Declaración: Rurouni Kenshin y todos sus personajes pertenecen A Nobuhiro Watsuki sensei (y él se pertenece a sí mismo) y a los tipos que compraron los derechos y destrozaron la historia en el Seisohen (a quienes jamás perdonaré por el final. La historia estaba buena, pero...) Los personajes que aquí aparecen son de invención mía pero se basan en la historia y no sé
a quien pertenecen... supongo que esos si me pertenecen, pero sea como sea, hago esto sólo por diversión y sin fines de lucro...(Dios, que largo)
Misao, una Chica en Apuros
(Especial 24 avo Aniversario Blankaoru)
Acto trece
Hacia la Primavera
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Tras convivir en el albergue durante medio día con Kenjiro, Misao pudo comprender completamente a Aoshi en su empeño de hacerla pasar por chico nuevamente. El hombre era un verdadero cavernícola.
Tenía unas ideas muy anticuadas sobre las relaciones hombre-mujer. Las mujeres debían ser suaves y amables. Los hombres rudos y posesivos. Bien machos. Sólo asi funcionaba bien la sociedad. No podían mezclarse entre ellos ni convivir sin estar casados. Era bastante intransigente, y sin embargo, por alguna extraña razón, pareció caerle bien Misao. Pero le puso en claro que no toleraba las mentiras y que ya que Aoshi le había hablado tan bien de él, debía demostrar que era el mejor.
Aoshi le relató a Kenjiro lo del problema de memoria de Misao, sin revelar detalles salvo el hecho de que había perdido los estudios. Mientras Misao le demostrara que era muy "macho", Kenjiro podría perdonarle cualquier cosa, como no haber estudiado. Asi que el padre de Aoshi aceptó de muy buena gana la idea de que Misao entrara a la escuela nuevamente cuando su hijo se lo comentó. Tampoco puso problemas en que vivieran en la misma casa, después de todo, Megumi aun regresaría a la universidad de Tokio durante el nuevo semestre, ya que había finalizado su intercambio estudiantil, asi que permanecería en casa algunos días.
Misao miraba como Kenjiro escuchaba con sumo respeto a su hijo. Seguramente aceptaba que ya en esos momentos Aoshi poco a poco pasaba a ser el cabeza de familia. La empresa que había levantado con esfuerzo y trabajo estaba dando muy buenos frutos y eso, ante el padre, elevaba a Aoshi a un nivel superior dentro de la jerarquía de familia. Sólo esperaba que se casara y sabía que Aoshi no tardaría en hacerlo.
Megumi por su parte resultó ser tan encantadora como bella. Y tenía su carácter. No hablaba mucho, pero cuando algo que decía su padre no le parecía, daba a conocer enseguida su opinión. Tenía a todas luces una mente mucho más abierta que su progenitor sobre las relaciones humanas, las personas y la vida en general. Cuando Megumi descubrió que Misao era un estupendo oyente, no dudo en tener interesantes charlas con "él".
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Kaoru colgó el teléfono y miró a Kenshin con tristeza.
Hoy tampoco llegarán… los caminos siguen bloqueados… quizá puedan pasar mañana en la noche o pasado mañana.
Pero están bien, ¿no?-inquirió Kenshin.
Kaoru una vez más notó los ojazos de su amigo. Eran preciosos.
Si, están bien. Mi hermanita se lleva bien con mis primos y tienen suficiente comida para varios días… pero están aislados. Mis tíos les prestan ropa y duermen los tres en la misma cama. Mi papá te mandó saludos.
Kenshin sonrió y le subió el volumen al televisor.
Esa mañana, Kaoru había convencido a Kenshin que una buena manera de bajar de peso era haciendo ejercicio. Kenshin le dijo que él no podía llegar y hacer cualquier ejercicio porque quizá le sentaban mal. Entonces Kaoru le respondió que bailar no le hacía mal a nadie y que ella le enseñaría a bailar en su alfombra musical.
Y en eso estaban.
Kenshin colocó sus pies cubiertos solo con calcetines sobre los círculos que le indicó Kaoru. La señora Setsuna se sentó cerca de ellos a tejer y observarlos. Le encantaban esos niños… realmente la hacían muy feliz con sus juegos porque espantaban su tristeza debido al duelo por su hijo.
Aunque su corazón de madre nunca dejaría de llorar por Tenshi. Era una pena con la que despertaba a diario, sabiendo que asi sería hasta el último de sus días.
Pero no era momento para pensar en eso.
Kaoru enseñó a Kenshin a seleccionar niveles y música usando sus pies. Empezarían con un tema de combinaciones simples.
Durante la tarde, cuando los chicos seguían jugando en eso y Kenshin ya había adquirido cierta habilidad en el juego, después de sudar mucho y romper un pantalón, sonó el teléfono. Setsuna contestó.
Madre… hola, mamá. Te informo que con Misao llegaremos dentro de dos horas a la casa, asi que tendremos un Año Nuevo en familia. Están despejando el camino antes de que empiece a nevar nuevamente, asi que aprovecharemos de salir de inmediato.
Pero hijo… debes tener cuidado.
Claro que lo tendré, mamá. Misao conduce… y ya sabes que es de lo mejor.
Madre e hijo intercambiaron algunas frases cariñosas y Aoshi cortó la comunicación. Kenshin sonrió al comprender que vería a su hermana dentro de poco, mientras Setsuna se levantaba para ver si tenían los ingredientes necesarios para cocinar algo delicioso esa noche.
¿Estás listo para pasar al siguiente nivel?
Claro que si, Kaoru. Cuando tú digas.
Kaoru seleccionó un nuevo tema para su amigo. "Butterfly"
Kenshin se quedo quieto, concentrado en la pantalla y Kaoru no pudo dejar de observarlo…
Llevaba todo el día en eso, y aunque ella pensó que él no lo soportaría, aún tenía fuerzas para seguir aprendiendo a jugar en la alfombra… y tenía una agilidad innata que la asombró.
Al comenzar a jugar, Kenshin tuvo dificultades de equilibrio, ya que conservaba su brazo inmovilizado… se turbaba con los pasos y se enredaban sus pies. Pero, pasado un rato, su cuerpo rechoncho comenzó a moverse con una gracia que ya se la quisiera Kaoru. Si hasta elegante se veía bailando…
Ay
ee ay ay
Ay ee ay ay
Ay ee ay ay
Esperando al samurai.
Era cierto… Kenshin se parecía mucho a su héroe del cómic que tanto le gustaba… Kenshin Himura. Bueno, Kenshin Himura era un flaco bajo y este Kenshin Makimashi era bastante más… grueso.
He estado buscando a un hombre
A través de todo Japón
Sólo para encontrar,
Encontrar a mi samurai
Kenshin seguía moviéndose al ritmo de la música y marcando puntos. Aunque se le pasaban varios puntos especiales, en general su nivel iba mejorando.
