le dijo corrigiéndola, apuntando el libro para demostrar que estaba en lo cierto y ella rápidamente arreglo su error y continuo. – Oye… me parece que necesitas lentes…- menciono sin darse cuenta de que así era.

- Uhm…- ella se detuvo al verse descubierta, ya lo había notado, lo miro tímidamente y este levanto una ceja sin entender. – Bueno yo… si uso lentes…- menciono insegura, rascándose su mejilla con un dedo.

- ¿Qué?- levanto una ceja y se apoyo del sofá que estaba tras el, ella lo miro sin voltearse mucho. – Jajaja… eres una tonta¿sabes?- comento y ella miro de nuevo la mesa. - ¿Por qué no los usas?- pregunto desde su posición, viendo que ella se tomo en serio su comentario.

- Porque… temía que te burlaras de mi… todos lo hacen… me dicen cuatro ojos…- contesto y asumió que el era así, se desilusiono un poco, pero no podía esperar que fuera alguien santo. Luego sintió sobre su cabeza una mano, ella se giro y lo vio, el sonreía.

- Bastante tengo con burlas como para burlarme yo de los demás…- le dijo y ella le sonrió. – Bueno… ponte los lentes o no podremos continuar…- comento retirando su mano y apoyo ambos brazos sobre la mesa, observándola…

Kagome coloco sobre la mesa, la cajita donde guardaba sus lentes, la abrió y lo saco. Luego de colocárselo, ella lo miro sonriéndole, el le respondió…

- No se porque te dejas intimidar por los comentarios de los demás…- le dijo mirando hacia el frente y ella lo miro curiosa. -…nunca le temas a nadie… haz lo que este a tu alcance para demostrar que eres fuerte, porque se que tu lo eres.- agrego y ella abrió los ojos sorprendida, nadie le había dicho eso y se alegraba por eso.

- Arigato…- susurro, estaba muy feliz, ahora mas motivada para seguir estudiando, tomo el lápiz y continuo con el ejercicio que aun no terminaba.

- Además… te ves bonita con lentes…- comento mirándola posando un dedo sobre su nariz, ella lo miro sorprendida y el sonrió.

- ¿…ari…gato…?- dijo sin creer lo que sus oídos habían escuchado, por alguna razón se sentía mareada y pudo sentir que la sangre corría rápidamente, parte de ella se acumulo en su cerebro y su corazón latía locamente, continuo su ejercicio escribiendo torpemente pues sus manos también temblaban.

Inuyasha sonrió, parece ser que no se dio cuenta, pero se había sonrojado y no fue un rubor leve, cualquier persona que hubiera estado allí, lo hubiera notado…


xD Hi... . . termine algo, no es largo, pero es algo xD ademas... queria que Inuyasha se volviera un "sensei"

Alguien me pidio que no hiciera a Kagome llorona xDU bueno... .o. es que quiero que Inuyasha la ayuda a confiar en si misma y todo eso, mera xD aqui aparece algo... o-o espero que para el final de este fic ella sea mas confiada y que se defienda y toda esa cosa xD bueno... gracias por sus comentarios... me tengo que ir X x vine de paso... oxo adios

Lucid K. Nightmare