Misao, Una chica en Apuros.
Acto 8
A tu Salud.
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Cuando Misao llegó de haber dejado a la señora Ueda, Aoshi salió a su encuentro. Tenía muchas ganas de conversar con Misao sobre Kenshin… y de cualquier otra cosa también. No podía negar que le gustaba mucho su compañía. Quizá más de lo debido…
Pero Misao ni siquiera miró a Aoshi al pasar. Subió las escaleras de dos en dos y bajó con Kenshin, quien salió con una gorra similar a las de Misao. No se le veía el cabello.
-Saldremos a dar una vuelta- anunció Misao.- No nos espere, señor Aoshi. Tenemos asuntos que arreglar y no queremos que se nos moleste-
Aoshi puso cara de no entender… ¿qué le pasaba a los hermanitos ahora? ¿Ansias de independencia?
Entonces se puso serio. Y quizá hasta enfadado por ser obviado de los temas de sus protegidos.
-Si necesitan privacidad, pueden hablar en mi despacho. Yo me retiraré a mi habitación. Es tarde y hace frío… además ha nevado.-
-Necesitamos salir- porfió la joven. Kenshin solo miraba a Aoshi y Misao que se enfrentaban.- Y nos sabemos cuidar solos. Somos hombres.-
-Serán hombres, pero muy jóvenes aún. Si quieren hablar háganlo en mi despacho, insisto.-
-Es que… - empezó Kenshin- … quedé con Misato de juntarnos hoy en un nuevo local de bebidas que han abierto por estos lados.- Kenshin había recordado que cuando fue a desayunar con Kaoru, Sanosuke le había comentado que su padre había abierto un local de bebidas y que la inauguración sería para la noche de Año Nuevo… mientras funcionaba en marcha blanca. Lo de Misato le pareció buena idea para convencer a Aoshi… las citas con chicas, según el sabio Tenshi, siempre son buenas excusas que presentar ante un hombre para salir.
Lo que en realidad pasó fue que Aoshi quedó en shock.
Mirando a Misao.
-Hablas de salir con… ¿con Misato?- y Aoshi que pensó que su plan de llevar a Kaoru a la fiesta para entretener a Kenshin y hacerlo olvidar a Misato había funcionado… la pequeña Kaoru, después del último baile con el pelirrojo, no se había apartado más de él hasta llegar a casa y Kenshin se veía muy cómodo.
Pero claro, Kaoru era solo una niña de doce años, cuando mucho… y Misato, con sus dieciséis o diecisiete se adivinaba ya como una hermosa mujer…
Aoshi pasó saliva…
-Yo acompaño a Kenshin, total, Misato también es amiga mía.- dijo Misao.
Pero a Aoshi algo no le cuadraba en toda esa historia.
-Acaban de decir que tenían que tratar un asunto entre ustedes que requería privacidad. Y ahora me salen con que Misato se reunirá con ustedes. Lo siento, pero sus excusas no me son válidas. Soy vuestro tutor y de esta casa no salen-
-¡Pues al demonio si eres nuestro tutor!- explotó Misao, impaciente por salir. Necesitaba urgentemente beber algo como… algo como dos litros de cerveza helada a pesar del frío invernal… y no se atrevía a hacerlo en casa de Aoshi.- ¡Misato nos está esperando y ya sabes que no es bueno retrasarse cuando se trata de damas!-
Misao salió del lugar a zancadas, seguida de Kenshin como un perrito faldero. Aoshi se quedó impresionado con la respuesta de Misao. Pero no se quedó quieto. Secretamente los siguió.
Los hermanos caminaron un rato hasta llegar al nuevo bar del padre de Sanosuke "Full Moon". Sanosuke atendía una mesa cuando vio llegar a su amigo "Bolita" y al hermano de éste.
Aoshi comprobó que los hermanos Makimashi se instalaban dentro del local junto a la ventana, para suerte suya que podía vigilarlos, y que uno de sus vecinos los atendía. Luego el chico llegó con una jarra de cerveza y varios bombones y chocolates.
No tuvo que ser demasiado inteligente para suponer a quienes iban los pedidos, respectivamente.
Estaba esperando a que Misato hiciera su aparición, cuando sonó su teléfono móvil. Era su madre.
-Aoshi, hijo, ¿dónde estás?-
Aoshi miró a todos lados… no quería que los hermanitos lo vieran. Se agazapó tras un muro.
