Misao, una Chica en Apuros.
Acto 6.
Más apuros...
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Kaoru se levantó temprano y partió al hospital a saludar a Kenshin. Kojiro le dio algunas flores para él, un regalo y un poco de dinero, si es que Kaoru deseaba obsequiarle algo más y Tomoe la acompañó. Desgraciadamente, Kojiro no podía acompañarlas.
Cuando llegaron a la habitación, Kaoru notó que el pelirrojo no estaba solo. Una chica preciosa se desperezaba estirándose y restregándose los ojos. Sin duda había pasado la noche allí.
Kaoru se sintió enfadada por un momento... ¿quién sería esa extraña chica? ¿Por qué ella podía cuidar de Kenshin y a ella no la dejaban?
Misao notó el ceño levemente fruncido de Kaoru. Recordó que tanto la madre como la niña la conocían por su alter ego "chico chofer" y decidió inventar una mentirita.
-Buenos días- dijo alegremente.- ¿Son amigas de Kenshin?- preguntó con aire inocente.
-Claro que si- respondió educadamente Tomoe, adelantándose a Kaoru, quien de pronto se sintió demasiado niña muy a su pesar.- Mi nombre es Tomoe Kamiya y ella es mi hija, Kaoru. Es amiguita de Kenshin.¿Y usted, señorita?-
-Hum... mi nombre es Misato Maki. Un placer conocerlas.-
-Veo que ha pasado la noche aquí, señorita Maki. ¿Es usted pariente de Kenshin? Pensaba que Misao, su hermano lo cuidaría.- dijo la señora Tomoe, mientras Kaoru se acercaba a la camilla de Kenshin con las flores.
Misao notó el gesto de la niña y de pronto recordó la hora. Tenía que irse y simular que había dormido en casa. Y tenía veinte minutos para llegar o moriría... Aoshi trabajaba medio día los sábados y salía cerca de las diez de la casa. Y Misao debía estar allí.
-Estoo... verán, Misao no pudo venir, pues el señor Aoshi lo requería para trabajar hoy. Por eso me llamó a mí. Si me disculpa, tengo que marcharme ahora mismo, de lo contrario llegaré tarde a mi... er... trabajo. Y no es bueno que eso suceda. Veo que ustedes son buenas personas. Les encargo mucho a mi her... digo... er... Kenshin.- dijo antes de salir apresuradamente.
Kaoru suspiró cuando Misato salía de la habitación y movió un poco a Kenshin. Este abrió los ojos lentamente y notó sobre él la brillante mirada azul.
-Hola, Kaoru.-
-Hola, Kenshin... ¿cómo te sientes?-se interesó la niña, acercando una silla a la camilla.
-Me he sentido mejor otras veces- respondió. Dirigió su mirada a la hermosa mujer parada al lado de Kaoru. Era impresionante.
Tomoe miraba a Kenshin. Tenía la cara bastante hinchada y un ojo morado. Un corte en la mejilla izquierda que requirió bastantes puntos y la boca... bueno... el resto del regordete cuerpo se adivinaba un poco peor y Tomoe pensó que su hijita pudo haber quedado asi de no haber intervenido él y enseguida decidió que Kenshin sería como un hijo más para ella.
-Mi esposo te manda un obsequio – dijo la señora, extendiéndole un paquete a Kenshin que Kaoru abrió para él. Era un libro de aventuras, lo que hizo feliz al chico que gustaba mucho de leer. Aunque apenas podía abrir su ojo lastimado.
Kaoru también traía algo para él, y no eran las flores... sacó la barrita de chocolate de entre sus ropas.
-Pensé que aquí no te darían de éstas- le dijo guiñándole un ojo cómplice.- Pero debes esconderla bien o te la quitarán. Si te dejan más días, te traeré otras.
Kenshin sonrió desde su rostro un tanto deforme y vendado temporalmente. A pesar del poco tiempo, Kaoru lo conocía bien.
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Uno de los poderes que Tenshi como fantasma amigo había descubierto recientemente era aquél de abrir puertas. Lo que naturalmente ayudó mucho a Misao para ingresar a la casa de Aoshi sin ser demasiado vista. Esquivando los sofás y a la nana que salía de la cocina a ver qué pasaba con la puerta, Misao finalmente llegó a su cuarto, metiéndose rápido al baño en cuanto sintió que unos pasos se acercaban al dormitorio que ocupaba.
Dos golpecitos a la puerta la hicieron responder.
-Pronto estaré contigo, Aoshi- dijo la joven roncamente, sintiendo un leve temblor en su corazón al pronunciar ese nombre.
-No tardes.- Respondió él, siguiendo su camino hacia el comedor para desayunar algo sin duda delicioso. La nana Saori cocinaba estupendo. Y él ese día se sentía tranquilo, en paz y bastante contento, lo que declararon el desahucio de su hermano.
Tenshi ingresó al cuarto de baño de Misao cuando ella se lavaba los dientes. Quería conversar con ella.
Misao admiró la belleza de su amigo fantasma. Idéntico a Aoshi, como era natural, Tenshi se diferenciaba de su hermano por la forma en que llevaba el cabello. El de Aoshi siempre estaba pulcramente peinado hacia atrás, con algunas mechas cayéndole hacia delante. Tenshi en cambio llevaba el cabello en un desorden que le sentaba de maravillas y levemente ondulado. Misao pensó que sin gomina, el cabello de Aoshi luciría igual. Y se preguntó qué sentiría si ella se lo despeinaba un poco.
Pensamientos peligrosos, Misao... mejor déjalos.
-¿Ves que Aoshi no es tan canalla como piensas? Anoche, después de la cita que tuvo contigo, vino a darse una vuelta por aquí.