Alguien
que es fuerte
Pero aún un poco tímido
Necesito
sí
Necesito mi samurai
¿Fuerte? Claro que Kenshin era muy fuerte… esa mañana había levantado el sofá como si nada con su brazo sano para que Kaoru rescatara el colgante que usaba alrededor del cuello y que se le había caído, regalo de su padre.
Y tímido… si, era un chico tímido… salvo con Kaoru y Misao, él hablaba muy poco…
Ay
ee ay ee ay
Soy tu pequeña mariposa
Verde, negro y azul
Colores en el cielo.
Y desde luego que Kaoru, al despertar y verse abrazada por él se había sentido muy pequeña, pero también bastante cómoda…
La chica parpadeó… ¿qué cuernos le estaba pasando?
Kenshin era un chico… y los chicos son los enemigos, ¿no?
Bueno, evidentemente Kenshin era un chico fuera de lo común… y para ella él nunca podría llegar a ser su enemigo…
Kaoru… Kaoru…
La niña salió de su ensimismamiento. Kenshin, de pie y cansado, le indicaba la pantalla: El puntaje obtenido le alcanzaba para pasar al siguiente nivel.
Tenía razón… tenía lo necesario para pasar al siguiente nivel.
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Misao ponía toda su concentración en el camino. Estaba resbaloso y el auto había patinado en dos ocasiones. Kenjiro admiró su cabeza fría para conducir bajo esas condiciones… algo emanaba el joven chofer de su hijo que le hacía confiar en que llegarían bien a casa esa noche.
Kenjiro y Megumi habían llegado a la posada en taxi… asi que la aparición de Aoshi con el vehículo fue providencial. Lo mejor es que su chofer era muy competente. Había sido una estupenda contratación. Misao por su parte, sólo pensaba en que debía actuar bien porque Aoshi estaba a su cuidado… además, quería llegar a casa y abrazar a Kenshin.
Aún les faltaba mucho rato para finalizar su viaje, pero ella sabía que lo harían.
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Kaoru miraba a Kenshin decorar con cuidado los alimentos que había ayudado a preparar a Setsuna…
En realidad… Setsuna le había ayudado a Kenshin. Era un chico con un ingenio increíble para cocinar cosas deliciosas, combinando bien los ingredientes. Kenshin, recién bañado, se había asomado a la cocina, notando que Setsuna aún no decidía que preparar… y él le sugirió unas cuantas ideas para terminar haciéndose cargo.
Sopa, arroz, ensaladas, pescado, cremas… aromas deliciosos salían de la cocina y Kaoru sólo podía pensar en que quien fuera la esposa de Kenshin sería afortunada, porque comería muy bien. Kenshin, por su parte, sabiendo que venía más gente de la que esperaba Setsuna, preparó más porciones sin que ella lo notara.
Kaoru sintió el sonido de una llave en la cerradura de la puerta de entrada a la cocina y supo que habían llegado. Setsuna y Kenshin prestaron atención.
Señor Aoshi.- saludó Kaoru a su amigo mayor. Éste la beso en las mejillas y le revolvió los rojizos cabellos con una mano, comprendiendo quizá por qué se había teñido ella. Enseguida Aoshi pasó a saludar a su madre, a quien abrazó con afecto.
Cuando Misao entró a la cocina, se quedó de pie, mirando a Kenshin con sus negros cabellos.
Y él, a su vez, notó las ropas varoniles de su hermana.
Y se abrazaron.
Hermano… discúlpame… lo siento tanto… - dijo Misao con pesar. Kenshin sólo sonrió.
No tienes de qué disculparte, Misao… recuerda que yo iba a hacerlo de todas maneras por lo de… mamá.
Los hermanos se abrazaron nuevamente. Luego Misao saludó a Kaoru y a Setsuna. Después de eso, Aoshi con los ojos brillantes, le dijo a Misao que ella se encargara del resto. Setsuna no comprendió nada hasta que Misao salió y haciendo un gesto, volvió a entrar a la cocina.
Momentos después, Kenjiro aparecía en el umbral.
Setsuna no podía creerlo… ¡su esposo! Enseguida apareció Megumi y ambos abrazaron a la madre que no pudo evitar las lágrimas.
Oh… no sabía que venían… que sorpresa tan bonita… Kenjiro, Megumi… los extrañé tanto. Pero… tú, Kenshin, lo sabías, ¿no?
En ese momento Kenjiro reparó en Kenshin y en Kaoru y exigió explicaciones.
Kenjiro, ella es nuestra vecina, la hija de Kojiro…
¿Qué acaso no es muy pequeña para estarse pintando el cabello?
Papá, déjala… se ve muy linda.- dijo Megumi, peinando con sus dedos los cabellos lacios de la coleta de Kaoru.- te queda precioso ese color.
Padre.- dijo Aoshi.- La niña Kamiya se queda aquí porque sus padres están aislados con unos parientes. Pero están bien. Hablé con tu madre por teléfono cuando veníamos de regreso, Kaoru, y te mandó saludos.
Ya veo.- respondió Kenjiro. Luego miró a Kenshin, con su regordete rostro salpicado de harina y su delantal de cocina.- ¿Y este es Kenshin? Misao, no sabía que a tu hermano le gustaban estas labores.
Él preparó la cena, Kenjiro.- dijo Setsuna rodeando a Kenshin, que se sentía amenazado, con sus brazos, intuyendo la impresión que Kenjiro se estaba llevando de él.- Es un chico muy bueno, me ha hecho compañía y se ha portado excelente, asi que espero que lo trates bien, porque esta es la herencia que nos ha dejado Tenshi. Misao y Kenshin eran sus amigos, le brindaron su ayuda y lo tuvieron en su casa.
Si, ya sé todo eso. Aoshi me contó lo que pasó. Pero Kenshin, no te quedes ahí… ayuda a Misao a bajar las maletas y los obsequios que traemos para todos.
Kenshin no esperó a que se lo repitiera dos veces.
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La cena de Año Nuevo estuvo deliciosa, en un ambiente cálido y grato. Tenshi, entre sus familiares, estaba feliz de la incorporación de Kaoru en la casa, porque ella ocupaba el puesto que generalmente usaba Tenshi en la mesa y asi su ausencia no se hacía tan evidente al menos a la vista. Además, todos trataban de ser agradables, sabiendo que la niña estaba apenada por estar lejos de sus padres y su hermana.
Kenjiro reconoció que Kenshin cocinaba muy bien. Setsuna lo dejaba hablar poco al respecto, sabiendo que su esposo se moría de ganas por lanzar alguna frase sarcástica ante una posible "feminización" de Kenshin debido a su gusto por la cocina. Pero Kenshin no era tonto y notaba que al caballero él no le había caído bien. Al menos, contaba con el apoyo de toda la familia, incluida Megumi que lo encontró guapísimo.