-Salí a dar una vuelta, mamá.-
-¿Y Misao y Kenshin?-
-Están bien… están… donde la niña Kamiya.- ni loco le contaba a su madre que Misao se había bebido media jarra de cerveza de un sorbo sorprendiéndole a él incluso.- Están bien. Pasaré por ellos dentro de un rato. Regresaremos cerca de las diez, mamá.-
-Bien, hijo, cuídate. Espero que estés abrigado.-
-Si, madre.- suspiró Aoshi antes de cortar la comunicación y apagar su teléfono.
Mientras, en el bar, Misao levantaba la voz hablando con Kenshin. Es que había música y quería hacerse oír.
-Pues como ves, hermano… la fui a dejar a su casa. Intentó charlar conmigo, pero no la tomé en cuenta… -
-Misao, yo la ví esta mañana. Pensaba decírtelo, pero no sabía como. Cuando fuiste a dejarla, Aoshi me comentó que ella era una de sus nuevas clientas. Que ayudaba a su marido a dirigir las empresas de la familia y que era una excelente mujer de negocios… pero que ella parte mañana de viaje y quería ponerse de acuerdo con Aoshi en algunos puntos de la campaña publicitaria que él está haciendo para las empresas. Con suerte no la vemos más.-
-¡Claro! Yo al menos no deseo volver a verla!- dijo Misao en voz alta.- ¡Esa mujer destrozó mi vida!- dijo, antes de beberse el resto de la jarra de cerveza y pedir otra igual.-
Al menos a los presentes les quedó claro que Misao, el hermano de Kenshin, estaba despechado por una mujer y siguieron con sus asuntos.
Aoshi no podía creer todo lo que podía beber Misao en menos de tres minutos. Kenshin por su parte había acabado con los bombones y pedía otra bandeja igual, pero con pasteles. Aoshi intuyó que los hermanos estaban demasiado nerviosos y se desquitaban comiendo y bebiendo. Se preguntó si lo de Misato no habría sido realmente un invento para salir y si no estaría mejor que él apareciera imponiendo la autoridad que tenía frente a ese par de chicos desquiciados y se los llevaba a casa.
La segunda opción se le hacía la más evidente y necesaria.
-¿Por eso pediste que se te cambiara la apariencia, Kenshin?- preguntó Misao mientras sentía que la cabeza le empezaba a dar un par de vueltas.- ¿Para que ella no te reconociera?-
Kenshin asintió, ocupado en tragarse un pedazo de pastel con mucha crema.
-Y yo que creí que querías gustarle a la chica Kamiya… a que te gusta… dime… no puedes engañar a tu hermana mayor… - dijo sonriendo Misao.
- Ella es sólo mi amiga… no estoy interesado en ella- dijo Kenshin antes de llenarse la boca nuevamente con pastel.- Sólo quiero que nuestra madre no me reconozca. Al menos de algo que sirva tu disfraz de hombre… a ti te vio y ni te conoció. En cambio a mí, no más verme en la calle y llamarme por mi nombre fue cosa de segundos. Por eso se me ocurrió lo de disfrazarme yo también.-
Sanosuke pasó cerca de Kenshin y Misao cuando ella se llamaba a sí misma "hermana mayor". Sanosuke atribuyó la confusión del chico Misao a que estaba bebido. Pero cuando pasó por segunda vez, atendiendo la mesa tras ellos…
-… y por culpa de ella todavía no podré presentarme ante Aoshi como lo que soy realmente… ¡ni decirle que me encantaaaaa!- dijo Misao, habiendo acabado su segunda jarra de cerveza.-… que es el machote de mis sueños y que lo amooooo!!... Hey, Sanosuke… necesito otra de éstas antes de irme.- pidió la joven.
Aoshi se había acercado más a la ventana y pensó que Misao esa noche se la pasaría en el baño… el chico que lo atendía ya le había traído la tercera jarra. No podía creer que alguien fuera capaz de beberse un litro de cerveza en diez minutos y lo peor es que ahora Kenshin también pedía una. Tenía que actuar de una vez y sacar a los chicos de allí. Aunque Misato llegara, no le agradaría encontrarse a dos hombrecitos ebrios.
En cambio, a un hombre como él, y sobrio… eso si.
Era increíble, pensaba Aoshi cruzando la calle en línea recta hacia la entrada del local, que la sola idea se ver a Misato lo alterara de tal manera…
Misao y Kenshin chocaron sus jarras en el aire y se bebieron de un solo sorbo la cerveza en ellos. Sanosuke sólo miró de reojo a Misao y esperó que sus extrañas costumbres no se le pegaran al bonachón de Kenshin… huyyy… si Kaoru supiera que su héroe lloraba y penaba por un tal señor Aoshi… se tiraba a la vía férrea.
