Capitulo 11: "Cuida de Kagome"
Volteó cuando oyó la puerta que daba a su habitación abrirse, encontrándose con un hombre que resultaba ser uno de los que siempre lo acompañaba…
- Hoy iremos a Osaka.- mencionó Naraku sonriéndose para si mientras el hombre con una reverencia asintió a su orden y se volteo hacia la puerta por donde salio…
…
La mañana era fresca con el distinguido ambiente que te señalaba que era un día de clases, algo malo para cierta chica que comenzaba a despertarse a causa de los rayitos molestos que se asomaban entre las cortinas que dejo abiertas la noche anterior. Kagome se sentó sobre su cama tan pronto el reloj que tenia a su lado toco la alarma, la que apago de inmediato y se levantándose con rapidez comenzó a alistarse para ir a la escuela, recordando que no muchas veces se quedaba dormida.
Terminada de vestirse bajo las escaleras mientras peinaba su largo cabello con rapidez, no como otras veces que se daba el lujo de sentarse y peinárselo con delicadeza, ahora era tarde, al menos para preparar el desayuno… Entro a la cocina, prácticamente corriendo, asustando a los presentes: su abuelo sentado en la mesa e Inuyasha con un vaso de cristal lleno hasta la mitad de leche…
- ¿Qué te sucede?- pregunto un Inuyasha sorprendido, pero Kagome no respondió, se limito a hacer el desayuno.
Cuando termino de poner los panes dentro de la tostadora, se volteo hacia Inuyasha quien levanto una ceja como preguntándole: "¿Qué quieres?"
- ¿Qué deseas para desayunar?- pregunto Kagome a la vez que le mostraba una sonrisa, algo divertida debido a la cara que puso Inuyasha.
- Nada…- respondió el joven y prosiguió a caminar a la salida de la cocina por donde desapareció de la vista de Kagome.
La muchacha dejo escapar un pequeño suspiro de derrota, simplemente era un caso perdido… su pecho se oprimió cuando el pensamiento seguido hizo presencia en su mente¿Acaso no confiaba en ella? Con una pequeña sacudida de la cabeza, esfumo el molesto pensamiento, dedicándose a terminar sus deberes para emprender su carrera a la escuela.
Inuyasha que estaba sentado en el sofá, pasando canales sin ningún interés en ver algo, pasando con el objetivo de distraerse un poco, solo que su plan no daba buenos resultados… fijo sus ojos en la silueta que con gran apuro se coloco los zapatos escolares y luego desapareció por la entrada al mundo exterior. Sentado en el sofá, estiro su cuerpo y esta vez si se concentro en ver los canales, para él aburridos, que estaban dando a esas horas de la mañana. Aunque quisiese irse a su cuarto, acostarse en su cama y dormir placidamente a esas horas en las que normalmente los adultos dormían, sabia que no lograría conciliar el sueño…
Luego de que no lograse encontrar nada interesante para ver en los programas que propiciaban todo ese montón de canales, se levanto del sofá primero apagando la televisión y camino a la cocina, sintiendo en el camino como su estomago rugía, clamando por la comida que se negó a aceptar de Kagome, pero no pudo evitarlo… cerro los ojos, en ese momento no tenia hambre. Entro a la cocina para encontrarse con un Myoga leyendo el periódico, que cuando lo escucho levanto la vista sobre el papel para fijarse en el… De alguna forma comprendió lo que intentaba decirle con aquella mirada, quería hablarle… Suspiro y se acerco a el sin remedio, pero no se sentó… después de todo, no estaba seguro de que el anciano quisiera hablarle de algo…
- Inuyasha, por favor siéntate.- le pidió sonriendo, dejando a un lado el periódico para comenzar aquella platica.
Entonces si tenía razón, dio un nuevo suspiro y se sentó en la silla más cercana, para después mirarlo con paciencia, esperando que comenzara a hablar.
- Quiero hablar de Kagome.- comenzó para la sorpresa de Inuyasha que sin notarlo, levanto una ceja por la curiosidad de saber de lo que exactamente quería hablar el. – Bueno… es que…-
En ese instante se vieron interrumpidos por el sonido del molesto teléfono, alguien llamaba e Inuyasha tenía una pequeña idea de quien podría ser. Se levanto de la silla y camino hasta el pasillo en busca del teléfono que con insistencia sonaba y decidió ponerle en altavoz.
- Familia Higurashi.- respondió con voz neutral observando el aparato.
