Reviews.

Gracias a todas por escribirme y darme ánimos como siempre.

Kao-ryu: que bueno que te haya gustado…siempre trato de dosificar lo de Kenshin Kaoru, porque más que mal son secundarios, pero como que no me resulta mucho. Son lejos mi pareja favorita! Gracias por escribirme… nos vemos. Un beso.

Angel Némesis: Lo de Antuco fue tremendo… finalmente murieron 45 jóvenes más o menos y todavía falta que encuentren a uno… imagínate. Pero bueno, no hablemos de tristezas. Sobre Misao, no le pasó nada del otro mundo. Simplemente se metió con la persona equivocada y cometió sus errores. Pero ahora ella luchará para ser mejor persona y eso es bueno. Sobre lo que viene en la historia, ya juzgarás si ha valido la pena que Aoshi y Misao adelantaran ese paso en su relación.

Mikomi Shinomori.: Hola, amiga! Bueno… asi fue lo de Antuco. Realmente me conmovió hasta las lágrimas. A quien no¿verdad? Espero que este episodio te haya gustado… creo que Aoshi me salió más bueno que el pan. Un beso.

Akatsuki: Hola… muchas gracias por dejarme review. Trataré de no tardar, es decir, seguir el ritmo hasta ahora. (bueno, es que tengo tres historias más y mucho trabajo en la escuela T.T) PERO NO ME RENDIRÉ.

Sadness Queen: Por ahora estoy meditando en qué hacer con la vieja bruja de la madre de Misao. Pensaba en redimirla, pero eso sería demasiado bueno con ella. Veré la manera de fregar a la vieja… jejeje. Como notaste, es cierto que se avecina un conflicto. Pero paciencia… todo se sabrá a su debido tiempo. Un beso, gracias por tu review. Otra cosa… al menos mis finales son finales finales… ajaja. Nada de finales a la chilena o a lo Rumiko Takahashi.

Karura Himura: Kenshin sexi y atractivo es algo que se verá con el correr de los capítulos. Por ahora él empezará con su dieta y es posible que su verdadera historia de amor empiece a verse cuando Misao y Aoshi tengan bien resuelta la suya. Asi que tenemos para rato… como diriamos aquí, espera sentadita y con paciencia, que Kenshin sexi se viene, pero no todavía.

Es cierto, Aoshi babea por Misao y seguramente ella, que ya lo quiere, lo ame profundamente en cuanto aprenda a valorarse a si misma. Ella saldrá adelante y será alguien digna de admiración. Sobre los lemons, aún me cuesta mucho escribirlos a pesar de que tengo cierta experiencia... por ahora me agradan más así, no demasiado explícitos. Y no creo que cambie el estilo todavía. Gracias por tus opiniones. Cuidate. un abrazote de oso.

Herema: ahora si que escribí tu nombre como se debe¿no? Acá tienes el capítulo, asi que solo me queda esperar que los disfrutes. Un besote y que estés bien. XD

Naoko L K: Bueno, como que parecía final, pero no lo es… tenemos para rato con esta historia y sin duda tus dudas serán aclaradas. Bueno, un abrazo muy especial para ti. Gracias por tu dibujo. Estaba muy lindo.

Alexandra Shinomori: Primero que todo, mis excusas… en la universidad se me cayó la intenet y no pude volver a conectarme ni despedirme como Dios manda de ti. Lo lamento. Es lo que odio de la conexión de allá.

Como mi pareja favorita es Kenshin Kaoru, cuando entré a esta página me daba verdaderas maratones de fics. Hasta que un dia probé suerte con uno y bueno… de pronto tengo 17 historias a cuestas en poco menos de dos años. Aoshi, insisto, me está quedando más bueno que el pan, la leche y la miel junto… creo que hasta lo estoy empezando a amar…

Nos vemos.

Catty Isshida: Hola! Sobre mis tendencias políticas, no te preocupes. Digamos que soy una tipa tolerante y no juzgo a nadie por sus ideas. Quizá por su forma de llevar su vida y sus actos. Lo demás es algo secundario o terciario… quizá ni merezca consideración salvo que se lleve al extremo y se haga daño a las persona. Hay que ser tolerantes.

A la familia de Kaoru no la tocaré. Ella será una niña que crecerá en un entorno protegido y será feliz. Y ante todo, será para Kenshin esa luz que lo guiará a descubrir su alegría. Entonces, no te desanimes, que todo saldrá bien. Confía en la palabra de esta humilde escritora. Y sobre la mamá de Misao, aparecerá aún. Quizá alguna vez deje de molestar, pero esa época se ve un tanto lejana.

Kenshin va a quedar mino mino… si señor. Ajaja… lo suficiente como para que Kaoru deje de verlo como a un hermano.

Bueno, al menos ya no llueve y ya no tengo frío, porque una fiel estufa me acompaña y por eso mi vida se ha vuelto mejor. Son las seis veinte de la madrugada del domingo. Quizá cuando leas esto, yo esté durmiendo tranquilamente o preparando la tarea del dia lunes (debería estar en eso en vez de escribir, no?... en el fondo soy una irresponsable y moriré como tal)

Nos vemos. Gracias por tu review… realmente es de los que me animan. No pierdas esa forma tuya de ser.

Annia san: Guaus, eres de Chiloé? Mishhh…

Eso es bueno… me gustaría que me asesoraras sobre el clima de Chiloé… si no es mucha molestia. Lo que pasa es que el año pasado estuve allá en Febrero y… ¡me llovió los tres días que estuve allí! Yo sé que es lluvioso allá, pero… ¿realmente es tanto? Es que como La Fiera la estoy ambientando allá… específicamente en Dalcahue, bueno, trato de esforzarme.

Sobre este fic, espero te siga gustando… y espero que sigas leyendo. Y espero que te vaya muy, pero muuuuuuuuuuuuuuuuuuy bien. Chau.

Gabyhyatt: Ajajaja, es bueno enfrentarse de cara a los problemas. Creo que todo saldrá bien para Misao.

Mari: La madre de Misao será descubierta a su debido tiempo. Creo que en el fondo es una especie de venganza personal contra una madre que abandonó a su hija. Una chica a la que amo profundamente (que no se malentienda, jeje) y a quien admiro por su fortaleza a pesar de tener siete años menos que yo. Un beso y que estés bien.