Misao abrazó a Kenshin por sobre la mesa…
-Hermano… en esssste momento sssolo sssssé dosss cosssas… la primeera, que odio a nuesstra madre por destruirle la vida a nossssssotros y a nuestro papá. Dime… ¿¿se lo merecía él??-
-Nooooooooo…- dijo Kenshin a quien los bombones de licor y el medio litro de cerveza tomado en un sorbo le habían llegado también a la cabeza. Y abrazaba a Misao a su vez.- Nuestro papá era un hombre demasiado bueno y ella se fue con esssssse otro por di… por dinerooooo-
-¡Por unos cochinossss yensss!- lo apoyó Misao.-Lo otro que ssssé essss que Aossshi tiene unos ojazos azzules… y que esssstá muy enamorado de Missssato… ajajajaja… ssssi supiera que soy yo se muere… ajajajaja… pero… pero… no puedo decirle que yo soy yoooooooo-
-Exáctico…- dijo Kenshin con sabiduría..- a menos que le contemos la hisssstoria de nuestra madre y le hagamos creeer que por eso te disfrazaste de hombreeeee… para que ella no te reconocieraa.- de ahí miró festivo a Sanosuke que andaba cerca sirviendo mesas ante la idea que se le acababa de ocurrir.- Lo voy a anotar en un papel para que no ssse me olvide el plan…- dijo para sí.
-Jaajajaja… Kenshin… ni te imaginasss… estoy viendo los ojos azzulesss más bonitos del mundo… ajajaja…- dijo Misao mirando fijamente a Aoshi, que estaba parado detrás de Kenshin.
Aoshi, de brazos cruzados, miraba con desapruebo a ese par sin igual. Dejó un montón de billetes sobre la mesa y levantando a los chicos de las solapas se los llevó a casa en cuanto pudo meterlos a un taxi…
Sanosuke en tanto recogía los billetes y se daba cuenta de la excelente propina que había recibido… y se decía en tono de broma que si ese era el tal "Aoshi", iba a tener que cuidarse mucho esa noche…
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Kenshin le pidió a Aoshi un bolígrafo y se garabateó algo en el yeso del brazo. Misao decía algo de unos ojos azules que le desquiciaban y que quería un baño urgente. El taxista suspiró de alivio cuando el trío se bajó de su carro y le pagaron la carrera.
Misao pasó tambaleándose al baño. Kenshin iba a seguirla pero se lo pensó mejor… él podía regar alguna plantita del jardín e iba saliendo con esa intención cuando Aoshi lo tomó nuevamente de las solapas.
-Esperarás a que salga el borracho de tu hermano para entrar al baño como la gente civilizada.- dijo Aoshi con enfado en su voz.- O bien puedes usar el de mi cuarto.
Kenshin subió gateando la escalera y de alguna manera llegó al baño de Aoshi. Y ahí se quedó un buen rato…
Esto de los efectos de la cerveza… ufff…
Misao en tanto salió del baño que había usado y se topó con Aoshi que después de ver a Kenshin subir gateando, no sabía si estar enfadado o si reírse a carcajada limpia, que era lo que quería en ese momento, con respecto a esos Makimashi. Afortunadamente su madre estaba en su habitación, viendo televisión bastante concentrada en ello y con suerte ni se enteraría de lo de esa noche.
-¿Asi que de eso se trataba, Misao? ¿De competir con tu hermano por ver quien se emborrachaba más en menos tiempo?-
-Ya nos veníamos- se defendió Misao… si tan solo Aoshi se dejara de mover tanto…
En realidad Aoshi ni se había movido. Simplemente miraba a su protegido.
-Si querías beber… - empezó Aoshi, para luego darse cuenta de que estaba intentando razonar con alguien que evidentemente no estaba en condiciones.- Vete a acostar, Misao. Ya mañana hablaremos.-
Misao se quedó mirando fijamente a los labios de Aoshi. De pronto se le vino vívido el recuerdo de aquellos sobre los suyos, presionándolos y luego intentando abrirlos… Misao movió la cabeza. Algo le decía que el rumbo que tomaban sus pensamientos no estaba bien… pero no podía evitarlo.
Kenshin se subía el cierre del pantalón. Era un chico aliviado y estaba en eso cuando se le apareció Tenshi preocupado.