Misao frunció el ceño con la pregunta pintada en su rostro.
-¿Qué?-
-Lo que escuchas... se sentó un momento junto a tu "yo" bulto de ropas bajo las mantas de la cama y te pidió disculpas por no permitirte estar con Kenshin en el hospital.-
-No es posible... -
Tenshi se dio la vuelta mientras Misao se colocaba el uniforme. Pero siguió hablando.
-Claro que si. Mi hermano es un hombre bueno que sufrió mucho cuando tuve que partir de este mundo. Y pensó que no sería bueno para ti desgastarte físicamente cuidando de tu hermano por la noche habiendo, en el hospital, gente que lo haría por ti y muy bien. Dijo que Kenshin tenía un algo especial que lo hacía ser muy querido de inmediato. Y que cuando lo trajeran a casa, te dejaría todo el tiempo que quisieras para cuidarlo y mimarlo a tus anchas... eso dijo mi hermano.-
Tenshi no le mencionó a Misao que Aoshi, mientras hablaba, se había limpiado disimuladamente una lágrima al recordar las veces que él se sentaba en la habitación sólo para observarlo dormir en sus últimos días. Esto llenó a Tenshi también de congoja por no haber podido evitar esos momentos penosos para sus hermanos y padres. Incluso para la nana.
-Asi que, como verás... - continuó Tenshi.- Mi hermano es excelente persona que se preocupa por ti y por Kenshin. Ayer vino a abrirte su corazón y sólo perdió el tiempo hablándole a un montón de ropa, aunque al menos lo hiciste un poco feliz como "Misato". Pero a la próxima, no seas tan mala con él y acéptale un cafecito... -
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"Abrirte su corazón"
Misao como siempre observaba con disimulo a Aoshi por el espejo retrovisor, mientras éste, como siempre, revisaba sus papeles de oficina. El día anterior no había terminado de hacerlo por la pelea en la que se involucró por salvar a Kenshin y a Kaoru.
"Es un hielo... es imposible que le abra a alguien su corazón..." pensó la joven, desviando la mirada para concentrarse en el tráfico. Aunque recordó la tibieza de sus labios durante el leve acercamiento que tuvieron con los suyos... nuevamente se obligó a desviar sus pensamientos para con él. No podía permitirse enamorarse de Aoshi, porque ella tendría que marcharse en poco más de cuatro meses más.
-Gracias por ayudarme ayer con lo de mi hermano, Aoshi.- dijo Misao, en voz baja, pero audible para él.
-De nada- respondió Aoshi secamente, para volver su concentración al trabajo.
Aoshi realmente se había asustado pensando el día anterior en que algo le pasaba con Misao. Sin embargo, esas dudas se disiparon al conocer y estar con Misato Maki. Era innegable que a él le atraían las mujeres, ¿no?
Pero ahora, mientras evitaba la mirada de Misao a través del espejo, se preguntaba por qué ese nerviosismo con el chico...
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El día era frío, como el anterior. Incluso llovía. Misao durmió una siesta para compensar el sueño perdido al acompañar a su hermanito en el hospital. Luego pidió permiso a Aoshi para visitar a su hermano.
-Está bien, pero iré contigo. Mi madre y mi nana lo han visitado por la mañana y yo también desearía ver a tu hermano este día. No llueve casi, asi que podemos caminar hasta allá.
Misao agradeció a Aoshi y fue a buscar su impermeable. Lo bueno del invierno es que con toda la ropa que se ponía encima le era muy fácil pasar por chico. El problema sería cuando llegara la primavera, y después el verano con sus calores.
La joven se iba a poner su bufanda verde, pero recordó que era la única que tenía... la de Kenshin de color rojo, tenía una mancha de chocolate en ella, y Misao la colocó en el canasto de ropa sucia. Lo mejor sería ese día, no usar bufanda, porque la única que tenía, pertenecía oficialmente a Misato.
Aoshi estaba listo esperándola en la puerta. Abrigo negro, bufanda y hasta un sombrero que le daba un aire bastante varonil, componían su atuendo invernal. Salió con dos paraguas en la mano junto a Misao.
Corría una brisa muy helada y Misao se preguntó si no habría sido más sabio traer la bufanda manchada. Como debía llevar el cabello recogido dentro de su gorra, sentía bastante frío en la base del cuello... asi que intentó cerrarse mejor el cuello de su abrigo. Aoshi observaba al joven con disimulo.
Pronto se quitó la bufanda y se la entregó a Misao.
-Toma, chico... -
-Pero Aoshi... estee... no es necesario... es su bufanda.-
Aoshi se concentró más en el camino al tratar de ignorar las mejillas levemente arreboladas de Misao.
-El cuello de mi abrigo es mucho más alto que el del tuyo. Eso me protegerá. Usa mi bufanda, que no será bueno para tu hermano que te enfermes y tenga que cuidarte él a ti al regresar del hospital. Después pasaremos a renovar tu guardarropa, porque he notado que es bastante escaso.-
Misao obedeció con respecto a la bufanda. Embriagada con el aroma varonil que ésta despedía, no se percató de las palabras de Aoshi de inmediato. Cien metros más allá lo hizo.
-Aoshi, no es necesario para mí disponer de más ropa de la que ya tengo.- Misao entonces pensó que ella tenía todo lo necesario en ropa, aunque pronto cayó en cuenta que la ropa de "hombre" que podía usar de su guardarropa eran tres pantalones, un abrigo, una bufanda verde ya descartada, muchas gorras de béisbol o de lana y dos chalecos, además de una camisa de su padre. La ropa de Kenshin le quedaba en exceso holgada y prefería no usarla.