- ¡Inuyasha!- prácticamente grito Miroku desde el otro lado, sintiéndose aliviado cuando oyó su voz despreocupada, suponiendo que aun Naraku no había llegado a el.
- No tienes que gritar.- le regañó aunque sin alzar la voz demasiado como en otro momento pudo haberlo hecho, de alguna forma, la voz de su amigo sonó extrañamente preocupada y angustiada.
- Lo siento, llame para saber cómo estabas.- dijo sonriendo mientras hablaba, tras el Sango intentaba escuchar de lo que hablaban, se sentía preocupada desde que Naraku llego, pero la sonrisa de Miroku la calmo un poco¿seria que todo andaba bien?
- Pues como ves… estoy bien¿por qué?- contesto.
- Por nada.- miro a Sango que estaba pegada a su espalda, sus ojos se mostraban preocupados, le dedico una sonrisa para calmarla y ella le respondió con otra. – ¡Ah! Inuyasha…- agregó de pronto acordándose de lo que acordó hace rato con Sango.
- ¿Qué?-
- ¿Puedo pasarme hoy por allá?- pregunto y es que por así decirlo extrañaba mucho a su amigo, aunque también estaba preocupado por Naraku y necesitaba asegurarse de que se encontrara bien.
- Como quieras.- se limito a contestar con ello haciendo sentir a Miroku como si le diera igual que fuera o no.
- ¿Acaso no me extrañas?- se quejo e Inuyasha miro el aparato con un semblante frío.
- Adiós Miroku… tengo cosas que hacer… te espero…- y sin darle la oportunidad a Miroku de despedirse, colgó y volvió con Myoga.
Apenas comenzó a decir "Adi…" cuando oyó el sonido que le notificaba que Inuyasha había cortado la llamaba sin permitirle que se despidiese¿acaso esa era una costumbre? Sonrió levemente y dejo con suavidad el teléfono en su lugar. Se volteo para encontrarse con Sango que con ansias que se reflejaban en sus ojos, esperaba que le contara de lo que habían hablado.
- Aun no ha pasado nada…- le dijo con una sonrisa leve como único método para calmarla, acompañando aquello con una suave caricia con su mano en la mejilla derecha de ella. – Iré a Osaka ahora mismo, tengo un presentimiento…- agrego y Sango asintió con seriedad, dándole su aprobación.
Inuyasha se sentó en la silla, sin retirar sus ojos de la cara de Myoga que sonreía no solo por lo que iba a decir, sino también por la conversación que acababa de escuchar, la conversación que confirmaba que Inuyasha no estaba tan solo en este mundo como el muchacho creía.
- ¿Y bien?- dijo Inuyasha impacientado, el ceño fruncido, mirando al anciano con un dejo de desconfianza.
- Oh… de acuerdo…- a pesar de que quiso mantener su sonrisa, se vio forzado a que se desvaneciera, pues la seriedad del asunto le pedía que así fuera. – Últimamente he tenido sueños bastante raros.- comentaba mientras Inuyasha lo escuchaba con atención. – No puedo contarte de ellos, pero tengo que asegurarme de que el día en que yo no este… Kagome no esté sola.-
- ¿Y eso que tiene que ver conmigo?- pregunto con rapidez Inuyasha, sin darle oportunidad al anciano de continuar, este rió con brevedad y continuo.
- Antes de que Kagome te conociera, la veía de vez en cuando deprimida… llegaste y el brillo en sus ojos es diferente.- Inuyasha levanto una ceja nuevamente considerando en sus adentros que aquel viejo estaba demente como para hablar de esa manera¿Qué brillo y que nada? Definitivamente esa era la vejez que le hacia ver cosas como esas. – Es por eso que quiero que cuides de Kagome.- concluyo y lo miro a los ojos esperando una respuesta, pero tan pronto Inuyasha analizo las palabras (que no fue lento) se levanto con rapidez de la silla, los ojos bastante abiertos, mirando a Myoga como preguntándole¿Qué te pasa?
- ¡Esta loco!- pregunto casi en un grito, como regañándolo por lo que creía que era una estupidez¿Cómo se atrevía a pedirle semejante cosa¿¡Qué no veía que el tenia su vida y Kagome la suya!