-Hola, amigo fantasma.- dijo Kenshin bastante contento. Tenshi le hizo una mueca para que cerrara la boca y el pelirrojo le hizo caso.
-Kenshin, tienes que bajar o tu hermana va a hacer algo realmente estúpido…-
-¿Misao?... pero si es un chico… no puede hacer nada estúpido.- dijo el chico convencido y anhelando dormir.
-¿Kenshin, no me entiendes? ¡¡¡Tienes que bajar ahora!!!-
Kenshin trató de avanzar, pero tropezó con la cama de Aoshi al salir del baño y cayó sobre ésta y luego al suelo.
En tanto, Misao intentaba moverse hacia su habitación, sin lograrlo del todo. Luego dijo:
-A Misato le gustan los hombres de ojos azuless…-
Aoshi recordó que en el bar algo había oído de Misao sobre unos bellos ojos azules. Sin embargo nada lo tenía preparado para lo que venía después.
-Al menos a mí me fascinan los tuyos… -
Kenshin se incorporó con dificultad del suelo tomando en cuenta lo borracho que estaba y que tenía solo un brazo para ayudarse. Aunque debía reconocer que estaba bastante cómodo allí. Quizá podría dormitar un poco…
-¡Kenshin, gran imbécil! ¡¡Baja de una mal… - Tenshi recordó que como ángel no podía maldecir o jurar- ¡¡Baja de una buena vez!!-
Ese Tenshi era realmente fastidioso y poco paciente. Kenshin se puso en pie y avanzó resuelto hacia la puerta.
Abajo en tanto, Aoshi observaba como hipnotizado al joven Misao… y éste de pronto ¡¡lo abrazó!!
-¡¡Tenshi!!... ¡¡no veo nada!!- dijo Kenshin entre risas. La puerta se abrió de repente.
-Retrasado mental… te metiste en el armario de Aoshi… baja, por el amor de Dios… -
Misao posó sus manos sobre los amplios hombros de Aoshi. Realmente estaba saboreando el momento… el corazón de Aoshi latía imparable y éste sorprendido, no podía moverse a pesar de que se gritaba a sí mismo que estaba mal… tomó las manos de Misao con la intención de apartarlas de su cuerpo y sacarlo a rastras de allí. El calor del cuerpo de Misao lo perturbaba demasiado…
Kenshin seguía en su odisea personal por encontrar la puerta. De alguna manera dio con ella y salió al pasillo. Se metió una mano en el bolsillo y se encontró con algo cuadrado.
Un chocolate.
No hay cosa más deliciosa que detenerse a comer un chocolate, ¿no?
Tenshi ya iba por las escaleras cuando descubrió que iba bien solo y que más atrás, Kenshin comía alegremente, sentado sobre la alfombra del pasillo.
-¡¡Deja de comer de una vez, que ya pareces un cerdo y vámonos!!- dijo Tenshi desesperado a Kenshin. Pero el adolescente estaba un tanto sensible ese día.
-Ya sé que estoy gordito… no me grites… - dijo el pelirrojo entre sollozos y con una expresión tan desvalida que enseguida el fantasma se sintió culpable. Tenshi pensó que si él fuera humano nuevamente y tuviera un arma en las manos, en ese momento se volaba los sesos…- pero para que veas que soy tu amigo, ya voy…- Kenshin se incorporó y caminó tambaleándose por el pasillo rumbo a la escalera.
Misao sintió las manos de Aoshi aprisionar las suyas… su contacto cálido la estremeció por completo y mirando hacia sus labios, ya no pudo soportar demasiado el no estar unida a ellos.
Por eso se paró de puntitas y atrapó la boca de Aoshi.
Kenshin finalmente llegó a la escalera y al ver la escena, se le pasó la borrachera completamente.
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Aoshi sentía los labios suaves de Misao sobre él y no comprendía que le sucedía… siendo dolorosamente sincero consigo mismo, reconoció que estaba disfrutando de la caricia.
Pero eso no podía ser. Él era un hombre de casi veintiocho años… jamás se había confundido asi… y Misao era tan solo un chiquillo de unos dieciocho cuando mucho.
La más dura de las batallas se llevaba a cabo en el interior del hombre. La cordura se impuso tan duramente en un momento, que Misao acabó en el piso y con la boca rota, sangrante, producto de un golpe asestado por Aoshi.