-Claro que lo es. Misao, supongo que el resto de tu ropa la dejaste en tu casa. Pero te informo, por si no lo recuerdas, que el miércoles es Nochebuena y la próxima semana Año Nuevo. No tengo motivos para celebrar, pero es mi costumbre realizar cenas para mis empleados en esos días y requiero que vayas con ropa formal, al igual que Kenshin, que estará invitado en la medida que pueda ir. Asi que te compraré un terno y si tu hermano no tiene, me ayudarás a escoger uno para él. Tenshi me encargo vuestro cuidado y hacerlos, en lo posible, parte de la familia y mi entorno, y es lo que haré.
Misao suspiró... ella no necesitaba que le remodelaran su guardarropa varonil... no tenía pensado ser un chico siempre... pero un tener un terno no sería tan malo.
-Está bien... te permitiré comprarme un terno. Pero nada más. Aunque si quieres comprar más cosas a Kenshin, te digo que soy su hermano mayor y esa es mi responsabilidad.
-Y te recuerdo que yo soy su tutor legal, y asi como me encargo de pagar su escuela, me encargaré de su ropa.-
Misao se estaba enfadando. Ella era la cabeza de lo que quedaba de la familia Makimashi. Ella se haría cargo de Kenshin. Y se detuvo.
Alzó el rostro.
-Olvídate de eso. Ahora gano un sueldo y ese mantendrá mis gastos y los de Kenshin. Tú bastante haces con mantenernos en tu casa. Pero yo mantendré a mi hermano y te aseguro que cada yen (ya saben, el nombre de la moneda japonesa) que gastes en él o en mí, te será devuelto. Incluso con intereses si lo deseas.-
-Te repito que soy tutor de ustedes dos. Asi que durante los cinco o cuatro meses que nos quedan juntos, según lo estipulado por mi hermano, vuestra manutención es mi responsabilidad. No aceptaré tu dinero bajo ningún concepto.-
-Pues tendrás que aceptarlo... - empezó a enfadarse Misao.-... o de lo contrario, te juro que lo arrojaré al río o lo quemaré. Ya te he dicho que yo me haré cargo de mi hermano.
Aoshi jamás imaginó que Misao fuera un chico tan orgulloso y altivo, si tomaba en cuenta el modo autosuficiente en que lo miraba. De pronto se sorprendió mirándole a los ojos verdes y al sentir algo extraño, desvió la vista. Se dio la vuelta y decidió zanjar el tema, mientras empezaba a caminar.
-Está bien, muchacho. Como quieras. Pero la ropa de fiesta será para ustedes, mi regalo de navidad y eso, no podrás pagármelo.
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Kenshin se alegró mucho al ver a Aoshi y a Misao hacer su aparición. Aunque lo entristeció un tanto ver a su hermana convertido en "hermano". Misao era muy linda y siempre era agradable a la vista observarla.
Kaoru lo acompañaba. Había regresado por la tarde para traerle el tomo que habían comprado de "Rurouni Kenshin" y asi poder leerlo entre los dos.
La chica enseguida se puso de pie al ver al señor Aoshi y al joven Misao hacer su aparición. Se sonrojó un tanto y saludó a ambos...
-Hola, Kenshin. ¿Cómo has pasado la noche?.- preguntó Aoshi interesado.
-Muy bien, gracias... con algunos dolores, claro.- Kenshin no quiso comentar que había tenido pesadillas nocturnas por el ataque y que al despertar siempre Misao lo abrazaba y lo consolaba tiernamente.- Pasé buena noche.-
-Y veo que estás en buena compañía... - mencionó, mirando a Kaoru.
-Estuvo mejor acompañado en la noche, señor Aoshi. Una joven muy bella lo cuidó.- dijo Kaoru, inocentemente, mientras guardaba el tomo de Kenshin en su bolso.
Misao carraspeó un poco, acercándose a Kenshin. Debía desviar la conversación a un terreno menos peligroso.
-Hermano, te he traído algunas de éstas – dijo Misao, sacando más chocolate de entre sus ropas. Algo que Kenshin siempre agradecía... tenía una pequeña confitería bajo la almohada.
-Asi que una novia acompaño a Kenshin, ¿no?- preguntó Aoshi. Él realmente pensaba que Kaoru era su novia.
-Bueno, no sé si la señorita Misato fuera su novia... - respondió Kaoru, mirando con disimulo a Misao que procuraba que su hermano estuviera más cómodo en la camilla. Era un chico sin duda muy guapo. Y atento... y cariñoso... el hombre ideal al parecerse a su papá.
-¿Misato?- preguntó Aoshi muy interesado. Y un tanto apresurado.
-Si... es una señorita muy agradable... - dijo Kaoru.- Y muy bella.- dijo con un tanto de envidia, deseando ser asi de bella al crecer. Ahora debía reconocer que estaba muy delgada.
Kenshin no tenía idea de los pequeños líos del día anterior que había tenido su hermana por su alter ego femenino. Asi que decidió hablar de la bella Misato, porque pensó que Aoshi no debía saber que Misao lo había cuidado en la noche y si él sospechaba que asi había sido, su hermana se metería en líos...
-Su nombre es Misato Maki... ella me cuidó por la noche. Misao le dijo que me cuidara.-
Aoshi se atragantó con un trocito de chocolate que Kenshin le había compartido al escuchar el nombre de la joven...
"Voy a ver a mi novio, que tuvo un accidente".
¿Kenshin y Misato?...
De pronto Aoshi se sintió malditamente jodido por pensar en arrebatarle su joven novia a Kenshin.
-O sea que si es tu novia, ¿no? Por eso vino a cuidarte.- preguntó Kaoru. Misao no podía hablar de la impresión, porque no se le ocurría nada para desviar el tema.