En verdad, he empezado a estar atareada. Terminaron en parte las protestas estudiantiles y he vuelto a la universidad con las pruebas, los trabajos y ese tipo de cosas para tratar de aprobar un semestre en tres semanas. Es una época un poco difícil para mí, porque tengo compañeros nuevos después de cuatro años de estudio y siento como si de pronto estuviera en primer año nuevamente. A veces me siento sola en la escuela… otras veces totalmente fuera de lugar. Es como si la generación de mis nuevos compañeros fuera completamente distinta a la mía, con otros valores y ritmos, y eso que debemos tener cuando mucho cuatro años de diferencia, pero sin duda ahora los cambios son mucho más rápidos y si no me adapto no sobrevivo. Eso vale para todos.

Entonces, esta semana iba a poner "Entre mis Brazos", pero la verdad es que no me dio el tiempo ni la cabeza para esbozar el capítulo siguiente. Al menos tenía este, tengo también el que viene en el fic "La Fiera" que subiré la próxima semana y el episodio siguiente de Actuación Tsukio-Hen. Asi que si me hago de un tiempo, esbozaré el del fic que me falta. Por ahora, les dejo con esta entrega. Que la disfruten.


Rurouni Kenshin y ninguno de sus personajes me pertenece, salvo en mi imaginativo. Son propiedad de Nobuhiro Watsuki y los derechos también los tiene la Sony. Aunque este fic no tiene nada de relación con la serie y además, está bien raro.

Misao, una chica en Apuros.

Acto 12.

Regreso a los pantalones.


Kaoru dejó el auricular en su sitio y miró con cierta tristeza a Kenshin que la miraba desde la cama.

Se habían dormido entre las cuatro y cinco de la mañana y a las nueve llamó Tomoe a la casa Shinomori. Kenshin llevaba un rato despierto, pero con los ojos cerrados, pensando en que Kaoru casi no se movía al dormir, mientras que Misao era todo un torbellino. Por eso le gustaba, desde hoy, dormir con Kaoru. Era calentita y tenía el tamaño perfecto para dormir entre los brazos de él… cuando sintió el teléfono, contestó de inmediato y después despertó a Kaoru para que hablara con su madre.

La tormenta de nieve de esa noche había sido especialmente fuerte, por lo que Tomoe no podría regresar a la ciudad de momento, lo que no hacía feliz a Kaoru que esperaba pasar la noche de Año Nuevo con su familia. Tomoe le aseguró a la pequeña que todos estaban bien en casa de sus parientes y que en cuanto pudieran regresarían. Le dijo que la amaba y que le explicara a la señora Setsuna lo acontecido. En eso el señor Kojiro tomó el teléfono y le dijo a su hija que la amaba y que se cuidara mucho. Que pronto se verían. La hermana menor de Kaoru también balbuceó unas palabras para ella.

Y ahora la niña, bostezando, le narraba a Kenshin lo sucedido.

Kenshin le dijo que de todas formas era mucho mejor saber que los familiares de uno estaban bien aunque estuvieran lejos. Kaoru recordó que Kenshin era huérfano, asi que se acostó al lado de él nuevamente para seguir durmiendo. Pero antes le preguntó, acomodándose para usar el brazo que Kenshin le prestaba de almohada:

¿Extrañas mucho a tus papás, verdad?

Kenshin guardó silencio unos momentos.

Mi papá era mi amigo… lo extraño mucho, Kaoru. También extraño a los amigos de papá que cuidaban mucho de Misao y de mí.

Debes sentirte muy solo, Ken. Aunque yo tengo a mis amigos, primos y hermana, a veces siento que soy un bicho raro y que no encajo. Me imagino tú que sólo tienes a Misao.

Kenshin meditó unos momentos en ello.

Si, Kaoru. Muchas veces me siento tremendamente solo, pero quizá el problema soy yo… porque me siento así desde que soy un niño… quizá sea natural en mi este sentimiento.

Y era verdad. Kenshin tuvo un padre cariñoso a pesar de la madre. Tuvo un entorno que le brindó protección cuanto pudo, y tenía a Misao, su mejor amiga y hermana, pero eso nunca había sido suficiente y eso solo Kenshin y su padre lo sabían.

Porque a pesar de tener todo el cariño y saberlo, la verdad es que Misao se metió en tantos problemas durante su adolescencia que Kenshin no pudo hacer otra cosa que observar a su padre llamando desesperado a los hospitales cuando no aparecía, o saliendo por las noches a buscarla. Entregándole todo su amor a la joven cuando por fin estaba en casa, con el fin de que abandonara el rumbo que le estaba dando a su vida. Misao había sido conflictiva y a él… a él solo le quedó esperar pacientemente a que todo se arreglara para que su padre pudiera jugar béisbol con él o le ayudara a construir una maqueta para la escuela. Pero no fue asi. Kenshin tuvo que madurar rápidamente, aprender a aguantar y callar para no preocupar a su padre al darse cuenta de que antes que él, la prioridad era salvar a Misao… quizá por eso, ante la ansiedad, empezó a comer tanto.

Él no podía reprocharle nada de eso a Misao, porque la entendía y la amaba. Sabía que ella era buena y que durante un tiempo se había perdido. Tampoco pudo reprocharle a su padre porque entendía, muy a su pesar, lo que pasaba. Pero Kenshin estaba sentido con el destino, porque cuando por fin habían empezado a salir bien las cosas, una enfermedad se llevó a su padre y él se quedó allí, con todas esas preguntas que quiso hacerle y esas cosas tan suyas que quería contarle. Después tuvo que soportar el temor de que lo separaran de Misao, lo de Tenshi… Kenshin empezó a preguntarse cuánto tiempo duraría la nueva situación en casa de los Shinomori… Kaoru le agradaba mucho, de una manera totalmente nueva para él. Pero a la vez tenía mucho miedo de que esa niña también se le escapara de entre las manos como tantas otras cosas en la vida.

¿Y te sientes solo ahora?-Preguntó Kaoru ante el largo silencio de su amigo.

No, Kaoru.-le sonrió Kenshin.- Contigo no me siento solo. Te a… te aprecio mucho. Asi, tal como eres.