- Lo siento.- se disculpo el anciano, inclinando la cabeza por un momento, la expresión que siempre mantenía en su rostro había desaparecido por completo, dando paso a una expresión que causaba lastima, al menos para Inuyasha y no se dio cuenta. – No quiero que ella se quede sola… aun le falta mucho por aprender… hay cosas que no se como enseñarles y creo que tu eres el indicado para enseñarle.- agrego con tristeza ante la notable negativa de Inuyasha. – No sabe depender de si misma… desconfía demasiado de si misma, pero confía demasiado en los demás.- concluyó.
El silencio se produjo luego, Myoga continuo con la cabeza baja, comprendiendo que era inútil intentar cambiar la opinión de Inuyasha y este aun parado, solo que esta vez recuperando su porte, miro al anciano con seriedad, pero sintiéndose culpable de su tristeza desde el fondo.
Sin darse cuenta ya estaba analizando la situación, en su mente se hizo la imagen de una Kagome, vestida con su uniforme de escuela dándole la espalda, sola en medio de toda la gente a quienes no le dio importancia… de pronto sintió una extraña sensación de querer estar con esa Kagome. Recordó entonces cuando estaba en problemas con aquellos muchachos en la escuela, como no pudo defenderse de ellos y el la defendió…
- Lo pensare…- fue lo que salio espontáneamente de sus labios, sorprendiendo a Myoga que con los ojos abiertos lo miro, entonces Inuyasha se percato de que le dio esperanzas al anciano y se volteo tratando de huir, buscando algo que pudiera comer en la cocina, pues para eso vino.
- Te agrada mi nieta¿cierto?- dijo de pronto Myoga con un tono que le recordó a Miroku, haciéndole sentir furioso en ese momento, pero se helo por completo quedándose quieto hasta que agrego: - Creo que caí en lo cierto- y rió divertido.
Inuyasha se volteo con rapidez, su cara colorada, tal vez de vergüenza o de enojo, no importaba, lo que le enojaba… o avergonzaba era las estupideces que estaba diciendo.
- ¡Cállese anciano, no es lo que cree!- le regañó molesto aunque para su mala suerte, aquello no fue suficiente como para detener el pequeño juego que estaba comenzando a montar el anciano que continuo riendo a lo bajito de forma cómplice.
- No te preocupes, no le diré nada.- agrego e Inuyasha lo miro indignado con una cara que había adoptado un color rojo intenso. – No tienes que sonrojarte.-
- ¡Cállese!- grito mientras se acercaba a la nevera donde encontró una pequeña nota escrita con una letra conocida, la tomo entre sus dedos y la leyó:
"Inuyasha:
Si te da hambre en el microonda deje onigiri.
Kagome"
Así que le dejo algo de comer después de rechazar su ofrecimiento en un principio… dejo escapar un suspiro que venia acompañado de una sonrisa.
…
Aunque estaba escribiendo todo ese montón de palabras que cubrían toda la pizarra verde, por así decirlo, sin dejar un espacio vacío, su mente viajaba en otro mundo, pensando en diferentes cosas, algunas sin sentido y otras si… como por ejemplo, Inuyasha que cada vez estaba adueñándose mas de sus pensamientos, algo muy raro para ella pues nada similar le había sucedido anteriormente… De pronto algo extraño en el interior de su cuerpo, de un origen desconocido, provoco que sus dedos se aflojaran y su lápiz cayera sobre la libreta… era como una punzada en el corazón… trago con dificultad mientras tomaba su lápiz, salvándolo de caer al suelo a la vez que rodaba. Miro su lápiz con una expresión de preocupación en sus ojos, preguntándose que fue aquello que acaba de sentir…
- ¿Acaso es un presentimiento?- se pregunto.
…
Coloco el plato donde Kagome dejo los onigiris en el fregadero para que después ella se encargara de lavarlos, se giro y camino hacia el pasillo cuando tocaron la puerta levemente, la imagen de Miroku sonriendo, dispuesto a molestarle fue lo primero que llego a su mente y mirando a la puerta con el ceño arrugado, mirándola con total desconfianza se acerco y la abrió… Apenas había entreabierto sus labios listo para lanzarle una amenaza a Miroku, pero se callo de inmediato y el mundo que hasta ahora comenzaba a dejar de ser gris, se derrumbo por completo cuando sus ojos dorados se posaron sobre el rostro de quien menos quería ver…
Naraku sonreía satisfecho por la reacción que le propicio Inuyasha, fijo sus ojos rubíes, gélidos… en los dorados de Inuyasha, cuyo brillo se había esfumado dejando solo las pupilas negras, debido a un miedo que nunca conoció con el¿Por qué le temía ahora? Sin esperar mucho, dio un paso para entrar… Inuyasha retrocedió de inmediato, alarmado, sin lograr producir palabra alguna, el nudo en su garganta era demasiado en esos momentos…
- Fuiste muy malo… ¿Por qué te escapaste?- decía mientras caminaba, pero con cada paso Inuyasha seguía retrocediendo hasta que se detuvo y entonces su sonrisa se desvaneció, su mirada se torno fría. – Aun no he terminado tu castigo¡Por tu culpa Kikyo se mato!- agrego prácticamente gritando.