-No te confundas, chico.- le dijo en cuanto Misao intentó incorporarse. Aoshi se dio la media vuelta y se encaminó a la escalera. Estaba sumamente alterado y de momento ir a su habitación y darse una ducha de agua fría le parecía la mejor opción. Fue cuando se topó con Kenshin quien le miraba asombrado.
-Ayuda a tu hermano a llegar a la habitación. Lamento haberlo golpeado.- musitó Aoshi al pasar junto a Kenshin, y subió las escaleras de dos en dos.
-Te lo dije, Kenshin… si alguna vez uno de ustedes dos me hiciera juicio, seguro que no estarían como están- lo reprendió Tenshi mientras Kenshin ayudaba a una Misao confundida a incorporarse. –Simplemente pudrieron todo- estalló el fantasma amigo.- Yo renuncio.-
Misao no entendía nada de lo sucedido… solo que se sentía estúpida y miserable y que solo quería llorar. Y que estaba sangrando aún… le dolía mucho el labio.
-Tú no sabes nada de nosotros, Tenshi.- dijo Kenshin conmovido por las lágrimas de su hermana.- Te declaraste nuestro protector de ultratumba cuando tan sólo estuviste dos semanas con nosotros… nunca nos conociste tan en profundidad ni sabes las cosas por las que tuvimos que pasar antes de tu llegada ni por qué reaccionamos así. Tú no estuviste cuando nuestra madre huyó con otro tipo, ni cuando Misao trató de detenerla ni cuando ella…-
-Cállate, Kenshin.- dijo Misao subiendo la escalera también.- ayúdame a subir, hermano. Quiero llegar a la cama.- la joven ignoró a Tenshi al pasar.
Tenshi de alguna manera sintió que él también era culpable de la nueva situación… debió prever que no podía con un chico ebrio… y Kenshin tenía razón. Él sólo conocía de los hermanos Makimashi algunas anécdotas divertidas de su vida, de esas que se cuentan a los mejores amigos cuando recién se les conoce. Y pensó que lo mejor había sido llevarlos a su casa, pero ya no. Él había pecado de soberbio, al pensar que les resolvería la vida. Sólo había ayudado a complicarla más.
Kenshin se pasó un brazo de Misao por la espalda y la ayudó a subir. Llegaron hasta la habitación y se la llevó hasta su cuarto de baño.
Era mucho más pequeño que el de Aoshi, pero tenía una ducha. Kenshin largó el agua caliente y ayudó a su hermana a meterse bajo el chorro temperado. Después de todo era su hermano y le daba lo mismo mirar a Misao sin ropa. Cuando Misao salió, Kenshin la esperaba con un botiquín, para curar su boca.
El desinfectante sobre la herida ardió, pero Misao no hizo ninguna mueca. Solo se puso el pijama y dejo que su hermano le secara el cabello.
En algún momento se tomó la cara entre las manos y se puso a llorar.
-Qué he hecho… -
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Aoshi también se había dado una ducha. Estaba secándose cuando sintió que alguien entraba a la ducha del cuarto del lado. Mucho rato después, seguía sin poder conciliar el sueño. Estaba tranquilo, pero su interior bullía motivado por la duda…
¿Qué le pasaba con Misao?
Cerca de las doce de la noche, sintió un golpecito en la puerta.
Se levantó, dejando ver su pijama oscuro, y se encontró con Kenshin en la puerta y una bandeja en la mano con dos tazas de té. Le permitió el acceso al chico. Aoshi no tenía cómo enterarse de que tras Kenshin, Tenshi entraba cabizbajo a la habitación, dispuesto a escuchar lo que el pelirrojo tuviera que contarle a su hermano.
Cerca de la cama de Aoshi había un pequeño sillón en el que Kenshin se acomodó con la bandeja en las manos. Aoshi se sentó en la cama y recibió una de las tazas.
Kenshin no dejó de notar el velo sobre el espejo. Pero no hizo comentario alguno.
-Vengo a pedir disculpas a nombre mío y de Misao- empezó Kenshin, en voz baja.
-¿Misao duerme?- inquirió Aoshi. Kenshin asintió. –Realmente no supe cómo reaccionar, Kenshin. Tu hermano no está bien… -
-No se preocupe, Aoshi… no tiene que decírmelo. Yo estuve ahí… si he venido ahora, es porque tengo algo que decirle.-
Kenshin había decidido seguir el consejo de Tenshi de no tapar una mentira con más mentiras. Por eso, antes de que se le fuera el valor, preparó el té y fue a hablar con su tutor. De hombre a hombre.