Kaoru observó los ojos violetas descubriendo sinceridad en ellos. Pero a la vez algo mucho más profundo. Notó esa mirada melancólica que acompañaba al pelirrojo y que era como su marca personal. Se acurrucó contra él y lo abrazó para seguir durmiendo un rato más.

Yo también te aprecio mucho, Ken. Y si algo te pasara me moriría. Eres el único que me comprende.

Kenshin abrazó a la niña y le besó la frente. Después ambos se durmieron.


Misao abrió sus enormes ojos verdes. Sentía una cierta humedad entre las piernas además de algo de dolor. Por lo demás, estaba cómoda. A su espalda, un enorme muro la protegía del frío irradiándole su calor, pero además, ese muro se extendía sobre ella y atrapaba uno de sus senos con una mano. Como asegurándose de que Misao era real y que no se marcharía sin tener antes que derribarlo.

Porque lo cierto es que con respecto a Aoshi, a pesar de todo lo bonita que había sido la anterior noche, al dormir y empezar a soñar, vio que Misao se iba de su lado, diciéndole que no podía permanecer con él. Y aunque no despertó ni gritó ni se revolvió en la cama, su mano buscó el contacto real de ella para seguir con el descanso.

Misao alargó un brazo fuera de las mantas para tomar su reloj y verificar la hora y casi enseguida volvió a guardarla bajo las frazadas, porque el frío era bastante. Se movió un poco entre los brazos de Aoshi para quedar de frente a él y lo observó.

Aoshi tenía unas pestañas comparables solo a las de Kenshin. Tan largas que parecían un abanico negro extendido sobre sus mejillas. Su boca era ancha y sus labios algo delgados, pero ella sabía que besaban exquisitamente y que quemaban sobre su piel desnuda… y su cabello…

Lucía tal como el de Tenshi. Ondulado. Caía en mechones sobre su frente, liberado del peinado al que era sometido día tras día, absolutamente negro. Misao deslizó sus manos por el cuello de Aoshi, por sus anchos hombros… era tan diferente de ella, era tan enorme y sin embargo había sido atento con ella al principio, apasionado después.

No se arrepentía.

Y era extraño.

Misao suspiró.

Espero que ese suspiro haya sido por mí.-dijo una voz profunda que Misao conocía demasiado bien. La joven solo le sonrió.

Tenía los párpados hinchados debido al llanto de la noche anterior. Pero también su boca y no precisamente por el llanto. Aoshi sin darse mucha cuenta, la estrechó más contra él y pasó una de sus piernas sobre las de Misao. Y esperó.

Esperó a ese momento en que un hombre debe de oficiarlas de psicólogo después de hacer el amor con una mujer.

Cuando Aoshi era adolescente, había aprendido a esperar y soportar ese momento. Y soportar porque no era lo que más le gustaba. Eso de escuchar todos los por qué de una mujer, de verla llorar porque se sentía arrepentida, o de preguntarle hasta el cansancio si realmente la amaba o si lo había hecho bien…

Lo cierto es que ahora Aoshi esperaba a que Misao le hiciera un comentario de aquellos. Y descubrió que quería que le dijera algo, que le comentara. Pero Misao solo sonreía y se apoyaba contra él. No dijo nada.

Lo que no era precisamente bueno.

Tengo hambre.- fue todo lo que salió de su boca.

Aoshi la besó antes de levantarse y ponerse la bata. Afortunadamente la habitación contaba con calefacción, asi que pronto se acostumbró a la nueva temperatura. Miró por la ventana tratando de descubrir su auto, pero sólo vio nieve cayendo sobre más nieve.

No creo que podamos irnos aún, Misao.- declaró. La joven se estaba poniendo su bata también. Enseguida se reunió con Aoshi junto a la ventana. No le dijo nada, pero lo abrazó por la cintura y enterró la cara en su pecho, respirando su aroma.

Por alguna razón que Aoshi era incapaz de imaginar, Misao no le decía lo que estaba sintiendo y eso era algo muy raro… pero al menos se lo demostraba y eso le daba la certeza de que Misao guardaba sentimientos profundos hacia él. La besó suavemente. Después exigente. La soltó para acercarse al teléfono y pedir algo de comer a recepción. Cargó a Misao en brazos y la llevó de vuelta a la cama.

Te dejaré salir de aquí sólo si sale el sol- dijo Aoshi, abalanzándose sobre ella para besarla y besarla hasta el cansancio. Y Misao se reía y le correspondía en todas las formas posibles. El llamado a la puerta les obligó a retomar la compostura, para abandonarla en cuanto el joven que les trajo la comida se hubo retirado.

Más tarde, Aoshi decidió darse una vuelta por el lugar, para darle un tiempo a solas a Misao. Además, quería ver su auto e informarse sobre la tormenta de nieve. Fue en ese paseo que tuvo un encuentro inesperado…


Tenshi miraba interesado las fotos que su madre empezaba a enseñar a Kenshin y Kaoru. Los chicos habían ordenado la casa y le hacían compañía. Setsuna había informado a Kenshin sobre el retraso de Misao y Aoshi y éste le contó a la señora sobre los señores Kamiya. Asi que Setsuna, después de un rato, decidió mirar fotos ya que tampoco ellos podían salir de la casa y no tenían de momento otra ocupación.

Kenshin se reía de vez en cuando debido a las acotaciones que le hacía Tenshi con respecto a las primeras fotos. Fue en eso cuando una de ellas llamó poderosamente la atención de Kenshin. Era una foto relativamente nueva, donde salía Aoshi, Tenshi y un hombre entre ellos. No podía ser… pero algo que dijo entonces la señora Setsuna le confirmó lo que él sospechaba.

Se levantó, nervioso, excusándose para ir al baño. Subió corriendo las escaleras y llamó al celular de Aoshi para que le diera con su hermana. Tenshi lo había seguido al notarlo extraño y sin darse a conocer, escuchó lo que Kenshin le narraba a su hermana.

Oh… no- musitó Tenshi, llamado la atención de Kenshin sobre él. El pelirrojo se volvió alarmado. Tenshi lo miraba serio. –Tenemos una conversación pendiente, por lo que veo- dijo el fantasma. Kenshin solo cerró los ojos y asintió.