-No, no es mi novia... - dijo Kenshin. De pronto él también se daba cuenta, por la expresión de Misao, que había metido bien la pata.-... es... es una amiga... -
-Si, pero no es del barrio... yo antes no la había visto... y una cara tan bonita se olvida fácilmente.- dijo Kaoru, de pronto intrigada por Misato Maki.
"Totalmente de acuerdo" pensó Aoshi. "Un rostro como ese no se olvida jamás."
-¿Y cuando te darán de alta, Kenshin?- preguntó Misao.
-El lunes, según el médico... mi cabeza está bien y mis huesos pueden terminar de soldar en casa. Pero tendré que venir durante un tiempo a que controlen mis fracturas y luego a un tratamiento de recuperación.-
-Eres todo un hombre valiente, hermano- celebró Misao, dando un golpecito leve a Kenshin en el hombro. Realmente estaba orgullosa de su actitud para defender a una damita como lo era Kaoru.
-Claro que no...- dijo Kenshin, apenado de pronto y sintiendo un tanto de vergüenza.-... sólo pude ganar tiempo dejándome golpear por ellos... yo no podía hacer más por Kaoru, y asi no puedo ser un hombre como dices...si tú no hubieras llegado, Misao, yo no habría servido de nada... -
Aoshi se sintió conmovido por Kenshin. Recordó que Tenshi y él siempre se defendían mutuamente en la escuela si había problemas... y recordó lo mal que se había sentido por no haberle sido útil a su hermano para recuperarse de su enfermedad. De pronto entendía a Kenshin.
-Pero eres un valiente, porque no huiste ni dejaste que la golpearan- dijo Misao, triunfante. –Tal vez no seas bueno para los puños, pero eres más honorable que muchos que los saben usar, como esa tropa de matones que ayer los atacaron. Y por eso siento el orgullo de ser tu hermano.- dijo Misao, abrazándolo.
Kenshin sonrió levemente. Kaoru entonces se acercó y le dio un beso en la mejilla.
-Misao tiene razón. Eres un hombre honorable. Y por eso mi papá quiere conocerte. Y por eso yo también estoy contenta de ser tu amiga.-
Aoshi notó, desde su posición, como la sonrisa de Kenshin se ensanchaba ante el comentario de Kaoru.
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-Asi que Misato es vuestra amiga.- comentó Aoshi, después de dejar a Kaoru en su casa. Ahora él iba sentado como copiloto de Misao, en dirección al centro comercial.
-Er... estoo... claro que si. Una buena amiga...- dijo Misao, pensando rápidamente en inventar toda una historia en torno a su tercer alter ego. Misao se preguntó si lo suyo no sería el teatro...
-Ya veo... bueno... me gustaría conocerla. Invítala a la reunión de Noche Buena en mi oficina.-
Esta propuesta sorprendió a Misao, quien casi se pasa una luz roja por la impresión.
-Yo... creo que ella prefiere pasarla con su familia...- dijo con cierta cautela. Uno nunca sabía con qué podía salir Aoshi.
-Pero es tu novia, ¿no?.-
-No... es decir... Misato es sólo una buena amiga que está de paso por estos lados... -
-Ah, ya veo... es una amiga de tu ciudad natal...-
-Si. Una amiga muy buena.-
-Ya lo creo... nadie va a quedarse una noche completa al hospital por un amigo. Sin duda debe ser especial. Pero si sigue de paso por éstos lados para esa fecha, invítala. Si es tan buena amiga como dices, y está lejos de su casa, se alegrará por pasar esa noche con sus amigos, ¿no crees?-
"Maldito cínico" pensó Misao. Era claro que las motivaciones de Aoshi no iban por el lado de la moral...
-Está bien. La invitaré... pero no le aseguro que ella acepte.- "y no aceptará" se dijo Misao a si misma.
Finalmente llegaron a un centro comercial y entraron a la sección de varones de una tienda de ropa. Misao miró con nostalgia los bellos vestidos de fiesta exhibidos en los maniquíes, mientras se abría paso entre la gente que hacía sus compras navideñas.
Misao se probó tres ternos. Aoshi entonces lo observaba para verificar que se veía elegante.
El último terno era gris muy oscuro, cuya chaqueta se cerraba un poco más arriba que las comunes. El corte era perfecto y Misao se dio una vuelta más para que su tutor diera su aprobación.
-Se ve muy bien... sin duda es ideal... pero... ¿por qué no te quitas esa gorra?... no pensarás llevarla a la fiesta, ¿verdad?-
Misao sintió pánico. No se quitaría la gorra... tendría que adquirir una para la cena de Aoshi...
Pero... no era de buena educación comer con la gorra puesta... Aoshi no le decía nada en casa, pero otra cosa era mantener esa manía frente a los invitados en su fiesta...
-Es mi gorra favorita y por ahora no me la quitaré... - Misao empezó a meditar en la cuestión de cortarse el cabello...
Pero no quería hacerlo. Su padre siempre le decía que su cabello era hermoso y que se le veía muy bonito. Y Misao, con su vanidad propia de mujer, lo había cuidado dejándolo crecer...
-Como quieras, pero en la fiesta tendrás que hacerlo. Ahora que lo pienso, nunca te he visto sin ella. ¿No serás calvo?-
-Claro que no- dijo Misao, dándose la vuelta y entrando al probador a cambiarse de ropa. Ya había escogido vestuario para esa noche. Y el terno que usaría Kenshin estaba empacado dentro de una bolsa de papel verde con blanco.
Aoshi esperó que Misao saliera del probador. Entonces le dijo:
-Buscaré ahora ropa para mí. Si lo deseas, puedes ir por ahí a hacer las demás compras que quieras. Yo te busco o te espero en el auto dentro de media hora, si no te encuentro.-
Misao convino en ello y pronto compró obsequios para Kenshin, la nana y la mamá de Aoshi. Incluso, a regañadientes, adquirió un presente para Aoshi... y algo pequeño y lindo para Kaoru.