-Te escucho.-
Kenshin suspiró.
-Posiblemente Misao me aniquile si se entera de que he venido a hablar con usted de esto. Esta tarde salimos a beber porque… porque tuvimos un encuentro desagradable, Aoshi. Y no sabíamos cómo reaccionar. Yo sé que beber asi no es bueno, pero no vimos otra salida… -
Aoshi observó a Kenshin. Evidentemente estaba sobrio ya, aunque se tocaba las sienes. Quizá tenía dolor de cabeza. Le habría sugerido ir a dormir, pero algo le dijo que ese chico no le haría juicio. Sorbió su té y miró al chico nuevamente.
-Siempre que se nos pregunta de nuestra madre, con Misao decimos que está muerta…. Pero no es asi. Lo que sucede es que no queremos hablar de ella, porque nos hizo mucho daño.-
Aoshi se alarmó.
-¿Los castigaba?… ¿les golpeaba?-
-No… pero… no se preocupaba mucho de nosotros. Ella salía durante el día, de tiendas… a veces a pasear con sus vecinas. Recuerdo que nuestro padre siempre terminaba yendo a buscarnos a la escuela. Nuestra mamá no era cariñosa y cuando se enfadaba mucho con nosotros por alguna travesura, nos decía que por culpa de Misao ella se había tenido que casar y echar al agua su juventud, soportándonos…-
-Pero eso es terrible- dijo Aoshi.- No se puede culpar a un hijo de los errores propios.-
-No sé… sólo sé que ella lo hacía y que al final Misao y yo acabamos creyéndolo…-
Kenshin sintió un nudo en la garganta, por lo que se tomó un buen poco de té y se animó a seguir.
-Hace cinco años, nuestra madre comenzó una relación con un hombre que había llegado a la ciudad. Ella era muy hermosa, eso siempre lo recuerdo. Y se acicalaba mucho… Misao fue quien la descubrió en un romance con este hombre que era un empresario. También averiguó y me participó de que pensaba escaparse con él. En esa época, Misao y yo íbamos a la escuela… ese día acordamos no asistir a clases y nos quedamos cerca de casa. Papá trabajaba para una flota de camiones muy importante y se pasaba el día afuera. Por eso él no se podía enterar de ello.-
-No sé… yo hubiera dado lo que sea ese día por tener unos diez años más y la fuerza para detenerla. La vimos desde el jardín, salir con sus maletas hacia un taxi que la esperaba. Corrimos a ella y le pedimos que no se fuera, pero no nos hizo caso. Trató de desasirse de mí y caí al suelo. Misao cayó también, pero se incorporó y saltó hacia mamá. En ese momento mamá le pidió al taxista que partiera y éste lo hizo, pero Misao la tomó de un brazo. Nuestra madre la empujó nuevamente y Misao volvió a caer, pero lo hizo mal.-
Aoshi no podía dar cuenta de lo que estaba escuchando… era tan… tan terrible…
-Una vecina vio lo sucedido y llamó a una ambulancia. Misao se había roto la cabeza, sangraba y estaba inconsciente. Llamé a nuestro padre y nos encontramos en el hospital. Ahí tuve que contarle lo que había sucedido… pero mi padre fue valiente y no dijo nada contra mi madre. Sólo me acarició y dijo que debíamos preocuparnos por Misao.-
-Pero… - lo interrumpió Aoshi.- tu hermano no quedó con secuelas, ¿o si?-
-Con una.- dijo Kenshin.- Misao perdió la memoria casi completamente. Siempre había sido muy buen estudiante y de pronto no recordaba cómo leer. Ni escribir. De hecho… en la escuela tuvo que empezar a asistir a cursos de niveles inferiores para aprender de nuevo. Pero… ahhh… nunca faltan los chicos crueles, Aoshi. Le molestaban mucho y Misao, que ya tenía una depresión, no pudo soportarlo y ese año se retiró de la escuela. Por eso… Misao lee y escribe con dificultad. Al año siguiente no se inscribió y mi padre trasladó su taller mecánico a casa para estar con nosotros y cuidarnos. Por eso Misao se aferró mucho a él y aprendió con él todo lo que sabe… -
-Ya veo… pero… no es posible que no haya completado su educación…-
-Pero asi fue, Aoshi… A pesar de todo eso… pudo recordar a mamá y lo sucedido y es lo que más le duele. Dice que es una desgracia olvidar las cosas que sí le sirven y en cambio… recordar las que más lastiman. –
Aoshi se quedó pensativo. Recordó que ese dato de los hermanos le había llamado la atención, cuando matriculó a Kenshin en la escuela o la reacción de Misao cuando le sugirió estudiar.
