Capitulo 12: Nuevo Hogar

En la mañana del otro día después del entierro de Myoga, cuando Kagome aun dormía, Inuyasha se levantó temprano, despertando también a Miroku que luego de acomodarse en su cama, miro a su amigo.

- ¿Qué sucede?- preguntó en un tono cansado, típico de alguien que se levanta aun con sueño.

- Saldré un momento, por favor cuida de Kagome.- le dijo temiendo de dejarla sola y que Naraku se presentara. En esos últimos días, aunque pocos, estuvo siempre inquieto de que se presentaría como la vez anterior con deseos de matar, esta vez, a alguien que se había convertido muy importante para el…

- No te preocupes…- le contestó sonriendo, algo que le brindó un poco de paz a Inuyasha que en cuanto iba a salir de la habitación en la que se estaba quedando Miroku, sintió una risita bajita y tonta… para nada agradable… giro levemente la cabeza con el ceño fruncido viendo a Miroku sonreír con una sonrisa cómplice.

- ¿Ahora que te pasa?- le preguntó mostrándose molesto, seguramente ya estaba comenzando con sus malditas bromas.

- Vaya, vaya… me parece sospechoso tanto cuidado por Kagome… ¿acaso…? De seguro seguiste el consejo la vez anterior…- Inuyasha se sonrojo rápidamente, recordando la llamada que termino gracias a las bromas de Miroku.

"¡No quiero excusas, hoy mismo, le hablas a Kagome-chan y si es posible, la enamoras!"

- ¡Entonces tengo razón!- exclamó Miroku con picardía tras el silencio de Inuyasha, riendo de una forma para nada agradable…

- ¡No es lo que piensas estúpido!- grito enojado, sonrojado, olvidando en esos momentos, por unos instantes la tragedia por la que pasaba esa casa y entonces cerró la puerta con tanta fuerza que Miroku tuvo que cerrar los ojos.

- Vaya… si que lo enoje…- se dijo a si mismo, sonriendo divertido y luego abrió sus ojos apoderado de una tristeza, esperando que la broma que había hecho a propósito le quitara un poco de la tristeza a Inuyasha, pues no creía que era bueno que Kagome lo viese así.

Inuyasha caminaba hacia las escaleras dando pasos a la vez que echaba humos por los oídos, aun sentía la sangre acumulada en su cabeza, aun estaba sonrojado, pero le resto importancia a eso, dándole más importancia a los asuntos que tendría que atender ahora… y aquello lo hacia sentir peor, sentía como aceptaba la ayuda de alguien cuyas acciones lo llevaron a donde estaba ahora… se coloco los zapatos, ahora lleno de nostalgia, recordando a la memoria de su padre muerto como una persona que nunca llego a aceptarlo por completo… no como su madre, a quien si amó, pero lamentablemente las circunstancias de la vida la llevaron a la muerte… dejo escapar un suspiro que se fue con el viento en cuanto abrió la puerta, la cerro y camino a su destino.

Kagome había despertado de una pesadilla en esa mañana en la que sentía como Inuyasha se iba, como la dejaba y no entendió porque se sentía tan mal de solo verlo irse… sudaba frío, lloraba casi de la misma forma como lloro por la muerte de su abuelo… Se reprendió por ser tan débil, por depender de un total extraño a quien seguramente estaba molestando con su presencia… ese pensamiento la hacia sentir mas triste, ese pensamiento que la había atormentado luego del entierro de su abuelo a quien estaba segura que nunca estorbo.

Justo cuando iba a sumergirse en el llanto, sintió unos gritos provenientes del cuarto donde se estaba quedando Miroku, los gritos provenían de Inuyasha que se enojaba, no lograba oír bien lo que decían y cuando salió a ver que pasaba, lo vio cerrar con tanta violencia la puerta que la hizo retroceder un tanto asustada, pero luego su corazón se acelero, quiso detenerlo, pero estaba tan metido en sus pensamientos decidió no hacerlo. Lo siguió sigilosamente hasta la puerta donde se detuvo a pensar y luego de que diese un suspiro, abrió la puerta por donde se fue… En ese momento quiso ir con él, correr y gritarle que no se fuera, porque sentía que se iría a ir para siempre… deseaba decirle que volviera pronto, que le prometiera que volvería sano y salvo… pero se quedo parada sin poder moverse hasta que la voz de alguien desconocido sonó muy cerca…