Como compró muchas cosas para dama, no pudo evitar admirar nuevamente los vestidos. Observó su reloj de pulsera y notó que aún le quedaban algunos minutos para divertirse a solas, asi que decidió... por qué no, probarse uno de los hermosos vestidos de noche.
Entró al probador con uno y notó que le quedaba un poco flojo de las caderas. Salió para buscar otro vestido...
Una vendedora se interesó en ella y le recomendó otro vestido, que esta vez era de su talla. Misao reconoció que el vestido era más bello que el que se había probado antes, asi que se lo puso y salió del probador para que la vendedora la observara. Se quitó antes las orquillas que mantenían su trenza en su lugar bajo la gorra.
-Se ve perfecta- dijo la vendedora, muy sinceramente, mientras la chica se daba vuelta. El vestido color violeta con una línea bordada que simulaba una enredadera de flores de mostacilla violeta, desde el escote al ruedo, por el lado derecho, le era ideal. Y tan suave...
-Opino lo mismo que la señorita- dijo Aoshi apreciativamente cuando Misao terminó su giro, encontrándose de frente a él. Sintió el rubor subirle a las mejillas mientras él admiraba el modo en que el vestido resaltaba su figura.- Se ve estupenda, Misato.
"Pues yo pienso que soy una completa idiota" pensó Misao al advertir las compras de Aoshi... sin duda también se estaba dando una vuelta por esa sección para buscarle algo a su madre y a su nana. "¿Cómo no pensé antes en esa posibilidad?"
-En mi humilde opinión, difícilmente alguien puede verse mejor con ese vestido. Asi que sugiero que se lo compre.- recomendó Aoshi, sin poder quitarle la vista de encima a la joven. – Y después, podríamos tomarnos el café que no pudimos tomar ayer.-
Misao recordó que aún le quedaba dinero y que le alcanzaba para el vestido. Pero al comprarlo, tendría que volver a ponerse su ropa. ¿qué diría Aoshi si veía a Misato salir del probador vestida como su eficiente chofer para tomarse un cafecito por ahi?
Lo mejor era no averiguarlo.
-Disculpe, señor Aoshi, pero aún no acabo con mis compras y estaré mucho rato más acá. Asi que yo sugiero que no me espere y se retire.-
-Si lo desea, puedo invitar a su amigo Misao para que vea que mi invitación está rodeada de buenas intenciones. Si lo desea, incluso puedo prometer no intentar besarla... -
Misao suspiró de rabia... no podía echarlo a gritos de allí sin parecer histérica, pero... estaba empezando a sentir frío con el vestido puesto y no podía presentarse ante Aoshi vestida de hombre. Ni comprarse algo allí mismo para salir con ello puesto, porque tampoco tenía ganas de gastar en ropa que ni siquiera usaría después, salvo aquel vestido violeta que traía puesto.
"Al menos la próxima vez acéptale el cafecito" le había dicho Tenshi esa mañana.
Si Misao le decía que se fuera, seguro que él la esperaría de todos modos... a un costado del probador para insistir... algo le decía que así sería.
-Está bien... escuche, Aoshi...me reuniré con usted dentro de una hora en la cafetería que está cercana al hospital. Se lo prometo.
Aoshi entonces decidió creerle y salió bastante feliz en dirección a su auto...
Misao en tanto, se metió al probador y en tiempo record se puso la faja en torno a los senos, sus ropas varoniles y se arregló el cabello bajo la gorra. Antes de salir, miró que no estuviera Aoshi cerca.
Y luego pasó por caja a pagar el famoso vestido.
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Aoshi con entusiasmo salió del cuarto de baño listo para encontrarse con Misato en la cafetería. Se despidió de su madre con un beso y encendiendo el auto pronto salía a la calle.
Misao, en tanto, al verlo salir, se puso el enorme abrigo del día anterior y salió diciendo que iba a ver a su hermano. En el camino se quitó la gorra y se desarmó la trenza. Llegó a la cafetería unos minutos después de Aoshi.
-Hola, señor Aoshi.-
-Creo que ayer te dejé en claro que deseo que me trates como Aoshi. Por cierto, tu amigo Misao no quiso venir, pues dijo que iría al hospital... -
-Oh... ya veo... - repuso la joven, pensando que esta vez ella sabía que Aoshi no mentía. En eso se acercó una señorita vestida formalmente y anotó el pedido de Aoshi y Misato.- Supe que Kenshin está mejor.-
-Claro que si. Cuando regrese a casa, puedes visitarlo allá si lo deseas. ¿O volverás a tu ciudad?-
-Creo... creo que si. Debo estar con mi familia para estas fiestas, ¿no cree usted?-
"Claro que no, porque deberías estar aquí, en mi fiesta con ese vestido que te probabas" pensó Aoshi, asombrado de sus pensamientos... otra vez empezaba a sentir ese descontrol en su interior.
-Si aún permaneces por estos lados, ven a mi fiesta. Será la tarde del 24, para comer algo, conversar y recibir regalos. Mis empleados son muy agradables y en ese lugar te sentirás bien. Kenshin y Misao estarán allí.-
Misao recordó nuevamente el problema del pelo... debió cortárselo ese día en la peluquería...
Un momento... si Misato iba a la fiesta, podría ponerse ese vestido y estar con Kenshin igual... le hacía más ilusión estrenar vestido que terno...
Y no tendría que cortarse el pelo...
-Estaré allí durante un rato, Aoshi.-
Los ojos de Aoshi se encendieron levemente...