-Antes me has dicho que han tenido un encuentro desagradable… ¿te referías a tu madre, no? ¿Dónde la han visto?-
Kenshin terminó de beber su te. Ya se sentía mejor.
-La señora que vino hoy a visitarlo, Aoshi. Yo la había visto en la mañana y ella me reconoció. Por eso… por eso cuando Misao vino a hablar con usted y yo volví a ver a la señora, le inventé eso de teñirme el cabello y adelgazar. Pensaba que así ella no me reconocería…-
-La señora Ueda…- musitó Aoshi. Recordó que lo había impresionado y que le recordaba mucho a alguien. Claro… a Misao, pero en versión femenina y con muchos años más…- y yo mandé a Misao a dejarla a su casa.- reflexionó Aoshi.- y luego él llegó muy alterado… ¿era por eso, no?-
-No sabíamos cómo tratar el tema con usted, Aoshi. Y Misao estaba muy nervioso. Yo también…-
-Mira, Kenshin. Ustedes ahora están a mi cargo… no dejaré que esa mujer se vuelva a acercar a esta casa. Trataré los asuntos de oficina en la oficina… pero, más no puedo hacer por ustedes, aunque… sobre lo que mencionaste antes, de adelgazar… si realmente te interesa, tengo un amigo especialista que puede ayudarte.-
-Gracias, Aoshi.-
Aoshi sonrió.
-¿Te sientes más tranquilo ahora?-
-Si, Aoshi… gracias por aceptar escucharme. Y por disculparnos… por favor, con Misao… -
-Con Misao hablaré mañana.- dijo Aoshi.- Ahora tú vete a acostar.-
Kenshin no estaba para desobedecer después del numerito que se habían mandado con Misao. Asi que salió de la habitación, luego de que Aoshi le indicara dejar la bandeja sobre un mueble, que él retiraría al día siguiente.
El chico entró a su habitación, y observó a su hermana dormir. Para ella era quizá tan fácil hacerse pasar por chico, después de todo, para no parecerse a su madre. Misao siempre había intentado reprimir su vanidad natural femenina… aunque ahora, enamorada de Aoshi, no se le hacía tan fácil.
-Tenías razón, Tenshi. Tu hermano es un tipazo…- dijo Kenshin antes de dormirse, pensando en que sería estupendo tenerlo de cuñado…
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Mientras Kenshin se dormía relativamente rápido y con la conciencia en paz, a Aoshi ese simple acto no se le hacía nada fácil.
De pronto algo se le vino a la mente.
-"… por eso cuando Misao vino a hablar con usted y yo volví a ver a la señora, le inventé eso de teñirme el cabello y adelgazar…"-
O sea que… ¿Misao tenía que hablar algo desde antes con él?
Recordó que Misao llevaba tiempo tratando de decirle algo cuando estaban a solas… ¿qué sería?
¿Acaso querría comentarle que tenía tendencias homosexuales?
Era posible entonces que Misao lo encontrara atractivo… lo había besado.
Aoshi sacudió la cabeza mientras su interior se sacudía por igual. Eso no podía estarle pasando. ¿Cómo rechazar a un chico?...
… ¿a un chico que a él también, y que el cielo lo ampare, que a él también le gustaba?
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Misao se levantó temprano. Al contemplar su imagen en el espejo, vio unas terribles ojeras por haber llorado y su labio hinchado. Tenía el rostro hecho un completo desastre.
A pesar del dolor de cabeza, intentó animarse pensando que al menos no tenía que presentarse como Misato ante Aoshi y este pensamiento la hizo sonreír. Se trenzó el cabello y se acomodó la gorra sobre él, ocultándolo. Luego acabó de vestirse y descubrió que el sol brillaba con fuerza.
Lo que era ideal, porque podría usar gafas oscuras si tenía que conducir. No quería que Aoshi la viese asi.
Aoshi.
El dolor de cabeza se hizo más fuerte cuando recordó la soberana imbecilidad cometida la noche anterior.