Cerca de la medianoche, todos se retiraron a la sala de estar para beber algo. Antes de la cena, Megumi había peinado a Kaoru y la había maquillado ligeramente para sacar lo mejor de ella. Incluso le había prestado sus peines y la había dejado hermosa como una muñeca. Misao miraba el cambio en Kaoru y a la vez observaba sus propias ropas varoniles, lamentando su suerte…
Ella nunca había sido pretenciosa pero, en el último tiempo, le hacía ilusión que Aoshi la encontrara más bonita. Y cuando por fin estaba en camino de conseguir eso… tenía que regresar a las corbatas y los pantalones.
No, no era justo.
Salió de la habitación de Megumi en dirección a la suya, a cambiarse de terno, cuando sintió la voz de Tenshi y luego lo vio al lado suyo.
No sabía que mi hermano tenía estos gustos… mira que uno nunca deja de conocer a las personas.
No te burles, Tenshi.- le advirtió Misao, recordando la tarea pendiente de buscar a una médium que le enseñara a patear al fantasma cuando éste la cabreaba.
De todas maneras, creo que solo con el terno y el cabello suelto, puedes llegar a verte bastante sexi, Misao. Algo tienen las ropas varoniles que en una mujer…
Tenshi no siguió hablando, porque Misao de pronto no estaba con él.
Misao no supo bien qué fue lo que pasó, pero de un momento a otro, sintió que era jalada de un brazo hacia una habitación. Luego, no vio, nada, pero sintió cerrarse una puerta y luego como un cuerpo duro la presionaba contra ésta.
Y como los labios de Aoshi reclamaban los suyos con extrema urgencia en medio de aquella oscuridad.
Llevo apenas media tarde sin tocarte y ya siento que me estoy volviendo loco.- susurró a su oído antes de volver a besarla.
Tenshi asomó su cabeza en la habitación, notando que pasaba. Sonrió como un tonto feliz y regresó al pasillo, silbando una alegre canción que nadie escuchaba salvo él… y Kenshin si es que estaba cerca. Hasta que vio subiendo por la escalera a su padre.
¡Santa Madre del Cielo!- exclamó Tenshi… la habitación de Kenjiro y Setsuna quedaba en el primer piso de la casa porque Kenjiro tenía un problema a la rodilla derecha… era obvio entonces que buscaba hablar con alguien. Y no era Megumi, porque pasó de largo frente a su habitación. El fantasma entró al cuarto de Aoshi.- Misao, Misao… deja de besar a mi hermano.
Misao no lo escuchaba. Estaba demasiado concentrada en los labios que estaban moviéndose sobre los de ella, tomándolos, separándolos ligeramente para brindarle más caricias.
Misao… préstame atención…
Tenshi saltaba alrededor de una Misao absorta, muy cómoda entre los brazos de Aoshi que a su vez no se percataba de los pasos por el pasillo.
Kenjiro se acercaba.
Era raro… él no veía luz bajo la puerta de la habitación de Aoshi. Kenjiro pensaba que su hijo estaba cambiándose de ropa para cenar, pero sin luz, era una tarea difícil. Giró el pomo de la puerta y entró. Enseguida encendió la luz desde un interruptor que encontró a tientas en la pared.
Y sorprendió a Misao y Aoshi… cambiando la ampolleta de la lámpara, ayudados con la luz que salía del cuarto de baño cuya puerta estaba abierta.
Es lo malo de éstas ampolletas, señor Aoshi. Se queman frecuentemente. Son una mejor inversión las de color blanco, porque duran más y gastan menos energía.
Tendré muy en cuenta tu consejo, Misao. Muchas gracias. Al menos esta vez no provocó un corte general en la casa.
Misao salió de la habitación con una ampolleta quemada y se dirigió a la de ella. Kenjiro entonces entró a hablar algo con Aoshi.
Gracias, Tenshi. Te debo una.- le susurró Misao al fantasma mientras se anudaba la corbata.
Soy tu ángel de la guarda… ¿lo olvidas? Aunque sea la relación más extraña que he visto en mi vida, protegeré el amor tuyo y de mi hermano.
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A la medianoche, Kenshin no se lo pensó demasiado y abrazó a Kaoru, rodeándola con ambos brazos, pues se había quitado el cabestrillo para cocinar. La niña lo besó en la mejilla y apoyó su cabecita en el pecho del joven.
Setsuna abrazó a Megumi y Aoshi juntos. Enseguida abrazó a Kenjiro mientras que Megumi se ocupaba de Kenshin.
Aoshi notó a Misao sola y la atrajo hacia su cuerpo, dándole una palmada en la espalda.
Feliz año nuevo, Misao.-
Feliz año Nuevo, Aoshi.
Hubiera deseado quedarse en contacto con él más tiempo. Pero Megumi reclamó la atención de Misao. Posteriormente Setsuna, Kenshin y Kenjiro, asi como Kaoru.
Recordaron a Tenshi y brindaron por él ante un retrato suyo colocado en un lugar de honor. Y después de ello, se retiraron a sus habitaciones a descansar.
Megumi y Aoshi a las propias. Misao a la habitación que con anterioridad le había asignado Aoshi y Kaoru se fue a la habitación con Kenshin. Estaba muy cansada. Kenjiro apareció por allí y notó como ella, lista en su pijama, se metía en la cama que estaba al lado de la de Kenshin.
Hey, niña, una señorita no puede compartir habitación con un joven. Aunque seguramente de éste no tengas nada que temer, esta es mi casa y esa es la regla.
A Kenshin se le subieron los colores al rostro… pero a Kaoru no. ¿Qué tenía de malo dormir cerca de Kenshin?
Vete a dormir con… con Megumi.
Kaoru recordó que su padre le dijo que uno siempre debía respetar las reglas del dueño de casa, asi que siguió a Kenjiro y luego se metió en la cama con Megumi que la recibió sin problemas. Kenshin por su parte quedó contrariado… no sabía qué pensar. Miraba a su lado la cama vacía, sin Misao ni Kaoru y le daba cierta congoja. Sin duda estaba afectado por la antipatía de Kenjiro hacia él.
Cerca de las dos de la mañana, Megumi que leía un libro, miraba a Kaoru a su lado, con los ojos fijos en el cielo del dormitorio.
Vete con tu amigo, Kaoru.
Eeh?
No soy tonta… sé que prefieres dormir allá que conmigo. Vete, que no le diré nada a mi padre. Pero te me regresas antes de las diez de la mañana aquí, ¿ok? Mi papá es muy estricto sin necesidad. Misao me ha contado lo buenos amigos que son y lo bien que le haces a su hermano.
¿Ella hacerle bien a Kenshin?