Misao, sentada en la cama y con el control remoto de la televisión, miraba la pantalla sin prestarle demasiada atención, pensando en otras cosas. En sus asuntos personales.

Tenía dieciocho años intensamente vividos y de los cuales no se enorgullecía para nada. Lo único que había hecho bien hasta el momento era haber encontrado la casa de Tenshi y asegurar la educación de Kenshin hasta el fin del año escolar.

La otra cosa buena era haberse topado con Tenshi primero y con Aoshi después.

Aoshi…

¿En qué momento había empezado a enamorarse de él?

Lo cierto es que en ese momento lo necesitaba… le agradaba verlo, estar con él… sentirlo cerca, oír su voz…

No era Tenshi como ella misma deseó en algún momento. Pero era mejor… era Aoshi, la amaba… Tenshi era un sabio, un gran sabio… el hermano gemelo de Aoshi la descubrió enseguida de verla. Él lo había sabido… la noche anterior, antes de salir con Aoshi, se lo había dicho.

Claro que empecé a sentir cosas por ti, Misao… pero a pesar de lo que yo sentía, supe, con ese instinto que tenemos los gemelos, que ante Aoshi yo no habría tenido oportunidad contigo, aunque hubiera seguido vivo. Y es raro, porque siendo ustedes tan diferentes entre si… y sin embargo, yo sentía que era contigo con quien mi hermano podía estar.

Misao sonrió con cierta amargura. Ahora entendía todo lo que su padre le había dicho alguna vez, para frenar su rebeldía. Que todas las cosas que hacemos se nos devuelven, ya sea como bendiciones o pesos con los cuales cargar en la conciencia… quizá si ella hubiera sido una mejor chica, ahora se sentiría feliz de que hombres como Tenshi y Aoshi la hubieran considerado. Pero lo cierto es que se sentía inapropiada. Más al pensar en el tremendo ejemplo que le había dado su tranquilo hermano menor.

Misao se secó una lágrima. No era tiempo de lamentaciones, que nada resolverían. Lo mejor era mirar optimista el presente. Su padre le había dicho que si ella se lo proponía lograría grandes cosas y sería una gran mujer.

La joven sonrió. Ella daría lo mejor de si cada día. Conseguiría un buen empleo si Aoshi se lo permitía y saldría adelante de la mano de él. Y sería lo que siempre debió ser. Y Aoshi, un día, aún sabiendo todo lo que debía saber de ella, despertaría a su lado y le diría no sólo que la amaba, sino que también lo orgulloso que estaba de ella.

Tejiendo en su mente fantasías románticas con Aoshi, Misao tomó distraída el celular que él había dejado en el cuarto para contestarlo. Por los problemas con el clima, la señal se fue, pero regresó momentos después y Misao se encontró saludando a su hermano. Luego le preguntó si estaba bien y empezaba a iniciar una conversación con él cuando notó la impaciencia en la voz siempre calma de Kenshin.

Hermana… ay, no sé como decirte esto… pero… es terrible.

Misao, como era de esperar, se alarmó bastante.

Dime, hermano, qué pasa… me estás asustando.

Kenshin buscaba las palabras para Misao. Empezó.

¿Recuerdas a Kenjiro?...¿Kenjiro Shinomori?- Misao parpadeó varias veces ante la pregunta de su hermano.

Si, si lo recuerdo… ¿por qué?

Hermana… es el padre de Aoshi.

Imposible… -musitó la chica.

Estoy seguro… la señora Setsuna me enseñó las fotos de la familia… Misao, ahora si que estamos metidos en un lío grave.

Pero… es que esto es… ¡yo nunca lo relacioné con Aoshi, menos con Tenshi al conocerlo!... Shinomori es un apellido bastante común en nuestra región.

Misao¿qué vamos a hacer ahora? Ese hombre te estuvo buscando un tiempo. Seguramente no siguió por lo de Tenshi. Pero ahora, que está por regresar de Milán con la hermana de Aoshi… y cuando te vea, Misao, cuando me vea a mí… Misao, me voy a teñir el pelo.

No, Kenshin, no digas estupideces… no me reconocerá… bueno, tienes razón, a ti te reconocerá enseguida, pero de todas formas, hay que mantener la calma. Escucha, algo se me ocurrirá…

¿Se lo dirás a Aoshi?-inquirió Kenshin con cautela. Misao lo pensó seriamente y enseguida tomó valor.

Sí, se lo diré, Kenshin. Es lo mejor… pero prepárate porque quizá tengamos que regresar a nuestra casa.-agregó con pesar.

El corazón de ambos hermanos se rompió en ese momento. Misao sólo escuchó un hondo suspiro de Kenshin antes de musitar "está bien" y colgarle para esperar sus instrucciones. La chica bajó la cabeza, pensando en que ella conocía los suspiros de resignación de su hermano y ella misma se culpaba por causarlos y no evitarlos.

Aoshi entró a la habitación y Misao decidió hablar con él de inmediato. Si Aoshi iba a repudiarla, lo mejor sería no dejar pasar más tiempo para no enamorarse más de él.

El hombre traía una bandeja con emparedados y se quedó contemplando a Misao, sentada en la cama. Justo en su vientre se veía abultado debido a las frazadas en desorden y de pronto se dio cuenta de que Misao bien podría quedar embarazada de él. Pero la idea no le desagradó…

Aoshi… quiero hablar contigo.

Seguramente ahora Aoshi debiera hacer de psicólogo. Se acercó a la cama y notó el semblante preocupado de Misao. Él tenía algo que contarle, pero prefería escucharla antes, asi que se sentó a su lado.

Dime

Misao no sabía por donde empezar. Intentó varias veces hilvanar una frase coherente, pero nada le salía y además, estaba temblando. No era tan fácil como ella pensó, contarle a Aoshi cosas de ella.

No tienes que decir nada que no quieras decir, Misao.- Dijo Aoshi comprensivo al notar el estado de la chica. Pero ella ya había tomado su decisión y era sin duda una mujer de acción.

Decidió empezar por el principio después de tomar aire.

Escucha, Aoshi… por favor… escúchame atentamente y no me interrumpas… si después no quieres volver a verme te voy a comprender.