- No te preocupes, volverá… estoy seguro…- le susurro Miroku con voz calmada, sintiendo algo de intranquilidad en ella… entonces Kagome se giró lentamente hasta encontrarse con sus ojos azules, los que observo como preguntándole quien era… Miroku comprendió pues en toda la conmoción, Inuyasha nunca pudo presentarlos. – Soy el mejor amigo de Inuyasha… Miroku Hoshi… es un placer conocerla…- se limitó a hacer una reverencia, si hubiera sido una mujer normal, le hubiera preguntado si quería tener un hijo con ella, pero Inuyasha lo mataría… además la asustaría y… no era un momento adecuado… que pena…

- El gusto es mío…- hizo una reverencia por cortesía, para luego girarse hacia la puerta, mirándola por breves momentos, recordando el nombre de Naraku… temía que encontrara a Inuyasha y le hiciera algo malo…

- Hagamos las maletas, Kagome-chan… Inuyasha decidió mudarse de aquí.- le dijo Miroku y sumisamente Kagome asintió y acompañada de Miroku fueron a hacer las maletas de Inuyasha y ella misma.

Cuando abrió la puerta de la casa anunciándose con un "Llegue", olió un exquisito olor a comida proveniente de la cocina… se imagino a Kagome cocinando y pronto vio que se asomaba la cabeza de Miroku por la puerta de la cocina, sonriendo al verlo.

- ¡Oh, Inuyasha! Bienvenido, Kagome-chan cocina delicioso, no tienes de que quejarte.- fue el recibimiento que recibió por parte de Miroku, por un momento Inuyasha pensó que quería insinuar algo con el "no tienes de que quejarte", pero decidió restarle importancia.

- No creo que sea tan bueno…- menciono con indiferencia adentrándose a la cocina seguido de Miroku.

- Bah, no seas cruel, estoy seguro de que no es tan malo o será que tienes mal gusto.- le reprocho e Inuyasha se sentó en la cabecera de la mesa sin decir nada, mirándolo ahora con el ceño fruncido… Miroku tragó saliva nervioso, preguntándose que había hecho ahora.

- ¿No crees que estas siendo demasiado de confiado al llamarla "-chan"?- pregunto calmando de inmeadiato a Miroku que pensaba que era algo peor, entonces recibió el desayuno que Kagome le coloco en un plato frente a el en la mesa, esperando que le gustara ya que lo que dijo luego del recibimiento de Miroku la hizo sentir inquieta…

- Ah eso… nah… no creo que a ella le importe, no me dijo nada y no parece molesta…- le respondió sentándose al otro lado de la mesa y entonces ambos miraron a Kagome esperando su aprobación, quien se sintió inquieta, en especial al sentir sobre ella la mirada de Inuyasha.

- ¿Es eso cierto, Kagome?- le pregunto con el arroz en la boca.

- Si.- murmuro sonriendo, sus mejillas levemente sonrojadas e Inuyasha volvió enseguida a comer.

- ¿Ves? Además si es eso lo que te preocupa…- decía sin parar, sin permitir un silencio que de seguro habría reinado entre Kagome e Inuyasha… y ella estaba agradecida por ello, Inuyasha siguió comiendo sin prestarle demasiado atención a la habladuría de Miroku hasta que: - …no deberías, tengo novia y Kagome pasa por una etapa dura en la que estoy segura que tu solo podrás ayudarla con todo el amor que puedas brincarle.-

En ese momento enrojecieron ambos de la vergüenza e Inuyasha le callo la boca lanzándole trozos de carne a la cara.

- ¡Cállate o te vas!- le grito ya bastante enfurecido de sus estupideces e impertinencias, Kagome lo miro a la vez que seguía discutiendo con Miroku que no cesaba de hablar… terminando por cerrar los ojos con una expresión triste en su rostro tras que el pensamiento de estar estorbándole a Inuyasha invadiera su mente de pronto…

Las maletas que habían preparado Miroku y Kagome ahora estaban dentro del taxi que los llevaría a la estación del tren. Kagome fue la primera en montarse en el carro mientras los que extrañamente eran amigos se despedían finalmente… hasta que todo acabara, o al menos así esperaba Inuyasha.