Kaoru le dio las gracias a Megumi y de puntitas se pasó a la habitación del peli… del ahora pelinegro que dormía con una lampara tenue encendida cerca de él.
Kenshin despertó, descubriendo a Kaoru a su lado, de pie.
No, Kaoru, vete… el señor Kenjiro…
Megumi me envió. Dice que es mejor que duerma aqui… que si mañana me levanto temprano no habrá problemas. Y ahora muévete y hazme lado.
¿Qué?
Ya oíste. Mi cama debe estar helada, pero tú eres calentito. Asi que dormiré contigo.
Kenshin no dijo nada, pero elevó las frazadas al tiempo que le hacía lugar a Kaoru. Ella se acomodó usándolo de almohada.
Y enseguida se durmió.
Kenshin la contempló un rato, antes de apagar su lámpara, arroparla mejor y dormirse también.
A esa hora, Misao en voz baja le hacía un resumen a Tenshi de sus aventuras. Éste señalaba:
No puedo creer que Aoshi te haya propuesto tal cosa. Sin duda está loco por ti… mi hermano jamás antes habría engañado a nuestro padre de esa manera. Aoshi se comporta como un chiquillo, pero… está bien. Ya es hora de que se alegre y viva aventuras. Que corra riesgos. Lo único que me da pena en este asunto es que tú seas visto como el chico ideal sin serlo, y que tu hermano en cambio…
Es verdad… a tu padre no le agradó Kenshin. Espero poder resolver eso. De lo contrario, creo que lo mejor será irnos de aquí. No puedo estar en un lugar donde mi hermano no es bien recibido. Kenshin es muy sensible y yo no puedo permitir que se le menosprecie por una tontería. Porque mejor hombre que él, no hay, Tenshi.
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Tomoe estaba tan feliz de reencontrarse con su hija, que ni le importó lo de su cabello. Kojiro se rió bastante con el asunto, y su hermana menor decía que quería el pelo rojo. Días después, Kenshin y Kaoru volvieron al colegio.
Pero no volvieron solos.
Después de varias conversaciones, Misao ingresó con ellos, a un curso especial de nivelación en el mismo horario que su hermano y Megumi por su parte, regresó a Tokio, donde estudiaría el resto del año.
Al principio, Aoshi le dijo a Misao que no había problema si usaba su verdadera identidad en la escuela. Eso hasta que Kenjiro se enteró de que los chicos asistían a clases y exigió participación en la educación de los dos. Por lo tanto, Misao a regañadientes compró un uniforme como el de Kenshin. No sería bueno que, en alguna reunión de padres y apoderados, le dijeran a Kenjiro que Misao era una muy buena "alumna".
Asi que Misao estudiaba en las mañanas, después de dejar a Aoshi en la empresa. Por la tarde pasaba por él y aunque no podían tocarse en el auto, porque ella iba adelante y él sentado atrás, conversaban mucho y él le hacía promesas y hacían planes.
Ya en casa, Misao hacía sus tareas diligentemente junto a Kenshin quien le ayudaba bastante. Pero Aoshi se ocupaba más de ella.
Se sentaba a su lado y repasaban las lecciones juntos. Con gran paciencia, Aoshi acompañaba a Misao hasta que la mente de ella asimilaba eficazmente la información que alguna vez perdió después de su accidente. Y la joven aprendía kanjis, historia y poesías. También la matemática.
Como Kenjiro trabajaba fuera de casa, Aoshi aprovechaba esas instancias de estudio para acariciar la cabeza de Misao o besarla en las mejillas como incentivo. Ella se dejaba mimar por Aoshi y por Kenshin. Aunque aún se lamentaba de usar esas ropas, se sentía tan querida que era lo de menos. Setsuna observaba a Aoshi tan enamorado de Misao… que no le molestaba la extraña relación que tenía, en parte, impuesta por la forma de ser de Kenjiro. Setsuna estaba de acuerdo en que Misao aprendiera y fuera a la escuela, notando como la chica ponía todo su empeño. Le tenía mucho afecto, sin duda.
Pronto llegó la primera boleta de calificaciones de los hermanos Makimashi. Kenshin tenía sobresalientes en todo. Misao también tenía calificaciones muy buenas, y ni ella podía creerlo.
Kenjiro felicitó a Misao efusivamente. Sin duda era un chico a todo dar… no como el gordito. Aoshi por su parte, dijo que Misao era ejemplar.
Misao en la escuela no la pasaba mal. Sus compañeros eran respetuosos con "él", debido a su carisma. Contaba unos chistes tan buenos que hacían reír a cualquiera y además, no dudaba en prestar su ayuda a los compañeros que iban más atrasados. Fue asi que en cosa de un mes de clases, Misao era un chico popular. Durante los recreos, se juntaba con Sanosuke, Yahiko, Kaoru y Kenshin con el fin de ayudar al prójimo.
Eran los recreos verdaderas aventuras de media hora de duración. Kenshin, de perfil muchísimo más bajo que los demás, era el encargado de trazar los planes de vigilancia. Y Misao, líder natural, la de ejecutarlos, ganándose la confianza de Yahiko y Sanosuke que no tenían idea de que bajo el uniforme se ocultaba una mujer que luchaba día a día por superar sus debilidades y a quien seguían en todas sus andanzas. Gracias a ello, los matones de la escuela se lo pensaban muy bien antes de molestar al resto pacífico de la comunidad escolar. Y Kaoru ya quería que Misao le enseñara todos esos trucos que conocía para dar un combate de buen nivel. Sin duda que ella le guardaba el secreto.
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Aquella tarde de inicios de Febrero, Aoshi se encontraba en su oficina trabajando y se detuvo un momento a pensar…
Misao se esforzaba considerablemente y eso sólo reforzaba los sentimientos que tenía por ella. Seguramente ya era tiempo de premiarla debidamente. La invitaría a la playa, el fin de semana. Cenarían por ahí y rentarían una cabañita donde pasar la noche.
Aunque cada vez que podía, raptaba a Misao dentro de la casa para besarla a su antojo. Ella tenía un sexto sentido bastante confiable, porque presentía a Kenjiro antes de que apareciera por la casa. Hasta para eso era una mujer interesante. Lo que Aoshi ignoraba es que ese sexto sentido no era otro que su hermano Tenshi que divertido, los miraba besarse apasionadamente un momento y después, aparentar que estaba reparando diversas cosas. Pero al menos, todas las cañerías, lámparas y artefactos diversos, funcionan de lo más bien…
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El sábado Aoshi habló con Misao y Kenshin en su despacho en la casa.
Se los pondré de esta manera, chicos… Kenshin, tú estás conciente de que tu madre niega vuestra existencia, ¿no?
Si, Aoshi. Misao me contó todo lo que pasó en el restaurante.