Aoshi se irguió y decidió ser valiente. Pero si Misao le decía que no lo amaba, él se enterraba en la nieve hasta morir.

Está bien. Comienza.

Verás, Aoshi… cuando mi madre nos abandonó a Kenshin y a mí, como ya sabes yo pasé por un periodo difícil… es cierto que dejé la escuela con el tiempo porque olvidé las materias y tuve que empezar de nuevo. Aunque peleaba mucho con los más grandes que me veían en cursos de nivel más bajo, al menos estudiaba un poco intentando aprender todo, ocupándome en algo. Pero dejé la escuela… tenía casi catorce años.

En casa me sentía inútil. Kenshin asistía a la escuela y mi padre trabajaba en su taller en casa junto a los amigos que lo siguieron en su idea de independizarse. Yo me dedicaba al hogar y sus labores, pero cada día me sentía más insatisfecha… pensaba en que era injusto que yo no pudiera hacer algo más. Pasé por un periodo inestable y entonces decidí aprender algo de mecánica con mi padre.

Durante esa época me sentí relativamente bien. Ayudaba a mi padre a ganar dinero y a veces atendí a un par de clientes. Uno de ellos se fijó en mí, tenía como 23 años y se llamaba Hiroshi. Estaba sorprendido por mi habilidad y empezó a llamar mi atención, debido a que era muy atractivo. Un día se citó conmigo en un parque, me dijo que era hermosa y muy inteligente, que era digna de ser amada y que no debería estar en un taller mecánico, que era un lugar tan poco adecuado para una señorita. Y le creí…

Aoshi pasó saliva ante el relato de Misao.

Mi padre me aconsejó que no me juntara con Hiroshi, que no era una buena influencia para mí porque era demasiado mayor y yo muy niña. Además, me dijo que había muchas cosas del mundo que yo no conocía y que además ya era tiempo de que retomara mis estudios, porque sin ellos yo nunca sería alguien en la vida. Esa noche tuvimos nuestra primera discusión fuerte, porque yole decía que Hiroshi era bueno y honorable y que me apreciaba. Mi padre insistió con lo de la escuela, pero lo cierto es que yo tenía mucha rabia en mi por el abandono de mi madre… sentía que merecía vivir algo lindo y especial con Hiroshi y que mi padre debería permitir que alguien me quisiera en verdad. Era yo muy inmadura, Aoshi. Mi padre me ponía de ejemplo a Kenshin, que seguía con su vida y sus estudios a pesar del abandono de nuestra madre y era el mejor en la escuela. Eso terminó por enfurecerme al sentirme inferior que mi hermano y sentí que mi padre prefería a Kenshin que físicamente era muy parecido a él mientras que yo era similar a mi madre…

Por eso, cuando Hiroshi me lo propuso, escapé con él. Me fui a vivir con él a su casa y asi, teniendo yo quince años, inicié mi vida como mujer… no sabes cómo me arrepiento. Mi padre me fue a buscar a casa de Hiroshi en varias ocasiones, asi como Kenshin, rogándome que volviera, pero yo estaba ciega y no quería ver que Hiroshi realmente estaba interesado en mí porque yo era joven y tenía sexo con él… oh, Aoshi, fui tan tonta!

Hiroshi empezó a tener problemas de dinero porque sus padres se negaban a darle más debido a que estaba conmigo y a que su vida era desordenada y llena de excesos. Por eso un día, yo… para ayudarlo… comencé a robar partes de automóvil. Robé radios, espejos… a veces le ayudé a robar coches… le daba mi dinero a cambio de que me siguiera queriendo… de que no me echara de su casa. Y él aceptaba y me manipulaba para que siguiera asi. Me decía constantemente que yo no podría seguir con él si se nos acababa el dinero. La policía me atrapó en una ocasión y yo di un nombre falso y una dirección, además de inventarme toda una historia de orfandad, porque no quería que fueran a buscar a mi padre por ser menor de edad. Fui a parar a una correccional de menores de donde me escapé para encontrarme con Hiroshi en nuestro departamento con otra mujer. Con la que era su pareja oficial… Hiroshi me echó, me dijo que yo ya no le servía, que ya había ganado bastante conmigo y que estaba aburrido… además, de que ahora yo tenía prontuario y que sería deshonroso reconocer que estaba conmigo.

Me sentía muy mal, Aoshi… sobre todo estúpida… porque yo le había creído. Pero me dio sobre todo vergüenza y no quise regresar a mi casa. Seguí en la calle y bueno, seguí robando para subsistir y tener que comer. Mi padre empezó a buscarme hasta que dio conmigo y me llevó a casa y cuidó de mí hasta que superé mi nueva depresión… pero tuvo un problema económico y yo, con mi autoestima por el suelo, pensé que debía ayudarlo de alguna manera… asi que volví a robar. Pero esta vez robé algo grande… un auto muy costoso. Como tenía contactos, ellos lo redujeron enseguida y le llevé orgullosa el dinero a mi padre. Pero él no lo aceptó al saber de dónde provenía. Me dijo que prefería morirse de hambre a tener que sacrificar su honor con dinero mal habido y yo me enfadé con él. Mi padre entonces renegó de haberme enseñado todo sobre los autos, porque decía que yo utilizaba mal mis conocimientos. Me escapé nuevamente de casa…

Así fue durante un año… a veces estaba en casa y otras en la calle. Ante el menor problema con mi padre, escapaba y días después, de alguna manera él daba conmigo. En una ocasión un grupo me descubrió cuando yo estaba robando algo de un auto, no recuerdo bien qué era, pero entre todos me patearon y me mandaron al hospital… a pesar de que yo había aprendido a pelear muy bien estando en la calle, no pude defenderme y casi morí. Mi padre nuevamente fue a mi rescate para que la policía no me llevara en cuanto saliera del hospital y de regreso en casa le prometí enmendarme. Y así lo hice hasta poco tiempo antes que falleciera… porque… el taller mecánico estaba disuelto y yo no sabía que hacer para que mi padre no se enterara de que teníamos problemas de dinero porque sus hermanos estaban empezando a molestarnos. Además, yo le había jurado a mi padre que pasara lo que pasara, yo me haría cargo de Kenshin que era muy introvertido y dependiente de nosotros. Pero el asunto del dinero me estaba obsesionando, asi que cuando mi padre ya no pudo seguir trabajando y la gente no quería confiarme sus vehículos, yo… nuevamente y por última vez, decidí robar un auto más para mantener nuestros gastos básicos con ese dinero. Y juré que sería realmente la última.