- ¡Por qué no me dejas en paz!- le pidió Inuyasha angustiado, sintiendo como temblaba ante Naraku y de nuevo se pregunto… ¿Por qué temblaba?
- Nunca.- fue lo dijo Naraku. – Vendrás conmigo… se acabo la libertad que no mereces…- ordeno y solo se giro un poco cuando…
- ¡NO ME IRÉ CONTIGO!- grito Inuyasha muy decidido, cuando entonces llego Myoga apoyado de su bastón, demostrando que estaba alarmado… Miro a los presentes esperando una respuesta que no le fue dada. - ¡Anciano váyase!- le ordeno Inuyasha sin embargo… con los ojos muy fijos en lo que podría hacer Naraku y su temor se aumento cuando una sonrisa cínica se asomo en los labios de Naraku.
- Con que este es el anciano con el que vives… Myoga¿no?- comento para la sorpresa de Inuyasha cuyo temor comenzaba a reflejarse, pues su cuerpo temblaba increíblemente siéndole imposible ocultarlo frente a Naraku, cuya confianza era ahora mayor al verlo temiéndole. – Supongo que su nieta esta en la escuela¿me equivoco?- ahora si que sus ojos no pudieron abrirse debido a la sorpresa y el terror, ambos mezclados… temía por la vida de ellos.
- Déjame… vete…- le pidió Inuyasha como única respuesta, sabiendo en el fondo que pedía lo imposible.
- Lo lamento, pero bueno…- saco de la parte trasera una pistola que estaba aguantada por el pantalón que usaba y la extendió a Inuyasha que no le importaba que lo matara, se irguió frente a el, sorprendiéndolo aunque no lo demostró… y el joven espero a que lo matara de una vez para terminar su maldita existencia. – Je… eres valiente, pero no…- murmuró con una sonrisa escalofriante, Inuyasha sintió un escalofrió recorrerle toda la espina y su temor se hizo realidad cuando Naraku desvió la pistola a otro punto: Myoga. – Este será tu castigo por haberte escapado.-
- ¡Naraku no…!- antes de que le diese la oportunidad de negociar con el, ya la bala estaba en camino al pecho del anciano que no comprendía nada, ni el porque le habían disparado. - ¡Myoga!- grito Inuyasha en un susurro, mirando con horror el cuerpo en el suelo.
- Bueno…- hablo como si nada hubiese pasado, guardo la pistola y se irguió mirando a Inuyasha con seriedad, aunque sus ojos sonreían satisfechos. – Con esto te demuestro que no juego… volveré por ti, ahora ocúpate del cuerpo.- se giro ahora sonriendo como sus labios le permitían y camino entre sus hombres que le concedían el paso.
La puerta se cerró e Inuyasha se arrodillo al lado del cuerpo que con dificultad respiraba, tomo la cabeza del anciano cuyos ojos se abrían lentamente.
- Lo siento… no quise…- se disculpo Inuyasha en un hilo de voz.
- No… no te preocupes…- sonrió. – Cuida de Kagome.- fueron sus últimas palabras antes de dar el último respiro.
- Oye viejo, despierte…- le pidió Inuyasha cuando no oyó que respiraba, comenzando a ponerse histérico, esperando que lo que estaba pensando fuese solamente eso mismo… un pensamiento negativo. Dio varias palmadas al rostro de Myoga. - ¡No puede morir¿¡Cómo le explicare a Kagome!- prácticamente gritaba en su ataque de histeria cuando la puerta se abrió dejando ver una figura que observo sin expresión.