Aoshi miró atentamente a Kenshin. Le parecía que estaba más gordo que antes…
Está bien. Pues debo informarles que vuestra madre me ha preguntado bastante por ustedes… en realidad, me ha hecho comentarios cuando se reune conmigo en la empresa. Ignoro qué se propone, pero creo que ustedes deben decidir si quieren hablar con ella, asi sea para restregarles las verdades en su cara, para decirle que no la quieren ver en su vida o para escuchar lo que ella tenga que contar. Yo no interferiré en su decisión y los apoyaré, decidan lo que decidan.
Gracias, Aoshi.- dijo Misao.
Otra cosa. Estoy muy contento por ustedes… sus calificaciones siguen en ascenso y es genial. Creo que podríamos salir de paseo por ahí. Y de paso dejamos a mis padres con la nana Saori para que tengan su espacio, ¿no les parece?
Creo que con Kenshin sabemos muy bien a donde queremos ir.
¿Dónde?-preguntó Aoshi.
A visitar la tumba de Tenshi y la tumba de papá. No hemos podido ir por las tormentas que hubo de nieve.-dijo esta vez el pelirrojo en voz baja.
Aoshi meditó en las palabras del chico. Sin duda lo mejor sería hacer eso.
Está bien. Es cierto. Iremos al cementerio a dejar flores a la tumba de mi hermano y después, nos iremos a la ciudad de ustedes a ver su casa y la tumba de vuestro padre.
Los rostros de los hermanos se iluminaron.
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El almuerzo, preparada por Saori que después de las fiestas había regresado a la casa, estaba delicioso. Megumi estaba de visita ese fin de semana y junto a Kenshin le ayudaron a retirar los platos a la amable señora, lo que exasperó a Kenjiro.
Chico, deja que Saori y Megumi hagan eso.
Señor Shinomori… la señora Saori se ha rebanado un dedo. Creo que es bueno ayudarle un poco.
El yeso de Kenshin ya había sido removido por completo de su brazo, pero debía usar vendas y asistir a terapias.
Esa mujer es más fuerte que tú. Además, es su trabajo. Deja esas labores para las mujeres… no me gusta ver que te comportes como marica.
Kenshin bajó la cabeza y Misao apretó los puños. El silencio se hizo en la mesa.
No soy marica, señor.- dijo Kenshin en un hilo de voz. Saori le quitó los platos sucios de la mano y los llevó a la cocina. Megumi regresó.
Kenjiro, deja a Kenshin tranquilo. Es un niño muy bueno y…- empezó Setsuna, pero Kenjiro no la dejó seguir.
Míralo, Setsuna, ¿cómo quieres que lo deje? En vez de lavar platos, debería estar afuera, jugando béisbol con los chicos del barrio, o montando en bicicleta, conquistando chicas o por último rompiéndose un hueso en una buena pelea. Pero no… se la pasa todo el día leyendo libros de cocina, engordando como el cerdo seboso que es…
Papá. Cállate.- dijo Aoshi.
¿Por qué tengo que callarme si es la verdad?… está tan gordo que asi no conseguirá atraer a ninguna chica. ¿Por qué no puede ser como su hermano Misao? Misao es activo, está todo el día haciendo cosas útiles. El otro día lo vi trenzarse a golpes con unos chicos de la escuela y salir victorioso, en cambio Kenshin, míralo… está tan aterrorizado que ni habla…
¡BASTA, SEÑOR SHINOMORI!- explotó Misao que había oído suficiente, rodeando con sus brazos a su hermano menor que inmóvil, se mantenía de pie en el medio del comedor. –No tiene ningún derecho a recriminarle a Kenshin su forma de ser. Es mi hermano y no permitiré que usted ni nadie se meta con él… él es todo un hombre, mucho mejor que cualquiera que conozco y es el mejor de su clase, es el más inteligente y el más gentil.
¡Bah. Esas son cosas de niñas, Misao… tu hermano es maricón. No creas que no lo he notado… se siente más a gusto jugando con la niña Kamiya que con Sano y Yahiko como tú!
Mi hermano no es maricón… vuelva a decirlo y le juro por todos los infiernos que yo mismo haré que se trague sus palabras.
¡Misao!-Exclamó Aoshi, poniéndose de pie.- Cálmate
No me calmaré mientras que tu padre no le pida disculpas a mi hermano. Ya estoy hasta la coronilla de que moleste a mi hermano que no le hace daño a nadie, en cada oportunidad que tiene.
Kenjiro también se puso de pie.
No pienso hacerlo.- dijo, mirándola desafiante.- Un hombre que no es capaz de defenderse a sí mismo no merece ser llamado hombre.
Un hombre que menosprecia a otro que no puede defenderse tampoco merece llamarse hombre- le dijo Misao mirándolo con furia. El rostro de Kenjiro se tornó rojo.
Se acercó a Misao para darle un golpe, pero Misao lo esquivó y rápidamente le devolvió el ataque, enviando un puñetazo a Kenjiro en la mejilla, alcanzando su objetivo. Éste se tambaleó y cayó finalmente sobre la mesa, arrojando sin querer dos vasos al piso. Misao de inmediato se puso delante de Kenshin, lista para defenderlo.
Tenshi observaba fascinado la escena. Misao tenía sin duda una fuerza extraordinaria. No cualquiera dejaba asi a su padre... que por cierto, se merecía el castigo.
Aoshi en cambio, notando que su padre de levantaba enfurecido a pesar de los ruegos de Setsuna, se interpuso entre él y los hermanos Makimashi.
¡Déjalos en paz, papá! Fuiste tú quien empezó con las provocaciones.
Kenjiro vio tal determinación en Aoshi por proteger a los jóvenes, que se limpió la sangre que manaba de la comisura de su labio que fue alcanzado por el puñetazo de Misao y mascullando palabrotas se retiró a su habitación dando un portazo.
Kenshin sólo abrazó a su hermana… se sentía muy mal. Y eso hizo que Misao tomara su decisión.
Lo siento, Aoshi, pero como mayor de los Makimashi, debo procurar que mi hermano esté tranquilo. Lo mejor será regresar a casa definitivamente.
Megumi intervino.
No, Misao, no lo hagan… no pueden dejar asi como así la escuela. Hablaré con papá y…
No me importa la escuela, Megumi. Sólo tengo a Kenshin y nadie puede hacerle daño.
Misao, sé razonable. No puedes irte- dijo Aoshi esta vez.- espera un poco y verás como todo se resolverá.
No hay nada que resolver. Si tu padre no tolera a mi hermano, pues tampoco puede tolerarme a mí. Lo siento, Aoshi, pero sabías desde el principio que a nosotros, o se nos tiene y respeta a los dos o a ninguno.
Misao tomó la mano de Kenshin y juntos subieron a su habitación.