Y lo robé… pero no tuve suerte, porque el dueño del vehículo me descubrió. Yo no quería ir a la policía nuevamente, no quería que mi padre se enterara, asi que empecé a patear y a pelear con el hombre dueño de ese auto. Él me zamarreó y se armó tal escándalo en la vía pública que alguien me reconoció y fue a informarle a mi padre de lo sucedido. Él llegó enseguida, apoyado en Kenshin. Mi padre estaba realmente muy mal. El dueño del auto quería llevarme a la policía y mi padre le rogó que no lo hiciera… pero el otro hombre insistía… asi que, al final… mi padre…

A Misao en ese momento se le quebró la voz. Sin duda le dolía mucho recordar eso… Aoshi por su parte no sabía cómo reaccionar, pero escuchaba atento. Misao a su vez tenía las mejillas muy encendidas.

... mi padre, Aoshi, se arrodilló frente a ese hombre y le rogó que me dejara libre antes que llegara la policía. Y le pidió perdón por no ser capaz de haberme guiado adecuadamente, pero que él estaba cerca de la muerte y quería tenerme cerca de él, con Kenshin. Tú no te puedes imaginar lo que sentí entonces… hubiera deseado que la policía me llevara y era incapaz de mirar a la cara de mi padre. El hombre del auto se conmovió y dijo a mi padre que estaba bien, que me dejaba libre… pero que era sólo por él. Luego me tomó de un brazo y me dijo al oído que me buscaría y no me dejaría en paz en cuanto supiera que mi padre había muerto, porque yo era una lacra que no merecía estar suelta por ahí. De regreso a casa mi padre no me miró ni me dirigió la palabra y durante días se comunicó conmigo mediante Kenshin… finalmente un día me abrazó y me dijo que me amaba, que nunca dejaría de ser su niña, que él sabía que yo era buena y que nunca más me comportara mal… Aoshi…- Misao sentía las lágrimas correr en torrente por sus mejillas.- … él murió días después… pero yo cumplí mi promesa esta vez y no he vuelto a portarme mal, te lo prometo. Kenshin está de testigo… no quiero defraudar a mi hermano que sufrió por mi culpa… tampoco quise defraudar a Tenshi y por eso fui a tu casa como él me lo pidió. Y tampoco quiero defraudarte a ti, pero… pero… - La joven agachó la cabeza.- Me temo que después de todo… acabé haciéndolo, porque… Aoshi… yo no sabía que tu padre era Kenjiro Shinomori, el hombre del auto que traté de robar… me… me acabo de enterar mediante Kenshin que lo reconoció en unas fotos de tu casa. Perdóname.

Misao se abrazó las rodillas y ocultó la cara entre ellas. Aoshi, a su lado, no sabía qué decir.

Asi que se levantó y salió de la habitación dando un portazo, dejando a Misao sumida en la más completa soledad.


Kenshin acabó de narrarle lo sucedido a Tenshi. Éste hizo un poco de memoria.

Hum… ahora que lo dices… recuerdo que en alguna ocasión, poco antes de irme de viaje, mi padre estaba furioso y hablaba de una ladronzuela a la que perseguiría. Decía que recordaba claramente su cara, asi como la de su hermano que seguramente sería una lacra como ella. Dijo que personas así no merecían tener tremendos padres que daba la cara por ellos. Y conociendo a mi padre… verás, Kenshin… él es especialmente testarudo y mal genio. Claro, con mi madre siempre es amable y gracias a ella mi hermano y yo nos salvamos muchas veces de las palizas que él nos quería dar. No creo que con mi muerte él haya cambiado y debo admitir que con esto… si él reconoce a Misao, sin duda que la echará de aquí. Kenshin, amigo, yo confío plenamente en ti si me dices que tu hermana se ha redimido, pero… eso sólo lo sabemos tú, yo y ella. Mi padre no y Aoshi… espero que no sea demasiado severo con ella cuando se entere.

Pienso lo mismo.-Añadió Kenshin siempre indulgente con Misao.- Ella merece una oportunidad para que la quieran.


Misao se había bañado. Se secó el cuerpo y se envolvió en una toalla grande. La tormenta de nieve había parado y Misao de pronto deseó estar enterrada afuera. Había dejado de llorar y lamentar su suerte, pero no se sentía mejor.

Iba a vestirse y a bajar al vestíbulo de la hostería para distraerse. No culpaba a Aoshi por enfadarse con ella y por no desear verla nuevamente. Quizá ella sólo sirviera para entretener a los hombres nada más… quizá no era digna de recibir amor después de todo. De pronto deseó no haber conocido nunca a Tenshi ni a Aoshi.

Salió al dormitorio a ponerse su ropa cuando se encontró con Aoshi hurgando en su bolso. Misao bajó la cabeza. Quizá él pensaba que ella se había robado algo…

Aoshi dejó el bolso sobre la cama y se acercó a Misao. Se paró delante de ella, mirándola intensamente. Pero Misao no le daba la cara. Solo miraba el piso y se sujetaba la toalla con fuerza.

Prometo que pagaré todo lo que te debo, Aoshi…

Cállate. No digas estupideces.

Aoshi envolvió a Misao en sus fuertes brazos y enseguida la llevó a la cama, donde la puso de pie. Asi, sus rostros quedaban a similar altura. Aoshi le tomó el mentón y la obligó a mirarlo.