-La pasaré a buscar a su casa.-
-No es necesario- se apresuró Misao.- ese día tendré mucho que hacer... como le digo, sólo estaré un rato y no sé a qué hora. Mejor déme la dirección de su fiesta y yo sabré llegar.-
-Como diga. Y cuénteme... Misato... ¿cómo se encontraba anoche su novio? Porque supongo que además de ver a Kenshin, anoche le hizo alguna visita a su novio, ¿no?-
Misao necesitaba inventarse ahora algo realmente bueno...
-Sólo estuve con Kenshin... es que... bueno... yo... a mí él me gusta mucho...-
Claro que le gustaba como era... su hermanito...
-Pero él es menor que usted, Misato... - dijo Aoshi con cierta decepción.
Misao decidió tomar una actitud tímida. Acercó su bolso al cuerpo y bajo la mesa juntó sus pies. Incluso bajó levemente la cabeza, como si tuviera vergüenza de algo.
-Lo conozco desde que éramos niños... siempre lo he querido y este tiempo sin él me he dado cuenta que... que lo extraño sobremanera cuando no estoy con él. Sé que le llevo como tres años, pero no puedo evitar sentirme asi. Por eso, ayer, cuando Misao me contó por la tarde que Kenshin estaba mal, no me lo pensé para viajar a verlo... y después, cuando hablé con Misao por la noche y me pidió que lo cuidara por ella, tomé mi decisión. Fue bueno encontrarme con usted, porque usted conocía bien el sector y yo pude llegar bien a mi destino... realmente no me importa lo que piense el resto sobre nuestras edades... yo amo a Kenshin... - Misao incluso suspiró un poco para darle más dramatismo a la historia de amor. Pero Aoshi le tomó una mano...
-Misato... no se tome a mal mis palabras, pero debo decirle que no se ilusione más con ese muchacho... él está haciendo una nueva vida en la que se siente muy bien. Antes nunca se la he oído mencionar y eso que Kenshin me cuenta muchas cosas... incluso me atrevería a decir que él ya está enamorado de alguien más... -
Asi que Kenshin le contaba muchas cosas a Aoshi... pelirrojo traidor...
-... Por eso, Misato... si usted me da una oportunidad para conocerla más... yo podría reemplazar a Kenshin en su corazón... él es apenas un niño aún... en cambio yo podría cuidar de usted.-
Misao levantó la vista para encontrarse con los ojos de Aoshi fijos en ella. El hielo de su mirada se derritió lo suficiente para demostrarle que decía la verdad... Misao optó por una retirada estratégica para su corazón. Y trató de retirar su mano. Pero Aoshi no se la soltó.
-Piénselo, Misato. Por favor.-
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Aoshi insistía en acompañarla hasta su casa, pero Misao decía que no era necesario y que tomaría un taxi. Aoshi le dijo que no, porque él traía el auto...
-Es que visitaré a Kenshin... quiero quedarme con él, por favor, comprenda. No deseo que usted llegue tarde a su casa por mi culpa.-
-En ese caso la esperaré. No es bueno para usted andar sola por las calles a estas horas.-
-Estaré toda la noche... me iré por la mañana... a esa hora no es peligroso.-
Aoshi se sintió realmente dolido por el hecho de que ella prefiriera a un niño que a él... aunque ese niño fuera el estupendo de Kenshin. Su hermanito menor postizo.
-Misato... por favor, no pierda su tiempo en ilusiones infantiles... es común extrañar a los amigos de infancia cuando se van... -
-Kenshin es diferente- insistió Misao. Ya se estaba sintiendo una pervertida por hablar asi de su hermano, aunque fuera una mentirita.
-Está bien... quédese con él. – dijo Aoshi extrañamente exasperado.- Pero antes, una muestra de lo que se pierde no estaría mal.
Esta vez Aoshi, al abrazarla, rodeó también sus brazos, de modo que ella no le pudiera volver a pegar una cachetada. Y se permitió el placer de saborear esa boca que lo traía un poco loco y frustrado desde la noche anterior.
Los labios de Misao, suaves y cálidos, se mantenían inmóviles bajo los suyos, que se movían ávidos, intentando aprovechar cualquier oportunidad de ingresar entre ellos para saborearlos más íntimamente. Pero Misao apenas y se podía mover de la sorpresa primero. Y del coraje y después...
Después de aquellos sentimientos no supo nada más...
Sólo sabía de las ganas que sentía de entregarse al reclamo de la boca masculina y olvidarse de que ella era su chofer, su hombre de confianza... de sus motivos para ser un chico ante él...
Porque ella era mujer, ¿no?
Y él un hombre...
Que por cierto... maldito sea, besaba bien... muy bien.
Aoshi gimió levemente cuando el ingreso a esa boca le fue permitido. Mordió el labio inferior de la joven y sintió como se estremecía entre sus brazos...
Y después vio todo negro...
Cuando una fuerte rodilla hizo impacto con su entrepierna.
Segundos después, Misato, de pie ante él y con los brazos en jarras, le miraba desafiante.
-No soy mujer que se deje convencer por esas tretas suyas. Olvídese de que existo y váyase al demonio.-
La joven se dio la vuelta para correr al hospital. Aoshi pensó, por un momento, que la joven era tremendamente orgullosa y hasta arrogante.
Durante un instante tuvo la idea de que una parte de su mente intentaba decirle algo, pero no pudo precisar qué. Sin embargo, corrió tras Misato y la jaló de un brazo, logrando volverla hacia él.
-Desde luego que me iré al demonio. Pero sólo con usted.- dijo, antes de volver a besarla, sin importarle recibir otro golpe de regalo. Ella había herido su orgullo y él no era hombre que dejara los desafíos así como así.