Setsuna y Megumi por su parte fueron a reprender a Kenjiro por su comportamiento y a hacerlo entrar en razón. Parece que lo consiguieron, porque éste aceptó hablar con Misao.
Aoshi subió al cuarto de Kenshin, donde Misao le acariciaba los negros y retocados cabellos a su hermano que no podía parar de llorar. Estaba sumamente sensible y afectado… sin duda, desde que había llegado Kenjiro se había vuelto mucho más retraído y nervioso. De hecho, en vez de estar ofendido, se sentía culpable porque decía que por su culpa perderían todo por lo que Misao se había esforzado en tener para él vistiéndose de hombre. Después Kenshin pidió que lo dejaran solo.
Pero hermano, no te sientas así… no es tu culpa…
Déjame, Misao… por favor. Tengo mucha vergüenza… déjame solo.
Misao salió del cuarto de Kenshin junto a Aoshi, cerrando la puerta. Se quedaron en el pasillo y entraron al dormitorio de Misao. Tenshi se quedó junto a Kenshin, muy apenado. Lamentó más que nunca no tener sus brazos para consolar a su amigo. Por eso solo se sentó junto a él, sin decir nada. Y Kenshin no quiso echarlo. Estaba sentado en el suelo, entre la cama y la pared.
Misao, por favor, no se vayan… - urgió Aoshi a la joven cuando entraron a su habitación, acercándose a ella.
¿Pero es que no notas cómo tiene a Kenshin? Lo siento, Aoshi, pero no puedo quedarme más aquí.
Misao, falta tan poco. Sólo tres meses más… no es necesario que se marchen.
Si, Aoshi, pero Kenshin…
Aoshi no podía pensar en dejar de ver a Misao… ella estaba floreciendo cada día, aun bajo sus camisas y sus espantosas gorras. La tomó de los brazos… él tenía que explicarle que estaba reuniendo dinero para pagar un departamento o una casa donde llevárselos, pero aún le faltaba un poco más de tiempo reunir los yens suficientes para no poner en riesgo su empresa. Con Misao al lado, él sentía las ganas de enfrentar el mundo y salir a la calle… sólo ella era capaz de llenar el vacío que había dejado Tenshi al partir. Cuando estaba con Misao, se sentía cerca de su hermano por alguna razón que no alcanzaba a comprender. Cuando estaba con ella y sólo con ella, aún sin tocarla… aún mirando sus ojos a través del espejo retrovisor, sentía que era feliz.
Pero sin ella… no quería pensar en eso. La atrajo hacia él.
No me importa tu hermano Kenshin, Misao. A mí me importas tú… si no te veo…
Por favor, Aoshi, no lo digas… -Misao se apoyó en el cuerpo de Aoshi, siendo envuelta por sus brazos.- Escucha… Kenshin siempre estuvo cuando más lo necesité. Nunca ha recriminado mi comportamiento, nunca me ha hecho preguntas. Él simplemente quiere a las personas y las acepta tal como son. ¿Crees que él no merece que yo me esfuerce acaso, en que lleve una vida tranquila? Mucho me he callado por consideración a ti y a tu madre, pero… yo por Kenshin haría cualquier cosa.
¿Y por mí, Misao?-Preguntó Aoshi nervioso.
Por ti ya lo estoy haciendo, Aoshi… por ti he dejado a mi hermano de lado. Pero siento que ya no puedo seguir haciendo eso…-
Aoshi vio la tristeza de estar entre dos amores y la determinación en los ojos de Misao de remediar esa situación. Se acercó lentamente para tomar sus labios, hasta alcanzarlos. Y comenzó a presionarlos. La respuesta femenina no se hizo esperar…
Kenjiro casi se cayó de espaldas cuando escuchó lo último dicho por Misao. Había subido la escalera con tanto cuidado de no lastimar más su rodilla, que no emitió sonido. Se asomó lentamente por la puerta entreabierta…
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Fin acto trece, 5 de Julio 2005
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Bono especial de Aniversario de la autora
Una historia Boba
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La joven delgada se movió por los pasillos, cargando la mochila con los cuadernos, después de haber almorzado.
Pronto se encontraba en la sala de computación de su Universidad, aprovechando una hora libre que tenía. Después de revisar su correo, la joven decidió darse una vuelta por su página favorita. Asi que se puso cómoda en el asiento, se tomó el cabello en la acostumbrada coleta baja y se acomodó las gafas. Luego tecleó la dirección en la barra de búsqueda del explorador y apretó enter. de leer una de las historias de su agrado, preparó un comentario, ignorante de que unos ojos estaban fijos en la pantalla que mostraba lo que ella escribía. Empezó a firmar al final del comentario, pero recordó algo más e iba a agregarlo cuando el joven se acercó a ella.
¡¡Alto ahí, Blankaoru, la plagiadora!
¿Eeh?
La joven estudiante estaba con las manos en el teclado cuando aquella voz masculina detuvo su acción. Algunos rostros se volvieron hacia aquella chica, a la que era común encontrase por los pasillos en compañía de alguno de sus amigos.
No puedo creer que alguien que tiene estudios universitarios cometa tal bajeza, Blankaoru.
La joven no entendía ni cuerno de lo que estaba diciendo ese chico. Ella se volvió hacia él, finalmente. Era obvio que le estaba hablando a ella y se encontraba a su espalda.
No era de la Universidad ni menos alguien que ella conociera. Tenía el cabello rojizo y unos ojos violetas además de verse mayor que ella… la chica casi se cayó de la impresión. Más cuando él le apagó la pantalla.
Oye… espera… no sé de qué me estás hablando…
Claro que sé de qué te hablo. En la misma página dabas tus datos personales… fue fácil rastrearte y me encargaré que dejes las historias de mi hermana en paz.
El joven se veía decidido y enfadado. Ella se levantó de su asiento para tratar de sentirse menos inferior aunque no logró su cometido. Ella de pie medía 1.60 mts y él la pasaba como por quince cms o más. Pero ella levantó su barbilla.
Espera, espera… creo que te estás equivocando de persona, yo solo soy una lectora de la página y estaba dejando comentario…
¿Crees que no sé que tú eres quien plagia las historias de mi hermana? Ella es una chica enferma, lo único que puede hacer en el día es escribir para entretenerse y déjame decirte que lo hace muy bien. Hasta le habían ofrecido publicarle un libro.
La joven notó que los usuarios de la sala de computación estaban mirando interesados la escena. Pero ella no tenía personalidad suficiente para decirles que se metieran en sus propios asuntos aunque se moría de las ganas. Por el momento, lo mejor sería sacar al joven pelirrojo de su error. Encendió la pantalla de su computador nuevamente.
Escucha… lamento lo de tu hermana, pero no he sido yo quien la ha plagiado… es más, ni siquiera sé de qué hablas. Además… yo solo leo historias de Rurouni Kenshin…
Blankaoru se declara fanática de Rurouni Kenshin… dice en la página que tiene en su bolso los kanjis pintados en su mochila. Y esa es tu mochila, ¿no?