-Claro, como Misato le haces el asco a mi hermano y como hombre lo besas como si no hubiera nadie más.- dijo Tenshi en un tono tan tierno que Misao, lejos de enfadarse, sólo pudo sonreírle.-
-Tenshi… yo… de verdad lo lamen… -
-No tienes que disculparte, pequeña… - la animó el fantasma.- pero te digo que anoche tu hermano habló con Aoshi sobre tu madre y te prohíbo enfadarte con él, porque ahora estás libre para contarle a Aoshi que eres una mujer. No pierdas más el tiempo, Misao… -
Misao se quedó de una pieza. ¿Aoshi sabía todo?
-Vamos, Misao… no te quedes ahí parada. Tienes que hablar con Aoshi. Es el momento justo… él tiene que salir dentro de un rato. Háblale, Misao.-
Misao suspiró.
-Tenshi… te prometo por la memoria de mi padre que le diré la verdad hoy mismo.
Tenshi la besó en las mejillas, lo que Misao sintió como brisa sobre su piel.
-¡Esa es mi chica!-
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Fin acto 8
Enero 8, 2005.
Notas de autora.
Sep, finalmente la verdad se descubrirá en el capítulo siguiente. No puedo ser tan maldita de dejar a Aoshi con tamaña preocupación durante veinte episodios más, aunque me tiente. Desde luego que la confesión se verá rodeada de acontecimientos que la harán interesante… con suerte será un capítulo de esos de antología.
Estaba meditando en la cerveza… una vez, después de taller, me fui a tomar un poco de eso con mis amigas. Y al segundo vaso (digamos, casi medio litro) ya estaba yo toda alegre y hablando idioteces muy divertidas. Y supongo que si Misao se lo toma de sopetón, el efecto sea más rápido y explosivo. Aunque también meditando, si Kenshin, que es menor de edad… no podría tomar cerveza en un local, ¿verdad?
Por eso lo de los chocolates con licor… jejeje… bueno… generalmente acá un chico si puede tomar cerveza o shop… por lo menos a mi papi me daba igual… bueno… mejor n le doy más vueltas al asunto y paso a contestar sus benditos reviews, aunque en esta ocasión llegaron menos. ¿Será que el episodio anterior fue un tanto lento? Espero que este a cambio sea una buena compensación.
Kaede Shirakawa: Guaus.. que bueno que se entendió bien lo de ambas madres… por lo demás, la madre de Kenshin y Misao aparecerá más seguido a futuro.
Naoko L-K: Sep, pero este capítulo creo que ha estado más loco, ¿no?. Feliz Año Nuevo para ti… amiga mía. Un besote.
Sumire-chan: sep… lo saqué casi por cumplirles a ustedes y dar cuenta de que estoy viva. Al menos mi interés por escribir ha regresado y ya actualicé también "Entre mis Brazos" Por cierto, si la has leído ya, sabrás que tienes todo mi permiso y mis bendiciones para usar mis estilos y que en una de esas, te quedan mejor a ti…
Giuliana: Hola!! Traté de actualizar antes… muchas estamos de vacaciones, y a veces sin nada que hacer, asi que algo para entretenerse no está de más. Cuidate tú también y besotes.
Mer1: Jajaja… capítulo actualizado un besote.
Mari: Tenshi debe ser algo asi como el criterio que Misao no tiene. Y claro, ella a Kenshin no lo escucha mucho porque más que mal, es el hermano menor… como si escuchara mucho a Tenshi también. Sin embargo, esta vez Kenshin se ha adelantado para que la verdad salga a la luz sin más complicaciones.
Misao shinomori-12: ajajaja… lo siento… es que no tuve espacio para que le dijera ya que es mujer. Pero te prometo, por mi tazón de Kenshin, que en el próximo episodio se lo dice.
Gaby (hyatt: Pues con una mamita asi, cualquiera prefiere pasarla por muerta, ¿no?
Pau: Ya lo sabrá, no te preocupes. Y eso será un alivio enorme para Aoshi que ya está dudando de si mismo…
M.S. Arashi Sumeragi.: Pero con golpe y todo, Misao sigue en pie para confesarle y ahora nada ni nadie se lo impedirá. Y lo mejor será cuando Misao pueda consolalrlo como se debe, ¿no?
Pamky: Ajajaja… sep. Yo soy incondicional de Kenshin y Kaoru, pero la forma de ser de Misao da para cosas graciosas y para mí esta historia es livianita y agradable de escribir. Y lo mismo que dije antes… ya le dirá, ya le dirá a Aoshi…
Besos a Justary san, hacia dónde sea que estés ahorita. A Kirara26, a mis amigas que ahora no me acuerdo los nombres (lo siento)… hum… y un abrazo fuerte a todas ustedes. Feliz Año.