- Y yo solo me iré con Kenshin- dijo Misato, volviendo con dificultad el rostro y dejando a Aoshi paralizado al interrumpir el beso y pronunciar esas palabras.
Entonces, el hombre la soltó y a grandes zancadas, se dirigió a su auto.
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Kaoru observaba su traje de fiesta. Aoshi la había invitado a una reunión en su empresa de Diseño Publicitario. La chica pidió permiso a sus padres y éstos aceptaron de buena gana. Aoshi y Misao habían prometido pasar a dejarla temprano para celebrar con ellos la cena de Noche Buena.
Se colocó la blusa y la faldita larga. Se veía realmente bonita y muy mona, según su papá. Pero le prohibió estrictamente traer algún nuevo novio a su casa esa noche. Aunque ella pensaba que jamás sería tan hermosa como su mamá, al ver a Kenshin y Misao, tan varoniles con sus ropas formales, quienes no le dedicaron ni una sola mirada de admiración.
Kaoru se acomodó entre Kenshin con su brazo izquierdo enyesado, y Misao. Al lado de éste iba la nana y la madre de Aoshi lo acompañaba en la parte delantera del auto. Asi que la jovencita iba bastante sonrojada.
Aoshi en tanto se preguntaba si iría Misato a la fiesta. Se moría de ganas por verla y ella se lo había prometido, ¿no? Claro que había que reconocer que se despidieron en malos términos la última vez que se vieron.
Aoshi tomó a su madre del brazo para ingresar a la sala de reuniones de su empresa. Misao tomó el brazo de la nana y Kenshin le ofreció su brazo bueno a Kaoru para entrar a la reunión. La jovencita le sonrió y le comentó que ese día él tenía que conocer a su papá.
Aoshi se subió al pequeño escenario improvisado en la sala y, acompañado de su madre, agradeció a la concurrencia la asistencia y le pidió divertirse el resto de la tarde. Luego les deseó feliz navidad a todos y fue ovacionado y aplaudido por sus empleados. Misao notó que todos apreciaban genuinamente a Aoshi. A pesar de ser tan reservado con ellos y estricto, era también respetuoso y comprensivo con ellos.
Una hora después, al empezar la cena, Misao se excusaba con Aoshi, diciendo que se sentía mal y que deseaba volver a casa. Que se iría en taxi para dejarle el auto. El hombre la miró con cierta compasión y algo de desapruebo en los ojos, pero no podía ponerse al pedido de Misao, asi que le concedió permiso para retirarse. Y en cuanto Misao notó que nadie la veía, ingresó a los baños de la empresa, en el nivel inferior y se cambió de ropa gracias a un bolso que había preparado allí el día anterior. Y de peinado, dejando caer la hermosa cascada azabache por su espalda.
Porque ni loca se cortaba el pelo.
Luego subió y llegó tan sonriente a la reunión, agradeciendo la calefacción que le permitía usar su vestido sin tener que ocultarlo con algún abrigo.
Kenshin se quedó con la boca abierta al observa a su hermana. Y muchos de los presentes por motivos mucho menos nobles que la admiración hacia la belleza de Misao. Kaoru, en cambio, se sintió enseguida disminuida ante la recién llegada, quien se acercó a ellos saludándoles amablemente y dándole a Kenshin un beso en la mejilla.
Aoshi pensó con desagrado que su plan no estaba funcionando, porque la idea era que Misato notara lo acaramelado que podía estar Kenshin con Kaoru. Desgraciadamente para él, la pareja que él deseaba formar era aún demasiado joven y sólo hablaban de la escuela, la serie de Rurouni Kenshin y la música del momento...
-Recuerda el plan.- le dijo Misao a Kenshin al oído. Habían acordado que él estaría con ella tan meloso como pudiera en la fiesta. Y ella le había prometido a cambio contarle de qué iba la cosa una vez en casa.
Kenshin se dio el trabajo de presentar Misato a su nueva familia tutora. Fue asi como la nana y la madre de Aoshi pronto saludaban a la joven y la invitaban a la casa. El pelirrojo también presentó a Misato ante Aoshi.
Kaoru en tanto se sintió un tanto fuera de lugar. Todos los presentes eran adultos y ella... la chica supo que Kenshin no se acordaría de ella en lo que quedaba de tarde, asi que se fue a sentar por ahí a comer pasteles.
Kenshin en tanto tenía la misión de no soltar a Misao en toda la noche, de reírse a carcajada limpia ante algún comentario ocurrente de ella y demostrarle a Aoshi que si estuviera en edad, Misato sería su esposa. Tenshi había escuchado todo el plan, pero no le había hecho gracia alguna.
-Misao... no lo hagas. De lo contrario, jamás podrás revelarle quien eres realmente.-
Pero Misao no escuchaba a su amigo. Y Kenshin le decía a Tenshi que no podía negarle ayuda a su hermana.
Tenshi estaba muy frustrado, porque nada estaba saliendo como él quería... bueno, en realidad si, pero de manera muy torcida. En fin, que el fantasmita optó por divertirse un poco, ver viejos amigos e ir a la fiesta de su hermano.
La música no tardó en aparecer y las parejas pronto invadieron la pista. Kenshin sacó a bailar a Misato en cuanto notaron que Aoshi se dirigía hacia ellos.
Aoshi entonces notó a Kaoru sentada en un rinconcito, mirando tristemente a la concurrencia. La niña pensaba que ese no era su lugar. Su lugar estaba entre los chicos, sus amigos, aceptando desafíos o jugando al béisbol. Allí donde era una más del grupo y nadie la hacía sentirse el patito feo porque era un chico más.