- ¿Dónde sacaras el dinero para tus gastos?- pregunto Miroku de pronto, el tema del dinero era algo que le estaba preocupando.

- De una cuenta que dejo mi padre a mi nombre…- respondió Inuyasha mirando la silueta de Kagome dentro del carro, que miraba la ventana contraria sin darse cuenta de que era observada… Miroku levanto una ceja esperando que su amigo le dijera mas, muy pocas veces escucho sobre su padre y sabía que era por una relación no muy cercana entre ellos. – El viejo dejo ese dinero más por obligación que por que realmente quisiera, es por eso que nunca quise tocar el dinero y ahora tengo que tragarme mi orgullo… porque para mi el bienestar de Kagome es primero… y mi orgullo viene después.- menciono con palabras realmente que venían del corazón… sintió a Miroku soltar una pequeña sonrisa que lo hizo mirar con sospecha a su amigo. - ¿Qué te pasa?-

- Nada… nada…- respondió y luego lo miro sonriendo. – Bueno… por favor Inuyasha, nunca te prives de la felicidad, pienso que es tiempo que disfrutes de la vida… lo mereces… tienes que dejar que alguien te haga renacer, que te haga enterrar todo el daño que has sufrido y siempre puedes esperar que esa persona te llene con el amor que te ha faltado desde la muerte de tu mamá… es posible que esa persona te sane las heridas de tu corazón… nunca te menosprecies, estoy seguro de que para esa persona eres merecedor de su amor…- Inuyasha lo miró con los ojos abiertos sin comprender mucho sus palabras.

- ¿A que te…?-

- No es nada… solo recuerda mis palabras y si nunca las necesitas, solo piensa que me volví algo sentimental…- interrumpió ocultándose tras sus manos intentando recuperar la cordura, al Miroku que siempre era…

- Bueno… pero solo te digo que… para mi no existe el amor… no existirá nunca.- lo dijo con tanta convicción que a Miroku le causo pena, lo vio entrar al taxi y ordenarle al chofer que los llevara a la estación de trenes.

Mientras veía el carro desaparecerse en el camino, por un momento pensó que con aquella negativa por parte de Inuyasha el amor nunca llegaría, pero recordó como trataba a Kagome… sus ojos parecían otros, no era el Inuyasha que conocía… era distinto… Sonrió levemente.

- Yo no estoy tan seguro de eso, Inuyasha… estoy seguro de que ella se encargara de hacerte ver lo contrario…- susurro esperando que sus palabras llegaran a los oídos del muchacho.

La nueva ciudad era Kyoto… la que una vez fue la capital de Japón. No hablaron durante todo el camino, Inuyasha se mantuvo dormido en lo que llegaban mientras Kagome no podía conciliar sueño por lo que se mantuvo mirando entristecida la ventana… dejando atrás su vida en Osaka. Ya casi al final del camino Inuyasha se levanto como teniendo la impresión de que se acercaban y así fue… el tren poco a poco se fue deteniendo hasta que todos los pasajeros comenzaron a salir afuera murmurando muchas cosas… Fue el primero en levantarse para estirar un poco el cuerpo luego de tan largo viaje y se volteo con la mano extendida hacia una Kagome que aun miraba la ventana… se rehusaba a irse, no quería allí… quería volver a su casa… las lagrimas se asomaron a sus ojos y no le importo limpiárselas…

- Kagome… tenemos que irnos…- le dijo con una voz calma y paciente sabiendo que no podía ser muy rudo con ella luego de que solo hayan pasado unos cuantos días después de la muerte de Myoga… tomo con delicadeza su brazo halándolo suavemente hacia a el para hacerla reaccionar, pero ella solo movió su cabeza lentamente hasta enfrentarse a los ojos de Inuyasha que se abrieron cuando noto las pequeñas lagrimas que caían en abundancia por sus mejillas.

- No… y-yo… yo quiero volver…- gimió e Inuyasha noto que pronto cerrarían las puertas del tren así que la halo con fuerza para irse afuera de allí y Kagome emitió un quejido… no pudo seguirle su paso y callo al suelo para llorar con mas fuerza.