Quizá sea yo el más imbécil de los hombres, Misao, pero… te amo. ¿Entiendes eso? Espero que tú al menos lo entiendas… porque lo que es yo no puedo entenderlo, solo sentirlo… y… y… me importa un maldito pepino si fuiste ladronzuela, si tuviste relaciones sexuales, incluso si supiera que eres un travesti operado… no lo sé… me enamoré de ti bajo las condiciones más adversas y en contra de mi voluntad cuando te creía varón aunque yo me había prometido no decirte nunca eso, pero ya ves, es la única afirmación que tengo para demostrarte la intensidad de mis sentimientos. Kenshin te adora, daría la vida por ti y estoy seguro de que es porque él te conoce mejor que nadie y sabe que eres buena aunque hayas cometido esos errores. Todos los cometemos, Misao… cuando yo era joven probé algunas drogas… Tenshi también lo hizo. Rompimos tantos corazones femeninos como pudimos por las apuestas estúpidas que hacíamos, solo para alimentar nuestro ego juvenil… y dime tú, Misao… ¿qué es más grave¿Robar por amor o matar ilusiones solo por orgullo?

Misao pensaba que no le quedaban más lágrimas hasta que llegó a su boca el sabor de una suya. No contestó nada.

Misao… te amo y si esto no es amor, debe ser lo más parecido que existe… y puedo entender tu necesidad de afecto, porque asi me siento yo con respecto a ti. Anoche fue maravilloso, Misao, nunca me había sentido así con nadie y no voy a perderte… no dejaré que te vayas, Misao… no, no lo haré. Si tengo que adoptar a Kenshin, o pelearme con mi padre para que te acepte en nuestra casa, lo voy a hacer. ¿Entendiste? Porque yo creo en ti, Misao… escucha, mi padre está en este sitio… regresó de Milán con mi hermana y pensaba darnos una sorpresa a mi madre y a mí para el Año Nuevo. Pero la tormenta de ayer lo obligó a desviarse y llegó aquí. Está con Megumi esperándonos para cenar. Y he pensado, Misao… mucho al respecto.

Misao se tensó, en espera de lo que Aoshi tuviera que decirle. Y empezó a temblar.

Mi padre es rencoroso… y tiene una condenada buena memoria para todo. Misao… durante dos meses te hiciste pasar por un chico en mi casa y yo no lo noté, ni los vecinos. Si él te ve como mi chofer, como mi trabajador… notará que eres honrada. Si te presentas como mujer ante él desconfiará, porque piensa que ustedes son muy… hum… manipuladoras y aunque no te reconociera, te mandaría a vivir a otro lugar, quizá dejando a Kenshin con nosotros y yo no quiero que te vayas lejos de mí. Asi que te disfrazarás de chico, Misao… y regresarás a la escuela. Está decidido. Le demostrarás a mi padre que eres la mejor y un día… un día te presentarás ante él como lo que eres. La mujer que yo amo.

Pero… pero… Aoshi, es un plan tan descabellado… creo que yo debería decirle lo que ha pasado a tu padre y…

Nada de eso, Misao. Creéme, no te escuchará… él es de ideas fijas. Si no te entrega a la policía, seguramente te echará de la casa, te verá como una amenaza por ser mujer, es muy machista y no tomará en cuenta el testamento de Tenshi. Y ya te dije que no me separarán de ti. Prefiero tenerte cerca todos los días aunque no pueda tocarte que verte a veces. Asi que, Misao… volverás a ser un chico. Acabo de rescatar tu terno de la cajuela del automóvil.

¿Terno?... ah, ya recuerdo… es el que usé para la fiesta de Navidad de tu empresa. Yo lo escondí ahí después de ponerme el vestido… pero…

Usarás esta gorra, Misao. Pienso que realmente es muy efectiva. Hablé con Kenshin hace un rato y creo que dentro de unas horas será moreno. Mi madre se pinta el pelo con regularidad, asi que Kenshin usará una de sus tinturas.

Misao notó como su terno estaba algo arrugado sobre la cama y Aoshi había sacado de su bolso el gorro que llevaba en él y que también había usado la noche anterior. La joven suspiró resignada… no quería volver a ser chico ahora que había descubierto lo que era ser necesitada como mujer. Pero por lo visto no tenía muchas opciones. Por un lado no quería separarse de Aoshi y por otro no quería dejar solo a su hermano o ser la causante de que los echaran de la casa.

Está bien. Si no hay otra manera. Aoshi… -la joven se apoyó en el cuerpo de Aoshi y sintió las manos de éste deslizarse por su talle, llevándose la toalla con ellas.

Saldrá todo bien, Misao… lo sé. No te preocupes. Yo cuidaré de ti¿está bien? Tú solo debes demostrar que eres la mejor y que puedes superarte.

Pero yo estoy muy lejos de ser la mejor…

Eres la mejor, Misao.- la cortó Aoshi, atrayéndola sobre él y besándola apasionadamente. Tenía dos horas antes de la cena y las pensaba aprovechar con Misao por el tiempo que no podría tocarla ni besarla. La recostó sobre él, desnuda, y luego, quitándose los zapatos, empezó a hacerle el amor poniendo todo su sentimiento, alma y vida en ello. Besándola con calma, saboreando su piel y guardando ese sabor en su memoria para evocarlo cuando quisiera… y Misao se entregaba esta vez concientemente, sabiendo que gracias a ese hombre ella podría dejar atrás todo lo que le hacía daño y podría mejorar. Y el acto en sí no fue solo más largo que la noche anterior, sino también mucho mejor.

Se permitieron un momento de descanso antes de la cena. Misao enlazaba su mano con la de Aoshi sobre el pecho desnudo de éste.

No puedo creer que volveré a los pantalones nuevamente, Aoshi. Menos que me lo hayas propuesto tú.

Aoshi notó el brillo divertido en los ojos de Misao. Estaba recuperando esa alegría que le gustaba tanto de "Misato Maki". La besó largamente en los labios y la llevó al cuarto de baño. Se dieron un duchazo rápido y Aoshi se vistió en tiempo récord mientras Misao terminaba de secarse el cabello. No quería tenerlo húmedo antes de meterlo bajo la gorra.

El hombre tomó el traje sastre de chico de Misao y lo preparó. Misao acababa de secarse y él se acercó a ella. Misao metió su sostén (sujetador) en su bolso, asi como su falda enrollada. Se puso entonces la camiseta que traía la noche anterior bajo la ropa. Sin el sostén, sus pechos no se elevaban pero se veían redondos, con el pezón erecto bajo la camiseta y Aoshi tuvo que reprimir sus ganas de tomarlos nuevamente. Ayudó a la chica con la camisa y la corbata. Y la observó ponerse las bragas y los pantalones, acomodándose la camisa dentro de éstos. Finalmente llegó el turno de la chaqueta. Y las botas de Misao, que no tenían un taco demasiado alto.