Por eso no le gustaba estar con sus amigas. Siempre la trataban de convencer de que debía maquillarse o comprarse vestidos cortos. Pero Kaoru se consideraba aún muy niña para labiales y sus rodillas siempre cubiertas con venditas adhesivas le daban un poco de vergüenza.
Aoshi entonces se sintió culpable al notar la soledad de su joven invitada por culpa de su fallido plan infantil. En un momento, ella salió corriendo del lugar. Y Aoshi la siguió.
La niña no podía soportar la presión y se sentía culpable por no ser tan bonita como su papá decía. Estaba llorando y una mano en torno a su bracito detuvo su carrera a la salida.
-Prometí a tus padres llevarte a casa y es lo que haré.- le dijo Aoshi, arrodillándose para estar a su altura.
La expresión de Kaoru era bastante desolada y Aoshi se sintió bastante más maldito que antes.
-Mi papá siempre dice que soy bonita, pero sólo lo dice porque no conoce a las otras niñas, ni a Misato... - dijo la jovencita entre sollozos.-... a las otras niñas todo el mundo las encuentra interesantes y a mí no... sólo me miran y dicen que es una lástima que no me parezca a mi madre y ningún chico me saca a bailar... y yo... yo me quiero ir a mi casa... al menos allá me quieren y me dicen que soy interesante... -
Aoshi extrajo un pañuelo de su bolsillo. Limpió la cara de la chica con cuidado y le peinó el cabello con los dedos cuando ella se desarmó la trenza que le había hecho su madre.
-Es extraño que digas eso, Kaoru... porque yo pienso que también eres muy linda. Tal vez no eres igual que tu madre, pero te aseguro que serás tan bella como ella. Además... te estaba buscando para pedirte que bailaras conmigo. ¿Pero sabes? Tenía miedo de que me rechazaras porque soy muy alto para ti... ¿no crees? Y sin embargo, Kaoru, me muero por bailar contigo. ¿Me aceptas?-
Kaoru le sonrió a Aoshi desde sus ojitos azules.
-¿Ves que eres bonita? Tienes unos ojos incomparables. Vamos a bailar. Quiero que los demás me envidien por tener tan linda pareja... -
Kenshin y Misao, quienes habían seguido a Aoshi y Kaoru al salir, escucharon la conversación. Y se retiraron de regreso a la pista de baile. Kenshin pensaba que Aoshi era un tipazo y que si no fuera por la promesa que había hecho a Misao, él hacía rato que hubiera sacado a Kaoru. Misao en tanto pensaba que Tenshi tenía razón y Aoshi era un tipazo.
Y esta idea le alegró bastante el día.
Pronto Aoshi hacía su entrada triunfal con la jovencita Kaoru y bailaba con ella. Muchos padres de familia le pidieron a Kaoru bailar con ellos y todos le comentaban que ella era tan bonita como sus hijas.
Y Kaoru perdía su timidez y les hablaba como toda una damita, demostrando ante ellos su madurez y simpatía, siendo halagada por ello.
Y esa tarde, ella fue la reina indiscutida
Kaoru miraba a Aoshi y le agradecía sus palabras. Aoshi entonces le acariciaba la cabeza y le presentaba un obsequio para ella. La jovencita entonces sintió una mano sobre su hombro.
-¿Bailarías conmigo, Kaoru? Tengo un poco de yeso en el brazo, pero no creo que sea problema.
Kaoru entonces decidió concederle a Kenshin el último baile, porque estaba cansada y quería volver a casa con sus regalos y sus muchas flores.
Misato pronto fue asaltada por Aoshi y aunque no lo reconocía, se moría por bailar con él.
Tenshi decidió vengarse entonces con Misao por no hacer caso a sus sabios consejos, asi que se acercó al equipo musical y puso una balada bien romántica. Incluso se dio la maña de descomponer un poco las luces, logrando una bonita semioscuridad. Luego se puso detrás de Misao y la empujó lo suficiente para darle oportunidad a Aoshi de estrechar más su abrazo.
Misao con fastidio escuchaba la risotada de Tenshi y se decidía a hablar con una médium para pedirle una fórmula que le permitiera patear a un fantasma. Aoshi, en cambio, de pronto pensó en su hermano y de alguna manera supo que Tenshi estaría feliz con su situación... porque recordó una treta que usaban en su adolescencia que era la de empujarse mutuamente para apretarse más a las chicas que les gustaban y en ese momento Aoshi sonrió pensando en su hermano.
Kenshin por su parte, agradecía la oscuridad que ocultaba el rubor de su mejilla derecha, pues la izquierda la había cubierto con una venda color piel para que no se notaran los puntos que llevaba en ella. Los médicos le habían advertido que le quedaría una marca a lo largo del rostro...
Pero es que era tan rico tener a Kaoru abrazadita a él. La jovencita estaba realmente cansada, asi que no vio problema en apoyar su cabeza en el hombro del pelirrojo. Kenshin se lamentó tener un brazo menos con el cual abrazar a la niña, pero ella al menos lo abrazaba por la cintura. Kenshin sonrió... era su única amiga... era la única joven que se acercaba a él en la escuela.
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Fin acto seis
Octubre 22, 2004.
Notas de Autora.
Soy capaz de estar tres días seguidos sin dormir. Lo descubrí hace poco preparando diversas tareas.
Mis disculpas esta vez por no poder agradecer debidamente vuestros reviews... estoy cansadita y aun necesito reponer sueño. Los quiero mucho.
Gracias, gracias, gracias a Marie Shinomori, Pau, Dark Shadow, Mer, Justary san, Cristal dono, Mikomi Shinomori, Giuliana, Shezaei Neko, Naoko L-K, Sumire chan, Mari, Misao Shinomori Aoshi, M.S. Aráis Sumeragui, Blue Ningyo,
¡¡¡Un besote!!!