- Kagome discutiremos esto en casa, por favor…- le pidió y la agarró de la cintura atrayéndola con fuerza a su cuerpo y en la otra mano sostuvo las maletas… logrando salir con dificultad fuera del tren antes de que las puertas cerraran…

El tren cerró las puertas tan pronto estuvieron afuera y muy pronto continuo su recorrido a la próxima ciudad. Inuyasha dejo las maletas en el suelo mientras recuperaba el aliento perdido por la preocupación que le dio cuando pensó que se quedaría dentro del tren… Kagome continuaba llorando, seguramente ahora pensaba que era un estorbo, si es que antes no lo había pensado de esa manera. Inuyasha extendió su mano hacia una maleta para recogerla, pero se detuvo para mirar hacia atrás tan pronto escucho los llantos de ella… se irguió viéndola temblando debido a un llanto que intentaba contener, porque de seguro se desplomaría. Se acerco a ella que no se percato de su presencia y la observo con pena…

- Kagome…- susurro y ella lo miro con los ojos llorosos, algo temerosa de ser regañada.

- P-Por… por favor…- se inclino todo lo que pudo, cerrando los ojos con fuerza. – Gomen nasai… pero… pero por favor… llévame a casa…- en su posición las lagrimas caían directamente al suelo. -…quiero estar allá… quiero estar en mi casa… quiero volver…- le pidió con una voz quebrada…

Inuyasha la miro con tristeza de alguna forma sintiendo que sus palabras le dolían que le lastimaban… pero entonces decidió responderle…

- Kagome… no puedes volver…- Kagome lo miro con una cara confundida, llena de tristeza que le oprimía el pecho. – Están detrás de mí… si te ven… de seguro te harán daño… además…- extendió su mano hacia su cabeza, acariciando su cabello suavemente. -…le prometí a tu abuelo que cuidaría de ti…- sonrió tristemente y ella bajo su cabeza pensando un poco… una promesa… - Ayúdame… necesito de tu cooperación…- le pidió y ella asintió levemente.

Entonces se volteo buscando las maletas más livianas para dárselas, porque el solo no podía cargarlas…

El apartamento al que llegaron había sido una propiedad que compro su padre a el para cuando lo necesitara y también lo decoro con muebles que ahora estaban cubiertos con sabanas para que los protegiera del polvo… había camas, una para él y otra para un huésped que trajera… tenia nevera, estufa… en fin todo lo necesario, solo hacia falta la comida y otras cosas como sabanas para vestir la cama y eso. Entonces desde el umbral de la puerta frunció el ceño muy molesto… por estar usando esa ayuda que nunca quiso de su padre, odiaba la forma que uso mientras estaba en vida para ocultar su vergüenza de tener un hijo tan extraño como el y fingir que lo quería tanto hasta el punto de darle todo lo que quisiera… Dejo escapar un suspiro de resignación y se hizo a un lado esperando que Kagome ingresara, pero ella se mantuvo ahí tímida con la cabeza inclinada hacia al suelo.

- ¿Planeas quedarte ahí todo el día?- le pregunto con una mirada seria, hablando secamente debido al hecho de vivir en el apartamento que su padre le compró…

Kagome camino rápidamente al interior temiendo molestarlo o algo así… no quería estorbarle en lo mas mínimo… ¡ni siquiera sabia a que le temía!

- Traeré comida… espera aquí…- Kagome no respondió, solo se apresuro a correr hacia la habitación que pensó que seria la suya y se fue a dormir allí.

Inuyasha suspiro antes de cerrar la puerta.

Había estado llorando hasta finalmente dormirse, pero su sueño se interrumpió cuando Inuyasha tocaba la puerta avisándole que trajo comida de afuera… y solo cerro los ojos con fuerza sin tener apetito para comer…

- Kagome… ven.- le pidió desde afuera, pero ella no contesto…

Finalmente se rindió volteándose hacia la comida sobre la mesa… comida para ambos. Esperaba que tuviera hambre, pero al parecer seguía deprimida y no tenia apetito… era algo normal.