- ¡Llegue!- fue lo que dijo sonriendo alegremente antes de percatarse de la situación, apenas sus ojos se posaron en el cuerpo y la sangre que estaba saliendo, los abrió sorprendido. - ¡Por Kami¿Qué sucedió?-
- ¡Solo ayúdalo!- fue lo que dijo Inuyasha dejándole paso a un Miroku que lo primero que hizo fue tomarle el pulso para ver si seguía vivo. – Llego Naraku y le disparo como venganza por haberme escapado.- le explico mientras el muchacho revisaba el pulso buscando en vano vida… se sintió mal por el… - Sigue vivo¿verdad?- agrego y Miroku lo miro con tristeza antes de bajar la cabeza.
- Lo siento…- Inuyasha negó levemente la cabeza, los ojos abiertos mirando casi hipnotizado al difunto… a Myoga.
- ¡No puede ser¿Cómo le diré a Kagome?- decía desesperado a la vez que caminaba de un lado a otro, pasando con mucha frecuencia la mano por el cabello.
Entonces Miroku se levanto, mirándolo con seriedad, pero a la vez con tristeza, esperando a que Inuyasha se volteara y lo hizo solo para lanzarse sobre el, tomándolo con fiereza de los brazos, respirando agitado. Desvió sus ojos en la mano de Inuyasha que agarraba su brazo izquierdo y luego los enfoco en sus ojos dorados, mirándolo sin expresión.
- ¡Kagome estará…!- grito antes de que Miroku abriera la boca.
- Lo siento.- fue lo que dijo deteniendo las palabras de Inuyasha, que lo soltó para mirarlo confundido¿Por qué se disculpaba? – Yo sabía que Naraku venía para acá.- confeso mirando a un punto cualquiera en el suelo, algún otro lugar que no fuera los ojos de Inuyasha, se sentía tan avergonzado y de alguna forma culpable.
- ¿Qué dices?- pregunto sin dar crédito a lo que sus oídos le decían, esperaba que lo que Miroku le estaba diciendo fuera una broma, pero…
- Yo fui quien le dijo donde estabas.- apenas termino sintió un fuerte golpe contra su mejilla haciéndolo caer inevitablemente al suelo, pero no protesto. Se sobo la mejilla adolorida mientras mantenía la vista inclinada.
- ¡Por qué no me dijiste!- pregunto cegado por la ira, sus ojos destellaban un brillo que reflejaba su rabia, sintiéndose de alguna forma traicionado por Miroku y al no recibir una respuesta inmediato por su "amigo", se inclino hasta este, extendiendo su mano al cuello de su camisa, tomándolo luego con fuerza para acercarlo a si misma, para que lo viera a los ojos.
- Me amenazó.- fue lo que dijo luego de ver lo furioso que estaba, se quedo quieto, mirándolo directamente a los ojos, dispuesto a tomar el castigo que Inuyasha le pudiera propiciar, quien dejo ir el agarre para esconderse tras sus flequillos.
Luego de un poco tiempo, sin mover un solo músculo pudo darle la orden o mas bien le pidió a Miroku que llamase a la policía mientras el intentaba reflexionar. Se dejo caer al suelo, sentándose con las piernas cruzadas para buscar una forma, una manera para decirle a Kagome lo que había sucedido. De solo imaginarse el rostro que pondría se le oprimía el pecho y sin darse cuenta empuñó con fuerza su mano prometiendo vengarse de Naraku.
- Ya llamé, Inuyasha.- menciono Miroku deteniéndose a un lado de su amigo, viéndolo con tristeza desde su posición, sintiendo como ahora se encontraba en un difícil dilema que sabia que le tocaba a él hacerse cargo.
- Arigato…- se levanto con dificultad, usando como ayuda la pared y con las manos dentro del bolsillo salio afuera a tomar un poco aire que refrescara sus pulmones, pero en lugar de eso se le fue por completo cuando sus ojos ahora abiertos se encontraron con la silueta femenina que lo observaba con una sonrisa enorme en su rostro, inconciente de lo que había sucedido y aquello le dolió.
Extrañamente tras que el timbre de su escuela sonó, lo primero que su mente le dijo fue algo así como: "Corre" Sentía un muy mal presentimiento que la llevó incluso a hacerle caso a su mente, así que corrió como sus piernas le permitieron, sin darle oportunidad a despedirse de sus amigos y entonces se detuvo cuando vio a Inuyasha salir de la casa, sonrió espontáneamente sintiéndose feliz de verlo, pero sus ojos parecían que no estaban feliz de verla. ¿Por qué? Aun así siguió sonriendo mientras se acercaba, hablándole, preguntándole si comió lo que le preparo, pero el parecía estar en otro mundo, mirándola con los ojos abiertos, con una mirada que no comprendía…
- ¿Qué te sucede?- consulto con seriedad viniéndole de inmediato el presentimiento¿acaso era real?...