La joven miró su mochila y enseguida dirigió su vista a la pantalla. Cerró la ventana donde escribía su comentario porque ya lo haría más tarde. Estaba cansada, era su hora libre y un loco le reclamaba cosas que no tenían relación con ella.
Si, es mi mochila-aceptó.- Pero aun eso no prueba nada.
El joven la seguía mirando con rabia y a la pobre acusada se le cayeron los lentes de la nariz. Esto le recordó que hace tiempo debía cambiarles el marco…
Los lentes cayeron sobre la tecla F5 y la página se actualizó. Al reaparecer, había un nuevo fic… de Blankaoriu.
Ya está esa maldita actualizando las historias de mi hermana con su nombre.
Enseguida el joven sacó un Pendrive de su bolsillo y lo enchufó en el computador. Le agregó un programa.
Te hackearé, maldita.
Oye, oye, no puedes hacer eso… este pc nos ayuda a todos… además, esta página se actualizó sin que yo la manipulara…
Dile eso a quien quiera creerte.
Santa Madre de Dios… ¿será mucho pedir una hora libre? Espera… ¿Vas a formatear el disco duro?
Si.
¡Pero gran tonto, eso es vandalismo! ¡Deja este computador en paz!- La joven miró nuevamente la página.-Bla-ka-o-ri-u… oye, oye… tú estás hablando de otra persona nada que ver con quien acusas. Mira… tú mencionas a Blankaoru, no a Blankaoriu.
Eeh?
El pelirrojo observó la página atentamente. Enseguida pinchó el link que lo llevaba a la historia de la autora y notó que era la copia del cuento de su hermana. Después pinchó sobre la palabra Blankaoriu y la página que se abrió no contenía información alguna. Sólo datos muy vagos…
Regresó a la pantalla de entrada a los fan fics de Rurouni Kenshin en español y pinchó sobre la palabra "Blankaoru". Y pudo leer todas las tonterías que había puesto allí la autora para que la conocieran.
Estaba confundido. Era evidente que se había equivocado.
¿Y?
La morena lo miraba atentamente, un poco apenada, por imaginar como se sentía él. Había acusado a alguien injustamente y no había podido hacer nada por ayudar a su hermana.
Disculpa. No sabía…
Ya, ya… está bien… al menos no formateaste este computador…
Pero me faltó poco.
Pero no lo hiciste y eso es lo que cuenta. Escucha… por lo que pude notar, no eres muy aficionado a los fanfics… Blankaoru tiene varias historias y creo que nunca ha plagiado a nadie. Pero alguien está usando el nombre de ella y las historias de tu hermana. Creo que puedo hacer algo por eso.
¿Estás segura? Yo realmente nunca me intereso por estos fics… mis hermana escribe algunos para su propia página y le llegó el comentario de que aquí se estaban publicando sus historias. Ella esta muy triste, aunque escribe cosas bastante cursis. Pero, si pudieras hacer algo… creo que tú entiendes mejor esto que yo.
Si, seguro…
El joven guardó su pendrive y se preparó para marcharse. Iba saliendo cuando recordó algo y retrocedió.
¿Pero en esta facultad, está la carrera de Diseño Industrial, verdad?
Si… en el segundo y tercer piso.
O sea que aquí estudia Blankaoru.
La joven miró al cielo en busca de paciencia y parece que la encontró.
Si, acá es. Pero… creo que ya quedó claro que ella no fue…
Olvídalo.- la cortó el pelirrojo, saliendo de allí.
La joven se colocó las gafas. Sus compañeros estaban trabajando nuevamente cada quien en lo suyo. Pero ella… ella sin duda tenía cosas que hacer.
Sacó de su disquete la historia que había preparado la noche anterior, y luego de hacerle algunas correcciones, la subió a la página.
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Llevaba medio día buscándola, pero no se rendiría.
Había cumplido su promesa y por ello su hermana era muy feliz.
Finalmente la descubrió en un pasillo.
La estudiante en cuanto divisó los cabellos cobrizos, miró hacia arriba y se dio la media vuelta. No quería más líos por cosas que ella no había hecho, pero el pelirrojo la tomó de un brazo.
Espera… creo que te debo disculpas.
Hum…
Y quiero darte las gracias.
¿A mí? ¿Y por que?
Porque… a Blankaoriu la sancionaron por plagiar historias y mi hermana ha podido subir las suyas en esa página que tú visitabas… creo que esto es obra tuya.
La estudiante se dirigía a su sala de clases y él la seguía.
Creo que me das demasiado crédito. Blankaoru puso un aviso en una de sus historias y las lectoras empezaron a presionar para que quitaran a la falsa escritora. Asi que esto es obra de las lectoras. No mía ni de la autora.
Pero sólo tú sabías eso y…está bien… en ese caso, dime quien es Blankaoru; estudia aquí mismo, tú debes conocerla. Quiero darle las gracias en persona.
Jeje… yo no…
En eso, un chico pasó a llevar con su portaplanos la mochila semiabierta de la estudiante y una agenda amarilla cayó al piso. El pelirrojo la recogió rápidamente y no pudo evitar leer el encabezado de una hoja.
"Entre mis Brazos, acto siete"
La estudiante trató de quitarle la libreta, pero él siguió leyendo.
Estos apuntes… este es el capítulo… este aún no lo leo. ¿Acaso tú?
Jeje… hum… estee… ¡eso es mío!- le quitó la agenda y la guardó en su bolso, encima de unas galletas, la manzana, un escalímetro y las fotocopias de Epistemología.
Tú eres Blankaoru…
Lo siento… no era mi intención ocultártelo… pero ese día te veías un tanto violento… no me gustan las confrontaciones.- le explicó ella.
Entonces… tú llamaste a las lectoras y te comunicaste con mi hermana…
Es lo menos que podía hacer por ella. Yo… yo sé que tú consideras que estas historias son bobas… y quizá lo sean. Pero yo empleo mi tiempo libre en crearlas asi como todas las niñas que publican en fanfiction. Y que alguien tome todo ese trabajo de horas y días y se lo adjudique es aborrecible.
Si, eso lo sé… gracias de todas maneras. Fue un buen gesto de tu parte… y pensar que yo me porté tan arrogante contigo.
No te preocupes, te comprendo. Y si ahora me disculpas, tengo que ir a clases porque…
Espera… no te vayas. Podemos ser amigos, ¿no?... conozco tus historias… y no son tan bobas. Bueno, si, hay algunas bien tontas, como esa donde Kenshin y Kaoru cambian de cuerpos o en otra donde ella se hace pasar por hombre. Y ni hablar de Actuación sin Libreto…
¿Tú las has leído?