Misao no sonreía al ponerse toda esa ropa, pero trataba de mantener la moral alta. Se acomodó la gorra tras trenzarse el cabello y enrollarlo sobre su cabeza. Aoshi la abrazó y besó nuevamente.

Señor Aoshi, no sea pervertido…-dijo Misao muy formal.

Con chicos como tú, lo raro sería no serlo.- declaró, besándola nuevamente. Después le dio instrucciones a Misao.- En este rato mi padre y mi hermana estaban descansando del viaje de ayer… les dije que nuestra habitación era doble y que anoche nosotros salimos a tomarnos una copa celebrando una firma con nuevos clientes. Eres mi chofer y fuera de eso, puedes relatarle todo lo demás sobre Tenshi. Y recuerda, te amo.

Salieron de la habitación. Cuando Misao se encontró frente a frente con Kenjiro, reprimió el impulso de tomarle la mano a Aoshi.

Megumi era de una belleza impresionante y muy distinguida. Se movía de manera armoniosa y su voz era confiada. Kenjiro tenía un fuerte carácter, pero se notaba que adoraba a sus hijos, aunque también parecía severo con ellos. Se tragó todo el cuento de la celebración de la noche anterior y aunque Misao no deseaba hablar mucho, tuvo que relatar parte de su experiencia con Tenshi. Kenjiro y Megumi estaban al tanto de su estadía en la casa debido a que la madre de Aoshi les había informado. Pero afortunadamente no había revelado nada sobre el sexo de Misao.


Setsuna tomaba te satisfecha. Una llamada de Aoshi le había indicado que estaba bien. No sabía nada de la llegada de su esposo al país, porque Aoshi quería que fuera una sorpresa.

Estaba mirando la tele, cuando sintió que se abría la puerta del cuarto de baño, asi que instintivamente se volvió para mirar qué sucedía. Kenshin y Kaoru llevaban más de media hora dentro, riéndose.

Le agradaban esos chicos. Le recordaba a sus hijos en esa edad.

Pero no más verlos aparecer, Setsuna lanzó un grito.

¿Qué le diría a Tomoe cuando pasara a recoger a su hija?

Porque lo cierto es que así como Kenshin lucía tan moreno como Aoshi, Kaoru lucía una brillante cabellera roja.

La chica se había ofrecido a teñirse el cabello también para que los molestosos de la escuela se metieran con ella que podía hacerles frente y no se fijaran tanto en Kenshin que por cierto, gordito y todo, se veía muy atractivo con el cabello negro azabache. Tenía una apariencia de chico salvaje en contra de su anterior apariencia de chico tierno. La idea de salvajismo se la confería además esa cicatriz que le cruzaba la mejilla izquierda. Y sus ojos violetas destacaban intensamente con el contraste. Kaoru pensó que si Kenshin estuviera más delgado, las compañeras de escuela se lo comerían con zapatitos y todo.

A Kaoru el rojo del cabello no le quedaba tan mal, pero se veía extraña. Aunque si le preguntaban a Kenshin, él diría que le daba lo mismo que Kaoru estuviera calva, porque la seguiría queriendo igual.

Tenshi por su parte de reía a pata suelta de esos niños. Suerte que nadie podía escucharlo.


Aoshi no veía la hora de que terminara la velada. Había sido un éxito por el hecho de que Kenjiro aceptó a Misao y a Kenshin en la casa ahora que él volvía. Pero solo podía pensar en tenerla de vuelta entre sus brazos, retorciéndose bajo su cuerpo.

Kenjiro, que era una versión de Aoshi más adulta, era tan alto como su hijo y más ancho que él. Se notaba que gozaba de excelente salud y su cabello era tan espeso como Misao recordaba de su último encuentro cuando ella trató de arrancarle varios mechones. Sus sienes estaban plateadas ya y sus ojos eran grises. El hombre pensó, al retirarse a su habitación, que Misao parecía un buen chico… era un poco extraño, pero mientras no fuera homosexual, no tendría problemas de convivir con él.

Porque si había algo que Kenjiro odiaba, era a los homosexuales y los ladrones.

Era del tipo de gente que considera que los homosexuales son todos una piña de pervertidos que le haría un favor a la sociedad si estuvieran todos bien muertos. Daba gracias al Cielo que sus hijos le salieran bien machos y su hija bien mujer.

La tormenta de nieve había amainado durante la tarde, pero se esperaba que siguiera durante la madrugada… posiblemente podrían irse al día siguiente por la tarde de vuelta al hogar a pasar el Año Nuevo en familia como debía ser.

Misao se dejó desvestir por Aoshi y lo besó como si no hubiera futuro después de esa noche. Aoshi penetró en ella una vez más consumido por la pasión que le provocaba y después de eso la abrazó, la arropó con su cuerpo y le cantó al oído todos esos temas románticos de los que él siendo adolescente renegaba pero que en el fondo le gustaban tanto. Y aunque su voz no era precisamente privilegiada, a Misao se le ocurrió que era como si los ángeles bajaran a cantarle desde el cielo.

A esa hora, Kenshin y Kaoru jugaban a disfrazarse y desfilaban sus excéntricos trajes ante Setsuna. Así aparecieron ambos vestidos de chicos con los ternos de Aoshi que le quedaban enormes. También Kaoru probó a vestirse de señorita con algo de Megumi y por ahí acabaron disfrazándose de piratas, de gángster, de soldados. Hasta las cacerolas les sirvieron de sombrero, aunque lo que mató a Setsuna de la risa fue ver a Kaoru con un orinal blanco con flores pintadas a mano en su superficie, que era una herencia de familia y que hacía años nadie usaba, pero que tenía un lugar bajo su cama.

Fin acto doce.

Junio 12, 2005.

Bien, como verán, he vuelto a las andadas… no les adelanto lo que viene, pero sí les puedo decir que Aoshi y Misao tendrán un par de problemas de aquí en adelante… si han leído atentamente, podrán inferir de qué se trata.

Un besote.