- Lo siento…- se digno a decir bajando la cabeza con un dejo de vergüenza, de dolor, nuevamente sintiéndose avergonzado y Kagome llevo a su pecho una mano, su corazón latía con velocidad, temiendo lo peor y no se percato de que comenzaba a temblar de solo imaginar que algo malo había sucedido.
- ¿Qué pasa?- pregunto tratando de conservar la calma, algo que no logró, pues Inuyasha se percato. Levantando la mirada, colocándola sobre sus ojos, la observo con tristeza…
- Un hombre llamado Naraku… vino por mi… y como método de castigo… le disparó a… a Myoga…- dijo con la voz lenta y pausada, como si aquello pudiera amortiguar el dolor que podría causarle a Kagome, logrando solo inquietarla mas y tan pronto termino la dolorosa noticia, la muchacha dejo escapar un grito ahogado, soltó su mochila la cual ahora no era importante y corrió a la casa, pero Inuyasha la detuvo agarrándola de la muñeca. – No pudimos hacer nada…- murmuró con la voz entrecortada, apagando las esperanzas de Kagome a quien se quedo observando, esperando su reacción para entonces decidir que hacer por ella.
Lo que nunca se espero es que, por así decirlo, se desplomara por completo, dejándose caer al suelo para llorar sin vergüenza, ahora sin familia… Se quedo de pie mirándola con tristeza, sin saber que hacer, sintiéndola débil, frágil en ese momento y terminó por optar una decisión a la que no le importo razonar. Se arrodillo junto a ella y la atrajo con delicadeza hacia a el, ofreciéndole un abrazo que le resulto calido, protector, que la hizo pensar que no estaba sola como creyó que estaba ahora que… entonces dejando que su cabeza cayera sobre el pecho tan cómodo de Inuyasha, sollozo sin miedo, aferrándose a el con fuerza, temiendo a que la abandonara, sin saber que la intención de Inuyasha no era esa… ahora se limitó a abrazarla hasta que ella se cansara.
…
Salio de la habitación cerrando la puerta con delicadeza para no despertar a la muchacha que dejo acostada en su cama tras haber llorado por tanto. Levantó la cabeza lentamente y se encontró con los ojos azules de Miroku, que lo miraban con seriedad, de alguna interrogándolo por algo que sabia bien… Suspiro y su amigo no supo como definir aquello.
- Me iré de aquí.- fue lo primero y Miroku abrió la boca listo para protestar, pensando que su amigo dejaría abandonada a Kagome. – Me llevaré a Kagome, cumpliré con una promesa que le hice a Myoga.- recordó entonces sus últimas palabras y aunque no fue una promesa, estaba seguro de que el viejo confiaba plenamente en el y ahora el mismo se hizo la promesa, la que de manera extraña no le resultaba incomoda.
- ¿Huirás?- pregunto Miroku levantando una ceja, interrumpiendo el pequeño análisis en el que estaba Inuyasha, que abrió los ojos sorprendido para luego sonreír de forma apagada.
- Si así lo crees…- tenia pensado entregarse a Naraku y recibir el castigo que pensaba que era justo tras haber provocado la muerte de Myoga, pero ahora aquella petición que Myoga le confió lo llevaba a optar por cuidar de Kagome hasta que finalmente enfrente la vida por si sola.
- ¿A dónde?- continuo con su interrogatorio e Inuyasha lo miro.
- Es mejor que no lo sepas.- contesto no porque desconfiara de Miroku, consideraba que era lo mejor si este no lo sabia.
Continuara…
Weeeno… espero no haberme tardado tanto, afortunadamente estoy inspirada y si tengo pensado en terminar este fic oxo! Así que no se preocupen, ahora mismo que estoy en estas vacaciones de la Semana Mayor puedo intentar adelantar.
Por cierto¿saben que cuando me llegan los reviews me dan unos nervios terribles? .o.v es horrible ;-; xD pero bueno cuando los leo sonrió Oxo me dan ánimos… gracias a los que mandaron… y como recompensa miren… no me tarde tanto oxo
P.D: Ah... ahora no tengo tiempo, pero me encantaria responderles... TxT, algun dia lo hare... U
Lucid K. Nightmare