El joven se sonrojó.
No… no exactamente. Mi hermana las leyó y me comentó todas. Yo solo…
Tú sabías que el acto siete de "Entre mis Brazos" aún no es subida…
Los colores fluyeron más violentamente a la cara del chico.
Está bien… lo admito… las leí. Todas. Estuve en eso estas dos semanas… y si, me encantó la historia aunque sea melosa y… por favor, déjame ser tu amigo.
Yo… ay… -la estudiante no sabía qué decir.
Al menos dime tu nombre… no tu nombre de escritora, si no tu nombre real, antes de que entres a tu clase. Porque no me trago el cuento de que sea ese que has puesto en la página con tus datos personales.
Hum… -Blankaoru notó como sus compañeros entraban a la sala con el profesor, asi que se disculpó con el joven y salió corriendo de allí. asi que el pelirrojo se dio la media vuelta y partió en dirección de la salida. Se había escapado de su propia universidad para ver a esa chica y tenía clases en media hora. Tenía el tiempo justo para llegar.
Blanca… Blanca Pérez. No es un apellido muy bonito pero es muy común… aunque el nombre me gusta,
El joven se volvió emocionado.
Bueno.- dijo él.-Blankaoru tampoco es algo que suene tan bien.
Hubieras leído mi primer pseudónimo. Kamiya Pérez. Ese si que era espantoso…
No importa cómo te llames mientras sigas publicando esas historias. Son divertidas.
Gracias… gracias…
Se quedaron mirando unos momentos y se dieron la mano. Serían amigos. Pero de momento, Blankaoru tendría que volver a clases y él también.
Fin acto único "Una historia Boba"
Notas de Autora.
Holaa!
Espero me disculpen, pero no tengo mucho tiempo para contestar sus reviews adecuadamente. Pero al menos me he esforzado con este episodio y espero sin duda que les haya gustado.
Les envío a todas y cada una un beso y les agradezco como siempre, el apoyo que me han brindado,
Lady Ai Shinomori: Gracias de todas maneras por darte el tiempo de dejarme review, a pesar de las dificultades que tuviste. Tenshi es un dulce, ¿no? La pelea Aoshi/Misao… ajajaja, es una de las cosas más extrañas que eh escrito en mi vida.
Sadness Queen: el que esté libre de pecado… que lance la primera piedra. Es sabido que en la adolescencia uno se confunde mucho y es cuando más necesita estabilidad en su vida. Misao no la tuvo y por eso hizo lo que hizo… reaccionó mal, pero como hemos visto, ella tiene nobles sentimientos e intentar superarse. Sobre los finales a la chilena, te contaré. Es común que las telenovelas tengan un final feliz, ¿no? Con los protagonistas juntos, todos felices y los villanos locos, presos o muertos. Pues bien. Los finales de las telenovelas chilenas no son asi.
Generalmente se muere uno de los personajes buenos que más quiere el público. También es común que alguna de las parejas no logre su amor, incluyendo la protagónica. También es común que los villanos sigan haciendo de las suyas… en fin… es como si realmente la historia no la termianaran. Que bien que al menos te gusten mis finales.
Un beso, amiga.
Ania-san: De Chiloé! Oye… realmente me ayuda mucho tu descripción del clima. A mi también me gustan mucho los truenos, aunque mi hermano pequeño se asusta y corre a abrazar a quien encuentre primero. Es tan dulce… tiene 9 años y creo que a él dedico los sentimientos de Misao por Kenshin. Gracias por escribirme. Un besote.
Naoko L-K: que chido que te guste la historia, amiga… ignoro aún cuánto le quede de capítulos. Por estos días estoy bien, tomando té verde y comiendo galletitas de salvado… un beso.
Alexandra Shinomori: Tenshi no es infalible a la hora de hacer de guardian de Aoshi y de Misao… ajajajaja. El papá es medio incivilizado, pero no es un villano. Quizá, pensándolo bien, de para un personaje cómico.
Gabyhyatt: De todas maneras, como sea, el padre tendrá que aceptar a Misao quiera o no. Gracias y un beso.
catty-ishidaEspero que no te castiguen si defiendes una causa justa. ¿sabes? Tengo un amigo muy especial para mí que me enseñó que las personas que nos parecen "malas", no son tan asi. Que a veces se equivocan, pero que no por eso debemos juzgar todos sus errores. Quizá un hombre le sea infiel a su mujer por el motivo que sea, pero… tal vez sea un excelente padre siempre, un buen amigo o un mejor trabajador… en el fondo, mi amigo me enseñó a aceptar tal como son las personas y eso me recuerda un tanto a Kaoru…
la historia sigue, siguen los conflictos y como vez, dentro de todo lo que pasa, he cumplido mi promesa… hice lo que pude con la traducción de Butterfly… el inglés no se me da muy bien, pero hago lo que puedo y al menos, Kenshin bailó ese tema y de paso Kaoru se dio cuenta de un par de cosas… y yo al menos espero que no haya otro paro universitario, porque estoy vuelta loca con los ramos, teniendo la certeza de que los aprobaré sin saber ni cuerno y más encima, parece que hay uno que ni siquiera voy a aprobar… T.T porque perdí totalmente el ritmo de estudios y para remate, a mi doctora no le gustó algo en mi y me ha enviado a hacer un montón de exámenes de sangre… T.T no me gustan los pinchazos.
Pero seguiré escribiendo igual.
Pucha, no pude actualizar todas las historias, pero hice lo que pude. Chau, y nos vemos.
Moony Angel2Te informo entonces que yo actualizo cada cuatro semanas justas esta historia, debido a que tengo 3 historias más también, actualizo generalmente el viernes en la noche, asi que si sacas tus cálculos, tendrás una fecha exacta de la publicación de un nuevo episodio de esta obra. A mi también me fascina el Kenshin/Kaoru y en este acto en especial me estaba entusiasmando más de la cuenta, pero se supone que esta es la historia de Misao, asi que hube de atenerme a ella. Gracias por tus ánimos y te envío un beso. Chao y hasta la próxima.g
Mari:
Tienes razón sobre la madre de Misao. Hoy un profesor me
enseñó una frase que dice "Yo soy yo y mis
consecuencias", y desde luego que al respecto, he meditado en las
acciones de Sashiko y lo que causaron en los MAKIMASHI de esta
historia. La verdad es que aún no se me ocurre de qué
manera puedo castigar a esta mujer, porque generalmente a mis
villanos trato de enmendarlos, pero siento que ella no merece tal
oportunidad. O quien sabe… ella aún no ha contado su versión
de la historia. El papá de Aoshi es un cabeza cuadrada, sin
duda, pero no es mal hombre, aunque puede llegar a ser bastante
molesto. Pero Misao le ha dado su merecido… ajajajaja. Nos leemos.
Ánimo, un beso.