Ya varios días habían pasado desde que llegaron a ese nuevo apartamento y lo que normalmente hacia era llorar y llorar, muchas veces era todo el día… pocas veces salía de su habitación y no había visto a Inuyasha en ese tiempo, a veces se asomaba a su puerta seguramente a revisar como estaba. En las noches siempre abría para desearle unas buenas noches, pero últimamente ya no lo veía… ¿Acaso estaba cansado? ¿Acaso ya estaba pensando que ella era un estorbo?... Cerro los ojos tan pronto comenzó a sentir que sus lagrimas se derramaban nuevamente… ¿Por qué pensar en eso le dolía tanto? Escucho la puerta del apartamento abrirse… era él… su corazón comenzó a latir fuertemente, estaba nerviosa… tenia que disculparse…

- No puedo seguir así… no puedo…- antes de darse cuenta estaba fuera de la habitación oscura en la que siempre estaba, con los ojos llorosos enfrentando a un Inuyasha sorprendido.

- ¿Ka…gome?- murmuro con los ojos abiertos y una ceja levantada, ella se inclino lo mas que pudo.

- ¡Lo siento! Seguramente soy un estorbo… yo…yo soy una estúpida… lo único que hago es llorar y llorar y no te ayudo en nada… en verdad lo siento…- decía entre sollozos.

- …no…no te preocupes…- fue lo único que pudo decir. – Kagome… eres muy especial para mi… nunca serias un estorbo…- dijo sin pensar y tan pronto su mente se dio cuenta, giro la cabeza hacia una lado… ¿desde cuando pensaba así?

- Gracias…- con un dedo retiro las lagrimas que quedaron en sus ojos, estaba un poco sonrojada, pero entonces abrió sus ojos cuando se dio cuenta de la nueva apariencia de Inuyasha.

El muchacho retiraba una gorra de su cabello cuando se dio cuenta… se había recortado el cabello y se lo tiñó de negro, incluyendo sus orejas… ahora parecía mas humano que antes. Inuyasha la miro por encima del hombro cuando ella se quedo callada y se percato de que ella ya se había dado cuenta de su nueva apariencia.

- Ah… esto…- se giro hacia a ella. – Sucede que iré a la universidad para estudiar y así poder ganar mi propio dinero en un futuro y no tener que depender del de mi padre… bueno y como ves no podía ir como estaba pues se burlarían de mí, así que cambie mi apariencia…- le explico y Kagome sonrió comprendiendo.

- Te ves bien así…- le dijo e Inuyasha sonrió.

- Gracias…-

De vuelta al templo Higurashi, Naraku estaba montándose de vuelta a su auto tras no encontrar a nadie en el templo (luego de que Inuyasha y Kagome se fueran, Miroku se fue en la tarde) un tanto enojado, pero también sonreía satisfecho porque había descubierto algo que creyó que no existía… El lugar donde estaba la legendaria perla de Shikkon… una perla que valía millones en esos tiempos y de seguro esa niña, la nieta del anciano que asesino, la tenia con ella… Su asunto con Inuyasha ya no era solo con el… también con esa niña.

Saco de su maleta un pequeña perla con un ligero color morado y se quedo observándola pensativa, recordando lo que su abuelo le había dicho… que esa perla era un tesoro de su familia y que debía de cuidarla mucho… al menos eso era lo que recordaba…

- ¿Qué es?- le pregunto Inuyasha inclinándose un poco para ver la perla, Kagome lo observo con los ojos abiertos, algo alarmada desde el suelo donde estaba arrodillada frente a su maleta y luego suavizo su mirada sonriendo con melancolía.

- Es la perla de Shikkon… un tesoro de nuestra familia…-

Continuara…

xD ¡Rayos! ¡Lo sientoooooo! Dije que lo publicaría hace… no me acuerdo TxT, pero el Internet no me funcionaba (en ninguna parte) y era un problema con la compañía, pues acepte una oferta que me quitaba el Internet que tenia para darme otro que era mas complicado de armar (configuraciones a tu pc -U, entre otras cosas) y bueno… finalmente volví con un capitulo mas… bueno… quisiera preguntarles: ¿Qué puedo hacer con Naraku? Realmente soy mala para esto… xDU ¡no se que hacer con el! O sea… al final… no se como darle su merecido o0ó ¿Algunas recomendaciones? xD Espero que no sea algo como: Matarlo… porque eso no me ayuda .o. necesito que sean mas… específicos, ¿si? oxo

Bueno… que lo disfruten OxO

Lucid K. Nightmare